EL POR QUÉ DE UN NUEVO BLOG

Después de abrir y mantener actualizado el blog: CENTRO VIRTUAL DE ESTUDIOS

ESPIRITISTAS Y AFINES, para la formación doctrinaria dentro de los postulados eminentemente racionalistas y laicos de la filosofía espírita codificada por el Maestro Allan Kardec que exhibe la Confederación Espírita Panamericana, a la cual nos adherimos, creímos conveniente abrir un nuevo Blog de un formato más ágil y que mostrase artículos de opinión de lectura rápida, sin perder por ello consistencia, así como noticias y eventos en el ámbito espírita promovidos por la CEPA, a modo de actualizar al lector.
Esa ha sido la razón que nos mueve y otra vez nos embarcamos en un nuevo viaje en el cual esperamos contar con la benevolencia de nuestros pacientes y amables lectores y vernos favorecidos con su interés por seguirnos en la lectura.
Reciban todos vosotros un fraternal abrazo.
René Dayre Abella y Norberto Prieto
Centro Virtual de Estudios Espiritistas y Afines "Manuel S. Porteiro".



jueves, 31 de julio de 2014

Espiritismo Pan-americano

La Ciencia Espírita


NAUM KREIMAN
Contribución al Primer Congreso Espírita Panamericano (1945) Publicado en la revista Constancia, Año 68 N° 2682, 1-7-1945, pp. 396-398; y Año 68 N° 2683, 16-7-1945, pp. 426-430
En el temario del Primer Congreso Espírita Panamericano figura como segundo punto a tratar el tema “La filosofía espírita y la ciencia”.
No ha escapado a los organizadores del Congreso al confeccionar dicho temário que de la misma manera que se trataba el tema “Los valores de la filosofia espírita” (en donde ya estaba implícita la valoración del Espiritismo como filosofía) era necesario encarar el Espiritismo en sus valores científicos, es decir, tratar el tema de la Ciencia Espírita, tema éste que si bien no está indicado explícitamente en el temario, se encuentra implícito en el título antedicho de “La filosofía espírita y la ciencia”.
El Espiritismo, nos dice Geley, “sólo aspira al título de Ciencia y a considerarse como una rama de la Historia Natural”, y más adelante agrega: “Para los verdaderos creyentes en la doctrina espiritista, ésta es una ciencia positiva, basada en el estúdio experimental de los fenómenos psíquicos y en la enseñanza de los espíritus elevados”.
Los numerosos investigadores que se han ocupado del estúdio de estos hechos, ya como Metapsíquicos o como espiritistas, los han considerado en mayor o menor grado como fenómenos de categoria científica.
Para Geley, ya lo hemos visto, el Espiritismo es una ciencia.
Richet reunió todos estos fenómenos bajo la denominación de Ciencia Metapsíquica, considerándolos también como hechos de categoría científica. La Metapsíquica es para Richet una ciência también, cuyo objeto, según define su tratado, es “el estudio de los fenómenos mecánicos y físicos debidos a fuerzas que parecen inteligentes o potencias desconocidas latentes en la inteligência humana”.
La diferencia entre la definición de Richet y la de Geley es bien clara. En Richet asoma la duda: ¿Estos fenómenos se deberán a la acción de espíritus descarnados o a fuerzas latentes en la psiquis del médium?; en Geley la definición es categóricamente espiritista.
Richet subraya en otro párrafo la necesidad de la comprobación cada vez más perfecta de los hechos, porque sin ellos no es posible fundamentar ninguna ciencia, y si es posible dice: “procuremos enlazarlos con alguna teoría tan verosímil como sea posible, pero no sacrifiquemos jamás la teoría a los hechos, los cuales son ciertamente verdaderos, mientras aquella posiblemente falsa”.
Por nuestra parte, hemos de decir que los hechos espíritas se encuentran perfectamente comprobados, negarlos a esta altura de los conocimientos científicos contemporáneos, es colocarse al margen del progreso del conocimiento humano, y en cuanto a la teoría que los explique, afirmamos con la autoridad y el saber de los hombres de ciencia más destacados en estas investigaciones, que la hipótesis espírita es la más lógica, la más científica de cuanta otra teoría pueda exponerse para la explicación y comprensión de los fenómenos. Richet mismo lo ha dicho.
El mismo entusiasmo que llevó a Manuel González Soriano a afirmar que el Espiritismo es la Filosofía acompañó al Dr. Manuel Sanz Benito a exponer en un notable librito La Ciencia Espírita, realmente un pequeño libro de texto de los aspectos doctrinarios del Espiritismo, una concepción del Espiritismo en el terreno científico similar a la del filósofo antes citado. El Espiritismo es para M. Sanz Benito: La Ciencia. El Espiritismo, nos dice, “aspira a fundar la ciencia única y universal”. En uno de sus primeros capítulos “El Espiritismo como ciencia única y universal” fundamenta el Dr. Sanz Benito la categoría científica del Espiritismo, al mismo tiempo que da las razones para considerarlo como “Ciencia Única y Universal”. “Si el Espiritismo es Ciencia, ha de constar de una serie de fenómenos sujetos a la ley, explicables en sus causas y efectos; ha de ser un conjunto de verdades referentes a un orden determinado, un sistema de conocimientos verdaderos y ciertos”, luego cita diversos hechos supranormales y agrega: “el Espiritismo viene a hacer luz sobre estas cuestiones, a patentizar lo que hay de verdad y de ilusorio en esta materia”. Hasta aquí, vemos claramente que el Dr. Sanz Benito define a la Ciencia Espírita como una Ciencia Particular, como un sistema de conocimientos referentes a un orden determinado de fenómenos: los fenómenos supranormales.
Pero no se detiene aquí la concepción científica del Espiritismo para el Dr. Benito, expone a continuación una serie de conceptos que terminan por confundir esta noción primera del Espiritismo como Ciencia.
“El Espiritismo –dice en otro párrafo– tiene por materia de su estudio el Espíritu en diversos caracteres esenciales y diversas fases de desarrollo hasta donde alcancen nuestras investigaciones; pretende inquirir su origen en los límites de lo posible, y como una vida es insignificante, habla de las vidas que necesita para desarrollar su esencia, y como un mundo es pequeño, habla de la infinidad de mundos y moradas; y como los estados por que atraviesa son infinitos, habla de la infinidad del progreso como ley constante; y siendo el espíritu un ser que debe su existencia a la Causa Suprema, menos una secta religiosa que pretende sustituir unos dogmas con otros dogmas, no es un sistema ni una utopía más o menos probable, ni una ilusión engendrada por la mente soñadora y deseosa de investigar el más allá en los tenebrosos misterios de ultratumba. No es una rama de los conocimientos humanos que tenga materia aparte para su estudio, con leyes particulares: El Espiritismo aspira a echar las bases de la Ciencia Única y Universal”.
Como puede apreciarse por el último párrafo que subrayamos, el doctor Sanz Benito se contradice a sí mismo, si comparamos este último párrafo con el anterior que hemos destacado.
Aun así, la concepción de Sanz Benito es completamente opuesta a la de Geley, para este último, ya se ha visto: “El Espiritismo aspira a considerarse como una rama de la Historia Natural” y como tal, agregamos nosotros siguiendo la lógica de Geley, tiene materia aparte para su estudio y métodos propios de investigación; pero según el criterio de Sanz Benito esta concepción de Geley es errónea.
De acuerdo, pues, con la definición última de Sanz Benito, todas las ciencias formarían parte de la Ciencia Espírita Única y Universal, y así efectivamente lo dice en un párrafo que transcribimos a continuación: “Al estudiar el espíritu en sus diversas fases de encarnado y desencarnado forma parte de las ciências psíquicas, al examinar los mundos y la materia en general como vehículos que aquél siempre tiene: de las ciencias físicas; y al considerar tanto la materia como el espíritu como procedentes de la divina causa, investigando en lo posible cómo ésta obra, forma parte de las ciencias filosóficas. Después, como las consecuencias que de esta investigación se derivan, tienen un fondo moral, y como el principio moral trasciende del individuo a la sociedad, e influye en las decisiones de la humanidad se da también en él materia de estudio de las ciencias político-sociales. Vemos, pues, que su objeto no es pequeño ni baladí, sino que abarca el estudio de la realidad entera, con la aplicación de este saber a la vida. Con razón, pues, decíamos antes que el Espiritismo aspira a fundar la Ciencia Única y Universal”.
En realidad aquí Sanz Benito cae en un error. Si bien es cierto que la Ciencia Espírita tiene como materia algunos objetos que son comunes con otras ciencias, es necesario advertir que cada una de las ciencias los estudia desde un ángulo distinto. Si un fenómeno espírita de desmaterialización nos lleva a considerar la constitución de la Materia, no por ello hemos de afirmar que la Ciencia Físico-Química forma parte de la Ciencia Espírita. El Espiritismo –lo dice el mismo Kardec– “se roza forzosamente con la mayor parte de las Ciencias”. (El Génesis).
Persistiendo en su error, el Dr. Sanz Benito, en un párrafo subsiguiente nos sigue diciendo: “El Campo de investigación del Espiritismo es el Espíritu, la Materia, Dios. ¿Qué otra cosa puede haber fuera de estos tres órdenes del Conocimiento? Ninguna; de donde resulta que el objeto del Espiritismo es la realidad y toda la realidad”, y luego: “la realidad es infinita. Nuestra inteligencia es escasa, de donde se deduce que el total conocimiento de la realidad es imposible. Pero no quiere decir que el Espiritismo no vaya a resolver todos los problemas, todas las cuestiones que se refieran a su objeto, es decir a la realidad cognoscible, sino que cualquier cuestión, cualquier problema que se plantee, sea referente a la naturaleza, sea referente a Dios, está comprendido dentro de la Ciencia del Espíritu. En realidad no hay ciencias particulares, son ramas del conocimiento, como no hay verdades particulares sin relación, sino aspectos de la verdad”.
Es evidente el sofisma en que cae el Dr. Sanz Benito. Primero plantea el Espiritismo como una ciencia de los fenómenos particulares, pero enseguida extiende su objeto a todos los fenómenos de la naturaleza, cayendo por último en un concepto confuso respecto de la existencia de ciencias particulares, que distingue del concepto de Ramas del Conocimiento Científico. Cada ciencia particular constituye una rama del conocimiento científico, o viceversa; denomínese rama, o ciencia particular, o como se quiera, en realidad es una cuestión de términos.
Léon Denis ha sido un gran divulgador del espiritismo. Su libro “En lo Invisible” constituye un estudio sobre espiritismo experimental, examen y clasificación de los fenómenos mediúmnicos, y estudio sobre la Ciencia Espírita, especialmente en su primera parte en que trata del Espiritismo Experimental – Sus leyes.
Su concepción de la Ciencia Espírita sigue en lo fundamental a Allan Kardec, a quien comentaremos más adelante. Denis, llevado por su natural lirismo en la expresión, da distintas denominaciones a la Ciencia Espírita; así la llama: “La Ciencia de Ultratumba”, la “Ciencia Psíquica”, “La Ciencia de lo Invisible”, “La Ciencia Espiritualista”, que si bien es cierto no son rigurosamente adecuadas, ni sinónimas entre sí, para Denis, significan una sola cosa.
Concretando y sintetizando las numerosas observaciones y definiciones que se encuentran en su libro citado, podemos decir que es una ciencia particular, con fenómenos que se rigen por leyes propias, y que posee también su método propio de investigación. No cito los distintos párrafos que corresponden a esta concepción de Denis, para abreviar la exposición.
Podríamos agregar que, según Denis, existen dos medios “para adquirir la ciencia de Ultratumba”: el Estudio Experimental por una parte, y por otra la Intuición. La intuición profunda –dice– nos revela la presencia de nuestros amigos invisibles y hasta cierto punto, nos permite, en nuestro fuero interno, corresponder con ellos. La experimentación va más lejos. Nos proporciona medios de comunicación positivos y precisos: establece entre los mundos, el visible y el oculto, una comunicación que va extendiéndose a medida que las facultades mediúmnicas se multiplican y se afirman”.
En determinado momento, Denis define al Espiritismo como “una ciencia de observación”, esta definición es también propia de Kardec, y los argumentos de Denis son en líneas generales los mismos que los del codificador. La crítica a esta concepción la haremos a continuación cuando tratemos el asunto en Kardec.
Allan Kardec tiene una concepción muy particular del Espiritismo como ciencia. En primer lugar hemos de diferenciar dos términos, que han de simplificar mucho el análisis que haremos de las palabras de Kardec.
Se trata de diferenciar el conocimiento científico del conocimiento filosófico. El conocimiento científico, que puede ser experimental o de observación, tiene por materia de investigación los objetos particulares de la realidad (si el lector se interesa en una clasificación de las ciencias puede obtenerla en algún libro de lógica de los corrientes, o en algún tratado de filosofía):
La ciencia no pone en tela de juicio la existencia de una realidad, y la posibilidad de su conocimiento, para lo cual aplica métodos propios, que se ha ido perfeccionando a través de la historia.
A dicho conocimiento se llama científico. El conocimiento filosófico no es una “ciencia”, la Filosofía es un saber de categoria distinta. Sus temas no son propiamente los objetos particulares de la realidad.
La Física, la Química, la Astronomía, las Matemáticas, la Botánica, la Geología, son ciencias, ciencias particulares de una determinada realidad, como también lo son la Psicología, la Biología, la Etnología, cada una con un método de investigación propio. Los temas de la Filosofía son otros, por ejemplo: el origen del conocimiento, la posibilidad de tal conocimiento, que se plantean dentro del problema gnoseológico: la realidad misma como problema, la ciencia de la realidad; los llamados problemas capitales como el Espíritu, Dios, la Muerte, que se plantean dentro de la Metafísica, la Filosofía trata también de relacionar, conexionar los resultados de todas las ciencias para lograr una concepción general del mundo y de la vida. Así pues, la Filosofía no es una ciencia, es un saber, un conocimiento de características distintas al de la Ciencia. Por eso es un error decir “ciencia filosófica”.
Sin embargo, hasta fines del siglo pasado y aún en éste, esta designación del saber filosófico se  ha empleado. Y Kardec en sus libros, cuando nos habla de la filosofía espírita, también la designa como ciencia, lo cual induce a errores de apreciación de su concepción del espiritismo como ciencia, en el siguiente párrafo, por ejemplo, nos dice: “Dos partes comprende la Ciencia Espiritista: una experimental, que versa sobre las manifestaciones en general, y otra filosófica, que comprende las manifestaciones inteligentes” (El libro de los Espíritus, pág. 49. Ed. Constancia). Aquí en lugar de ciência espiritista debió haber empleado el término Conocimiento espiritista.
En otro lugar el concepto estricto de Ciencia aparece en Kardec, cuando dice: “El Espiritismo repudia en lo que le concierne, todo efecto maravilloso, es decir, fuera de las leyes de la naturaleza, no hace milagros ni prodigios, pero explica en virtud de una ley ciertos efectos reputados hasta hoy milagrosos y prodigiosos, demostrando al mismo tiempo su posibilidad. Ensancha así el dominio de la Ciencia, bajo cuyo aspecto es una Ciencia también.” (Qué es el Espiritismo, pág.39. Ed. Constancia). Aquí la concepción del espiritismo como ciencia según Kardec, es similar a la de Geley.
En este otro párrafo, Kardec induce a confusión con el término Ciencia: “El Espiritismo es la ciencia que trata de la naturaleza, origen y destino de los Espíritus y de sus relaciones con el mundo corporal”. (Qué es el Espiritismo, pág.4. Ed. Constancia). Esta definición no es del Espiritismo como Ciencia, sino del Espiritismo como Filosofía, y en todo caso se trataría de una definición general que no puede caracterizarse como filosófica ni científica.
Como hemos visto en la página 39 la definición del Espiritismo como ciencia es para Kardec similar a la de Geley, se trata de una ciencia de un objeto particular de la naturaleza: los fenómenos espíritas; pero en este otro párrafo ya esta concepción no es del todo consecuente con la anterior: “Las ciencias vulgares –dice– descansan sobre las propiedades de la materia que pueden manifestarse a nuestro antojo, los fenómenos que ellas producen tienen por agentes fuerzas materiales. Los del Espiritismo tienen por agentes inteligencias independientes dotadas de libre albedrío, y no sometidas a nuestro capricho. De este modo se substraen a nuestros procedimientos de laboratorio y a nuestros cálculos y por tanto, no son del Dominio de la Ciencia Propiamente Dicha”
Por esta razón de que no podemos producir los fenómenos espíritas a nuestro antojo, como producimos los fenómenos físicos, Kardec define a la Ciencia Espírita como una “Ciencia de Observación” (Qué es el Espiritismo, pág.105. Ed. Constancia).
Pero esta definición de que no pertenece al dominio de la Ciencia Propiamente Dicha nos induce a confusión, la razón que expone Kardec es que estos fenómenos no los producimos a nuestra voluntad, ello no es una razón valedera, porque la ciencia no está basada en la voluntad de quien puede producir el fenómeno sino en el fenómeno en sí, en la ley en virtud de la cual el hecho se produce, y sea por voluntad de espíritus encarnados, sea por voluntad de espíritus desencarnados, el fenómeno, cuando se produce debe obedecer a ciertas normas, leyes naturales, que son las que estudia la ciencia. Qué interesa que el fenómeno de materialización se produzca cuando quieren los espíritus, o cuando queremos nosotros, lo que importa a la ciencia en el fenómeno de materialización es: cómo se produce; cómo se realizan los procesos psico-fisiológicos, químicos y biológicos, cuáles son las leyes biológicas y químicas en virtud de las cuales se produce la substancia ectoplásmica; por ello nos parece equivocada la distinción que en el párrafo antedicho nos hace Kardec. Además tampoco estamos de acuerdo en que sea una ciência de observación y no también de experimentación.
Kardec dice que es una ciencia de observación, precisamente porque no los producimos cuando nosotros queremos, pero ya hemos visto que esto es equivocado. Según cierta clasificación de las ciencias, éstas se dividen en ciencias de experimentación y ciências de observación; las de experimentación se caracterizan porque podemos cambiar las condiciones en que se produce el fenómeno, variar sus ingredientes diríamos; la biología, la psicología, la botánica, la física, son ciencias de experimentación; las ciencias de observación son aquellas en que no podemos intervenir para variar las condiciones de los fenómenos: la Astronomía, por ejemplo, es una ciencia de observación. Pero estas distinciones no son absolutas, sobre todo en estos tiempos, en que podemos considerar a todas las ciencias como experimentales: hay algunos fenómenos astronómicos que pueden producirse artificialmente en los laboratorios. Y en cuanto a la ciencia espírita, ella es una ciencia de experimentación y también de observación.
En Geley, en Crawford, leemos numerosas experiências realizadas con los espíritus colaboradores que hacen del Espiritismo una verdadera ciencia de experimentación y no de simple observación. Así pues, tampoco en esto estamos de acuerdo con Kardec. Coincidimos con Kardec en cuanto nos define el Espiritismo como Ciencia, tal como lo hace Geley, pero en cuanto quiere introducir estas distinciones que hemos señalado cae en los errores que acabamos de explicar.
La Ciencia espírita no es un aborto de la naturaleza, así lo explica Kardec y efectivamente así es. Lo fuera si no tuviera relación con nuestros conocimientos científicos de todo orden, pero como “Todas las ciencias se suceden y se encadenan en un orden racional, nacen unas de las otras, a medida que encuentran un punto de apoyo en las ideas y en los conocimientos anteriores” (El Génesis, pág. 17. Ed. Carbonell y Esteva, España) la ciencia espírita apareció como una necesidad lógica y científica del conocimiento humano del mundo, y por ello se relaciona como decimos con todas las otras ciencias; dice Kardec “Del mismo modo que la ciencia propiamente dicha tiene por objeto el estudio de las leyes del principio material, el objeto del Espiritismo es el conocimiento de las leyes del principio espiritual, pero como este último es una de las fuerzas de la naturaleza que incesantemente reacciona sobre el principio material y recíprocamente, resulta que el conocimiento de uno no puede ser completo sin el conocimiento del otro, que el espiritismo y la ciência se complementan mutuamente, que la ciencia sin el espiritismo es impotente para explicar ciertos fenómenos por las leyes solas de la materia, y que por haber hecho abstracción del principio espiritual ha tenido que detenerse en la resolución de numerosos problemas. A su vez el Espiritismo sin la ciencia, careciendo del apoyo y comprobación, podría engañarse. Si el Espiritismo hubiese venido antes de los descubrimientos científicos, hubiese sido un aborto, como todo lo que viene antes de tiempo.” (El Génesis, pág. 17. Ed. Carbonell y Esteva, España).
En síntesis, podemos afirmar que el Espiritismo tiene categoria científica: la ciencia espírita tiene por objeto típico y propio de su investigación los fenómenos mediúmnicos o supranormales, podemos definir la ciencia espírita como “la Ciencia de los fenómenos Mediúmnicos”, ciencia de observación y de experimentación, que entra a formar parte, como un conocimiento particular de determinados fenómenos naturales, en el orden general de nuestro conocimiento sistematizado de la realidad, tal como sostenía Geley; que se relaciona con la mayor parte de las ciências con las cuales tiene a veces objetos comunes, como observaba Kardec, pero no por ello todas las ciencias han de ingresar en el Espiritismo para transformar a éste en una ciencia única y universal, como sostenía Sanz Benito. Tiene un método propio de investigación, que es el método mediúmnico, además de tomar de todas las otras ciencias la técnica y los métodos que puedan serle útiles en la investigación de sus fenómenos, que como pedía Richet, es necesario comprobar cada vez más y mejor.
La Filosofía, por definición, trata de reunir en una concepción general los resultados de las ciencias del mundo, de la vida y de los problemas fundamentales, así pues, la filosofía reacciona sobre la ciencia, la influye en muchos casos, como la ciencia influye sobre la filosofía. La Filosofía Espírita toma de todas las ciencias los resultados que pueden serle útiles para fundamentar sus concepciones filosóficas y metafísicas, ha de marchar con el progreso de las ciencias, pero la ciencia que más apoyo presta a la Filosofía Espírita, es la Ciencia Espírita, por ello existe una relación estrecha entre el Espiritismo y la Ciencia en general, y en particular con la Ciencia Espírita.