EL POR QUÉ DE UN NUEVO BLOG

Después de abrir y mantener actualizado el blog: CENTRO VIRTUAL DE ESTUDIOS

ESPIRITISTAS Y AFINES, para la formación doctrinaria dentro de los postulados eminentemente racionalistas y laicos de la filosofía espírita codificada por el Maestro Allan Kardec que exhibe la Confederación Espírita Panamericana, a la cual nos adherimos, creímos conveniente abrir un nuevo Blog de un formato más ágil y que mostrase artículos de opinión de lectura rápida, sin perder por ello consistencia, así como noticias y eventos en el ámbito espírita promovidos por la CEPA, a modo de actualizar al lector.
Esa ha sido la razón que nos mueve y otra vez nos embarcamos en un nuevo viaje en el cual esperamos contar con la benevolencia de nuestros pacientes y amables lectores y vernos favorecidos con su interés por seguirnos en la lectura.
Reciban todos vosotros un fraternal abrazo.
René Dayre Abella y Norberto Prieto
Centro Virtual de Estudios Espiritistas y Afines "Manuel S. Porteiro".



domingo, 16 de noviembre de 2014



                                   EN LA FOTO, EL DR. RAYMOND MOODY


DOSSIER EL TRÁNSITO

LAS NDE, UNA ABERTURA AL MÁS ALLÁ
por COLOMBE JACQUIN
LE JOURNAL SPIRITE N° 98 octobre 2014


Las NDE (Near Death Experience) o EMI (Experiencias de Muerte Inminente), son una aproximación de lo que puede ser la muerte. Son experiencias vividas en ciertas circunstancias extremas, especialmente durante enfermedades graves, accidentes, operaciones deli- cadas, donde el sujeto anestesiado o inconsciente da testimonio de haber abandonado provisionalmente el mundo material, en una forma de desincorporación, para vislumbrar lo que es la vida fuera de la materia.
Estos fenómenos han sido divulgados por el doctor Raymond Moody quien, habiendo estudiado numerosos casos, estableció en 1975 una suerte de “modelo estándar”. Fue seguido por otros investigadores en América y en el mundo, entre ellos hoy, en Francia, el médico anestesista Jean-Jacques Charbonnier. Moody no fue, sin embargo, el primero en interesarse en este asunto: en 1895, Victor Egger, un psicólogo y epistemólogo francés, utilizó por primera vez la fórmula “Experiencia de muerte inminente” en su libro El yo de los moribundos. Estas experiencias no son, pues, totalmente nuevas. En la antigüedad griega y egipcia, lo mismo que en la Edad Media, se encuentran numerosos testimonios. Desde el siglo XVIII, se observa un considerable aumento de testimonios gracias a los progresos científicos y médicos, pero también, y sobre todo, porque la auto- censura vinculada a una fuerte impregnación de ideas religiosas comenzó a reducirse como eco de las ideas preconizadas por los filósofos del siglo de las Luces.
Ernest Bozzano, que durante toda su vida estudió los fenómenos psíquicos, espíritas y anímicos, consignó en sus obras ejemplos de muerte inminente, en particular testimonios recogidos entre los heridos de la Gran Guerra. ¿Cuáles son las comprobaciones recurrentes de estas experiencias relatadas en las obras del Dr. Moody y otros médicos? Es de hacer notar que todos los testimonios no son absolutamente idénticos; se pueden encontrar elementos particulares en ciertos lugares y no en otros. Algunas personas, a pesar de varias anes- tesias o muertes clínicas, no manifiestan nunca haber vislumbrado sea lo que sea. Pero es una constante, la dificultad para describir con palabras humanas lo que se ha sentido.

LOS ELEMENTOS MAYORES:
(*)  Una sensación de calma : “En el momento de la herida, sentí momentáneamente un dolor muy vivo, luego el sufrimiento desapareció, tuve la sensación de flotar en un espacio oscuro. Aquel día hacía un frío intenso, pero mientras me encontraba en la oscuridad todo lo que sentía era un suave calor y un inmenso bienestar, tal y como no lo había experi- mentado nunca antes. Recuerdo haber pensado: «debo estar muerto».”
Ruidos : A veces desagradables o por el contrario una música suave y cristalina o hasta sonidos de campanas.
La descripción de un túnel oscuro: “Tuve una muy mala reacción alérgica a una anestesia local y se me cortó la respiración, un paro respiratorio. La primera cosa que se produjo (todo fue muy rápido) fue que andaba a través de aquel gran vacío negro a una velocidad loca. Podría compararse con un túnel. Me sentía como arrastrado por una de esas atracciones de feria tipo montaña rusa a una velocidad vertiginosa”.
Una luz extraordinaria : una claridad incomparable con la que existe en la Tierra.
La sensación de desincorporación : “Hace unos dos años, acompañaba a un amigo en mi auto. Al llegar a aquel famoso cruce, tuve mucho cuidado de mirar a derecha e izquierda y pasé justo al tiempo de escuchar a mi amigo lanzar un grito. Tuve tiempo de percibir una luz cegadora, los faros de un auto que se precipitaba sobre nosotros; oí un ruido espantoso y durante algunos segundos me sentí arrastrado a un agujero negro, un espacio cerrado, todo pasó muy rápido. Después de lo cual, me encontré flotando más o menos a un metro y medio del suelo y a unos cinco metros del auto. Escuché el eco de la colisión alejarse y apagarse; vi gente que llegaba corriendo y se arremolinaba alrededor del auto, luego vi a mi amigo apartarse visiblemente de la carrocería en estado de shock. También vi mi propio cuerpo dentro de la chatarra en medio de la gente que trataba de sacarlo, mis piernas estaban retorcidas y había sangre por todas partes”.
Contactos con otras personas muertas antes : “Al nacer uno de mis hijos, luego de un parto difícil, el médico había renunciado a salvarme y le informó a mi familia que yo moriría, pero durante ese tiempo me sentía muy lúcida y hasta cuando oí al médico hablar de mi muerte creí que recobraría el conocimiento. Fue en ese momento cuando me di cuenta de la presencia de una cantidad de gente, casi una multitud, que planeaba a la altura del techo de mi cuarto. Reconocí a mi abuela y a un antiguo compañero de clase y también a otros parientes o amigos; veía sobre todo sus rostros y los sentía allí, todos tenían aspecto de contento. Era una circunstancia feliz y sabía que ellos habían venido para protegerme o para guiarme. Era como si yo regresara a mi casa y habían venido a recibirme en el umbral para darme la bienvenida. Todo me parecía bello y sutil, fue un minuto magnífico todo de esplendores”.
El panorama de la vida que desfila : “Durante mi servicio en Vietnam, recibí heridas de las cuales «morí» pero ni por un instante perdí la noción de lo que sucedía. Recibí seis descargas de ametralladora y en el momento no me aturdí del todo. Más bien sentí un gran alivio al ser herido, me encontraba perfectamente bien, no tenía miedo. Al momento del impacto, toda mi vida comenzó a desfilar ante mí. Eso se remontó hasta la época en que era un bebé, las imágenes fueron progresando en el tiempo, me acordaba de todo y todo era increíblemente vivo, perfectamente claro ante mí. Se presentaba a partir de mis primeros recuerdos y llegaba hasta la hora presente, todo en muy poco tiempo. No había nada de ingrato en todo ello, yo asistía sin disgusto, sin experimentar el menor sentimiento de frustración, la mejor comparación que me llega al espíritu sería la proyección de una serie de diapositivas, como si alguien se encargara de hacer desfilar las fotos a toda velocidad”.
Un regreso difícil : “Me preguntaba si me quedaría allí definitivamente; pero al mismo tiempo me acordaba de mi familia, de mis tres hijos, de mi marido. Sé que es bastante difícil de admitir, en tanto que había sentido aquella deliciosa impresión de felicidad cerca de la luz. Realmente no tenía ningún deseo de regresar, pero siempre tomo a pecho mis responsabilidades y me sentía que tenía un deber hacia los míos; entonces tomé la decisión de regresar”. Las personas que han vivido estas experiencias generalmente están reticentes a dar testimonio, convencidas de haber vislumbrado una realidad tangible y sin embargo difícil de describir con palabras humanas. Tienen miedo de enfrentarse a las bromas, a la negación de aquellos que no ven allí sino alucinaciones, pero entonces habría que explicar cómo pueden las personas relatar detalladamente lo que ha ocurrido en un quirófano cuando estaban en estado de coma clínico.

Para muchos, estas experiencias han cambiado fundamentalmente su concepción de la vida que gana en profundidad, la reflexión recae más en los problemas filosóficos fundamentales que en las preocupaciones materiales que, después de tal experiencia, parecen efímeras y sin importancia. Las NDE nos informan sobre lo que es la muerte, el tránsito, y se corresponden con las revelaciones espí- ritas recibidas: “El movimiento circular de forma elíptica es el movimiento inicial de la vida terrestre. Cuando un ser humano muere, retoma la forma, el principio inicial de la vida; de hecho, retoma ese movimiento circular. Un paro cardíaco provoca siempre la impresión de una caída. Esa caída será seguida por un movimiento circular en forma descendente que cesará en un tiempo relativo según la entidad. El fin de ese movimiento se convierte en el encuentro de un túnel largo y estrecho, iluminado por un resplandor amarillento semejante al que podría producir la electricidad. Ciertos Espíritus penetran este túnel, otros no. Cuando se penetra el túnel, éste desemboca en un color azulado semejante a un cielo azul. Ese cielo azul está delante del espíritu que lo mira, con la certeza de encontrar por atracción a aquellos a quienes ha amado y la mayoría de las veces a su guía”. La sensación de calma, paz y felicidad, es percibida por los difuntos que han franqueado el túnel; encuentran su verdadera naturaleza, su naturaleza espiritual, fuera de las pesadeces de la materia, despojados de sus cargas terrenales (enfermedad, discapacidad, vejez). No tienen deseos de regresar a la vida encarnada; por otra parte, en la Tierra, la reencarnación es más angustiosa y difícil que la muerte. Los desencarnados se encuentran con su guía espiritual y sus parientes fallecidos anteriormente que con frecuencia vienen a recibirlos en el umbral de la muerte.
Las NDE negativas
 
 
Después de la muerte, el espíritu recupera su libertad pero se encuentra confrontado a sí mismo, a su propia conciencia, la muerte no cambia las personalidades y los caracteres. El espíritu comprende sus tropiezos y sus debilidades, relativiza las dificultades terrenales. Es p
por eso que, después de una NDE, muchos modifican su comportamiento. Es por eso también que ciertas NDE son vividas en forma negativa. Encontradas sobre todo en los casos de suicidio, las personas involucradas experimentan sensaciones desagradables. No hay luz astral ni personas amorosas que los reciban sino un estado confuso donde lo dominan la amargura, la duda y el miedo. Estos testimonios son comparables a lo que denominamos la turbación post-mortem: “Si no se penetra en el túnel, continúa el movimiento circular y el comienzo de imágenes fantasmagóricas relativas a la vida carnal. El espíritu ve lo que se resistía a mirar de frente en la Tierra. Su pesadilla puede durar muchísimo tiempo y dar lugar entonces a manifestaciones de obsesión en la Tierra. Al no estar más a su disposición el cuerpo, el espíritu en turbación utiliza su periespíritu y se convierte en un fantasma”. ¿Por qué estos testimonios son cada vez más frecuentes desde algunas decenas de años? ¿No son debidas las NDE más que al progreso de la medicina?
He aquí una respuesta ya antigua del espíritu Gabriel Delanne: “Los testimonios suscritos por Raymond Moody o por Elisabeth Kübler Ross no corresponden sino a una voluntad del astral que, así, de alguna manera, habría elegido esta fórmula para despertar a toda la humanidad a la idea de la supervivencia. Es mucho más interesante, y mucho más reconfortante, decir que estos testimonios serán cada vez más numerosos pues, en verdad, corresponden a una evolución global de la humanidad. Lo cual quiere decir entonces que, cada vez más, el espíritu humano se acordará del astral bajo todas las formas, lo cual quiere decir entonces que, cada vez más, después de la intervención quirúrgica, en el marco de la anestesia momentánea, después del coma temporal, los seres humanos percibirán la naturaleza que es extraña a su cuerpo, es decir la naturaleza periespiritual y la naturaleza espiritual, lo cual quiere decir también que cada vez más niños y adolescentes se acordarán espontáneamente de sus anterioridades. Los testimonios recibidos por el Dr. Moody corresponden pues a una evolución global de la humanidad. Si otros médicos emprendieran el mismo camino en Europa o en otra parte, su testimonio sería idéntico”. En efecto, eso va en el sentido de la evolución general de los Espíritus, el planeta Tierra evoluciona, los Espíritus que la pueblan también. La conciencia se volverá cada vez más viva y el sentimiento espiritual que anima a cada ser humano, puesto que todos somos el resultado de un amoroso impulso divino, dominará la vida encarnada. La reencarnación supone el olvido provisional de las vidas anteriores, inscritas en nuestra memoria peri- espiritual por razones evidentes en un planeta como la Tierra, donde las vidas están expuestas a toda clase de dificultades, traumatismos, conflictos y bajezas. Pero en la medida de nuestra comprensión, podremos tener conciencia de nuestras anterioridades, de nuestros encuentros astrales y afrontar con serenidad nuestro pasado por tumultuoso que éste sea. En los planetas superiores, la vida es mucho más etérea, la materia muy poco densa. Al superar los estados de inferioridad, los habitantes tienen conciencia de sus experiencias pasadas. Despojado de todos los sentimientos viles, domina el espíritu, y sus atributos se expresan con toda su fuerza. (*) Ejemplos extraídos del libro del doctor Raymond Moody La vida después de la vida



DOSSIER EL TRÁNSITO
por COLOMBE JACQUIN LAS NDE, UNA ABERTURA AL MÁS ALLÁ

LE JOURNAL SPIRITE N° 98 octobre 2014





Las NDE (Near Death Experience) o EMI (Experiencias de Muerte Inminente), son una aproximación de lo que puede ser la muerte. Son experiencias vividas en ciertas circunstancias extremas, especialmente durante enfermedades graves, accidentes, operaciones deli- cadas, donde el sujeto anestesiado o inconsciente da testimonio de haber abandonado provisionalmente el mundo material, en una forma de desincorporación, para vislumbrar lo que es la vida fuera de la materia.
Estos fenómenos han sido divulgados por el doctor Raymond Moody quien, habiendo estudiado nume- rosos casos, estableció en 1975 una suerte de “modelo estándar”. Fue seguido por otros investigadores en América y en el mundo, entre ellos hoy, en Francia, el médico anestesista Jean-Jacques Charbonnier. Moody no fue, sin embargo, el primero en interesarse en este asunto: en 1895, Victor Egger, un psicólogo y epistemólogo francés, utilizó por primera vez la fórmula “Experiencia de muerte inminente” en su libro El yo de los moribundos. Estas experiencias no son, pues, totalmente nuevas. En la antigüedad griega y egipcia, lo mismo que en la Edad Media, se encuentran numerosos testimonios. Desde el siglo XVIII, se observa un considerable aumento de testimonios gracias a los progresos científicos y médicos, pero también, y sobre todo, porque la autocensura vinculada a una fuerte impregnación de ideas

Conservo en la memoria una sesión en la cual par- ticipé. Aquella tarde, le había pedido a mis amigos espíritas hacer una cadena para una persona fallecida de mi familia, porque como espíritas sabemos, que es una misión a cumplir cuando una persona muere: ayudarla a encontrar su más allá y mostrarle el camino que lleva a la luz para que encuentre su verdadera naturaleza, su estado de espíritu desencarnado. Con las manos juntas, formados en ronda, al son de una música suave, todos le enviamos nuestras imágenes y nuestros pensamientos amorosos para que se sienta tranquilizada, calmada, para que cruce el túnel a la salida del cual la esperan los espíritus desencarnados. Seguramente, a esos Espíritus los ha conocido; en ese momento su guía estará presente entre ellos, y ella lo reconocerá. Por mi parte, los imagino en una luz intensa, con sus brazos etéreos extendidos hacia ella que, irresistiblemente atraída, será recibida, rodeada y asistida en esta nueva prueba. Durante esta acción de pensamiento que duró alrededor de tres minu- tos, con nosotros se encontraba Rosa, clarividente mediúmnica. Tuvo entonces una visión: había unas aves presentes en el túnel. Estaban cerca de la difunta, como para mostrarle el camino, estaban allí para tran- quilizarla. Ante esa revelación, mi alegría fue inmensa. En efecto, esta persona, cuando vivía, siempre había amado a estos volátiles. Le encantaba su plumaje, amaba su canto. Además, siempre había tenido aves en su casa: canarios, cotorras, inseparables, y fueron ellos los que, durante su tránsito, en el curso de nuestra cadena de pensamientos, se le presentaron. Para mí, era la prueba de esa etapa alcanzada. Este testimonio nos permite pensar que los animales, cualesquiera que sean, reciben nuestro amor y nos pueden aportar el suyo en un determinado momento, en este caso, el momento del tránsito de la vida encarnada a la vida desencarnada. Catherine Courtiol
LAS AVES DESPIERTAN A UN ESPÍRITU
religiosas comenzó a reducirse como eco de las ideas preconizadas por los filósofos del siglo de las Luces. Ernest Bozzano, que durante toda su vida estudió los fenómenos psíquicos, espíritas y anímicos, consignó en sus obras ejemplos de muerte inminente, en particular testimonios recogidos entre los heridos de la Gran Guerra. ¿Cuáles son las comprobaciones recurrentes de estas experiencias relatadas en las obras del Dr. Moody y otros médicos? Es de hacer notar que todos los testi- monios no son absolutamente idénticos; se pueden encontrar elementos particulares en ciertos lugares y no en otros. Algunas personas, a pesar de varias anes- tesias o muertes clínicas, no manifiestan nunca haber vislumbrado sea lo que sea. Pero es una constante, la dificultad para describir con palabras humanas lo que se ha sentido.
LOS ELEMENTOS MAYORES:(*)  Una sensación de calma : “En el momento de la herida, sentí momentáneamente un dolor muy vivo, luego el sufrimiento desapareció, tuve la sensación de flotar en un espacio oscuro. Aquel día hacía un frío intenso, pero mientras me encontraba en la oscuridad todo lo que sentía era un suave calor y un inmenso bienestar, tal y como no lo había experi- mentado nunca antes. Recuerdo haber pensado: «debo estar muerto».”
Ruidos : A veces desagradables o por el contrario una música suave y cristalina o hasta sonidos de campanas.
Ernest Bozzano
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La descripción de un túnel oscuro: “Tuve una muy mala reacción alérgica a una anestesia local y se me cortó la respiración, un paro respiratorio. La primera cosa que se produjo (todo fue muy rápido) fue que andaba a través de aquel gran vacío negro a una velocidad loca. Podría compararse con un túnel. Me sentía como arrastrado por una de esas atracciones de feria tipo montaña rusa a una velocidad vertiginosa”.
Una luz extraordinaria : una claridad incomparable con la que existe en la Tierra.
La sensación de desincorporación : “Hace unos dos años, acompañaba a un amigo en mi auto. Al llegar a aquel famoso cruce, tuve mucho cuidado de mirar a derecha e izquierda y pasé justo al tiempo de escuchar a mi amigo lanzar un grito. Tuve tiempo de percibir una luz cegadora, los faros de un auto que se precipitaba sobre nosotros; oí un ruido espantoso y durante algunos segundos me sentí arrastrado a un agujero negro, un espacio cerrado, todo pasó muy rápido. Después de lo cual, me encontré flotando más o menos a un metro y medio del suelo y a unos cinco metros del auto. Escuché el eco de la colisión alejarse y apagarse; vi gente que llegaba corriendo y se arremolinaba alrededor del auto, luego vi a mi amigo apartarse visiblemente de la carrocería en estado de shock. También vi mi propio cuerpo dentro de la chatarra en medio de la gente que trataba de sacarlo, mis piernas estaban retorcidas y había sangre por todas partes”.
Contactos con otras personas muertas antes : “Al nacer uno de mis hijos, luego de un parto difícil, el médico había renunciado a salvarme y le informó a mi familia que yo moriría, pero durante ese tiempo me sentía muy lúcida y hasta cuando oí al médico hablar de mi muerte creí que recobraría el conocimiento. Fue en ese momento cuando me di cuenta de la presencia de una cantidad de gente, casi una multitud, que planeaba a la altura del techo de mi cuarto. Reconocí a mi abuela y a un antiguo compañero de clase y también a otros parientes o amigos; veía sobre todo sus rostros y los sentía allí, todos tenían aspecto de contento. Era una circunstancia feliz y sabía que ellos habían venido para protegerme o para guiarme. Era como si yo regresara a mi casa y habían venido a recibirme en el umbral para darme la bienvenida. Todo me parecía bello y sutil, fue un minuto magnífico todo de esplendores”.
El panorama de la vida que desfila : “Durante mi servicio en Vietnam, recibí heridas de las cuales «morí» pero ni por un instante perdí la noción de lo que sucedía. Recibí seis descargas de ametralladora y en el momento no me aturdí del todo. Más bien sentí un gran alivio al ser herido, me encontraba perfectamente bien, no tenía miedo. Al momento del impacto, toda mi vida comenzó a desfilar ante mí. Eso se remontó hasta la época en que era un bebé, las imágenes fueron progresando en el tiempo, me acordaba de todo y todo era increíblemente vivo, perfectamente claro ante mí. Se presentaba a partir de mis primeros recuerdos y llegaba hasta la hora presente, todo en muy poco tiempo. No había nada de ingrato en todo ello, yo asistía sin disgusto, sin experimentar el menor sentimiento de frustración, la mejor comparación que me llega al espíritu sería la proyección de una serie de diapositivas, como si alguien se encargara de hacer desfilar las fotos a toda velocidad”.
Un regreso difícil : “Me preguntaba si me quedaría allí definitivamente; pero al mismo tiempo me acordaba de mi familia, de mis tres hijos, de mi marido. Sé que es bastante difícil de admitir, en tanto que había sentido aquella deliciosa impresión de felicidad cerca de la luz. Realmente no tenía ningún deseo de regresar, pero siempre tomo a pecho mis responsabilidades y me sentía que tenía un deber hacia los míos; entonces tomé la decisión de regresar”. Las personas que han vivido estas experiencias gene- ralmente están reticentes a dar testimonio, conven- cidas de haber vislumbrado una realidad tangible y sin embargo difícil de describir con palabras humanas. Tienen miedo de enfrentarse a las bromas, a la nega- ción de aquellos que no ven allí sino alucinaciones, pero entonces habría que explicar cómo pueden las personas relatar detalladamente lo que ha ocurrido en un quirófano cuando estaban en estado de coma clínico.
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Para muchos, estas experien- cias han cambiado fundamen- talmente su concepción de la vida que gana en profun- didad, la reflexión recae más en los problemas filosóficos fundamentales que en las preocupaciones materiales que, después de tal experiencia, parecen efímeras y sin importancia. Las NDE nos informan sobre lo que es la muerte, el tránsito, y se corresponden con las revelaciones espí- ritas recibidas: “El movimiento circular de forma elíptica es el movimiento inicial de la vida terrestre. Cuando un ser humano muere, retoma la forma, el principio inicial de la vida; de hecho, retoma ese movimiento circular. Un paro cardíaco provoca siempre la impresión de una caída. Esa caída será seguida por un movimiento circular en forma descendente que cesará en un tiempo relativo según la entidad. El fin de ese movimiento se convierte en el encuentro de un túnel largo y estrecho, iluminado por un resplandor amarillento semejante al que podría producir la electricidad. Ciertos Espíritus penetran este túnel, otros no. Cuando se penetra el túnel, éste desem- boca en un color azulado semejante a un cielo azul. Ese cielo azul está delante del espíritu que lo mira, con la certeza de encontrar por atracción a aquellos a quienes ha amado y la mayoría de las veces a su guía”. La sensación de calma, paz y felicidad, es percibida por los difuntos que han franqueado el túnel; encuentran su verdadera naturaleza, su naturaleza espiritual, fuera de las pesadeces de la materia, despojados de sus cargas terrenales (enfermedad, discapacidad, vejez). No tienen deseos de regresar a la vida encarnada; por otra parte, en la Tierra, la reencarnación es más angustiosa y difícil que la muerte. Los desencarnados se encuentran con su guía espiritual y sus parientes fallecidos anteriormente que con frecuencia vienen a recibirlos en el umbral de la muerte.
Las NDE negativas Después de la muerte, el espíritu recupera su libertad pero se encuentra confrontado a sí mismo, a su propia conciencia, la muerte no cambia las personalidades y los caracteres. El espíritu comprende sus tropiezos y sus debilidades, relativiza las dificultades terrenales. Es por eso que, después de una NDE, muchos modi- fican su comportamiento. Es por eso también que ciertas NDE son vividas en forma negativa. Encontradas sobre todo en los casos de suicidio, las personas involucradas experimentan sensa- ciones desagradables. No hay luz astral ni personas amorosas que los reciban sino un estado confuso donde lo dominan la amargura, la duda y el miedo. Estos testimonios son comparables a lo que denomi- namos la turbación post-mortem: “Si no se penetra en el túnel, continúa el movimiento circular y el comienzo de
imágenes fantasmagóricas rela- tivas a la vida carnal. El espíritu ve lo que se resistía a mirar de frente en la Tierra. Su pesadilla puede durar muchísimo tiempo y dar lugar entonces a mani- festaciones de obsesión en la Tierra. Al no estar más a su disposición el cuerpo, el espíritu en turbación utiliza su periespíritu y se convierte en un fantasma”. ¿Por qué estos testimonios son cada vez más frecuentes desde algunas decenas de años? ¿No son debidas las NDE más que al progreso de la medicina? He aquí una respuesta ya antigua del espíritu Gabriel Delanne: “Los testimonios suscritos por Raymond Moody o por Elisabeth Kübler Ross no corresponden sino a una voluntad del astral que, así, de alguna manera, habría elegido esta fórmula para despertar a toda la humanidad a la idea de la supervivencia. Es mucho más interesante, y mucho más reconfortante, decir que estos testimonios serán cada vez más numerosos pues, en verdad, corresponden a una evolución global de la humanidad. Lo cual quiere decir entonces que, cada vez más, el espíritu humano se acor- dará del astral bajo todas las formas, lo cual quiere decir entonces que, cada vez más, después de la intervención quirúrgica, en el marco de la anestesia momentánea, después del coma temporal, los seres humanos percibirán la naturaleza que es extraña a su cuerpo, es decir la natura- leza periespiritual y la naturaleza espiritual, lo cual quiere decir también que cada vez más niños y adolescentes se acordarán espontáneamente de sus anterioridades. Los testimonios recibidos por el Dr. Moody corresponden pues a una evolución global de la humanidad. Si otros médicos emprendieran el mismo camino en Europa o en otra parte, su testimonio sería idéntico”. En efecto, eso va en el sentido de la evolución general de los Espíritus, el planeta Tierra evoluciona, los Espíritus que la pueblan también. La conciencia se volverá cada vez más viva y el sentimiento espiritual que anima a cada ser humano, puesto que todos somos el resultado de un amoroso impulso divino, dominará la vida encar- nada. La reencarnación supone el olvido provisional de las vidas anteriores, inscritas en nuestra memoria peri- espiritual por razones evidentes en un planeta como la Tierra, donde las vidas están expuestas a toda clase de dificultades, traumatismos, conflictos y bajezas. Pero en la medida de nuestra comprensión, podremos tener conciencia de nuestras anterioridades, de nuestros encuentros astrales y afrontar con serenidad nuestro pasado por tumultuoso que éste sea. En los planetas superiores, la vida es mucho más etérea, la materia muy poco densa. Al superar los estados de inferioridad, los habitantes tienen conciencia de sus experiencias pasadas. Despojado de todos los sentimientos viles, domina el espíritu, y sus atributos se expresan con toda su fuerza. (*) Ejemplos extraídos del libro del doctor Raymond Moody La vida después de la vida  Elisabeth Kubler Ross
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“¡Aló! Es Mireille, Papá está peor, ¿puedes venir al hospital?” Era el 5 de junio de 1999. Informado por mi hermana, partí enseguida para ver a mi padre, hospitalizado desde hacía unos diez días por una insufi- ciencia renal y un estado general muy preocupante. Desde hacía ya varios años, había sido objeto de numerosas hospitalizaciones. Los cuidados y los tratamientos recomendados sólo habían tenido muy poco efecto sobre un hombre hastiado y muy fatigado, tanto física como psicológicamente. Cuando ingresé al Círculo espírita Allan Kardec en 1986, y descubrí todo el alcance filosófico y social del espiritismo, tuve el deseo natural de compartirlo con mi familia. Mi padre no pareció demasiado impactado en sus convicciones; habiendo recibido una educa- ción religiosa, concebía sin dificultad la evidencia de una vida más allá de la muerte. Sin embargo, surgían algunas dudas respecto a la idea de la reencarnación, pensando quizás ingenuamente que era necesario volver a empezar una nueva vida y pasar siempre por las mismas pruebas. Así, regularmente, durante las reuniones familiares, tuvimos a veces conversaciones y debates, pero cada uno permanecía dignamente en sus posiciones y al final, solamente el respeto mutuo parecía ponernos de acuerdo las más de las veces. Cuando entré en el cuarto del hospital aquel 5 de junio, encontré a mi padre en su cama, inmóvil con los ojos entornados, como dormido. Mi hermana y mi hermano estaban presentes; y los tres lo rodeamos, informados por el enfermero de que era el fin. Nos turnábamos para sostenerle la mano, escudriñando los aparatos de medición que daban testimonio de su muy débil estado físico. Seguro de que nos percibía y nos escuchaba en su somnolencia, le expresé a mi
hermana y mi hermano, el deseo de actuar, sosteniéndonos las manos para establecer una cadena fluídica: una oración común dirigida hacia su espíritu y hacia su guía espiritual, para acompañar su partida al otro mundo y atenuar su aparente turba- ción. Algunas decenas de minutos más tarde, todo había terminado. Mi padre acababa de desencarnar, acababa de cumplir setenta y dos años. Los aparatos ya no indicaban ninguna pulsación de vida, exhalado un último aliento, para abandonar la sombra de la Tierra y entrar en la luz del mundo de los Espíritus. En ese momento, se atropellaron en mí los recuerdos con múltiples sentimientos. Extrañamente, la partida de mi padre me hizo pensar en el nacimiento de mis propios hijos. Una misma espera, mezcla de angustia y recogimiento, pero, por supuesto, el orden de las cosas era invertido para un renacimiento en un mundo nuevo. El privilegio de ser espírita, me llevó algunos días más tarde, a encon- trarme alrededor de una mesa para una sesión espí- rita, precisamente una sesión de oui-ja, en presencia de un periodista de France Inter venido para hacer un reportaje sobre el Círculo Allan Kardec y el espiritismo. En esa oportunidad se manifestaron varios Espíritus a través de Michel Pantin. Fue entonces cuando vi la tablilla de la oui-ja despla- zarse hacia mí a manera de saludo. Las letras, dictadas una a una por el visitante del más allá y transmitidas por uno de los amigos espíritas, formaron un mensaje cuya integridad va a continuación: “Soy yo, Igor, soy yo, soy yo. Estoy feliz, soy libre, mis ojos estaban en el vacío pero los oía, los sentía. Muy pronto, Igor, vi el túnel y la música, rodeado por muchos compa- ñeros. Igor, estoy en un mundo nuevo. Deseo a mamá en
por IGOR MANOUCHIAN MI PADRE SE FUE PARA DESPERTAR EN OTRO LUGAR
DOSSIER