EL POR QUÉ DE UN NUEVO BLOG

Después de abrir y mantener actualizado el blog: CENTRO VIRTUAL DE ESTUDIOS

ESPIRITISTAS Y AFINES, para la formación doctrinaria dentro de los postulados eminentemente racionalistas y laicos de la filosofía espírita codificada por el Maestro Allan Kardec que exhibe la Confederación Espírita Panamericana, a la cual nos adherimos, creímos conveniente abrir un nuevo Blog de un formato más ágil y que mostrase artículos de opinión de lectura rápida, sin perder por ello consistencia, así como noticias y eventos en el ámbito espírita promovidos por la CEPA, a modo de actualizar al lector.
Esa ha sido la razón que nos mueve y otra vez nos embarcamos en un nuevo viaje en el cual esperamos contar con la benevolencia de nuestros pacientes y amables lectores y vernos favorecidos con su interés por seguirnos en la lectura.
Reciban todos vosotros un fraternal abrazo.
René Dayre Abella y Norberto Prieto
Centro Virtual de Estudios Espiritistas y Afines "Manuel S. Porteiro".



jueves, 25 de octubre de 2012


Cómo divulgar el Espiritismo – Por Quintín López Gómez

TOMADO DE:  http://grupoespiritaisladelapalma.wordpress.com/2010/12/05/como-divulgar-el-espiritismo-por-quintin-lopez-gomez/

¿COMO DIVULGAR EL ESPIRITISMO?

Por Quintín López Gómez*
Toda empresa humana requiere, para llevarla a cabo con éxito, planearla, primero, bien; vitalizarla, luego, con el verbo de la decisión, y dignificarla, últimamente, con la ejemplaridad.
Para planear el problema “¿Cómo divulgar el Espiritismo?”, debemos, en primer término, fijar lo que vamos a entender por Espiritismo.
Se ha dicho en todos los tonos que el Espiritismo es un sistema científico, filosófico y moral, que tiende a conocer todas las leyes de la Naturaleza y a determinar la misión del hombre, dentro de esas leyes, en su eviterno vivir.
Por consiguiente, lo primero que se nos impone, es adaptar lo más posible el Espiritismo que intentemos divulgar a las leyes de la Naturaleza.
Este es el aspecto científico del Espiritismo.
“El Espiritismo será científico, o no será”, dijo Kardec, con visión profética; y el tiempo nos ha venido demostrando que el Espiritismo que no ha seguido esa ruta, ha ido deca­yendo bajo el peso del ridículo a que le condenaba su credulidad bobalicona.
Es, pues, preciso, para que el Espiritismo eche raíces y crezca ufano, que ante todo, y sobre todo, sea científico, y que lo primero a que atiendan sus divulgadores es a contrastar con los postulados de la Ciencia las hipótesis que emitan.
Ciencia y Filosofía no son cosas dispares y antagónicas, sino aspectos de una misma realidad que, yendo acordes, pro­porcionan una más clara y amplia visión y comprensión del motivo examinado y, yendo discordes, le entenebrecen y des­virtúan. Por lo tanto, es preciso que el Espiritismo a divulgar, entrelace ambos aspectos con el hilo de Ariadna que distinguimos con el nombre de Lógica.
Si la Ciencia y la Filosofía no son dispares entre sí, tam­poco lo son con la Moral; antes al contrario: ésta es el orna­mento de aquéllas. Luego el Espiritismo que se debe divulgar ha de ser el Espiritismo Científico, Filosófico y Moral.
Y ¿qué es la Ciencia Espírita, la Filosofía Espírita y la Moral Espírita?
Lo que es la Ciencia, la Filosofía y la Moral en general, pero aplicadas a nuestros postulados.
La Ciencia se reduce al cada vez más amplio y depurado conocimiento de las cosas por las leyes que las rigen, de lo que resulta que no es inmutable, aunque sí imperecedera. Nuestra Ciencia, en ninguno de sus policromados aspectos, es la Ciencia de nuestros tatarabuelos en lo actual; pero si es la misma ciencia en lo virtual. Ellos tuvieron por Ciencia aquello que alcanzaron a determinar con su observación y los me­dios de que disponían; nosotros tenemos por Ciencia lo que alcanzamos a comprender con nuestra observación y los medios de que disponemos. La fuente es la misma, y los mismos hu­bieran sido los resultados si no hubiésemos cambiado, mejorán­dolos, los medios de observación. Pero tampoco nuestra Cien­cia es toda la Ciencia ni está exenta de nebulosidades y, con­siguientemente, tampoco nuestra verdad es toda la Verdad ni está exenta de errores; de lo que se sigue que nuestra Ciencia – y hablamos ahora de la Ciencia Espírita – apoyada en los postulados de la Ciencia general, no puede ni debe decir: “ésta es la verdad”, sino que puede y debe decir: “ésta es la verdad del presente”.

De idéntico modo debe comportarse en relación con la Filosofía. Ésta, como es sabido, se nutre de la observación quintaesenciada. Newton dedujo la Ley de gravedad de la caída de una   manzana. Para millares  de personas el fenómeno no hubiera tenido importancia ninguna; para el ge­nio reflexivo de Newton, tuvo la de hacerle meditar acerca del  por qué  todos los cuerpos caen verticalmente  hacia el centro de la tierra. El filósofo, pues, es el que de la cosa más trivial en apariencia, sabe extraer el jugo, y por una serie de verdades concatenadas, induce o deduce una ley en ellas común, que en muchas ocasiones no está conteste con la expe­riencia, pero sí lo está con la lógica, que es la verdad de orden moral o metafísico, tanto o más positivo que lo que se ve y se palpa.
En la Moral, finalmente, hay que apreciar también con preferencia el fondo a la forma, y sobre todo, hay que desarro­llar sus veneros. Estos los proporcionan las emotividades, que, a su vez, tienen por amasijo las sensaciones. Enseñar a distin­guir las sensaciones, es enseñar a pulimentar las emotividades y engendrar una Conciencia recta, justa, ecuánime. No es el temor el que hace al hombre bueno, recto, íntegro: es la per­suasión que alcanza de que debe procederse así, para ponerse a plomo con la Ley.
Se hace, pues, Ciencia Espírita, y se divulga Ciencia Espí­rita, desarrollando y afinando la sensibilidad, rectificando y sublimando las emociones y haciendo ejercicios de lógica, que son los que nos proporcionan los conocimientos, así físicos como metafísicos y morales.
¿Qué medios son mejores para este trabajo? No hay otro más adecuado que el estudio; esto es, la observación, el análisis y la inducción y deducción filosófica. Gimnasia físico­-psíquica, ¡mucha gimnasia físico-psíquica! La física, para man­tenernos con mente sana en cuerpo sano; la psíquica, para poder saltar de lo conocido a lo desconocido con auxilio del trampolín de la lógica.
¡No olvidemos que cualquiera tema que abordemos, si lo abordamos bien, estará de perfecto acuerdo con nuestro Credo!
¿Procedimientos? Todos son buenos, todos son útiles, con tal se adapten a las circunstancias de lugar y medio.
La conversación familiar, el discurso, la hoja volante, el periódico, el libro, la radiofonía… y ante todo y sobre todo, el ejemplo personal.
Porque invocamos la Ciencia, la Filosofía y la Moral en nuestras palabras y en nuestros actos, debemos reflejar que son prendas de nuestro uso. Porque invocamos el libre examen, no tenemos derecho a ser intransigentes ni dogmáticos. Porque acep­tamos la evolución, debemos esperar sin prisas la germinación, el desarrollo y la fructificación de la semilla que desparramemos a manta.
¿Organización? La más adecuada en cada caso; pero siempre con miras a irradiar nuestras aspiraciones de mayor desarro­llo intelecto-moral, sin el triple moho del fanatismo, la pedan­tería y el medro.
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* Este artículo, subtitulado “¿Qué sistema de propaganda conviene hacer?”, fue publicado junto al trabajo “De la idea de Dios”, ambos de la autoría de Quintín López Gómez, en un folleto editado por la Editorial Maucci, de Barcelona, intitulado Esbozos de Epistemología Espírita, aproximadamente por los años 20 del pasado siglo XX.

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