EL POR QUÉ DE UN NUEVO BLOG
Después de abrir y mantener actualizado el blog: CENTRO VIRTUAL DE ESTUDIOS
ESPIRITISTAS Y AFINES, para la formación doctrinaria dentro de los postulados eminentemente racionalistas y laicos de la filosofía espírita codificada por el Maestro Allan Kardec que exhibe la Confederación Espírita Panamericana, a la cual nos adherimos, creímos conveniente abrir un nuevo Blog de un formato más ágil y que mostrase artículos de opinión de lectura rápida, sin perder por ello consistencia, así como noticias y eventos en el ámbito espírita promovidos por la CEPA, a modo de actualizar al lector.
Esa ha sido la razón que nos mueve y otra vez nos embarcamos en un nuevo viaje en el cual esperamos contar con la benevolencia de nuestros pacientes y amables lectores y vernos favorecidos con su interés por seguirnos en la lectura.
Reciban todos vosotros un fraternal abrazo.
René Dayre Abella y Norberto Prieto
Centro Virtual de Estudios Espiritistas y Afines "Manuel S. Porteiro".
jueves, 6 de octubre de 2011
LE JOURNAL SPIRITE N° 85 JUILLET 2011 J E A N - LO U I S P E T I T D O S S I E R LA ESCRITURA AUTOMATICA ROSEMARY BROWN, MÉDIUM DE LOS COMPOSITORES
MÉDIUM DE LOS COMPOSITORES
Después de haber sido citada en casi todos los
programas sobre lo paranormal en la tele o en la
prensa, Rosemary Brown, fallecida en 2001, interesa
menos al mundo de los medios. ¡Y a pesar de eso! ¡En
los años 1960 y 1970, ella recibió casi cada día partituras
musicales, esencialmente para piano, que se parecen
hasta el punto de confundirse, a las de Liszt, Chopin,
Beethoven, Grieg, Debussy y tantos otros! Nacida en
1916 en Londres en una familia modesta que le dio sólo
una educación musical muy limitada, nunca dejaría
su casa pero pretendía recibir allí a una aristocracia
musical un tanto particular pues se trataba de grandes
compositores archiconocidos pero fallecidos. Cuando
se reunió con ellos en noviembre de 2001, a la edad de
85 años, dejaba tras de sí un fantástico testimonio de
mil obras por lo menos, casi todas reconocidas como
de grande o buena calidad. La casa de discos Philips se
interesó y editó varios discos prudentemente titulados
“Música de Rosemary Brown, inspirada por Liszt,
Schubert, Chopin…” Apareció numerosas veces en la
televisión, inspiró una película y varios telefilmes, en fin,
sobrevivió a todas las críticas musicales, psicólogos y
profesores de lo paranormal lanzados sobre ella por el
mundo racionalista que se convenció a regañadientes.
Ella misma contó, con gran humildad y frescura su
extraordinaria trayectoria totalmente dirigida por el
más allá, en un libro: En comunicación con el más allá.
Volvamos entonces a su mediumnidad, pues
indudablemente, esta mujer sencilla, que se ganaba
la vida como señora de limpieza y asistente de cocina
después de la muerte de su marido, se reveló como
una gran médium, detrás de la cual se atropellaban
numerosos conocidos compositores
fallecidos, guiados por el espíritu
Liszt que seguía de punta a punta
el itinerario de su protegida. Ella
cohabitaba desde muy temprano
con el mundo de los espíritus que
le parecía que formaba parte del
mundo normal. Es preciso decir
también que la familia estaba
acostumbrada a los contactos con
el más allá. Rosemary continuó
pues una tradición hereditaria,
poco practicada por su madre,
pero habitual para su abuela. En
medio de visitas de caballeros
en armadura, antiguos vecinos y
parientes, la llegada de Liszt, cuando
ella apenas tenía siete años, vestido
como un clergyman algo viejo y muy distinguido, no
la impresionó en absoluto, aun cuando le anunció un
trabajo en común referente a transmisión de música.
Rosemary no supo entonces identificar a aquel visitante.
Él reapareció mucho más tarde, en su casa familiar,
en el sur de Londres. Comenzó entonces un largo
aprendizaje donde Liszt desempeñó en primer lugar un
obligado papel de profesor, utilizando los muy escasos
conocimientos de piano y música de su protegida, para
transmitirle rápidamente largos dictados musicales,
nota por nota y signo por signo. Cuando era necesario
tocar para identificar la música, el compositor utilizaba
las manos de Rosemary como simples instrumentos:
“Liszt toma el control de mis manos. Se sirve de ellas
como de guantes. Toco la música muchas veces,
después la escribo. Chopin me sopla las notas al piano
y coloca mis manos sobre las teclas correctas. Si es
un Lied, Schubert intenta cantármelo, pero no tiene
una voz muy buena…” Efectivamente, mientras tanto
otros profesores se unieron a Liszt que sin embargo
siempre mantuvo un papel de supervisor del grupo de
compositores del más allá. Ellos pusieron en práctica
una verdadera estrategia de comunicación con nuestro
mundo. Su objetivo siguió siendo el mismo: dar a
conocer la realidad del más allá, y borrar la muerte del
vocabulario humano, con su cortejo de
temores y supersticiones.
Adicionalmente, los compositores del
más allá siguen creando y no sólo aportan
a los humanos una señal incontestable
de su talento, sino también el beneficio
de su música. Utilizada a la vez como
emisora y como receptora, Rosemary
se entregaría a tiempo completo a esta
nueva tarea, que le permitió recibir todo
lo que el más allá cuenta de grandes
maestros conocidos, con algunas
excepciones: Mozart, por ejemplo, le
haría sólo raras visitas. Liszt, Chopin y
Beethoven serían los más presentes.
Todos estos visitantes se volverían
familiares y hasta le harían algunos
pequeños favores: un día Chopin
interrumpió un dictado musical para
evitar una inundación de la casa;
¡la hija de Rosemary, algo distraída,
había dejado abierto el grifo de
la bañera! Durante un período de
vacas particularmente flacas, Liszt
hizo una pequeña excepción en el
más allá, incitando a su protegida a
hacer algunas apuestas deportivas
acompañadas de un dato de
primera mano, que le permitiera salir
un poco de su ambiente de miseria.
Muy felizmente, el éxito llegó, los
humanos decidieron pagar derechos de autor, cuyos
beneficios cobraría luego Rosemary regularmente, sin
por eso nadar en oro. El primer álbum salió en 1970,
época en la que se convirtió en una celebridad asidua
de los medios y especialmente de la BBC. Liszt y su
grupo habían logrado pues sus manifestaciones y su
plano de comunicación.
En realidad, la experiencia “Rosemary Brown” resultó
preparada desde hacía tiempo. La propia intérprete hizo
la pregunta crucial a Liszt: “¿Por qué yo?”, obteniendo
entonces la siguiente respuesta: “Porque te presentaste
voluntariamente para esta experiencia mucho tiempo
antes de nacer”, confirmada por esta frase: “Aceptaste
ser el vínculo entre nosotros y el mundo, cuando te
encontrabas en otro aspecto de tu existencia”. Además
del hecho de que confirman las explicaciones espíritas
de nuestros destinos, estas revelaciones demuestran
una disposición minuciosa de todas las condiciones
de experimentación: era necesario aceptar una vida
humilde y modesta, con justo las pocas bases musicales
que le permitieran a Rosemary recibir sus dictados
musicales. En contraposición, condiciones de vida
más brillantes hubieran incrementado la creencia en
dones personales, que le permitían reproducir con
brío hasta la impronta personal de los
grandes compositores del pasado. El
experimento se apoyaba esencialmente
en el aspecto humilde, casi insignificante
de la médium que aceptaría toda su vida
durante las duras consecuencias de una
situación social difícil, jalonada de duelos
personales, igualmente aceptados como
indispensables a su humildad, lo mismo
que al desarrollo de su sensibilidad.
El más allá manifestaría igualmente
una gran soltura en el manejo de los
medios de comunicación y medios propios
para asegurar el éxito del experimento. El
mismo espíritu prepararía, desde el más allá,
un verdadero plan de comunicación, confiado
entre otros a varios críticos musicales fallecidos,
muy conocidos de la BBC. Sir Donald Tovey,
fallecido hacía poco, firmó él mismo una
argumentación muy detallada, que tardó dos
horas en transmitir a Rosemary. Allí se leerá por
ejemplo: “No transmitimos música a Rosemary
Brown con el objetivo de ofrecer simplemente
un eventual placer de escucha. Esperamos que
las implicaciones de este fenómeno estimulen
el interés sensible y sensitivo de todos e inciten
a muchos individuos inteligentes e imparciales
a tomar en consideración y estudiar las regiones
desconocidas del espíritu y de la psiquis del
hombre”. “Cuando el hombre haya explorado
las misteriosas profundidades, todavía veladas
de su conciencia, será capaz entonces de
elevarse a las correspondientes alturas del
pensamiento”. El más allá haría más: aceptaría
asistir a Rosemary Brown, y tanto Beethoven
como Liszt responderían personalmente, en
directo, aunque invisibles, por el canal de
Rosemary, a muchos críticos musicales que en
vano intentaron apabullarla. Por preocupación
de humanidad, Beethoven dio noticias de su
madre a una persona de la asistencia golpeada
por un duelo reciente. Críticos y especialistas
terminarían por convencerse: no había ninguna
anormalidad en la frágil Rosemary, ninguna
predisposición, ningún trucaje era posible. No
obstante, el más allá molestaba ya, en su época
como en la nuestra. ¡Con mucha frecuencia se
oculta eso!
Siempre nos queda este patrimonio excepcional
de más de mil obras muy diferentes, siempre
presentes para “estimular nuestro interés
sensible y sensitivo”, como nos lo prometió el
espíritu, más allá de la muerte de sus verdaderos
autores. Desde entonces, la propia Rosemary
Brown, dejó su sacerdocio, en condiciones
tan humildes y discretas como siempre. Sus
discos siempre están disponibles, aunque
un poco olvidados. Sin embargo, en lo que
concierne a los artistas del más allá, ellos siguen
manifestándose cada vez que pueden.
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