EL POR QUÉ DE UN NUEVO BLOG

Después de abrir y mantener actualizado el blog: CENTRO VIRTUAL DE ESTUDIOS

ESPIRITISTAS Y AFINES, para la formación doctrinaria dentro de los postulados eminentemente racionalistas y laicos de la filosofía espírita codificada por el Maestro Allan Kardec que exhibe la Confederación Espírita Panamericana, a la cual nos adherimos, creímos conveniente abrir un nuevo Blog de un formato más ágil y que mostrase artículos de opinión de lectura rápida, sin perder por ello consistencia, así como noticias y eventos en el ámbito espírita promovidos por la CEPA, a modo de actualizar al lector.
Esa ha sido la razón que nos mueve y otra vez nos embarcamos en un nuevo viaje en el cual esperamos contar con la benevolencia de nuestros pacientes y amables lectores y vernos favorecidos con su interés por seguirnos en la lectura.
Reciban todos vosotros un fraternal abrazo.
René Dayre Abella y Norberto Prieto
Centro Virtual de Estudios Espiritistas y Afines "Manuel S. Porteiro".



lunes, 11 de agosto de 2014




CAMILLE FLAMMARION, ESTRELLA
DEL ESPIRITISMO CIENTÍFICO

por
J E A N - LO U I S P E T I T

D O S S I E R
LA PLURALIDAD DE LOS MUNDOS

LE JOURNAL SPIRITE N° 97 juillet 2014


Ese joven que se complace con el espectáculo de
las estrellas y que nunca tendrá estudios superiores
frecuentará durante cerca de sesenta años la élite del
mundo científico. Será colmado de honores y recibido
por los soberanos. Todo le saldrá bien. Y sin embargo, es
la muerte lo que le interesará, hasta que la encuentre él
mismo después de haber predicado incansablemente
a contracorriente en favor de los mundos habitados.
¿Cómo abordar esta meteórica carrera de múltiples
facetas?
 
Comencemos por la deslumbrante carrera del astrónomo
Los eruditos no reparan sino en la vida del astrónomo.
Camille Flammarion nació el 26 de febrero de 1842, en
una gran aldea rural, Montigny le Roi, entre Langres y
Chaumont. Recibe la enseñanza del cura local, heredero
de las luces y del instructor. Descubre la naturaleza.
Las dificultades obligan a su familia a llevarlo al Yonne,
donde será tomado a cargo por el hijo de un cura de la
Revolución fiel a los valores humanistas (el padre había
sido cura constitucional durante la Revolución, se había
casado y tuvo dos hijos). La bóveda celeste provoca, en
él, profundas meditaciones. En octubre de 1847, a los
cinco años, asiste a su primer eclipse de sol. Desgraciadamente,
sus padres arruinados, partirán a París en
1853. Lo dejan en el lugar. Su madre siempre soñó con
un hijo que tomara los hábitos. Forma parte entonces
de la coral de la catedral de Langres. Se le asegura algo
de cultura general, sobre todo religiosa. Debe cantar en
todos los oficios. Primero será sensible a la pompa y a
la liturgia, pero las amenazas infernales lo desalientan
y cortan con el humanismo de sus primeros maestros.
Las disciplinas vinculadas a la naturaleza le atraen cada
vez más. Le hacen falta sus padres y sufre por carencia
de dinero. Antes de los quince años, conoce el mapa de
las estrellas.
En 1856 se reúne con sus padres en París, pero debe
ganarse la vida, como aprendiz con un grabador-cincelador.
Estudia solo por la noche y se gana el apodo
de “pequeño sabio”, gracias a las clases nocturnas.
Descubre también el Jardín botánico y la astronomía; se
apasiona por las ciencias. No sabe cómo dejar su situación
de obrero y se consuela escribiendo para sí mismo
una Cosmogonía Universal de quinientas páginas y
ciento cincuenta dibujos. Cae enfermo por sus excesos
de vigilia y recibe la visita de un joven médico. Éste se fija
en la Cosmogonía Universal
que lo alucina y se la envía al
astrónomo Le Verrier, director
del Observatorio de París,
que lo contrata enseguida.
Es el comienzo, en 1858, de
una carrera de aprendiz de
astrónomo en la “Dirección de
Cálculos del Observatorio” de
París. No tiene entonces sino dieciséis años. Esta bella
denominación esconde un trabajo oscuro e ingrato:
ordenar cálculos todo el día. Urbain Le Verrier no es
un astrónomo observador, sino un matemático que se
entrega a cálculos de la trayectoria de los astros, a partir
de las observaciones hechas por otros.
Camille lee los tratados de Arago, fallecido en 1853,
tales como La Astronomía Popular, que sabía expresar
en forma simple y cautivadora los descubrimientos
de su tiempo. Es la astronomía lo que seduce al joven.
Discretamente consigue el derecho de llegar al gran
telescopio del Observatorio. Su imaginación se decuplica.
Llega justo en el momento en que esta ciencia
hace enormes progresos. Estudia todo lo que se
publica sobre el Universo. Muy pronto se convence de
que la Tierra no puede ser el único mundo habitado
en el Universo y lo escribe. Será La pluralidad de los
Mundos habitados, publicado en 1862. Aún no tiene
veinte años. Rápidamente se agotarán varias ediciones.
Un extracto ubica bien el tema: “La vida es una ley de
la naturaleza, se desborda en la Tierra por todas partes,
como en una copa demasiado estrecha para contenerla,
y los demás mundos nos darán el mismo testimonio
cuando sepamos descubrirlo”.
Allí se resume toda su filosofía.
En cambio, Urbain Le
Verrier no lo aprecia; y lo
echa a la calle. El clero oficial
lo coloca en la picota pero, en
conjunto, el mundo intelectual
y científico reaccionan
favorablemente.
Pero ya goza de relaciones. Delaunay, enemigo jurado
de Le Verrier, lo contrata inmediatamente para la
“Dirección de Longitudes” donde se inicia esta vez en el
verdadero cálculo astronómico. Siempre lee todo sobre
la ciencia, husmea en todas las bibliotecas y sabe hablar
de lo que le apasiona. Es contactado por los directores
de publicaciones científicas que por entonces se
multiplican, dentro de un objetivo de vulgarización.
Comienza una larga colaboración en la revista Cosmos,
donde recupera la rúbrica astronomía. Sobresale allí.
Se le piden otras. Completa La pluralidad de los Mundos
Habitados, y escribe los siguientes: Los Mundos imaginarios
y Los Mundos reales, reeditados sin cesar desde 1865
hasta 1911.
Retomará la observación con un pequeño telescopio
personal, y luego con el del Observatorio, con el que
reanudará los contactos. Es reconocido por el mundo
científico como un vulgarizador científico de inmensos
conocimientos y con extraordinarias capacidades de
clarificación, pero es atraído sobre todo por la astronomía.
Según él es la reina de las ciencias, puesto que
abarca el Universo y los misterios de la Creación. Ingresa
al gran periódico Le Siècle, en 1865, a los veinticinco años,
se convierte en orador en la Escuela Politécnica y luego
en otros círculos más mundanos. Cada vez disfruta de
sala llena. Desde entonces es rico y célebre; se dirige
también al extranjero. Su gloria culmina en 1879 con
un libro editado por su hermano Ernest Flammarion La
Astronomía popular, éxito mundial en varias versiones
con más de ciento treinta mil ejemplares.
Difunde en forma novelada y poética todos los conocimientos
de la época sobre el Universo. Se ha convertido
en la referencia científica nacional e internacional. Pero
no olvida su pasado. Será entonces uno de los pioneros
del movimiento de educación popular junto con Jean
Macé y Léon Denis. Es uno de los fundadores de la Liga
de la Enseñanza, que milita a favor de la escuela gratuita
y obligatoria. Saca de la miseria a sus padres y ayuda a
lanzar los movimientos de educación popular. No sólo
encuentra la gloria, sino también el amor y la fortuna.
Tendrá dos esposas sucesivas: Sylvie Petiot que también
será su secretaria hasta su muerte, y luego su nueva
secretaria, Gabrielle Renaudot, que tiene treinta y cinco
años menos que él, pero que igualmente se consagrará
a él en cuerpo y alma. Un admirador de su obra, el Sr.
Meret, le ofrecerá más en 1883, una propiedad completa
y una fortuna destinada a crear, en Juvisy, sobre
doscientas hectáreas, el observatorio de sus sueños.
Allí instala un telescopio moderno y contrata a otro
astrónomo para realizar un programa de observaciones
científicas reconocidas por todos. Juntos, trabajarán
sobre la Luna y Marte, al que aprecia particularmente
y que cree habitado. Demostrará la importancia de las
erupciones solares, especialmente sobre la vegetación,
se interesará también por las estrellas dobles sobre las
que redactará estudios muy apreciados. Su inmensa
curiosidad le lleva también a cultivar la meteorología.
Estudia también el efecto de la luz y los colores sobre las
plantas. Publica mucho y crea dos periódicos, entre ellos
L’Astronomie, y una sociedad científica, la Sociedad Astronómica
de Francia, creada en 1897 y que todavía existe.
Es también un asombroso aprovechador de su imagen.
Organizará espectáculos, como la repetición, en 1902,
del experimento del péndulo de Foucault bajo las
bóvedas del Panteón así como una suntuosa fiesta del
solsticio de verano en la cumbre de la Torre Eiffel. Fue él
quien, en mayo de 1910, estuvo encargado de disipar
el miedo pánico provocado por el paso del cometa
Halley: “¡No, el fin del mundo no llegará el próximo 19
de mayo!”
A veces será menos afortunado, y aceptará asociar
su imagen a vulgares publicidades. Cada año, o casi,
su público lo vuelve a encontrar. Citemos: Les Etoiles
et les curiosités du ciel, Lumen, y luego, hacia el final
de sus días, Uranie y Stella. El astrónomo, colmado
de honores, evoca sus convicciones de pureza vinculadas
al amor y su esperanza de una vida aún mejor
en el más allá y luego de otras vidas en otros mundos.
Con él, numerosas personas descubrirán una vocación
de astrónomos aficionados. Es el representante
reconocido de una creencia muy compartida en su
siglo, de un progreso casi indefinido de la ciencia
y de las técnicas, que acabará por explicarlo todo.
Se apasionará por la aeronáutica y hará numerosas
ascensiones en globo, especialmente en su viaje de
bodas. Siempre será un decidido pacifista, participará
en la guerra de 1870, y conocerá la Comuna sin
participar en ella. El retorno de la barbarie en 1914 lo
dejará abatido y dolido. Morirá en 1925, a los ochenta
y tres años, en los brazos de su segunda esposa,
Gabrielle, siempre en plena gloria.
 
La carrera del espírita
También se interesó mucho por el espiritismo, entonces
en pleno apogeo. Dos períodos se suceden en su vida
de espírita.
 
El neófito entusiasta, amigo personal de Allan Kardec
Curioso por todo, Camille Flammarion adquiere
El Libro de los Espíritus. En 1861 es invitado a sus
primeras experiencias de mesas giratorias, y se
inscribe en la Sociedad parisiense de estudios espíritas.
Se convierte en secretario de sesiones y conoce
a Allan Kardec. El espiritismo está entonces en plena
expansión. Los dos hombres simpatizan. Camille va
de descubrimiento en descubrimiento y muestra un
gran entusiasmo. Dialoga con múltiples Espíritus entre
ellos el de Galileo y cree cada vez con más firmeza
que sí es el más allá el que se manifiesta; la muerte no
existe. Escribe: “Las comunicaciones han sido dictadas
por los propios Espíritus a los médiums designados y
destinados a probarte que los seres queridos que has
amado en la Tierra y que se han despojado de su envoltura
corporal, aún pueden conversar contigo”. En 1862
publica Les Habitants de l’autre monde. Révélation
d’outre-tombe (Los Habitantes del otro mundo. Revelación
de ultratumba). También escribe en la Revue
Spirite y defiende el espiritismo en la Revue Française.
Ya no vacila en tomar distancia del clero católico,
para el que la comunicación con los Espíritus no es
sino trato con el demonio. En 1865 escribirá un libro
muy completo, pero bajo un seudónimo, sobre la
práctica de los hermanos Davenport, espíritas cuya
gira por Francia desata pasiones y redacta, a pedido
de Allan Kardec, un capítulo completo del libro La
Génesis, los milagros y las predicciones según el espiritismo,
que no firma. Cuando muere Allan Kardec,
él es percibido siempre por el mundo espírita como
uno de los mejores integrantes del movimiento. Será
uno de los cuatro oradores autorizados a honrar su
memoria durante el sepelio; allí defiende una concepción
científica del espiritismo. Sin embargo, durante
más de veinte años abandonará sus convicciones.
 
El silencio del científico parece ser una negación de su
entusiasmo

Entre 1869 y 1890, Flammarion desaparece del espiritismo.
Ha sufrido numerosos fraudes que su vigilancia
ha permitido descubrir. Presume de científico riguroso
y ha formado parte de las personas que imponen a
los médiums draconianos protocolos de sesión. Sin
duda ha temido que esas trampas comprometieran su
propia reputación. Sabe que el medio que lo hace vivir
es más racionalista y tradicional. Teme a su intolerancia.
Con Dieu dans la nature (Dios en la naturaleza) defiende
las ideas de Darwin sobre la evolución y retoma sus
ideas sobre los otros mundos habitados. En cambio,
estas audacias científicas ya no le parecen compatibles
con las sesiones espíritas oficiales. Camille Flammarion
no desea romper con sus lectores. Sylvie, su primera
esposa, está acostumbrada a un fastuoso tren de vida.
Todos los miércoles, hay tertulias en su casa. Él sabe
que el espiritismo es mal visto por la élite mundana
cuya comidilla son los diversos procesos entablados
contra los espíritas. Igualmente será muy influenciado
por las ideas metapsíquicas, antecesoras de nuestro
“paranormal” y frecuenta asiduamente al profesor
Richet. Como él, no niega la realidad de ciertos hechos
inexplicables, pero muy a menudo le parecen exteriorizaciones
de los poderes del médium. Conserva sin
embargo un discreto pie en el movimiento espírita. A
partir de 1890 volverá a organizar sesiones de comunicación
en su casa, y convocará, con una gran cantidad
de precauciones, a todos los grandes médiums de su
época: Eusapia Palladino, Franek Kluski, Eva Carrière,
etc. Curioso de todo, se interesa también por la
hipnosis y la fuerza del pensamiento así como por la
telepatía. Regresa pues a sus ideas. A la larga, es obligado
a alejarse del puntilloso pesimismo de Richet. Se
vuelve a aferrar a su terreno preferido, la observación.
La muerte lo acosa más que nunca; el 19 de marzo de
1899, gracias a un gran periódico, inicia una encuesta a
todos los niveles sobre los testimonios que se puedan
recoger sobre ella. Seleccionará setecientos ochenta
y seis casos entre la abundante documentación recibida,
y con ellos sacará dos series de libros sobre la
muerte, las casas encantadas y los fantasmas. Desde
entonces se confirma en su íntima convicción: “Desde
ahora sabemos, dice, que el hombre espiritual existe. Éste
muere; el primero no muere”. El erudito cierra el círculo
en su última obra, inconclusa, publicada recientemente:
“He adquirido la convicción de que el alma,
independiente del cuerpo que ella engendra, le sobrevive
y puede manifestarse después de la destrucción de la
materia que le servía de soporte”. Retoma allí el mensaje
espírita. Esta posición pretende ser rigurosamente
científica y seduce: en 1923, es nombrado Presidente
de la Society for Psychical Research, sociedad anglosajona
célebre por sus investigaciones sobre lo paranormal.
Fallece en 1925.

domingo, 10 de agosto de 2014




                                                    “Exoplanète” de Theo van Markwijk

J A C Q U E S P E C C AT T E
E D I TO R I A L

LA PLURALIDAD DE LOS MUNDOS
LE JOURNAL SPIRITE N° 97 juillet 2014



“Hay muchas moradas en la casa del Padre”
(Juan — 14: 2)
En El Libro de los Espíritus, Allan Kardec plantea los
grandes principios del espiritismo tal y como fueron
enseñados por el más allá, entre ellos la existencia de
Dios, causa primera de todas las cosas, la evolución
intelectual y moral del espíritu que pasa por la reencarnación
y la pluralidad de los mundos habitados con
diferentes grados de avance.
Para la época de este espiritismo inicial, Camille Flammarion
descubre El Libro de los Espíritus en 1861,
luego conoce a Allan Kardec y participa en numerosas
sesiones de mesas especialmente con el editor Didier,
Théophile Gautier y Victorien Sardou. Ese mismo año
1861, redacta su obra La pluralidad de los mundos habitados
que será publicada en 1862. Como astrónomo,
Flammarion tiene su propia concepción de un Universo
inconmensurable que no puede imaginar ausente de
toda forma de vida. En una época en que el conocimiento
en materia de astronomía era todavía sucinto,
ya él se planteaba una vida extraterrestre.
Si hay una idea determinante en la tesis de Flammarion,
es que, anticipado a su tiempo, supone que las estrellas
lejanas son soles alrededor de los cuales gravitan
planetas. Imagina pues en la mecánica celeste, una
multitud de sistemas gravitacionales que son más o
menos semejantes a nuestro sistema solar. Si bien esta
idea entra en una cierta lógica de lo que era imaginable,
no es por ello menos innovadora y se adelanta a futuros
descubrimientos. Hasta una época todavía reciente,
la mayoría de los astrónomos no se pronunciaba en
cuanto a la eventualidad de sistemas gravitacionales
alrededor de estrellas de las que no se sabía si algunas
tenían o no propiedades idénticas a las de nuestro sol.
Fue necesario esperar hasta 1995 para que, después del
descubrimiento de un primer exo-planeta, el 51 Pegaso,
se considerara la existencia de otros sistemas planetarios
en el Universo. Finalmente la intuición de Camille
Flammarion era confirmada, y desde entonces se han
descubierto regularmente nuevos exo-planetas cuyo
número es al día de hoy (4 de abril de 2014) de 1.780.
Estando ya probada la idea, uno imagina que existen
centenares de miles de planetas de los cuales algunos,
naturalmente, podrían estar habitados, lo que confirmaría
la segunda afirmación de Camille Flammarion,
evocando “la pluralidad de los mundos habitados”. Está
también la afirmación espírita que encuentra toda su
dimensión, cuando la astronomía, siglo y medio más
tarde, nos lleva cada vez más hacia esa probabilidad. Lo
que era impensable en un tiempo se ha convertido en
lo probable de hoy, pero para el espírita eso no es sino
la confirmación de una certeza adquirida hace mucho
tiempo.
En este campo como en otros, el espiritismo aparece
como precursor de ideas nuevas que la ciencia deberá
verificar más tarde: por ejemplo, el estudio de las NDE
lleva más o menos a lo que ya se sabía, y los estudios
referentes a los niños que se acuerdan de su vida anterior
confirman el principio de la reencarnación, igual
que ciertas regresiones bajo hipnosis.
Respecto a los exo-planetas que se supone que eventualmente
serían habitables, una vez más la ciencia
astronómica es reductora al formular esta hipótesis,
pero con la siguiente restricción: se observa a los
planetas que tendrían algunas similitudes con la Tierra,
suponiendo que la vida no ha podido eclosionar sino
bajo ciertas condiciones. No se quiere considerar que
pueda haber formas de vida, en mundos totalmente
diferentes unos de otros y, por qué no, vidas posibles
en condiciones distintas a nivel de estructuras, temperaturas
y atmósferas
.
Los grandes principios espíritas
Todo Espíritu procede de la divinidad, impulsado por
la fuerza causal y por tanto creado en un tiempo dado,
creado “simple e ignorante” según la fórmula de Allan
Kardec. Y es por un instinto natural a mezclarse con
la materialidad, que encarna en un mundo que calificaremos
de primitivo, un mundo en el cual el espíritu
descubrirá progresivamente a la vez su existencia
propia y la de sus congéneres. Así, en el Universo hay
planetas inferiores a la Tierra y que corresponden a
las necesidades evolutivas de los seres más primitivos
que perciben su propia identidad en una colectividad
todavía hostil.
Después de algunas vidas en esos mundos, rápidamente
se efectúa un paso hacia mundos más elaborados
como la Tierra, allí donde los bajos instintos
todavía siguen muy presentes. El Espíritu cumple allí
un ciclo de vidas, y cuando la necesidad se hace sentir,
mientras vive en el más allá, es llamado entonces a
reencarnar en un mundo superior a la Tierra donde
podrá cumplir otro ciclo de vidas, luego considerar un
mundo todavía más elevado, y así sucesivamente hasta
alcanzar un estado de perfección que lleva al fin de las
reencarnaciones; se trata entonces del estado de Espíritu
puro que participará de la creación divina e infinita.
Por consiguiente, según este principio espírita, existen
entonces planetas habitables y habitados en todo el
Universo, planetas que están en diferentes grados de
evolución. Y esos mismos planetas sufren también un
desarrollo evolutivo en su propia estructura, así como
por la evolución global de sus habitantes. Y partiendo
de este principio, la Tierra, al igual que otros mundos,
está llamada a una evolución global que la puede
conducir a la etapa de planeta superior. Ese desarrollo
no se plantea sino en períodos de tiempo muy largos,
y con la condición, igualmente, de que el planeta en
cuestión no derive hacia su propia destrucción.

El fenómeno OVNI
Si existe una prueba suplementaria de la pluralidad de
los mundos, es la de las diversas manifestaciones extraterrestres
que se han reseñado en todos los períodos
de la historia humana. Desde hace más de sesenta
años, se han catalogado numerosos testimonios y
todos los estudios serios realizados han conducido a la
convicción de que hay fuerzas inteligentes circulando
en las proximidades de la Tierra, incluso que aterrizan y
establecen contactos. Y en testimonios más precisos, se
observan humanoides de diferentes formas y tallas, sin
dejar ninguna duda en cuanto a la existencia de seres
extraterrestres que vienen a visitarnos.
Es entonces cuando los ufólogos se plantean una
multitud de preguntas: ¿cómo es posible el desplazamiento
intersideral? ¿Son estos seres de la misma
naturaleza que nosotros? ¿Buscan colonizarnos? ¿Son
mejores que nosotros, o tendrían a veces intenciones
dudosas? ¿Cuál es el propósito de sus visitas? Etc.
Respecto a las formas de desplazamiento, un simple
razonamiento dentro de una lógica humana nos haría
decir que es incomprensible. Cuando se sabe que la
estrella el más cercana a nuestro sistema solar (*) está
a cuatro años luz de nosotros, que otras en la galaxia,
estarán a decenas, centenas e incluso miles de años luz,
(**) entonces, ¿cómo podrían suponerse posibles esos
desplazamientos? Imaginando que se encontraran las
posibilidades técnicas de desplazarse a la velocidad
de la luz, lo que es altamente improbable en lo que
concierne al humano, pero supongamos… sabiendo
igualmente, es lo que se dice, que esta velocidad
sería la última posibilidad puesto que es insuperable
(nada podría ir más rápido que la luz), necesitaríamos
entonces cien años para llegar a un planeta ubicado a
cien años luz, lo que, por otra parte, no es una distancia
extraordinaria a la escala de nuestra galaxia. Entonces,
considerando los datos que corresponden a los límites
de nuestros razonamientos… ¡es imposible!
Ciertos ufólogos imaginan que existirían otras dimensiones
espacio-temporales susceptibles de crear de
alguna manera puertas, trampas o atajos, que permitieran
franquear las inconmensurables distancias
transitando por otras dimensiones. Esta tesis es muy
interesante, y nosotros la completaremos con un dato
espírita: otros mundos más evolucionados que el
nuestro poseen tecnologías que nos superan, que se
aplican a las condiciones de materialidad más etéreas
y, elemento esencial, la fuerza del pensamiento es utilizada
permitiendo superar los obstáculos de la materia
y el espacio. Por la fuerza del pensamiento, la propulsión
se encuentra trascendida, permitiendo sobrepasar
toda forma de límites. De lo cual podemos tener una
pequeña idea en la Tierra, a través de ciertos fenómenos
como la levitación o la teletransportación de un objeto
que puede perder momentáneamente su materialidad
para encontrarse en otro lugar materializado de nuevo.
Por ejemplo, un espíritu desencarnado ya no se desplaza
según una velocidad, él está en otra dimensión, y si se
acerca a nuestras vibraciones materiales, puede desplazarse
instantáneamente de un extremo a otro de la Tierra,
incluso hasta a otro mundo por el simple proceso de su
voluntad que lo transporta a donde desea.
Igualmente, para espíritus encarnados que viven en
estructuras de materia más etéreas que las nuestras, la
fuerza del pensamiento puede ser un motor, un dínamo-
psiquismo que anulará los obstáculos materiales, al
punto de propulsar un aparato a velocidades vertiginosas,
e incluso transportarlo casi instantáneamente de un lugar
a otro. He allí en realidad una buena parte del secreto del
viaje intersideral…
(*) Es la Próxima del Centauro, una de las tres estrellas que forman el
sistema Alfa del Centauro, situado a una distancia de alrededor de 4,22
años luz del sistema solar.
(**) Nuestra galaxia, la Vía Láctea, tiene una extensión del orden de los
80.000 años luz. Cuenta con algunos centenares de miles de millones
de estrellas.

La solidaridad de los mundos
Cuanto más evoluciona el espíritu, más aprende el sentido
del amor y por tanto de la solidaridad. Igualmente, cuanto
más evoluciona un planeta, más se desarrolla en el sentido
de ese amor que le hace sobrepasar sus propias fronteras. Y
es así como los mundos superiores interactúan entre ellos
de manera natural ya sea por desplazamiento intersideral
o por telepatía. Y dentro de esta solidaridad, los mundos
superiores desean venir en ayuda de los mundos todavía
inferiores como el nuestro. Es lo que siempre ha tenido
lugar en la Tierra, confirmado por los múltiples rastros
estudiados por los arqueólogos siempre maravillados
ante las enigmáticas construcciones que no se podrían
reproducir ni siquiera con nuestras técnicas modernas.
Existe pues esa ley de solidaridad universal de la cual da
testimonio la historia de la Tierra. Pero, aquellos que eran
considerados a menudo como dioses venidos del cielo,
desde hace mucho tiempo ya son objeto de rechazo,
engendran temor, engendran igualmente una respuesta
cuando se trata de los ejércitos del aire que, a cargo de la
vigilancia del cielo, persiguen todo lo que se mueve, todo
lo que es sospechoso, y que eventualmente podría ser un
aparato humano enemigo. Y cuando se comprueba que
no es humano, se persigue el objeto, por si acaso estuviéramos
tratando con un enemigo del espacio…
Eso es tanto como decir que los visitantes del espacio no son
bienvenidos. Sobre todo porque según ciertos ufólogos,
sus manifestaciones serían mucho más frecuentes en
zonas sensibles, es decir, donde están instaladas bases
militares secretas, bases de armamentos nucleares, etc.
Entonces, ¿vigilencia? Después de todo, ¿por qué no?
pero de todos modos eso no sería sino a partir de nobles
intenciones, en el entendido de que todos los peligros a
menudo son bastante evidentes. Consideremos lo que
los norteamericanos llamaban su programa “Guerra de
las estrellas”, pensemos en todas esas ojivas nucleares
que se han multiplicado en una desmesura demencial y
están dirigidas hacia el enemigo potencial, dentro de un
principio de disuasión y correlación de fuerzas, sin pensar
que en caso de error humano o de accidente, los peligros
serían considerables.
Entonces sí, ¿por qué no suponer una vigilancia por parte
de extraterrestres que tendrían algunas inquietudes
respecto a la suerte de la humanidad…?

De mundo en mundo
Prolongando los principios del espiritismo, se sabe que
en la evolución, los humanos que han terminado su ciclo
terrenal, reencarnan en mundos superiores. Quizás haya
uno, o varios, de esos mundos donde han reencarnado
muchos humanos. Teniendo en un planeta más etéreo
una relativa memoria consciente de sus anterioridades,
pueden guardar entonces conscientemente ciertas
inquietudes respecto a la Tierra, y dentro de la solidaridad
de los mundos, velar a su manera por su antiguo planeta
y, ¿por qué no? manifestarse a seres humanos que habrían
conocido en otras vidas.
Es allí donde se encuentra el punto de unión entre la reencarnación
y la pluralidad de los mundos. Esta pluralidad
se vuelve más lógica cuando se sabe que los extraterrestres
no son forzosamente extraños, sino espíritus amigos,
encarnados en otra parte pero que recuerdan. Ni extraños,
ni enemigos, los seres venidos de otra parte no son otros
que nosotros mismos, son otros espíritus encarnados de la
misma naturaleza que nosotros, con la única diferencia de
que su evolución los ha conducido un poco más lejos, por
el camino evolutivo que conduce a Dios.
Somos todos hijos del Universo, todos somos extraterrestres,
aunque sólo sea por el hecho de haber vivido en
mundos inferiores antes de encarnar en la Tierra. Y volveremos
a ser extraterrestres cuando seamos llamados a
perfeccionar nuestra evolución en mundos superiores.

lunes, 4 de agosto de 2014

Entrada nueva en Grupo Espírita de La Palma

IMA GALGUÉN, CANTAR DESDE EL ESPÍRITU

by idafe

IMA-GALGUEN

IMA GALGUÉN, CANTANDO DESDE EL ESPÍRITU

Por: Óscar García

María del Carmen González Martín es una cantante natural de la isla canaria de La Palma (Tijarafe), donde reside. Casada con Pedro Fausto, pintor de reconocido prestigio y productor- editor de la mayor parte de su discografía, ejerce como maestra de Primaria en el CEO Tijarafe, en el área de  Educación  Artística.

Hija del fundador del Grupo Espírita de La Palma,  Juan González Díaz, y ella también miembro del Grupo desde muy joven, en 1995 adopta en el escenario musical la identidad de Ima Galguén, un nombre que nos remite, de un lado, a viejas leyendas sobre islas mágicas en forma de tierra evanescente que según testimonios populares y relatos de viajeros a lo largo de varios siglos, se veía en las proximidades de la isla de La Palma (la isla de San Borondón) y de otro a la denominación aborigen de algunos de los territorios norteños de la isla, cubiertos de un  manto siempre verde de gigantes y umbríos bosques de laurisilva. Desde entonces Ima Galguén se ha convertido en una de las voces femeninas más importantes de Canarias en el ámbito de la música alternativa.

Mª del Carmen González  siempre había estado rondando el mundo de arte por sus naturales cualidades (poesía, pintura, música..), pero es en los años ochenta de la pasada centuria cuando inicia su andadura como cantautora junto al también cantautor Ricardo Cáceres y más tarde con Jorge Guerra, en la interpretación  y composición de canciones infantiles. De esta última colaboración surge su primer trabajo musical "Arco de Colores" (cassette) destinado al público infantil, y que alcanzó un sorprendente éxito en el año 1995.

Al inicio de década de los noventa descubre una línea que armoniza plenamente con su manera de entender la música como expresión, partiendo de las composiciones  del poeta y músico palmero de origen gallego, Ramón Araújo. Se comienza a configurar así el que será su primer disco "Regreso al espíritu" (1997). Este fue un álbum de reencuentro con la tierra, evocando la mágica belleza que la isla encierra.

El disco tiene una importante acogida por parte del público así como por los medios de comunicación locales y nacionales. La editorial Peermusic Española gestiona la publicación del disco en  Taiwán, Japón, Singapur, Indonesia... y además,  una edición especial para México por el sello  D. R. Global Entertaiment  S. A.  de C. V.  (México 2000). En España se publica por Knife Music S.L. bajo licencia de Peermusic Española S. A. y se presenta en S.G.A.E. en  Madrid y Barcelona durante el año 1999.

Temas de este disco han aparecido también en recopilatorios como “Women of Spirit” (del sello norteamericano Putumayo); “Naciones Celtas II” (Fonomusic), “Alquimia” (Arcade) y “Música Cálida” (Gofio Records), así como en el disco ”Couleurs de Madrid”, producido por el programa de RNE Radio3 Discópolis y Rfimusique.

discografía (2)

Compaginando su actividad  docente con la musical, Ima Galguén ha abordado, hasta la actualidad, otros proyectos discográficos que continúan la línea de Regreso al Espíritu, al tiempo que también publica un nuevo trabajo musical para niños. Surgen así, cronológicamente "Abismo arriba" (2001) y “En el país de los sueños” (2001, infantil) "Naves", "En el País de los Sueños" y el DVD "Donde el silencio es azul" (2005), con los videos de 12 de sus temas más conocidos con imágenes de su marido, el pintor Pedro Fausto, para culminar - por ahora - en  el 2008 - con "Temprano son de mar".

Asimismo colabora  en proyectos como  "Cantautores de La Palma II", de Digipalma; "Voces de Mujer" y "Latinas", del Centro de la Cultura Popular Canaria; "Ópera en el Convento/2007 (El Barbero de Sevilla), y numerosas actuaciones en el ámbito canario, peninsular  y en Alemania con la arpista Sylvia Reiss.

Precisamente en el año 2008, un hecho doloroso viene a conmover su vida, antecedido por un presagio en forma de sueño anticipatorio del que fui confidente días antes del doloroso desenlace: una de sus hijas, de 24 años de edad, fallece en la mesa de operaciones cuando estaba siendo sometida a una intervención a corazón abierto. Sus convicciones espirituales la hicieron fuerte para arrostrar aquella separación, pues ella bien sabía en su interior que la misma no era definitiva, que su hija solo había traspasado el umbral de una puerta hacia otro plano existencial, y de ello buenas pruebas tuvo en los meses sucesivos.

Hoy Ima Galguén continúa con su labor creativa elaborando letras y músicas bajo inspiraciones que tocan sus fibras interiores. En este momento motivan su empuje creativo nuevas propuestas poéticas y musicales, siguiendo una evolución natural y atendiendo al mandato que le dicta su sensitivo ser. Cuenta para este cometido con muy buenos ayudantes, como su hijo Pablo, excelente músico, violinista y arreglista excepcional.

Todos deseamos ver y escuchar pronto sus nuevas canciones, un éxito asegurado -asevero - pues he tenido el privilegio de escuchar las primeras pruebas.

Como muestra de su buen hacer musical, os dejo varios videos. Disfrutadlos.

CANTO DE FE

ESPÉRAME EN LA ORILLA

TEMPRANO SON DE MAR

CASA EN EL VALLE

LA GALGA

idafe | 2 agosto 2014 en 15:27 | Etiquetas: Abismo Arriba, Alquimia, Arco de Colores, B, cantante canaria, cantante palmera, cantautora, cantautora palmera, cantautores de la isla de La Palma, Cantautores de La Palma II, Canto de fe, Casa en el Valle, Couleurs de Madrid, Digipalma, Discópolis, Donde el silencio es azul, En el país de los sueños, Espérame en la orilla, Global Entertaiment, Ima Galguén, Jorge Guerra, Knife Music, La Galga, Mª del Carmen González Díaz, Música Cálida, Naves, Pedro Fausto, Peermusic Española, Putumayo, Radio3, Ramón Araújo, Regreso al Espíritu, Rfimusique, Ricardo Cáceres, Sylvia Reiss, Temprano son de Mar, Voces de mujer, Vrandán, Women of Spirit | Categorías: 2 - Divulgación, 3 - Formato, arte, Bellezas naturales de la isla de La Palma, Espiritualidad, Evolución, Música, texto, video | URL: http://wp.me/pJXz0-Jp
Comentario    Ver todos los comentarios
Cancelar la suscripción para no recibir entradas de Grupo Espírita de La Palma.
Modifica los ajustes de tu correo electrónico en Administrar suscripciones.
¿Tienes problemas haciendo clic? Copia y pega esta URL en tu navegador:
http://grupoespiritaisladelapalma.wordpress.com/2014/08/02/ima-galguen-cantar-desde-el-espiritu/

jueves, 31 de julio de 2014

Espiritismo Pan-americano

La Ciencia Espírita


NAUM KREIMAN
Contribución al Primer Congreso Espírita Panamericano (1945) Publicado en la revista Constancia, Año 68 N° 2682, 1-7-1945, pp. 396-398; y Año 68 N° 2683, 16-7-1945, pp. 426-430
En el temario del Primer Congreso Espírita Panamericano figura como segundo punto a tratar el tema “La filosofía espírita y la ciencia”.
No ha escapado a los organizadores del Congreso al confeccionar dicho temário que de la misma manera que se trataba el tema “Los valores de la filosofia espírita” (en donde ya estaba implícita la valoración del Espiritismo como filosofía) era necesario encarar el Espiritismo en sus valores científicos, es decir, tratar el tema de la Ciencia Espírita, tema éste que si bien no está indicado explícitamente en el temario, se encuentra implícito en el título antedicho de “La filosofía espírita y la ciencia”.
El Espiritismo, nos dice Geley, “sólo aspira al título de Ciencia y a considerarse como una rama de la Historia Natural”, y más adelante agrega: “Para los verdaderos creyentes en la doctrina espiritista, ésta es una ciencia positiva, basada en el estúdio experimental de los fenómenos psíquicos y en la enseñanza de los espíritus elevados”.
Los numerosos investigadores que se han ocupado del estúdio de estos hechos, ya como Metapsíquicos o como espiritistas, los han considerado en mayor o menor grado como fenómenos de categoria científica.
Para Geley, ya lo hemos visto, el Espiritismo es una ciencia.
Richet reunió todos estos fenómenos bajo la denominación de Ciencia Metapsíquica, considerándolos también como hechos de categoría científica. La Metapsíquica es para Richet una ciência también, cuyo objeto, según define su tratado, es “el estudio de los fenómenos mecánicos y físicos debidos a fuerzas que parecen inteligentes o potencias desconocidas latentes en la inteligência humana”.
La diferencia entre la definición de Richet y la de Geley es bien clara. En Richet asoma la duda: ¿Estos fenómenos se deberán a la acción de espíritus descarnados o a fuerzas latentes en la psiquis del médium?; en Geley la definición es categóricamente espiritista.
Richet subraya en otro párrafo la necesidad de la comprobación cada vez más perfecta de los hechos, porque sin ellos no es posible fundamentar ninguna ciencia, y si es posible dice: “procuremos enlazarlos con alguna teoría tan verosímil como sea posible, pero no sacrifiquemos jamás la teoría a los hechos, los cuales son ciertamente verdaderos, mientras aquella posiblemente falsa”.
Por nuestra parte, hemos de decir que los hechos espíritas se encuentran perfectamente comprobados, negarlos a esta altura de los conocimientos científicos contemporáneos, es colocarse al margen del progreso del conocimiento humano, y en cuanto a la teoría que los explique, afirmamos con la autoridad y el saber de los hombres de ciencia más destacados en estas investigaciones, que la hipótesis espírita es la más lógica, la más científica de cuanta otra teoría pueda exponerse para la explicación y comprensión de los fenómenos. Richet mismo lo ha dicho.
El mismo entusiasmo que llevó a Manuel González Soriano a afirmar que el Espiritismo es la Filosofía acompañó al Dr. Manuel Sanz Benito a exponer en un notable librito La Ciencia Espírita, realmente un pequeño libro de texto de los aspectos doctrinarios del Espiritismo, una concepción del Espiritismo en el terreno científico similar a la del filósofo antes citado. El Espiritismo es para M. Sanz Benito: La Ciencia. El Espiritismo, nos dice, “aspira a fundar la ciencia única y universal”. En uno de sus primeros capítulos “El Espiritismo como ciencia única y universal” fundamenta el Dr. Sanz Benito la categoría científica del Espiritismo, al mismo tiempo que da las razones para considerarlo como “Ciencia Única y Universal”. “Si el Espiritismo es Ciencia, ha de constar de una serie de fenómenos sujetos a la ley, explicables en sus causas y efectos; ha de ser un conjunto de verdades referentes a un orden determinado, un sistema de conocimientos verdaderos y ciertos”, luego cita diversos hechos supranormales y agrega: “el Espiritismo viene a hacer luz sobre estas cuestiones, a patentizar lo que hay de verdad y de ilusorio en esta materia”. Hasta aquí, vemos claramente que el Dr. Sanz Benito define a la Ciencia Espírita como una Ciencia Particular, como un sistema de conocimientos referentes a un orden determinado de fenómenos: los fenómenos supranormales.
Pero no se detiene aquí la concepción científica del Espiritismo para el Dr. Benito, expone a continuación una serie de conceptos que terminan por confundir esta noción primera del Espiritismo como Ciencia.
“El Espiritismo –dice en otro párrafo– tiene por materia de su estudio el Espíritu en diversos caracteres esenciales y diversas fases de desarrollo hasta donde alcancen nuestras investigaciones; pretende inquirir su origen en los límites de lo posible, y como una vida es insignificante, habla de las vidas que necesita para desarrollar su esencia, y como un mundo es pequeño, habla de la infinidad de mundos y moradas; y como los estados por que atraviesa son infinitos, habla de la infinidad del progreso como ley constante; y siendo el espíritu un ser que debe su existencia a la Causa Suprema, menos una secta religiosa que pretende sustituir unos dogmas con otros dogmas, no es un sistema ni una utopía más o menos probable, ni una ilusión engendrada por la mente soñadora y deseosa de investigar el más allá en los tenebrosos misterios de ultratumba. No es una rama de los conocimientos humanos que tenga materia aparte para su estudio, con leyes particulares: El Espiritismo aspira a echar las bases de la Ciencia Única y Universal”.
Como puede apreciarse por el último párrafo que subrayamos, el doctor Sanz Benito se contradice a sí mismo, si comparamos este último párrafo con el anterior que hemos destacado.
Aun así, la concepción de Sanz Benito es completamente opuesta a la de Geley, para este último, ya se ha visto: “El Espiritismo aspira a considerarse como una rama de la Historia Natural” y como tal, agregamos nosotros siguiendo la lógica de Geley, tiene materia aparte para su estudio y métodos propios de investigación; pero según el criterio de Sanz Benito esta concepción de Geley es errónea.
De acuerdo, pues, con la definición última de Sanz Benito, todas las ciencias formarían parte de la Ciencia Espírita Única y Universal, y así efectivamente lo dice en un párrafo que transcribimos a continuación: “Al estudiar el espíritu en sus diversas fases de encarnado y desencarnado forma parte de las ciências psíquicas, al examinar los mundos y la materia en general como vehículos que aquél siempre tiene: de las ciencias físicas; y al considerar tanto la materia como el espíritu como procedentes de la divina causa, investigando en lo posible cómo ésta obra, forma parte de las ciencias filosóficas. Después, como las consecuencias que de esta investigación se derivan, tienen un fondo moral, y como el principio moral trasciende del individuo a la sociedad, e influye en las decisiones de la humanidad se da también en él materia de estudio de las ciencias político-sociales. Vemos, pues, que su objeto no es pequeño ni baladí, sino que abarca el estudio de la realidad entera, con la aplicación de este saber a la vida. Con razón, pues, decíamos antes que el Espiritismo aspira a fundar la Ciencia Única y Universal”.
En realidad aquí Sanz Benito cae en un error. Si bien es cierto que la Ciencia Espírita tiene como materia algunos objetos que son comunes con otras ciencias, es necesario advertir que cada una de las ciencias los estudia desde un ángulo distinto. Si un fenómeno espírita de desmaterialización nos lleva a considerar la constitución de la Materia, no por ello hemos de afirmar que la Ciencia Físico-Química forma parte de la Ciencia Espírita. El Espiritismo –lo dice el mismo Kardec– “se roza forzosamente con la mayor parte de las Ciencias”. (El Génesis).
Persistiendo en su error, el Dr. Sanz Benito, en un párrafo subsiguiente nos sigue diciendo: “El Campo de investigación del Espiritismo es el Espíritu, la Materia, Dios. ¿Qué otra cosa puede haber fuera de estos tres órdenes del Conocimiento? Ninguna; de donde resulta que el objeto del Espiritismo es la realidad y toda la realidad”, y luego: “la realidad es infinita. Nuestra inteligencia es escasa, de donde se deduce que el total conocimiento de la realidad es imposible. Pero no quiere decir que el Espiritismo no vaya a resolver todos los problemas, todas las cuestiones que se refieran a su objeto, es decir a la realidad cognoscible, sino que cualquier cuestión, cualquier problema que se plantee, sea referente a la naturaleza, sea referente a Dios, está comprendido dentro de la Ciencia del Espíritu. En realidad no hay ciencias particulares, son ramas del conocimiento, como no hay verdades particulares sin relación, sino aspectos de la verdad”.
Es evidente el sofisma en que cae el Dr. Sanz Benito. Primero plantea el Espiritismo como una ciencia de los fenómenos particulares, pero enseguida extiende su objeto a todos los fenómenos de la naturaleza, cayendo por último en un concepto confuso respecto de la existencia de ciencias particulares, que distingue del concepto de Ramas del Conocimiento Científico. Cada ciencia particular constituye una rama del conocimiento científico, o viceversa; denomínese rama, o ciencia particular, o como se quiera, en realidad es una cuestión de términos.
Léon Denis ha sido un gran divulgador del espiritismo. Su libro “En lo Invisible” constituye un estudio sobre espiritismo experimental, examen y clasificación de los fenómenos mediúmnicos, y estudio sobre la Ciencia Espírita, especialmente en su primera parte en que trata del Espiritismo Experimental – Sus leyes.
Su concepción de la Ciencia Espírita sigue en lo fundamental a Allan Kardec, a quien comentaremos más adelante. Denis, llevado por su natural lirismo en la expresión, da distintas denominaciones a la Ciencia Espírita; así la llama: “La Ciencia de Ultratumba”, la “Ciencia Psíquica”, “La Ciencia de lo Invisible”, “La Ciencia Espiritualista”, que si bien es cierto no son rigurosamente adecuadas, ni sinónimas entre sí, para Denis, significan una sola cosa.
Concretando y sintetizando las numerosas observaciones y definiciones que se encuentran en su libro citado, podemos decir que es una ciencia particular, con fenómenos que se rigen por leyes propias, y que posee también su método propio de investigación. No cito los distintos párrafos que corresponden a esta concepción de Denis, para abreviar la exposición.
Podríamos agregar que, según Denis, existen dos medios “para adquirir la ciencia de Ultratumba”: el Estudio Experimental por una parte, y por otra la Intuición. La intuición profunda –dice– nos revela la presencia de nuestros amigos invisibles y hasta cierto punto, nos permite, en nuestro fuero interno, corresponder con ellos. La experimentación va más lejos. Nos proporciona medios de comunicación positivos y precisos: establece entre los mundos, el visible y el oculto, una comunicación que va extendiéndose a medida que las facultades mediúmnicas se multiplican y se afirman”.
En determinado momento, Denis define al Espiritismo como “una ciencia de observación”, esta definición es también propia de Kardec, y los argumentos de Denis son en líneas generales los mismos que los del codificador. La crítica a esta concepción la haremos a continuación cuando tratemos el asunto en Kardec.
Allan Kardec tiene una concepción muy particular del Espiritismo como ciencia. En primer lugar hemos de diferenciar dos términos, que han de simplificar mucho el análisis que haremos de las palabras de Kardec.
Se trata de diferenciar el conocimiento científico del conocimiento filosófico. El conocimiento científico, que puede ser experimental o de observación, tiene por materia de investigación los objetos particulares de la realidad (si el lector se interesa en una clasificación de las ciencias puede obtenerla en algún libro de lógica de los corrientes, o en algún tratado de filosofía):
La ciencia no pone en tela de juicio la existencia de una realidad, y la posibilidad de su conocimiento, para lo cual aplica métodos propios, que se ha ido perfeccionando a través de la historia.
A dicho conocimiento se llama científico. El conocimiento filosófico no es una “ciencia”, la Filosofía es un saber de categoria distinta. Sus temas no son propiamente los objetos particulares de la realidad.
La Física, la Química, la Astronomía, las Matemáticas, la Botánica, la Geología, son ciencias, ciencias particulares de una determinada realidad, como también lo son la Psicología, la Biología, la Etnología, cada una con un método de investigación propio. Los temas de la Filosofía son otros, por ejemplo: el origen del conocimiento, la posibilidad de tal conocimiento, que se plantean dentro del problema gnoseológico: la realidad misma como problema, la ciencia de la realidad; los llamados problemas capitales como el Espíritu, Dios, la Muerte, que se plantean dentro de la Metafísica, la Filosofía trata también de relacionar, conexionar los resultados de todas las ciencias para lograr una concepción general del mundo y de la vida. Así pues, la Filosofía no es una ciencia, es un saber, un conocimiento de características distintas al de la Ciencia. Por eso es un error decir “ciencia filosófica”.
Sin embargo, hasta fines del siglo pasado y aún en éste, esta designación del saber filosófico se  ha empleado. Y Kardec en sus libros, cuando nos habla de la filosofía espírita, también la designa como ciencia, lo cual induce a errores de apreciación de su concepción del espiritismo como ciencia, en el siguiente párrafo, por ejemplo, nos dice: “Dos partes comprende la Ciencia Espiritista: una experimental, que versa sobre las manifestaciones en general, y otra filosófica, que comprende las manifestaciones inteligentes” (El libro de los Espíritus, pág. 49. Ed. Constancia). Aquí en lugar de ciência espiritista debió haber empleado el término Conocimiento espiritista.
En otro lugar el concepto estricto de Ciencia aparece en Kardec, cuando dice: “El Espiritismo repudia en lo que le concierne, todo efecto maravilloso, es decir, fuera de las leyes de la naturaleza, no hace milagros ni prodigios, pero explica en virtud de una ley ciertos efectos reputados hasta hoy milagrosos y prodigiosos, demostrando al mismo tiempo su posibilidad. Ensancha así el dominio de la Ciencia, bajo cuyo aspecto es una Ciencia también.” (Qué es el Espiritismo, pág.39. Ed. Constancia). Aquí la concepción del espiritismo como ciencia según Kardec, es similar a la de Geley.
En este otro párrafo, Kardec induce a confusión con el término Ciencia: “El Espiritismo es la ciencia que trata de la naturaleza, origen y destino de los Espíritus y de sus relaciones con el mundo corporal”. (Qué es el Espiritismo, pág.4. Ed. Constancia). Esta definición no es del Espiritismo como Ciencia, sino del Espiritismo como Filosofía, y en todo caso se trataría de una definición general que no puede caracterizarse como filosófica ni científica.
Como hemos visto en la página 39 la definición del Espiritismo como ciencia es para Kardec similar a la de Geley, se trata de una ciencia de un objeto particular de la naturaleza: los fenómenos espíritas; pero en este otro párrafo ya esta concepción no es del todo consecuente con la anterior: “Las ciencias vulgares –dice– descansan sobre las propiedades de la materia que pueden manifestarse a nuestro antojo, los fenómenos que ellas producen tienen por agentes fuerzas materiales. Los del Espiritismo tienen por agentes inteligencias independientes dotadas de libre albedrío, y no sometidas a nuestro capricho. De este modo se substraen a nuestros procedimientos de laboratorio y a nuestros cálculos y por tanto, no son del Dominio de la Ciencia Propiamente Dicha”
Por esta razón de que no podemos producir los fenómenos espíritas a nuestro antojo, como producimos los fenómenos físicos, Kardec define a la Ciencia Espírita como una “Ciencia de Observación” (Qué es el Espiritismo, pág.105. Ed. Constancia).
Pero esta definición de que no pertenece al dominio de la Ciencia Propiamente Dicha nos induce a confusión, la razón que expone Kardec es que estos fenómenos no los producimos a nuestra voluntad, ello no es una razón valedera, porque la ciencia no está basada en la voluntad de quien puede producir el fenómeno sino en el fenómeno en sí, en la ley en virtud de la cual el hecho se produce, y sea por voluntad de espíritus encarnados, sea por voluntad de espíritus desencarnados, el fenómeno, cuando se produce debe obedecer a ciertas normas, leyes naturales, que son las que estudia la ciencia. Qué interesa que el fenómeno de materialización se produzca cuando quieren los espíritus, o cuando queremos nosotros, lo que importa a la ciencia en el fenómeno de materialización es: cómo se produce; cómo se realizan los procesos psico-fisiológicos, químicos y biológicos, cuáles son las leyes biológicas y químicas en virtud de las cuales se produce la substancia ectoplásmica; por ello nos parece equivocada la distinción que en el párrafo antedicho nos hace Kardec. Además tampoco estamos de acuerdo en que sea una ciência de observación y no también de experimentación.
Kardec dice que es una ciencia de observación, precisamente porque no los producimos cuando nosotros queremos, pero ya hemos visto que esto es equivocado. Según cierta clasificación de las ciencias, éstas se dividen en ciencias de experimentación y ciências de observación; las de experimentación se caracterizan porque podemos cambiar las condiciones en que se produce el fenómeno, variar sus ingredientes diríamos; la biología, la psicología, la botánica, la física, son ciencias de experimentación; las ciencias de observación son aquellas en que no podemos intervenir para variar las condiciones de los fenómenos: la Astronomía, por ejemplo, es una ciencia de observación. Pero estas distinciones no son absolutas, sobre todo en estos tiempos, en que podemos considerar a todas las ciencias como experimentales: hay algunos fenómenos astronómicos que pueden producirse artificialmente en los laboratorios. Y en cuanto a la ciencia espírita, ella es una ciencia de experimentación y también de observación.
En Geley, en Crawford, leemos numerosas experiências realizadas con los espíritus colaboradores que hacen del Espiritismo una verdadera ciencia de experimentación y no de simple observación. Así pues, tampoco en esto estamos de acuerdo con Kardec. Coincidimos con Kardec en cuanto nos define el Espiritismo como Ciencia, tal como lo hace Geley, pero en cuanto quiere introducir estas distinciones que hemos señalado cae en los errores que acabamos de explicar.
La Ciencia espírita no es un aborto de la naturaleza, así lo explica Kardec y efectivamente así es. Lo fuera si no tuviera relación con nuestros conocimientos científicos de todo orden, pero como “Todas las ciencias se suceden y se encadenan en un orden racional, nacen unas de las otras, a medida que encuentran un punto de apoyo en las ideas y en los conocimientos anteriores” (El Génesis, pág. 17. Ed. Carbonell y Esteva, España) la ciencia espírita apareció como una necesidad lógica y científica del conocimiento humano del mundo, y por ello se relaciona como decimos con todas las otras ciencias; dice Kardec “Del mismo modo que la ciencia propiamente dicha tiene por objeto el estudio de las leyes del principio material, el objeto del Espiritismo es el conocimiento de las leyes del principio espiritual, pero como este último es una de las fuerzas de la naturaleza que incesantemente reacciona sobre el principio material y recíprocamente, resulta que el conocimiento de uno no puede ser completo sin el conocimiento del otro, que el espiritismo y la ciência se complementan mutuamente, que la ciencia sin el espiritismo es impotente para explicar ciertos fenómenos por las leyes solas de la materia, y que por haber hecho abstracción del principio espiritual ha tenido que detenerse en la resolución de numerosos problemas. A su vez el Espiritismo sin la ciencia, careciendo del apoyo y comprobación, podría engañarse. Si el Espiritismo hubiese venido antes de los descubrimientos científicos, hubiese sido un aborto, como todo lo que viene antes de tiempo.” (El Génesis, pág. 17. Ed. Carbonell y Esteva, España).
En síntesis, podemos afirmar que el Espiritismo tiene categoria científica: la ciencia espírita tiene por objeto típico y propio de su investigación los fenómenos mediúmnicos o supranormales, podemos definir la ciencia espírita como “la Ciencia de los fenómenos Mediúmnicos”, ciencia de observación y de experimentación, que entra a formar parte, como un conocimiento particular de determinados fenómenos naturales, en el orden general de nuestro conocimiento sistematizado de la realidad, tal como sostenía Geley; que se relaciona con la mayor parte de las ciências con las cuales tiene a veces objetos comunes, como observaba Kardec, pero no por ello todas las ciencias han de ingresar en el Espiritismo para transformar a éste en una ciencia única y universal, como sostenía Sanz Benito. Tiene un método propio de investigación, que es el método mediúmnico, además de tomar de todas las otras ciencias la técnica y los métodos que puedan serle útiles en la investigación de sus fenómenos, que como pedía Richet, es necesario comprobar cada vez más y mejor.
La Filosofía, por definición, trata de reunir en una concepción general los resultados de las ciencias del mundo, de la vida y de los problemas fundamentales, así pues, la filosofía reacciona sobre la ciencia, la influye en muchos casos, como la ciencia influye sobre la filosofía. La Filosofía Espírita toma de todas las ciencias los resultados que pueden serle útiles para fundamentar sus concepciones filosóficas y metafísicas, ha de marchar con el progreso de las ciencias, pero la ciencia que más apoyo presta a la Filosofía Espírita, es la Ciencia Espírita, por ello existe una relación estrecha entre el Espiritismo y la Ciencia en general, y en particular con la Ciencia Espírita.

miércoles, 23 de julio de 2014

 

AMÉRICA ESPÍRITA - ANO XVII- N.182 - JUNHO 2014





CEPA divulga “Carta de Salou”
con impresiones del II Encuentro Espírita Iberoamericano
Un grupo de Organizaciones y personas convocadas por AIPE, CBCE y CEPA han participado del II Encuentro Espírita Iberoamericano que tuvo lugar en Salou, Barcelona, España, donde fue debatido el papel del Espiritismo en el Siglo XXI y de donde se pueden rescatar propuestas de las cuales hacemos a seguir un pequeño resumen. La íntegra de la “Carta de Salou” puede ser buscada en www.cepainfo.org .
Ética Espírita
La Ética Espírita deviene de la aplicación de la Moral Espírita, es decir que deriva del estudio, análisis y práctica de los fundamentos del Espiritismo. La Moral Espírita debiera ser enseñada como propositiva y no como impositiva; y la Ley de Causas y Efectos como un proceso dinámico correctivo y progresivo, lejos del concepto de Castigo Divino.

Colaboración, Inserción y Integración
Debiera haber un esfuerzo tendiente a fomentar el entendimiento y colaboración con el segmento religioso del Movimiento Espírita, intentándose, todos, la inserción social y cultural de las Instituciones Espíritas, según las circunstancias de cada país. Se propone insertar al Espiritismo dentro del contexto filosófico que invita a convertirlo en una fuente de información que impulsa al Ser Humano a su propia superación, ayudándole a encontrar el sentido de la vida en general y el de cada uno en particular.

Estudio y utilización de la Mediumnidad
Se enfatiza la imperiosa necesidad de un estudio riguroso de la mediumnidad en todas sus facetas, promoviendo su utilización en los Centros Espíritas con los principios de seriedad y responsabilidad que nos reflejó Allan Kardec, es decir: con un objetivo trascendente, bajo la Dirección de personas experimentadas y tendiendo a la erradicación de personalismos tanto de Espíritus desencarnados como de Espíritus encarnados.

Actualización de lenguaje, métodos y conceptos
Se sugiere potenciar la utilización de términos positivos y genuinamente espíritas, como, por ejemplo: “Consecuencias en lugar de culpa”; “Aprendizaje en lugar de puniciones”; “Somos espíritus que tenemos cuerpos, en lugar de: tenemos un espíritu…” Así mismo hay que consensuar definiciones correctas de los vocablos espiritistas, y aunar esfuerzos para que se implementen en las academias de la Lengua española y portuguesa.
Actualización de conceptos.  ¿Hay que escribir otro “Libro de los Espíritus” u otro “Libro de los Médiums”? Probablemente no, pero eso no significa que los conceptos emitidos por Kardec y los espíritus en el contexto del Siglo XXI no deban ser actualizados teniendo en cuenta la situación actual del Siglo XXI. Actualización del Centro Espírita: Incorporar a los jóvenes en los análisis y en las decisiones; revisar las prácticas mediúmnicas para adaptarlas a los nuevos tiempos; cambiar el estilo de liderazgo (menos maestros, más co-formadores y coordinadores); aprender a ser padres espíritas para poder enseñar a nuestros hijos a discernir lo importante de lo superfluo y a ser agradecidos con la vida para valorar su rol en la familia y en la sociedad con una mirada trascendente.

La Cosmovisión Espírita y el Futuro del Espiritismo
Los Espíritus hemos sido creados para ser felices. La cosmovisión espírita es fundamental para comprender con mayor profundidad la complejidad y la trascendencia de trabajar sobre la realidad social y ambiental de un mundo superpoblado y globalizado. Las ideas espiritistas acabarán por impregnar a la Sociedad, siendo posible, entonces, tal vez, su desaparición o su fusión con otras corrientes filosóficas una vez cumplidos sus objetivos. Los enfoques de la Sociología, la Moral y la Filosofía Espíritas deberán conjugarse para un análisis de la realidad humana y socio-ambiental que combata la visión material y cortoplacista. Intentar comprender al proceso Palingenésico o Reencarnación como la síntesis entre la Justicia y la Misericordia de Dios. Difundir nuestra comprensión que el futuro sólo es posible desde la solidaridad. El Espiritismo nunca deberá separarse de la Ciencia; de lo contrario, corre serio peligro de una completa devaluación de sus Principios.

El reto del Espiritismo
 La gente quiere resolver sus problemas; pero los centros no suelen estar preparados para dar esa ayuda. Unificar criterios espíritas y tomar el lugar que le corresponde en la sociedad. Aclarar conceptos, reestructurar creencias (transformándolas en convicciones) y actuar en consecuencia. Combatir el prejuicio y propender a una vida sustentable. Entendiendo que al Espiritismo se lo conoce más por la fenomenología mediúmnica que por sus principios filosóficos capaces de transformar angustia existencial en esperanza, hemos de tratar de transitar el camino del Espiritismo que tenemos al Espiritismo que queremos. El Espiritismo es un refugio para el alma (uno de los mejores refugios, sin duda; pero no el único).
 
Temas de Salou em CIMA
Victor da Silva
O Movimento de Cultura Espírita CIMA, da Venezuela, foi representado no II Encuentro Espirita Iberoamericano (Salou, Tarragona, Espanha, de 1º a 4 de maio) por dois de seus membros: Victor da Silva e Yolanda Clavijo.  Victor participou do Painel “Inserción Social del Espiritismo”, abordando o tema “El Gran Repto del Espiritismo”. Yolanda foi expositora do trabalho “Vigencia del Pensamiento de Amalia Domingo Soler”.

Yolanda Clavijo
Informação prestada por Jon Aizpúrua, presidente nacional de CIMA, a esta redação, logo após o evento: “Esta semana hemos tenido una reunión de la Junta Directiva del CIMA de Caracas, y, entre otros asuntos, hemos escuchado las exposiciones de Yolanda Clavijo y de Víctor Da Silva, sobre el Encuentro espírita en Salou.  Su impresión es extraordinariamente buena y han llegado a Caracas con renovado entusiasmo para seguir ofreciendo sus esfuerzos para el fortalecimiento de la causa espírita”.
De posse das gravações de todas as exposições feitas em Salou, informou, ainda Jon: “Hemos decidido que, durante varios domingos consecutivos, se va a dedicar 30 minutos antes de cada actividad pública, presentar en el auditorio una a una, las actividades del Encuentro en España. Igual se va a hacer en Maracay”.
Galícia sediará “Encuentro 2018”
Ao final do II Encuentro Espírita Iberoamericano, realizado em maio último em Salou, Tarragona, Mercedes Garcia (foto), presidente da Asociación Andaluza de Espiritismo “Amalia Domingo Soler”, anunciou que a sede do III Encuentro (2018) será na região espanhola da Galícia, em cidade e período a serem anunciados oportunamente.
Mercedes, Delegada da CEPA na região de Andaluzia, teve importante participação na organização e realização do Encontro de Salou. Na abertura do evento, coordenou o Painel “Las Organizaciones Espíritas en el Siglo XXI”, encaminhando as perguntas dirigidas aos três painelistas: Dante López (Argentina), Milton Medran Moreira (Brasil) e Guillermo Reyes (Espanha).
Saúde e Medicina no Fórum de Porto Alegre
Alcione Moreno
Conforme temos divulgado, “O Espiritismo e os Desafios do Século XXI” é a temática central do VI Fórum do Livre-Penar Espírita que acontece de 5 a 7 de Setembro próximo, na sede do Centro Cultural Espírita de Porto Alegre, promoção da Associação Brasileira de Delegados e Amigos da CEPA – CEPABrasil.
Entre os expositores, está Alcione Moreno, médica paulista, ex-presidente da CEPABrasil, que discorrerá sobre “O Espiritismo e as Pesquisas Médicas”.
Sandra Regis
A representante da CEPABrasil junto ao Conselho Nacional de Saúde, Sandra Regis, que também já presidiu a Associação Brasileira de Delegados e Amigos da CEPA, terá espaço no Fórum para fazer relato sobre “A Contribuição da CEPABrasil junto ao CNS”.
Como se sabe, o Conselho Nacional de Saúde é o órgão máximo de deliberação do Sistema Único de Saúde, com atribuições de deliberar, fiscalizar, acompanhar e monitorar as políticas públicas de saúde no Brasil. Nele têm assento os mais diferentes segmentos da sociedade civil. Os espíritas estão ali representados desde 2006, inicialmente pela CEPA e, depois, pela CEPABrasil. Atualmente, a representação da CEPABrasil junto ao CNS é exercida por Sandra Regis..
Atualização do Espiritismo: um resgate histórico
Rubens P. Meira
Histórico manifesto firmado por Rubens Policastro Meira (Delegado da CEPA em Cuiabá/MT. e já desencarnado) acaba de ser resgatado por Salomão Jacob Benchaya dos arquivos do XVIII Congresso Espírita Pan-Americano (Porto Alegre, 2000). Na oportunidade, diante do tema do evento – Deve o Espiritismo Atualizar-se? – Rubens fez circular entre os participantes do Congresso, sem, no entanto, inscrever o trabalho para ser apresentado, um documento com o mesmo título da temática central do Congresso.
O trabalho tinha como introdução, a seguinte dedicatória:
A presente análise é dedicada à CEPA – CONFEDERAÇÃO ESPÍRITA PAN-AMERICANA, e a todos os participantes do maior e produtivo Congresso Espírita realizado no corrente século, pela sua objetividade e abertura, tornando-se realmente, em um “Congresso como queria Kardec”.
Em seu manifesto, Rubens Policastro Meira, tomando como fonte escritos de Canuto de Abreu, enfatiza a importância da figura de Allan Kardec, notadamente a partir da 2ª edição de O Livro dos Espíritos no processo contínuo de atualização do espiritismo, tarefa que atribuía, mais do que aos espíritos, aos próprios encarnados.
Graças ao trabalho de Vital Cruvinel e Herivelto Carvalho, Delegados da CEPA, o histórico documento está, agora, inserido na conta do Google da CEPABrasil, em formato PDF, e pode ser conferido no seguinte endereço:
https://www.facebook..com/groups/cepagrupo/703435453046578/ .