EL POR QUÉ DE UN NUEVO BLOG

Después de abrir y mantener actualizado el blog: CENTRO VIRTUAL DE ESTUDIOS

ESPIRITISTAS Y AFINES, para la formación doctrinaria dentro de los postulados eminentemente racionalistas y laicos de la filosofía espírita codificada por el Maestro Allan Kardec que exhibe la Confederación Espírita Panamericana, a la cual nos adherimos, creímos conveniente abrir un nuevo Blog de un formato más ágil y que mostrase artículos de opinión de lectura rápida, sin perder por ello consistencia, así como noticias y eventos en el ámbito espírita promovidos por la CEPA, a modo de actualizar al lector.
Esa ha sido la razón que nos mueve y otra vez nos embarcamos en un nuevo viaje en el cual esperamos contar con la benevolencia de nuestros pacientes y amables lectores y vernos favorecidos con su interés por seguirnos en la lectura.
Reciban todos vosotros un fraternal abrazo.
René Dayre Abella y Norberto Prieto
Centro Virtual de Estudios Espiritistas y Afines "Manuel S. Porteiro".



viernes, 18 de febrero de 2011

J O C E LY N E C H A R L E S CHARLES LAFONTAINE TOMADO DE: LA REVISTA ESPÍRITA # 83.


CHARLES LAFONTAINE
POR:
J O C E LY N E C H A R L E S


Charles Lafontaine, magnetizador, nació en Vendôme
en 1803 y murió en Ginebra en 1892. Pasó la mayor
parte de su vida en Ginebra, donde publicaba un
periódico llamado Le magnétiseur (El magnetizador).
Él no quiso ver en el magnetismo sino el lado
esencialmente útil, su propiedad curativa, y lo estudió
principalmente desde ese punto de vista. Escribió
varios libros, como L’art de magnétiser ou le magnétisme
animal considéré sous le point de vue théorique,
pratique et thérapeutique (El arte de magnetizar o el
magnetismo animal considerado bajo el punto de
vista teórico, práctico y terapéutico) y Mémoires d’un
magnétiseur (Memorias de un magnetizador). Sus
libros relataban sus experiencias. Deseaba enseñar
que el magnetismo empleado solo podía bastar, en
muchos casos, para recuperar la salud de un cuerpo
enfermo. Igualmente quiso probar que el magnetismo
empleado conjuntamente con los métodos ordinarios
de la medicina, era siempre de un efecto saludable y
que, bien administrado, no podía ser peligroso, sino
por el contrario, siempre era útil. Convencido de que
para hacer adoptar hechos tan extraordinarios como
los producidos por el magnetismo, no bastaba con
relatarlos, y que el mejor libro no podía llevar tanta
convicción a los espíritus como el hecho mismo, como
una curación efectuada ante los ojos de las personas
interesadas. Por otra parte estaba persuadido de
que la medicina no adoptaría el magnetismo sino
forzada por la opinión general. Dio sesiones públicas
y recorrió Francia, Inglaterra, Escocia, Irlanda y Bélgica,
multiplicando las experiencias.


Algunos casos relatados en El Arte de magnetizar
Lafontaine mostró que el magnetismo podía aliviar
entre otros, los esguinces, las neuralgias y los insomnios.
He aquí algunos casos de parálisis reumática:
“En 1840, en Cinq-Mars-la-Pile, el doctor Casimir
Renault hizo venir a su casa a un hombre de unos
cincuenta años, que desde hacía algún tiempo tenía una
parálisis reumática en el brazo izquierdo; sufría dolores
insoportables, y su brazo estaba doblado y pegado
del cuerpo. Ninguno de los medios empleados por el
doctor había aliviado los dolores, ni devuelto el menor
movimiento; el enfermo apenas podía mover un dedo. Lo
magneticé delante de doce personas, en el consultorio;
localicé toda la acción sobre el brazo y sobre el hombro
con pases solamente; y veinte minutos después, la mano
había bajado y el brazo extendido sin dolor. Continué, y
no habían pasado otros diez minutos, cuando el hombre
había recuperado el uso de su brazo. Podía moverlo,
subirlo, bajarlo, en fin, servirse de él como antes de
estar paralizado. Estaba tan atónito que en lugar de
agradecerme, se alejó de mí y me miró despectivamente,
como si yo hubiera sido el diablo en persona”.
“Por lo demás, en 1838 en Bruselas, yo había producido el
mismo efecto en un muchacho sombrerero que, cuando
le devolví el empleo de su brazo, huyó de la casa sin querer
escuchar más nada”.
“En el hospital de Liverpool, delante de los médicos y los
alumnos, produje un efecto semejante en un hombre
que desde hacía mucho tiempo tenía el brazo derecho
paralizado. En dos sesiones, lo dejé en estado de servirse
de él, y algunos días después salió del hospicio”.
El objetivo de Lafontaine
Su objetivo era que los médicos dominaran el
magnetismo para servirse de él en todos los casos
donde pudiera serles de ayuda. He aquí lo que escribió:
“El empleo del magnetismo vital será un beneficio para
la humanidad. Además, el día en que el magnetismo sea
admitido y adoptado por los Organismos Científicos, el
día en que, reconocido como ciencia sea enseñado en
nuestras escuelas de Medicina, el objetivo que persigo
se habrá alcanzado, y entonces seré muy feliz si mis
esfuerzos han contribuido a ello”.

miércoles, 16 de febrero de 2011

CAPÍTULO ONCE, DEL LIBRO TERCERO, DE EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS. 11. TRES REINOS DE LA NATURALEZA -Los Minerales y las Plantas - Los Animales y el Ser Humano - Metempsicosis Autor: Allan Kardec Versión castellana: Giuseppe Isgró TOMADO DE: ANADALUCIAESPIRITISTA.ES



CAPÍTULO ONCE, DEL LIBRO TERCERO,
DE EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS.
11. TRES REINOS DE LA NATURALEZA
-Los Minerales y las Plantas - Los Animales y el Ser Humano - Metempsicosis
Autor: Allan Kardec
Versión castellana: Giuseppe Isgró


LOS MINERALES Y LAS PLANTAS

1.     -¿Es exacta la división de la naturaleza en tres reinos: mineral, vegetal y animal, o bien en dos clases: seres orgánicos y seres inorgánicos? Algunos hacen de la especie humana un cuarto reino, o una tercera clase.    -¿Cuál de estas divisiones es preferibles?
-“Todas son buenas; depende del punto de vista que se adopte. Del lado material no existen más que seres orgánicos e inorgánicos; del lado moral, en cambio, son evidentes cuatro grados”-.
Estos cuatro grados tienen, en realidad, caracteres distintos, si bien en sus límites se esfuman, por así decirlo, y se confunden el uno con los  otros. La materia inerte, que constituye el reino mineral, no tiene en sí más que una fuerza mecánica. Las plantas, compuestas de materia inerte, están dotadas de vitalidad. Los animales, constituidos de materia inerte y dotados de vitalidad, tienen limitada inteligencia y conciencia del propio ser y de la propia individualidad. El ser humano, por último, comprendiendo en sí todo cuanto existe en las plantas y en los animales, domina las otras tres clases por una inteligencia especial, indefinida, que le da la conciencia de su porvenir, la percepción de las cosas extra-materiales y la conciencia de dios.
2.     -¿Las plantas tienen conciencia del propio ser?
-“No, porque no tienen el pensamiento, sino, solamente, la vida orgánica”-.
3.     -¿Tienen las plantas sensaciones? -¿Sufren, ellas, cuando se les arranca algunas partes?
–“Reciben las impresiones físicas, que actúan sobre la materia; pero, no tienen sensaciones, y por lo tanto no prueban dolor”-.
4.      –La fuerza que atrae a una planta hacia otra, -¿Es independiente de su voluntad?
–“Sí, por cuanto no piensan. Es una fuerza mecánica de la materia que actúa sobre la materia, y a la cual no podrían oponerse”-.
5.     Ciertas plantas, como la sensitiva y la atrapamoscas, tienen movimientos que manifiestan una gran sensibilidad, y en ciertos casos una especie de voluntad, como cuando esta última cierra sus lóbulos sobre la mosca que se para en ellas para chuparle el jugo, casi un lazo que le antepone para atraparla como presa. -¿Estas plantas estarían dotadas de la facultad de pensar? -¿Tendrían, ellas, una voluntad, y formarían ellas una clase intermedia o de transición entre la naturaleza vegetal y la animal?
-Todo es transición en la naturaleza, en la cual no encontráis idénticas ni siquiera dos cosas, mientras que todas se concatenan en admirable armonía. Las plantas, pero, no piensa, por lo cual no tienen voluntad, como ostra que se abre; es un instinto automático y natural”-.
El organismo humano nos ofrece ejemplos de movimientos análogos sin la participación de la voluntad, como en las funciones circulatorias y en las digestivas, donde el píloro se cierra al contacto de ciertos cuerpos para impedirle su paso. Lo mismo debe ocurrir en la sensitiva, cuyos movimientos no implican para nada la necesidad del pensamiento y de la facultad volitiva.
6.     –¿No existe en las plantas, al igual que en los animales, un instinto de conservación, que le lleva a buscar aquello que le sirve y a escapar de lo que le perjudica?
-“Es, si queréis, según la extensión que dais a esta palabra, una especie de instinto, pero puramente mecánico. Cuando en las funciones químicas, veis que dos cuerpos se combinan, esto ocurre por cuanto existe entre ellas afinidad: pero no la llamáis instinto”-.
7.     En los mundos superiores, -¿también las plantas como los demás seres, son de naturaleza más perfecta?
-“Todo es más perfecto; pero las plantas son siempre plantas; al igual que los animales son siempre animales, y los seres humanos, siempre seres humanos”-.

LOS ANIMALES Y LOS SERES HUMANOS

8.     Si comparamos a los seres humanos con los animales, en lo relativo a la inteligencia, la línea de demarcación es poco fácil de establecer, por cuanto determinados animales, en este aspecto, son notablemente superiores a ciertas personas. -¿Es posible establecer, de manera precisa, esta línea de demarcación?
-“Sobre este punto vuestros filósofos no se han puesto de acuerdo: algunos quieren que el ser humano sea una bestia; otros, que la bestia sea un ser humano: y todos se encuentran desacertados. La creatura humana, es un ser aparte, que, sin embargo, algunas veces desciende muya abajo, pero que puede, también, elevarse a singular altura. En el físico, el ser humano es como los animales, y bastante menos dotado de muchos de ellos: la naturaleza le ha dado a éstos todo lo que él está obligado a inventar con su inteligencia para satisfacer sus necesidades y para su conservación. Su cuerpo es susceptible de ser destruido al igual que el de los animales, es verdad, pero su Espíritu comprende el propio destino, por cuanto es plenamente libre. ¡Es lamentable que muchos seres humanos se rebajen por debajo de los animales! -¿No os sabéis distinguir? Reconoced el ser humano en la idea que él tiene de Dios”-.
9.     -¿Es exacto decir que los animales actúan solo por instinto?
-“No. El instinto domina, es verdad, en la mayor parte de los animales; pero, -¿no veis otros que actúan con determinada voluntad? Ésta es inteligencia, si bien limitada”-.
Además del instinto, no es posible negar en ciertos animales actos reflejos, que denotan una determinada voluntad de actuar de acuerdo con las circunstancias. Hay, por lo tanto, en ellos, una especie de inteligencia, cuyo ejercicio se encuentra especialmente concentrado en los medios de satisfacer sus necesidades físicas y de proveer a su conservación. Pero no crean ni inventan: por cuanto sea grande el arte que admiramos en sus trabajos, hacen hoy lo que hacían hace un tiempo, ni mejor ni peor, con formas y proporciones constantes e invariables: el pájaro, aún aislado de los de su especie desde el nacimiento, construye, igualmente, el propio nido sobre el mismo modelo, sin que nadie se lo enseñe. En aquellos, después, que no son capaces de una cierta educación, el desenvolvimiento intelectual, siempre restringido en determinados límites, es debido en gran parte a la acción del ser humano sobre una naturaleza flexible. Por otra parte, este progreso es puramente individual y mas bien efímero, por cuanto en el animal, dejado a sus expensas, rápidamente vuelven a prevalecer en él los instintos de su naturaleza.
10.     -¿Poseen los animales un lenguaje?
-“Un lenguaje formado de palabras o de sílabas, no; pero un medio de comunicación entre ellos, sí. Con este medio se dicen mucho más de lo que podáis pensar; pero su modo de hacerse entender, así como sus ideas, se limitan a sus necesidades,”-.
-Existen animales privados de voces. De estos, por lo menos, -¿podría decirse que no poseen lenguaje?
-“Se comprenden por otra vía. Y vosotros, seres humanos, no tenéis, acaso, otro medio, además de la palabra, para comunicaros? -¿Qué decís de los mudos? Los animales están dotados de la vida de relación, por lo tanto tienen medios para expresar las propias sensaciones. -¿Creéis vosotros que los peces no se entienden entre ellos? Evidentemente, el ser humano no tiene el privilegio exclusivo del lenguaje; pero, el de los animales es instintivo y limitado al círculo de sus necesidades y de sus propias ideas, mientras que el del ser humano es perfectible, prestándose a todas las excepciones que permita su inteligencia”-.
De hecho, los peces que emigran en masa, al igual que las golondrinas, y obedecen al guía que les conduce, deben tener los medios para advertirse y de concentrarse. ¿Esto ocurre, quizá, porqué poseen vista agudísima, por medio de la cual distinguen las señales que se hacen; o, quizá, porqué el agua es un vehículo que les transmite ciertas vibraciones? De cualquier forma, es incontrastable que poseen los medios para entenderse como todos los animales  que, si bien privado de la voz, realizan trabajos en común. -¿Qué razón cabe para el escepticismo, al conocer que los Espíritus pueden comunicarse entre sí sin el concurso de la palabra articulada?
11.     -¿Los animales poseen el libre albedrío en relación a sus actos?
-“No son simples maquinas, como creéis vosotros; pero, en ellos, la libertad de acción es limitada a sus necesidades, y no se puede comparar a la de los seres humanos. Inferiores de mucho a él, no poseen los mismos deberes. Su libertad se encuentra limitada a los actos de su vida material”-.
12.     -¿De dónde proviene la aptitud de ciertos animales para imitar el lenguaje de los seres humanos, y por qué esta aptitud se encuentra, más bien, en las aves que en los monos, cuya estructura tiene más analogía con la nuestra?
-“De las conformaciones particulares de los órganos vocales,  segundadas por el instinto de imitación: el mono imita vuestros gestos; ciertas aves imitan vuestra voz”-.
13.     –Si los animales poseen una inteligencia que les otorga una determinada libertad de acción, -¿existe, en ellos, por lo tanto, un principio independiente de la materia?
-“Sí: ellos tienen un principio independiente al cuerpo, el cual sobrevive con la desencarnación”-.
-Este principio, -¿es un Espíritu similar al del ser humano?
-“Es un Espíritu, si así deseáis denominarle: esto depende del significado que otorgáis al término; pero, es de grado inferior al de los seres humanos, existiendo entre ambos una distancia equiparable a la que hay entre el hombre y Dios”-.
14.      -¿El Espíritu de los animales, conserva después de la desencarnación, su individualidad y la conciencia de sí mismo?
-“Su individualidad sí; pero no la plena conciencia de su yo: la vida intelectiva permanece, en cierto modo, latente”-.
15.      El Espíritu de los animales, -¿puede encarnarse, a su elección, en un animal o en otro?
-“No: él no tiene, aún, esa libertad de elección”-.
16.     –Dado que el Espíritu de un animal sobrevive al cuerpo, -¿después de la desencarnación, pasa a la dimensión espiritual, como el del ser humano?
-“Sin duda, porque se separa del cuerpo; pero, no por esto es totalmente libre, es decir, un ser que piensa y obra con entera libertad. El grado de conciencia del Espíritu del animal es de menor rango que el de los seres humanos. El Espíritu de los animales, tan pronto haya desencarnado, es dirigido por Espíritus que tienen esta misión; su relación con otras creaturas es orientada de manera determinada”-.
17.      -¿Los animales, al igual que los seres humanos, siguen, también ellos, una ley progresiva?
-“Sí, y por esto, en los mundos superiores, donde los seres humanos se encuentran en un nivel superior más elevado, también los animales son más avanzados, disponiendo de medios de comunicación más desarrollados. Empero, siempre se encuentran por debajo del genero humano, y sometidos a él: representan, para la persona, servidores más inteligentes”-.
En esto no existe nada de extraordinario: supongamos, por ejemplo, a nuestros animales más inteligentes, cuales son, el perro, el elefante y el caballo, con conformación apropiada a los trabajos manuales, -¿qué cosa no podrían ellos hacer bajo la dirección del ser humano?
18.     –¿Los animales progresan al igual que el ser humano por efecto de su voluntad, o por una causa independiente a ellos?
-“Por una causa que les es independiente, por cuanto no existe para ellos la expiación”-.
Comentario exegético GIC: -¿Qué debemos entender que progresan por una causa independiente de su voluntad y de que no existe para ellos la expiación?
Tanto la respuesta como la pregunta, cada una contempla dos vertientes, y entre ambas, tres aspectos diferentes: la voluntad como atributo del Espíritu en cualesquiera de sus variantes; el libre albedrío, atributo paralelo al de la voluntad, es decir, si posee voluntad para hacer o dejar de hacer algo, es porque puede elegir una de las dos cosas, y la voluntad respalda la elección, en uno u otro sentido. Nosotros vemos como todos los seres, o elementos, en los tres reinos naturales están dotados de Espíritu, con individualidad propia e independiente, con atributos que les son inherentes, entre ellos la voluntad y el libre albedrío. En todas las expresiones de vida, en los tres reinos naturales, observamos como la voluntad de vivir lleva a cada especie o elementos a los más rigurosos actos de la voluntad, que denotan ser inteligentes y volitivos. Vemos a unos individuos de una especie u otra, mas hermosos, inteligentes, hábiles y resistentes que otros, lo cual indica un adelanto de unos sobre los otros. En las luchas que afrontan, los machos, en algunas especies animales, denotan la voluntad de unos de sobreponerse, a los otros, en la conquista de la hembra. Los animales adiestrados, son susceptibles de realizar proezas que van más allá en habilidades de quienes carezcan de este entrenamiento. Evidentemente, unos serán más hábiles que otros, dependiendo de su aprendizaje, lo cual permite percibir que unos, por las causas que fueren, pueden adelantar a otros, en progreso, al igual que los seres humanos. Dado que hay especies domésticas y otras en estado salvaje, unos estarán más sujetos que los otros a la voluntad ajena, y condicionados a las limitaciones que les son impuestas por los seres humanos que les crían, en el caso de los primeros. Mientras que, los que viven en estado natural, se rigen en sus modos de vida, por su libre albedrío y voluntad, en cuanto a los libres actos que ejecutan, en los cuales su autonomía se desenvuelve sin la inherencia de los seres humanos. También, entre los que viven en estado de libertad, unos progresan más que otros. Empero, cada especie pareciera estar dotada para una función especial y se rige por leyes naturales, de las cuales parecieran estar más conscientes que los seres humanos, obedeciéndolas más fielmente. En todos sus actos demuestran sentimientos de análoga naturaleza que los de los seres humanos y conductas que les son semejantes. Se ocupan de la crianza de los hijos al igual que los humanos, los defienden de los peligros, en semejante modo; y regresan a casa, aún cuando alguien pudiese habérselos llevado lejos, en el caso de los domésticos, en demostración de su afectos a los dueños de la casa o de su apego, o identificación con el hábitat en que se criaron, o en demostración de su sentido de pertenencia. En el caso de los salvajes, éstos, aún cuando se alejan por las razones que fueran, como lo es la búsqueda de alimentos, de agua, de parejas para aparearse, siempre vuelven a los lugares en que la naturaleza pareciera haberle destinado, según la época del año, estación o temporada, recorriendo distancias enormes, con un sentido de la orientación, admirable. Pareciera que sus facultades espirituales se encuentran en un estado de libre desenvolvimiento que les permite percibir, espiritualmente, cosas que los humanos, para poder hacerlo, requerirían entrenamiento especial, y aún así, los animales, en muchos casos, les son superiores. Es posible, también, que, desde la dimensión espiritual, los maestros de la creación, o los Espíritus guías de la naturaleza, según la especie a su cargo, se ocupen de orientar o dirigir a sus respectivas especies a su cargo, casos éstos en los cuales, las dos vertientes de la respuesta dada a la pregunta, como son: la primera, cuando quien la otorga, expresa: -“Por una causa que les es independiente”; esta causa que les es independiente seria, en primer lugar, las leyes naturales que rigen a cada especie, cuya conciencia imperturbada de ello, les permite cumplirlas con mayor exactitud que los seres humanos. Además de las leyes naturales antes referidas, estaría la dirección grupal por los Espíritus guías a cuyo cargo se encuentra cada especie, y la mejor interrelación entre los Espíritus de cada especie, que les permite recibir la asistencia espiritual directa, facilitándole el aprendizaje, la comunicación intuitiva e inspirativa, el desdoblamiento y otras extensa gama de facultades ejecutadas libremente, que les dan una mayor autonomía y capacidad de percepción, cuyo conocimiento, y capacidad de hacer o dejar de hacer, trasciende el libre albedrío, la voluntad, y la capacidad de razonamiento por la lógica inductiva y deductiva. Es decir: los animales, fruto de la percepción intuitiva o inspirativa, simplemente saben y actúan en consecuencia; lo que saben por inspiración, lo ejecutan con conciencia de la guía que reciben. Esto, lógicamente, parecería ir más allá de la voluntad y del libre albedrío, ya que constituyen facultades que ejercitan libremente y les ayudan a cumplir las funciones que les asignó la naturaleza y a satisfacer sus necesidades, y de una manera natural, el grupo va avanzando paralelamente, en armonía grupal, es decir, todos, simultáneamente, a un determinado momento, progresan en forma pareja, habiendo poco margen para los extremos. La segunda vertiente, en cambio, cuando expresa: -“por cuanto no existe para ellos la expiación”, -¿qué significa? -¿Los animales no están sujetos a le ley de la justicia divina, a la de compensación, a la de igualdad, a la ley de la afinidad, la de la evolución, entre otras? Pareciera improbable, por cuanto todos los seres, en los tres reinos naturales, se encuentran sometidos al cumplimiento de la ley cósmica, siendo ésta sustentada por los valores universales en su totalidad. Las diferentes demostraciones, en cada especie, denota este cumplimiento de la les naturales. Lo que pareciera ocurrir, es que, en los tres reinos naturales, cada una de las especies, cumple mejor que los seres humanos las respectivas leyes que les son inherentes, razón por la cual, son menos susceptibles de sufrir expiaciones al igual que lo suelen hacer los integrantes del género humano. Es casi seguro, que los animales recuerdan con facilidad sus vidas anteriores, no teniendo, la naturaleza, ningún motivo para restringirle el recuerdo, ya que los que conservan carecen de elementos perturbadores como en el caso de los humanos, que, por bondad divina, se le restringe, ya que ningún ser humano normal soportaría determinados recuerdos de existencias pasadas, significando una carga que trastornaría el progreso humano.
De lo anterior concluimos: Cada especie, en los tres reinos naturales, está regida por una programación grupal, con determinadas leyes naturales que les son inherentes, por lo cual, dentro de los objetivos existenciales, sus funciones son cumplidas sin aparente uso del libre albedrío y de la voluntad individual, lo cual, en cuanto a causa ajena a la voluntad de cada especie, es cierto, cumpliendo, cada quien, individualmente, los objetivos que les son inherentes. Empero, en el ejercicio individual de esas funciones comunes que les son asignadas, cada especie, voluntariamente cumple sus funciones y existe un progreso individual cuyo mérito les es inherente a cada quien, individualmente. Por su docilidad a las leyes naturales, en línea general, cada miembro, en su respectiva especie, vive en armonía con la naturaleza; empero, muchas de las vicisitudes que les son propias, las afrontan en análoga forma, en muchos casos, a las de los seres humanos. -Quedaría por estudiar, más profundamente, cuál sería la diferencia de la aplicación de la ley del karma en los casos inherentes a los animales, a los vegetales y a los minerales. Un tema abierto para todos.
19.      -En los mundos superiores, -¿los animales conoce a Dios?
-“No: para los animales, los seres humanos representan Dioses, al igual que para éstos fueron Dios los Espíritus”-.
20.      –Dado que los animales, aún perfeccionados en los mundos superiores, siempre resultan inferiores a los seres humanos, -¿resultaría de ello que Dios hubiese creado seres intelectuales perpetuamente destinados a la inferioridad, lo cual estaría en contradicción  con la ley del progreso que se admira en todas sus obras?
-“Todo, en la naturaleza, se encuentra concatenado con ligámenes que, aún, se encuentran fuera del alcance de vuestro discernimiento. Las cosas aparentemente más divergentes se encuentran interrelacionadas, lo cual se encuentra por encima del nivel de comprensión del ser humano del planeta tierra. Empero, puede entreverlas haciendo uso de un mayor grado de desarrollo de su inteligencia. Llegará a ver claro en las obras del Creador Universal, cuando su inteligencia habrá alcanzado todo el nivel evolutivo del cual es capaz, y el ser humano se haya librado de los prejuicios del orgullo y de la ignorancia. Fijad bien en vuestra mente que Dios no se puede contradecir, y que todo, en la naturaleza, se encuentra ubicado en armonía por leyes generales, que jamás se distanciarán de la sublime sabiduría del Creador”-.
-De esta manera, -¿la inteligencia es una propiedad común, un punto de contacto entre el Espíritu de los animales y el del ser humano?
-“Sí, pero los animales poseen inteligencia de su respectiva especie, en estado de desenvolvimiento de la vida natural, mientras que el ser humano, más bien, la que da la vida moral”-.
21.     –Si se consideran todos los puntos de contacto entre el ser humano y los animales, -¿podría pensarse que aquel poseyese dos Espíritus, es decir, uno humano y el otro del tipo de los animales, dado que éstos, en todo se parecen a los seres humanos? Si esto fuese de esta manera, -¿se derivaría de ello que los buenos o malos instintos del ser humano sería el resultado de la prevalencia de uno de los dos Espíritus: el animal o el humano?
-“No, el ser humano no tiene dos Espíritus; pero el cuerpo está dotado de sus propios instintos, que son los efectos de las sensaciones de los órganos. En él existen dos naturalezas, la animal y la espiritual. Para el cuerpo, participa la naturaleza de los animales y sus instintos; para el Espíritu, los atributos que les son inherentes”-.
-Por lo tanto, además de las propias imperfecciones, de las cuales debe despojarse, el Espíritu debe imponerse sobre la influencia de la materia?
-“Así es, y mientras menos elevado el nivel evolutivo, tanto más estrechos son los ligámenes que les unen a ésta. El Espíritu del ser humano y el de los animales son diferentes entre sí, de tal manera que el de uno no puede animar el cuerpo del otro. Si bien los seres humanos no poseen un Espíritu animal que los ponga a su mismo nivel, posee, sin embargo, el cuerpo, por cuya naturaleza, se encuentra, muchas veces, en rango equivalente, y, en determinados casos, aún por debajo. Esto se debe a que el cuerpo se encuentra dotado de vitalidad, e instintos que, -buscando su propia satisfacción-, son independientes de la inteligencia, y condicionados a buscar su propia preservación”-.
El Espíritu ya maduro al encarnarse en el cuerpo de un ser humano, le proporciona el principio intelectivo y moral, que lo rinde superior a los animales. De las dos naturaleza que existen en el ser humano, generan pasiones diversas: algunas, de los instintos del animal, otras de la impureza del Espíritu, del cual él es la encarnación, el cual tiene mayor o menor afinidad por lo rudimentario de los apetitos brutales. El Espíritu, purificándose, se libera poco a poco de la influencia de la materia: bajo el peso de esta, ella se aproxima al animal; pero, en cuanto se libera de su yugo, se eleva hacia su sublime meta.
22.     -¿De dónde obtienen los animales el principio inteligente que constituye su Espíritu?
-“Del elemento inteligente universal”-.
-Entonces, -¿la inteligencia del ser humano y la de los animales emana de un único principio?
-“Sí, pero, en el ser humano, el Espíritu, está dotado de ciertas características que les rinden superior al del animal”-.
23.      –Nos habéis dicho que el Espíritu del ser humano, en su origen, es como en la infancia de la vida corporal, cuya inteligencia apenas despunta, afronta sus primeras pruebas de vida. (Ver Nº 190).  -¿En donde cumple, el Espíritu, esta primera fase?
-“En una serie de existencias que preceden el período que vosotros denomináis: humanidad”-.
-“En tal modo, parecería que el Espíritu ahora humano haya sido, antes, el principio inteligente de los seres inferiores de la creación?
-“No hemos repetido varias veces, ya, que en la naturaleza todo se interrelaciona y tiende a la unidad? En aquellos seres, que vosotros os encontráis muy lejos de conocerlos todos, el principio inteligente se elabora, se individua poco a poco, e intenta las primeras pruebas de vida; es, en cierta manera, un trabajo preparatorio como el de la germinación, en consecuencia del cual el principio inteligente asume una transformación, y deviene Espíritu. Entonces, comienza para él el período de la humanidad, y con esto  la conciencia de su porvenir, la distinción del bien y del mal, y la imputabilidad de sus actos, así como después del período de la infancia viene el de la adolescencia, después el de la juventud, y, finalmente, el de la edad madura. En este origen no existe nada que pueda humillar al ser humano. -¿Los grandes ingenios, los genios, son, quizá, humillados porque fueron fetos informes en el seno de su madre? Si existen cosas que le deben humillar, son estas: su insignificancia frente a Dios, su impotencia para investigar la profundidad de sus designios, y la infinita sabiduría de las leyes que regulan la armonía del universo. Reconoced la grandeza del Creador Universal en esta armonía admirable, que hace un todo indisoluble de la naturaleza. Creer que Dios hubiese podido hacer alguna cosa sin una finalidad, y crear seres inteligentes sin porvenir, sería un reproche injustificado a su bondad, la cual se extiende sobre todos los seres emanados de Él”-.
-¿El período de la humanidad comienza sobre nuestra tierra?
-“La tierra no es el punto de partida de la primera encarnación humana: el período de la humanidad comienza, en general, en mundos, aún, más bajos. Todavía, esta regla no es absoluta, y podría darse que un Espíritu, desde sus inicios en la humanidad, fuese apto para vivir sobre la tierra. El caso, empero, no es frecuente, y sería, más bien, una excepción”-.
24.      -¿Tiene, el Espíritu del ser humano, después de la desencarnación, conciencia de las existencias que precedieron, para él, el período de la humanidad?
-“No, por cuanto solo a partir de este período comienza para él su vida de Espíritu, y es ya mucho si recuerda sus primeras existencias como ser humano, de la misma manera que una persona no guarda memoria alguna de los primeros años de su infancia, y, aún menos del tiempo que pasó en el seno de la madre. Es por esta razón que los Espíritus os dicen de ignorar su comienzo”-. (Ver número 78).
25.      –El Espíritu, entrado que haya en el período de la humanidad, -¿conserva algún indicio de lo que era, precedentemente, en la fase que podría denominarse pre-humana?
-“Según el intervalo que separa los dos períodos, y de acuerdo al progreso al alcanzado. Por alguna generación podría haber un reflejo más o menos pronunciado del estado primitivo, por cuanto en la naturaleza no se hace nada por transición brusca, existiendo, siempre, eslabones que alcanzan el extremo de la cadena de los seres y de los acontecimientos; pero, aquellas vestigios se borran con el desenvolverse del libre albedrío. Los primeros progresos se cumplen lentamente, por cuanto, todavía, no se encuentran secundados por la voluntad: después le sigue una más rápida progresión según que el Espíritu adquiera una conciencia más perfecta de sí mismo”-.
26.     Algunos Espíritus dijeron que el ser humano conforma un orden aparte en la creación: -¿se han, acaso, engañado?
-“No, porque la cuestión no había sido desarrollada, y, por otra parte, existen cosas que llegarán a su debido tiempo. El ser humano, en todo caso, tiene facultades superiores a las de todos los demás seres terrestres, y Dios ya ha elegido la especie para la encarnación de sus creaturas, -que pueden ya conocerlo-“-.

METEMPSICOSIS

27.      -El común origen del principio inteligente de los seres que viven, -¿no sería la confirmación de la doctrina de la metempsicosis?
-“Dos cosas pueden tener el mismo origen, y posteriormente, sin embargo, no tener más semejanza alguna. -¿Quién reconocería el árbol, sus hojas, sus flores y sus frutos, en el germen informe de la simiente de la cual ha salido? Cuando el principio inteligente ha llegado al grado necesario para ser Espíritu, y así entrar en el período de la humanidad, no conserva nada más de su estado primitivo, y no es el Espíritu de los animales más que el árbol no sea la semilla. El ser humano, de animal no tiene más que el cuerpo y las pasiones que nacen de aquel y del instinto de conservación que le es inherente. Por lo cual, no se puede decir que una tal persona sea la encarnación de un determinado animal, y, en consecuencia, la metempsicosis, en la forma en que es interpretada por algunos, es un error”-.
28.     -¿Podría, el Espíritu, después de haber animado el cuerpo de un ser humano, encarnarse en aquel de un animal?
-“No, por cuanto sería un retroceso, y el Espíritu no lo hace al igual que el río no remonta hacia de su fuente”-. (Ver número 118).
29.      –La idea equívoca de la metempsicosis, aunque falaz, -¿no podría resultar de la intuición de las múltiples existencias del ser humano?
-“Es así. Esta intuición se encuentra en la creencia de la metempsicosis, y en tantas otras; pero, como sucede con la mayor parte de las ideas intuitivas, ésta, el ser humano la ha desvirtuado”-.
La metempsicosis sería verdadera si con ella se entendiese la progresión del Espíritu de un estado inferior a otro superior, cuyo desenvolvimiento transformara su naturaleza; pero es falsa en el sentido de la transmigración del animal en el ser humano y de este en aquel, lo que implicaría la idea de un retroceso y de una fusión. El retroceso es ilógico, y la fusión no puede tener lugar entre seres pertenecientes a diferentes especies, lo cual evidencia que son de grado diferente. En realidad, si el mismo Espíritu pudiese animarle en forma alternativa, se derivaría de ello una identidad natural que se traduciría en la posibilidad de una reproducción material. En sentido opuesto, la reencarnación enseñada por los Espíritus y fundamentada sobre el camino ascendente de la naturaleza, y sobre la progresión del ser humano en su propia especie, lo cual no afecta en absoluto su dignidad. Lo que humilla al Espíritu es el uso incorrecto de las facultades que le otorgó el Creador Universal para su progreso. De todas maneras, la antigüedad y la universalidad de la metempsicosis y los eminentes ingenios que la han profesado, prueban que el principio de la reencarnación tiene sus raíces en la misma naturaleza, por lo cual, estos son  argumentos mas en favor que en contra de ella.
El punto de partida del Espíritu es cuestión que se refiere al principio de todas las cosas, y se encuentra en los secretos de Dios. Al ser humano no le es dado conocerlos en modo absoluto, y él no puede hacer más que suposiciones, edificar sistemas más o menos probables. Los mismos Espíritus ignoran muchas cosas, por lo cual, en torno a lo que desconocen, lo único que pueden hacer es emitir opiniones personales más o menos dotadas de sensatez.
Por esta razón, no todos piensan del mismo modo en torno  a las relaciones existentes en entres los seres humanos y los animales. Según algunos, el Espíritu el Espíritu no llega a individuarse en el ser humano sino después de haberse experimentado e individuado en varios grados de los seres inferiores de la creación. Según otros, el Espíritu del ser humano habría pertenecido, siempre, al reino humano, sin pasar por la etapa animal. El primero de estos sistemas, tiene la ventaja de otorgar una meta al porvenir de los animales, quienes formarían, de esta forma, los primeros anillos de la cadena de los seres pensantes; el segundo, sería, para algunos, más cónsono con la dignidad humana y podría resumirse como sigue: Las diferentes especies de animales no proceden, intelectualmente, las unas de las otras por vía de progresión; el Espíritu de la ostra no se transforma, enseguida, en aquel del pez, del ave, del cuadrúpedo y del cuadrumano.  Cada especie es un tipo absoluto, física y moralmente, de la cual, cada individuo trae, desde el origen universal, los principio de aquella inteligencia que le es necesaria, de acuerdo con la perfección de sus órganos y la obra que debe cumplir en los diversos fenómenos de la naturaleza, y que, en su desencarnación, rinde a la comunidad.  Los animales de los mundos superiores al nuestro (ver Nº 188), son igualmente, grupos étnicos especiales m adaptados a las necesidades de aquellos mundos y al grado de progreso de los seres humanos, de quienes aquellos son los auxiliares, y no tienen origen de los de la tierra, espiritualmente hablando. No es así del ser humano, Del lado físico él forma, evidentemente, un anillo de la cadena de los seres vivientes; pero, del lado moral, entre el ser humano y el animal existe una solución de continuidad. El ser humano es Espíritu, chispa divina, que le da un sentido moral y una facultad intelectiva que le falta a los animales. En él, el ser principal, preexistente y sobreviviente al cuerpo, conserva su individualidad. ¿Cuál es el origen del Espíritu? -¿Dónde se encuentra su punto de partida? -¿Se forma él a partir del principio inteligente individuado?  Es un misterio, que sería inútil tentar de penetra, y sobre el cual, como hemos ya dicho, no se puede hacer más que conjeturas. Lo que es cierto, y que aparece claro por el razonamiento y de la experiencia, es la sobrevivencia del Espíritu, la conservación de su individualidad después de la desencarnación, sus facultades progresivas, su estado feliz o infeliz, proporcional a su progreso en la vía del bien, y toda la verdad moral que se derivan de este principio.
En cuanto a las relaciones misteriosas que existen entre el ser humano y los animales, ellos son, lo repetimos, el secreto de Dios, al igual que las demás cosas, cuyas cogniciones no son relevantes, hoy, en el estado de nuestro avance, o que sería, propiamente inútil querer indagar.



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Publicado por Giuseppe Isgró C. para LECTURA DE EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS el 2/15/2011 02:34:00 PM