Este  Opúsculo del celebrado escritor, periodista y psicólogo espiritista  brasileño Jaci Regis constituye, en el panorama espirita mundial, una  rara avis. No es habitual que se publiquen obras que intenten recuperar  el estilo personal de la exposición kardecista: claridad de ideas y  claridad de exposición de las mismas. El Dr. Jaci Regis explica su  criterio en cuanto a la razón de ser de las obras de Kardec e intenta  recoger el testimonio del maestro de Lyón, en lo que se refiere a la  propuesta de un lenguaje perfectamente diferenciado de los otros  conceptos filosóficos y religiosos y, consecuentemente, en el  conseguimiento de un edificio doctrinal filosófico con un lenguaje y  conceptos propios.
 
Sin  embargo, el resultado de este intento nos parece desigual en algunos  momentos. Pensamos que en ciertos aspectos no se ha conseguido  cristalizar la intención inicial; pero, sin duda, es un trabajo  atractivo para todos los estudiosos del Espiritismo y para todos  aquellos que encontramos a faltar estudios profundos del tema  espiritista.
 
Nos  permitiremos plasmar algunos comentarios a determinados conceptos  insertos en el propio texto del Dr. Jaci Regis, capítulo por capítulo, a  esta interesante aportación. 
 
Empezaremos con la “Explicación” inicial de este Opúsculo.
 
 
DOCTRINA KARDECISTA (en adelante D.K.) - “El  presente trabajo contiene la presentación de un modelo conceptual,  desarrollado a partir de un análisis crítico y la relectura de la obra  de Allan Kardec.
 
COMENTARIO DE FLAMA ESPIRITA (en adelante F.E.) - Esto  es lo que hay que hacer con el Espiritismo. Esto es lo que debe hacerse  con la obra de Kardec: una relectura sobria, matizada, coherente con su  propio pensamiento, sin miedo a “ofender” al Padre del Espiritismo y,  siempre, con un profundísimo respeto y reconocimiento al trabajo de  aquel excelente pedagogo. La coherencia es una parte imprescindible en  todo análisis honesto de los trabajos de Kardec: coherencia con el  librepensamiento, con la ausencia de dogmas de fe, sin ningún recelo  ante el examen de cualquier tema humano o espiritual (de hecho, Kardec  se “atrevió” prácticamente con todos los temas imaginables). 
 
D.K. -  “Ciento cincuenta años después del lanzamiento de “El Libro de los  Espíritus”, las ideas básicas en él presentadas continúan siendo  válidas. Entretanto,  dos  factores  evidencian  la  necesidad  de  tal   relectura:  uno,  el 
 
carácter  evolutivo del Espiritismo, que permite analizar los progresos  conquistados por la sociedad humana en ese período e incorporarlos de  manera equilibrada; y dos, la tendencia a transformarlo en una religión,  con el riesgo que ello conlleva en cuanto a desfigurar sus conceptos  revolucionarios.
 
F.E. - Examinemos estos dos factores que deberían llevarnos a la relectura de las obras de Kardec:
 
1.El  carácter evolutivo del Espiritismo. No puede negarse de manera alguna  esa circunstancia ya que si todo evoluciona, el Espiritismo no podría  ser una excepción. Sin embargo, la realidad es que el profesor Rivail  dejó el listón muy alto, tan alto que, salvo algunos aspectos que  pasaremos a enumerar, se ha convertido en una doctrina filosófica  prácticamente vigente tal y como la enunció. Tal vez, habría que matizar  de manera práctica en lo que respecta a la aplicación del Espiritismo  en nuestro devenir diario. Aspectos a incorporar de manera indefectible,  a nuestro modesto parecer:
 
   1.1 Todos los avances de la Genética. Sería conveniente un posicionamiento del Espiritismo a ese respecto.
 
    1.2 Un examen ponderado de decisiones importantes a tomar en cuanto a  la vida corporal, como la problemática moral de los trasplantes y de la  cremación del vestido carnal.
 
    1.3 Una concreción, a nivel básico, de cómo debería ser una buena  práctica de la mediumnidad en las asociaciones espiritistas.
 
El  problema es quién pueda estar capacitado, quién pueda tener la  autoridad para llevar a buen puerto la incorporación de esos aspectos.  El Espiritismo no tiene una jerarquía como otras organizaciones humanas,  en las que un “jefe” dicta lo que debe hacerse, o no. Los espiritistas  somos, debemos ser, librepensadores y, por lo tanto, sólo aceptar  individualmente o colectivamente aquello que entendamos como correcto. A  pesar de ello se encuentra a faltar aquel “Comité Central” que  preconizaba Kardec, que pudiera ayudar a dilucidar esos temas tan  importantes. A ese respecto, hay que reconocer otra dificultad y es la  de quién podría estar facultado para formar parte de ese Comité.  Realmente, al menos de forma aparente, los espiritistas lo tenemos  difícil en este sentido; sin embargo, es a través de reflexiones como  las que emprende el Dr. Jaci Regis que podemos acercarnos a opiniones  sensatas, que nos pueden ayudar a ir entendiendo a nivel personal el  alcance de los aspectos nuevos que pueda incorporar el Espiritismo. Y  nunca hay que relegar ese reestudio de las opiniones de Kardec ya que, a  medida que vamos “creciendo” -lentamente sin duda- encontraremos nuevos  matices en su obra que también nos ayudarán a asimilar mejor esos  nuevos aspectos.
 
2.La  tendencia a transformarlo en una religión. Sin duda, es en la relectura  de Kardec que encontraremos los elementos necesarios para llegar a  entender que el Espiritismo no puede, no debe, asimilarse al contexto  religioso. Es verdad que podría argumentarse que el Espiritismo sería  una religión “diferente” por sus propias características. Es por ese  mismo concepto diferencial que debe concluirse que esta doctrina está  alejada de los planteamientos religiosos, ya que no vale la pena  complicarse la vida asimilándose en un concepto controvertido como lo es  el religioso. El más importante de esos conceptos diferenciales es el  que repetimos continuamente: el ser librepensadores, lo que sería  inimaginable si de una religión se tratara. La verdad es que este tema  de la posible condición religiosa del Espiritismo no fue, aparentemente,  bien resuelto por Kardec. No obstante, nosotros somos de los que  pensamos que sí, y que sólo es necesaria una relectura exenta de  prejuicios de los textos del maestro de Lyón. Sin duda, seguiremos  hablando del tema.
 
D.K. - “Solamente el pensamiento religioso puede afirmar que nada requiere ser cambiado o actualizado.
 
F.E. -  Ahí  está el peligro. El Espiritismo ha de estar siempre dispuesto a cambiar  o actualizar lo que razonablemente requiera ser cambiado o actualizado.
 
D.K. -  “Existe un hecho innegable, el cual ha producido una división tal vez  irremediable entre los adeptos. Por una parte, están aquellos que  practican el Espiritismo como una religión, los cuales constituyen  la  gran mayoría, y por la otra, se encuentran aquellos que lo entienden  como una reflexión positiva, dinámica, pero desvinculada de los cultos o  rituales que componen necesariamente el pensamiento religioso.
 
F.E. -   Evidentemente simpatizamos con esa minoría que no quiere sentirse  “atada” por preconceptos religiosos; pero sí vinculada a los más altos  aspectos morales que pueden ser perfectamente encarados con  religiosidad. Interesante es la diferencia entre religión y  religiosidad; ésta última sería sinónimo de seriedad, en el sentido de  una de las acepciones de la definición de esa palabra por parte de la  R.A.E.: “Puntualidad, exactitud en hacer, observar o cumplir algo”.
 
 
D.K. - “Parece  que el foco de discordia en ese proceso divisorio, es el papel de Jesús  de Nazaret. Si es aceptado como el Cristo presentado por la Iglesia,  conduce al dogmatismo y la idolatría y liga el Espiritismo a los cultos  cristianos; si es considerado a la luz del proceso evolutivo, se  convierte en el Maestro, en el hombre superior investido de una misión  especial.
 
F.E. -  Este  es uno de los focos de discordia. A Jesús hay que verlo como “el  filósofo por excelencia” (como decía Carlos Brandt) y no como esa figura  casi divinizada que nos presentan algunas publicaciones espiritistas.  Si Jesús fuera casi Dios, no nos serviría de mucho como ejemplo, ya que  no estaría de modo alguno a nuestro alcance; en cambio, si Jesús es lo  que realmente es, o sea, un espíritu como nosotros sólo que mucho más  evolucionado, entonces sí que es un ejemplo a seguir ya que estaríamos  en el mismo sendero evolutivo.
 
D.K. - “Nuestro  propósito es presentar un elenco de ideas en un lenguaje desvinculado  del cristianismo, vale decir de las iglesias cristianas.
 
“La Doctrina Kardecista quiere marchar abierta a lo nuevo, sin perder las raíces del pensamiento de Allan Kardec.”
 
F.E. - En  este mismo órgano de divulgación (Flama Espirita 136, pág. 5 y 6:  “Espiritismo una denominación adecuada”), ya se manifestó que no es  aconsejable la sustitución del nombre “Espiritismo” por cualquier otra  denominación, ni siquiera por “doctrina kardecista”. Lo difícil, pero  adecuado (aunque, tal vez, llegue a ser imposible), es dignificar ese  nombre para que, por lo menos, cuando dentro de varias generaciones se  examinen las raíces de las buenas ideas morales -que esperemos rijan los  destinos de la humanidad-, los estudiosos de ese momento reconozcan que  hubo unos que se llamaban espiritistas que ya sustentaron esas excelentes ideas. ❒
Publicado por CBCE   en 17:13        
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