EL POR QUÉ DE UN NUEVO BLOG
Después de abrir y mantener actualizado el blog: CENTRO VIRTUAL DE ESTUDIOS
ESPIRITISTAS Y AFINES, para la formación doctrinaria dentro de los postulados eminentemente racionalistas y laicos de la filosofía espírita codificada por el Maestro Allan Kardec que exhibe la Confederación Espírita Panamericana, a la cual nos adherimos, creímos conveniente abrir un nuevo Blog de un formato más ágil y que mostrase artículos de opinión de lectura rápida, sin perder por ello consistencia, así como noticias y eventos en el ámbito espírita promovidos por la CEPA, a modo de actualizar al lector.
Esa ha sido la razón que nos mueve y otra vez nos embarcamos en un nuevo viaje en el cual esperamos contar con la benevolencia de nuestros pacientes y amables lectores y vernos favorecidos con su interés por seguirnos en la lectura.
Reciban todos vosotros un fraternal abrazo.
René Dayre Abella y Norberto Prieto
Centro Virtual de Estudios Espiritistas y Afines "Manuel S. Porteiro".
viernes, 30 de abril de 2010
ESPIRITISMO UNA DENOMINACIÓN ADECUADA TOMADO DE FLAMA ESPÍRITA ABRIL/JUNIO DEL 2010.
Espiritismo:
Una denominación adecuada
El nombre es en cierto sentido la misma cosa; dar nombre a las cosas es
conocerlas y apropiarse de ellas; la denominación es el acto de la posesión
espiritual.
Miguel de Unamuno
Editorial del periódico “Opinião”, núm. 163, mayo 2009
Órgano de divulgación del “CCEPA”, Porto Alegre, Brasil
ccepars@gmail.com
Traducción: Pura Argelich
No es de hoy que los estudiosos y cultivadores del espiritismo se preocupan con el inmenso caudal de distorsiones a que él fue
sometido. Creado como una “ciencia que trata de la naturaleza, origen y destino de los espíritus y de sus relaciones con el mundo
corporal” (definición de Allan Kardec en “Qué es el Espiritismo”), el espiritismo se hizo suyo el fenómeno del espíritu, sus
manifestaciones y consecuencias, para ocuparse del mismo como una realidad científicamente observable y comprobable.
Hacer ciencia, al contrario que practicar una religión, exige, por encima de todo, libertad de pensamiento y de acción, distanciamiento
de dogmas y preconceptos de cualquier especie. Por eso mismo, la libertad fue un valor destacado y de prestigio en toda la obra de
Kardec. Como tantas veces afirmó, el espiritismo no sería un sistema de fe cerrado, sino un campo abierto a la investigación que, no
obstante, en ningún momento, podría distanciarse de la ética, del sentido común y de la razón, unidos en la ley natural.
Sin embargo, las cuestiones alusivas al espíritu, a fuerza de las creencias y de los mitos que históricamente lo envolvieron, siempre
fueron, y continúan siendo, un terreno fértil para medrar en él el misticismo, las supersticiones y las prácticas más esdrújulas e
irracionales. El espiritismo no quedó al margen de ese tipo de influencia, fácil de penetrar en él incluso en razón de su calificación
como un movimiento librepensador. Debido a la interpretación de que, al lado de sus reconocidos aspectos científico y filosófico,
podría vislumbrarse también en él un aspecto religioso, transformándolo simplemente en una secta cristiana más. Herculano Pires
(1914-1979), eminente pensador espiritista brasileño, en su “Curso Dinámico de Espiritismo” señala: “Lo que impidió la expansión
del Espiritismo en la Europa del siglo XIX, de forma a poder renovar la vieja concepción de mundo todavía dominante, fue
simplemente su aspecto religioso. Como el Cristianismo Primitivo, el Espiritismo fue acogido con ansiedad por las capas pobres de la
población que lo convirtieron por doquier en una nueva secta cristiana”.
Precisamente por constatar y lamentar esa triste distorsión, honestos e inquietos pensadores espiritistas, en diferentes momentos,
llegaron a proponer algunos neologismos, sustitutivos de la palabra “espiritismo”, para calificar mejor ese movimiento de ideas que,
mucho más que una ciencia, se desenvolvió -de acuerdo con lo que, además, pretendía Kardec- como una nueva y siempre
progresiva y progresista visión de universo, de hombre y de mundo. Cada vez, sin embargo, que se suman esfuerzos en busca de
una adecuada denominación para ese movimiento de ideas, se termina por concluir, casi unánimemente, que no hay mejor
designación que aquella que le dio Kardec: espiritismo. Y que, si la hay, no conviene a los verdaderos espiritistas renunciar al rico
patrimonio hasta aquí construido bajo ese nombre, a pesar de los que sobre él se equivocan, lo distorsionan y hasta lo avergüenzan.
No se puede dejar de reconocer que es hora de rectificar rumbos. Que es tiempo de expurgar del campo doctrinario espiritista
supersticiones y visiones distorsionadas que afectaron, incluso, respetables instituciones autodenominadas gestoras del movimiento
espiritista. Que se agotó el tiempo de confundir la ciencia, la filosofía y la ética del espiritismo con la religión cristiana, cuyos
postulados teóricos del uno y de la otra, tan distantes están y tan radicalmente opuestos son. Pero, por lo tanto, es preciso
reconocernos como verdaderos espiritistas, dispuestos a preservar ese rico patrimonio llamado, originaria y originalmente
espiritismo. Ésta, además, es una buena denominación. Tan buena y tan elocuentemente fiel a los objetivos de su fundador que no
conviene substituirla por otra. Incluso porque no será nada fácil encontrarla.
Comentario de Flama Espirita:
A pesar de estar totalmente de acuerdo con este texto transcrito de Opinião, no por ello dejamos de
sentir simpatía e, incluso, un cierto grado de consentimiento, en la idea defendida por espiritistas de relieve en
cuanto al cambio del nombre “espiritismo”. Desde Arthur Conan Doyle (que proponía la denominación “religión
psíquica”) hasta el prestigioso periodista, escritor y psicólogo Dr. Jaci Regis que propugna la denominación
“doctrina kardecista”, encontraríamos propuestas diferentes para la gran Idea Espiritista. No olvidemos, al
respecto de este tema, aquella lapidaria frase de Camille Flammarion: “El Espiritismo tiene mala reputación y se
la merece. Sus adeptos carecen de método en su mayoría; no son ponderados y se dejan engañar por ilusiones.
Al examen imparcial y crítico, sin el cual no se puede estar seguro de nada, prefieren una creencia y una
religión consoladoras” (“La muerte y su misterio”, Vol. III).
En el Espiritismo se encuentra a faltar, demasiadas veces, ese “examen imparcial y crítico” que preservaría a
esta doctrina filosófica y científica de los vaivenes que imprimen a su camino, muchos simpatizantes que se
dicen espiritistas, sin haber entendido realmente lo que esta palabra significa en cuanto a esforzarse en una
trayectoria de sobriedad, rectitud, estudio y asunción de las propias responsabilidades. Si así se hiciera; mejor
dicho, si así se intentara hacer, se contribuiría a ir borrando del Espiritismo ese estigma de su pésima
-8- FLAMA ESPIRITA ABRIL / JUNY 2010
reputación que, dicho sea de paso, no se la merece ya que es una de las más importantes doctrinas filosóficas
enseñadas a la Humanidad.
Los espiritistas en general y los dirigentes en particular hemos de esforzarnos en dignificar todo aquello que
envuelve el concepto espiritista. Mención aparte debe hacerse del comportamiento de quienes tienen aptitudes
medianímicas; estas personas también pueden contribuir, con un ejercicio sensato de su facultad, siendo más
circunspectos con sus percepciones, a que la sociedad humana cambie, aunque sea poco a poco, su opinión del
Espiritismo. Evidentemente no pretendemos culpabilizar a la mediumnidad espiritista de la mala reputación del
Espiritismo. Sin embargo, debe reconocerse que los mediumnismos (y pseudo-mediumnismos) desenfrenados
han contribuido, sin duda, al descrédito de esta filosofía.
En fin, a pesar de que en ocasiones, ante determinados comportamientos, pudiéramos sentir la tentación de
suspirar por un cambio de denominación, el camino adecuado, pensamos, es dignificar con el ejemplo, más que
cambiar el nombre. ◙
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