EL POR QUÉ DE UN NUEVO BLOG

Después de abrir y mantener actualizado el blog: CENTRO VIRTUAL DE ESTUDIOS

ESPIRITISTAS Y AFINES, para la formación doctrinaria dentro de los postulados eminentemente racionalistas y laicos de la filosofía espírita codificada por el Maestro Allan Kardec que exhibe la Confederación Espírita Panamericana, a la cual nos adherimos, creímos conveniente abrir un nuevo Blog de un formato más ágil y que mostrase artículos de opinión de lectura rápida, sin perder por ello consistencia, así como noticias y eventos en el ámbito espírita promovidos por la CEPA, a modo de actualizar al lector.
Esa ha sido la razón que nos mueve y otra vez nos embarcamos en un nuevo viaje en el cual esperamos contar con la benevolencia de nuestros pacientes y amables lectores y vernos favorecidos con su interés por seguirnos en la lectura.
Reciban todos vosotros un fraternal abrazo.
René Dayre Abella y Norberto Prieto
Centro Virtual de Estudios Espiritistas y Afines "Manuel S. Porteiro".



viernes, 18 de febrero de 2011

J O C E LY N E C H A R L E S CHARLES LAFONTAINE TOMADO DE: LA REVISTA ESPÍRITA # 83.


CHARLES LAFONTAINE
POR:
J O C E LY N E C H A R L E S


Charles Lafontaine, magnetizador, nació en Vendôme
en 1803 y murió en Ginebra en 1892. Pasó la mayor
parte de su vida en Ginebra, donde publicaba un
periódico llamado Le magnétiseur (El magnetizador).
Él no quiso ver en el magnetismo sino el lado
esencialmente útil, su propiedad curativa, y lo estudió
principalmente desde ese punto de vista. Escribió
varios libros, como L’art de magnétiser ou le magnétisme
animal considéré sous le point de vue théorique,
pratique et thérapeutique (El arte de magnetizar o el
magnetismo animal considerado bajo el punto de
vista teórico, práctico y terapéutico) y Mémoires d’un
magnétiseur (Memorias de un magnetizador). Sus
libros relataban sus experiencias. Deseaba enseñar
que el magnetismo empleado solo podía bastar, en
muchos casos, para recuperar la salud de un cuerpo
enfermo. Igualmente quiso probar que el magnetismo
empleado conjuntamente con los métodos ordinarios
de la medicina, era siempre de un efecto saludable y
que, bien administrado, no podía ser peligroso, sino
por el contrario, siempre era útil. Convencido de que
para hacer adoptar hechos tan extraordinarios como
los producidos por el magnetismo, no bastaba con
relatarlos, y que el mejor libro no podía llevar tanta
convicción a los espíritus como el hecho mismo, como
una curación efectuada ante los ojos de las personas
interesadas. Por otra parte estaba persuadido de
que la medicina no adoptaría el magnetismo sino
forzada por la opinión general. Dio sesiones públicas
y recorrió Francia, Inglaterra, Escocia, Irlanda y Bélgica,
multiplicando las experiencias.


Algunos casos relatados en El Arte de magnetizar
Lafontaine mostró que el magnetismo podía aliviar
entre otros, los esguinces, las neuralgias y los insomnios.
He aquí algunos casos de parálisis reumática:
“En 1840, en Cinq-Mars-la-Pile, el doctor Casimir
Renault hizo venir a su casa a un hombre de unos
cincuenta años, que desde hacía algún tiempo tenía una
parálisis reumática en el brazo izquierdo; sufría dolores
insoportables, y su brazo estaba doblado y pegado
del cuerpo. Ninguno de los medios empleados por el
doctor había aliviado los dolores, ni devuelto el menor
movimiento; el enfermo apenas podía mover un dedo. Lo
magneticé delante de doce personas, en el consultorio;
localicé toda la acción sobre el brazo y sobre el hombro
con pases solamente; y veinte minutos después, la mano
había bajado y el brazo extendido sin dolor. Continué, y
no habían pasado otros diez minutos, cuando el hombre
había recuperado el uso de su brazo. Podía moverlo,
subirlo, bajarlo, en fin, servirse de él como antes de
estar paralizado. Estaba tan atónito que en lugar de
agradecerme, se alejó de mí y me miró despectivamente,
como si yo hubiera sido el diablo en persona”.
“Por lo demás, en 1838 en Bruselas, yo había producido el
mismo efecto en un muchacho sombrerero que, cuando
le devolví el empleo de su brazo, huyó de la casa sin querer
escuchar más nada”.
“En el hospital de Liverpool, delante de los médicos y los
alumnos, produje un efecto semejante en un hombre
que desde hacía mucho tiempo tenía el brazo derecho
paralizado. En dos sesiones, lo dejé en estado de servirse
de él, y algunos días después salió del hospicio”.
El objetivo de Lafontaine
Su objetivo era que los médicos dominaran el
magnetismo para servirse de él en todos los casos
donde pudiera serles de ayuda. He aquí lo que escribió:
“El empleo del magnetismo vital será un beneficio para
la humanidad. Además, el día en que el magnetismo sea
admitido y adoptado por los Organismos Científicos, el
día en que, reconocido como ciencia sea enseñado en
nuestras escuelas de Medicina, el objetivo que persigo
se habrá alcanzado, y entonces seré muy feliz si mis
esfuerzos han contribuido a ello”.

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