EL POR QUÉ DE UN NUEVO BLOG

Después de abrir y mantener actualizado el blog: CENTRO VIRTUAL DE ESTUDIOS

ESPIRITISTAS Y AFINES, para la formación doctrinaria dentro de los postulados eminentemente racionalistas y laicos de la filosofía espírita codificada por el Maestro Allan Kardec que exhibe la Confederación Espírita Panamericana, a la cual nos adherimos, creímos conveniente abrir un nuevo Blog de un formato más ágil y que mostrase artículos de opinión de lectura rápida, sin perder por ello consistencia, así como noticias y eventos en el ámbito espírita promovidos por la CEPA, a modo de actualizar al lector.
Esa ha sido la razón que nos mueve y otra vez nos embarcamos en un nuevo viaje en el cual esperamos contar con la benevolencia de nuestros pacientes y amables lectores y vernos favorecidos con su interés por seguirnos en la lectura.
Reciban todos vosotros un fraternal abrazo.
René Dayre Abella y Norberto Prieto
Centro Virtual de Estudios Espiritistas y Afines "Manuel S. Porteiro".



domingo, 14 de enero de 2018





                                                                       CHARLES RICHET PADRE DE LA METAPSÍQUICA

GABRIEL DELANNE Y LA METAPSÍQUICA

 por CATHERINE GOUTTIÈRE
 LE JOURNAL SPIRITE N° 87 JANVIER 2012


La historia de lo paranormal ha conocido dos épocas distintas: la de la interpretación mística y sobrenatural de los fenómenos, y la del advenimiento del espiritismo con la aparición de El Libro de los Espíritus. Antes, la mayoría de las veces los fenómenos extraños eran interpretados de manera religiosa: o bien las manifestaciones estaban en relación con la Divinidad, y los sujetos médiums eran considerados santos, o bien esas mismas manifestaciones eran consideradas obras del Maligno, y en este caso los sujetos eran acusados de brujería y condenados a las purificadoras llamas de la hoguera. Con el advenimiento del espiritismo y los trabajos fundamentales de Allan Kardec, se pasó una nueva página. Finalmente los fenómenos tenían una explicación racional, natural y lógica. Había nacido la filosofía espírita, como resultado de múltiples manifestaciones con el más allá; las grandes interrogantes metafísicas encontraban su respuesta y nuevos conocimientos eran propuestos a la reflexión humana. Paralelamente, nacía la ciencia espírita. La observación imparcial y sistemática de los hechos y el establecimiento de una teoría como hipótesis, hipótesis verificada experimentalmente, permitieron a los científicos establecer leyes generales, las mismas causas debían generar los mismos efectos, y poner en evidencia la realidad de la manifestación de los espíritus. Del hecho de que el espiritismo, como ciencia de observación y experimentación no respondiera a los criterios oficiales de la ciencia clásica, nació el movimiento llamado “metapsíquico”, antecesor de la moderna parapsicología. Fue Charles Richet (1850-1935), premio Nobel de medicina, quien propuso este término por primera vez en 1905 para designar “el estudio de los fenómenos mecánicos o psicológicos debidos a fuerzas que parecen inteligentes o a poderes desconocidos latentes en la inteligencia humana”. Charles Richet se interesó principalmente por el estudio de la telepatía, la clarividencia, la premonición y la psicoquinesia. Él otorgaba un gran valor a la realidad de los hechos. Estaba convencido de que el pensamiento no podía concebirse fuera del cerebro. Como sus colegas, rechazaba la realidad de la individualidad del alma, independiente del cuerpo y superviviente a la muerte física. Su marco de investigación era pues radicalmente opuesto al de los espíritas. La metapsíquica proponía entonces nuevas interpretaciones de los hechos paranormales. La primera, para los más escépticos, era la del fraude. El médium, valiéndose de subterfugios, abusaba de la credulidad de los espectadores para hacerles creer en una manifestación del espíritu. La segunda interpretación era la de la alucinación colectiva. Según ciertos metapsiquistas, los participantes en una sesión eran víctimas de una ilusión colectiva e imaginaban vivir fenómenos que no tenían ninguna realidad. La tercera interpretación era la del inconsciente del médium que habría estado en el origen Charles Richet de los fenómenos. La cuarta y última interpretación se refería al inconsciente colectivo, vasto depósito cósmico del cual el médium extraía informaciones pasadas o presentes. De todas estas conclusiones nació la moderna parapsicología que ya no reconoce la presencia espiritual de un espíritu desencarnado y que se limita a estudiar los fenómenos psi. Los metapsiquistas no tenían en cuenta todos los hechos. Más allá de ciertas experiencias dudosas, hubo casos auténticos de manifestaciones espirituales. Ellos preferían dudar, pues como decían, dudar es hacer progresar la ciencia. Únicamente creían en la experimentación, en el estudio de los fenómenos sin aportar conclusiones auténticas. Fue sólo al final de su vida cuando Charles Richet se adhirió a la tesis espírita que con tanta frecuencia había combatido. Citemos una de sus reflexiones: “Respecto a mi opinión sobre los hechos espíritas, ésta puede resumirse en una palabra: ciertamente sí, y por mi parte, no veo, a priori, ningún motivo para rechazar la intervención de seres inteligentes distintos al hombre”. Paralelamente a Charles Richet, otro científico, Gustave Geley (1868-1924), doctor en medicina, se interesó en los fenómenos psíquicos. Estuvo entre los fundadores del Instituto Metapsíquico Internacional (IMI), organismo destinado a la investigación experimental de la supervivencia del alma y que en 1919 sería reconocido de utilidad pública por el gobierno francés. Llegó a ser su director (tal como más tarde Charles Richet) y trabajó con numerosas eminencias científicas e intelectuales, especialmente Charles Richet, Sir Oliver Lodge y Ernest Bozzano. Los trabajos realizados obtuvieron resultados sorprendentes en el campo de la ectoplasmia. Gustave Geley trabajó principalmente con los médiums Eva Carrière, Franek Klusky y Jean Guzik, que permitieron cantidad de efectos físicos y apariciones fantasmales, ectoplásmicas, tan sólidas y palpables que se llegaron a hacer moldes de ellas. Ante todas estas improntas producidas por los espíritus, manos masculinas, femeninas e infantiles, rostros, pies, entrelazados y de una perfecta autenticidad anatómica, un examen serio de estos moldes demostraría la absoluta imposibilidad material de retirar un miembro vivo de una cubierta de parafina sin romper el molde. Geley recibió todas estas pruebas de manera incontestable. Y se expresó en estos términos: “No diré simplemente que no hay fraude, diré que no ha habido ninguna posibilidad de fraude. Lo que hemos visto es la muerte del materialismo. Ya no hay más lugar para él en el mundo”. Gustave Geley supo adherirse a la causa espírita en detrimento de sus colegas metapsíquicos. Su muerte prematura le impidió presentar al mundo científico los últimos moldes obtenidos durante su viaje a Polonia. En cuanto a Gabriel Delanne, toda su vida fue un científico espírita. Ante el progreso de la fracción científica que excluía los trabajos de Allan Kardec, permaneció siempre en una perspectiva resueltamente espírita. Redactó así numerosas obras, insistiendo en el carácter científico de las realidades experimentales que había estudiado. De esa manera Delanne prosiguió la obra espírita en su doble aspecto filosófico y científico, analizando todas las pruebas que venían a confirmar las teorías de Allan Kardec. Dejó una abundante literatura, como por ejemplo, Investigaciones sobre la mediumnidad publicado en 1898, El alma es inmortal publicado en 1899, Las apariciones de los vivos y los muertos publicado en 1909. En su obra El espiritismo ante la Ciencia publicado en 1885, demuestra que el cerebro humano es esencialmente el agente material del espíritu, espíritu que puede manifestarse en diferentes fenómenos. Aborda igualmente la existencia del periespíritu, sus diferentes funciones, definió el sonambulismo, el hipnotismo, el magnetismo, y describe las pruebas experimentales de la supervivencia del alma. En La evolución anímica publicado en 1897, los roles del periespíritu y de la reencarnación son sacados a la luz paralelamente con la idea filosófica que emana de estas nociones. La obra El fenómeno espírita, publicado igualmente en 1897, hace referencia a todos los investigadores, científicos, filósofos, etc., que han estudiado el espiritismo. Delanne subraya que un buen número de los que han profundizado suficientemente en este asunto han pasado del estado de incrédulos al de espíritas convencidos. Ante una ciencia que comenzaba a olvidar el sentido de lo filosófico, Gabriel Delanne llegó a hacer la síntesis indispensable entre los enunciados de la ciencia de su época y la filosofía espírita que supo poner en evidencia durante su vida. Este hombre erudito y profundamente espírita se impuso así como el digno continuador de Allan Kardec.

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