EL POR QUÉ DE UN NUEVO BLOG

Después de abrir y mantener actualizado el blog: CENTRO VIRTUAL DE ESTUDIOS

ESPIRITISTAS Y AFINES, para la formación doctrinaria dentro de los postulados eminentemente racionalistas y laicos de la filosofía espírita codificada por el Maestro Allan Kardec que exhibe la Confederación Espírita Panamericana, a la cual nos adherimos, creímos conveniente abrir un nuevo Blog de un formato más ágil y que mostrase artículos de opinión de lectura rápida, sin perder por ello consistencia, así como noticias y eventos en el ámbito espírita promovidos por la CEPA, a modo de actualizar al lector.
Esa ha sido la razón que nos mueve y otra vez nos embarcamos en un nuevo viaje en el cual esperamos contar con la benevolencia de nuestros pacientes y amables lectores y vernos favorecidos con su interés por seguirnos en la lectura.
Reciban todos vosotros un fraternal abrazo.
René Dayre Abella y Norberto Prieto
Centro Virtual de Estudios Espiritistas y Afines "Manuel S. Porteiro".



jueves, 10 de noviembre de 2011

UN OJO SOBRE EL REINO DE LAS HADAS POR NICOLE LAVOINE LE JOURNAL SPIRITE N° 86 OCTOBRE 2011

Hadas, duendes, elfos, gnomos, duendes, korrigans:
no son sino algunos de los habitantes del reino de las
hadas que la mayoría de la gente asocia simplemente
a los cuentos para niños. Pequeños, insolentes, serviciales,
amenazadores si llega el caso, son los personajes
extraños y maravillosos de un reino de fantasía
que sólo vive gracias a la inocencia de los años de
juventud. Luego, el tiempo que pasa acaba por
disipar lenta, pero completamente toda creencia en
el mundo de las hadas. Sin embargo, por el contrario,
en ciertas personas la edad no hace sino reforzarla
para convertirla en convicción.
El folklore de las hadas está arraigado en las tradiciones
gaélica y celta y está estrechamente ligado a
los espíritus de la naturaleza. Con frecuencia estos
seres son asociados con elementos particulares, se
las llama “elementales”: los gnomos, sílfides, salamandras
y ondinas son los espíritus de la tierra, el
aire, el fuego y el agua respectivamente. La creencia
en la existencia de las hadas ha estado integrada en
numerosas culturas y se ha manifestado de diversas
maneras. En la Edad Media se creía que las hadas
reemplazaban a los bebés lindos por feos retoños.
En nuestros días, el folklore de las hadas es muy
respetado en ciertos países, particularmente aquellos
donde la tradición celta sigue viva. En Islandia,
por ejemplo, la creencia en las hadas ha permanecido
casi intacta. El 55% de la gente considera la existencia
de los elfos como cierta, probable o posible. Los islandeses
estiman que es preciso tratar bien a los espíritus
de la naturaleza y eso se pone de manifiesto cuando
construyen edificios o carreteras. Convocan médiums
para negociar con el reino de las hadas y se aseguran
así de que sus proyectos llegarán a buen fin.
Vamos a detenernos más particularmente en los
duendes y los korrigans.
Los duendes
El duende o a veces fadet o geniecillo (o espíritu
travieso) es una pequeña criatura legendaria del
folklore francés, a menudo travieso. Con gusto se
ocupa de los caballos, cuyas crines riza y enmaraña,
y generalmente es servicial. Es difícil describirlo
pues la mayor parte del tiempo permanece invisible,
a menos que asuma una apariencia animal. El
duende es un hombrecillo arrugado, ajado, de tinte
pardusco, de un medio metro de altura, que se pasea
desnudo o vestido de andrajos pardos. El duende de
las montañas no tiene ni dedos ni dedos gordos y el
de las planicies carece de nariz. Si en estado salvaje
el duende tiene su residencia en alguna topera del
bosque, a veces desempeña el papel de un espíritu
sirviente cuando se apega a una casa o a una granja.
Vela entonces por los rebaños, el cuidado de la familia
y acaba las tareas que no han tenido tiempo de ser
terminadas. Es muy bromista, y a veces hace jugadas
a los humanos.
Los korrigans
De talla minúscula, poseen una gran cabeza, fea y
muy arrugada. Los korrigans son los espíritus que
toman la apariencia de enanos en la tradición celta
y en particular bretona. Lejos de ser inmortales,
nacen y mueren bajo tierra. No son malos sino sólo
traviesos. Juegan malas pasadas execrables a quienes
les faltan el respeto, pero a los que les tratan como
conviene, les dan testimonio de benevolencia y les
devuelven muchos servicios. No le temen al trabajo:
están dotados de una fuerza extraordinaria. Es en la
noche cuando son más visibles, prefiriendo permanecer
ocultos de día. Los korrigans tienen una imagen
de bandoleros, ladrones y vándalos. Siempre están
listos para jugar alguna mala pasada, son guasones,
pero en el fondo no son malos. Y a veces, son simplemente
los guardianes de los tesoros de las colinas.
¿El más allá levanta el velo del misterio?
Los espíritus pueden manifestarse a los hombres
bajo todas las formas, entre las que los korrigans,
duendes, elfos y otros duendecillos son y siguen
siendo, en la mayoría de los casos, manifestaciones
del mundo de los espíritus. Pueden ser resultado de
manifestaciones conscientes de espíritus superiores,
en lugares particulares donde la teluria es particularmente
importante. Aparecen para poder recargarse
de teluria a nivel de sus envolturas periespirituales
pues la envoltura periespiritual continúa viviendo,
continúa existiendo y acompaña al espíritu más allá
de la muerte en su vida espiritual. Además, estos
espíritus se manifiestan en lugares particulares para
aportar, tanto como pueden, buenos pensamientos
relativos a la naturaleza de los lugares, pensamientos
de protección, pensamientos de ayuda a la humanidad,
algunas veces para evitar ciertas catástrofes o
cataclismos naturales. Es el caso de los duendes.
El korrigan, un animalito temeroso
Se mencionó más arriba que, en la mayoría de los
casos, estos pequeños seres eran manifestaciones
del mundo de los espíritus. Pero existe igualmente
una naturaleza animal, encarnada, de carne y hueso.
Los korrigans se presentan en forma de enanos de
una dimensión muy pequeña, alrededor de quince a
treinta centímetros. Por otra parte, estos enanos no
son numerosos y es por eso que son muy difíciles de
observar. Su vida es esencialmente subterránea, viven
en el interior de galerías, se alimentan con agua de
manantial y raíces. En el pasado los korrigans tuvieron
numerosos contactos con los hombres, contactos
esencialmente físicos, contactos táctiles, visuales. En
muchos puntos se parecen al cuerpo físico del ser
humano. Los korrigans no comprenden el lenguaje
del hombre y no lo hablan. Son pequeños y velludos.
En el reino animal no son los representantes más
adelantados ni los más evolucionados. Son animales
temerosos que con frecuencia andan en busca de
alimento. Sin comprender nuestro lenguaje, sin tener
acceso a nuestro vocabulario, también pueden tener
acceso a nuestro pensamiento. Es una de las principales
razones por las que no se muestran a menudo a
la naturaleza humana.
En otros tiempos, especialmente en suelo bretón,
cerca de la naturaleza druídica, los korrigans se
dejaban ver sin temor y con facilidad.
¿Por qué ya no es ese el caso hoy en día?
Porque nuestro modo de vida ha cambiado. Hemos
perdido el sentido del contacto, de la comunicación
con las otras naturalezas vivientes. La naturaleza
agresiva del hombre de hoy no dejaría ninguna oportunidad
a estos pequeños animales temerosos que
serían encerrados, muertos para ser autopsiados.
Tomen una dosis de humildad, de amor, de atención y
de búsqueda y obtendrán los ingredientes indispensables
para establecer de nuevo una comunicación
posible con estos seres de leyenda y sin embargo tan
reales. Que sean espíritus o encarnados, ellos tienen
su lugar cerca de nosotros. Unos aportan equilibrio
y fuerza a la Madre Naturaleza, a nuestras naturalezas;
los otros, por su capacidad telepática, podrían
simplemente darnos testimonio de su proximidad
afectiva.

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