EL POR QUÉ DE UN NUEVO BLOG

Después de abrir y mantener actualizado el blog: CENTRO VIRTUAL DE ESTUDIOS

ESPIRITISTAS Y AFINES, para la formación doctrinaria dentro de los postulados eminentemente racionalistas y laicos de la filosofía espírita codificada por el Maestro Allan Kardec que exhibe la Confederación Espírita Panamericana, a la cual nos adherimos, creímos conveniente abrir un nuevo Blog de un formato más ágil y que mostrase artículos de opinión de lectura rápida, sin perder por ello consistencia, así como noticias y eventos en el ámbito espírita promovidos por la CEPA, a modo de actualizar al lector.
Esa ha sido la razón que nos mueve y otra vez nos embarcamos en un nuevo viaje en el cual esperamos contar con la benevolencia de nuestros pacientes y amables lectores y vernos favorecidos con su interés por seguirnos en la lectura.
Reciban todos vosotros un fraternal abrazo.
René Dayre Abella y Norberto Prieto
Centro Virtual de Estudios Espiritistas y Afines "Manuel S. Porteiro".



martes, 26 de abril de 2011

A D R I E N P I E R S A N T I MEDICINA TERAPIAS Y ATENCIONES ESPÍRITAS LE JOURNAL SPIRITE N° 84 AVRIL 2011


Atención en un caso de artrosis

Este es el caso de una joven de 38 años que sufre
de una fuerte artrosis en el tobillo derecho, provocada
por un esguince mal curado producido hace
algunos años. Precisamos que esta artrosis ha sido
agravada por el hecho de que esta joven es adepta
al excursionismo de grandes distancias como, por
ejemplo, la célebre peregrinación a Compostela. Que
además, esta dama ha agravado su caso ocultando
el problema para poder seguir entregándose a esta
actividad deportiva. Consecuencia: la artrosis ha
alcanzado tales proporciones que hoy es cuestión
de ponerle una barra, lo que implicaría la casi inmovilidad
del pie. Tenemos a nuestra disposición pases
magnéticos específicos para curar la artrosis, pases
que nos han sido indicados en sesión espírita.
Decidimos emprender con esta dama una serie de
sesiones de magnetismo. Dada la importancia de su
problema, es imposible fijar un número, ni siquiera
aproximado, de sesiones. Estos pases se aplicarán dos
veces por semana. Hoy nos encontramos en la decimoquinta
sesión y he podido comprobar una mejoría
en su estado. Hay que precisar —adivinaron— que ya
no se trataba de que esta joven practicara el excursionismo
por el momento. En efecto, el menor paseo
bastaba para desencadenar vivos dolores y entonces
seguía la ingestión importante de antiinflamatorios.
Digo “seguía” porque como se dijo antes, su estado
ha mejorado al punto de que ahora la ingesta de un
solo antiinflamatorio basta para calmar los dolores.
Es un progreso, pero la partida aún no está ganada.
Es necesario proseguir los esfuerzos y la Sra. N., impapor
ciente por naturaleza, ha comprendido que haría
falta tiempo y perseverancia.
Otra cosa, la Sra. N., sufría de una tendinitis en el
hombro derecho. Para este problema, fue al cabo de
la sexta sesión de magnetismo que la tendinitis fue
reabsorbida, magnetismo que consistía en una imposición
palmar de por lo menos 10 minutos sobre la
zona inflamada seguida de un soplo frío de al menos
2 minutos siempre sobre la misma zona.
Crisis de angustia, testimonio:
Durante mi infancia, hacía preguntas afanosamente
sobre la utilidad de la vida, el temor a la muerte etc.,
constantemente interrogaba a mis padres y por
fortuna encontraba las respuestas que me convenían,
por parte de mi papá que, en su juventud, había
frecuentado muy de cerca el círculo Allan Kardec de
Nancy.
Pasaron los años, la vida seguía su curso y yo realizaba
todo lo que deseaba con los altibajos de una
vida normal. Sin embargo, eso no afectaba mi cotidianidad
a pesar de algunas duras pruebas. Siempre
he sido muy sensible, lo que de manera positiva
me ha permitido vivir intensamente los momentos
simples de una vida; soy de esas personas que viven
la vida plenamente. Hasta el día en que me ocurrió
algo que cambió una parte de mí Estaba en el tren y
le contaba a mi vecina, que me acompañaba, acerca
del malestar que me invadía día tras día desde hacía
meses. ¡Mi vida en su banalidad ya no me convenía,
ahora comprendía que había hecho elecciones por
facilidad pues pensaba que debía entrar en un molde!
Me ahogaba, no me reconocía, cada vez más, nada me
hacía sonreír. Aún no tenía conciencia de ello, pero
yo me apagaba. Más nada tenía sabor. ¡Mientras le
contaba mis sentimientos, era presa de hormigueos
en la totalidad de mi cuerpo y de un miedo pánico
por el momento presente! Llegamos al destino, y
apenas salida del tren, me desmayé y allí comenzó el
infierno. Hospitalizada de emergencia, tenía miedo a
lo que me rodeaba, ¡no hacía sino repetir que moriría
y que quería morir! Nada a mi alrededor me tranquilizaba,
estaba totalmente en un mundo paralelo, sin
ninguna explicación lógica que dar. Al día siguiente,
el doctor me comunicó el diagnóstico: crisis agudas
de pánico. Lo que no significaba nada para mí que
siempre había enfrentado todo con optimismo. Fue
una semana de calvario durante la cual ya no podía
dar un solo paso más al exterior; mis parientes, familia
y amigos debían turnarse para permanecer cerca de
mí. Cuando me obligaba a tomar el auto, si tenía la
mala suerte de pasar sobre un puente, ¡creía que
iba a saltar del puente y que no lo controlaría! Pero,
¡qué idea! ¡Yo era dos en una! El único lugar que más
o menos podía soportar era el apartamento donde
vivo con mi amigo. Sin saber qué más hacer, llamé
a mi padre junto a quien me quejé de mi estado, y
que me dijo espontáneamente: “¿Qué esperas para ir
a visitar el Círculo Allan Kardec de Nancy?” Esta frase
fue la clave de mi liberación.
Contacté el Círculo de Nancy y acordé una primera
cita con Adrien Piersanti. Ver a alguien neutro que
no me conocía, me tranquilizaba. Rápidamente me
hizo tomar consciencia de que no estaba loca sino
simplemente angustiada. Consecuencia de un dejar
pasar, de un rumbo de vida que no correspondía a mi
naturaleza… Comenzamos con sesiones de magnetismo,
y en paralelo largas discusiones sobre la vida.
Finalmente encontraba respuestas concretas a mis
preguntas. Es difícil transcribir lo que se siente en
esos momentos porque es inesperado. Durante las
sesiones de magnetismo, el cuerpo se relaja tan fácilmente
que se instala una extraña ternura, un apaciguamiento
muy concreto del cuerpo y del espíritu,
un sentimiento de bienestar. En ciertos momentos
muy precisos, podía sentir un franco incremento
de adrenalina que me atravesaba el cuerpo. ¡Muy
sorprendente! En dos sesiones mis crisis desaparecieron.
Desde ese día, nunca más he tenido crisis de
angustia.
Sin embargo, el problema de fondo debía por lo
menos ser regulado y yo sentía una fragilidad que
necesitaba ser tratada. Adrien Piersanti me recomendó
libros como El nuevo libro de los espíritus,
Ecce Homo, etc., lo que alentó mi curación, para mí
era como una terapia leerlos. No solamente me
curaba, sino que veía la vida de manera diferente.
Muchas cosas me parecían volverse irrisorias, lo cual
me permitía concretamente no angustiarme más ni
tomar a pecho la menor pequeñez. Un repentino
apaciguamiento. He proseguido mis lecturas…
Continué las citas en Nancy, seguíamos con el magnetismo
y una tarde hice una oración que fue una
segunda revelación. Me encontraba sola y me puse
a hablar, pidiendo simplemente una escucha, una
ayuda (creo firmemente en Dios), por fin yo aceptaba
internamente lo que me pasaba y sentía que debía
vivir esa prueba para encontrarme y para mi futuro
bienestar. No me extenderé sobre esta oración pero
yo pedía una señal muy simple que me devolviera
el gusto por la vida. Al día siguiente por la mañana,
mi despertar fue memorable. ¡La semana que siguió
la viví como si viviera una semana al sol! La sonrisa
ya no me abandonaba, no la controlaba, mientras
la vida seguía su curso normalmente. Iba al trabajo,
nada cambiaba materialmente, pero yo vivía esos
instantes con el mismo entusiasmo que tenía por la
vida antes de las crisis.
También había tomado consciencia de la importancia
fundamental de las oraciones. ¡A responsabilizarme
ahora de mí! Mi entorno ha sido una de las
claves, he comprendido hasta qué punto es importante
vivir rodeado de los demás. Mis amigos han
sido formidables, han compartido las actividades
conmigo, me han dedicado un poco de su tiempo.
Me he puesto a correr (no soy deportista), un medio
para mí de liberar cosas. Desde entonces me encanta
correr en el bosque, necesito oxígeno y ese ha sido
un punto suplementario de curación. Mi comportamiento
también ha cambiado, he aprendido a ser
más tolerante y a abrirme a las cosas más profundas.
Sin embargo, era necesario un trabajo de fondo para
reconstruirme y consolidar bien los esfuerzos realizados.
A pesar la cesación de mi crisis, aún tenía poca
confianza en mí.
Pronto va a hacer un año que voy a Nancy. He
evolucionado mucho. Hemos pasado a sesiones de
hipnosis; las primeras sesiones fueron delicadas,
pues experimenté sensaciones desconocidas. Al final,
estas sesiones son benéficas, me evado y cuando me
despierto, una nueva fuerza se ha apoderado de mí.
Siempre siento cosas muy diferentes, desconocidas
pero tan reales, me ha parecido que ciertas partes de
mi cuerpo podían estar ligeramente elevadas, como
si mis miembros se desplazaran cuando estaba totalmente
inmóvil. Cuando se siente eso, el espíritu está
francamente apaciguado, liberado completamente
de sus angustias. Este trabajo permite justamente
curar las angustias y avanzar por la vida con toda
seguridad. Dejé mi trabajo y he evolucionado muy en
serio con toda confianza en lo que realmente había
proyectado para mí. Todo eso para decir que las
sesiones, no sólo han tenido el efecto de detener las
crisis, sino que me han permitido un desarrollo considerable.
Tomo decisiones con más discernimiento y
me dispongo con una madurez que adquiero más
fácilmente. Como si todo se volviera claro, fluido.
La consecuencia de esta experiencia es haberme
hecho comprender que es importante escucharse sin
mentirse. Ahora he comprendido verdaderamente
el sentido de ese término y alivia tanto quererse,
tenerse confianza. Las largas discusiones, el magnetismo
y las sesiones de hipnosis me han permitido
recuperar esta fuerza que me lleva a reflexiones más
claras. Continúo mi recorrido, pero vivo mis pruebas
actuales con la misma sensibilidad pero con mucha
menos emotividad. ¡Finalmente controlo cada vez
más las situaciones!
Como consecuencia de esta enfermedad, pues así la
considero, he podido recoger a mi alrededor testimonios
de personas que sufren de estas crisis que parasitan
sus vidas. Unas viven una situación idéntica a la
mía desde hace años. Pensando en ello, me digo que
sin la ayuda del Círculo, no hubiera logrado curar tan
rápidamente y no habría alcanzado tal evolución de
vida en tan poco tiempo. Para mí, la felicidad es un
equilibrio diferente para cada uno, que se construye
sin cesar. Actualmente, le sonrío a la vida, y la vida me
sonríe.
Atención magnética en París por Pierre, magnetizador
Testimonio de Sylvie

Convertirse en otro gracias a los “pases magnéticos”
Los pases magnéticos son dictados por los espíritus
con miras a sanar patologías específicas. Las ejecutan
los magnetizadores sobre personas enfermas que
quieren sanar. Tuve ocasión de conocer a uno de
ellos, Pierre, y de beneficiarme de sus atenciones.
Yo sufría de un síndrome de fatiga crónica (diagnosticado
como tal), desde hacía un año y medio. Ya no
estaba en capacidad de trabajar; hasta las actividades
de diversión me eran difíciles, y me veía entrando
pronto en la categoría de los llamados “inválidos”, los
tratamientos prescritos resultaron insuficientes.
La primera vez que me dirigí a la casa de Pierre,
el cuarto de hora a pie desde la estación hasta su
domicilio representó para mí una prueba física.
Se habían decidido dos meses de tratamiento a
razón de una sesión por semana. Las dos primeras
sesiones me dejaron en un estado en que el regreso
a mi casa fue una hazaña: una sensación de agotamiento
se extendía por todo el organismo. La fatiga
física pareció en el momento aún más intensa y, por
lo tanto, la noche que siguió me ofreció un sueño
verdaderamente reparador.
Estábamos a finales del mes de abril de 2010, yo
debía retomar el trabajo el 10 de mayo y ya me había
reunido con el médico de empresa para explicarle
mi angustia ante la idea de ser físicamente incapacitada.
Él me había “tranquilizado” proponiéndome un
medio tiempo terapéutico en el marco de un estatus
de invalidez.
Ahora bien, llegado el 10 de mayo, día “D”, las tres
sesiones ya recibidas me reservaban una sorpresa:
siguieron los primeros días de regreso al trabajo y
tenía una cierta energía motora, me acompañaba y
me permitía ir cada día a mi lugar de trabajo, efectuar
mis tareas normalmente, de acuerdo a mi voluntad y
volver a casa para recomenzar al día siguiente.
Trabajo en una gran empresa donde todavía quedan
puestos que han conservado sus conquistas sociales;
así, a mi vuelta, necesitaba saldar los permisos
pagados que no había aprovechado durante ese
largo paro por enfermedad. Tenía un mes de vacaciones
por tomar y, curiosamente, en lugar de considerar
pura y sencillamente el reposo, como me era
indispensable desde hacía más de un año, sobre todo
después de un mes de trabajo a tiempo completo,
decidí más bien partir hacia un país lejano, sin la
menor inquietud.
En ese momento, comprendí que algo había pasado:
yo no soy aventurera por naturaleza y he aquí que
me veía partir sola, lo que nunca me había sucedido,
a un país que no conocía bien. Llegada al destino,
la tranquilidad con la que asumía esta aventura me
confirmó la impresión que ya había sentido después
de las primeras sesiones: la impresión de “estar acompañada”.
Le había hablado de ello al magnetizador,
a quien había preguntado si no se trataba de un
encuentro con mi “guía”. Pierre me había respondido
que era una posibilidad. Y, en efecto, durante ese
viaje, donde estuve confrontada a hechos felices y
desgraciados, siempre me sentí “acompañada”. Es un
estado donde la inquietud ya no tiene lugar, donde,
en los momentos de duda, se recurre a una suerte de
riqueza interior que proporciona una fuerte intuición.
Uno puede ser prudente, pero una seguridad tranquila,
serena, mezclada con una gran ternura hacia
el mundo, hacia las personas que nos rodean, hacen
que uno vaya al fin de su camino, que vaya siempre
hacia adelante, sin temor, ni cansancio, ni peligro.
En lo que se refiere al tratamiento medicamentoso
del que ya he dicho que su eficacia era insuficiente, ya
lo seguía desde el mes de marzo, antes del comienzo
de los pases magnéticos. Por supuesto había tratado
de suspenderlo desde los primeros beneficios de las
sesiones, viendo que era capaz de trabajar la jornada
completa. Pero realmente eso no parecía posible: la
energía vital me volvía a abandonar luego de tres
días sin tomar el medicamento. Fue sólo a mi regreso
del viaje (durante el cual repetidas veces había intentado
suspenderlo) que por fin fue posible. Este medicamento
es un antiviral, prescrito entre otras para la
enfermedad de Parkinson y la esclerosis en placas,
en razón de su impacto sobre el síntoma de la fatiga.
Esta prescripción no carecía de efectos secundarios
y, sobre todo, no constituía un tratamiento propiamente
dicho. Yo estaba encantada de poder suspenderlo
(al cabo de cinco meses) a mi regreso del viaje.
Hoy, todavía tengo súbitas bajadas de energía pero
mucho más espaciadas. Lo que esos pases magnéticos
me han aportado tiene un inestimable valor, es
la certeza de tener recursos en el fondo de mi ser, y
el hecho de encontrarlos en mí elimina todo pánico
ante la enfermedad, ante lo imprevisto. Cualesquiera
que sean las circunstancias, ya no estoy sola ante la
adversidad, un cierto bienestar me inserta con serenidad
en la aventura Vida.
Testimonios de la Sra. R.
Estimado Pierre
Con estas pocas líneas, espero hacer un rápido balance
de las sesiones recibidas.
Desde el comienzo de nuestro encuentro, en cada
sesión de magnetismo, sentí una ola de bienestar con
la impresión de tener un aumento de energía. Al final de
la sesión, siempre tenía la sensación de poder caminar
mejor y de manera más enérgica. Es mi primer contacto
con el magnetismo y confieso que es muy convincente
pues las sesiones con usted me han hecho un gran bien.
Le agradezco mucho la actitud positiva y alentadora
que emana de su persona. Gracias de nuevo, estoy
segura de que usted va a poder aliviar los sufrimientos
de muchas personas que, como yo, han sufrido un mal
golpe de suerte. Que todo siga bien. Reciba, estimado
Pierre, mis fervientes pensamientos.
Con toda mi amistad.
Luego de un ACV, que le provocó por una parte una
gran dificultad para desplazarse y retomar toda actividad,
y por otra parte la deprimió completamente
por esa incapacidad de moverse sin la ayuda de
otros, magneticé a la Sra. R. durante dos meses, una
vez por semana (alrededor de unas diez sesiones)
para mejorar su capacidad de movimiento y para
combatir su pre-depresión, con una duración de
unos 50 minutos para cada sesión, con los siguientes
pases:
- 30 pases longitudinales (que la dormían en cada
sesión)
- 10 minutos de imposición en punta sobre el epigastrio
- los pases de pre-depresión
- los pases para la circulación sanguínea cerebral
Terminaba con una imposición de 5 minutos sobre su
hombro derecho que la hacía sufrir.
La Sra. R., como lo subraya en su testimonio, encontró
rápidamente un cierto aumento de energía, un dinamismo,
un mayor bienestar que le permitía desplazarse
más fácilmente y sobre todo salir de ese estado
depresivo en que se encontraba.
La imposición sobre el hombro le produjo un alivio
sensible y disminuyó su dolor.
Pierre Belin

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