EL POR QUÉ DE UN NUEVO BLOG

Después de abrir y mantener actualizado el blog: CENTRO VIRTUAL DE ESTUDIOS

ESPIRITISTAS Y AFINES, para la formación doctrinaria dentro de los postulados eminentemente racionalistas y laicos de la filosofía espírita codificada por el Maestro Allan Kardec que exhibe la Confederación Espírita Panamericana, a la cual nos adherimos, creímos conveniente abrir un nuevo Blog de un formato más ágil y que mostrase artículos de opinión de lectura rápida, sin perder por ello consistencia, así como noticias y eventos en el ámbito espírita promovidos por la CEPA, a modo de actualizar al lector.
Esa ha sido la razón que nos mueve y otra vez nos embarcamos en un nuevo viaje en el cual esperamos contar con la benevolencia de nuestros pacientes y amables lectores y vernos favorecidos con su interés por seguirnos en la lectura.
Reciban todos vosotros un fraternal abrazo.
René Dayre Abella y Norberto Prieto
Centro Virtual de Estudios Espiritistas y Afines "Manuel S. Porteiro".



martes, 19 de enero de 2010

CALAMIDADES DESTRUCTORAS UN FRAGMENTO DE "EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS" DE ALLAN KARDEC.

Ante la dramática situación que viven nuestros hermanos haitianos, y después de escuchar las barbaridades que el lider religioso Pat Robertson hiciese ante una audiencia televisiva de millones de seres, donde acude al absurdo de "afirmar" que estas calamidades que sufren nuestros hermanos en Haití se debe a que ese pueblo hizo un pacto con el diablo para lograr su independencia de Francia a comienzos del siglo XIX, no podemos dejar pasar ese comentario que destila veneno racista así como la más crasa ignorancia inherente en este tipo de personajes, y creemos nuestro deber, como espíritas, dar a conocer al gran público las respuestas que recibió el Codificador de la Doctrina Espiritista, Allan Kardec, al llevar este cuestionamiento a la espiritualidad superior. He aquí el fragmento de El Libro de los Espíritus, con las preguntas y las consiguientes respuestas:
           CALAMIDADES DESTRUCTORAS
737. ¿Con qué objeto castiga Dios a la humanidad con calamidades destructoras?
"Para hacerla adelantar con más rapidez. ¿No hemos dicho que la destrucción es necesaria para la  regenera-
ción  moral de los Espíritus, que adquiren en cada nueva existencia un nuevo grado de perfección? Es preciso ver el fin para apreciar los resultados. Vosotros no los juzgáis más que desde vuestro punto de vista personal, y los llamáis calamidades a consecuencia del perjuicio que os ocasionan; pero esos trastornos son necesarios a veces para hacer que se establezca más prontamente un orden de cosas mejor, y en algunos años lo que hubiese exigido muchos siglos". (744)
738. ¿No podría emplear Dios otros medios que las calamidades destructoras para el mejoramiento de la humanidad?
"Sí, y los emplea cada día, puesto que ha dado a cada uno los medios de progresar con el conocimiento del bien y del mal. El hombre no los aprovecha, y es preciso castigarle en su orgullo y hacerle comprender su debilidad"
--Pero en esas calamidades sucumbe lo mismo el hombre de bien que el perverso, ¿es esto justo?
"Durante la vida, el hombre lo refiere todo al cuerpo; pero después de la muerte, piensa de distinto modo, y según hemos dicho, la vida del cuerpo es poca cosa. Un siglo de vuestro mundo es un relámpago en la eternidad, y los sufrimientos que llamáis de algunos meses o de algunos días no son nada, son para vosotros una enseñanza que os aprovecha en el porvenir. Los Espíritus, he aquí el mundo real, preexistente y sobreviviente a todo (85). Ellos son los hijos de Dios y objeto de toda su predilección; los cuerpos no son más que los disfraces con que aquellos aparecen en el mundo. En las grandes calamidades que diezman a los hombres, resulta lo que en un ejército que, durante la guerra, ve sus vestidos gastados, rotos o perdidos. El general cuida más de sus soldados que de sus vestidos".
-- Pero las víctimas de esas calamidades , ¿no dejan de ser víctimas?
"Si se considerase la vida tal como es , y cuán poca cosa es con relación al infinito, se le daría menos importancia. Esas vícitmas hallarán en otras existencias la completa compensación de sus sufrimientos, si saben soportarlos sin murmurar".

Que muramos a consecuencia de una calamidad, o de una causa ordinaria no deja de sernos indispensable morir, cuando nos toca la hora de marchar; sólo hay la diferencia de que marcha a la vez mayor número .
Si pudiéramos elevarnos con el pensamiento, de modo, que dominásemos la humanidad y la abrazásemos en su conjunto, esas terribles calamidades no nos parecerían más que huracanes pasajeros en el destino del mundo.

739. ¿Las calamidades destructoras tienen una utilidad físicamente consideradas, a pesar de los males que ocasionan?
"Sí, pues a veces cambian el estado de una comarca; pero el bien que de ellas resulta no es apreciado con frecuencia más que por las generaciones futuras".
740 ¿No serán igualmente las calamidades pruebas morales para el hombre, que le ponen en lucha con las más duras necesidades?
"Las calamidades son pruebas que proporcionan al hombre ocasión de ejercer su inteligencia , de probar su paciencia y resignación a la voluntad de Dios, y le ponen en condición de desplegar sus sentimientos de abnegación, de desinterés y de amor al prójimo, si no está dominado por el egoísmo".
741. ¿Es dado al hombre conjurar las calamidades que le afligen?
"Por una parte, sí, pero no como generalmente se entiende. Muchas calamidades son consecuencia de su imprevisión, y a medida que adquire conocimientos y experiencia, puede conjurarlas, es decir, prevenirlas, si sabe buscar sus causas. Pero entre los males que afligen a la humanidad, los hay generales que pertenecen a los secretos de la Providencia, y cuyos efectos afectan más o menos a todos los individuos. A éstos el hombre no puede poner más que resignación a la voluntad de Dios; pero aun estos mismos males son agraviados por la incuria humana".

Entre las calamidades destructoras, naturales e independientes del hombre, deben colocarse en primer término, la peste, la carestía, las inundaciones, las interperies fatales a los productos de la tierra. Pero en la ciencia, en los trabajos del arte, en el perfeccionamiento de la agricultura, en las amelgas y regadíos y en el estudio de las condiciones higiénicas, ¿no ha encontrado el hombre medios de neutralizar, o por lo menos, de  atenuar muchos desastres? Ciertas comarcas en otros tiempos asoladas por terribles calamidades, ¿no están hoy libres de ellas? ¿ Qué no conseguirá, pues, el hombre para su bienestar, cuando sepa aprovechar todos los recursos de su inteligencia, y cuando a los cuidados de su conservación personal sepa unir el sentimiento de una verdadera caridad para con sus semejantes? (707)

Reciban nuestros saludos fraternales.

Norberto Prieto y René Dayre Abella

1 comentario:

  1. Rene:
    Acabo de leer lo que has publicado en lo referente a las catastrofes,que aparece el Libro de los Espiritus. Mis felicitaciones .
    Seguiremos en la misión de ilustrar.
    un abrazo.
    Norberto

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