Por: Oscar M. García Rodríguez
“El espíritu Katie King apareció
trayendo un vestido blanco, mucho más largo y fluctuante que
de costumbre… Un velo de transparencia maravillosa cubría su cabeza y
rostro, dando a toda su persona una apariencia, gracia y pureza que las
palabras no pueden describir“.
A. Aksakof, “Un caso de desmaterialización”.
INTRODUCCIÓN
Entre las variadas categorías de
fenómenos psíquicos y mediúmnicos, probablemente no haya ninguna tan
llamativa y espectacular como la de las denominadas materializaciones espirituales, que implica la aparición visible y tangible de los seres espirituales.
Esa misma espectacularidad y las
condiciones singulares en las que habitualmente se producen tales
hechos, se han alzado también como importantes obstáculos para su
correcta interpretación. Sin embargo, cuando son obtenidos superando
todas las medidas de control, exigidas y exigibles, dejando fuera
cualquier atisbo de duda y en todo su esplendor, dichos fenómenos se
convierten quizás en las más consistentes y sugerentes pruebas de la
supervivencia del espíritu humano más allá de la temida frontera de la
muerte.
Al igual que toda la batería fenomenológica estudiada desde la segunda mitad del siglo XIX hasta hoy en día por el
Espiritismo, la Metapsíquica o la Parapsicología, los fenómenos de
materialización o ectoplasmias, a pesar de su escasez en comparación con
otras categorías fenoménicas, no pueden ser una novedad entre el género
humano y, en buena lógica, es de supone que se han dado en todos los
tiempos.
Ciertamente, las páginas de la historia
nos muestran variados ejemplos de dicha antigüedad; de la Biblia, por
ejemplo, podríamos extraer varios casos. No obstante y sólo a modo de
ilustración, referiremos seguidamente un relato proveniente de la Grecia
clásica que, atendiendo a sus características, parece referirse a este
género de manifestaciones mediúmnicas.
El autor griego Heródoto nos refiere en su obra “Los Nueves Libros de la Historia”,
el relato de la vida de Periandro, tirano de Corinto, hijo y sucesor
del cruel Cípselo, el cual, según las fuentes históricas, llegó a ser
todavía más sanguinario que su antecesor. Veamos cierto acontecimiento
que nos relata Heródoto, donde se alude a lo que parece ser una
materialización ectoplásmica:
“A cuantos había dejado Cípselo de
matar o desterrar, los mató o desterró Periandro; en un sólo día desnudó
por causa de su mujer Melisa, a todas las mujeres de Corinto. Había
enviado mensajeros a consultar el ‘oráculo de los muertos’ junto al río
Aqueronte, en Tesprocia, acerca de cierto depósito de un huésped.
Apareciose Melisa y dijo que ni indicaría ni declararía en qué lugar
estaba el depósito, porque tenía frío y estaba desnuda, pues de nada le
servían los vestidos en que la habían enterrado, porque no habían sido
quemados, y que era testimonio de que decía la verdad el haber Periandro
metido el pan en un horno frío. Cuando se anunció a Periandro la
respuesta (y la prueba le pareció convincente, por cuanto se había unido
a Melisa cuando ya era cadáver), sin más tardanza echó un bando para
que todas las mujeres de Corinto acudieran al templo de Hera. Ellas
acudieron como a una fiesta, llevando sus mejores galas; Periandro
apostó allí sus guardias, y las desnudó a todas por igual, tanto a las
amas como a las criadas; juntó todo en una fosa y lo quemó invocando a
Melisa. Hecho esto, envió mensajeros por segunda vez, y el espíritu de
Melisa declaró el lugar en que había colocado el depósito del huésped”.
(1)
En torno a la categoría fenoménica de las
materializaciones espirituales se han generado y propagado algunos de
los más grandes y persistentes equívocos relacionados con las
investigaciones psíquicas y mediúmnicas. A lo largo de este trabajo
Intentaremos dilucidar dichos equívocos, ofreciendo una visión
panorámica del asunto que nos desvele los elementos más significativos
de un género de manifestaciones del que, ciertamente, todavía ignoramos
mucho.
MEDIUMNIDAD DE EFECTOS FÍSICOS
Se conocen con la expresión fenómenos de efectos físicos
aquellos fenómenos mediúmnicos que provocan la formación, alteración o
movimiento de cuerpos densos. Si a partir de la presencia de un médium
en una estancia, presenciáramos como la lámpara colgada del techo
comienza a balancearse sola o que las sillas empiezan a moverse sin
contacto; si surgiesen misteriosamente del aire objetos o substancias
imprevistas que se estrellasen contra el suelo; si se prendiesen
espontáneamente fuegos sobre telas u otros objetos, etc., estaríamos
ante efectos objetivos, visibles, fotografiables, examinables; es decir,
ante fenómenos de naturaleza física. Por tanto, ese médium es productor
de “efectos físicos”.
¿MATERIALIZACIÓN O ECTOPLASMIA?
El Ectoplasma

Como bien sugiere su denominación, las
materializaciones
suponen la aparición objetiva de los espíritus. Si bien la expresión
“corporificación” expresaría mejor lo que acontece, dado el extendido
uso de la primera, por comodidad seguiremos utilizándola en adelante. El
fenómeno de las materializaciones permite que los espíritus, dentro de
ciertas condiciones, puedan ser tocados, fotografiados y hasta grabarles
su voz. En la práctica se puede verificar la enorme gradación con que
se presenta este fenómeno en las sesiones, pues encontramos
manifestaciones en que apenas se distingue un objeto o luz fosforescente
en la oscuridad, hasta otras en que los espíritus se materializan
enteramente, pareciéndonos hombres o mujeres de carne y hueso, trayendo
la ropa de la época en que vivieron en la Tierra, portando algún extraño
objeto que traen del mundo espiritual, etc. Los fenómenos de
materialización aparecen a menudo mezclados con otros fenómenos,
particularmente los de aportes, provenientes a veces de lugares muy
lejanos, que penetran en la sala de sesiones, habitualmente cerrada
herméticamente.
Probablemente algunas de las más
completas y conocidas manifestaciones ectoplásmicas fueron las que
tuvieron por escenario la residencia del sabio inglés William Crookes
(1832-1919), descubridor del elemento metálico talio, inventor del
radiómetro y que desarrolló un tubo de vacío precursor de los tubos de
rayos “X”, que realizó numerosas sesiones con la médium Florence Cook,
en las cuales se materializó una joven llamada Katie King, durante tres
años (1871-1874), habiendo sido observada por notables científicos e
intelectuales de la época.
Para la génesis de las materializaciones o ectoplasmias, el espíritu utiliza una substancia conocida con el nombre de ectoplasma, la
cual organiza bajo la acción de un “campo organizador biológico” – tal
como sugiere H. G. Andrade – imprimiéndole la forma hasta donde alcanza
con su fuerza ideoplástica y la calidad del material de que dispone, que
en parte también se extrae del medio ambiente a través de dos vías: de
los asistentes a la experimentación y de elementos existentes en la
naturaleza, tales como plantas, animales, minerales, etc. (3)
Según las informaciones disponibles, hay todo un esfuerzo conjunto entre
asistentes, médium y equipo espiritual, para producir estos fenómenos,
de ahí que cuando algún eslabón de la cadena falla, las expectativas de
los experimentadores pueden verse truncadas, surgir formaciones
incompletas e incluso tomar apariencias extravagantes y hasta
desagradables a la vista.

La paternidad del término
ectoplasma (4)
se atribuye por lo general al fisiólogo francés Charles Richet, Premio
Nóbel en 1913, quien fue además un destacado investigador de la
mediumnidad, especialmente de los fenómenos de materialización, dentro
de la orientación de la escuela metapsiquista francesa. Inicialmente
dicho término tenía carta de la naturaleza en biología, donde designaba
al material que rodeaba al núcleo en el interior de las células.
En el Espiritismo y los estudios
psíquicos en general se denomina ectoplasma a un material exudado por
los médiums de efectos físicos por todo su cuerpo, aunque especialmente y
con mayor abundancia a través de los orificios naturales como la boca,
nariz, oído, pezones, bajo vientre, intersticios celulares y también por
la punta de los dedos. Por regla general es de color blanco lechoso
-frecuentemente luminoso -, si bien puede presentar otros tonos (crema,
gris e incluso negro, como se ha podido constatar en más de una
ocasión). Suele surgir vaporoso, muchas veces invisible, y se va
condensando posteriormente, en ocasiones en puntos situados a algunos
metros del médium.
El ectoplasma se muestra como “algo
vivo”, con una tendencia intrínseca a organizarse. La luz fuerte impide
su organización, como se ha verificado en múltiples oportunidades y sólo
después de que el fenómeno se ha desenvuelto convenientemente y con la
debida autorización de los guías espirituales, para evitar daños al
médium, se ha podido observar a alguna de estas materializaciones a
plena luz durante cierto tiempo. (5)
André Luiz señala que el ectoplasma es de naturaleza nerviosa y el investigador H. G. Andrade ha utilizado la denominación de substancia protoplásmica.
Este material, usado por el espíritu para aparecer ante nosotros, es
tomado prestado principalmente de los médiums y – como ya dejamos
anotado – de los demás asistentes a la sesión (6), del mundo
vegetal, animal y mineral. Aparte de todo esto, los espíritus hablan de
que también entran en juego “energías” o elementos que ellos traen de su
propio plano.
El ectoplasma es un material de
naturaleza tan sensible que la aparición de muchas formaciones – caso de
gran número de rostros, figuras, y otras formas – no significa
necesariamente que sean siempre de espíritus, sino simplemente figuras
confeccionadas por los operadores desencarnados. Por esta razón los que
dirigen y participan en este tipo de trabajos deben estar bien
informados y evitar influir con sus pensamientos sobre el ectoplasma,
originalmente amorfo, o entonces sacarán conclusiones precipitadas de
aquello que están presenciando.
Hernani Guimaraes Andrade recoge (7) unas palabras del doctor Sergio Valle de su obra “Silva Mello y sus Misterios”, donde se describen sumariamente las características de esta peculiar sustancia:
“Nuestro cuerpo trasuda una substancia
dócil que, obedeciendo a nuestra voluntad organizadora, ejecuta las
ideas formuladas, verbal o mentalmente, por los circunstantes o por el
propio médium. Es vaporosa, albísima, luminiscente, al mismo tiempo viva
y amorfa, sensible, dotada de movimientos ondulantes. Se organiza
dentro del mayor poliformismo, apareciendo y desapareciendo rápidamente.
Posee instinto de conservación semejante al de los invertebrados.
Rehuye los contactos imprevistos y está siempre a punto de ocultarse o
de reabsorberse; ofrece cierta resistencia al tacto, comparable a la
clara del huevo; su temperatura es algo inferior al ambiente, y tiene
irresistible tendencia a adoptar, rápidamente, formas vivas…”.
¿En qué consisten las Ectoplasmias?
En la obra de origen mediúmnico “Misioneros de la Luz” (8),
se encuentra la descripción del complicado proceso invisible que tiene
lugar para que se realice con éxito una sesión de materialización
espiritual, o mejor, de ectoplasmia. La misma se encuentra en el
capítulo X, titulado precisamente Materialización. A continuación, siguiendo la historia que se narra en dicho capítulo, resumiremos los aspectos esenciales de este proceso.
Todo comienza cuando la entidad
espiritual André Luiz es invitada, dentro del programa de aprendizaje
que estaba efectuando, a presenciar los preparativos y toda la dinámica
que se despliega en la realización de una sesión mediúmnica donde iban a
materializarse los espíritus. Nos relata André Luiz:
“La reunión sería iniciada a las
veintiuna horas, pero, con antecedencia de cincuenta minutos, estábamos
ambos allí en la sala acogedora y confortable, en donde gran número de
servidores de nuestro plano iban y venían”.
Más adelante comenta:
“Nos dirigimos respetuosamente al
interior del local. Admiradísimo noté la enorme diferenciación del
ambiente. Allí no había, como en otras reuniones a las que había
asistido, gran cantidad de seres en sufrimiento a las puertas. La
residencia particular en que se efectuarían los trabajos, se hallaba
aislada por un extenso cordón de trabajadores de nuestro plano, en un
círculo de veinte metros a la redonda”.
Atendiendo la solicitud de André Luiz de mayores aclaraciones, sus interlocutores le ofrecen ésta explicación:
“Es indispensable obtener la máxima
seguridad para que los principios mentales de origen inferior, no
afecten a la salud física de los colaboradores encarnados, como tampoco
la pureza del material indispensable a la obtención de los procesos
fenoménicos. Con tal motivo se hace indispensable aislar el núcleo de
nuestras actividades, defendiéndolo contra el acceso de entidades poco
dignas, a través de fronteras vibratorias”.
Posteriormente André sigue describiendo la intensa actividad que observa y señala:
“Sorprendido, noté el esfuerzo de
veinte entidades de noble jerarquía espiritual, que movían el aire del
ambiente. Con sus gestos rítmicos, se asemejaban a sacerdotes antiguos
que estuvieran ejecutando operaciones magnéticas…”.
El instructor espiritual explica así el sentido y significado de dicha operación:
“No se trata de hierofantes ejecutando
gestos convencionales, sino que son esclarecidos cooperadores del
servicio, que preparan el ambiente, llevando a efecto la ionización de
la atmósfera, combinando recursos para efectos eléctricos y magnéticos”.
(…) “En los trabajos de este tenor – aclara – se necesitan procesos acelerados de materialización y desmaterialización de la energía…”.
Adentrados ya en una nueva fase de la experiencia, continuemos con el relato:
“No había pasado mucho tiempo, cuando
comparecieron algunos trabajadores de nuestra esfera, trayendo pequeños
aparatos que me parecieron instrumentos reducidos pero de gran potencial
eléctrico, en virtud de los rayos que emitían en todas direcciones”.
Dando cumplida respuesta a la intensa
curiosidad despertada en André Luiz por la contemplación de los
anteriores hechos, el instructor indicó:
“Estos amigos están encargados de
operar la condensación del oxígeno en toda la casa. El ambiente para
obtener la materialización de una entidad del plano invisible a los ojos
de los hombres, requiere elevado tenor de ozono (9) y, además, es
indispensable semejante operación, con el fin de que todas las larvas y
expresiones microscópicas de actividad inferior sean exterminadas. La
relativa ozonización del ambiente inferior se hace necesaria como
trabajo bactericida”.
Continuando con el mismo tema, el maestro del espacio, precisó aún más la información:
“El ectoplasma, o fuerza nerviosa, que
será abundantemente extraído del médium, no puede sufrir, sin
perjuicios fatales, la intromisión de ciertos elementos microbianos”.
La presencia de ozono es una constante en
la mayor parte de las experiencias de ectoplasmias. En este sentido,
veamos en adelante algunos ejemplos ilustrativos.
El conocido investigador francés Gustavo
Geley, al describir los fenómenos producidos por la mediumnidad del
polaco Franek Kluski, dice:
“Al principio se percibe un fuerte
olor a ozono…, que se exhala antes y al principio de cada fenómeno;
frecuentemente al comenzar la sesión y algunas veces antes de entrar en
el laboratorio. Este síntoma premonitorio no ha faltado nunca en
nuestras experiencias. El olor sobrevenía de repente y desaparecía de
igual modo”. (10)
En las ectoplasmias desenvueltas a través
de las facultades del médium mexicano Luís Martínez, que fueron
profundamente estudiados, entre finales de los años treinta y principios
de la década de los cincuenta, entre otros por los miembros del
Instituto Mexicano de Investigaciones Psíquicas (IMIS), dirigido por el
Sr. Rafael Álvarez y Álvarez, se hacía patente el mismo hecho:
“Las materializaciones que produce
Luís Martínez, siempre se inician con un punto luminoso, situado a
diversas alturas del piso. A veces permanece uno o dos minutos. Luego se
ven tres o más, en un mismo radio y luego, instantáneamente, como un
juego pirotécnico, se ilumina todo un cuerpo humano; pero generalmente
en las palmas de las manos, la materialización conserva un núcleo
intensamente luminoso, fosforescente; y se ve desprenderse de él humo
blanquecino, y se percibe muy intenso olor a ozono…”. (11)
René Sudre, en su “Tratado de Parapsicología”,
aludiendo a los fenómenos luminosos que suelen darse con frecuencia en
la sesiones de materialización que se operan mediante las facultades de
gran número de médiums, comenta:
“Las luces suelen ir acompañadas por un olor que se supone fosforoso y que es olor de ozono”. (12)
Prosiguiendo con su narración, André Luiz dice más adelante:
“A continuación reparé, sorprendido,
en el trabajo de varias entidades que llegaban del exterior, trayendo
extenso material luminoso”.
Aclarando la naturaleza de aquella substancia, el instructor informa:
“Son recursos de la Naturaleza, que
los operarios de nuestro plano recogen para el servicio. Se trata de
elementos de las plantas y de las aguas, naturalmente invisibles a los
ojos de los hombres, estructurados para reducido número de vibraciones…,
que serán movilizados por la acción de los orientadores”.
Una vez los asistentes encarnados que
iban a participar en la experiencia entraron en el local, las entidades
espirituales llevaron a cabo un exhaustivo control de su estado
psico-físico, ayudando a su limpieza periespiritual y acelerando,
mediante procesos magnéticos, la digestión, especialmente de la médium.
También inspiraron pensamientos a los presentes induciendo a mantener la
adecuada actitud que este tipo de trabajos requiere e, incluso,
neutralizaron las emanaciones deletéreas de alguno de los asistentes que
había acudido sin cumplir las estrictas medidas que se solicitan por
anticipado y que se precisan para participar en este tipo de trabajos.
Sólo este apartado requeriría, por su importancia, de abundantes
consideraciones, más vayamos directamente a lo que aquí más nos
interesa.
Los mentores espirituales realizaron una
intensa actividad magnética sobre la médium, limpiando su periespíritu
de impurezas e incidiendo de manera especial sobre todo el sistema
nervioso. Cuando esta actividad finalizó, el instructor ofreció la
siguiente explicación:
“El aparato medianímico fue sometido a
operaciones magnéticas destinadas a socorrer su organismo en los
procesos de nutrición, circulación, metabolismo y acciones
protoplásmicas, con el fin de que su equilibrio fisiológico sea
mantenido por encima de cualquier sorpresa desagradable”.
Posteriormente, una de las entidades
espirituales, colocando su mano derecha sobre la cabeza de la médium, la
magnetizó para ayudarla a dar el siguiente paso: El desdoblamiento de
su espíritu. Sigue la experiencia:
“Varios servidores espirituales
comenzaron a combinar las radiaciones magnéticas de los compañeros
terrenales con el fin de obtener material de cooperación…, proyectando
su sublime potencial de energías sobre la médium, lograba su
desdoblamiento, en una labor que duró algunos minutos”.

El
espíritu de la médium, ya desdoblado, es atendido por algunas de las
entidades amigas presentes, después de lo cual, André Luiz observa:
“Enseguida noté que bajo la acción del
noble orientador de la tarea, se exteriorizaba la fuerza nerviosa, en
forma de un flujo abundante de neblina espesa y lechosa….,
particularmente a través de la boca, narices y oídos del aparato
medianímico…”.
Con una porción de ectoplasma uno de los
orientadores, bajo la acción directriz de su mente, comenzó la tarea de
confeccionar una garganta artificial en todo parecida a la de un
encarnado, con la que seguidamente se produciría el fenómeno de la voz
directa.
“A los pocos momentos – prosigue el relato –,
valiéndose de la fuerza nerviosa exteriorizada y de varios materiales
fluídicos extraídos del interior de la casa, unidos a los recursos de la
Naturaleza, Alencar – uno de los instructores del espacio – surgió a los ojos de los encarnados, perfectamente materializado”.
“Sorprendido – explica André –,
reconocí que la médium era el centro de todos los trabajos. Cordones
tenuísimos la ligaban a la forma del controlador y, cuando tocábamos
levemente la organización medianímica, el amigo corporificado demostraba
evidentes señales de preocupación, aconteciendo lo mismo a la joven
médium en relación con Alencar. Los incontenidos gestos de los
asistentes, que intentaban cumplimentar directamente al mensajero
materializado, repercutían desagradablemente en el organismo de la
intermediaria”.
Con respecto a la compleja relación
existente entre el médium y la entidad corporificada, esto es lo que
enseña el instructor espiritual:
“El médium desempeña el papel de
entidad maternal… Todas las formas que se materializan, serán “hijas
provisionales” de la fuerza plástica de la intermediaria”.
Lo tremendamente delicado que es este proceso queda perfectamente resaltado cuando añade:
“Si forzamos el médium en nuestro
plano, heriremos a Alencar en proceso de materialización; si los
compañeros terrestres violentaran al mensajero repentinamente
corporificado, dañarían grandemente al médium, acarreándole
consecuencias funestas e imprevisibles”.
La sesión continuó, produciéndose
diversas materializaciones, parciales y completas, así como aportes de
flores que fueron repartidas entre los asistentes. Transcurrido el
tiempo de la experiencia, los participantes encarnados y las entidades
espirituales intervinientes, ayudaron para que el médium fuera
reintegrado perfectamente en su patrimonio psicofísico.
Otra descripción de los mecanismos
envueltos en la producción del ectoplasma y en la génesis de las
materializaciones -aunque con particularidades diferenciadoras con
relación a los ejemplos mencionados hasta ahora en cuanto a alguno de
los protagonistas de la experiencia-, en un caso que podemos denominar
como “desdoblamiento con materialización”, es la que pasamos a referir
seguidamente. (13)
La Sra. Mary C. Vlasek, de origen polaco,
presidía en 1926 un centro espiritualista en la ciudad de Los Ángeles –
en los Estados Unidos de Norteamérica, Inglaterra y demás países de
influencia anglosajona, a los centros espiritistas, por razones
culturales que no vamos a explicar ahora, se les denomina
“espiritualistas”-. Habiendo sido elegida para representar al estado de
California en el Congreso de las Asociaciones Espiritualistas de los
Estados Unidos de ese año, que debía celebrarse en la ciudad de Toledo
(Ohio), ante la insistencia de sus compañeros de la asociación al objeto
de volver a intentar un experimento que el año anterior estuvieron a
punto de conseguir, consistente en que la Sra. Vlasek realizase durante
el viaje un desprendimiento espiritual y posteriormente produjese una
manifestación en una de las reuniones del grupo, convino con sus
compañeros que al final del día de su partida (27-9-1926) intentaría por
vez primera el experimento y también al día siguiente, durante la
sesión con la médium de materialización Sra. Z. J. Allyn.
Al final del segundo día, retirada en el
alojamiento que ocupaba en el tren de la Unión Pacific Railway, se
relajó y consiguió producir su desprendimiento -experiencia que se
conoce comúnmente como “viaje astral”- siguiendo un método de
concentración que habitualmente practicaba. Una vez se vio fuera del
cuerpo, se trasladó espiritualmente al lugar donde la reunión se iba a
celebrar, en casa de la Sra. Rosebrook, en el 335 E. 25th. Street de la
ciudad de Los Ángeles. Al llegar se dio cuenta que la reunión ya había
empezado… Sigamos, de ahora en adelante, el relato de estos hechos según
la versión de primera mano que escribió su protagonista, hechos que
fueron investigados en profundidad por el Sr. Desvarreux-Larpenteur:
“Entre
los espíritus reunidos, uno, una mujer, que parecía ser el Guía, dio la
bienvenida a la intrusa, agregando: ‘Pero tú eres una mortal; no puedes
sino mirar’.
La Sra. Vlasek entonces examinó
a la médium, señora Allyn, y la vio en profundo trance… Después su
interés se dirigió a las fases sucesivas de la operación en curso. Tres
espíritus, que ella llama ‘espíritus químicos’, trabajaban activamente.
Uno, de alta estatura y piel rugosa, el segundo pequeño y anciano y el
tercero igualmente pequeño pero moreno como el más alto.
El trabajo del primero llamó mucho su
atención: Se mantenía a la entrada del gabinete, agitando constantemente
los brazos; parecía recibir una substancia gris-azulosa, vibrante, y
que se formaba un poco como bolsas de color, producidas por los
asistentes humanos a la reunión. Pero aunque aquella substancia rodeaba
todo el círculo como una especie de banda, la aportación de cada uno de
los asistentes era desigual. Algunos no aportaban nada.
La banda partía de la señora Allyn,
sentada a la derecha del gabinete y, siguiendo al grupo, llegaba a la
izquierda del mismo, habiendo aumentado progresivamente el volumen,
según la contribución de cada uno. En su nacimiento, en la rodilla
derecha de la señora Allyn, no tenía más de cinco centímetros de largo y
quince de extensión y a su terminación, alcanzaba aproximadamente
treinta por cuarenta y cinco. Era esta banda de substancia la que
penetrando en el gabinete a unos sesenta centímetros del piso, era
recibido por el primero de los “espíritus químicos”.
Entre las observaciones anotadas por la
Sra. Vlasek, figura la de la presencia, entre los humanos participantes
en la sesión, de varios espíritus que regulaban la producción energética
de los donantes, al objeto de mantener una especie de constante en la
corriente.
“Cuando el primer ‘químico’ había
amasado la suficiente cantidad requerida de la substancia, se la pasaba
al segundo que la vertía sobre la base del cráneo y la nuca del médium,
donde penetraba. Correspondiendo con esta penetración, una materia
blanca emanaba del mentón, de la garganta y del pecho de la médium.
Aquella emanación, que parecía una
substancia más condensada, era empleada entonces por el tercer ‘químico’
para recubrir el espíritu que iba a materializarse.
En tanto que el operador hacía este
trabajo de recubrimiento sobre la forma fluídica, recomendaba
imperativamente al ‘paciente’ que concentrara su pensamiento sobre la
parte que se trataba de materializar: ‘¡Piensa en tus facciones, en tu
rostro! ¡Piensa en tus ojos! ¡Piensa en la forma que tenías sobre la
tierra! Piensa con nitidez y con precisión. ¡Piensa en tus brazos!, etc.
Y poco a poco, según la concentración del pensamiento se llevaba hacia
tal o cual parte del cuerpo, aquella se construía y se hacía material.”
Los asistentes a la reunión mantenían la
concentración y unidad de pensamientos, tan necesarias en estas
experiencias, cantando en conjunto. En cierto momento comenzaron a
entonar una melodía notoriamente diferente a la que habían estado hasta
entonces interpretando; este cambio en las vibraciones afectó a la
experiencia en curso en el plano invisible, provocando la desintegración
de la forma que en aquellos instantes estaba en proceso de
materialización y, por consiguiente, el recomienzo de los trabajos.
La Sra. Vlasek, mientras tanto,
permanecía como mera observadora, hasta que acercándose a la Guía, le
explicó que su materialización allí aquella noche podría constituir una
prueba valiosa para estudio de los asistentes. Tras valorar por unos
instantes las razones expuestas, la Guía aceptó el pedido y he aquí lo
que sucedió a continuación:
“Indicándole que se volviera de
espaldas, tomó la substancia emanada del médium y recubrió su cuerpo
fluídico ordenándole: ‘Piensa en tus rasgos, con precisión… Piensa en
como eres exactamente… ¡Piensa en tus cabellos! ¡Piensa en tus ojos!
¡Piensa en tu forma! ¡Piensa en tus brazos, en tus manos! ¡Piensa en tus
pies!, etc.
Tomando aún más substancia, se ocupó
de sus ropas y por una especie de galante fantasía, imaginó para ella un
espléndido vestido…
Finalmente, cuando la creyó
suficientemente materializada para mostrarse a los asistentes, ella
avanzó por la apertura de las cortinas hasta el medio del círculo. Pero
con gran sorpresa suya no podía ver absolutamente nada; estaba como
ciega. Aquel estado duró unos segundos, pero concentrando toda su
voluntad, poco a poco se aclaró su vista… Lo mismo sucedió con su
palabra: Ningún sonido se produjo a pesar de sus esfuerzos, hasta el
momento en que recibió de un miembro del círculo una vibración
fortificante que la capacitó para hablar. Pudo decir: ‘Heme aquí… Soy la
señora Vlasek’.
Todos los asistentes, transportados,
se levantaron y la rodearon, asegurándose de que realmente se trataba de
su bien amada presidenta, y todos la oyeron decir: ‘Tomad nota de la
hora, mirad bien qué hora es… Os saludo a todos… Me siento feliz de que
me hayan concedido este privilegio de materializarme. Continuad la buena
obra…
Bruscamente un choque la detuvo: la
impresión de un golpe en el pecho, cortándole su respiración y apenas
tuvo fuerzas para decir: ‘No tengo más aliento. Adiós…’.
Aquello fue la consecuencia
infortunada del error de uno de los asistentes, el doctor H. Hunter,
quien deseando obedecer la indicación de la señora Vlasek de anotar la
hora con exactitud, aumentó bruscamente la iluminación del salón para
poder escribir mejor.
El choque fue tan violento que ella
perdió toda consciencia y, desgraciadamente para nosotros, no pudo
seguir el mecanismo de su desmaterialización.
Sin embargo, vuelta al estado de
‘doble fluídico’, le fue todavía posible observar algunas fases
ulteriores de la sesión. Según sus recuerdos, la substancia emanada de
la médium, después de haber servido para la materialización, recobra su
primitiva densidad y vuelve al anillo gris-azuloso producido por los
asistentes. Las Materializaciones comienzan a disolverse antes de su
regreso al gabinete y en los cortos instantes necesarios para su paso,
la mayor parte de la substancia ha desaparecido ya. La que queda cae
sobre el suelo y va a reunirse a la banda gris y vibrante”.
Características del Ectoplasma
Han sido muy escasas las ocasiones en las
que se ha podido analizar, aunque con limitaciones, esta substancia tan
peculiar denominada ectoplasma. Una de estas raras ocasiones la
protagonizó en 1913 el conocido investigador alemán Dr. Albert Schrenck
von Notzing, durante una sesión de ectoplasmía con la médium polaca
Stanislawa Tomczyk. Al terminar la experiencia, observó sobre la ropa de
la médium una mancha blanca que contenía una buena porción de
ectoplasma que no fue reabsorbido. Aprovechando la oportunidad que se le
presentaba, recogió parte de la substancia y preparó unas diez muestras
para el examen microscópico, cuyo resultado fue, en sus palabras, el
siguiente:
“En las preparaciones del 1 al 9 hay
formaciones celulares granulosas, de la forma y el tamaño de glóbulos
blancos, corpúsculos mucilaginosos (esos corpúsculos, sobre todo en las
muestras desecadas, no pueden distinguirse porque cambian de forma y
tamaño, y su aspecto es otras veces semejante) y también cuerpos sin
núcleo en forma de células de epitelio, así como células de epitelio
caracterizadas”.
“En la preparación 10 se encuentran
grupos muy caracterizados de núcleos, de glóbulos blancos, al lado de
células de epitelio reconocibles bien nítidamente”. (14)
En el año 1931, en Zurich (Suiza), el
ingeniero Karl Müller participaba en una sesión de materialización con
la intención de realizar varios experimentos para comprobar la
influencia que el ectoplasma pudiera ejercer sobre diferentes aparatos.
Ante la eventualidad de poder obtener alguna muestra de ectoplasma, el
Sr. Müller había llevado a la sesión un frasco de cristal esterilizado. (15)
En cierto momento de la sesión, mientras
el médium estaba sentado en una silla, controlado por dos personas,
“Z…”, una entidad espiritual materializada, pidió al experimentador que
se acercase a la abertura de las cortinas que conformaban el gabinete
mediúmnico, con el fin de proporcionarle -dijo- un poco de “pasta”. El
ingeniero así lo hizo y bajo la luz de la lámpara roja que iluminaba la
zona veamos, según sus propias palabras, lo que sucedió:
“Habiéndose separado las cortinas, vi
aparecer un dedo de mediano espesor, un tanto corto, de color claro.
Aquel dedo se posó inmediatamente sobre el borde del recipiente de
cristal que yo tenía destapado, debajo de la lámpara, y luego se retiró
como si quisiera embarrar algo sobre el borde; al mismo tiempo giraba
sobre su eje a la derecha y a la izquierda, como para embarrar
igualmente algo de sus caras laterales. La misma operación se repitió
unas cinco veces seguidas.
Después, un poco menos claramente pero
aún netamente visible, una mano completa, un poco menos luminosa y
cuyos dedos eran de tamaño natural y temperatura normal, pasó por debajo
del recipiente y vino a tamborilear mi mano detrás de aquel.
Siguiendo entonces las indicaciones
que me daba la entidad, coloqué, siempre debajo de la lámpara y aunque
ni la mano ni el dedo me fueron visibles, un cierto número de laminillas
metálicas (zinc, aluminio, hierro, cobre, plomo y plata), dispuestas en
abanico. La cortina se abrió de nuevo y un dedo de color claro frotó
más activamente que lo había hecho con anterioridad, la cara superior de
las láminas. Después, aunque ya invisible, volvió a tamborilear mi mano
y luego la cara superior de las laminillas metálicas. Después las
cortinas volvieron a cerrarse.”
Una vez terminó la sesión, se pudo
comprobar que la “substancia” se había escurrido de las paredes al fondo
del recipiente y aparecía con el aspecto de gotitas de agua.
Al día siguiente el Sr. Müller realizó
varios experimentos con sus aparatos, pudiendo verificar que la
“substancia” ejercía una considerable influencia sobre ellos. Es de
notar que al intentar abrir el tapón, éste ofreció considerable
resistencia, como si alguna presión de aire actuase sobre él.
Pasaron algunas horas y las gotitas
mudaron de apariencia, asemejándose a manchas blancas adheridas a las
paredes del frasco. Mientras, la influencia de la “substancia” sobre los
aparatos no sólo continuaba sino que se hacía más potente por momentos,
hasta que poco a poco comenzó a disminuir. Otro hecho que notó el
experimentador fue el desprendimiento de un olor “ácido” que se extendió
por la habitación, el cual fue modificándose con el transcurso de las
horas.
El recipiente de cristal fue sellado
herméticamente con parafina el 11 de noviembre de 1931. Sin embargo la
“substancia” continuó variando de apariencia durante años, de lo que se
dejó constancia mediante fotografías y observaciones microscópicas
realizadas a través del cristal, parecía “como si la vida persistiera en el seno de la masa”, anotaron los observadores.

En
un libro editado en 1987 en Río de Janeiro, de la autoría del Dr.
Gilberto Pérez Cardoso y del Prof. Newton Boechat, titulado
“Na Madureza dos Tempos”
(En la Madurez de los Tiempos), se describe el análisis efectuado por
el citologista Dr. Roberto Silveira, de una porción de ectoplasma que
pudo obtener en el transcurso de una sesión de ectoplasmía realizada en
el Centro Espírita Regeneración (Río de Janeiro), con el médium Fabio
Machado. Después de recoger con mucha habilidad y rapidez el material,
fue transportado en la oscuridad hasta el laboratorio del Dr. Silveira.
Éste hubo de hacer la preparación de las muestras que iban a ser
visualizadas bajo el microscopio óptico con mucha rapidez, debido a que
sabía que bajo la acción de la luz dicho material se desintegraría. Pero
sigamos la experiencia en las palabras de los autores del citado libro:
“De hecho, al contacto con ésta – la luz – el
tejido se desintegraba, dificultando la focalización. Entretanto, la
substitución rápida de las láminas permitió la visualización del
ectoplasma, que fue fotografiado antes que se desintegrara a través de
la incidencia de la luz. Quedaron registradas en notables fotografías…,
células de ectoplasma, semejantes en todo a las células vivas,
exceptuándose por el hecho de estar desprovistas de núcleo”. (16)
H. G. Andrade cita dos análisis del
ectoplasma, el primero de ellos efectuado sobre cuatro muestras
recogidas de la superficie del vestido de la médium actuante en las
experiencias realizadas por Julia Alexandre Bisson (Madame Bisson) (17), en el que se detectaron:
“Preparación B: numerosos elementos
epideloides muy finos, sin el núcleo, parecidos a esporas de hongos.
Preparación b (manchas sobre el capote): un filamento de color y varios
sin color (algodón) en medio de una sustancia granulosa sin estructura
determinada. Preparación 3 (depósito sobre el capote): imagen pelicular
sin estructura determinada. Preparación 3-b: imagen de aspecto
pelicular, con filamentos en ciertos puntos. En la mayoría de las otras
preparaciones el análisis revela residuos epiteliales”.
El segundo análisis fue llevado a cabo
por el polaco Lebiedzinski y consistió en exámenes químicos e
histológicos. Los resultados fueron semejantes a los obtenidos por
Schrenck-Notzing: “Células epiteliales, leucocitos y materia grasosa”.
El Ectoplasma analizado en España
Y ahora presentamos aquí otro análisis,
el más moderno que conocemos, efectuado hace tres décadas por los
miembros del grupo de investigación barcelonés Hipergea, bajo la
presidencia de José Antonio Lamich, cuyos resultados son notoriamente
coincidentes con los anteriores. Este grupo de investigadores, integrado
por personas muy cualificadas, logró obtener, durante una sesión de
experimentación, una muestra de ectoplasma que pudieron después
examinar, no sólo al microscopio sino que además tuvieron la oportunidad
de analizar su composición química.
Descripción del Experimento
He aquí una descripción completa de la
experiencia en la que se obtuvo la muestra ectoplásmica a que nos
venimos refiriendo, publicada en un informe emitido por el Grupo
Hipergea, que salió a la luz en las páginas de su boletín “Cuadernos de
Investigación”:
“El pasado 15 de octubre de 1983, tres de nosotros tuvimos la inmensa suerte de participar en una sesión mediúmnica.
Cuatro personas componían la reunión.
De común acuerdo con la sensible y como ya habíamos efectuado en seis
sesiones anteriores sin ningún éxito substancial, pesamos a la misma: 67
kilos y cuatrocientos gramos.
Hora de inicio de la sesión: 2 horas y
25 minutos de la madrugada. En la habitación sala habían, debidamente
colocados cerca de la sensible y de la mesa redonda donde se realizaba
la experimentación, dos calorímetros, un barómetro, dos higrómetros, una
brújula, una cámara con película infrarroja y una grabadora Philips
automática, y nosotros tres revoloteando en silencio, sin zapatos, en
torno a los instrumentos, con una pequeña linterna roja, para ir tomando
lecturas.
La sensible mantenía sus constantes
unidas a un electroencefalógrafo, condicionado a tal efecto. En el
extremo de la sala habíamos colocado una discreta lámpara de tono azul
medio.
Comenzada la ya clásica posición de
manos, silencio, relajamiento de las personas que participaban
directamente en el experimento. A los 2 minutos y 25 segundos, la
sensible en su fase de concentración, cae en trance y sus brazos se
deslizan en un brusco movimiento fuera de la mesa y rectos en la
vertical de la silla donde se encontraba.
El doctor Kamal H., toma el pulso suavemente a la sensible: 90 de ritmo cardíaco.
La sensible suda fríamente. Presión
barográfica, 768,5 mm. Temperatura, 22 grados centígrados. Humedad, 53%.
Situación de la brújula, estable.
Queremos recalcar que estas mediciones corresponden al microclima ambiental de la sala, totalmente cerrada al exterior.
Todas las personas allí reunidas,
sabían lo que querían que ocurriese, ya que de antemano habíamos
preestablecido nuestra investigación de campo. Comunicación y aparición
ectoplásmica.
Las cuatro personas situadas en la
mesa deseaban los mismo y la sensible se agitaba de una forma que
podríamos denominar como semi-convulsiva, aunque sus movimientos fuesen
pausados y no bruscos. Ritmo cardíaco: 95.
A las 2 horas, 29 minutos y 15
segundos, la sensible abre la boca y exclama con un sonido gutural,
profundo pero lleno de firmeza “¡YOOOooo…!”. El ritmo cardíaco es en
estos momentos de 97.
La presión ambiental sufre una baja de
3 mm. La temperatura desciende a 19 grados centígrados y todos sentimos
(luego lo manifiestan así) una sensación de frescor (frío para otros).
La humedad asciende al 59%.
La brújula, hecho insólito, comienza a temblar desviándose ligerísimamente en esta oscilación al noroeste.
A los 10 segundos de haber pronunciado
la sensible la palabra “¡YOOOooo…!”, de su boca abierta surge “algo”
blanco y al parecer fluorescente, o al menos a nosotros nos lo parece.
El doctor Kamal y yo nos precipitamos
hacia la “masa ectoplásmica” observándola muy de cerca. Ambos llevamos
guantes esterilizados. Se trata de algo parecido a una prolongación de
la lengua, pero que no parece proceder de ella; brilla y al tacto se
nota ligera y dúctil. Tal y como teníamos programado, el doctor Kamal,
después de observar atentamente la “masa”, la coge por un extremo y con
un bisturí procede a cortar la misma. Me la entrega. La coloco en el
interior de una cápsula de Petri y la sello herméticamente.
Hecha esta operación, los
acontecimientos se precipitan. La sensible, cerrando los ojos, dice
“¡OOOOOOoooooohhhhh! muy largo, se echa hacia atrás y reclina la cabeza.
El doctor toma el pulso a la sensible: 100 pulsaciones.
El lector electroencefalográfico da
una lectura de ondas Theta disparadas, muy pronunciadas. Las ondas
Delta, aunque han sufrido una notable variación, no lo es tanto como las
Theta.
La sensible se va despertando. No
suda. Su tensión baja a 84 pulsaciones. La temperatura ha ascendido a 21
grados centígrados. La presión barográfica se ha colocado también a 767
mm. La humedad es ahora de un 55% y la brújula está totalmente quieta.
La brújula suspendida aún fluctúa un poco
Encendemos las luces. Todos sudamos
excepto la sensible. El doctor le examina la cavidad bucal. Totalmente
normal, como si de allí jamás hubiese salido “algo” ¿raro?
Una de las personas que componían la
mesa se levanta y devuelve sin poderlo remediar. Una vez atendida no
presenta ninguna complicación, que no sea un poco de angustia pasajera.
Otra de las personas se ha mareado
ligeramente y la acercamos a una ventana que ya hemos abierto a tal
efecto. Una vez recuperada se sienta. Todos, de común acuerdo, se
preparan una taza de tila. Sin embargo el doctor Kamal y yo sólo
pensamos en un hecho en concreto: Dentro de una cápsula de Petri tenemos
algo que los investigadores podemos determinar como ectoplasma.
Con unas grandes lupas examinamos a
través de la cápsula su aspecto. Lo que primero salta a la vista es que
la masa ha perdido ese brillo que al aparecer tenía. Se parece mucho a
una piel gruesa. Se observa humedad en la misma. Procedemos a pesar a
nuestra sensible: ¡Ha perdido 250 gramos!.
Nosotros, conscientes de la
importancia de la investigación que estamos llevando a cabo, nos
encerramos en el laboratorio, mientras los demás inician comentarios
sobre la experiencia vivida.
Análisis de Laboratorio
Las primeras pruebas efectuadas en el laboratorio fueron las que se describen a continuación:
“Procedemos a pesar la masa: 87
gramos. Tenemos pues una transformación energética de peso, medida en
pérdida, de 163 gramos. Su color es el de la piel humana, aunque de tono
más claro. A las 4 horas y 23 minutos, más o menos, damos por terminada
nuestra primera “racia” de pruebas químico-microscópicas. Cerramos
herméticamente otra vez la cápsula de Petri y guardamos la cámara con la
que hemos tomado las fotos de las pruebas microscópicas.
Las
conclusiones de la investigación y análisis químico de la masa
ectoplásmica, nos han determinado que en su composición, entran los
siguientes elementos: Glucosa y miniglucoide. Existe saliva y su
composición es exacta a la piel papilar, existiendo bien claras las
características epidérmicas (no dérmicas)”.
Posteriormente, la muestra ectoplásmica
obtenida es sometida a un exhaustivo análisis bioquímico en el que
intervienen los médicos J. González, M. Fernández, Kamal H., el químico
Juan Serra, el bioquímico J. Mª Casals y la analista Ana Lires, los
cuales emitieron y firmaron el informe que seguidamente transcribimos:
“Por la presente, en Barcelona a cinco
de marzo de 1.984, los abajo firmantes, CERTIFICAN: la exactitud de los
datos que aquí se describen de la “masa” entregada el día 24 de febrero
del año en curso, por D. José Antonio Lamich Cámara, en calidad de
director del Grupo Hipergea y por el doctor Kamal Hawatmeh, doctor en
medicina y urología.
Que según las aseveraciones de ambos,
dicha masa procede de un elemento denominado “ectoplasma”, surgido de la
cavidad bucal de una médium-sensible, durante una concentración
parapsíquica.
A tenor de los experimentos
realizados, los fragmentos examinados proceden y se identifican con las
capas epitélicas de la mucosa.
Estas capas mantienen la clásica disposición celular de pavimentos estratificados.
Las células de la mucosa estudiada, son del tipo mucígeno y contiene vacuolas resecadas.
Existe en la masa examinada, un músculo central que identificamos con el Geniogloso radiado.
Debajo de la primera capa, existe
tejido conjuntivo laxo y muestra el clásico aspecto de mechones. Estos
se vuelven transparentes al ácido acético, hinchándose como así debería
ocurrir, tratándose de tejido biológicamente humano.
En lo que creemos es el nervio
lingual, se observan papilas calciformes y coroliformes. Las papilas
fungiformes aparecen en escaso número.
La masa y muestras observadas y
analizadas demuestran que se trata de tejido humano. Concretamente
podríamos manifestar que se trata de tejido lingual, sin llegar a un desarrollo completo.” (18)
Vistos todos los casos de análisis de
ectoplasma que hemos expuesto hasta ahora, para el lector atento no
habrá pasado desapercibido una circunstancia repetida: la detección de
células sin núcleo. A tenor de lo cual me surge la siguiente reflexión:
si en el núcleo de las células es donde se encuentra, fundamentalmente,
el código genético, ¿la presencia de células anucleadas tendrá que ver
con la necesidad que tiene el espíritu que va a materializarse, de
apartar o anular temporalmente ese código genético, para incorporar a la
materia ectoplásmica prestada por el médium otra información genética
diferente, que le permita confeccionar el nuevo cuerpo con el que se va a
manifestar? Dejo aquí estos pensamientos a la consideración de los
investigadores.
PERO, ¿CUÁL ES EL MECANISMO MEDIANTE EL QUE SE PRODUCE EL ECTOPLASMA Y SE DESARROLLA UNA MATERIALIZACIÓN?
Una Hipótesis Interesante
En la actualidad el movimiento
espiritista, a escala internacional, no cuenta en sus filas con el
suficiente número de investigadores de alta cualificación científica,
como sí los tuvo en el pasado, y los que están carecen de los medios
pertinentes para llevar a cabo unas investigaciones que requerirían,
como es evidente, de importantes recursos económicos y tecnológicos.
Esto se debe a varias circunstancias,
siendo una de ellas y no la menos importante, el cuidado que muchos
científicos tienen de que se les relacione con investigaciones tan
“comprometidas” como las que tienen que ver con los temas mediúmnicos y
espirituales.
Entre este escaso colectivo, un
primerísimo lugar tiene que ser necesariamente ocupado por el ingeniero y
espírita de nacionalidad brasileña, Hernani Guimaraes Andrade.
Estimamos que sus excelentes trabajos, poco reconocidos todavía entre
las masas e, incluso, entre una buena parte del mismo movimiento
espiritista, serán obras de referencia en un futuro no muy lejano,
cuando el ambiente científico oficial, encorsetado entre múltiples
intereses y prejuicios, se abra definitivamente a estas investigaciones.

H. Guimaraes Andrade propone en una de sus primeras y más conocidas obras,
“Teoría Corpuscular del Espíritu”,
(19)
una teoría muy bien fundamentada -aunque, como expresa su autor, sea
sólo un intento de explicación que está a la espera de su verificación-
para explicar el modo como el ectoplasma se formaría y daría lugar a las
apariciones tangibles o ectoplasmias.
Esta teoría se basa en el muy conocido
principio químico de la electrólisis. Pero sigamos las sugerentes
explicaciones de este investigador:
“Cuando añadimos al agua pura, un
ácido, una sal, o una base, la solución así obtenida adquiere ciertas
propiedades eléctricas, convirtiéndose en un electrolito.
Las moléculas de la sustancia disuelta
sufren una disociación parcial, y aparecen los iones positivos y
negativos en el seno de la solución.
Así, por ejemplo, si disolvemos
sulfato de cobre en agua, esta sal se desasociaría en dos tipos de
iones: los positivos, representados por los átomos de cobre, y los
negativos comprendidos por el radical SO4. En virtud de las cargas
existentes en los iones, tales átomos se comportan de una manera
especial bajo el punto de vista químico.
Si introducimos en un electrolito dos
conductores ligados a una fuente de corriente eléctrica continúa, los
iones serán atraídos por los campos eléctricos de los electrodos y se
dirigirán hacia los polos contrarios. Una vez en contacto con el
respectivo electrodo, el ión deja allí su carga y pasa a actuar
normalmente como un átomo o un radical libre. En el ejemplo citado, del
sulfato de cobre, si introducimos en el electrolito dos placas de cobre,
sirviendo como electrodos, presenciaremos un fenómeno curioso: la placa
ligada al polo negativo aumentará de volumen, al paso que la otra,
ligada al polo positivo, se irá consumiendo al paso de la corriente
eléctrica.
Si invertimos la dirección de la
corriente, asistiremos al fenómeno contrario: la placa más voluminosa se
irá reduciendo de tamaño a favor de la otra. El cobre será devuelto a
la primitiva placa, de donde había sido retirado.
Analizando más a fondo el fenómeno,
vemos que están en juego en el electrolito, por donde pasa una corriente
eléctrica, fuerzas electrostáticas que actúan en el sentido de dislocar
los iones y atraerlos para los electrodos.
Fenómeno semejante obtendríamos en el
caso de que sometiéramos partículas electrizadas a campos
electrostáticos intensos. Veríamos más partículas dislocándose en
dirección al electrodo cargado con carga contraria a la suya.
La atracción y repulsión electrostática podrán actuar en sentidos contrarios, la una aglutinando, la otra dislocando.
Cuando en vacío o en presencia de
gases enrarecidos, calentamos un filamento metálico, facilitando de ese
modo la disgregación del material, podemos atraer las partículas
ionizadas emitidas por el filamento incandescente, aplicándole una
diferencia de potencial eléctrico con relación a un electrodo. Si las
partículas fuesen cargadas de electricidad negativa, se irían a
depositar en el ánodo (polo positivo), mientras que el filamento se
desgastaría perdiendo material.
Imaginémonos un experimento simple,
posible de realizar. En un electrólito líquido coloquemos en el
electrodo negativo una placa conductora formando determinada figura. En
el electrodo positivo pondremos otra figura constituida por una placa
semejante, recubierta de determinado metal, cobre, por ejemplo.
Admitamos que la primera, en condiciones normales, sea invisible,
dependiendo del recubrimiento metálico para ser percibida. Cuando
hagamos pasar la corriente, veremos la aparición gradual de la figura en
la placa negativa, proveniente de la fina película de cobre que la irá
envolviendo. Si insistimos, la figura colocada en el polo opuesto
desaparecerá, por la fuga total de su revestimiento metálico.
Invirtiendo la corriente obtendremos la situación inicial, ya que el
cobre todo retorna a su primitivo electrodo.
Describimos aquí un fenómeno algo
semejante al que se observa en la formación del ectoplasma. No se trata
de fenómenos idénticos, pero el uno ayuda a explicar el otro.
En
la formación del ectoplasma, y en especial en las ectoplasmias, lo que
sucede recuerda mucho al desarrollo de la electrólisis. En un lado se
sitúa el médium, correspondiente, en el electrolito, a la placa de cobre
abastecedora; en el otro lado, encontraremos los campos biomagnéticos
de la estructura periespiritual, representando el cuadro receptor
invisible. Entre uno y otro deberá haber cierta diferencia de potencial,
capaz de orientar el ectoplasma sacado del soma físico mediúmnico. La
fuerza disgregadora, necesaria para la disolución molecular del
protoplasma celular, sería proporcionada por una alta concentración de
cargas biónicas, cuya atracción y repulsión, tipo electrostático,
actuaría como disolvente de las ligaduras moleculares. Las ligazones de
las cadena proteicas, y asimismo de las otras moléculas, podrían
romperse bajo la acción de las cargas biónicas aplicadas a la estructura
periespiritual. Una vez libre de sus lazos materiales y espirituales,
la sustancia orgánica, fuertemente “bionizada”, se halla en condiciones
semejantes a la de los iones en la electrólisis. Esa materia así
modificada y dinamizada, expelida de la organización fisiológica del
médium, estará en condiciones de ser atraída por un campo bioestático,
esto es, por un soporte cargado con carga biónica positiva. Una
sustancia en tales condiciones viene a ser el ectoplasma.
Supongamos que un duplo espiritual, o
mejor dicho una estructura periespiritual se halle en las cercanías
inmediatas del médium en actividad. Si fuese aplicada a ese duplo una
carga biónica positiva, el ectoplasma será atraído por el mismo. En
contacto con el duplo, la carga biónica negativa, que arrastra el
ectoplasma, sería neutralizada, quedando la sustancia protoplásmica
finalmente dividida. Está será, a su vez, llevada hacia los centros
biomagnéticos de la estructura periespiritual. Tales centros accionarían
como focos en el espacio físico, sobre los cuales se depositará la
materia orgánica sacada del médium bajo la forma de ectoplasma. Poco a
poco, en el espacio físico, se delineará una figura, una forma.
Inicialmente surgirá una forma indecisa, poco definida. Continuando la
disposición de la sustancia, el “fantasma” se irá condensando, hasta
asumir todas las consistencias, y llegar inclusive, a constituir un
organismo vivo perfecto.
Invirtiéndose el sentido de las cargas
biónicas, se daría el fenómeno opuesto, tal como sucedería en un
electrolito: el “fantasma”, o sea la “materialización”, se disolvería,
devolviendo la sustancia prestada al médium, quien la recuperaría casi
totalmente.
La descripción que dimos del fenómeno
de la ectoplasmia comparándolo con el de la galvanoplastia, fue
simplificada a propósito. Lo que pasa, en líneas generales, debe ser
aproximadamente eso, aunque la operación real envuelva una grandiosa
suma de detalles y una apreciable dosis compleja. Leyendo los relatos
brindados por los propios espíritus, se tiene una idea de lo complicado
del fenómeno durante su desarrollo. Sin embargo, se trata de un
acontecimiento natural, de una de las innumerables propiedades y
funciones de los organismos vivos, la facultad de segregar ectoplasma.
Unos la tienen en mayor grado: son los llamados médiums de efectos
físicos.”
CONCLUSIÓN
Para que un hecho se establezca, para que
una nueva faceta fenoménica de la Naturaleza sea definida y descifradas
las leyes de su funcionamiento, no basta con que el fenómeno
desconocido como tal exista; es necesario además, que hayan seres
humanos que se interesen en su desciframiento. Los hechos pueden estar
ahí, alrededor del hombre desde siempre -y así es, en efecto-, pero
permanecerán ignorados, cual si no existieran, mientras no surjan seres
humanos que se fijen en ellos y que tengan la suficiente curiosidad para
proceder a su estudio. Dicho de otra forma: Nadie necesita respuestas
si no se plantea preguntas. Es más, plantearse la pregunta correcta
significa, posiblemente, haber recorrido la mitad del camino de un nuevo
descubrimiento.
El estudio del ectoplasma necesita hoy en
día de investigadores concienciados, imbuidos del suficiente interés,
ajenos a prejuicios, que estén interesados más en el descubrimiento de
la Verdad que en el mantenimiento de un determinado “status quo”.
Las dificultades con que tropieza en la
actualidad el estudio del ectoplasma, han sido muy bien descritas por
Hernani Guimaraes Andrade, quien después de destacar la cantidad y
calidad de recursos de los que dispone la Ciencia actualmente, muy por
encima de los de la época dorada de la Metapsíquica, expone esta queja:
“Ahora contamos con todo eso, pero nos
falta aquella antigua abundancia de médiums (20), y el interés de
sabios y hábiles investigadores. Los experimentos actuales están
dirigidos por legos, simples curiosos o místicos, en su mayoría
poseedores de elevadas cualidades morales, pero reducida capacidad
técnica. Además, los escasos médiums se han rodeado de una aureola de
impenetrabilidad (21), y se limitan sólo a producir algunas sesiones sin
finalidad científica, que congregan casi siempre al mismo grupo de
espectadores ávidos de ‘enseñanzas y consejos de los espíritus’… En esos
ambientes, la balanza, la probeta, la máquina fotográfica, la célula
fotoeléctrica, los visores en infrarrojo y otros instrumentos por el
estilo, no tienen cabida ni son aceptados con libertad. Cuando no son
los asistentes, es el propio médium quien rechaza cualquier instrumento
científico de control. El argumento generalmente invocado, es el de que
los instrumentos ‘rompen el ambiente'”.
NOTAS
1) “Los Nueve Libros de la Historia”, de Heródoto, libro quinto: “Terpsícore”. Antología publicada por Ediciones Orbis S.A. y Editorial Origen S.A., Barcelona, 1983. Las cursivas son nuestras.
2) “Vocé e la mediumnidá”, de M. B. Tammasia. Casa Editora O Clarim. Brasil, 1987.
3) El científico y espírita brasileño Hernani Guimaraes Andrade ha creado los términos ectomineroplasma, ectofitoplasma y ectozooplasma, ya provenga la porción de ectoplasma considerada del reino mineral, vegetal o animal, respectivamente.
4) Originalmente este término forma
parte de la nomenclatura de la Biología, con el que se designa la capa
externa del citoplasma celular. Ch. Richet comenzó a usarlo por suponer
esta substancia de composición análoga. Por ello, en Metapsíquica y
Espiritismo su significado es diferente al que se le asigna en Biología.
5) El grado de tangibilidad que llegan a
alcanzar ciertas ectoplasmias es tal, que en ocasiones no es posible
diferenciar el cuerpo formado a partir del ectoplasma de un organismo
normal. En ciertos casos han podido realizarse, incluso, observaciones
médicas sobre las entidades completamente corporificadas, comprobándose
los latidos del corazón y hasta el calor normal de un organismo vivo.
Una experiencia del todo extraordinaria
sobre el grado de tangibilidad que puede alcanzar una ectoplasmia – que
parece depender de cada médium y del desarrollo logrado por las
experiencias -, se describe en el libro “The Evidences of Espiritualism” (“Las Pruebas del Espiritualismo”),
del Sr. Donovan, quien fuera miembro de la Academia Legislativa de
Victoria (Australia). En él se detallan las experiencias que el autor
realizó a mediados de la década de los ochenta del siglo XIX, con el
médium inglés-australiano George Spriggs. Durante una de las sesiones
celebradas en Australia, se cuenta que se produjo este hecho a todas
luces alucinante: Habiéndose materializado un hombre, solicitó escribir
una carta a una mujer residente en la ciudad de Sidney, que ya había
asistido a las sesiones en dos ocasiones anteriores. Se le proporcionó
pluma y papel, y el espíritu materializado escribió una carta de tres
páginas, la cual introdujo en un sobre en el que anotó la dirección de
la destinataria. Pero ocurrió que nadie tenía sellos. Entonces el
espíritu pidió a uno de los asistentes que le prestara seis peniques, y
abandonó la habitación para ir a comprar uno a una tienda ubicada al
lado del local donde se celebraba la sesión experimental. Al vendedor le
fue comunicado que iba a recibir la visita de un “fantasma”, y fue tal
su susto que se olvidó de devolver el cambio al “muerto”. A su regreso
el espíritu se dio cuenta del error y volvió a la tienda de donde
regresó con el citado cambio. La carta fue enviada y transcurrido un
tiempo se recibió la respuesta. En otra sesión, cuando el mismo espíritu
se materializó de nuevo, leyó la carta en voz alta a todos los
asistentes.
Algo muy semejante al caso anterior
ocurrió numerosas veces con las materializaciones producidas por el
norteamericano Rev. James J. Dickson (1880-1956), quien ejerció su
espectacular mediumnidad durante 55 años, pues se vio a estas entidades
materializadas transitar por calles con mucho movimiento y las personas
con que se cruzaban les daban el paso como si de personas normales se
tratase, sin percatarse de nada extraño.
6) La producción del ectoplasma se
produce principalmente a expensas del organismo del médium. Muchas
veces, durante las experimentaciones llevadas a cabo por reconocidos
investigadores, pudo pesarse a las entidades materializadas y al mismo
tiempo al médium actuante, verificándose que el peso de las
materializaciones correspondía casi exactamente al que había perdido el
médium. Terminadas las experiencias, después de haberse disuelto las
formaciones ectoplásmicas, se constató que el médium había recuperado su
peso normal.
En varias oportunidades, pudo
comprobarse la desmaterialización parcial de partes del cuerpo del
médium. Una notable experiencia de estas características nos la relata
el investigador ruso A. Aksakof en su obra “Un caso de desmaterialización”).
7) “Teoría Corpuscular del Espíritu”. Editorial Kier. Buenos Aires, Argentina.
8) “Misioneros de la Luz”, de André Luiz, a través del médium Chico Xavier. Ed.: Kier, Buenos Aires (Argentina), 1977.
9) El ozono es una variedad halotrópica
del oxígeno que se caracteriza por tener en su molécula tres átomos en
vez de dos, como se presenta habitualmente el oxígeno. La respiración
del ozono es peligrosa porque ataca a las mucosas.
El ozono es un poderoso bactericida. Por
su alto poder oxidante se emplea para renovar el aire en atmósferas
cerradas, para la esterilización de las aguas, para el tratamiento de la
dermatosis y algunos reumatismos crónicos. También tiene otros usos
industriales.
Este gas forma en nuestra atmósfera,
entre los 15 a40 kilómetros de altura y con especial concentración hacia
los 25 kilómetros, la llamada “capa de ozono”, cuya función primordial
para la vida es la de absorber la mayor parte de las peligrosas
radiaciones ultravioletas de alta energía que provienen del Sol,
impidiendo su llegada a la superficie terrestre. Esta esencial capa para
la permanencia de la vida en la Tierra, está siendo puesta en los
últimos años en peligro por la liberación hacia la atmósfera, debido a
las actividades humanas, de ciertos compuestos que destruyen las
moléculas de ozono.
10) Extraído del libro “Estudios sobre la Reencarnación y la Mediumnidad”, de Gustavo Geley. Ediciones Cima, Caracas (Venezuela), 1992.
11) Extraído de la obra “Cumbres y Abismos”, de Elodia Cástol de Benavides Cap. XIV: Aporte de Listones. Ed. Cuauhtemoc. México, 1957.
12) “Tratado de Parapsicología”, de René Sudre. Cap. VI: El Fluido Psíquico. Ediciones Siglo Veinte, Buenos Aires (Argentina), 1975.
13) Recogemos las referencias de este
caso de la obra “Cumbres y Abismos”, de Elodia Cástol de Banavides, la
que a su vez los transcribe de “La Fotografía Trascendental”, de Raoul
de Montandon. Una versión en español de este libro fue publicada en los
años cincuenta del siglo XX por la revista Voz Informativa (México).
14) “Les Phénomènes Physiques de la Mediunité”, Payot. París, 1925.
15) De la obra “Cumbres y Abismos”, de
Elodia Cástol de Benavides, quien, por su parte, los recoge de “La
Fotografía Trascendental”, de Raoul de Montandon.
16) “Teoría Corpuscular del Espíritu”. Editorial Kier. Buenos Aires, Argentina.
17) “Ectoplasma, substancia del futuro” (artículo), de Karl W. Goldstein. Periódico Folha Espírita nº 180, marzo de 1989.
18) La cursiva es nuestra.
19) Editorial Kier. Buenos Aires, Argentina.
20) Sin dejar de reconocer que esto es
cierto, hay que añadir que muy posiblemente existen más de lo que parece
a primera vista, y si se hiciera una búsqueda sistemática, seguramente
aparecerían médiums de ectoplasmias con buenas cualidades. El
descubrimiento de grandes médium requiere también del ambiente propicio.
21) Para ser justos, no se debe culpar
de esto sólo a los médiums. Cualquier persona que lea con
desapasionamiento los informes que muchos “investigadores” hicieron de
las experiencias realizadas con los grandes médiums de finales del siglo
XIX y primeras décadas del XX, han de convenir conmigo en que aquellos
fueron sometidos a veces a auténticas torturas, difícilmente soportables
para cualquier persona normal. Ello venía motivado principalmente en el
hecho de que muchos de esos “investigadores” no participaban en las
experiencias con una actitud ecuánime -postura auténticamente
científica-, sino que persuadidos con anticipación de la “imposibilidad”
de aquellos fenómenos, en realidad iban a la “caza” de supuestos
“fraudes”. En ocasiones tales actitudes concluyeron en verdaderos
desastres, de los que recordamos aquí el dramático caso de la famosa
médium escocesa de los años treinta Helen Duncan, quien murió a
consecuencia de los derrames internos provocados por la irrupción
intempestiva de un policía que encendió, sin previo aviso, una potente
lámpara, lo que trajo consigo la absorción demasiado rápida del
ectoplasma hacia el cuerpo de la médium y a raíz de lo cual se le
produjo una fuerte hemorragia que no pudo ser controlada y que terminó
en fatal desenlace días después.
FOTOGRAFÍAS
En orden descendente, desde el comienzo del artículo:
1. Materialización de una entidad femenina, con el médium Francisco Peixoto Lins “Peixotinho”.
2. Emisión de ectoplasma, con la médium polaca Stanislawa Popielska.
3. Charles Richet.
4. Emisión de ectoplasma, médium Dorothy Henderson.
5. Cuerda o barra ectoplásmica que sostiene una bocina, con el médium Leonard Stott.
6. Materialización de la entidad “Silver Belle”, con la médium Ether Post Parish.
7. Abundante emisión ectoplásmica, médium Madame Gunning.
8. Dr. Albert Schrenck von Notzing.
9. Emisión ectoplásmica por la boca de la médium María Volhart.
10. Investigador José Antonio Lamich, presidente del Grupo Hipergea.
11. Portada del libro “Cumprindo-se Profecías”, de Mario Ferreira.
12. Hernani Guimaraes Andrade.
13. Materializaciones minúsculas en
ectoplasma emitido por boca y fosas nasales, médium Mary Marshall,
estudiada por el Dr. Glenn Hamilton.
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