EL POR QUÉ DE UN NUEVO BLOG

Después de abrir y mantener actualizado el blog: CENTRO VIRTUAL DE ESTUDIOS

ESPIRITISTAS Y AFINES, para la formación doctrinaria dentro de los postulados eminentemente racionalistas y laicos de la filosofía espírita codificada por el Maestro Allan Kardec que exhibe la Confederación Espírita Panamericana, a la cual nos adherimos, creímos conveniente abrir un nuevo Blog de un formato más ágil y que mostrase artículos de opinión de lectura rápida, sin perder por ello consistencia, así como noticias y eventos en el ámbito espírita promovidos por la CEPA, a modo de actualizar al lector.
Esa ha sido la razón que nos mueve y otra vez nos embarcamos en un nuevo viaje en el cual esperamos contar con la benevolencia de nuestros pacientes y amables lectores y vernos favorecidos con su interés por seguirnos en la lectura.
Reciban todos vosotros un fraternal abrazo.
René Dayre Abella y Norberto Prieto
Centro Virtual de Estudios Espiritistas y Afines "Manuel S. Porteiro".



martes, 11 de agosto de 2015



¿Q U É E S C O N V E R T I R S E E N E S P Í R I TA? 

por   JACQUES PECCATTE
EDITORIAL 
LE JOURNAL SPIRITE N° 101 juillet 2015 

Con gran frecuencia, las personas que nos contactan ya se han aventurado a algunas experiencias de comunicación espírita, incitadas por lecturas o consejos mal orientados de supuestos especialistas. Por lo general estas personas no tienen ningún conocimiento del asunto, y en una arriesgada improvisación parten al descubrimiento de lo desconocido, ignorando que el objeto de su curiosidad ya ha sido descifrado hace tiempo y ha dado lugar a cantidad de publicaciones. Ya Allan Kardec, en su tiempo, indicaba a sus visitantes la necesidad de estudiar la cuestión espírita en forma teórica antes de tratar de experimentar, porque él mismo había definido el espiritismo teórico y práctico en todos sus aspectos y consecuencias, en lo cual era preciso inspirarse para no extraviarse. También había explicado todas las implicaciones intelectuales y morales de la comunicación con el más allá, lo cual permitía a todas las personas instruirse en la nueva filosofía antes de pretender pasar a otra cosa. Es la fórmula que ha sido aplicada desde entonces, en los medios espíritas más serios y, todavía hoy, es nuestra deontología de base para preservar a la gente de riesgos y peligros perfectamente inútiles. Observamos regularmente que numerosas personas curiosas y fascinadas por la idea de realizar experiencias insólitas, se entregan al juego de comunicarse por sí mismas con otro mundo cuya naturaleza desconocen completamente y con la intención de poder hacer un descubrimiento inédito. Lo inédito en este campo ya no existe, dada toda la historia espírita que nos precede. Y por añadidura, la experiencia ha mostrado desde hace mucho tiempo que el novicio en la materia no consigue nada trascendente, pues como médium principiante desconoce la necesidad de desarrollarse antes de obtener contactos más o menos fiables. En primer lugar, este debutante ignora que puede ser juguete de sus propios deseos, conscientes o inconscientes, a riesgo de ser engañado, no por un Espíritu sino por él mismo en una tentativa de disertación que no procede sino de sus propias ideas preconcebidas. He aquí ya un primer escollo, sobre todo porque las personas que intentan esta aventura en realidad no tienen potencial mediúmnico, en cuyo caso podrán recibir igualmente mensajes que su imaginación quiera producir. Creer sistemáticamente en la llegada de un Espíritu cuando se tienen deseos de que se manifieste, es el escollo más común que nos ha sido dado comprobar en numerosas personas que han venido a pedirnos confirmación de lo que habían recibido. Y con el discernimiento del espírita informado, con frecuencia estamos obligados a decepcionar al visitante que ha obtenido mensajes debidos a sus propios deseos.

L A N EC E S I DA D D E E X I ST I R
Cuando por casualidad tenemos tiempo para discutir más profundamente con este tipo de candidato a la mediumnidad, comprobamos que la motivación corresponde muy a menudo a una necesidad de reconocimiento, que podría ser llenada por una valorización que pueda atraer la atención de los que hasta entonces no lo miraban, para finalmente convertirse verdaderamente en alguien… He allí la trampa social que ha conducido a cierto número de médiums en ciernes a ser más reconocidos, por supuesto, pero al mismo tiempo a extraviarse en una ilusión sobre ellos mismos, y más grave aún engañando a su entorno. Perderse en sus propias ilusiones, no es en sí muy grave, pero arrastrar a los demás por el camino de la ilusión, se convierte en una responsabilidad. En otro orden de cosas, hemos comprobado igualmente que en nuestros difíciles tiempos de desempleo, lo paranormal podía convertirse en un nicho profesional, bajo el pretexto, con frecuencia ostentoso, de ayudar a los demás con este tipo de afirmaciones: “tengo dones y quisiera ponerlos al servicio de los demás… Quisiera poner mis capacidades al servicio de mi prójimo… etc.” Y entonces, muy claramente, estas personas nos piden consejo para saber cómo instalarse para, como último recurso, poder ejercer una actividad lucrativa que sería la solución a su problema de empleo. He aquí pues donde estamos en nuestra sociedad, donde cada uno trata de encontrar su lugar. En estas dos circunstancias (necesidad de reconocimiento o ambición profesional), se olvida simplemente que es cuestión del más allá, de un mundo que trata eventualmente de manifestarse a través de buenos médiums en grupos serios, pero que no es un mundo que esté allí para satisfacer un ego perdido en una sociedad o para suministrar trabajo a los que no lo tienen. El más allá en su manifestación no puede ser pretexto para todo eso. Y sin embargo, el desvío es muy complicado, hasta el punto de que ciertos profesionales de la videncia no vacilan en investir ellos mismos a sus clientes como nuevos videntes o médiums, tentándoles, ya sea con una posibilidad de comunicarse aisladamente con el más allá, o de tomar el mismo camino que ellos. Además, observemos que en muchos casos, ni los videntes ni sus clientes han estudiado el espiritismo y, a lo sumo, quizás hayan leído en su juventud El Libro de los Espíritus…

¿Q U É E S C O N V E R T I R S E E N E S P Í R I TA? 
En lugar de todo eso, las bases ya planteadas desde Allan Kardec nos indican que la práctica espírita es un asunto serio que no debe ser prostituido. En primer lugar, se preconizó el estudio profundo del tema a partir de todos los elementos existentes. Luego, se dijo que se trataba de un trabajo en común, asociativo dentro de estructuras adecuadas, a fin de promover una idea que puede llamar la atención de las personas que andan en búsqueda en el plano del sentido de su vida. Esta verdadera búsqueda de orden metafísico, es el elemento clave del espiritismo, mucho más que el deseo de desarrollar “dones” o “poderes”. Recordemos que los pioneros del espiritismo, o la mayoría de ellos, no eran médiums, lo que no les impidió definir la mediumnidad en todas sus sutilezas y analizar todo lo que era recibido para extraer de ello principios universales. Nosotros estamos a otro nivel, el de un estudio profundo que permite clarificar los grandes misterios de la vida. Es en ese estudio realizado antes de nosotros donde es preciso inspirarse, y luego, cuando uno se hace espírita, darle continuidad en el mundo de hoy por medio de una reflexión renovada, teniendo en cuenta los avances de la ciencia y los grandes desafíos de nuestras sociedades. Desde luego, para tener esclarecimientos suplementarios del más allá, es necesario desarrollar las mediumnidades en las personas que tienen un potencial suficiente, pero que, y esto es esencial, estén ya comprometidas de antemano en el camino espírita del estudio, el conocimiento, el compartir y la difusión de la idea, dentro de un sentimiento de pertenencia a un movimiento colectivo que incorpora un ideal a la vez filosófico y humanista. Si no hay esta condición previa, nos extraviamos, pues la mediumnidad no es en sí el objetivo primero para quien se interesa en el asunto, es un medio a ser desarrollado a través de ciertas facultades, para una comunicación poco banal con la muerte que nos habla y nos instruye. Además, cuando la mediumnidad alcanza cierto grado de sensibilidad, se convierte en una pesada carga que el principiante está lejos de imaginar. Y en este sentido, el papel de los participantes no médiums es de gran importancia. Se trata pues de un trabajo colectivo al servicio de una causa cuya finalidad no es satisfacer tal o cual ambición personal.

E L G R U P O E S P Í R I TA
Es a partir de un sentimiento de pertenencia a un ideal que uno se convierte en espírita. Lo que va mucho más allá del hecho de interesarse en el asunto para tener de él un cierto enfoque intelectual que pueda tranquilizar a los humanos respecto a su destino. No obstante, este solo enfoque puede bastar a ciertas personas, mientras que otras desearán tomar parte más activa en el desarrollo del espiritismo, sintiéndose co-responsables de un ideal a ser transmitido y que puede aportar un suplemento de alma a una humanidad en búsqueda de sentido. A este nivel, ya no se trata de una simple curiosidad, sino de una elección de una convicción que se ha forjado con el pasar del tiempo, el conocimiento y la experiencia, una convicción que compromete a la persona más allá de sí misma, más allá de su ego, para participar en un trabajo asociativo dentro de una disponibilidad de espíritu y que puede convertirse en una prioridad de vida. Cuando se tiene un ideal, cualquiera que sea, ¿es prioritario sobre los otros aspectos de la vida diaria, o debe adaptarse a las coacciones de la vida? Ante este dilema, muchas personas  no descuidarán las necesidades materiales o familiares, relegando los ideales al segundo plano, si queda tiempo… Pero tampoco se puede ubicar una gran idea a ser defendida al mismo nivel que un tiempo libre. Ya desde el origen, desde Allan Kardec, la comunicación espírita había salido del juego de salón que se había hecho de ella, o de un simple objeto de curiosidad. Se había convertido en un asunto de los más serios pues se trataba de la vida, de la muerte y de todas las consecuencias filosóficas de orden intelectual y moral que era preciso extraer de él. Es sobre este punto que aún hoy, hay contradicción para numerosas personas, que se debaten entre las necesidades materiales de la vida y el compromiso responsable por un ideal para sostener y defender, sin contar con todas las necesidades adjuntas que hace falta asumir. El desarrollo de facultades o el acompañamiento de esas facultades, no es tontería, no es sinónimo de facilidad. Es en primer lugar la toma de conciencia de todas las dificultades inherentes a la manifestación de los Espíritus a través de un médium; es estudio, análisis, trabajo en lo que ya no es más un juego para curiosos sino una inversión del corazón y el intelecto, más allá de sí mismo, para una gran causa que responde a las preguntas fundamentales del sentido de la vida. Dicho esto, uno también se puede interesar en el espiritismo sin que ello se convierta en un objetivo principal de vida. Con esto queremos decir solamente que hay varios niveles completamente respetables, entre la simple curiosidad intelectual y el compromiso por un ideal. Pero respecto al desarrollo de una mediumnidad, no hay término medio, pues nos parece inconcebible considerar la mediumnidad sin haber estudiado previamente el espiritismo y evaluado toda la responsabilidad en juego ante los Espíritus y los humanos. Si bien uno puede interesarse en el espiritismo guardando una cierta distancia, eso ya no es posible para quien se dirige hacia una mediumnidad. Mantenemos allí propósitos que, evidentemente, pueden desagradar a las personas ávidas de novedad o que están persuadidas de sus “dones”, independientemente de las exigencias espíritas que indicamos. Para nosotros no se trata de entrabar ninguna libertad cualquiera que ésta sea, sino de definir el marco espírita dentro de un rigor que permita no extraviarse y mostrando los escollos y riesgos de aventuras arriesgadas, lo cual no es nuevo, puesto que ya era el marco definido por Allan Kardec en su tiempo. Para nosotros, es a la vez preocupación por una prevención y necesidad de mantener y preservar un espiritismo mayor que no caiga en equivocaciones ilusorias o místicas desprovistas de razón y reflexión.

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