EL POR QUÉ DE UN NUEVO BLOG

Después de abrir y mantener actualizado el blog: CENTRO VIRTUAL DE ESTUDIOS

ESPIRITISTAS Y AFINES, para la formación doctrinaria dentro de los postulados eminentemente racionalistas y laicos de la filosofía espírita codificada por el Maestro Allan Kardec que exhibe la Confederación Espírita Panamericana, a la cual nos adherimos, creímos conveniente abrir un nuevo Blog de un formato más ágil y que mostrase artículos de opinión de lectura rápida, sin perder por ello consistencia, así como noticias y eventos en el ámbito espírita promovidos por la CEPA, a modo de actualizar al lector.
Esa ha sido la razón que nos mueve y otra vez nos embarcamos en un nuevo viaje en el cual esperamos contar con la benevolencia de nuestros pacientes y amables lectores y vernos favorecidos con su interés por seguirnos en la lectura.
Reciban todos vosotros un fraternal abrazo.
René Dayre Abella y Norberto Prieto
Centro Virtual de Estudios Espiritistas y Afines "Manuel S. Porteiro".



sábado, 10 de mayo de 2014



IGOR MANOUCHIAN
MICHEL,
EL HOMBRE Y EL MÉDIUM
D O S S I E R
LE JOURNAL SPIRITE N° 96 avril 2014

 
Si hoy existe el Círculo Espírita Allan Kardec tal y como
lo conocemos, es ante todo gracias a un hombre de
excepción: Michel Pantin. Una personalidad de carácter
enérgico y firme que supo, paso a paso y humildemente,
comprender y desarrollar su mediumnidad sobre el hilo
conductor de la filosofía espírita definida en su tiempo
por Allan Kardec. Me acuerdo, por haber frecuentado muy
a menudo a Michel, de que a él le encantaba recordar a
todos los que le rodeaban, los comienzos de su historia
espírita.
A los nueve años, tuvo un sueño que luego resultó premonitorio.
Vio al líder de Israel, David Ben Gurion en una
tribuna, vestido con una camisa blanca, pronunciando un
discurso sobre su tierra frente a su público. Al día siguiente
de ese sueño, Michel oyó hablar de ese discurso por la
radio y también a sus padres. El nombre, y luego la imagen
vista en la televisión en casa de sus abuelos lo había impresionado
mucho por la similitud y la correspondencia con
las percepciones de su sueño. Sin tener respuesta al significado
de aquel sueño, y con el tiempo, Michel comprendió
un poco más tarde que con toda certeza se trataba de
un comienzo de sensibilidad extra corporal, como si de
alguna manera, hubiera asistido a ese mismo discurso más
allá de su cuerpo físico.
Extraído del homenaje que Karine
Chateigner publicó en el site del Círculo, he aquí a continuación
cómo se desarrolló el comienzo de esta historia
particular que, siendo la de Michel, fue también la del
futuro Círculo Allan Kardec.

Una luna distinta a las otras
- “Dos muchachos están en un auto, viajan. Es una
noche de plenilunio, corren por el campo y mientras
ruedan, ven la luna. Sin embargo esta luna, no la
percibo como de costumbre. Me llama más la atención.
Los dos jóvenes la miran. Es un mes de febrero, lo
que no es determinante per se; sin embargo, esta luna
presente parece decirnos que algo sucede. ¿Qué nos
dice esta luna?
Nos dice que algo sucede más allá de la muerte. Estoy
con Jacques (Peccatte) en un Ford Taunus, se dirige
hacia Normandía. La madre de Jacques ya ha fallecido.
Jacques no sabe lo que significa la comunicación con
los muertos, por lo demás yo tampoco, pero hay una
noción de espiritualidad que él expresa y me la hace
comprender durante aquel viaje particular. En ese
momento de la discusión, le respondí: “Jacques, nos
está sucediendo algo importante. La luna está llena,
hermosa, fuerte, magnífica y esta noche pasa cualquier
cosa”.
A primera vista puede parecer pueril o anodino, pero
de hecho es cierto y aún no lo sabemos. Uno se mira
diciéndose: “¿Qué nos puede ocurrir de importante?”
“Pero algunas horas más tarde comienza mi primera
sesión de espiritismo, realizada sólo con esta caja
de fósforos perforada en su extremo. Esta primera
experiencia se desarrolla en la casa de mis padres, en
compañía de mi madre y de mi hermana. Sigue a una
discusión con mi hermana que ha oído hablar de estas
experiencias emprendidas por varios de sus alumnos;
ella es docente”.
Cuando Michel descubrió el espiritismo, salía de un
período militante de naturaleza totalmente distinta.
Desde los catorce años, se había adherido a las
Juventudes comunistas. Fuerte, de una madurez
excepcional para su edad, durante los sucesos de
1968 había aceptado responsabilidades locales en la
ciudad de Argentan cerca de Falaise, su ciudad natal
en Normandía. A los dieciocho años, tuvo oportunidad
de conocer a Jacques Duclos, pero también al poeta
Louis Aragon, al que se complacía con frecuencia en
calificar entre nosotros, como el más grande de los
poetas contemporáneos. Un poco más tarde, tuvo el
encuentro con Jacques Peccatte, que se convertiría en
su amigo al compartir el descubrimiento espírita. Dejo
la palabra a Jacques:
“En 1974, me hizo conocer a sus antiguos amigos de liceo.
Pero ya él había abandonado el movimiento, cuando a
los dieciocho años, ya no se sentía a gusto en un partido
comunista al cual reprochaba un cierto dogmatismo,
especialmente en su relación con el gran hermano soviético.
A pesar de eso, y en total independencia de opinión,
Michel conservó toda su vida una fuerte simpatía por el
movimiento”.
Después del evento referente a una luna distinta a las
otras, y algunas improvisadas sesiones de espiritismo,
he aquí un mensaje que anuncia un cambio radical y
una dirección para Michel que advertía ya el sentido
misionero de sus percepciones. Es Jacques el que
cuenta:
“El miércoles día de Mercurio o el viernes día de Venus,
iréis a mi tumba en el Père Lachaise…”.
Así bajo nuestros dedos se anunciaba el espíritu Allan
Kardec, personaje que no conocíamos y que nos dio una
primera prueba de identidad indicando las letras de un
alfabeto con el movimiento de una cajita de fósforos.
Quizás fue en ese preciso momento cuando la vida de
Michel Pantin tuvo un viraje decisivo, con el compromiso
progresivo de una misión a la vez mediúmnica y
espírita. Desde ese día de febrero de 1974, los Espíritus
no lo han abandonado, pues sus excepcionales facultades
mediúmnicas cuya existencia desconocía hasta
entonces, se desarrollaron rápidamente, para no cesar
más nunca hasta el término de su vida física.
Para los detalles de este comienzo histórico del Círculo
Allan Kardec, sólo puedo aconsejarles que lean nuestros
libros y especialmente los de Jacques y Karine
así como los homenajes difundidos en nuestro site
Internet.
Cuarenta años nos separan de aquellos comienzos y
por la constancia, el rigor, el sentido de compromiso
y el respeto absoluto a los principios de la filosofía
kardecista, Michel pudo encontrar la fuerza para dar
su tiempo y su cuerpo para que el más allá se manifestara.
Así, formé parte de aquellos que recibieron
muchas informaciones tanto personales (visita de un
pariente desaparecido, consejo de un guía, revelación
de una misión) como generales, en toda la paleta de los
múltiples Espíritus que se han manifestado al conjunto
de los espíritas, para que esos mismos mensajes sean
compartidos con los que nos escuchan durante los
encuentros públicos, amistosos o familiares. Gracias
a su don de sí mismo, él permitió a otros desarrollar
igualmente ciertas formas de mediumnidad, con
éxitos pero también con fracasos. Michel jamás se
ha enorgullecido de su mediumnidad. Muy por el
contrario, estaba demasiado consciente de lo pesado
de la tarea y más bien prefería explicar que, ante todo,
lo que importa es concentrarse en los trabajos de los
pioneros del espiritismo y, por supuesto, conocer los
textos de Allan Kardec para hacerse una idea más
profunda de lo que es realmente el espiritismo. Para él
esa era una forma de no diferenciarse y de tener una
relación de igual a igual con los demás, a pesar de su
facultad. A la pregunta que Jacques le hizo, durante
una entrevista publicada en su libro A la rencontre
des Esprits: ¿Te sientes normal? Esto fue lo que Michel
respondió:
“No conozco los datos oficiales de la normalidad. Pero
por amar a los míos y a los que me rodean, por vivir en
sociedad, me siento un ser perfectamente normal, lo
que por otra parte, por cierto, no me impide creer en lo
paranormal. Lo paranormal no debe confundirse con lo
anormal. Lo paranormal quiere decir simplemente que al
lado nuestro existe otro mundo, otra vida, una suerte de
prórroga de nuestra existencia física que es la vida espiritual.
Esta vida espiritual significa absoluto y eternidad.
Muchos seres humanos, y no de los menos importantes,
no cesan de dar testimonio de ello… Normalidad, anormalidad,
he aquí todavía términos muy humanos. Por
mi parte, me siento perfectamente normal, equilibrado,
y hasta añadiría, que en cierta forma, el cumplimiento
de mi mediumnidad es un modo de cumplir esa normalidad
y conservar mi equilibrio. Yo percibo el más allá y
si tuviera miedo por eso, entonces quizás me volvería
desequilibrado y de alguna manera anormal”.
Michel había comprendido que esa mediumnidad que
formaba parte de él, no correspondía a una facultad
de la que podría haberse beneficiado con fines personales
y mercantiles, sino a un sentido misionero, pues
supo vincular lo que percibía con el descubrimiento
de la filosofía espírita. Ese altruismo por defender una
idea, lo condujo por el camino de la lucha. Era necesario
entonces convencer y, sobre todo, demostrar
la veracidad del hecho espírita, lo cual hizo muchas
veces durante sus conferencias. Era su parte militante,
mucho más allá del carácter particular de su mediumnidad.
Michel siempre deseó poner por delante la
causa espírita y muy a menudo reajustó las cosas, las
incomprensiones, conservando siempre ese rumbo de
dar totalmente su vida en un compromiso con el espiritismo.
La creación del Círculo con Jacques, permitió
plantear los estatutos de una gestión asociativa apropiada
para reunir a todos los que lo desearan, para
rehabilitar hoy al espiritismo. El más allá se manifestó
por Michel en una impresionante suma de mensajes,
relativos a todos los campos del conocimiento, aun
hasta a precisar y afinar los principios iniciales del
espiritismo de Allan Kardec pues, desde el siglo XIX,
la sociedad ha evolucionado lo mismo que el hecho
social. Estos datos se encuentran en los libros publicados
por nuestra Asociación. Los de Karine Chateigner
son una fuente obligatoria de informaciones destinadas
a difundir lo esencial para hacer comprender la
presencia de los Espíritus entre los hombres a todos
los que buscan un sesgo espiritual a nuestro mundo
material.
El hombre espírita
Michel tenía también esa preocupación pedagógica,
de proponer siempre una explicación en el diálogo
y respuestas al enigma del origen de la vida. El saber
predomina sobre la creencia y Michel siempre se preció
de investigador, sin exponer su cultura, pero tomando
en cuenta a las personas que estaban frente a él. Su
sentido de lo humano siempre le confirió un calor y una
proximidad con los demás; su innegable carisma hacía
que uno no pudiera quedarse indiferente cuando se
lo encontraba por primera vez. Siempre estaba pronto
al debate, jamás declaraba las verdades sin tomarse el
tiempo para escuchar a sus interlocutores.
Era un hombre eminentemente respetuoso de sus
semejantes y por la inteligencia que lo caracterizaba,
a menudo sabía decir las cosas con pertinencia y
oportunidad. Sabía levantar los tabús para extraer el
pensamiento justo a fin de establecer una relación
estrecha entre sus percepciones mediúmnicas y la
causa espírita. Todos los temas referentes a las relaciones
humanas, la historia de las sociedades, de las
naciones, de las civilizaciones, la idea de Dios, la vida
extraterrestre, las ciencias, y en fin, todos los elementos
que nos ponen en correspondencia con nuestra condición
humana, eran tratados por Michel. No le gustaba mucho detenerse
en las banalidades de lo cotidiano, prefiriendo siempre ir
más lejos sobre las cosas profundas y esenciales. Sin embargo,
no carecía de humor. La risa formaba parte integrante de
su personalidad. Sabía que así, en lo propio del hombre, se
encuentra el espíritu, aun riendo del otro o de situaciones
cómicas. Le encantaba ese lado positivo de la relación humana
que le confirmaba a menudo en este precepto que le pertenecía:
Yo soy pesimista a breve plazo y optimista a largo plazo.
Lejos de ser ingenuo respecto a los hombres y a todos los
defectos como la mentira, el egoísmo y las traiciones, Michel
sabía detenerse en la poesía de la vida. Así, supo defender a
menudo, tanto la de los Espíritus como la de nuestros escritores.
Aragón era para él el más grande de los poetas, y parece
normal que éste, conocido en su juventud, se convirtiera en su
guía. Me acuerdo del tiempo de las canciones desde Ferrat a
Ferré, reponiendo todo el pentagrama del corazón y la razón
escuchado junto a Michel en su casa, para al final comprender
lo que nos unía.
Michel fue para mí un amigo caro a mi corazón, un hermano
siempre disponible, un padre en espiritualidad, un educador
a veces, y sigue siendo hoy un Espíritu siempre presente en
el seno del Círculo que tanto defendió, para continuar de
otra manera el largo camino de hacer reconocer el espiritismo
como una ciencia y una filosofía imprescindible para el
progreso humano.
He aquí un poema de Michel y destinado a Jacques, que recibí
en mi función de médium en poesía en el seno de la asociación,
y que restituye la amistad hacia un hombre y el desarrollo
de una vida dedicada a la idea, grande y hermosa, de la
supervivencia del alma más allá de la muerte.

MI TUMBA AZUL
Bajo la tempestad
Una lluvia de ideas
Inunda nuestras cabezas
Por una verdad
Día de Mercurio
Al jardín Lachaise
Un frontón de azul
Salió de la arcilla
El libro de la vida
Las hojas de un druida
Un relámpago ha surgido
Bajo nuestras manos ávidas
Un médium nace
Contigo mi guardián
Recuerdo antiguo
Hoy renace
Bajo el huracán
De corazones extinguidos
Deseos que fluyen
Sobre la mesa desnuda
Tablilla que saluda
Al hombre en la cita
Las letras se diluyen
En el amor en todo
Esa era la historia
Y es para esta noche
Mi tumba azul
Para tu ojo azul
Que arrebata al ignorante
A nutrirse en el seno
Volverse inteligente
Para amarte sin fin
Mañana será verdad
Al sol del espíritu
Un puente alzado
En Montfort-l’Amaury
Mañana será inmenso
Un mundo por fin
Un puente donde se lanza
Este poema para ti.
Michel de l’Océane