EN LA FOTO JACI REGIS
COMPAÑEROS
DE C.E.P.A. : me permito traducir un artículo escrito por
nuestro inolvidable amigo Jaci Regis (Santos, SP, Brasil) notable pensador
espírita, y que fuera publicado en
“Abertura”, el periódico por él fundado y dirigido hasta el momento de su
desencarnación, y que hoy continúa publicándose en la ciudad de Santos, como
órgano del Instituto Cultural Kardecista, bajo la dirección de Alexandre Cardia
y contando con el respaldo intelectual de un selecto grupo de estudiosos del
Espiritismo que siguen divulgando y profundizando una visión espírita,
nítidamente kardecista, laica, librepensadora, humanista, progresista.
En
este breve artículo Jaci expresa sin rodeos su postura contraria a los sistemas
totalitarios de cualquier signo y en especial a las dictaduras de izquierda que
son especialistas en manipulación propagandística y que en nombre de la
justicia social acaban empobreciendo a los pueblos que sojuzgan y les niegan
los más elementales derechos a la libertad de expresión, de organización y de
conciencia.
Creo
que vale la pena leerlo, estudiarlo y difundirlo.
Jon Aizpúrua
LIBERTAD DE
PRENSA
Por JACI
REGIS
(Publicado
en “Abertura” en julio de 2010)
Están
a la vuelta políticos de tendencia totalitaria que intentan cercenar la libertad
de prensa en Brasil. Durante la dictadura de Getulio Vargas, la prensa fue
censura y perseguida.
Como
la historia nos ha enseñado, y en tiempo muy corto, los regímenes totalitarios
de cualquier tendencia se empeñan en amordazar cualquier oposición, puesto que
tienen aversión a la crítica. La palabra democracia que tanto pronuncian tiene
el significado de escarnio en sus bocas.
Durante
la experiencia de la Unión Soviética y de los países de la cortina de hierro,
vimos que “pueblo” es la palabra que ellos usurpan y sin embargo nunca estuvo
el pueblo en el poder y eso que las repúblicas se designaban como “populares”.
Como ya fue denunciado por dirigentes lo que sucedió fue la instalación de una
oligarquía formada por individuos que se perpetúan en el poder y no titubean en
matar, encarcelar o expulsar a cualquiera que esté contra su dominio. Los
registros históricos son recientes.
Aquí
en Brasil, grupos remanentes de las luchas armadas que pretendían instalar una
dictadura socialista en el país y que se agruparon en partidos legales,
usufructuando la democracia real, asumieron la dirección de organismos que
podían proponer y movilizar a favor de la censura a la prensa.
No
debemos olvidar que en todas las dictaduras de izquierda, la prensa fue
simplemente liquidada, quedando solamente órganos oficiales como sucede
actualmente en Cuba, China, Corea del Norte, y en parte en Venezuela. La prensa
en estos regímenes es un instrumento de manipulación de los hechos en el que
siempre se da la versión del gobierno y de las ideologías que defienden. Nunca
publican hechos o acontecimientos que no interesen al poder central y mucho
menos hacen críticas.
El
argumento es conocido: de un lado están aquellos que hablan en nombre del
pueblo, de los pobres o de los excluidos. En el medio se halla la población a
la que pretenden “preservar” de las ideas liberales y democráticas. Del otro
lado, están los “tiburones”, es decir, los dueños de los medios de comunicación
que constituyen las bases de la democracia.
Los
primeros son promotores de la dictadura proletaria, odian el capitalismo,
régimen dominado por burgueses y pequeñoburgueses que deberán ser derrumbados
en el juicio marxista. Sin embargo, no titubean cuando se trata de disfrutar de
los beneficios del capital.
¿Por
qué estamos tratando de este asunto?
Porque
el Espiritismo es totalmente contrario a la dictadura. La libertad es uno de
sus pilares, y si Francia, en la época de Kardec, no hubiese sido un país
liberal el Espiritismo no hubiera tenido oportunidad, ya que también la Iglesia
ejercía la censura y lo amordazó cuanto pudo. Y lo hizo en Brasil, donde el
Espiritismo fue perseguido durante cerca de cien años.
Las
banderas de la izquierda son aparentemente generosas ya que hablan de igualdad
y de fraternidad. Sin embargo, no debemos confundir nuestra generosidad,
nuestra igualdad o nuestra fraternidad con el materialismo y con agrupaciones
que representan la tradición de la sangre y de la muerte.
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