EL POR QUÉ DE UN NUEVO BLOG

Después de abrir y mantener actualizado el blog: CENTRO VIRTUAL DE ESTUDIOS

ESPIRITISTAS Y AFINES, para la formación doctrinaria dentro de los postulados eminentemente racionalistas y laicos de la filosofía espírita codificada por el Maestro Allan Kardec que exhibe la Confederación Espírita Panamericana, a la cual nos adherimos, creímos conveniente abrir un nuevo Blog de un formato más ágil y que mostrase artículos de opinión de lectura rápida, sin perder por ello consistencia, así como noticias y eventos en el ámbito espírita promovidos por la CEPA, a modo de actualizar al lector.
Esa ha sido la razón que nos mueve y otra vez nos embarcamos en un nuevo viaje en el cual esperamos contar con la benevolencia de nuestros pacientes y amables lectores y vernos favorecidos con su interés por seguirnos en la lectura.
Reciban todos vosotros un fraternal abrazo.
René Dayre Abella y Norberto Prieto
Centro Virtual de Estudios Espiritistas y Afines "Manuel S. Porteiro".



domingo, 24 de noviembre de 2013

MIGUEL MIRANDA Y LEÓN, IMPRESOR E INICIADOR DEL

Casas coloniales en torno a la iglesia de la Concepción entre 1870 a 1880
Casas coloniales en Santa Cruz de Tenerife. Imagen de 1880-1885
Los datos de su vida
Miguel Miranda y León – desgraciadamente no disponemos aún de una foto de esta personalidad del espiritismo en Canarias – nació en Santa Cruz de Tenerife el 23 de Febrero de 1823 y falleció en la misma ciudad el 22 de Marzo de 1922, casi centenario.
En su juventud, aprende el oficio de cajista de imprenta, llenando con caracteres de plomo los cajetines y manejando el rodillo. Al mismo tiempo, comienza a dar salida a sus inclinaciones literarias. En esas fechas, nos dice un escritor contemporáneo suyo, “inspiraban sus mejores versos las auras de la Libertad” (1).
Su educación no transcurrió tras los umbrales de ninguna escuela, mas al decir del escritor lanzaroteño Isaac Viera, que incluyó la suya entre el conjunto de reseñas biográficas que forman el contenido de su obra Vidas Ajenas (2), “escribe en verso y en prosa con bastante corrección y gallardía”.
Fue regente de la Imprenta Isleña, la más importante establecida en Canarias en el siglo XIX, propiedad de Pedro Mariano Ramírez y Atenza, durante el período que va de 1844 a 1855. Precisamente durante ese lapso en que la Imprenta Isleña fue regida por Miguel Miranda, en la misma “se llevó a cabo la empresa editorial de mayores alientos y proporciones realizada en Canarias en la pasada centuria: la Biblioteca Isleña” (3).
En el año 1860 dirige el primer taller tipográfico que se establece en Arrecife, Isla de Lanzarote, hasta su desaparición, ocurrida en 1863. Al año siguiente es ya propietario de una imprenta, abierta en Santa Cruz de Tenerife en el número 4 de la Calle de la Cruz Verde, con producción intermitente hasta el año 1878 (4). En esta última fecha estaba establecida en la Calle Santa Rosalía, nº 19.
Su hermano, Isidro (1827-1895), también fue impresor, y ya desde el año 1853 es propietario de la Imprenta de la Verdad, en la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, dirigida a su muerte por su hijo Diego Miranda Pérez. En el año 1896 se denominaba Tipografía La Verdad, de Viuda e Hijos de Isidro Miranda.
Durante la estancia en Lanzarote, al frente de la imprenta de Arrecife – como ya hemos indicado – comienza a editarse en la misma el que será el primer periódico de dicha Isla, La Crónica de Lanzarote (5), del cual fue editor responsable Pedro Medina Rosales. En él, además de Miguel Miranda, escribirían Carlos Schwartz, Elías Martinón y la afamada poetisa, tinerfeña de adopción, Victorina Bridoux Mazzini (1835-1862), habitual colaboradora de toda la prensa cultural de aquellos años, entre otros.
La Crónica de Lanzarote era un semanario que salía los sábados, de todo moderado, el cual recogía en sus páginas contenidos que combinaban la política nacional y extranjera con folletines, poesías y todo tipo de variedades, aunque prestando siempre atención primordial a aquellos temas de interés para la isla, en especial el sempiterno problema de la escasez de agua.
En este periódico Miguel Miranda dio a luz un trabajo histórico titulado Leyenda Lanzaroteña, “narración sobria y original, en donde revela dotes no muy comunes para la descriptiva”, según el escritor lanzaroteño Isaac Viera, quien añade: “Su frase colorista llena de sobria viveza y su estilo fluido le colocan al lado de los buenos prosistas contemporáneos de esta provincia. Hoy tiene en vías de dar a la estampa su novela ‘Los Lazos de Familia’, sometida a esa última elaboración que es el barniz de todas las producciones” (6).
Miguel Miranda y el Espiritismo
No tenemos constancia del modo y circunstancias en que Miguel Miranda conoció el Espiritismo, mas en aquella época eran muy frecuentes los viajes de canarios a París, como ya hemos comentado, y se sabe que bien pronto comenzaron a recibirse en nuestras islas algunas publicaciones de la nueva ciencia. Si, unido a esto, tenemos en cuenta, además, la privilegiada posición que en razón de su profesión ocupaba Miguel Miranda, que le facilitaba estar en permanente contacto con todo lo que se “cocía” en el ambiente literario e intelectual de las islas, es muy probable que fuese muy temprano el conocimiento que tuvo de esta doctrina, de la que se hizo ferviente partidario, profundo conocedor y entusiasta divulgador. No obstante, una fecha muy probable sería 1864, el mismo año en que regresó de Arrecife y se asentó en Santa Cruz de Tenerife, donde ya estaba funcionando un círculo espiritista.
Sobre la militancia espiritista de Miguel Miranda, Isaac Viera recoge en Vidas Ajenas lo siguiente: “El Espiritismo, cuya bandera sostuvo enhiesta en este Archipiélago el malogrado Marqués de la Florida, ha encontrado en nuestro héroe un propagandista infatigable, en la tribuna de la prensa”. Y a continuación dice: “Quizá por el calor con que defiende sus ideas, alguien ha dicho que su organismo intelectual se halla atrofiado; pero nosotros creemos que el que escribe correcta prosa y sondea con atrevimiento las heridas morales de nuestra época es un espíritu clarividente. Practica la caridad”.
Uno de los momentos culminantes de la vida de Miranda en relación a sus convicciones espiritistas, se produjo como consecuencia de una interesantísima polémica que se suscita en el año 1879, a raíz de la publicación en los números 7 y 8 de la Revista de Canarias, correspondientes al 8 y al 23 de Marzo de ese año, respectivamente, de un artículo firmado por el científico Domingo Bello y Espinosa (7) titulado “Magnetismo Animal y Espiritismo”. A éste, Miguel Miranda replica con un folleto de 48 páginas, fechado el siguiente 21 de Abril, con el título  “Magnetismo y Espiritismo” (8), editado en la “Imprenta, Librería y Encuadernación de José Benítez y Compañía”, en el que rebate los argumentos y razonamientos de Bello y Espinosa, así como las equivocadas nociones que sobre el Espiritismo en su artículo habían sido vertidas. Domingo Bello, le contesta con otro escrito en la misma Revista, que sale publicado el 23 de Julio, intitulado “Algunas palabras más sobre Magnetismo Animal y Espiritismo”.
Este último texto recibe, también, su réplica de parte de Miguel Miranda, la cual saldría a la  luz en la ya referida Revista, en su número 18, de fecha 23 de Agosto del mismo año. Esta vez consistía en un escueto artículo, dada la renuncia explícita a continuar la polémica que había ya expresado su oponente con anterioridad, al que titula “Magnetismo Animal y Espiritismo: Breve contestación a las últimas palabras del Sr. Bello y Espinosa”. Aparece publicado con la siguiente nota de la redacción a pie de página: “Cumpliendo con un deber de justicia, accedemos al deseo del Sr. Miranda insertando el presente escrito, contestación a los artículos de nuestro ilustrado colaborador el Sr. Bello y Espinosa sobre magnetismo animal y espiritismo”. En el mismo, Miguel Miranda expone diferentes conceptos y matizaciones relativas a la discusión que venían sosteniendo él y el Dr. Bello y Espinosa, y añade nuevas explicaciones a los puntos de su último escrito. Además, se ratifica en las argumentaciones expresadas en el aludido folleto del que era autor, haciendo a la par referencia pormenorizada a los planteamientos sostenidos por el Sr. Bello y Espinosa en la última entrega de su largo artículo, los cuales constituyen la respuesta a los que Miranda expuso en su folleto. Así, va relacionándolos con aquellos párrafos de su obrita para que el lector compare imparcialmente en el sentido en que están expresados por él y en el que el Dr. Bello los responde (9).
Llegados aquí no podemos evitar la siguiente reflexión: una verdad que irrumpe en el escenario del progreso humano para fertilizarlo, no puede quedar disminuida por el hecho de que en torno a ella aquellos que se alzan como sus enemigos – los ignorantes y acomodados defensores de lo establecido – procuren asfixiarla recurriendo sistemáticamente a la desinformación interesada, la censura intolerante o la polémica irracional. Precisamente, cuando esto ha sucedido, las consecuencias han sido otras muy distintas a las que pretendían los instigadores de esas campañas. Un ejemplo evidente de lo que venimos diciendo estaba todavía “caliente” por aquellas fechas. Apenas unos meses antes de esta controversia sostenida entre Domingo Bello y Miguel Miranda, la insigne escritora y poeta, “cantora del Espiritismo”, Amalia Domingo Soler, acababa de mantener una de las más notables polémicas que tuvieron lugar por esos años en la prensa española. Es decir, la que sostuvo Amalia, por una parte, en defensa del Espiritismo, y el Canónigo don Vicente Manterola, en representación de la Iglesia Católica, por la otra, condenándolo y anatematizándolo (10).
En esta polémica, Amalia Domingo Soler se granjeó no sólo la atención y la simpatía de los espiritistas, sino de numerosísimas personas ajenas a este ideal y, en general, de toda persona librepensadora, por la profundidad de sus planteamientos, la lógica de sus argumentaciones, el alcance de sus conocimientos y la altura de sus valores morales, consiguiendo que esta doctrina fuese mejor conocida y evaluada según sus verdaderos principios, y dejando en evidencia la falta de razón, la torcida intención e inquisitoriales maneras de aquellos que se reservaban, dogmáticamente, la prerrogativa de ser los únicos y absolutos detentadores de la Verdad sobre la Tierra.
No hay duda de que algunas de las más notables y logradas páginas de la literatura espiritista, las cuales permanecen aún hoy en día como referencias ineludibles para todo estudiante y adepto de esta Doctrina, nacieron al calor de las controversias que sus oponentes le plantearon, convirtiéndose en involuntarios propagadores de la misma.
Fundación del “Círculo Espiritista  El Buen Deseo”
Poco tiempo después de esta polémica, Miguel Miranda funda el “Círculo Espiritista de Santa Cruz de Tenerife El Buen Deseo”, el cual, según decía el artículo inicial de su Reglamento, “tiene por objeto el contribuir al más rápido desarrollo moral e intelectual de la humanidad, por medio del estudio y propaganda de todos los fenómenos relativos a las manifestaciones espiritistas y sus aplicaciones a las ciencias morales, físicas, históricas y psicológicas…”. Asimismo, se declara en él lo siguiente: “El Círculo se coloca bajo la protección y la dirección de los buenos espíritus que a continuación se expresan: Presidente espiritual, Laura. Director espiritual,  Agustín de Hipona. Protectores, Florida - Marqués de la Florida, quien había fallecido cuatro años antes -, Polonia, Inés y Teresa… El Círculo adopta por nombre ‘El Buen Deseo’ y por lemas ‘Hacia Dios por la Caridad y la Ciencia’, ‘El Bien ha de hacerse porque es Bien’, ‘Toda Acción produce consecuencias análogas a su índole’.
En otro apartado se expresa que “los médiums que se presten a ejercer sus facultades medianímicas en las sesiones serán considerados como socios honorarios”.
Miranda ejerció anteriormente también el cargo de secretario de otra institución espiritista santacrucera.
Revista “La Caridad”
El invernadero intelectual, moral y emocional configurado por tantos debates y polémicas siguió abonando el ánimo y la voluntad de los espiritistas tinerfeños, al punto que ese mismo año 1879, Miguel Miranda y sus compañeros del Círculo Espiritista de Santa Cruz de Tenerife conciben y anuncian la publicación de una revista que sirviera de órgano de expresión de los ideales y fundamentos de la “doctrina de los espíritus”, proyecto que incluso recogen publicaciones de la época como el periódico El independiente, en una nota que prueba meridianamente la escasa información, los enraizados prejuicios y, sobre todo, la poca simpatía que el asunto provocaba a su redacción:
Era lo que nos faltaba. Según vemos anunciado, trátase de publicar en Sta. Cruz un periódico que será órgano de la Sociedad espiritista establecida en aquella capital.
Cosas asombrosas hemos de ver y hechos estupendos narrados por los espíritus, que como tienen la facilidad de colarse por todas partes han de estar al tanto de los acontecimientos que pasan en esta y en la otra vida. 
No investiguéis más, sabios; haceos espiritistas”.
Pero no será hasta 1881 cuando dicho proyecto cuaje, año en que Miranda funda y comienza a dirigir –como durante la mayor parte de su existencia- la revista espiritista La Caridad, la cual empieza a editarse con carácter quincenal en la imprenta de Vicente Bonnet el 15 de Junio, en folio menor (mm. 235 x 160), con 8 páginas a dos columnas y cubierta de 4 páginas. Como lema adoptó las siguientes palabras de Allan Kardec: “La idea de los Espíritus no ha salido del cerebro humano; ellos mismos han revelado su existencia y ellos mismos nos han enseñado lo que después sobre ellos hemos sabido”.
Carátula La Caridad
Fue el órgano divulgativo del Círculo Espiritista “El Buen Deseo”, de la misma ciudad, fundado también por Miguel Miranda.
A partir de 1882 anunciaba explícitamente ser “órgano del Círculo Victoria”. Desde octubre La Caridad se edita en la imprenta de otro Bonnet, Abelardo, y desde Diciembre tiene carácter decenal.
En el año 1885 sigue publicándose tres veces al mes, en tanto que en 1888 y 1889 tiene periodicidad semanal.
Isaac Viera, en la breve reseña biográfica que dedicó a Miguel Miranda, dice lo siguiente: “Fundó y redacta – Viera, como es lógico, escribe en presente, pues la revista continuaba editándose en la fecha en que redacta esas líneas - la revista espiritista La Caridad, en cuyas columnas ha defendido con brillantez y valentía las doctrinas de Allan Kardec” (11).
La Caridad (12) tuvo a lo largo de su existencia grandes y graves conflictos con la iglesia y algunas autoridades civiles incitadas por el obispo: polémicas, suspensiones, multas, debates públicos, etc. Todo esto quedó reflejado en la prensa local de la época. Por ejemplo, el que quizás sea uno de los primeros “asaltos” de este recurrente conflicto, lo recoge la redacción del periódico palmero La Asociación, en su número 202, con fecha 7 de Octubre de 1882, en el extracto y comentario que hace de una noticia, originalmente publicada por su colega tinerfeño El Memorándum en días anteriores, en estos términos:
“Por nuestro colega El Memorándum hemos sabido que el Ilmo. Sr. Obispo de esta Diócesis se ha dirigido a nuestro colega La Caridad haciéndole ciertas prevenciones por algunos escritos que han visto la luz en aquel periódico.
¡Aleluya! ¡Aleluya!.
A mal terreno se ha inclinado el prelado; no le arrendamos la ganancia si piensa continuar dirigiendo a la prensa prevenciones, pues con ello nos proporcionaría que hacer. 
A esta fecha le consideramos arrepentido al prelado y a nuestro colega La Caridad disgustado por ello.
Más vale así”.          
Con sus palabras demostraban los responsables de La Asociación, que hacían honor al sagrado adjetivo contenido en el subtítulo que ostentaba su publicación: Periódico Democrático.
En el número 36, correspondiente a fines de noviembre de 1882, se da cuenta de un “Auto de Fe” que había sido realizado con números de “La Caridad” hacía pocas fechas, por el párroco de San Sebastián, capital de la Isla de La Gomera.
En otra nota aparecida en la revista La Ilustración de Canarias, nº XV, correspondiente a febrero de 1884, se comenta la reanudación de la publicación tras una de estas suspensiones temporales de “La Caridad”:
“Periódicos: La Caridad, revista espiritista, que dejó de publicarse hace un mes, ha reaparecido en la misma forma que anteriormente. Aunque contrarios en un todo a las doctrinas que defiende esta publicación, nos congratulamos de su vuelta al estadio de la prensa; porque todas las ideas deben tener sus mantenedores, mientras no se demuestre que son (in)sanas o falsas”.
Antonio Rodríguez LópezPosiblemente bajo el influjo de estas polémicas y en respuesta a la palpitante actualidad que circunstancialmente había adquirido el Espiritismo en Canarias, el periodista y escritor palmero Antonio Rodríguez López, situado en la órbita de la ideología religiosa tradicional, publica en la Isla de La Palma en 1882 una obrita titulada Objeciones a la Tesis Espiritista.
En la Biblioteca Pública Municipal de Santa Cruz de Tenerife se conserva un único ejemplar de la revista La Caridad, concretamente el número 45, correspondiente al 28 de febrero de 1883. Seguramente hubo en este centro cultural una colección de esa publicación, mas los acontecimientos que sobrevinieron tras la guerra civil, con su secuela de intolerancia, determinaron que muchas publicaciones de signo contrario a la ideología predominante tras este conflicto fratricida desaparecieran. Así nos lo confirmó el periodista e historiador tinerfeño Manuel Perdomo Alfonso, quien nos manifestó que durante el conflicto una sección de la Falange Española penetró en los archivos de dicha Biblioteca, retirando y haciendo desaparecer numerosos libros y revistas que ellos estimaban contrarios a sus planteamientos ideológicos y, por tanto, “perniciosos”. Por otro lado, el temor -fundado, desgraciadamente- a ser descubiertos en posesión de publicaciones consideradas a partir de entonces por el poder tiránico establecido como “subversivas”, llevó a muchas personas a desprenderse de muchísimo material literario comprometido, entre los que las publicaciones de signo espiritista se encontraban, evidentemente. El investigador de hoy que quiera acercarse al discurrir histórico de cierto tipo de ideas, encuentra inmensas lagunas documentales, lo cual es una verdadera pena y muestra lo que los seres humanos son capaces de llegar a hacer cuando la conciencia está escasamente desarrollada. Aunque, por encima y a pesar de todo, hemos de recordar aquí y tener siempre presente aquel inmortal verso que, creo recordar, es del gran poeta Miguel Hernández: “No puede atarse al alma”.
Contiene este número de La Caridad un artículo de Amalia Domingo Soler titulado “En la verdad no hay más que un camino”, y otro de su amiga Cándida Sanz, cofundadora junto con ella y Matilde Fernández de la emblemática revista espiritista La Luz del Porvenir, intitulado “El Lenguaje del alma”. En la sección llamada Revista Histórica aparece la primera parte del trabajo “La Inquisición en España”, que había publicado anteriormente la revista espiritista de Lérida El Buen Sentido. En el encabezamiento, que a modo de prefacio inaugura la sección, se señala lo siguiente: “Bajo este epígrafe abrimos una nueva sección, en la cual nos proponemos publicar todo lo que en nuestro ilustrado colega El Buen Sentido, ha visto la luz pública respecto al tribunal de la Inquisición y al Papado.”
Por último, aparece la conclusión de un trabajo del que es autor el insigne astrónomo y espiritista Camilo Flammarion, que lleva por título “Las estrellas, soles del infinito y el movimiento perpetuo en el Universo”.
En 1888 figura como director Antonio Hernández Lira – en alguna fuente informativa consultada se pone erradamente su nombre como Antonio Hernández Hernández -, profesor de instrucción primaria, en tanto que Miguel Miranda aparece como editor, propietario y colaborador, siendo la periodicidad semanal.
Por cierto, este año se dio algún tipo de discrepancia entre el director y el propietario-editor con motivo de un telegrama de denuncia contra el gobernador civil de la provincia -Sr. Arturo Antón- por supuestas maniobras electorales ilegales de la máxima autoridad civil provincial, remitido al ministro de la Gobernación y firmado, supuestamente, por “toda la prensa” de oposición de Santa Cruz de Tenerife, postura que finalmente no resultó ser tan “unánime”.
Estas discrepancias se reflejan en dos cartas enviadas a la redacción del periódico “Las Canarias, periódico liberal” y publicadas dentro de la sección Cabos Sueltos. En la primera de ellas, firmada por el director de la Caridad, Antonio Hernández, publicada en la edición del 8 de septiembre de 1888, éste se desmarca del contenido de aquella denuncia de la que, dice, “no he contribuido con mi firma ni con mi autorización ni directa ni indirectamente al objeto de dicho telegrama, pues siendo Director del periódico ‘La Caridad, revista semanal espiritista’, formo parte de dicha prensa, no quiero en manera alguna hacerme solidario del contenido de dicho telegrama”. En tanto que la segunda carta, remitida esta vez por Miguel Miranda y publicada en el ejemplar fechado el 13 de setiembre de 1888, va en sentido contrario, pues no sólo destaca su acuerdo con el contenido del telegrama-denuncia sino que dice que en representación de La Caridad fue su firma la que lo avaló y nadie con más autoridad que él “como propietario, editor y colaborador de La Caridad” para representar a la revista.
A pesar de que según algunas fuentes de bibliografía consultadas (entre ellos Palau), se afirma que La Caridad  dejó de publicarse en 1889, estamos en condiciones de afirmar que esto no es cierto, pues poseemos datos precisos que corroboran que, al menos hasta finales del año 1892, “La Caridad” continuó apareciendo.  En este sentido hemos encontrado varias referencias alusivas al cambio que realizaba con otras publicaciones espiritistas de esos años, tanto españolas como iberoamericanas.
Y otra prueba irrebatible de que La Caridad seguía “viva” en 1892, es el siguiente suelto inserto en la última página de la revista espiritista de Lérida El Buen Sentido en su número de abril de ese mismo año:
“Nuestro estimado colega La Caridad, de Santa Cruz de Tenerife, ha sido denunciado. Lo sentimos y hacemos votos porque salga sano y salvo de las garras de la justicia”. 
La causa de esta denuncia la recoge el siguiente suelto publicado dentro de la sección denominada Crónica por el “Diario de Tenerife” del 8 de marzo de 1892:
“Ha sido denunciado al Juzgado de instrucción de esta Capital el número 24 de nuestro colega espiritista ‘La Caridad’, por su artículo titulado La Iglesia Romana y el Espiritismo.                                                   
Deseamos salga bien librado del percance”.
Este  mismo periódico del jueves 14 de julio de 1892, publica una nueva noticia en la que se da cuenta de la evolución del proceso contra Miguel Miranda:
«En la causa que se sigue contra el Director de nuestro estimado colega La Caridad por la publicación de un artículo titulado «La Iglesia romana y el espiritismo», pide el Fiscal, contra el acusado, 3 años, 6 meses y 1 día de prisión correccional, accesorias, 250 pesetas de multa y las costas. 
Esta causa, que es de la competencia del Jurado, se verá probablemente en el cuatrimestre próximo.
La defensa está encomendada al Letrado Sr. Pulido.
Deseamos al Sr. Miranda, (D. Miguel,) Director del estimable colega, completa absolución.»
Vamos, que no se andaban con minucias aquellos preclaros modelos de “histórica tolerancia”.
Finalmente la disputa legal salió con bien para Miguel Miranda, según lo publicó el diario La Opinión, de Santa Cruz de Tenerife, el 28 de noviembre de 1892, página 3:
“Damos la enhorabuena al Director de la revista espiritista La Caridad, por haber sido declarado exento de responsabilidad en la causa que por delito de imprenta se le seguía”.
Igualmente, es una prueba más de la continuidad de la revista tinerfeña el hecho de aparecer como una de las publicaciones periódicas adheridas al “Congreso Espiritista Iberoamericano e Internacional”, celebrado en Madrid entre el 20 y el 24 de octubre de 1892.
También en 1894 sigue apareciendo Miguel Miranda como director activo de la revista La Caridad. Así el diario El Liberal de Tenerife publica el día 31 de marzo de 1894 la exposición suscrita por los “Srs. Presidentes de las Sociedades y Prensa de esta Capital”, que había sido elevada al Ministro de Estado con motivo del traslado desde Santa Cruz de Tenerife a la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, del Consulado General de Francia, a la que los firmantes se oponían, entre ellos Miguel Miranda, como director de La Caridad.
Incluso en 1896 tenemos noticia de la revista La Caridad, hablándose de su pronta reaparición. Eso al menos fue publicado por el diario La Opinión de la capital tinerfeña el 23 de octubre de 1896, en la siguiente nota:
“Hemos oído decir que en breve volverá a publicarse La Caridad, de la que es director el Sr. D. Miguel Miranda”.
El talante de Miguel Miranda
La idiosincrasia de Miguel Miranda queda bien reflejada en las siguientes palabras de uno de sus contemporáneos: “Como polemista es cortés; recuerda aquellos héroes caballerescos que en los duelos invitaban primero a hacer fuego a sus adversarios” (13). Esta actitud elevada y correcta de Miranda, sin dejar de ser tenaz y profundo al defender sus convicciones y su acendrado amor a la verdad, fue su norma vital.
El periódico independiente santacrucero Las Noticias, en su edición del 10 de Agosto de 1886, cerraba su comentario “El Espiritismo en 1886″, con estas palabras:
“Esperamos que los espíritus nos perdonarán que hablemos de ellos con tanta ligereza. Como Santo Tomás, queremos ver para creer. Que uno consienta en aparecérsenos en nuestro dormitorio, entre doce y una de la noche, y nos comprometemos con toda formalidad a reconocer nuestro error…”.
Todos estos comentarios y polémicas fueron puntual y profundamente contestadas por Miguel Miranda, cuyas hondas convicciones espiritistas defendió siempre evidenciando amplios conocimientos y entusiasta dedicación.
Con todo lo dicho hasta ahora en relación a la personalidad de Miguel Miranda, puede evaluarse con mayor justeza comentarios, a nuestro juicio, tan fáciles y gratuitos como poco rigurosos, como el siguiente que entresacamos de un trabajo de investigación histórica con el título “De la erudición a la política: principales hitos en la evolución del periodismo decimonónico en Tenerife, 1808-1898″ publicado en Tebeto; anuario del Archivo Histórico Insular de Fuerteventura nº 12, (1999, p. 13-56) del que es autor Julio Antonio Yanes Mesa:
“Para completar el abigarrado panorama de entonces, nos resta por citar los periódicos que en la Isla nacieron con temática monográfica. “La Caridad”, por caso, editado en Santa Cruz por el impresor Miguel Miranda, se obsesionó con el espiritismo”.
Señor Antonio Yanes Mesa: el astrónomo que se dedica noche tras noche a escudriñar con entusiasmo los cielos para observar los astros, ¿está obsesionado con el Cosmos? El geólogo que ocupa la mayor parte de su tiempo estudiando la composición y naturaleza de las rocas, ¿está obsesionado con las piedras? El atleta que entrena varias horas al día año tras año para superar sus marcas, ¿está obsesionado con buscar los límites físicos de su cuerpo? El escritor que se levanta muy temprano para escribir metódicamente – Camilo José Cela decía que “la creatividad era ochenta por ciento transpiración y veinte por ciento inspiración ”- y dar a la luz sus obras, ¿está obsesionado con la literatura? ¿No sería más justo y simple decir que todos ellos estaban enamorados de sus profesiones, aficiones u ocupaciones?
Isaac Viera y VieraMiguel Miranda no estaba “obsesionado” con el espiritismo, sino que reconocía la trascendencia de sus planteamientos y la capacidad transformadora de sus principios y asumió como un deber  estudiar, defender y compartir con sus coetáneos una filosofía de vida que daba respuesta satisfactoria a las principales interrogantes existenciales que el ser humano se había planteado desde la noche de los tiempos.
Tal como dejamos anotado al principio de esta breve biografía, Miguel Miranda y León desencarnó el 22 de Marzo de 1922, contando 99 años de edad. Poco tiempo antes, el escritor Isaac Viera publicaba una obra titulada Costumbres Canarias; en ella, aludiendo a la fundación y existencia del primer periódico publicado en Lanzarote y a sus colaboradores, se refería a nuestro biografiado de esta manera:
“La Crónica de Lanzarote, que escribieron Carlos Schwartz, Elías Martinón y don Miguel Miranda – a este venerable anciano le damos este tratamiento porque es una reliquia casi centenaria, pues cuenta con noventa y siete navidades… – vino a abrir senderos de luz a la juventud lanzaroteña y a señalar nuevos rumbos en la vida insular”.
NOTAS
1) Isaac Viera, Vidas Ajenas, págs. 147-148.
2) S/C de Tenerife, 1888, Imprenta de Hijo de Francisco C. Hernández.
3) Antonio Vizcaya Cárpenter, Tipografía Canaria, Bibliografías Canarias, Nº 2. Instituto de Estudios Canarios, 1964.
4) En la imprenta de Miguel Miranda se imprimieron, entre otros, los siguientes periódicos: El Guanche (Periódico de intereses materiales); El Mensajero de Canarias (Periódico de noticias, literatura en intereses locales); La Correspondencia Isleña (Periódico liberal, de literatura, intereses materiales y noticias); El Contribuyente (Guía de los propietarios, de los ayuntamientos y de los recaudadores); El Pueblo (Periódico republicano federal); La Emancipación (Periódico dedicado a los trabajadores); La Propaganda (Periódico radical); La Justicia (Periódico republicano federal), y El Radical de Canarias.
5) La Crónica de Lanzarote principió a publicarse el 16 de Febrero de 1861, y cesó con el nº 105, el 14 de Febrero de 1863.
6) Isaac Viera, Vidas Ajenas, págs. 147-148.
7) Domingo Bello y Espinosa (1817-1884), nació en la ciudad de La Laguna, Tenerife. Se licenció en Derecho en la Universidad de San Fernando, de su ciudad natal. Fue Secretario del Ilustre Colegio de Abogados de Santa Cruz de Tenerife, sucediendo a uno de nuestros protagonistas, José Plácido Sansón y Grandy, y durante un tiempo ocupó la alcaldía de La Laguna. En 1850 se traslada a Puerto Rico, isla en la que se dedica a su labor de jurisconsulto, aprovechando su tiempo libre en los estudios botánicos de la flora del país, materia en la que llegaría a ser un gran experto publicando varios importantes tratados. Tras treinta años en Puerto Rico, regresa a Tenerife en torno a 1879, estableciéndose en su ciudad natal. Gran estudioso y autodidacta en muchas materias, realizó viajes por diversos países americanos y europeos.
8) Es cierto que no disponemos de datos concretos que den testimonio inequívoco de cuándo se inició Miranda en el Espiritismo, como ya reconocimos atrás. No obstante, las primeras páginas de este folleto son en parte un extracto y en parte copia literal -como así lo reconoce Miguel Miranda en el mismo cuando expresa: “… copiando las palabras de uno de sus apóstoles”- de los argumentos expresados por Kardec en el escrito titulado “Breve contestación a los Detractores del Espiritismo”, que se incluye en su obra Viaje Espiritista en 1862. Que sepamos, esta obra tuvo su primera edición en castellano hacia 1897, tarea que corrió a cargo de la Biblioteca “La Irradiación”, de Barcelona. Puesto que el folleto de Miranda se publicó en 1879, eso supone que su autor tuvo que haber traducido dicho escrito de Kardec directamente del francés, poco después de la publicación del libro del que es parte, lo que implica que conociera esta obra tempranamente y en su edición original. Otra posibilidad, que tampoco tenemos manera de demostrar por ahora, puede ser la de que alguna de las publicaciones periódicas espiritistas españolas de entonces lo hubiese incluido en sus columnas, de donde Miranda lo pudiera haber tomado.
9) Todo el material escrito de esta polémica se incluye en el apéndice documental incluido al final de este trabajo.
10) De hecho la polémica continuaba viva en esas fechas, pues el Canónigo Vicente Manterola, una de las mayores “lumbreras” de la Iglesia española de entonces, comienza a publicar a partir de marzo de 1879 en forma de cuadernillos, por entregas, sus discursos en contra del Espiritismo, reunidos en un volumen que tituló pomposamente El Satanismo o sea la cátedra de Satanás combatida desde la cátedra del Espíritu Santo.
Por otro lado, un volumen de 300 páginas conteniendo los artículos de réplica escritos por Amalia Domingo Soler, fue publicado en Julio de 1880 por el editor Torrents, de Gracia, Barcelona. El mismo fue reeditado 30 años después por la editorial Maucci, de Barcelona. Ambas ediciones están agotadas hace muchos años.
El Ateneo de Propaganda Espírita Allan Kardec, de Avellaneda, Buenos Aires (Argentina) inició la reedición de la obra publicando en folleto los primeros artículos que titularon Réplicas de Amalia, con la promesa de continuar en sucesivas entregas. Por último, en el año 1966, la Editorial Kier de Buenos Aires (Argentina), hizo una reedición en facsímil del libro de Maucci.
11) Isaac Viera, Vidas Ajenas, págs. 147-148.
12) Los ejemplares de los números de la revista La Caridad que iban editándose llegaron de forma habitual al resto del Archipiélago. Prueba de ello es que en el encabezado de la misma aparece la referencia de varios puntos de suscripción fijos existentes en Tenerife, Gran Canaria y Lanzarote. También a La Palma llegaban, sin duda. He encontrado la siguiente nota relativa a un intercambio de publicaciones entre esta revista espiritista tinerfeña y un periódico palmero editado en Santa Cruz de La Palma, a iniciativa de éste último. La misma aparece en el nº 11, año II, del periódico El Eco, correspondiente al 24 de Septiembre de 1884. Dice así: “Han aceptado el cambio con nuestro periódico: La Caridad, de Santa Cruz; Las Dominicales del Libre Pensamiento, de Madrid; La Revista Tarrasense, de Tarrasa; también han visitado nuestra redacción La España Masónica, de Madrid; El Fiscal de los Consumos, de Jaén; La Razón, de Morón, y El Grano de Arena, de Sevilla. Agradecemos sinceramente a nuestros colegas su atención”.
13) Isaac Viera, Vidas Ajenas, págs. 147-148.
TOMADO DE: http://grupoespiritaisladelapalma.wordpress.com/2013/11/24/miguel-miranda-y-leon-impresor-e-iniciador-del/

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