EL POR QUÉ DE UN NUEVO BLOG

Después de abrir y mantener actualizado el blog: CENTRO VIRTUAL DE ESTUDIOS

ESPIRITISTAS Y AFINES, para la formación doctrinaria dentro de los postulados eminentemente racionalistas y laicos de la filosofía espírita codificada por el Maestro Allan Kardec que exhibe la Confederación Espírita Panamericana, a la cual nos adherimos, creímos conveniente abrir un nuevo Blog de un formato más ágil y que mostrase artículos de opinión de lectura rápida, sin perder por ello consistencia, así como noticias y eventos en el ámbito espírita promovidos por la CEPA, a modo de actualizar al lector.
Esa ha sido la razón que nos mueve y otra vez nos embarcamos en un nuevo viaje en el cual esperamos contar con la benevolencia de nuestros pacientes y amables lectores y vernos favorecidos con su interés por seguirnos en la lectura.
Reciban todos vosotros un fraternal abrazo.
René Dayre Abella y Norberto Prieto
Centro Virtual de Estudios Espiritistas y Afines "Manuel S. Porteiro".



sábado, 18 de agosto de 2012

D O S S I E R
FANTASMAS & POLTERGEIST
por
JOCELYNE CHARLES


LE JOURNAL SPIRITE N° 70 OCTUBRE 2007
¿Qué es un Poltergeist?
La palabra alemana Poltergeist (de poltern:
hacer ruido; Geist: espíritu) significa ruido de fantasma o
espíritu golpeador que se encuentra en las casas encantadas.
Los Poltergeist pueden manifestarse de varios modos:
Ruidos diversos:
Alboroto, estrépito, carreras, golpes sordos o, por el contrario,
nítidos, dados sobre las puertas, las paredes o los muebles,
pasos, murmullos, gemidos, pequeños gritos, aullidos, quejidos
sordos o desgarradores, crujidos siniestros, voces humanas
incomprensibles, timbres que se activan espontáneamente
aun cuando estén desconectados.
Desplazamientos:
Aparición o desaparición de objetos, muebles que vuelan,
levitaciones involuntarias, lluvias de piedras que siguen
trayectorias contrarias a las leyes físicas o se detienen en
el aire, o caen lentamente, o alcanzan con insólita destreza
un objetivo determinado, o hasta golpean sin hacer daño,
puertas o ventanas cerradas que se abren solas, cuadros
que caen de las paredes, desplazamiento de objetos
en direcciones inesperadas. A veces los objetos pueden
atravesar tabiques, paredes o techos sin estropear las
superficies, cortinas arrancadas de las camas, desaparición
repentina de objetos que son restituidos más tarde en
forma misteriosa, adornos frágiles que saltan sin romperse,
objetos sólidos que se quiebran.
A veces los fenómenos van acompañados por olores infectos
o efluvios perfumados, corrientes de aire helado, baja de
temperatura; los objetos pueden generar cierto calor que
puede llegar hasta la quemadura. Sin embargo, raramente
se han visto casos en que los testigos hayan sido víctimas
de heridas. Los hechos provocan temor y pueden llevar al
abandono de los lugares. El fenómeno Poltergeist comienza
de un día para otro, sin avisar, y cesa tan bruscamente como
empezó. La duración de las perturbaciones de los espíritus
golpeadores es variable, puede ir desde algunas horas hasta
algunos años. Las manifestaciones tienen lugar de día o de
noche, dejan rastros de su paso y pueden causar estragos.
Estos desórdenes existen en todos los países, en la ciudad o
en el campo, en el interior o en el exterior de las casas. Los
hechos son observados por muchas personas, los habitantes
de la casa, parientes, vecinos, amigos o gendarmes. También
se observa que estos fenómenos se muestran a menudo en
relación directa con la presencia de una o un adolescente.
Los Poltergeist existen desde hace mucho tiempo. Antaño y
por influencia de la Iglesia, se clasificó a estas manifestaciones
en la categoría de los fenómenos diabólicos.
He aquí cierto número de casos del pasado inventariados y
relatados por Emile Tizané:
- En el año 550, una misteriosa lluvia de piedras vino a abatirse
sobre la casa del diácono Helpidius, médico del rey Thieny,
hijo de Clodoveo.
- El cronista bizantino Zonaras menciona otra lluvia de piedras
que, a pesar de una rigurosa vigilancia, se abatió durante
tres días sobre la habitación donde agonizaba el emperador
Constantino VII.
- Otros historiadores han reportado que en el año 1000,
cayeron piedras durante tres años cerca del castillo de
Joigny, sobre la casa solariega del gentilhombre Arlebaud.
Los proyectiles procedían del límite de los campos, de los
caminos, de edificios alejados y se amontonaban sin herir
a nadie.
- Parecidas lluvias de piedras fueron registradas en 1110 en
Rávena y en 1138 en Mans.
- En 1749, en el distrito de Salzburgo, una joven sirvienta fue
condenada a muerte por haber producido fenómenos de
Poltergeist.
- En 1848 en Hydesville, Estados Unidos, ruidos misteriosos
y golpecitos se dejan oír en casa de la familia Fox. Las
hermanas Fox determinan la presencia del espíritu que
frecuenta los lugares gracias a un código de comunicación
por golpecitos.
- En 1898 en Giogoli, cerca de Florencia, una lluvia de piedras
se abate alrededor de una vivienda a pesar de la presencia
de los carabineros.
Procesos verbales de gendarmería
Cuando ocurren hechos sorprendentes en una casa, los
habitantes llaman a los gendarmes para buscar al responsable,
pero con mucha frecuencia no se le encuentra. Emile Tizané,
antiguo comandante de gendarmería investigó durante
cuarenta años sobre los espíritus golpeadores, examinando
los datos que su posición le permitía reunir. Su libro “L’hôte
inconnu dans le crime sans cause” (El huésped desconocido
en el crimen sin causa) (edición Tchou), es el resultado de sus
investigaciones. He aquí extractos de los procesos verbales de
gendarmería que él recopiló:
PV del 26 de diciembre de 1928. Brigada de gendarmería
de Bourdinière (Eure et Loir). La Sra. Liard declara: “En mi
granero se producen crujidos, como si el techo se fuera a
derrumbar, o también, hay una carrera desenfrenada como si se
hubiera soltado una docena de perros”

PV Nº 29 del 29 de enero de 1946. Brigada de
gendarmería de Jarny (Meurthe-et-Moselle). Los gendarmes
investigadores escriben: “A las 8:45 de la noche, la puerta
fue sacudida violentamente, como si alguien golpeara con el
puño. Las linternas de bolsillo iluminaron enseguida la puerta,
y no se observó nada que indicara la presencia de un individuo
o de algún artificio que pudiera sacudir la puerta. A las 9:15,
se produjo el mismo fenómeno, así como a las 9:30, menos
violento que la primera vez. El ruido podía ser percibido por lo
menos a 200 metros. Podemos certificar que ningún individuo
ha sido visto u oído en las proximidades”.

PV Nº 321 del 24 de noviembre de 1943. Brigada
de gendarmería de Frontenay-Rohan-Rohan. (Deux-Sèvres).
El Sr. Auché Henri declara: “En cierto momento, observé un
pequeño horno a carbón desplazarse hacia el centro de la
cocina donde fue volcado”.
La Sra. Coufleau Angeline declara:
“Algunos instantes después, vi perfectamente una caja metálica
desplazarse sobre la mesa para venir a caer cerca de la puerta”.

El Sr. Berthouneau Daniel declara: “He visto un paquete de un
kilo de azúcar desplazarse sobre el entarimado por una distancia
de unos dos metros”. La Sra. Auché Alexandrine declara: “Las
cajas han ido hacia el aparador y la cama. Una caja de botones
depositada sobre los peldaños de la escalera ha ido a volcarse
cerca de la chimenea; los cepillos para ropa abandonaron el
velador para irse a la chimenea. Otra caja que contiene recibos
de todas clases se ha ido hasta la esquina del aparador. Las
servilletas que estaban colgadas cerca de la ventana se han
ido al fregadero, detrás de un cubo. El cepillo de lavar que
se encontraba en este lugar se ha ido cerca del aparador. La
ropa depositada cerca de los peldaños de la escalera ha ido a
colocarse sobre una butaca, cerca del aparador. Mi chaqueta,
que estaba colocada sobre mi cama, se vino hasta cerca de
la puerta. Un zapato que se encontraba sobre el estante,
en el hueco de la escalera, ha ido a colocarse sobre el borde
de la cama”. El comandante Tizané declara:
“Un estruendo
espantoso, y recibimos sobre la cabeza cientos de trozos de
porcelana. La lámpara sufrió las consecuencias de la rotura.
Buscamos la causa y encontramos en el suelo una tapadera de
caja metálica, muy ligera, en cuanto a la caja (caja vacía de un
kilo); estaba sobre la cama…”

PV Nº 209 del 26 de abril de 1938.
Montfort-sur-Meu (Ille-et-Vilaine). La señorita C. A. declara:
Uno de mis zapatos se ha ido sobre la mesa de la sala mientras
la puerta estaba cerrada y yo los había depositado sobre la
cama del Sr. H. … Un día que estaba en el parque de la exsubprefectura
con el Sr. H., aparecieron pequeñas guijas en mis
bolsillos
”.
PV Nº 88 del 5 de septiembre de 1926.
Brigada de gendarmería de Ruines Le Roux (Cantal). Los
gendarmes escriben: “Para sorprender al malhechor que cada
noche desde hace tres días rompe los cristales de la casa Delmas,
tendimos emboscadas, junto con los habitantes de la aldea de Roux,
alrededor de esta casa, en la noche del 4 al 5 de septiembre de 1926.
Apenas nos habíamos instalado, cuando fue lanzada una piedra que
rompió el cristal de una de las ventanas de la caballeriza. A eso de las
diez, una segunda piedra que vino de la misma dirección se estrelló
contra la pared del edificio. A las once, otra piedra rompió un segundo
cristal de otra ventana de la caballeriza. A medianoche, una cuarta guija
fue lanzada contra una ventana del primer piso y también rompió un
cristal. Hacia la una, fue lanzada otra piedra y pasó por un cristal ya roto
antes en una ventana del primer piso. Cada vez las guijas son lanzadas
sobre una ventana iluminada y raramente fallan su objetivo, lo que
parece denotar cierta habilidad por parte de este malhechor. A pesar
de nuestras búsquedas no hemos podido descubrir el lugar donde se
esconde el autor de esta fechoría”

Según el PV Nº 29 del 29 de enero de 1930.
Brigada de gendarmería del Saint Georges du Vièvre (Eure). Los
hechos sucedieron del 10 de diciembre de 1929 al 7 de enero de
1930 en la farmacia Gourlin de Saint Georges du Vièvre. Se cuentan
36 manifestaciones y 70 objetos quebrados. Los tarros chocan en sus
estanterías, se desplazan por el laboratorio y se ponen a levitar antes
de romperse en el suelo. Un tarro que contiene 2 kilos de naftalina
oscila en su estantería y se rompe a 3 metros de su punto normal
de caída. Un pequeño tarro de alcanfor atraviesa bruscamente dos
habitaciones, para ir a estrellarse contra una puerta, lejos de su punto
de partida. Un mortero de mármol de más de veinte kilos se vuelca
sobre su pedestal. Un escabel utilizado para bloquear la abertura de la
puerta de un armario empotrado se encuentra en la otra extremidad
de la habitación. Otro día, es el turno de una silla que se encuentra
propulsada a dos metros del suelo. Los fenómenos cesaron a la salida
de la joven criada Andrée de 17 años.
Hoy, la empleada de la oficina de turismo confirma estos
acontecimientos e indica que su abuela ha visto el vals de los tarros.
El actual propietario de la farmacia adquirió el laboratorio en 1990
sin haber tenido conocimiento de estas manifestaciones y fue puesto
al corriente por los habitantes y los medios. Los informes de la
gendarmería le confirmaron los hechos.
Estos casos son anteriores a los años 1950, pero no por eso han
desaparecido los Poltergeist, buscando más cerca de nosotros
encontramos casos semejantes.
Ejemplo de Poltergeist
Lluvias de monedas
.
En Ramsgate (Kent) en Inglaterra, unas cuarenta piezas de cincuenta
peniques caen por pequeños golpes que han durado unos quince
minutos. Los testigos son formales: “No se las veía caer, se las notaba
únicamente cuando tintineaban sobre la calzada”. (Extracto del Daily
Mirror del 10/12/1968)
Lanzamiento de piedras en la clínica de Arcachon
El relato es de un médico, el Dr. Cuénot, y aparece en la Revue
métapsychique de junio de 1966, publicada por el instituto
Metapsíquico Internacional, propietario desde hace veintitrés años del
establecimiento donde tuvieron lugar los hechos. Desde mediados de
mayo hasta principios de septiembre de 1963, la clínica ortopédica de
Arcachon fue hostigada por la proyección de guijas, trozos de piedra y
fragmentos de ladrillos cuyo origen sigue siendo desconocido.
Durante este período, los enfermos, la mayoría tendidos
sobre los carros, recibieron aproximadamente de doscientas
a trescientas guijas de todo calibre. Las trayectorias de las
piedras, la dirección del tiro, la velocidad, el número y la
naturaleza de las proyecciones fueron muy variables. El horario
fue también muy caprichoso, pero sucedía particularmente al
anochecer. Nunca hubo enfermos heridos y si un par de ellos
fue tocado, lo fue sólo muy ligeramente. La única condición,
aparentemente necesaria y suficiente, era la presencia en los
alrededores de Jacqueline R., de diecisiete años. Ella misma
fue copiosamente lapidada. El Dr. Cuénot señala que la caída
de las piedras comenzó en el momento en que el personal y
los enfermos de la clínica se enteraron de que ésta iba a ser
cerrada o vendida. En esa época, una enferma, Angélina M.,
era particularmente buscada por las guijas. Fue sólo después
de la salida de Angélina (el 7 de julio) que Jacqueline tomó de
alguna manera el relevo. La caída de guijas se volvió cada vez
más frecuente, con una predilección siempre marcada por el
entorno de Jacqueline. Le bastaba con encontrarse algunos
minutos en un lugar cualquiera de las terrazas exteriores para
que las guijas comenzaran a caer a su alrededor. Si se ausentaba
de la clínica, cesaban los lanzamientos de piedras. En cuanto
reaparecía, aquéllos retornaban después de una latencia de
cinco a diez minutos cada vez. Al mismo tiempo, el peso, la
fuerza y el número de piedras lanzadas sobre los enfermos
aumentaron rápidamente hasta hacerse inquietantes en julio
y agosto: ciertos días, hubo una treintena. El doctor recurrió a
la policía, la investigación aún no ha terminado. Hoy, la clínica
ya no existe, en su lugar ha sido construido un inmueble, y
desde entonces no ha vuelto a caer ninguna piedra.
El Poltergeist de Enfield
Estamos en 1977 en la pequeña ciudad de Enfield en Inglaterra.
Después de un divorcio, la familia Harper compuesta por una
madre y sus cuatro hijos vive tranquilamente en una casa.
Todo comienza el 30 de agosto cuando en la habitación de
Pete y Janet, de 10 y 11 años respectivamente, comienza a
moverse la cama de los dos niños. Al día siguiente, la cómoda
de su madre se desplaza ligeramente, unos 50 cm. La madre
aterrorizada hace venir a los vecinos que escuchan ruidos
extraños. La noche siguiente, los juguetes se ponen a volar
y queman al tocarlos (bolas y legos). La familia advierte a la
policía que será testigo de estos extraños eventos; la agente
de Policía Carolyn Heeps contará que ha visto desplazarse
las sillas. Se verán libros volar de los estantes y se escuchará
repetidas veces una voz ronca en la parte superior de la cama
de Janet. La prensa se entera del asunto gracias a los parientes
de la familia que, por intermedio del Daily Mirror, contacta
entonces a la Society for Psychical Research. Esta asociación
enviará entonces a uno de sus especialistas, Maurice Grosse. Un
segundo investigador se les unirá, Guy Playfair. Los fenómenos
continúan, la familia y las dos personas de la asociación son
testigos de desplazamiento de objetos, de sillas, un radiador
es arrancado de la pared, la niña Janet levita repetidas veces
y se tomarán fotos a lo largo de la investigación. El cliché de
un lego, por ejemplo, no mostrará luego más que una mancha
oscura. Las perturbaciones afectan a la instalación eléctrica y
hasta a los aparatos de los investigadores: cámaras, aparatos
fotográficos etc. Los expertos no pudieron poner en duda la
autenticidad de la voz. Disimularon las cámaras y pudieron
filmar todos estos eventos. Los dos investigadores terminan
por entrar en comunicación con la entidad que les afirma
haber vivido en ese lugar desde hace 30 años y que se niega
a partir. La niña Janet es la más afectada por el fenómeno
y por momentos parece poseída por ese espíritu. Los niños
ven siluetas en la noche, sombras, como si hubiera alguien en
la habitación. El tiempo pasa y los fenómenos continúan, se
inician varios incendios en las gavetas, las paredes se cubren
de graffitis obscenos. Vendrán varios médiums para tratar
de calmar a los espíritus turbados… Y no es sino en 1979
cuando los eventos llegan a su fin, disminuyen en intensidad
luego de que Janet partiera algún tiempo para el hospital,
hasta desaparecer finalmente. Hoy, de 41 años y preocupada
por guardar los detalles de su vida privada actual, Janet es
inflexible sobre el hecho de que tuvo la experiencia de una
verdadera entidad paranormal. “Sé, por mi propia experiencia,
que era real” dice. “Eso vivía de mí, de mi energía. Trátenme de
loca o de farsante si quieren. Esos eventos se produjeron. El
Poltergeist era conmigo y en cierto sentido tengo la impresión
de que lo será siempre”.
Explicaciones espíritas
Ciertos casos de corta duración y de escasa importancia
pueden ser atribuidos a un psiquismo humano perturbado que
actúa inconscientemente sobre la materia. Es la psicoquinesia,
aptitud para actuar sobre los objetos por la sola fuerza del
espíritu, lo que puede explicar las manifestaciones. Pero, la
mayoría de los casos revela la presencia de espíritus. En El
Libro de los Médiums, Allan Kardec nos explica: “La tiptología
(golpecitos) es un medio de comunicación como cualquier
otro, y que no es no más indigno de los Espíritus elevados que
la escritura o la palabra. Todos los Espíritus que golpean no son
pues Espíritus golpeadores; este nombre debe ser reservado
para aquellos que pueden llamarse golpeadores de profesión,
y que, con la ayuda de ese medio, disfrutan paseándose para
entretener a una sociedad, o vejarla con su importunidad.
De su parte pueden esperarse a veces cosas espirituales,
pero nunca cosas profundas; por eso, sería perder el tiempo
dirigirles preguntas de cierto alcance científico o filosófico;
su ignorancia y su inferioridad les han valido con justicia, la
calificación por parte de los demás Espíritus, de espíritus
acróbatas o saltimbanquis del mundo espírita. Añadamos
que, si a menudo actúan por su propia cuenta, también son
con frecuencia instrumentos de los que se sirven los Espíritus
superiores cuando quieren producir efectos materiales”
.
Luego de su fallecimiento, el espíritu puede encontrarse
en turbación. El bajo astral está compuesto de espíritus
conscientes de su estado pero que rehúsan pasar el túnel; de
espíritus malvados, pero igualmente de espíritus inconscientes
de su estado, que permanecen cercanos a las vibraciones
terrenales. Con frecuencia, estos últimos no aceptan la
llegada de intrusos a su casa. Rechazan por celos, por codicia.
Entonces el odio o la maldad los impulsan a provocar
fenómenos para hostigar a los recién llegados a su casa. Pero
ocurre también que ese espíritu trata de comunicarse, de
mostrarse, de enviar un mensaje para probar su existencia. El
espíritu se manifiesta utilizando la energía de alguna persona
presente en el lugar. Ocurre también que una de ellas tiene
un potencial mediúmnico, una sensibilidad mayor, entonces
el espíritu utilizará ese potencial para manifestarse a espaldas
de esa persona. Esos espíritus manifiestan su turbación, su
sufrimiento o su voluntad de perjudicar. Pueden ser liberados
por el contacto espírita y las manifestaciones cesan.

jueves, 16 de agosto de 2012



LA SENSATEZ ESPÍRITA
J A C Q U E S P E C C AT T E
E D I TO R I A L
LE JOURNAL SPIRITE N° 82 OCTOBRE 2010


En el antiguo vocabulario espírita kardecista, se utilizan
los términos expiación y prueba que con frecuencia han
sido mal comprendidos y hasta caricaturizados, como si
expresaran una forma de karma punitivo, lo cual en realidad
no se corresponde con la esencia misma de la filosofía
espírita. En su obra, Allan Kardec siempre vuelve a
poner en perspectiva la noción del libre albedrío, indicando
una cierta libertad de elección que está en función
de la evolución de cada ser humano. Dios no es el juez
que determinará lo que cada uno debe experimentar o
expiar, él es el principio de todas las cosas a las cuales
está unida la ley universal de la evolución, dejando a
cada espíritu el medio de avanzar a partir de su consciencia
relativa y de su capacidad de discernimiento.
Se ha caído demasiado en la caricatura del castigo como
si, a imagen de una culpabilidad judeocristiana, las pruebas
son enviadas por Dios que luego sería el juez supremo,
que distribuye las recompensas o las sanciones según el
mérito o el demérito de cada uno después del cumplimiento
de una vida. En realidad, lo que se llama “prueba”,
es la condición misma de nuestra humanidad, dependiente
de la encarnación en un mundo todavía inferior.
En sí misma, la vida sigue siendo una prueba en el sentido
de que “probamos” las vicisitudes de un mundo material
con frecuencia difícil de asumir, un mundo que es imagen
de sus habitantes, espíritus encarnados de poca evolución
que, por el egoísmo y el orgullo inherentes a su
naturaleza, aún no han trascendido esa naturaleza en el
sentido del bien común y el amor al prójimo. Experimentamos
entonces todas las dificultades que hacen la vida
encarnada: dolores físicos, sufrimientos afectivos, enfermedades,
accidentes, duelos, etc.
En cuanto a la palabra expiación, corresponde a esta inferioridad
en la cual, dependiente de sus debilidades anteriores,
el espíritu será rehén de lo que ha vivido, y deberá
pagar o reparar sus faltas pasadas. Y si se simplifica al
extremo este concepto, se llega a la caricatura habitual
con este tipo de ejemplo: el rico se volverá pobre, el
esclavista se volverá esclavo, el criminal sufrirá a su vez
lo que ha hecho sufrir, etc., hasta que se agote toda la
deuda kármica.
Entre determinismo y libertad
Releyendo algunos extractos de El Libro de los Espíritus,
no encuentro esta exagerada simplificación (influenciada
al mismo tiempo por el espiritualismo oriental y el
catolicismo) sino por el contrario, la idea del libre albedrío
donde cada espíritu tiene la posibilidad de avanzar,
según su grado de conciencia previa, para adelantar o
bien para recaer en sus anteriores hábitos, dentro de una
estricta responsabilidad que es suya y no de un Dios justiciero.
A fuerza de haber escuchado aquí y allá en ciertos
medios espíritas kardecistas, que estábamos en la era
de la expiación antes de entrar en una era de regeneración,
uno terminaría por creer que esta visión simplista
estaba inscrita en la obra de Allan Kardec, lo cual, releyéndola
bien, es completamente erróneo. Y en la prolongación
de esta obra, si se vuelven a poner en perspectiva
todos los datos referentes a las leyes divinas que
presiden la vida universal, y en particular la de la evolu-
ción reencarnacionista, se llega a la noción esencial del
libre albedrío, según la cual no hay ninguna fatalidad ni
predestinación, sino por el contrario, una invitación a la
acción haciéndose cargo de su propia vida e interesándose
por la de los demás por medio del aprendizaje de la
solidaridad y el amor. Con lo que se contradice una idea
demasiado extendida según la cual todas las aflicciones
serían normales y merecidas, en función de expiaciones
justas y necesarias. Un cataclismo o una guerra serían
pues el mal necesario de una prueba a ser sufrida para
pagar deudas anteriores, a la espera de una regeneración
de la humanidad el día en que los humanos ya no
tengan más nada que pagar… Nos encontramos ante
una forma de justificación en la cual se querría dar una
explicación kármica a todas las calamidades de la humanidad.
No se trata de decir que tal calamidad es inevitable
y de interpretarla luego como justificación de una
deuda anterior, sino de determinar las causas, y entre
esas causas las eventuales responsabilidades humanas.
Una guerra, por ejemplo, tiene sus causas profundas en
pugnas de influencias, circunstancias económicas, hegemonías,
querellas étnicas etc., examinamos entonces las
causas que están ligadas a la naturaleza humana en su
conjunto. Pero, a partir de esas causas conocidas, no se
puede extraer la consecuencia de que era un mal necesario
con las justas víctimas expiatorias que asumen el
peso de sus deudas. Se espera que ocurra un evento, y
luego se le justifica a partir de las vidas anteriores, lo cual
es un disparate ante la razón que consiste, no en justificar
las consecuencias, sino en buscar las causas que han
producido los eventos. No se puede entonces hablar a la
vez de libre albedrío y decir que hay circunstancias inevitables
e ineludibles que estarían allí para justificar la
necesaria expiación. Uno se encontraría entonces ante
una flagrante contradicción entre el determinismo y la
libertad.
La relación de causa a efecto
Si lo releemos atentamente, Allan Kardec no entra realmente
en ese esquema contradictorio: se aluden las
relaciones de causa a efecto empleando, por supuesto,
las palabras pruebas y expiaciones pero no con el sentido
de fatalidades ineluctables que son compensadas
precisamente por la noción de libre albedrío omnipresente
en su obra. Se llega entonces, no a la resignación,
aunque ese término también sea empleado, sino a una
parte determinante de responsabilidad que incumbe a
todos. El término resignación también debe ser explicado:
sí, resignarse a ser sólo un ser humano con todas
sus vicisitudes de vida, es admitir la condición humana,
sabiendo que la vida encarnada comporta ciertos límites
que impiden al espíritu gozar de una libertad total; pero
eso no significa resignarse a la esclavitud, al dominio del
otro o a todas las miserias que no tendrían solución. Y si
hay una prolongación a la obra de Allan Kardec, no es la
de la resignación fatalista, sino la de la determinación en
una lucha humanista para hacer ascender a los seres a fin
de que reconozcan su verdadero destino.
Demasiado se ha querido confundir la causa y el efecto.
“El efecto fatalidad” no existe si uno se remonta a las causas.
Si se habla, por ejemplo, de las catástrofes naturales,
ellas tienen sus causas “en sí mismas”, pero sería ridículo
ver en las consecuencias mortales, el castigo de víctimas
que se encontrarían allí en el momento debido, para
expiar sus faltas anteriores, como si existiera esa correlación
entre la manifestación de la naturaleza y el karma
de los humanos que se encontrarían en el entorno ideal
para su ineluctable expiación. Al haber escuchado ya
esta clase de argumento por parte de espíritas fieles al
pensamiento kardecista, me planteo la cuestión de una
buena comprensión del espiritismo. Si bien en la obra de
Allan Kardec, se trata innegablemente de pruebas, expiaciones,
resignación o aceptación, es un modo de expresar
la inferioridad humana dando la idea de una justicia
divina en relación de causa a efecto a través de la reencarnación.
Pero el concepto esencial que proporciona
toda su fuerza a la idea espírita kardecista, es el de la
emancipación humana por medio del aprendizaje de la
libertad y la responsabilidad en el sentido de un amor a
ser desarrollado luchando contra el egoísmo y el orgullo.
Si se oculta esta parte esencial de la obra, se volverá
forzosamente a justificar todo por la deuda kármica, sin
preocuparse realmente por otro mundo a ser construido.
En nuestra versión moderna del espiritismo, si se considera
que la vida es en sí misma una prueba, es ante
todo la de enfrentarse a la acción en luchas por la transformación
de la humanidad, es para poner en evidencia
las nociones de justicia, igualdad, compartir y libertad.
Aceptar la condición humana es un primer principio,
tratar de transformarla es otro, y torna entonces al ser
humano consciente de que participa en la transformación
general.
Actualizar ciertos principios
Allan Kardec realizó una síntesis de los mensajes recibidos,
para establecer un cuerpo de doctrina que se convertiría
en El Libro de los Espíritus. Fue el primer enfoque
filosófico del espiritismo según “la enseñanza dada por
los espíritus superiores por medio de diversos médiums”.
(*) Se encuentran allí todos los principios espíritas fundamentales
que definen las leyes universales y divinas,
principios definidos con el vocabulario de una época y
adaptados a la evolución relativa de las mentalidades, de
las sociedades y de la ciencia de esa época. Hoy comprobamos,
según las comunicaciones espíritas recibidas y
según nuestras propias reflexiones, que estos principios
fundamentales no han variado, pero que han sido necesarias
ciertas rectificaciones en el detalle de la interpretación.
Y es en particular sobre estas nociones de pruebas,
expiaciones y resignación, que ha hecho falta afinar
el tema dentro de una comprensión más justa del principio
de relación de causa a efecto. El propio Allan Kar
dec había considerado esta actualización o posible evolución
de los principios cuando afirmó: “El Espiritismo,
marchando con el progreso, nunca será rebasado,
porque, si nuevos descubrimientos le demostrasen que
está en equivocado en un punto, se modificaría en este
punto; si una nueva verdad se revela, la acepta”.
Han pasado ciento cincuenta años desde que fueron
establecidos los primeros principios espíritas. ¿Habría
que abstenerse, con la perspectiva del tiempo, de toda
reflexión en el replanteamiento de tal o cual punto,
para cerrarse sobre conocimientos inmutables e intocables?
En numerosos medios espíritas, El Libro de los
Espíritus es prácticamente una “Biblia” que sigue siendo
la referencia última sobre todos los temas, y según la
pregunta que se plantee, se remite al que la hace a tal
o cual capítulo del libro donde encontrará su respuesta.
En ese estado de ánimo, ya no se trata de destacar el
mínimo detalle que presente problemas, sino de referirse
a textos que representan el alfa y el omega de
todas las cosas. Y es así como los que se permiten tocar
una línea de “la Biblia de los espíritas” se convierten en
desviacionistas o revisionistas, lo cual somos, evidentemente,
a los ojos de ciertos espíritas… Y esos mismos
espíritas invocan invariablemente nuestra era de
expiación, es decir el período que, desde los orígenes
hasta nuestros días, es de fatalidades ineludibles de
las deudas a pagar para enjugar nuestras faltas anteriores.
Pero ahora hablan de la nueva era tan esperada,
la de la regeneración de la humanidad que, parece se
abrirá a nosotros en los años por venir. Tenemos todavía
una visión simplista, pues eso significaría que, por
no se sabe qué operación del Espíritu Santo, finalmente
la humanidad estaría lista para una transformación
radical, lo cual objetivamente no salta a la vista… Por
el contrario, estamos en una lucha entre el bien y mal
que no se resolverá de un día para otro. Las transformaciones
de la humanidad son extremadamente progresivas
y realmente no se puede decretar arbitrariamente
que de ahora en adelante todo irá mejor. Si se miden
todos los focos de tensión existentes en el mundo, si
se consideran el hambre, el crimen, los genocidios y las
guerras tribales, las crisis económicas y políticas, etc.,
nada permite decir que estamos al alba de una nueva
era, cuyo único árbitro sería el propio Dios, y que en su
trascendente bondad habría decidido repentinamente
que la humanidad cambiara de rumbo. Sigamos pues
en la idea de la sensatez, no en una proyección aleatoria
que nos promete mejores días, sino en un estado de
ánimo de vigilancia y de lucha. La sensatez espírita no
puede hallarse en otra parte.
*Nota de Allan Kardec a propósito de la elaboración de El Libro de los
Espíritus: «Fue de la comparación y fusión de todas las respuestas
coordinadas, clasificadas y muchas veces rehechas en el silencio de
la meditación que formé la primera edición de El Libro de los Espíritus
que apareció el 18 de abril de 1857».

                                                      DOCTOR RAYMOND MOODY


 E D I T O R I A L
¿CONVICCIÓN FILOSÓFICA
O PRUEBA CIENTÍFICA?
por
JACQUES PECCATTE


LE JOURNAL SPIRITE N° 70 OCTUBRE 2007


El principio del recorrido espírita es haber vinculado
íntimamente dos órdenes de investigaciones: por
una parte, la puesta en evidencia de la existencia y
manifestación de los espíritus por la mediumnidad; y por otra,
la reflexión filosófica y metafísica a partir de la enseñanza
de esos mismos espíritus. La particularidad espírita es pues
reunir ciencia y filosofía en una demostración que sobrepasa
las reglas habituales de la división de los compartimientos,
según la cual la ciencia está desconectada, en general, de
toda metafísica que a su vez raramente se apoya en la
ciencia para apuntalar sus principios filosóficos o religiosos.
Allan Kardec, fue uno de los escasos pensadores que
reconciliaron una y otra, un poco a la manera de los filósofos
griegos, y ello a partir de un estudio hasta entonces inédito,
apoyándose en las comunicaciones post mortem de los
desencarnados. Así, a partir de una nueva forma de considerar
al ser en su continuidad espiritual, nuevos elementos de
comprensión permitieron enlazar el estudio experimental
de los fenómenos paranormales con un estudio filosófico
que les daba todo su sentido. La manifestación de los
espíritus, hasta entonces indescifrable, encontraba por fin
un sentido, gracias a un estudio riguroso de la mediumnidad
en sus diversos componentes, poniendo en evidencia
diferentes categorías de espíritus, desde los más turbados
hasta los más sensatos cuyas palabras sirvieron de base a
la edificación de la filosofía espírita. Más tarde, las cosas
se complicaron en la interpretación de los hechos, pues se
trataba de hechos bien reales, científicamente observables,
pero cuyas interpretaciones se han diversificado después
de la gran época del naciente espiritismo.
Debía desarrollarse luego la metapsíquica, investigación a
través la cual los puntos de vista comenzaron a divergir.
Los primeros fundadores de esta nueva ciencia eran
espíritas, y lo siguieron siendo, entre ellos William Crookes,
Gabriel Delanne, Gustave Geley, Ernest Bozzano, etc.,
mientras que otros, a imagen de Charles Richet, estimaron
que la existencia de los espíritus era sólo un postulado
espírita, susceptible de ser revisado e incluso totalmente
cuestionado. Después de la metapsíquica, que conoció su
apogeo a comienzos del siglo XX, conservando todavía
una fuerte connotación espírita, para apagarse a finales
de los años ‘20, nació la parapsicología, movimiento
caracterizado por la impronta de un rigor científico
todavía más marcado, en detrimento de un aspecto
filosófico que pasaba al segundo plano, hasta desaparecer
prácticamente en ciertos medios de investigación. La
manifestación de los espíritus se convertía sólo en una
hipótesis improbable sobre la que ya no era oportuno
detenerse. Se trabajaba además con las facultades
psíquicas del ser humano, puestas en evidencia en gran
cantidad de experiencias repetidas y renovadas por medio
de las estadísticas, lo cual fue el trabajo de Rhine en los
Estados Unidos, en relación, por ejemplo, con la telepatía
y la clarividencia. Así se redujo pues la investigación a
las facultades humanas, descuidando voluntariamente
los estudios sobre la mediumnidad. Cuando se busca el
espíritu a través de las experiencias mediúmnicas, como se
hizo en épocas anteriores, se acaba por encontrarlo. Pero
si se decreta arbitrariamente que esas investigaciones ya
no tienen ningún objeto, se reduce entonces el campo de
investigación, sobre todo porque ya no se desea saber si
el espíritu sobrevive al cuerpo con alguna oportunidad
de manifestarse. Y es a partir de allí que desaparece la
metafísica y se desvinculan ciencia y filosofía, dando
marcha atrás con relación a los significativos avances que
se habían realizado en el espiritismo.
Se llegó al punto en que la mayoría de los parapsicólogos
modernos, los de la segunda mitad del siglo XX, con gran
frecuencia recrearon la frontera entre la ciencia, que estudia
lo que se ha decidido estudiar, y la metafísica que es relegada
al rango de las convicciones religiosas de cada uno. Así, no
era raro ver a un parapsicólogo fijar una creencia religiosa,
cristiana, budista u otra, mientras estudiaba doctamente
con todo rigor científico los fenómenos psíquicos. Entonces,
el lazo se había roto en el sentido de que “no se mezcla
todo”: el estudio científico de fenómenos a ser probados
ya no debe tener resonancia filosófica. Hay, por una parte,
la investigación pura, científicamente aceptable, y por la
otra una vida espiritual que pertenece a cada uno según
sus propias convicciones religiosas.
El espiritismo, que sigue estando en el origen de todas estas
investigaciones, de metapsíquica y luego de parapsicología,
se ha encontrado así en resistencia contra estas nuevas ciencias del espíritu
humano. Los espíritas nunca han rechazado estos estudios específicos, pero
siempre han deplorado que no hayan estudiado el aspecto esencial de la
posible manifestación de los desencarnados.
Existe sin embargo todo un aspecto de la investigación que puede incluirse
en la parapsicología. Se trata de los trabajos sobre las NDE iniciados por
Raymond Moody, y sobre los niños que recuerdan su última encarnación
(investigaciones de Ian Stevenson). En estos campos de investigación nacidos
en América, finalmente se vuelve a vincular con la filosofía, planteando de
nuevo las cuestiones de la supervivencia del espíritu, de la existencia de Dios
y de la reencarnación.
Es pues una apertura nueva en parapsicología que ha visto la luz desde que
se tomaron en cuenta los trabajos de Moody y de Stevenson, permitiendo
ver resurgir las cuestiones filosóficas fundamentales. Queda en evidencia
que, en estos campos, los investigadores franceses siguen siendo más
timoratos, dentro de su racionalismo, que los de otros países y en particular
de los Estados Unidos. El problema específico de nuestros investigadores
sigue siendo el de una disociación entre ciencia y filosofía, siendo el único
aspecto filosófico que prevalece el de la epistemología: estudiar y reflexionar
sobre los métodos y los sistemas que darán cuenta del verdadero espíritu
científico; es de hecho la ciencia que se hace preguntas filosóficas sobre si
misma y sobre su propio funcionamiento.
Confusión entre postulado e hipótesis
Cuando nació el espiritismo bajo el impulso de Allan Kardec, se trataba de
una corriente metafísica que se apoyaba sobre hechos. La manifestación
de los espíritus no fue planteada como un postulado de base, sino como
un resultado que daba cuenta de ciertos hechos mediúmnicos, cuya única
explicación plausible era la de la supervivencia. Y fue a partir de esa hipótesis
más que probable, que prosiguieron las investigaciones, para finalmente
reforzar y confirmar esa teoría.
Por el contrario, en la moderna parapsicología, ya no se plantea ninguna
hipótesis a priori, para contentarse sólo con examinar los hechos y
experimentar, cuidándose bien de no concluir, sino planteando diversas tesis
entre las cuales no se puede determinar cuál es la buena.
Mientras en espiritismo, se parte del principio de que los espíritus pueden
manifestarse, ésta no es en sí una posición filosófica, sino más bien una
eventualidad probable y variable según la calidad de los médiums, y que es
preciso demostrar después. La ciencia ha funcionado con frecuencia de la
siguiente manera: es a partir de una idea o de una intuición que se orienta
la investigación, se parte de una presunción probable para tratar luego de
confirmarla o invalidarla. En cambio, si no se parte de nada, no se sabe lo que
se busca y no se encuentra nada. Puede hacerse un paralelo con los avances
de la física cuántica: De Broglie, Einstein y otros, desarrollaron teorías nuevas,
sobre todo a partir de intuiciones y no a partir de conclusiones que hubieran
surgido solas de tal o cual ecuación.
Hay pues en primer lugar la idea, la intuición o hasta el razonamiento
que procede de una reflexión filosófica. Y luego, se trata de demostrar
científicamente la validez de esa idea. La trayectoria espírita desde sus
orígenes no ha sido otra que esta. Si se miran los dos grandes períodos del
espiritismo y de la metapsíquica, se comprueba que la investigación científica
seguía una proposición filosófica y que la misma filosofía podía encontrarse
modificada, ajustada y afinada. Se vio por ejemplo que era más necesario
tener en cuenta las influencias subconscientes que pueden intervenir en lo
paranormal, lo cual fue ampliamente estudiado y precisado por Gustave
Geley o Alexandre Aksakov, y desde entonces se ha seguido estudiando.
Se llega hoy a nuevas síntesis que, conservando los trabajos del pasado,
los han refinado y completado con las investigaciones más recientes. Por
una parte, la parapsicología clásica ha aportado demostraciones más que
suficientes respecto a la telepatía o la clarividencia; por otra,
el espiritismo ha proseguido su camino en una evolución
que toma en cuenta los avances de la psicología humana
y de la ciencia con todos sus descubrimientos. Y tal vez sea
finalmente, gracias a los trabajos de Moody y Stevenson,
que la parapsicología regrese inexorablemente a las grandes
cuestiones metafísicas con conclusiones que se acercan a
pasos agigantados a las del espiritismo.
La ciencia del espíritu
Con frecuencia ha sido a causa de arbitrarios principios
materialistas que se ha frenado la investigación psíquica
o espírita. Así se pudo decretar que ciertos hechos eran
imposibles, por no responder a los postulados materialistas.
Todavía hay algunos irreductibles que aún hoy piensan en ese
sentido, pero les haría bien admitir que la ciencia ha terminado
por sobrepasarlos. Desde hace mucho tiempo se ha entrado en
una nueva era donde ya no es cuestión de oponer espíritu y
materia, sino de estudiar las interacciones de uno sobre el otro,
para descubrir allí las nociones más sutiles ya sea en fisiología,
en psicología o en física fundamental.
En el universo de lo infinitamente pequeño, ya no se habla
de partículas elementales sino de granos de energía. Y en
el campo de lo infinitamente grande, ya no se habla en
términos de mecánica tipo newtoniana, sino que se hacen
preguntas sobre la relatividad, la dilatación del espaciotiempo,
del papel de los agujeros negros, de las super novas,
de los conjuntos de galaxias, etc.
Y luego, en el campo de la metafísica, se sabe muy bien que,
por su parte, las religiones ya no pueden tener la menor
conexión con los avances de la ciencia. Y entonces se está
obligado a regresar a una metafísica de tipo, no religioso, sino
filosófico, a la manera de Bergson o de Gabriel Marcel, o de
un Allan Kardec que planteó las bases esenciales de una nueva
visión del universo a partir de la existencia de un mundo
invisible cuya realidad inteligible e inteligente no ha cesado
de demostrarse desde entonces.
Perspectivas de porvenir
El momento ya no es pues de confrontación entre ciencia
y creencia, sino de una visión que vincula ciencia y filosofía.
El ser humano no puede desligarse de una reflexión sobre
su existencia, individual y social, ni sobre el sentido de esta
existencia que lo lleva a plantearse las preguntas metafísicas
sobre su origen y su porvenir. La ciencia no puede responder
directamente a eso, pero posee los medios para proseguir las
investigaciones sobre los fenómenos paranormales o espíritas;
en el marco de las ciencias humanas, puede estudiar la psicología,
lo psicosomático, la hipnosis, y por tanto las interacciones
entre el espíritu y el cuerpo. Puede proseguir igualmente, con
el rigor que le incumbe, la investigación en los campos de las
NDE, las salidas fuera del cuerpo y las reminiscencias anteriores.
Además, realiza considerables avances en el dominio de la física
cuántica y de la astrofísica. Reuniendo todos estos campos de
investigación, surgen nuevas verdades, que todavía y siempre
hace falta afinar y profundizar, para una síntesis que no está
muy lejana y cuyos contornos pueden adivinarse, una síntesis
que nos llevará de nuevo a conocimientos filosóficos, que en
parte ya están contenidos en el pensamiento espírita.

martes, 14 de agosto de 2012

D O S S I E R
por
PATRICIA SALIBA
LA MEDIUMNIDAD ARTÍSTICA

LE JOURNAL SPIRITE N°73 JULIO 2008
L’a inspiración es una sugestión de los espíritus que nos revela el porvenir y las cosas ocultas” decía Pitágoras.
De esta inspiración, nacen obras a través de los llamados genios, que han ofrecido a la humanidad obras
magníficas. Shakespeare, Lamartine, Victor Hugo, Goethe, Mozart, Beethoven, Leonardo da Vinci,
Descartes, Einstein, han sido genios. Esta inspiración puede sobrevenir brutalmente, con fuerza, hasta sorprender
a los sentidos físicos.
Alfred de Musset, el enfant terrible del romanticismo,
era sometido a las más diversas influencias de las que da
testimonio así:
“Sí, yo sufro el fenómeno que los taumaturgos llaman
posesión, dos espíritus se han apoderado de mí… hace
muchos años que tengo visiones y oigo voces. Cómo dudaría
yo cuando todos mis sentidos me lo afirman. En las horas
en que esta comunión se opera me parece que mi espíritu
se desprende de mi cuerpo para responder a la voz de los
espíritus que me hablan”.
Leonardo da Vinci soñaba mucho y percibía las imágenes,
los esquemas, la geometría y las matemáticas indispensables
para la materialización de sus invenciones. Conocía su
facultad mediúmnica, pero para evitar la tortura o la
hoguera, debió callar. ¿Puede decirse que los que se llaman
“genios” son médiums, es decir, que poseen una sensibilidad
tan grande que son capaces de percibir o sentir a los espíritus
desencarnados? Sí, sin duda.
Decir que todos los artistas son inspirados es una evidencia,
pero no todos son médiums, es decir, receptáculos del
pensamiento de los espíritus. Impulsados por una fuerza
exterior, los artistas médiums dibujan, pintan, esculpen,
componen obras con extrema rapidez sin haber aprendido
nunca las diferentes técnicas, volviéndose así los intérpretes
fuera de las normas de otro mundo. Pintores, músicos,
escultores y escritores han alcanzado el más allá y siguen
creando. Necesitan intermediarios, para transmitir sus
mensajes y toman prestada momentáneamente la mano del
médium, que expresará con un pincel para la pintura, una
pluma para la poesía, un buril para la escultura, o con sus
dedos que dejará correr sobre un teclado, o sobre cualquier
otro instrumento, el deseo del espíritu inspirador. El médium
artista es un elemento indispensable para la manifestación
del mundo invisible. Más o menos fuertemente inspirado,
puede ser completamente tomado por el espíritu en una
forma de automatismo. Platón decía que “La inspiración es
un estado particular de conciencia, en el que la pequeña
persona se encuentra puesta entre paréntesis, en provecho
de un poder que la sobrepasa”.

Paralelamente al arte oficial, construido sobre los principios
de la Academia, existe una creación autodidacta en la que
los artistas, a menudo desprovistos de conformismo social y
de condicionamiento cultural, construyen un mundo fuera
de las normas. Crean sin ningún conocimiento artístico,
por intuición fuerte y sensaciones particulares. Esta manera
de dejar libre curso a sus manos o a su espíritu ha sabido
subyugar a los surrealistas. Esta forma de creación fue
llamada Art brut por Jean Dubuffet en 1945, y también se
utiliza el término Arte de los locos dado por Marcel Réja
en 1907. Si bien en el comienzo, las obras descubiertas
procedían de los internados, los pioneros, fascinados por
este arte particular, buscaron fuera de los muros de los
asilos, a los artistas autodidactas. Ese arte de los locos del
que Malraux decía que “parece como la expresión de la
libertad”, comprende tres estilos: el pueril, el ornamental
y el simbólico. Para definir una creación de art brut, cinco
puntos fundamentales forman los criterios: la marginalidad
social, la virginidad cultural, el carácter desinteresado de la
creación, la autarquía artística y la inventiva del autor.
El arte espírita o mediúmnico pertenece a este art brut
pero existe una tenue frontera entre los dos, porque todas
las obras producidas están impregnadas de una libertad
de estilo, con motivos radiantes que a veces se acercan de
manera sorprendente a dibujos de otras culturas, como
la de los indios o de los monjes tibetanos. Los indios
de Norteamérica sienten fenómenos semejantes a los
descritos en mediumnidad cuando trazan dibujos sobre la
arena. Puntos comunes se revelan también entre el chaman
y el artista médium. En el arte típico de los aborígenes
los “hombres transparentes” se parecen a los cuerpos
pintados por Aloïse Corbaz, y los dibujos de los Huichols
de México se encuentran en los motivos concéntricos
de Adolf Wölfli. Estas obras llaman la atención por la
emoción o por la particularidad que expresan. El espíritu
que insufla su deseo actúa por telepatía cerca del médium.
Mentalmente, a veces automáticamente, acompañado o
no de un ligero trance, éste traduce el pensamiento del
invisible que se vuelve insistente.
El artista percibe una multitud de sentimientos que la
ayudarán a expresar lo que debe proyectar sobre la tela, el
mármol, la madera o cualquier otro soporte. La elección
de los materiales y de los colores, será espontánea. A
través el arte, los espíritus, siguen manifestando su fuerza,
su forma y su color para transmitir en esa misma forma y
en ese mismo color, su amor por la naturaleza humana.
Lo que impresiona, es la intensidad expresiva de las obras
sin tratar de ser modelos artísticos. Ciertas telas tienen un
carácter premonitorio y son creadas poco tiempo antes de
que se produzca un evento trágico, como por ejemplo la
que recibió Peter Mac Leod, un artista médium de nuestro
Círculo, que mostraba el inminente despertar del volcán de
la Soufrière. Otras obras tienen virtudes terapéuticas y son
utilizadas para reparar las disfunciones físicas o psíquicas
que pueden afectar al ser humano. Sus ondas vibratorias
recibidas por el tacto o la mirada, son benéficas. El arte
mediúmnico de carácter terapéutico es un tratamiento que
se dirige directamente a la causa y no al efecto.
La historia del art brut ha reunido artistas cuya facultad
mediúmnica se ha revelado súbitamente cuando nada la
anunciaba. Victorien Sardou, Augustin Lesage, Fernand
Desmoulins, Fleury Joseph Crépin, Hélène Smith, Marie-
Jeanne Gil, Rosemary Brown, George Aubert y otros, por
descubrir en este Dossier, fueron artistas médiums. Hoy
en día, esta facultad existe en todos los puntos del globo.
El Brasil, primer país espírita del mundo, reconoce el arte
mediúmnico. Luiz Gasparetto, Flavio de Souza Lima y otros,
reciben obras sorprendentes a una velocidad prodigiosa bajo
la influencia de autores póstumos. En Francia, ese arte es
desconocido aunque a través de las exposiciones de art brut,
son expuestas algunas obras de artistas médiums, como la
exposición de arte espírita de París, en la Halle Saint-Pierre a
finales de 1999, la retrospectiva Augustin Lesage en el museo
de Arras Béthune en 1988 o hasta el museo de Brantôme
que rinde homenaje a Fernand Desmoulins. En el Círculo
Allan Kardec, 15 médiums pintores, 4 escultores, 2 poetas
y 3 médiums músicos, presentan un universo inesperado
a través de diversas exposiciones tituladas Origin’Art en
Francia y el extranjero. Todos estos artistas responden a
los impulsos de sus manos, vueltas independientes de su
espíritu, y crean bajo una forma pictórica, poética o musical.
Sus obras serán luego objeto de una clarividencia por parte
de otro médium cuyas informaciones indicarán el autor,
el título y su destino. A veces un sueño magnético puede
completar estas informaciones. En este Dossier dedicado
al arte mediúmnico, les presentamos algunos retratos de
artistas, intérpretes de la supervivencia de los espíritus,
ilustrados por sus creaciones.
El artista médium tiene su lugar en nuestra sociedad y debe ser
reconocido como tal para dejar que se prolongue la creación
de los espíritus del más allá, reivindicando por esta forma
de expresión particular y original, su supervivencia, como lo
destacó el espíritu Rodin recibido en sesión espírita:
“Utilicen al ser humano para los artistas que somos, y que
se manifiestan quiere decir sencillamente que respondemos
a dos llamados: el primero, el amor de ustedes; el segundo,
la continuidad de nosotros mismos. Clama la vida a los
nombres de los pintores, a los nombres de los escultores, a
los nombres de los músicos y a los nombres de los poetas
que, detrás de sus tumbas, les miran vivir y son tan felices
de ser recibidos”.

Todas las artes se complementan en una extraordinaria
armonía para una mayor comprensión del hombre. Una obra
mediúmnica no es fruto del imaginario, sino la trascripción
directa de la expresión espiritual, debe ser vista y leída con el
corazón pues es un mensaje de amor, que debe ser recibido con
la certeza de un encuentro posible entre el hombre y la muerte.

domingo, 12 de agosto de 2012

TELEPATÍA Y FUERZA DEL PENSAMIENTO
por
EMMANUELLE PÊCHEUR
LA INFLUENCIA DEL PENSAMIENTO
SOBRE EL ENTORNO

LE JOURNAL SPIRITE N° 89 JUILLET 2012

Con el transcurrir del tiempo, la importancia de
proteger nuestro entorno se convierte en una prioridad
y una verdadera toma de conciencia. Y eso
gracias al tesonero empeño de numerosos ecologistas
y defensores de la naturaleza por todo el planeta. Sin
embargo, el modelo económico que se basa en el
consumo, la rentabilidad y la ganancia, responsable
de tantos desastres ecológicos, no hace sino frenar, y
hasta impedir, los avances en este campo. Las actividades
humanas en la organización de las sociedades,
tienen graves consecuencias sobre la naturaleza: la
desaparición de ciertas especies de la fauna y de la
flora, la polución de los océanos y de los cursos de
agua, y más grave aún, los desastres humanos de la
carestía y la pobreza. Aquí, denunciamos la responsabilidad
humana. Urge concebir otro estilo de vida,
respetuoso de lo viviente del planeta; en este campo
cada uno puede, y debe, jugar su papel protector
cambiando sus costumbres cotidianas, en pocas
palabras, su mentalidad. Sin embargo, es de una
responsabilidad poco o nada conocida, individual y
sobre todo colectiva, de la cual deseamos hablarles
en este artículo. Se trata de la acción de nuestro
pensamiento, de nuestro psiquismo sobre nuestro
entorno. Es una realidad espiritual que nos enseñan
los espíritus que vienen a hablar con nosotros. Antes
que nada, volvamos a los fundamentos mismos de la
filosofía espírita.
La fuerza creadora, Dios, está en el origen de todas
las cosas. Todo lo que existe, emana de esta única
fuente divina. Cada ser viviente de nuestro planeta,
pero también la materia, los elementos, el sol y
la infinidad de los planetas y los astros, hasta lo
infinitamente pequeño que representa el átomo,
proceden de esta voluntad divina. Esas mismas
manifestaciones vitales están animadas por un principio
espiritual divino. Dios crea, pues, a los espíritus
y la materia. Sin la presencia de esta espiritualidad
en todas las cosas, no hay vida física. Del mineral al
humano, pasando por el vegetal y el animal, existe
el espíritu que anima. Por el hecho de su procedencia,
los seres vivos de un planeta están pues en
constante interacción e interdependencia unos con
otros. Cada reino tiene su necesidad de ser dentro
de la armonía divina, y aporta al otro un equilibrio
indispensable a su naturaleza espiritual. Todas estas
“creaciones” están destinadas a evolucionar según
la ley divina. La evolución es un asunto de conocimiento
y sentimiento. Creado simple e ignorante, el
espíritu evoluciona para hacerse cada vez más consciente.
De vida en vida, de experiencia encarnada
en experiencia desencarnada, cada espíritu creado
progresa. Cada encarnación tiene por objeto superar
una nueva etapa en el camino evolutivo. El espíritu
piensa y su pensamiento no es sólo una abstracción
sino una realidad fluídica. Es ante todo una entidad
individualizada que reacciona por su conciencia,
sus emociones, sus temores, sus deseos, sus sentimientos…
El psiquismo de todo ser en evolución
tiene un papel preponderante. Veamos por qué.
¿QUÉ ES EL PSIQUISMO?
He aquí el extracto de un mensaje recibido en 1992,
que nos instruye sobre el tema: “… El psiquismo
humano es una reacción a los pensamientos, a las
imágenes y a todos los sentidos que conocéis en
vuestra materialidad, pero es una reacción profundamente
espiritual. Los estados de conciencia del hombre
responden de una manera cierta a lo que denominaré
imaginación. La imaginación es la fuerza esencial
en todos vuestros actos de pensamiento. Tenéis
toda la fuerza de la imaginación, el poder de suponer
imágenes, de construir situaciones que pueden permitiros
establecer las realidades carnales”.

El psiquismo es pues ponerse directamente en relación
con nuestro estado de ánimo o nuestra forma de
pensar. En efecto, en el ser humano el pensamiento
sigue siendo el atributo esencial, es un formidable
medio de reflexión, de intercambio y de creación. El
pensamiento, nos enseñan los espíritus, es ante todo
una energía inherente al espíritu. Tiene una acción
verdadera. Se exterioriza en forma de fluido luego en
el éter se transforma en vibraciones para dispensarse
bajo la forma de efluvios. Entonces, podemos afirmar
que el hombre por su simple pensamiento, actúa
conscientemente y sobre todo, en lo que concierne
a nuestro planeta de poca evolución, inconscientemente,
sobre la materia y por tanto sobre su entorno
físico. El pensamiento emitido se exterioriza, es una
causa activa y se pueden comprobar sus efectos.
LA PSICOQUINESIA
O EL PENSAMIENTO QUE ACTÚA

Desde los años 1970, a través de programas televisados,
se ha descubierto la acción del pensamiento
sobre la materia, la psicoquinesia, como por ejemplo
el efecto Uri Geller. Barras de acero se deforman, toda
clase de objetos se tuercen, péndulos y relojes se
vuelven a poner en marcha o se detienen a distancia,
sin contacto físico y bajo el efecto de una acción
del pensamiento. Mucho antes de esta mediatización,
el fenómeno fue explorado en laboratorios
por los metapsiquistas y parapsicólogos europeos,
norteamericanos, rusos y otros. Ellos estudiaban
las capacidades desconocidas del espíritu humano
como la telepatía, la clarividencia así como la psicoquinesia…
Añadiremos, con un poco de ironía, que
muchos decenios antes de estos supuestos “descubrimientos”,
los hombres y mujeres del siglo XIX
descubrían, gracias a la perspicacia y el trabajo de
un hombre, Allan Kardec, la realidad del espíritu, su
supervivencia más allá de la muerte y sus manifestaciones;
se trata de la filosofía espírita. Las facultades
del espíritu no han dejado de estimular la reflexión
de los pioneros del espiritismo. Por otra parte, desde
siempre estas aptitudes “sobrenaturales” han sabido
llamar la atención de numerosos humanos.
El pensamiento negativo
Influencia del más allá

Se trata pues del pensamiento formulado por el espíritu
con el objetivo de actuar sobre la materia. La
energía va a organizar o desorganizar la materia, es
decir la estructura atómica de la molécula. Hay pues
una exteriorización consciente del pensamiento del
sujeto psicoquinesista.
LA ACCIÓN DE LOS PENSAMIENTOS
HUMANOS SOBRE EL PLANETA

Los problemas que encuentran los hombres a causa
de sus modelos socioeconómicos elegidos, pero
sobre todo sufridos por falta de conciencia, acarrean
pobreza, desempleo, violencias, guerras, hambrunas,
temor al día siguiente, angustias, sentimientos de
inutilidad, egoísmo, estrés, vida trepidante, soledad,
falta de amor, etc. Ese presente planetario tiene repercusiones
sobre el psiquismo de millones de seres
humanos y trae un flujo de pensamientos negativos,
de manera sobre todo inconsciente, que van a actuar
entonces sobre el entorno físico de nuestro planeta.
He aquí extractos de mensajes que nos participan esa
comprobación:
“Cuando hablamos de psiquismos humanos sumados,
hablamos por supuesto de la evolución total, global, de
los habitantes del planeta Tierra. En vista del nivel de
evolución de este planeta consideramos que, en efecto,
hay que relacionar ciertas catástrofes naturales con el
nivel de evolución global de este planeta. Eso podría
chocar, pero a pesar de todo lo digo, podéis ser responsables
de un terremoto en Ciudad de México o en Nueva
Delhi, un maremoto o una inundación. Por supuesto, no
lo sois individualmente pero hay que decir y hacer notar
que, en la historia de los hombres, los climas, los relieves,
es decir los objetos de cataclismos, hay que relacionarlos
efectivamente con la naturaleza del pensamiento consciente
o inconsciente de una humanidad, a veces decadente
en su historia. Tomaré un ejemplo más limitado y
reciente, un ejemplo francés en forma de interrogación;
entre 1939 y 1945, los inviernos fueron particularmente
rigurosos y dramáticos. ¿Por qué, caros amigos, por qué?
El origen de los cataclismos actuales es de naturaleza
humana, a nivel de los pensamientos, a nivel del desorden
del pensamiento, a nivel de las cóleras involucradas, a
nivel de los enfrentamientos. Allí donde los hombres se
enfrentan, la tierra tiembla… El pensamiento humano
es el reflejo de una evolución globalmente negativa. El
planeta azul es todavía un planeta inferior. El pensamiento
es entonces un fluido que se vuelve maléfico si
es vehículo del orgullo, del odio, de toda clase de bajezas
instintivas relativas a la inferioridad”.
EVITAR LAS CATÁSTROFES POR
EL PENSAMIENTO POSITIVO

“… Si el hombre eleva su pensamiento, eleva su planeta
y en consecuencia, modifica su entorno. El conjunto de
los cataclismos naturales que sufre la Tierra está en relación
con su grado evolutivo. El pensamiento debe transmitir
pues nuevas referencias: amor, fuerza en la idea
constructiva. Las cadenas fluídicas podrían modificar la
corteza granítica del globo si se extendieran a millones
de hombres. El cambio es pues de actualidad. Llegará.
Para que su suelo y su cielo se transformen, el Hombre
debe transformarse ya a sí mismo, sin incriminar a Dios.
No olvidéis que las catástrofes naturales son también
catástrofes espirituales. Podéis actuar contra los maremotos,
los ciclones, los deslizamientos de tierra, los terremotos
y las inundaciones. Podéis actuar contra los fríos
demasiado grandes o las fuertes sequías. Podéis porque el
espíritu precede a la materia, porque la materia procede
del espíritu y porque vosotros sois, sobre todo y en totalidad,
espíritus… Entonces, puesto que sois espíritus,
debéis utilizar vuestro pensamiento, con todas vuestras
fuerzas, en plena conciencia y en plena confianza. Por
supuesto, no siempre basta con querer para poder. Hay
que saber dominar su fuerza, hay que saber utilizar los
fluidos…”

En conclusión, se impone una urgente toma
de conciencia de nuestra verdadera naturaleza.
Comprender que somos, ante todo, espíritus reencarnados
con un objetivo, evolucionar, que todos somos
interdependientes unos de otros, he aquí las consideraciones
esenciales que permitirán reorganizar nuestras
sociedades en el sentido del compartir y de la
solidaridad. Comprender que somos espíritus dotados
de una fuerza de pensamiento que nos permite actuar
sobre nuestro entorno y dominarlo más. Entonces,
nuestro planeta se convertirá en una tierra acogedora,
donde la armonía entre los hombres y entre los reinos
por el respeto a la vida, será por fin una realidad.