EL POR QUÉ DE UN NUEVO BLOG
Después de abrir y mantener actualizado el blog: CENTRO VIRTUAL DE ESTUDIOS
ESPIRITISTAS Y AFINES, para la formación doctrinaria dentro de los postulados eminentemente racionalistas y laicos de la filosofía espírita codificada por el Maestro Allan Kardec que exhibe la Confederación Espírita Panamericana, a la cual nos adherimos, creímos conveniente abrir un nuevo Blog de un formato más ágil y que mostrase artículos de opinión de lectura rápida, sin perder por ello consistencia, así como noticias y eventos en el ámbito espírita promovidos por la CEPA, a modo de actualizar al lector.
Esa ha sido la razón que nos mueve y otra vez nos embarcamos en un nuevo viaje en el cual esperamos contar con la benevolencia de nuestros pacientes y amables lectores y vernos favorecidos con su interés por seguirnos en la lectura.
Reciban todos vosotros un fraternal abrazo.
René Dayre Abella y Norberto Prieto
Centro Virtual de Estudios Espiritistas y Afines "Manuel S. Porteiro".
viernes, 22 de abril de 2011
EL TÚNEL PASO INELUDIBLE AL MÁS ALLÁ TOMADO DE: LE JOURNAL ESPIRITE ABRIL 2011.
Cuando yo era adolescente, la idea de la nada me era
intolerable. Pero pronto surgió un resplandor en mis
reflexiones, cuando se publicó el libro de Raymond
Moody La vida después de la vida. ¡Un médico se atrevía
a hablar de sus investigaciones acerca de una posible
vida después de la muerte!
Eso me reconfortó y me entusiasmó. No fue sino
mucho más tarde que la luz fue completa al descubrir
el espiritismo. Por fin estaba franqueada la frontera
entre el mundo de los vivos y el de los muertos.
Pero, si bien las personas que habían conocido esos
fenómenos de muerte inminente daban testimonio de
sus vivencias, tenían límites que no podían traspasar,
los del punto de no retorno, y la duda sobre el después
permanecían intactos para los lectores u oyentes
escépticos. Hoy en día siempre es igual y es allí donde
nosotros intervenimos, nosotros los espíritas, pues
los espíritus que se nos manifiestan están del otro
lado de la barrera. El lazo que les unía a la materia
se rompió y ellos también vienen a dar testimonio
de lo que viven, de ese paso muy particular, de ese
momento en que todo se balancea. ¡Cuán grandes
son las similitudes entre los diferentes relatos, ya sean
hechos por las personas que regresaron a la vida o
por otras que se quedaron del otro lado! Eso siempre
me ha llamado la atención. Tal vez las angustias de
la muerte vengan de esa vivencia, durante el paso,
pues con frecuencia hay un momento de silencio y de
tinieblas antes de percibir la luz al extremo del túnel.
Además, en numerosas culturas, esa entrada al reino
de los muertos era representada de manera simbólica
como un cráter de volcán, un agujero en la tierra, una
grieta en la montaña o hasta la boca muy abierta de un
monstruo gigantesco. Pero, ¿qué sucede exactamente
en ese momento? Veamos la respuesta de los espíritus
a este respecto: “El movimiento circular de forma
elíptica es el movimiento inicial de la vida terrenal. El
ácido desoxirribonucleico (ADN) en su forma helicoidal
recuerda ese movimiento. Cuando un ser humano
muere, recobra la forma, el principio inicial de la vida, en
efecto, recobra el movimiento circular. Un paro cardíaco
provoca siempre la impresión de una caída, esa caída
es sentida por todos los espíritus cualesquiera que sean,
en el momento de la muerte, lo que en sus sociedades
modernas, corresponde al electroencefalograma plano.
Esa caída será seguida por un movimiento circular en
forma descendente que cesará en un tiempo relativo
según la entidad. El fin de ese movimiento se transforma
en el encuentro de un túnel largo y estrecho, iluminado
por un resplandor amarillento semejante al que podría
producir la electricidad; ciertos espíritus penetran en ese
túnel, otros no. Cuando se ha penetrado en el túnel, se
desemboca en un color azulado, semejante a un cielo
azul. Ese cielo azul está delante del espíritu que lo mira,
con la certeza de encontrar por atracción a aquellos a
quienes ha amado y la mayoría de las veces a su guía”.
Hoy en día también se emplean otras palabras para
hablar del túnel: tubo, caño, embudo… Una joven
que estuvo a punto de morir de una crisis de asma
declara: “Cuando digo túnel, la única cosa que me viene
a la mente son esos grandes canalones que se ponen
en las alcantarillas”. Mireille se acuerda de haber visto
círculos sucesivos encajados del más grande al más
pequeño, formando como un túnel. El primer círculo
era azul marino, el último reducido a un punto blanco
luminoso. Una muchedumbre esperaba allí. Otra
persona nos habla de un enorme tonel en tinieblas
y piensa en la Biblia que habla de un túnel oscuro
antes de alcanzar la luz, entonces se pregunta cuando
va ella a alcanzar esa luz. Otra más dice: “Era como el
vacío, la nada y era tan apacible que uno no quisiera que
se acabara”.
DE LA PAZ A LA FELICIDAD
Efectivamente, en la mayoría de los casos, el moribundo
no desea volver atrás porque está fascinado por lo que
descubre. Está sumergido en un sentimiento de paz,
de alegría y de amor. Terminados el sufrimiento y las
angustias, es apacible y descansado.
El testimonio de Guy, que también experimentó
una EMI, es interesante pues describe muy bien la
sensación de movimiento que sintió y que es señalada
por los espíritus: “Una parte cercana del espacio se
animó de un movimiento circular, como puede hacerlo
un fluido movido en rotación, hasta convertirse en un
vórtice horizontal girando en el sentido de las agujas
de un reloj. Es entonces cuando fui aspirado, pero sin
ninguna sensación física. Recuerdo haber visto las
paredes del fluido girar cada vez más rápido. Estaban
constituidas por una infinidad de puntos luminosos que
luego se volvieron nebulosos y después algodonosos,
para dar forma a las paredes de un túnel. Desde entonces
me desplazaba, ya no en rotación sino en traslación sobre
los bordes hacia el centro de un túnel a una velocidad
asombrosa. Pero, ¡oh sorpresa! ¡Pues de las paredes del
túnel emanaba algo apacible que parecía júbilo! Luego
el pensamiento cada vez más cierto de que muy pronto
aparecería un punto luminoso a la salida, poco a poco se
hizo tranquilizador, hasta que me encontré en esa espera,
impregnado de un gran bienestar, de una gran quietud”.
Otro testimonio importante es dado por un doctor
que asiste al trabajo energético de su periespíritu,
he aquí lo que él describe: “Concentré mi atención
en el interesante proceso de separación del cuerpo y el
alma. Mi ‘yo’ se sentía empujado y vuelto a empujar de
lado, hacia adelante y hacia atrás, con el movimiento de
una cuna. Y por el efecto de este proceso, las ataduras
que lo unían a los tejidos del cuerpo se iban, se rompían
gradualmente. Después de algún tiempo, cesaron los
movimientos laterales y simultáneamente observé que
en la planta de los pies, en la extremidad de los dedos
y luego en los talones, se rompían innumerables hilos.
Hecho eso, me sentí estirado de pies a cabeza, como un
cordón de caucho. Sentí luego como si me encontrara
en la periferia del cerebro y finalmente me vi salir de
la bóveda craneana. Me sentí de nuevo empujado y
vuelto a empujar hacia arriba, hacia abajo, luego de
lado, como una pompa de jabón hasta el momento en
que fui separado de mi cuerpo… Me vi transparente de
color azul… ¡Qué bien me siento! pensé, cuando hacía
unos instantes sufría horriblemente. El cambio que
sobrevino y que me liberó es lo que se llama muerte, esa
que causa tanto temor. Y he aquí que me encuentro vivo
y pensando con una lucidez más grande. ¡Ahora ya no
estaré más enfermo! Entonces me di cuenta de que un
hilo tenue, parecido a una hebra de telaraña, que partía
de mi occipucio me iba a volver a unir a mi cuerpo, por la
parte baja del cuello”.
La diferencia entre una EMI y la muerte es la rotura
definitiva del lazo que une el cuerpo al espíritu y que
se llama cordón de plata, por supuesto no se trata
de un cordón, sino de miles de partículas unidas en
una suerte de hilo energético. Son numerosos los
testimonios espíritas que explican ese proceso y
abundan luego en el sentido de ese bienestar, de
esa felicidad que en principio nos espera a todos. Sin
embargo, hay personas que no cruzarán el túnel y que
conocerán la turbación. Nuestro trabajo en el seno del
Círculo será liberarlas para ayudarlas a alcanzar esa
misma serenidad. Ustedes podrán descubrir todo esto
durante la lectura de los otros artículos de esta revista.
Fuentes: Más allá de la Muerte de Hélène Renard. Fenómenos de
bilocación de Ernest Bozzano. Testimonios de eternidad de Jean
Morzelle.
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