EL POR QUÉ DE UN NUEVO BLOG

Después de abrir y mantener actualizado el blog: CENTRO VIRTUAL DE ESTUDIOS

ESPIRITISTAS Y AFINES, para la formación doctrinaria dentro de los postulados eminentemente racionalistas y laicos de la filosofía espírita codificada por el Maestro Allan Kardec que exhibe la Confederación Espírita Panamericana, a la cual nos adherimos, creímos conveniente abrir un nuevo Blog de un formato más ágil y que mostrase artículos de opinión de lectura rápida, sin perder por ello consistencia, así como noticias y eventos en el ámbito espírita promovidos por la CEPA, a modo de actualizar al lector.
Esa ha sido la razón que nos mueve y otra vez nos embarcamos en un nuevo viaje en el cual esperamos contar con la benevolencia de nuestros pacientes y amables lectores y vernos favorecidos con su interés por seguirnos en la lectura.
Reciban todos vosotros un fraternal abrazo.
René Dayre Abella y Norberto Prieto
Centro Virtual de Estudios Espiritistas y Afines "Manuel S. Porteiro".



martes, 19 de enero de 2016

                                                                                    Carl Gustav Jung (1875-1961)


PSICOLOGÍA Y ESPIRITISMO
por JACQUES PECCATTE
EDITORIAL
LE JOURNAL SPIRITE N° 94 OCTOBRE 2013

A la luz del espiritismo, las particularidades de la psicología ya no se limitan a las nociones clásicas habituales basadas en el estudio de la personalidad de una sola vida que comienza con el nacimiento. Según la definición espírita, la individualidad es un todo indisociable dentro de la continuidad evolutiva de las vidas sucesivas del espíritu.
Si bien los condicionamientos educativos y culturales tienen toda su importancia, es preciso enlazarlos también con la naturaleza de un espíritu preexistente que ya tiene su bagaje de experiencias vividas en las existencias anteriores.
Marcado y perfilado por sus anterioridades, tiene su personalidad propia, una personalidad que será remodelada o al menos influenciada y acondicionada por su nuevo medio de vida.
Hay entonces dos aspectos importantes en la psicología individual: por una parte la naturaleza espiritual preexistente de un espíritu que se ha construido una individualidad en el transcurso de las vidas, y por otra parte la impregnación educativa y cultural de la vida actual.
Respecto a esta influencia del medio en la vida de hoy, ésta es recibida de manera diferente según la naturaleza propia del espíritu: una misma educación para los hermanos y hermanas no tendrá necesariamente los mismos efectos. Eso demuestra que cada individuo es único en sus rasgos de carácter que se han forjado con el correr de las anterioridades.
Un niño podrá ser dócil ante las influencias parentales mientras que otro tendrá una actitud contestataria que muestra que no soporta esas influencias. La psicología moderna, que define las complejidades de la personalidad, nace de diversas corrientes, especialmente a partir de los trabajos de Freud y de Jung.
Con relación a los desórdenes del comportamiento, éstos son atribuidos a las relaciones afectivas entre padres e hijos, relaciones armoniosas, alteradas o inexistentes según los casos.
Es lo que permite analizar todo lo que conduce a los conceptos definidos en psicología como el complejo, la neurosis, la psicosis, la paranoia o la esquizofrenia.
Apreciados de manera distinta por los precursores de la psicología, estos conceptos se apoyan sobre diferentes tesis según que uno se refiera a Freud, Jung, Adler, Lacan, Françoise Dolto, etc.
Es bien sabido que Freud tuvo tendencia a reducir todo a impulsos sexuales, lo cual Jung refutó en parte, ampliando las sutilezas de la psicología con otras nociones.
Si bien Freud se ha convertido en la referencia más conocida, sus conceptos han hecho escuela sobre todo entre los materialistas.
Por su parte, Jung se ha vinculado más a la noción de espíritu, dentro de una visión más espiritualista que no oculta su eventual supervivencia, incluso su preexistencia.
De niño, asistía a sesiones espíritas junto a su madre que era médium.
Aun cuando explícitamente no hace mención de ello en sus teorías, se discierne allí muy bien que, en su investigación le ha conducido a una visión más amplia del inconsciente personal y del inconsciente colectivo. Abre horizontes que sobrepasan con mucho las limitaciones que quiso darse Freud.
Fuera de las escuelas oficiales de psicología clásica, sobre todo la freudiana, y en menor medida la jungiana, los conceptos menos representativos han nacido del desarrollo de espiritualidades tipo
New Age, haciendo intervenir métodos nuevos a partir de la meditación y otras formas de prácticas que, se considera, producen equilibrio y resolución de problemas psicológicos.
Es toda esta escuela llamada de desarrollo personal la que, dentro de una concepción psicológica paralela, ha dado diversas recetas basadas en la confianza en sí mismo, a fin de encontrar un mejor equilibrio.
Estos son, de hecho, métodos que recurren a la autosugestión positiva que, a veces, permite controlar superficialmente los problemas, pero que no resuelve los verdaderos problemas de fondo cuando las personas están atadas a traumatismos inconscientes relativos a esta misma vida o incluso a una vida anterior.
Y es extendiendo el inconsciente hasta las vidas pasadas, que se entra en otra problemática cuyas claves no son fáciles de encontrar. Si bien, en conjunto, la mayoría de los desórdenes psicológicos hay que buscarla en las inhibiciones de esta vida desde la infancia, existe en un telón de fondo una influencia más lejana relativa a las anterioridades, influencia constituida igualmente por inhibiciones sucesivas que forman parte de la personalidad total, es decir del espíritu en la suma de sus vidas desde su origen.
A eso es preciso añadir de manera más concreta, las relaciones que se perpetúan de vida en vida: muy a menudo uno reencarna cerca de personas o familias que ya han sido parte de nuestro pasado, ya sea en relaciones armoniosas, o en relaciones conflictivas no resueltas.
Esto también forma parte del bagaje psico-afectivo de cada uno, y aún tiene resonancia en la vida de hoy. Y desde este punto de vista, eso cambia muchas cosas en el modo en que abordaremos la psicología. No es que haya que olvidar los principios de la psicología clásica, pero a veces es necesario añadirle la impronta de las vidas pasadas, para comprender mejor las relaciones interpersonales que pueden perdurar desde hace varias vidas.
¿Qué sucede con la obsesión? Respecto al enfoque espírita, hemos visto, y vemos todavía, un cierto número de interpretaciones abusivas sobre las cuales debemos volver.
En una visión simplificadora, numerosos espíritas y grupos espíritas se han focalizado sobre el fenómeno de la obsesión para explicar cierto número de comportamientos que habitualmente conciernen a la psicología clásica.
Allí donde una persona manifiesta un desequilibrio compensado por una adicción (alcoholismo, tabaquismo, dependencia de la droga) se ha encontrado una explicación que se resume más o menos así: esta persona está bajo la influencia obsesiva de un espíritu turbado que satisface sus vicios a través de su víctima.
Hay allí una extrapolación que nosotros no podemos suscribir. Si efectivamente hay una relación sutil entre el mundo de los desencarnados y el de los encarnados, ¿es preciso por eso ver allí un dominio del más allá que produce una influencia tal que los humanos serían sistemáticamente juguetes de espíritus viciosos?
Esta tesis no tiene en cuenta lo suficiente las fragilidades humanas que son suficientes, por sí mismas, para explicar los desórdenes conductuales.
A partir de un simple análisis de la historia de las personas, de su trayectoria educativa, afectiva, familiar y social, se pueden poner en evidencia las inhibiciones y traumatismos que han conducido a diversos estados psíquicos alterados.
Allí están los conocimientos de la psicología clásica que son ampliamente suficientes para explicar los desórdenes psíquicos y eventualmente para resolverlos a partir de una psicoterapia adaptada.
Si bien a veces puede existir la obsesión, nosotros conocemos sus manifestaciones que por lo general son resultado de tentativas de comunicación espírita que han terminado mal, y los síntomas observados son pérdida de identidad y comportamientos desordenados o anacrónicos de una persona que ya no se reconoce como era antes.
Es el psiquismo del sujeto que se encuentra alterado por una influencia externa a sí mismo, lo cual nada tiene que ver con adicciones o comportamientos destructores, inherentes a debilidades personales, y entonces no se necesita recurrir a la obsesión para explicar simplemente fragilidades psico-afectivas.
Si se lleva más lejos el razonamiento, ¿habría que decir igualmente que los grandes criminales están bajo la influencia de malos Espíritus? Eso sería ignorar entonces que los malos Espíritus no son sólo desencarnados, puesto que ellos mismos han estado encarnados anteriormente, habiendo realizado sus propias fechorías.
Luego, si un humano vicioso puede atraer a su entorno Espíritus que se le parecen, no es sino la ley de las afinidades: quien se parece se junta.
Pero, no es que el criminal actúe bajo el impulso de una presencia obsesora; él actúa, en primer lugar, en función de sus propios impulsos y a lo sumo el espíritu desencarnado malsano aportará su parte de sutil influencia, que no es en sí misma el elemento determinante del crimen.
En ningún caso podemos reducir o minimizar la parte de responsabilidad humana a través de la cual se comprueban todos los escollos del egoísmo y del orgullo.
Sucede también que en materia de psicología, es preciso referirse a los valores morales que pueden dar ciertas orientaciones. Y lo esencial del mensaje espírita es que coloca en perspectiva una moral universal que puede ayudar a las personas que tienen graves desequilibrios.
Una filosofía que da sentido, que permite comprender el sentido de la vida a la luz de la reencarnación, es a veces una solución inesperada, psicológicamente, para las personas afectadas que pueden recobrar el gusto por la vida y el sentido de los valores, aun cuando los traumatismos o inhibiciones no hayan sido controlados en profundidad.

Alcanzar las profundidades del espíritu Sin embargo, más allá de la reflexión filosófica, hay medios que permiten acceder a un mejor equilibrio personal. Allí es necesario recurrir al diálogo, al intercambio, al compartir, eventualmente a psicoterapias, siendo la hipnosis la mejor de ellas.
Por este medio se podría llegar a lo más profundo del espíritu, es decir a todo lo que corresponde a un inconsciente cargado de traumatismos inhibidos.
Es lo que se ha intentado a través del psicoanálisis, pero con todas las dificultades que éste representa cuando el practicante debe hacer surgir, o adivinar, las realidades inconscientes, frente a un sujeto que se expresa conscientemente.
Y por otra parte, fue a partir del momento en que Freud se apartó de la hipnosis en beneficio de la escuela psicoanalítica, que se marcó la pauta, en detrimento de una hipnosis dejada a un lado, y que hoy es necesario volver a descubrir.
En materia de espiritismo, se puede hacer intervenir igualmente la clarividencia.
El sujeto clarividente tiene una percepción que, con frecuencia, irá más allá de las apariencias superficiales a percibir directamente las profundidades del espíritu, a saber las realidades inconscientes, y así suministrar las claves para comprender mejor, a veces, el origen de un problema. Y ocurre que esta percepción del inconsciente conduce al clarividente a poner en evidencia un acontecimiento anterior que aún tiene repercusiones en la vida presente.
Más allá lo que fue experimentado en psicología clásica con la ayuda de las psicoterapias conductuales y del psicoanálisis, se pueden considerar métodos más afinados a partir de la clarividencia, la psicometría o la hipnosis, cuyo objetivo sería ir más directamente a la fuente de los problemas psi, sin estar obligado a tratar de detectarla y adivinarla por deducción.
Por estos métodos que se vinculan al espíritu en su totalidad, se tiene la ventaja de poder ir directamente al objetivo, detectando directamente el fondo de un problema a menudo insospechado. Lo cual, evidentemente, no excluirá la necesidad de un acompañamiento del paciente para ayudarlo a superar su problema.
Es pues hacia una concepción más amplia de la psicología que es preciso volverse, cuando se conocen un poco mejor las interacciones entre vida presente y vidas pasadas.
Y en el plano de la experiencia, todavía hay lugar para nuevas investigaciones en la búsqueda de las profundidades del espíritu humano.


No hay comentarios:

Publicar un comentario