LA REENCARNACIÓN EN EL CRISTIANISMO
Uno de los temas menos entendidos en el mundo occidental es el de la reencarnación, que es una cuestión central en el espiritismo así como en muchas otras filosofías y religiones orientales, incluyendo la teosofía, el budismo, hinduismo y otras, por lo cual merece una atención especial.
Lamentablemente dentro del cristianismo este concepto ha sido muy mal interpretado en muchas ocasiones, llegando hasta el punto de haber sido declarado anatema en cierto momento histórico cuando el cristianismo se convirtió en la religión oficial del imperio romano.
Esto ocurrió a pesar de que el concepto de la reencarnación se encontraba claramente en la Biblia y era profesado por algunos padres de la Iglesia.
Afortunadamente, gracias a la investigación de muchos historiadores y eruditos, hoy sabemos cómo, cuándo y por qué ocurrió este aparente desacuerdo, entre la teología cristiana oficial y la doctrina de la reencarnación.
Para los que busquen confirmación científica de estas verdades, en los siguientes epígrafes daremos algunas referencias a estudios científicos actuales, como los del Dr. Ian Stevenson, que nos dan sólida evidencia para fundamentar la Reencarnación como un hecho cierto más allá de cualquier duda razonable
LA REENCARNACIÓN EN LA BIBLIA
En la Biblia existen suficientes referencias al fenómeno de la reencarnación las cuales permiten argumentar que el antiguo pueblo de Israel conocía el concepto e inclusive para algunas de sus sectas, la reencarnación era parte esencial de sus creencias.
Para los cristianos en particular, las citas más importantes sobre la reencarnación pueden ser encontradas en las propias palabras de Jesús Cristo en los Evangelios.
Veamos algunos ejemplos a continuación.
Nota: Las citas han sido tomadas de la nueva versión internacional en español. La línea en paréntesis es un breve comentario que enfatiza la implicación de la cita.
Durante el pasaje de la transfiguración, Jesús dice a sus discípulos:
Elías ya vino, y no lo reconocieron sino que hicieron con él todo lo que quisieron. De la misma manera va a sufrir el Hijo del hombre a manos de ellos.
(Mateo 17, Marco 9, Lucas 9.)
Entonces entendieron los discípulos que les estaba hablando de Juan el Bautista.
Implicando que Juan el Bautista era la reencarnación del profeta Elías.
A su paso, Jesús vio a un hombre que era ciego de nacimiento,y sus discípulos le preguntaron:
Rabí, para que este hombre haya nacido ciego, ¿quién pecó, él o sus padres?
Ni él pecó, ni sus padres —respondió Jesús—, sino que esto sucedió para que la obra de Dios se hiciera evidente en su vida.
(Juan 9:1-3.)
Implicando que el hombre había vivido previamente antes de nacer ciego en la presente existencia.
Ni a los cincuenta años llegas —le dijeron los judíos—, ¿y has visto a Abraham? Ciertamente les aseguro que, antes que Abraham naciera, ¡yo soy!
(Juan 8:57-58.)
Implicando que Jesús es eterno habiendo vivido anteriormente.
De veras te aseguro que quien no nazca de nuevo no puede ver el reino de Dios —dijo Jesús.
(Juan 3:3.)
Esta cita ha sido interpretada de varias formas dependiendo de la traducción. Para nosotros la cita sencillamente implica que el hombre debe nacer de nuevo, es decir, debe reencarnar.
Si Jesús Cristo y los primeros cristianos aceptaban la reencarnación, nos preguntamos entonces, por qué esta verdad se perdió en algún momento y por qué no forma parte de la teología cristiana oficial hoy en día.
La respuesta a esa pregunta hay que comenzar a buscarla en los eventos históricos que siguieron al Primer Concilio de Nicea en el año 325 AC, cuando el emperador romano Constantino decidió convertir el cristianismo en la religión oficial del imperio.
Tomado del libro
“La Sociedad Espiritista Cubana “
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