EL POR QUÉ DE UN NUEVO BLOG

Después de abrir y mantener actualizado el blog: CENTRO VIRTUAL DE ESTUDIOS

ESPIRITISTAS Y AFINES, para la formación doctrinaria dentro de los postulados eminentemente racionalistas y laicos de la filosofía espírita codificada por el Maestro Allan Kardec que exhibe la Confederación Espírita Panamericana, a la cual nos adherimos, creímos conveniente abrir un nuevo Blog de un formato más ágil y que mostrase artículos de opinión de lectura rápida, sin perder por ello consistencia, así como noticias y eventos en el ámbito espírita promovidos por la CEPA, a modo de actualizar al lector.
Esa ha sido la razón que nos mueve y otra vez nos embarcamos en un nuevo viaje en el cual esperamos contar con la benevolencia de nuestros pacientes y amables lectores y vernos favorecidos con su interés por seguirnos en la lectura.
Reciban todos vosotros un fraternal abrazo.
René Dayre Abella y Norberto Prieto
Centro Virtual de Estudios Espiritistas y Afines "Manuel S. Porteiro".



sábado, 4 de mayo de 2013

A MIS AMABLES LECTORES:

Por favor, amigos y compañeros en el Ideal Espírita les invito a que visiten y de ser posible, se hagan seguidores de mi nuevo Blog KARDEC REDIVIVO, dedicado devotamente a destacar la peronalidad del Maestro y la vigencia y la actualidad de su pensamiento. Éste es el enlace:

KARDECREDIVIVO.WORDPRESS.COM 

miércoles, 1 de mayo de 2013


                                                             DOCTOR RAYMOND MOODY

por
J E A N - LO U I S P E T I T
LECTURA
PARANORMAL,
UNA VIDA EN BUSCA DEL MÁS ALLÁ

LE JOURNAL SPIRITE N° 92 AVRIL 2013

Decididamente, el doctor
Moody ha elegido
acaparar titulares. Ya había
perturbado fuertemente
al mundo científico al
publicar, en los años 1970,
La Vida después de la vida
que revelaba abiertamente
la frecuencia de las experiencias
llamadas EMI en
francés y NDE en inglés (experiencias de muerte inminente:
near death experiences). Moody indicaba allí que
un buen número de personas reanimadas in extremis, a
veces después de paro cardiaco y electro-encefalograma
plano, contaban la misma experiencia de un contacto
con lo que ellos pensaban que era el más allá. Luego,
muchos médicos, sobre todo los anestesistas reanimadores,
lo confirmaron. El Dr. Pim van Lommel publicó en
el serio periódico The Lancet, biblia de los médicos anglosajones,
un artículo científico muy documentado. Estas
realidades de la EMI ya no son discutidas, pero la controversia
con la comunidad científica se ha desplazado de
posición: ahora se argumenta sobre una creación del
cerebro que, privado de oxígeno, generaría unas últimas
imágenes alentadoras. Ciertamente, el mundo espírita
conoce desde hace mucho tiempo esta realidad del más
allá, pero las realidades espíritas siempre son negadas
obstinadamente por los gurúes de la ciencia oficial.
Hasta aquí, Moody se había cuidado bien de no tomar
partido. Pero desde ahora es un hecho, después de un
libro un tanto extraño pero apasionante, realizado con
su compañero Paul Perry, él también gran apasionado
de las experiencias de EMI. Raymond Moody nos revela
un difícil camino de vida, entre un padre racionalista
que lo enviará a un establecimiento psiquiátrico, dos
divorcios y una tentativa de suicidio. Su compromiso
a favor de las experiencias de “vida después de la vida”
arranca hace veintitrés años, con su tesis de medicina.
A lo largo de su vida, tal y como nos la cuenta, será un
escritor de best-sellers, un
conferencista sin igual y un
hombre de gran sensibilidad.
No sólo ha trabajado
con los testimonios de EMI;
también nos cuenta que
ha montado un verdadero
laboratorio, análogo a los
de los adivinos de la antigüedad,
que le ha permitido
ver por sí mismo y conversar con los difuntos, luego
de hacer compartir esta experiencia con numerosas
personas en duelo. Finalmente evoca las experiencias
que él llama “de muerte compartida”, donde los vivos
acompañan a sus moribundos hasta el fin, al punto de
compartir con ellos los contactos con los emisarios del
más allá, que vienen a acompañar a su pariente en el
más allá.
En fin, y sobre todo, responde oficialmente que personalmente
está persuadido de que el más allá es absolutamente
una realidad: “… Concluir que poseemos un alma
o que existe un más allá no me ha parecido (hasta ahora)
conforme con una trayectoria científica… eso implicaría
que mi investigación sólo tendría un objetivo: apuntalar
una creencia en lugar de comprobar si está científicamente
fundada… He llegado a la conclusión de que si cada uno se
ha formado una opinión sobre el asunto de la vida después
de la muerte, ¿por qué no podría yo tener una también…?
¿Mi opinión sobre lo que pasa cuando morimos? Yo pienso
que penetremos en otro estado de existencia o de consciencia.
Si me baso en los miles de testimonios que he oído,
penetramos en un mundo de alegría, de luz, de paz y de
amor en el que el desarrollo del conocimiento no se interrumpe
con nuestra muerte. Muy por el contrario, seguimos
aprendiendo y evolucionando por la eternidad”.
Gracias a este libro, uno de los pioneros del estudio científico
de las EMI se une muy claramente al espiritismo.
Eso bien vale un comentario en Le Journal Spirite, y mejor
aún, una lectura de ese libro…

lunes, 29 de abril de 2013

                                                  TREGASTEL COTE DE GRANIT ROSE



LAS FUERZAS DESCONOCIDAS
DE LA TELURIA

CHRISTOPHE CHEVALIER
LE JOURNAL SPIRITE N° 92 AVRIL 2013



La palabra “teluria” tiene dos definiciones diferentes,
una en relación con los movimientos de la corteza
terrestre y el otro con una energía particular detectable
por la radiestesia.
Desde el punto de vista científico, desde hace ya
varios decenios, cuando hay temblores de tierra que
surgen en numerosos puntos del planeta, se habla de
“sacudidas telúricas” cuya causa es la doble actividad
de la corteza terrestre en incesante movimiento y del
núcleo terrestre en incandescencia. Para los geofísicos,
la teluria se define según la naturaleza de los subsuelos
de la Tierra, de su actividad, de sus efectos en los
temblores de tierra y de la actividad de los volcanes.
En lo que concierne a la radiestesia, el mundo científico
asimila esta facultad a una pseudo ciencia esotérica,
cuyos métodos de investigación no tienen nada de
científico. Y sin embargo, numerosas investigaciones en
este campo fueron realizadas por hombres de ciencia,
tales como Charles Richet, eminente fisiólogo francés
y laureado con el premio Nobel de esta disciplina, que
se expresó así: “debemos aceptar la radiestesia como
un hecho. Es inútil hacer experimentos para probar su
existencia. Existe. Lo que hace falta ahora, es desarrollar
sus posibilidades”. Si los resultados obtenidos no
tienen ningún valor científico, a la fuerza tenemos que
certificar que los radiestesistas siempre han podido
localizar fuentes o encontrar personas desaparecidas
en colaboración con las instancias judiciales.
El radiestesista habla de lugares “cosmo-telúricos”.
Entiende por este vocablo un entorno que es punto
de convergencia entre una energía que viene del
cosmos y otra energía llamada “telúrica” que emana
de la Tierra. Habla también de corrientes telúricas en
las casas, corrientes de energía que a veces pueden
tener efectos nocivos sobre el estado de salud de las
personas domiciliadas en esos lugares. En efecto,
esa corriente telúrica que viene de las entrañas de la
Tierra, es el resultado de la actividad del plasma y de
su vibración, engendrada por sus movimientos que
recorren nuestro subsuelo.
Resumiendo, los geofísicos estudian la actividad de los
subsuelos y del plasma, mientras que los radiestesistas
amplían esa investigación con las consecuencias
vibratorias de esa actividad.
Según las informaciones espíritas, la teluria es una
energía que combina varios factores esenciales:
el granito, el Sol, la Luna y la bóveda estelar. Para
comprenderlo bien, debemos remontarnos en el
tiempo, a la génesis de nuestro planeta que, antes
de ser la esfera que conocemos, sufrió numerosas
conmociones. Hace cuatro mil millones de años,
nuestro globo estaba cubierto de agua, su núcleo
incandescente estaba envuelto por una corteza y
cuando ésta se desgarró bajo la formidable presión del
magma del núcleo, éste salió a flote para solidificarse
de nuevo formando una capa de granito. El granito es
pues el resultado del lento enfriamiento del magma.
Esta roca particular forma la estructura inicial del suelo
en forma más o menos pareja. Es el esqueleto de la
Tierra, que en ciertos lugares es más espeso y denso. El
granito representa pues un elemento indispensable en
la construcción de la energía telúrica, pues se conjuga
con los otros tres elementos ya citados, el Sol, la Luna y
la bóveda estelar.
Detengámonos ahora en la armoniosa síntesis de
todos estos elementos. ¿Qué sucede exactamente
para que esta combinación termine en el nacimiento
de la teluria, tal y como es definida en espiritismo?
Imaginemos por un instante la escena siguiente:
es de noche, el cielo está claro y sin nubes y cuando
levantamos la vista en dirección al espacio, podemos
ver la bóveda estelar iluminada por una miríada de
pequeñas luces centelleantes y a nuestro astro lunar
que hace el relevo nocturno al Sol. Esta noche es clara,
baña de una luz benéfica todo este conjunto. Esta luz,
como todo en el Universo, es una vibración que va a
penetrar la corteza terrestre compuesta por numerosos
tipos de rocas, pero más particularmente en ciertos
lugares, allí donde ella esconde el granito. Entonces,
el encuentro de esta luz vibrante con el granito va a
engendrar fenómenos químicos y físicos energéticos,
en lo más profundo de esta roca para llegar a la
energía telúrica. Los espíritus nos han enseñado que
esta transformación es el resultado de una perfecta
alquimia en la composición del granito. En efecto, éste
se compone de “biotita” (mica negra) que es penetrada
por la luz y se condensará luego en “mica” (mineral
brillante y estratificado), para reflejarse finalmente en
el “cuarzo” (sílice cristalizado parecido al vidrio). He aquí
pues, cómo las fuentes luminosas se transforman y se
modifican en el seno del mineral, para convertirse en lo
que los espíritus llaman “la energía telúrica”.
¿Cuáles son las fuerzas contenidas en esta energía y
cuáles pueden ser sus aplicaciones?

Desde sus primeras manifestaciones en el seno de
nuestro Círculo, los espíritus nos llaman muy a menudo
la atención sobre la naturaleza de nuestro entorno y
su origen divino. Mucho antes que nosotros, en ciertas
regiones del Oeste europeo, vivían los druidas en
armonía con la naturaleza y por eso el contacto con el
más allá era natural. Durante esos contactos de antaño,
ya los espíritus superiores enseñaban la observación
de la bóveda celeste, de sus ilusiones geométricas y
afirmaban que ese conjunto luminoso no se dispersaba
por azar.
La teluria fue puesta en evidencia en esa época pasada:
“Es una fuerza vital para beneficio de los organismos
vivientes”. Alimenta el cuerpo y el periespíritu. Esta
energía particular y benéfica es esencialmente activa
en las zonas geográficas donde predomina el granito.
Es el caso de Bretaña, y más ampliamente de los
macizos armoricano, alpino y de los Vosgos. Esta lista no
es exhaustiva, pues evidentemente existen en Francia
y en otras partes, otros lugares donde está presente
el granito. Los Espíritus nos han explicado diferentes
formas de beneficiarnos de esta energía de la mejor
manera posible. He aquí una: si tenéis el privilegio de
vivir en una de estas regiones, no dudéis en tenderos
sobre el suelo granítico en una noche clara, formando
uno con el suelo, imaginando la redondez del planeta.
Siempre dentro de este pensamiento, hay que imaginar
que vuestro cuerpo mismo es de granito, que recibe la
luz difusa de la Luna y de la bóveda celeste y que esa luz
os penetra. En ese momento, la teluria de los lugares
invadirá vuestro cuerpo físico, pero también vuestro
doble etérico, el periespíritu. Para que se opere esta
alquimia y dispense eficazmente sus beneficios, hace
falta, en un primer momento, tener conciencia de que
no estamos compuestos esencialmente de materia
sino que nuestra naturaleza es ante todo espiritual. Y
en un segundo lapso, comprender la interacción entre
el doble periespiritual y el cuerpo. Para ello, volvamos
sobre la definición del “doble periespiritual” y su papel.
El periespíritu es un cuerpo sutil de semi-materia que
acompaña al espíritu en cada una de sus encarnaciones.
Ha registrado todas las informaciones transmitidas de
vida en vida. Su estructura está compuesta de miles de
millones de células imbricadas en las del cuerpo. Células
periespirituales y células físicas son un aglomerado de
átomos vibrantes, y así los dos cuerpos interaccionan
uno sobre el otro. Cuando uno va mal, el otro va mal y
viceversa. El periespíritu es la prolongación invisible de
nuestro cuerpo.
Seguros de esta comprensión de nuestra doble
naturaleza física y espiritual, y de su interacción;
seguros del conocimiento de la existencia de la teluria,
admitimos que esta energía positiva proporciona
a nuestros cuerpos una fuerza suplementaria que
refuerza el equilibrio vibratorio de las células entre
sí. De ese beneficio, resulta la buena armonía del
funcionamiento de nuestra naturaleza espiritual,
periespiritual y física. En conclusión, podemos afirmar
que la práctica regular de tenderse sobre un suelo
granítico, conscientes del fenómeno natural que se va
a producir, es una verdadera terapia. Ojalá que un día,
forme parte de las curaciones del futuro.
                                              EL ASTRÓNOMO CAMILLE FLAMMARION

EL IMPULSO DIVINO Y EL UNIVERSO
por
CATHERINE COURTIOL & ISABELLE CHEVALIER

TODOS NOS CONVERTIREMOS
EN AUTORES DE LA VIDA
LE JOURNAL SPIRITE N° 92 AVRIL 2013


Desde que existe, el hombre se pregunta de dónde
viene y cómo se formó la Tierra sobre la cual vive.
Las diversas teorías científicas expuestas sobre
estos asuntos nos enseñan que la respuesta aún
no se ha dado. Desde luego, los investigadores
científicos pueden dar numerosas explicaciones,
gracias especialmente a los nuevos descubrimientos
y a las eficientes tecnologías. Pueden
explicarnos las reacciones en cadena y series de
fenómenos extraordinarios que se han producido
durante la formación del planeta, pero siempre
ignoran las fuerzas que los han provocado y
todavía se preguntan cómo apareció el hombre. ¿Y
si la respuesta no fuera solamente científica sino
también, y sobre todo, espiritual? A este respecto,
durante una sesión espírita en 1990, un médium
de nuestra asociación pudo recibir la respuesta de
dos espíritus desencarnados: Buffon, naturalista
del siglo XVIII que escribió La historia natural del
hombre y Camille Flammarion, astrónomo de fines
del siglo XIX. El mensaje recibido nos ha ayudado
a levantar el velo sobre las cuestiones del origen
de la Tierra y de nuestra humanidad. La comunicación
fue posible gracias a un sueño magnético.
Esta forma de mediumnidad permite al médium,
dormido por pases magnéticos específicos, viajar
en el espacio y recibir imágenes mentales transmitidas
por los espíritus, que él nos traduce luego en
palabras. Ustedes vivirán así, en directo y en acelerado,
los primeros instantes de la formación de la
galaxia lo mismo que los del origen del hombre
sobre la Tierra.
“Avanzo, avanzo, estoy en el túnel. Me siento cada vez
más ligero. Veo la luz fuerte, blanca, estoy en el más
allá. Dos entidades vienen hacia mí. Ahora, estos dos
espíritus están muy cerca de mí, Buffon y Flammarion.
Nos elevamos los tres en el espacio. Veo un grupo en
círculo, son quizás unos treinta. Buffon y Flammarion
me hacen señas. Es preciso que me coloque en el centro
del círculo. Recibo de todas partes, hace calor, es casi
ardiente. Ellos desaparecen uno a uno. Todo es blanco,
todo es opaco. Voy a recibir la imagen del tiempo…” El
médium cuenta entonces lo que ve, lo que siente.
Nos hablará de los espíritus puros, creadores de
los mundos. Los espíritus son creados por Dios,
son invisibles e impalpables, han nacido simples
e ignorantes y es con las diferentes encarnaciones
que se perfeccionan. Por la ley de la reencarnación,
los espíritus devenidos en puros han terminado su
ciclo de encarnación, se reúnen con Dios y están a
su lado en la creación. Conservan su individualidad y
tienen una forma etérea, son todo amor. El poder de
su fuerza de pensamiento es tal que son capaces de
actuar sobre la materia elemental. Para eso utilizan el
fluido universal, elemento indispensable y primordial,
presente en el espacio para permitir la condensación
de la materia. En el relato que sigue, el médium nos
revela su presencia, lo cual nos permite medir su
papel esencial y determinante en la imbricación de
los elementos y en la alquimia que se sigue para
formar el planeta. Gracias a la voluntad amorosa de
Dios y de los espíritus, y a su fuerza de pensamiento
común, los elementos primitivos han recibido una
influencia para acelerar su encuentro. Por otra
parte, este proceso no es otro que el identificado y
descrito por los científicos; es por eso que podemos
decir que las explicaciones espíritas y científicas son
complementarias.
Continuamos: “Estamos hace más de seis mil millones
de años, todo es negro. Todo está silencioso. Por todas
partes, todo a mi alrededor es el vacío. Lejos, muy
lejos, distingo algunos pequeños puntos luminosos.
Estoy en el espacio limitado de lo que se convertirá
en nuestra galaxia, luego en nuestro sistema solar.
Simultáneamente me es presentado el más allá, veo
formas humanas luminosas. Veo espíritus puros. Ellos no
son sino formas de luz. Son por lo menos veinte. Grandes
rayos brotan de sus cuerpos luminosos e iluminan
bruscamente la oscuridad en la que me encontraba.
Piensan la materia, piensan las formas, piensan cada
vez más fuerte. Oigo un rugido lejano, se acerca. El ruido
se hace más intenso. Veo una enorme bola de fuego
anaranjado que atraviesa el espacio oscuro. Aumenta
cada vez más. El ruido se vuelve insoportable. La bola
estalla. La detonación es descomunal. Miles, millones de
bolas se dispersan en todos los sentidos y se desplazan
silbando a mi alrededor. Todas estas bolas no dejan de
subdividirse para dar origen a otras esferas. Grandes
meteoros incandescentes pasan muy cerca de mí a gran
velocidad. Todo está iluminado, todo está alumbrado
por un inmenso brasero. Algunas bolas parecen
detenerse pero permanecen en incandescencia. Giran,
giran a gran velocidad y arden como antorchas. Otras
bolas se detienen a su vez, todas en eje. Oigo música, es
muy hermoso. El rugido se aleja, la rotación disminuye
su velocidad. La Tierra me es presentada como una
enorme esfera incandescente. Un gas blancuzco rodea
su fuego. Ya no es más un fuego sino un enorme magma.
El planeta está cubierto en todos los puntos de lava
caliente y rojiza. Alrededor de él, distingo en el espacio
espíritus cada vez más luminosos, pero que sin embargo
tienen formas humanas. Rayos fluídicos azules salen
de las frentes de los espíritus puros y se dirigen hacia
la oquedad de nuestro astro. La Tierra es una bola de
lava que parece replegarse sobre sí misma. Agujeros
inmensos, de varios kilómetros de diámetro, se forman
por todas partes y el magma penetra lentamente en
su interior. Un humo espeso y blanco rodea todo el
globo. Ese humo se condensa cada vez más. Por todo
alrededor del planeta se forman enormes bolsones de
vapor. Lluvias diluvianas caen sobre toda la superficie
del globo. La lava se solidifica en la superficie y forma un
enorme núcleo de varios miles de grados. Es un núcleo
rojo. Las nubes son cada vez más espesas, las lluvias
cada vez más abundantes. Poco a poco, el vapor se
disipa y el globo se torna azul. No veo sino agua, agua
por todas partes, agua por todos lados…”
La vida primitiva
Retomemos la lectura del fresco de la creación de
la Tierra y el nacimiento de nuestra humanidad. “El
planeta Tierra es un inmenso océano. Estamos hace
cuatro mil millones de años. Sobre las aguas, veo
entidades y, sobre estas entidades, veo una inmensa
luz, una luz que se mueve y late como un corazón.
Los espíritus están atentos a esta luz viviente.” En
este preciso momento del sueño magnético, los
espíritas que escuchan no identifican lo que es esa
“luz viviente” que el médium que viaja por el más allá
ve y describe. Sin embargo, una cosa se comprende:
ese corazón, símbolo del amor, acompasa y guía a
las entidades superiores en su creación amorosa.
“Ellas dirigen sus manos fluídicas hacia las aguas de
la Tierra. Veo pequeñas burbujas, límpidas como el
cristal, que brotan de las manos etéreas de los espíritus
creadores. Estas burbujas caen en las aguas de la Tierra.
Veo el fondo de los océanos, veo todas estas pequeñas
burbujas que se agitan, algunas se suman unas a
otras y forman racimos vivientes. De esos racimos
brotan formas simples, algo triangulares y largas,
transparentes: las amibas. Todo es condensación, todo
es progreso en la condensación. Hace calor, mucho
calor. He aquí que las amibas se unen unas a otras
para dar nacimiento a nuevas formas. Es una inmensa
oración que rodea nuestro planeta, la cadena de las
fuerzas superiores creadoras, y los rayos atraviesan lo
que ya ha penetrado el fondo de las aguas para acelerar
la ley de las atracciones”. Nosotros estamos allí: de las
manos etéreas de los espíritus superiores se escapa
el fluido de la vida que anima la materia. El origen de
la vida es revelado por el espiritismo. Estamos hace
cuatro mil millones de años; es igualmente lo que
afirma la ciencia, sin embargo, esta última no tiene
explicación definida sobre el origen de la vida. Varias
teorías se oponen: para una, la vida provendría del
agua misma y de las transformaciones que sufre
al contacto con la atmósfera; para la otra, la vida
provendría de las entrañas de la Tierra en cuyo seno
se forman los aminoácidos necesarios para la vida.
Finalmente, una teoría se aproxima a la explicación
espírita: son numerosos los investigadores que
estiman que nada permite afirmar que la vida
nació en la Tierra. Piensan que moléculas orgánicas,
en particular aminoácidos y bases nitrogenadas,
llegaron del espacio ya constituidas, pero a través
de meteoritos. Los investigadores admiten que
fechar correctamente la aparición de la vida, que se
pruebe el proceso de la multiplicación de las células
o que los descubrimientos sobre bacterias fósiles
permitan establecer los fundamentos químicos de la
procreación y del funcionamiento vital, no son más
que hipótesis y que ellos no saben nada sobre los
orígenes de la vida. Para eso, tendrían que admitir un
origen espiritual a toda forma de vida.
“Otro rugido se deja oír. Todo tiembla en el fondo de
los océanos. Se produce una enorme explosión a nivel
del núcleo central del planeta. El magma solidificado se
despierta, se levanta, surge a la superficie de las aguas.
Una enorme costra granítica se condensa. Las aguas
son invadidas por todas partes por el magma que brota
del centro del planeta. Permanentemente, los espíritus
se mantienen alrededor del globo. De esas erupciones
brutales resultan fallas. Veo montañas submarinas. El
suelo submarino se ha vuelto viscoso, casi frío. Siento
viento, un viento fuerte, violento. La superficie del
planeta tiembla, la tierra se aparta por todas partes y
los vegetales están naciendo. Formas enormes, esféricas,
invisibles, de semi-materia planean por encima del
globo, periespíritus de una vida primaria que caen y caen
sobre el planeta azul. Todo parece enorme, gigantesco.
Veo árboles que tienen más de setenta metros de alto.
Veo las hojas verdes de esos árboles, tres o cuatro adultos
podrían acostarse en ellas. Veo a los periespíritus tomar
forma cada vez más material. En el fondo de los océanos,
veo saurios que aparecen en el mundo submarino. Veo
grandes lagartos. Parece que la Tierra está caliente, muy
caliente. Enormes serpientes de mar surgen de las aguas,
se aferran a las rocas, a los árboles. La Tierra es como
un inmenso bosque virgen”. Más de tres mil millones
de años han transcurrido entre la aparición de la
vida en forma de amibas y los primeros saurios que
colonizaron las tierras para convertirse, según la teoría
darwiniana, en mamíferos terrestres.
Y Dios crea al ser humano
“Todo se balancea. Soy trasladado a otra parte. Veo otra
esfera, es más sombrío, casi negro. Veo el planeta y sus
enormes bolas blancas. Las veo morir una tras otra.
Las veo abrirse y del interior escapan las dobles que, muy
lentamente, se elevan en el espacio. Veo como manos
luminosas extendidas, son las manos de espíritus que
acogen a estos seres inferiores. Ya sobre la Tierra viven
los grandes monos. Ya por todas partes, pero sobre
todo en Rusia, en Siberia, en Egipto, en Canadá, viven o
han vivido los pitecántropos. En todas estas comarcas,
pero más en Egipto, van a encarnar estos espíritus en
fase de evolución para dar nacimiento al hombre. Van
a utilizar el acoplamiento de los grandes simios para
hacer nacer, renacer, su cuerpo etérico en un cuerpo que
será diferente, que será el cuerpo humano. Hace más de
seis millones de años…” El sueño magnético revela
el proceso de la aparición del hombre sobre la Tierra,
indicando la existencia de planetas primitivos sobre
los que encarnan los espíritus recién estimulados. Su
naturaleza espiritual despierta a su individualidad,
prosiguiendo su ciclo evolutivo, les es necesario
encarnar en una esfera superior, ayudados y guiados
por los espíritus superiores que vigilan y protegen la
creación de Dios. Según los estudios paleontológicos,
el australopiteco es el antepasado de los hombres. Los
espíritus nos enseñan que fue a partir de ese tronco
que los espíritus humanos encarnaron por primera
vez en la Tierra, dando origen simultáneamente a
una cadena animal cuyo primer representante sería
el yeti. Ese es el famoso eslabón perdido sobre el que
los investigadores se interrogan e inquieren todavía
hoy. “De nuevo oigo la música y veo la luz de los espíritus
superiores. No cesan de repetir: «Somos la vida». Buffon
se acerca a mí y me dice: «El tiempo no es nada. Esta
historia es corta. Todos nos convertiremos en los autores
de la vida. La deslumbrante luz que late como el corazón
de un hombre, es Dios nuestro Padre». Es preciso volver a
bajar…” Nuestro nivel de evolución espiritual y el de
nuestro conocimiento son tan restringidos que para
nosotros es difícil comprender a Dios y su creación de la
que somos parte integrante. En este sueño magnético
se siente la constante presencia amorosa de Dios, así
como el compositor, creador de música, permite a otros
directores de orquesta y a una multitud de músicos
que conviertan sus notas en armonía, impregnadas,
sin embargo de su individualidad y su sentimiento.
Cuando por fin el espiritismo se reúna con la ciencia,
la realidad espiritual del espíritu se convertirá en el
cimiento de una nueva ciencia de investigación.