EL POR QUÉ DE UN NUEVO BLOG

Después de abrir y mantener actualizado el blog: CENTRO VIRTUAL DE ESTUDIOS

ESPIRITISTAS Y AFINES, para la formación doctrinaria dentro de los postulados eminentemente racionalistas y laicos de la filosofía espírita codificada por el Maestro Allan Kardec que exhibe la Confederación Espírita Panamericana, a la cual nos adherimos, creímos conveniente abrir un nuevo Blog de un formato más ágil y que mostrase artículos de opinión de lectura rápida, sin perder por ello consistencia, así como noticias y eventos en el ámbito espírita promovidos por la CEPA, a modo de actualizar al lector.
Esa ha sido la razón que nos mueve y otra vez nos embarcamos en un nuevo viaje en el cual esperamos contar con la benevolencia de nuestros pacientes y amables lectores y vernos favorecidos con su interés por seguirnos en la lectura.
Reciban todos vosotros un fraternal abrazo.
René Dayre Abella y Norberto Prieto
Centro Virtual de Estudios Espiritistas y Afines "Manuel S. Porteiro".



martes, 29 de enero de 2013

 I G O R M A N O U C H I A N
UN OJO SOBRE...
LAS EXPERIENCIAS
DE MUERTE INMINENTE

LE JOURNAL SPIRITE N° 89 JUILLET 2012

Las experiencias de muerte inminente o NDE, son
estudiadas desde hace más de cuarenta años,
especialmente en el medio hospitalario, donde por
primera vez fueron señaladas por Raymond Moody
que escribió Vida después de la Vida, Nuevas Luces sobre
la Vida después de la Vida y La Luz del más allá. Hoy en
día, el tema aún sigue siendo de actualidad cuando los
testigos hablan y al contarlo, se da a conocer lo que han
vivido. Lo que más a menudo se recuerda en los relatos,
son las imágenes que muestran un túnel, una gran luz,
luego los encuentros, a veces, con personas conocidas
fallecidas. En ciertos testimonios, las personas cuentan
cómo examinan su entorno cuando el cuerpo está
inerte, ya sea durante una operación quirúrgica o en
el transcurso de un accidente. Distinguen claramente
su cuerpo que ya no responde a la voluntad. Además,
sensaciones de ligereza vienen a amenizar este estado
particular del espíritu que puede desplazarse por la sola
voluntad del pensamiento y encontrarse frente a seres
descritos como cuerpos luminosos que despiden una
suerte de brillo intenso percibido como un amor muy
fuerte. Con frecuencia, a los testigos les cuesta trabajo
encontrar palabras para expresar lo que han vivido,
por cuanto la experiencia no tiene ninguna relación
con la realidad física y sin embargo, paradójicamente,
allí hay sensaciones y percepciones similares; entonces
las emociones se multiplican y se instala una suerte de
éxtasis, al punto de que los involucrados ya no tienen
deseos de volver.
Las explicaciones de ciertos científicos se confunden
cuando éstos suponen que las visiones podrían ser
desencadenadas dentro de un proceso cerebral
desequilibrado por un shock cardiaco y que en ciertos
casos de muerte clínica comprobada, el cerebro ya no
transmite ninguna información. Admiten entonces la
imposibilidad de que la persona pueda evocar visiones
alucinatorias. ¿De dónde surgen esos recuerdos, si no es
detectada ninguna actividad cerebral? La respuesta no
puede venir sino a partir del momento en que se admite
un principio vital y espiritual en el interior del cuerpo
humano.
Los testigos de NDE recuerdan claramente la separación
del alma y el cuerpo. Más aún, describen una agudeza
y sentidos decuplicados. La percepción es total con
la impresión frecuente de poder percibir las cosas de
manera más amplia. Se trata entonces de considerar
que el espíritu, momentáneamente libre del cuerpo,
permite evolucionar más libremente en un entorno físico
y material. Según Raymond Moody, la experiencia “tipo”
de muerte inminente, se presenta así:
“He aquí pues un hombre que muere y, mientras alcanza
el paroxismo del desamparo físico, escucha al médico
comprobar su deceso. Entonces comienza a percibir un
ruido desagradable, como un fuerte repique de timbre o un
zumbido, y al mismo tiempo se siente arrastrado con gran
rapidez a través de un túnel largo y oscuro. Después de lo
cual se encuentra súbitamente fuera de su cuerpo físico,
sin abandonar no obstante, su entorno inmediato; percibe
su propio cuerpo a distancia, como un espectador. Desde
ese punto de vista privilegiado observa las tentativas de
reanimación de las que es objeto su cuerpo (…). Pronto se
producen otros eventos: otros seres vienen a su encuentro,
pareciendo que quieren venir en su ayuda; entrevé los
espíritus de parientes y amigos fallecidos antes que él (…).
Pero entonces se da cuenta de que tiene que devolverse,
que el tiempo de morir aún no ha llegado para él. En ese
momento, se resiste, porque está subyugado por el flujo de
los eventos del después de la vida y no desea ese regreso
(…). Luego, cuando trata de explicar a su entorno lo que
ha experimentado en el ínterin, tropieza con diversos
obstáculos. En primer lugar, no logra encontrar las palabras
humanas capaces de describir en forma adecuada este
episodio supraterrestre (…). Sin embargo, esta experiencia
marca profundamente su vida y trastorna especialmente
todas las ideas que se había hecho hasta entonces a
propósito de la muerte y de sus relaciones con la vida”.
He aquí pues, más allá del hecho, la persona que, al salir
de la NDE trata de describir lo que ha vivido, y agrega
una consecuencia muy interesante, la del trastorno de
su existencia. O al menos, el cuestionamiento de ciertos
valores. Parece que en algunos casos, la persona orienta
su vida hacia lo que le parece más esencial, ocuparse de
los demás, estar más presente cerca de sus parientes y
amigos, antes que estar preocupada por la ambición
social o de vivir para las cosas únicamente materiales. El
valor humano y espiritual se asocia en una dinámica de
solidaridad y sensibilidad ante el sufrimiento del mundo,
como si la experiencia vivida de NDE hubiera aportado
una revelación íntima, profunda y duradera. Vive lo
que sigue como una continuidad; como si el encuentro
con los seres de luz y los espíritus familiares, le hubiera
traído una respuesta, no sólo sobre una vida después
de la muerte, sino también sobre la existencia de una
fuerza inteligente que rige amorosamente el universo,
un Dios sin imagen, pero un Dios que se corresponde
con lo que la filosofía espírita describe como un objetivo
a ser alcanzado, dentro de una perspectiva absoluta, de
eternidad y de infinito para el espacio que nos rodea.
Sin embargo, no todas las NDE tienen un desenlace
positivo. En ciertos casos, puede suceder que, como
consecuencia de esta trascendente experiencia, las
personas se creen diferentes de los demás seres humanos.
Investidas de una misión, sufren un acrecentamiento
importante del ego. La adquisición ulterior de dones
paranormales (dones de curación, videncia, premonición,
etc.) puede amplificar este sentimiento, tanto más por
cuanto el entorno, deslumbrado, contribuye a hacer de
estas personas seres aparte. Así, para todos aquellos que
han vivido este estado de muerte aparente, la cuestión
sigue planteada, a saber: si es real, es porque existe otra
cosa fuera del mundo físico. El más allá tal y como es
definido por el espiritismo, corresponde al mundo de los
espíritus, de aquellos que han desencarnado y que siguen
viviendo en una dimensión paralela. Desde un punto de
vista espírita, la experiencia de muerte inminente es una
puerta entreabierta sobre esta realidad. Para introducir luz
sobre estos misterios, que no lo son, hace falta entonces
comprender que quizás el investigador debe admitir
de antemano, que hay una inteligencia en el origen de
la vida y pensar que la muerte es sólo una etapa para
comenzar así en el prisma filosófico y científico aportado
por el espiritismo, a conocer el destino del hombre y de
su espíritu.

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