EL POR QUÉ DE UN NUEVO BLOG

Después de abrir y mantener actualizado el blog: CENTRO VIRTUAL DE ESTUDIOS

ESPIRITISTAS Y AFINES, para la formación doctrinaria dentro de los postulados eminentemente racionalistas y laicos de la filosofía espírita codificada por el Maestro Allan Kardec que exhibe la Confederación Espírita Panamericana, a la cual nos adherimos, creímos conveniente abrir un nuevo Blog de un formato más ágil y que mostrase artículos de opinión de lectura rápida, sin perder por ello consistencia, así como noticias y eventos en el ámbito espírita promovidos por la CEPA, a modo de actualizar al lector.
Esa ha sido la razón que nos mueve y otra vez nos embarcamos en un nuevo viaje en el cual esperamos contar con la benevolencia de nuestros pacientes y amables lectores y vernos favorecidos con su interés por seguirnos en la lectura.
Reciban todos vosotros un fraternal abrazo.
René Dayre Abella y Norberto Prieto
Centro Virtual de Estudios Espiritistas y Afines "Manuel S. Porteiro".



jueves, 31 de marzo de 2011

LE JOURNAL SPIRITE N° 74 OCTOBRE 2008 D O S S I E R SUEÑOS Y PREMONICIONES por JOCELYNE CHARLES

                                                    EL PROFESOR CHARLES RICHET


“El hombre tiene del genio cuando sueña” - Kurosawa
Akira

El porvenir puede parecer como determinado; pero
no es así. Ningún evento está inscrito en el sentido
del determinismo y el aspecto premonitorio del
ensueño hay que ponerlo en relación con el fenómeno
telepático. Los ensueños no tienen sino una sola
causa, la emancipación del alma que se desprende del
cuerpo durante el sueño, se sumerge en el océano de
pensamientos e imágenes que existe en el espacio y
percibe gracias a sus sentidos propios, los seres y las
cosas. El espíritu recoge impresiones, ensueños extraños,
a veces hasta reminiscencias anteriores. En el sueño
profundo, el espíritu liberado de la materia se encuentra
con almas humanas, también emancipadas de la materia
y se establece un intercambio de pensamientos, que al
despertar deja una huella bajo la forma de intuiciones
y presentimientos que influyen sobre nuestros actos en
estado de vigilia. ¿La noche no da consejos?
Los ensueños de la antigüedad
La precognición (o premonición), de
eventos futuros a través de los ensueños es un tema
de investigación desde hace varios siglos, en razón de
los numerosos testimonios enumerados. El Antiguo
Testamento revela sueños que se califican de precognitivos.
En un primer ensueño, el Faraón vio siete hermosas y
gordas vacas salir del Nilo y pacer en la pradera, luego
otras siete, feas, flacas, que devoraban a las primeras. En
un segundo ensueño, el Faraón vio siete hermosas espigas
de trigo que brotaban de un mismo tallo así como siete
espigas vacías, quemadas por el viento y que se tragaban
a las más hermosas. Al convocar a todos los adivinos
y sabios de Egipto para analizar estos ensueños que
percibía como premonitorios, no obtuvo respuesta. Sólo,
José, uno de los hijos de Jacob, una persona sencilla pero
capaz de interpretar los sueños, sin temor a la justicia
expeditiva del Faraón, le dio la explicación: “Se trata de un
solo ensueño, las siete hermosas vacas son siete años de
gran abundancia, seguidas de siete años de sequedad y
de carestía en el país”. José le propuso al Faraón que
se rodease de un hombre inteligente y sabio, lo cual
hizo, quitándose el anillo de su mano y deslizándolo
solemnemente en el dedo de José: “Puesto que Dios
te ha hecho conocer todas estas cosas, no hay nadie
que sea tan inteligente y sabio como tú. Te instalo en
mi casa y todo mi pueblo obedecerá tus órdenes”.
Así llegó José a ser primer ministro y se mostró
digno, administró la crisis esperada llenando los
graneros de los abastecimientos necesarios y útiles
para los años de carestía por venir, creando también
un sistema de impuestos. (Génesis capítulo 41)
Siempre en la antigüedad, Plutarco menciona el
sueño premonitorio de Calpurnia, la mujer de César
quien, una noche, soñó con el complot de asesinato
de César por Bruto y Cassius. En su sueño, el tejado
de su casa se derrumbaba y César era cosido a
cuchilladas. César no tomó en cuenta la advertencia.
Alentado por Bruto, se dirigió al Senado donde cayó
herido de 23 puñaladas. Sin embargo, César mismo
había soñado con su asesinato la noche anterior,
viéndose en su pesadilla volando por encima de
las nubes y apretando la mano de Júpiter. Una
segunda señal hubiera debido intrigarlo: cuando
se dirigía al Senado, un hombre se había apartado
de la muchedumbre y le había tendido una nota
insistiendo en la emergencia de que la leyera. Pero
la atención de Julio César fue desviada. En esa nota
estaba escrita la revelación del complot.
Las investigaciones antiguas
En el siglo II, el escritor griego Artemidoro de Éfeso
estudió más de 300 sueños en una tarea científica
y útil. En su obra Onirocriticon, hace una distinción
entre los sueños especulativos, que tienen un sentido
literal y los sueños alegóricos que se expresan por
símbolos. En cuanto al sueño adivinatorio, se divide
en dos grandes categorías: la primera constituida por
los ensueños teoremáticos, donde la visión coincide
con su cumplimiento, como soñar que un amigo
lejano viene visitarnos y éste llega justamente al
día siguiente. En la segunda categoría, los ensueños
significan ciertas cosas por medio de otros elementos
simbólicos, como el que tuvo él mismo donde vio un
gran enjambre de abejas y que correspondía a una
fuerte suma de dinero recibida algún tiempo más
tarde. Freud contribuyó a rehabilitar a Artemidoro,
aunque se apartó radicalmente de él en cuanto al
valor de los ensueños.
Filósofo neoplatónico del siglo V, Sinesio de Cirene
(370-414), también estudió los sueños para “probar
que esta ciencia no es de desdeñar, sino que por el
contrario merece ser aplicada, por todas las ventajas que
se pueden extraer”, y concluye en su tratado titulado Los
Sueños, que la sabiduría podía nacer del conocimiento
del porvenir a través de los sueños. “Si los ensueños
profetizan el porvenir, si las visiones que se presentan al
espíritu durante el sueño dan a nuestra curiosidad algún
indicio para adivinar las cosas futuras, los ensueños
deben ser al mismo tiempo verdaderos y oscuros, y es en
su oscuridad precisamente donde reside la verdad”.
Más cerca de nuestra época contemporánea, si bien son
numerosos los sueños premonitorios de una muerte
anunciada, existen igualmente otros testimonios de
advertencia.
Hacia fines del año 1916, durante la guerra, el profesor
Charles Richet hizo circular una nota en el boletín de los
ejércitos para pedir a los combatientes, oficiales y soldados
que comunicaran eventos calificados de metapsíquicos. Un
capitán de cazadores de montaña testimonió que, en el
ataque del Chemin Creux en Maulpas el 3 de septiembre
de 1916, un subteniente fue alcanzado por una bala en los
dos brazos y abandonó la línea del frente para ir a hacerse
atender en la retaguardia. Ahora bien, este hombre faltó a la
convocatoria quince días seguidos. Se le dio por desaparecido.
En este mismo lapso de búsqueda, en la noche del 18 al 19
de septiembre de 1916 cuando el 13º batallón regresaba a
la línea, un subteniente, amigo del desaparecido, soñó con
éste agonizando en un agujero de obús al borde de una
cañada, debajo de un sauce y reprochándole violentamente
a su amigo por dejarlo morir sin socorro. Obsesionado por
este sueño, pidió permiso a su superior para hacer una
investigación. Al pie de un sauce, encontró un pequeño
cartel donde estaba escrito: “Aquí dos soldados franceses”.
Nada podía hacer sospechar la presencia del cuerpo de
su amigo y sin embargo, al cavar, era éste que había sido
inhumado allí hacía unos quince días.
Mark Twain, el autor de Tom Sawyer, entonces de veinte
años, soñó con su hermano Henry, muerto, tendido en un
ataúd metálico, colocado entre dos sillas en el salón de
una casa. Sobre su pecho tenía un ramo de flores blancas
adornadas con una única flor roja en el centro. Este
ensueño penoso fue tan fuerte que Mark Twain creyó
verdaderamente en la muerte de su hermano. Algunas
semanas más tarde, los dos muchachos remontaban el
Mississippi en un barco de motor que estalló, causando
decenas de muertes. Mark sobrevivió milagrosamente a
esa catástrofe, pero su hermano pereció. Al acercarse para
recogerse, Mark pudo ver el cuerpo descansando en un
ataúd metálico colocado entre dos sillas, en el salón de
una familia de Memphis. Tenía sobre el pecho un ramo de
flores blancas con una rosa roja en el centro.
Las catástrofes anunciadas
El 20 de diciembre de 1933, René Peltier se durmió
después del almuerzo. Su sueño era agitado y gemía.
Súbitamente, se despertó gritando. Su esposa, inquieta,
le pregunto la razón de esa agitación. Él respondió: “Es
espantoso, tuve una pesadilla horrible. Estaba en un tren,
rodábamos en la niebla cuando repentinamente, hubo un
choque, los coches saltaban en todos los sentidos. Había
gente decapitada, amputada, sangre por todas partes,
heridos que gritaban y muertos, cientos de muertos. Yo
trepaba sobre los cadáveres. Luego logré salir de mi coche,
era de noche. La gente gritaba a lo largo de la vía: ‘¡Es una
colisión, hay más de doscientos muertos!’ Su esposa lo
tranquilizó pero la claridad del sueño turbaba a Peltier que
precisó que ¡eso sucedió en Thorigny! Esa misma tarde,
siempre preocupado por su pesadilla, se la contó a sus
vecinos. Tres días más tarde, el 23 de diciembre de 1933,
dos trenes entraban en colisión, a causa de la niebla, en la
estación de Lagny-Thorigny, eran las 18:30.
En mayo de 1979, David Booth, empleado de oficina
en Cincinnati, Ohio, era frecuentado por una pesadilla
donde asistía impotente a un accidente de avión. En
su atormentado sueño, veía un gran jet con los colores
de América despegar trabajosamente, encabritarse
y estrellarse con una enorme explosión. Las noches
siguientes, la pesadilla continuó. David Booth previno
al aeropuerto de Cincinnati, los especialistas trataron
de saber de que aeropuerto se trataba gracias a los
detalles dados. American Airlines reforzó las medidas
de seguridad sobre los grandes transportes. Y fue el 26
de mayo, cuando un DC 10 de esa misma compañía se
estrelló al despegar en el aeropuerto de Chicago. 273
personas encontraron la muerte.
Un caso célebre de premonición percibida por muchas
personas y con un fin dramático, se desarrolló en octubre
de 1966 en la pequeña ciudad minera de Aberfan en el
País de Gales. El 21 de octubre, luego de un deslizamiento
de terreno, las casas y principalmente la escuela, la
Panglas Junior School fueron aplastadas por medio
millón de toneladas de polvo de carbón. 44 personas
de las cuales 122 eran niños fueron tragadas. El Dr. John
Barker, psiquiatra, realizó una investigación y recogió
numerosos relatos de personas que habían presentido
esta catástrofe, 24 de ellos eran premonitorios. El más
sorprendente fue el de una niña de diez años, Eryl Mai
Jones, que desapareció en la catástrofe. Dos días antes del
evento, dijo a su madre que no tenía miedo a morir pues
se reuniría con Jesús. Precisó también que todo estaba
negro alrededor de ella y que estaría con Pete y June,
dos de sus compañeros. Eryl soñó que la escuela había
desaparecido y que algo negro se la había tragado. En lo
que respecta a los demás testimonios, Baker precisó que
tomados individualmente los sueños no daban suficientes
indicaciones precisas para ubicar la catástrofe y prevenir a
las personas. Para eso, hubiera hecho falta estudiar todos
los testimonios, pues tomados en conjunto, habrían
aparecido detalles determinantes.
Las investigaciones del norteamericano Cox en 1956,
sobre el número de personas presentes en una catástrofe,
como un accidente ferroviario, mostró estadísticamente
que la lista de pasajeros era menor el mismo día así como
en los seis días precedentes. Era como si ciertos pasajeros,
más intuitivos que otros o tomando en cuenta alguna
premonición, renunciaran a ese tipo de transporte o
simplemente “perdieran” su tren ese día.
Salvados por un sueño
El 7 de noviembre de 1850, la esposa de uno de los
mineros de la carbonería de Belfast soñó que la cuerda
que servía para bajar al pozo de la mina estaba cortada.
El marido realmente no le dio mucha importancia pero
previno a sus compañeros. Para la gran sorpresa de todos,
al revisar el estado de la cuerda la encontraron picada
en varios lugares lo que fatalmente hubiera arrastrado los
mineros a la muerte.
Durante varias noches seguidas, una joven soñó que se
veía quemada viva con su marido en un incendio. Cada
vez que se alejaba de la casa, advertía a su esposo que, por
su insistencia, terminó por dejar la casa. Al día siguiente,
recibió un telegrama que le informaba del incendio total
de su casa. Una premonición escuchada muestra que
lo que ha sido percibido puede ser modificado por las
acciones de prevención. No hay fatalidad
Saltmarsh H.F. (1938) descubrió en sus investigaciones
349 casos de precognición de los cuales 241 eran
dignos de interés. Para él como para John W. Dunne, el
sueño es sin duda alguna el vehículo más común de las
experiencias de premonición. De 148 casos estudiados
de visiones anunciadoras, 109 se produjeron por el
sueño. Observó igualmente que el tiempo que separa
el evento anunciado de su realización puede variar de
algunas horas a varios años.
John W. Dunne (El tiempo y el sueño) quedó muy
impresionado en su juventud por numerosos sueños
premonitorios y en particular uno que tuvo cuando
participaba en la guerra de los bóers en 1902. Soñó que
asistía a la inminente explosión de una isla en forma de
montaña, en un país verde y tropical: “Me encontraba
allí presa de un frenético deseo de salvar a los 4.000
habitantes (conocía el número) que no sospechaban
nada. Había un solo medio, la evacuación por mar. Se
tornó entonces en una horrible pesadilla en el curso
de la cual me veía en una isla vecina, esforzándome en
hacer reclutar, por las incrédulas autoridades francesas,
todos los navíos posibles para recoger a los habitantes
de la isla amenazada… enviado de funcionario en
funcionario, me agité tanto que desperté… En ese sueño,
el número de la población amenazada fue para mí una
obsesión constante. Lo repetía a todo el que viniese,
incluyendo al alcalde de la isla al momento mismo de mi
despertar, como una llamada suprema: ¡4.000 personas
sucumbirán si no me escuchan!”
Algún tiempo más tarde, Dunne recibió varios periódicos
entre ellos el Daily Telegraph donde pudo leer un artículo
sobre la catástrofe: “Un gran desastre en Martinica.
Saint-Pierre fue tragado por una erupción volcánica.
Après l'éruption de la Montagne Pelée à La Martinique
Un alud de fuego causó 40.000 víctimas. Un paquebote
inglés presa de las llamas. En otra columna, observó el
siguiente título: Estalla una montaña causando 40.000
víctimas”. Fue una revelación. Asoció con su sueño
premonitorio la catástrofe de la montaña Pelée, el 8 de
mayo de 1902, que borró del mapa a Saint-Pierre y el
Prêcheur. El tapón de lava que obstruía el cráter resistió
a la presión de los gases que hicieron estallar entonces
la parte más frágil del Mont Pelée. Poco antes de las 8
de la mañana, el nubarrón ardiente llegó a Saint-Pierre.
La presión de los gases, proyectados a gran velocidad,
derribó todo a su paso. En unos cuantos segundos
desapareció todo rastro de vida. Casas y monumentos
fueron aventados; sólidos muros de piedra de un metro
de ancho, se hundieron. 30.000 personas murieron
instantáneamente, desmembradas, asfixiadas en el sitio
por la violencia del choque. Esa coincidencia le invitó a
anotar sus sueños, hasta los más insignificantes.
Una noche, la princesa de Conti vio en un sueño un
apartamento de su palacio a punto de derrumbarse y a
sus hijos que dormían, a punto de ser sepultados bajo
las ruinas. Esa pesadilla la despertó y enseguida le pidió
a las damas que dormían cerca de ella que le trajeran a
sus hijos que se encontraban en otro lugar del palacio Sus
damas se resistieron citando el antiguo refrán que todo
sueño es mentira. La princesa ordenó que los buscaran.
El ama de llaves y las nodrizas aparentaron obedecer,
luego volvieron sobre sus pasos y dijeron que los jóvenes
príncipes dormían tranquilamente y que sería un crimen
perturbar su descanso.
La princesa, viendo su obstinación y hasta su engaño,
pidió altaneramente su bata y ya no hubo más forma
de excusarse. Buscó a los jóvenes príncipes que
apenas llegaban al cuarto de su madre cuando su
apartamento se derrumbó.
En 1932 el pintor surrealista Victor Brauner pintó un
autorretrato titulado Autorretrato con el ojo enucleado.
En ese cuadro, se representaba con el ojo derecho sacado.
Fue seis años más tarde, en agosto de 1938, cuando
durante una disputa entre Esteban Frances y Oscar
Domínguez, otros dos pintores, recibió un vidrio en el
rostro, que le privó definitivamente de su ojo izquierdo.
“Las bodas se forjan en el cielo y se consuman
en la tierra” - Antoine Loisel

Los sueños premonitorios no anuncian solamente
catástrofes, traen también presentimientos de eventos
felices, como un nacimiento o una boda.
Un antiguo alumno del politécnico de París, dotado de
gran inteligencia, sensible pero algo neurasténico tuvo la
desdicha de perder a su esposa. No tenía ningún deseo
de volverse a casar, a pesar de las recomendaciones de
su esposa antes de morir. Tres o cuatro meses luego de su
viudez, tuvo durante algunos días obsesiones matrimoniales
en sueños. Veía a una chica de nombre Mathilde con la que
se le impulsaba a casarse, pero él se resistía a las insistencias
de esta idea nocturna. A su alrededor le hablaban de una
joven de admirable devoción, que se ocupaba de su abuela
enferma hasta la renuncia de sí misma. Cada vez más,
escuchaba los consejos de sus amigos y aceptó ir a conocer
a la joven. En su sueño, él se veía en el campo y en una
alameda, la joven de aspecto modesto se adelantaba hacia
él. Observó su compostura y su gracia. Siempre en su sueño
la desposaba y de esa unión nacía una hija. Impresionado
por esos detalles, le escribió a su hermano para participarle
la intensidad y persistencia de aquellos sueños. Algunos
días más tarde, recibió la visita de un hombre que venía a
solicitar un óbolo para sus obras de caridad de San Vicente
de Paúl. El hombre le dijo que su visita tenía un doble fin,
recaudar el dinero pero también hablar de su futura boda.
El joven le respondió enseguida que no tenía ninguna
intención de casarse. El hombre insistió exponiéndole las
grandes cualidades morales de una chica que vivía en el
campo y se ocupaba constantemente, con gran devoción,
de su madre enferma. Observemos aquí que en el sueño,
se trataba de la abuela y que en la realidad se trataba de
la madre que estaba enferma. Esta coincidencia sorprendió
a nuestro politécnico soñador puesto que el nombre de la
joven citada era Mathilde y todos los detalles dados eran
semejantes a los percibidos en sus sueños. Aceptó pues
el encuentro y fue al campo. Como se encontraba algo
perdido, preguntó el camino. Al llegar al lugar del encuentro,
reconoció la alameda de sus sueños y una chica que paseaba
venía hacia él. El parecido era tal con la chica de los sueños,
que quedó estupefacto. Persuadido de que todas estas
circunstancias no eran fortuitas y que correspondían a una
advertencia del cielo, se casó con la chica. Muy pronto ésta
esperaba un hijo. El médico tratando de predecir el sexo del
niño oyó decir: “Es inútil Doctor, ¡será una niña!” Algunos
meses más tarde en efecto, nació una niña. Todo lo que
había soñado se había realizado.
Un tema de examen en sueños
La generala G. da testimonio junto a Albert de Rochas
de sueños premonitorios y desconcertantes: “He
descrito, he hecho bosquejos de casas que nunca había
visto, he anunciado duelos, he visto en sueños durante
mi examen para el diploma superior el deber de
historia que tendríamos el día siguiente. Era la historia
de Catalina II. Divulgué tanto la cosa por adelantado
que se creyó una indiscreción de mi parte y estuve a
punto de ser suspendida. Últimamente vi en sueños
una parte del texto de la disertación de historia dada
en el concurso de asuntos exteriores, hasta señalé una
fecha, 1721. Ese sueño lo tuve el 12 de febrero, es decir
dos meses antes de la competencia, cuando el tema
aún no había sido elegido”.
¿Libre albedrío o determinismo?
“¿Está escrito el porvenir?”, esta pregunta ha preocupado a
numerosos filósofos. “Si el porvenir es inevitable, ¿qué pasa
con nuestra libertad?” preguntaba Camille Flammarion.
Como espíritas, decimos que el sueño premonitorio
tiene dos razones. La primera corresponde a la
telepatía que tenemos con nuestro entorno y los seres
humanos. Receptores de los pensamientos emitidos
por otros, a veces nos los apropiamos y hasta los
transformamos en símbolos difíciles de descifrar. La
segunda razón corresponde al pensamiento emitido
por un desencarnado, guía u otro espíritu, que influye
en nuestras decisiones o nos informa de un peligro o de
una alegría. Conservamos nuestro libre albedrío de oírla
o no, de cambiar o no el curso de las cosas en lo que
nos concierne. Los eventos vividos son sólo consecuencia
de nuestros actos, sean éstos individuales o colectivos.
La mayor dificultad de los hombres es escuchar estas
señales, comprenderlas y compartirlas. El mundo de
los sueños es un inmenso campo de investigación,
un mundo rico en descubrimientos, en cuanto a las
facultades del espíritu liberado de la materia, una fuerza
insospechada que puede prestar innumerables servicios
con la condición de no traducir de manera empírica los
símbolos que ciertos psicoanalistas han juzgado buenos
para ser certificados como justos. Los seres humanos
son todos diferentes, cada espíritu es único. Cada uno
puede construir su propio código onírico con arreglo a
sus experiencias personales anteriores.
Hoy en día, el estudio del mundo de los sueños podría
legitimar la influencia astral, las vibraciones de los
pensamientos emitidos por los hombres. En nuestro
sueño, captamos todas las energías espirituales para
vivir mejor nuestra vida física. Todas las noches partimos
para un largo viaje y a veces nuestro inconsciente
bloquea esta salida, con frecuencia el recuerdo influye
en nuestro comportamiento, razón por la cual es
necesario mejorar la calidad de ese sueño portador
de informaciones. En ciertos lugares del mundo, los
sueños premonitorios son compartidos entre la gente
para poner en práctica precauciones suplementarias,
en caso de eventos desgraciados.

domingo, 27 de marzo de 2011

IAN STEVENSON: LAS MARCAS DE NACIMIENTO LE JOURNAL SPIRITE N° 77 JULIO 2009

Ciertos sujetos fallecidos en condiciones criminales
(puñalada en la espalda o ataque físico de ese género)
reencarnan a veces con una cicatriz particular. El periespíritu
registra todos los fenómenos vividos en una existencia
y es susceptible de reproducirlos en su futura envoltura
carnal. Ian Stevenson ha investigado sobre estas marcas
de nacimiento, que menciona especialmente en su libro
Reencarnación y biología:
“Aristide Kolotey, un ghanés, había nacido con una larga
marca lineal que corría casi desde su cuello hasta la parte
baja de su abdomen pasando por delante de su tórax. La
pigmentación allí era más clara. Se decía de Aristide que
era la reencarnación de un tío que un día en que había
ido a nadar se ahogó. El cuerpo del tío había sido arrojado
sobre la orilla con ‘una cortadura en medio del pecho’. Se
suponía que el tío se había cortado al hundirse sobre de los
peñascos. Aristide no tenía recuerdos de la vida y la muerte
de su tío, pero sufría de fobia al agua”.

Para Stevenson, la frecuencia de los casos que ha podido
catalogar en Asia, está vinculada al hecho de que los
hinduistas y los budistas creen en la metempsicosis, es decir
en la trasmigración de una misma alma sucesivamente en
varios cuerpos. Por otra parte, Stevenson ha estudiado casos
de fobias (por ejemplo el miedo al agua) que se manifiestan
en recién nacidos. Así, niños que han rehusado bañarse desde
su más tierna edad, le han manifestado, en cuanto pudieron
hablar, que murieron ahogados. Finalmente, Stevenson ha
trabajado largamente sobre las marcas de nacimiento que
aparecen sobre la epidermis de los bebés: lunares, zonas de
piel sin pigmentación o sin pilosidad; y comprobó que un
tercio de los niños que dicen acordarse de una vida anterior
son portadores de marcas de nacimiento que ellos afirman
ser de heridas recibidas durante su vida anterior. Stevenson
ha podido comprobar la historia médica de las personas
muertas de quienes los niños decían ser la reencarnación: en
el 20% de los casos, descubrió una concordancia perfecta
entre las marcas de nacimiento y las heridas.
Con la mayor frecuencia, la medicina clásica explica
la enfermedad por la herencia, el entorno o hasta
simplemente el azar. Para Ian Stevenson, sería necesario
examinar las experiencias tenidas en las vidas anteriores.
El concepto de reencarnación debía ayudarle a resolver
el problema que le preocupaba: ¿por qué se contrae una
enfermedad en vez de otra? La cuestión le intrigaba porque
él rechazaba las explicaciones que se limitan a la genética y
al entorno. Stevenson era de opinión de que la persona y su
envoltura carnal existían de modo separado e independiente;
la genética no podía explicar todas las marcas de nacimiento
o las anomalías congénitas, ni tampoco algunas enfermedades
internas. En ciertos casos, pensaba, intervenía “la voluntad de
la personalidad anterior” y los traumatismos que se habían
producido durante la existencia anterior. Un niño cuenta su
antigua vida de bandido:
“Cuando Cemil Fahrici nació, sus padres observaron una
extraña marca de nacimiento: una mancha debajo del mentón,
que sangraba de vez en cuando. Su padre la relacionó con un
pariente lejano, Cemil Hayik, notorio bandolero muerto algún
tiempo antes del nacimiento del muchacho; se había disparado
una bala bajo el mentón luego de haber sido cercado por el
ejército francés. En efecto, el pequeño Cemil (al principio
llamado Daddham pero que no respondía sino cuando se le
llamaba Cemil) manifestó desde su más temprana edad una
gran hostilidad hacia la policía y los militares. ¡Un día hasta trató
de tomar el fusil de su padre para disparar sobre los soldados!
Hasta los siete años, sufría de horribles pesadillas en el transcurso
de las cuales luchaba contra el ejército francés… He aquí lo que
reporta la investigación del doctor Stevenson:
“Durante todos los años que duró la investigación sobre este
caso, siempre creí que Cemil Fahrici sólo tenía una sola marca
de nacimiento. Luego, a lo largo de una entrevista con una de
las hermanas de Cemil Hayik, me enteré de que la bala había
salido por la parte superior del cráneo. Uno de los gendarmes
franceses presentes en el lugar del tiroteo donde Cemil Hayik
había encontrado la muerte, hizo una descripción parecida.
Volví a ver a Cemil Fahrici y le pregunté si tenía otra marca de
nacimiento. Sin ninguna duda, señaló con el dedo la parte
superior de su cabeza, y enseguida descubrimos una zona lineal
sin pelo en la parte superior de su cráneo”.
Caso de Corliss Chotkin Jr.
“En 1946, murió en Alaska un amerindio del clan de los Tlingit,
llamado Victor Vincent. Alrededor de un año antes de su muerte,
mientras se encontraba de visita en casa de su sobrina, le había
dicho: ‘Un día, regresaré como tu hijo, y tendré las mismas
cicatrices’. Le mostró entonces dos cicatrices muy visibles, una
sobre el borde de la nariz, la otra en la espalda. En los dos casos
se trataba de cicatrices quirúrgicas, por lo tanto no transmisibles,
en lo que se refiere a marcas hereditarias. Dieciocho meses
después de la muerte de Victor, la joven mujer dio a luz un hijo,
Corliss. Desde su llegada al mundo, tenía las mismas cicatrices
que su tío, lo cual comprobaron varios testigos.
Cuando todavía era un niño muy pequeño, Corliss preguntó
de repente: ‘¿Me reconoces? Soy Victor. Te había dicho que
regresaría’. En el transcurso de los años, Corliss reconoció a
muchas personas que no podía haber conocido, salvo en una
vida anterior. Relató incidentes de la vida de Victor, de los que
nadie había oído hablar pero que pudieron ser comprobados.
Contó, por ejemplo, que un día, pescando, se había quedado sin
gasolina y fue socorrido por un barco de vapor, el North Star.
En fin, por su temperamento, Corliss también se parece a
Victor, tiene varias de sus aptitudes, especialmente para la
mecánica; además, balbucea y arrastra un poco los pies,
exactamente como Victor”.
La historia de Chanai
Chanai nació en 1967 en el centro de Tailandia. Fue criado por su
madre y su abuela materna que poseía una granja de patos. A los
dos años, vivió sólo con su abuela en Nong La Korn. Al nacer, se le
descubrieron dos marcas, una detrás de la cabeza y otra delante,
sobre el ojo izquierdo. Su familia no tenía idea del origen de
esas marcas. Hacia los tres años, su abuela observó que cuando
jugaba con otros niños, aparentaba ser un profesor. Por otra
parte decía que en su vida anterior había sido un profesor, que
se llamaba Bua Kai, que lo habían matado camino a la escuela
y que entonces tenía una esposa e hijos. Suplicó a su abuela que
lo llevara a su antigua familia y citó un lugar llamado Khao Phra.
Chanai no tenía aún cuatro años cuando su abuela lo llevó a
una casa que él mismo indicó, donde vivía una pareja anciana.
Entraron y Chanai reconoció a “sus padres”. Eran los padres
de Bua Kai, un profesor asesinado en 1962. La pareja quedó
impresionada al examinar las marcas de nacimiento del niño y
escuchar sus declaraciones. Durante una segunda visita, Chanai
dio detalles de la vida de Bua Kai, con impresionantes precisiones
y lo que la vida de Bua Kai reveló, ayudó a comprender mejor el
comportamiento de Chanai. Bua Kai era casado y tenía cuatro
hijos entre ellos gemelos. Suan, su esposa, estaba encinta
cuando él murió. En efecto, era profesor y poseía dos revólveres.
En la mañana del 23 de enero de 1962 fue asesinado al salir de
su domicilio para dirigirse a la escuela en bicicleta. Recibió una
bala en plena cabeza, disparada desde atrás. Murió en el acto.
La bala había entrado por detrás de la cabeza y había salido por
encima del ojo izquierdo. A los once años, Chanai hizo la siguiente
declaración: “No sé quién me disparó por la espalda, no estaba
consciente cuando morí. Posteriormente, sin embargo, sentí que
mi alma abandonaba el cuerpo. Podía verme tendido sobre la
carretera. Mis piernas todavía eran presa de convulsiones y mi
sangre fluía sobre el camino”.
En sesión espírita, esta persona fue invocada por un espíritu:
“El enigma de las marcas de nacimiento hay que relacionarlo
con vuestras vidas anteriores, vuestras contusiones anteriores,
si habéis recibido contusiones a nivel de vuestra epidermis, por
causa de una guerra, de un asesinato o de un accidente”.
Para concluir, he aquí lo que escribió Ian Stevenson al final
de su obra Los niños que recuerdan sus vidas anteriores:
“He aquí todo lo que puedo decir sobre la relación de causa
a efecto de una vida sobre la sucesiva, y quizás todavía es
demasiado. Me parece justo reconocer, con mucha humildad,
nuestra ignorancia. A pesar de mi convicción de que algunos de
nuestros niños bien podrían ser reencarnados, nuestros trabajos
de investigación me han convencido igualmente de que no
sabemos casi nada sobre la reencarnación”.