EL POR QUÉ DE UN NUEVO BLOG

Después de abrir y mantener actualizado el blog: CENTRO VIRTUAL DE ESTUDIOS

ESPIRITISTAS Y AFINES, para la formación doctrinaria dentro de los postulados eminentemente racionalistas y laicos de la filosofía espírita codificada por el Maestro Allan Kardec que exhibe la Confederación Espírita Panamericana, a la cual nos adherimos, creímos conveniente abrir un nuevo Blog de un formato más ágil y que mostrase artículos de opinión de lectura rápida, sin perder por ello consistencia, así como noticias y eventos en el ámbito espírita promovidos por la CEPA, a modo de actualizar al lector.
Esa ha sido la razón que nos mueve y otra vez nos embarcamos en un nuevo viaje en el cual esperamos contar con la benevolencia de nuestros pacientes y amables lectores y vernos favorecidos con su interés por seguirnos en la lectura.
Reciban todos vosotros un fraternal abrazo.
René Dayre Abella y Norberto Prieto
Centro Virtual de Estudios Espiritistas y Afines "Manuel S. Porteiro".



lunes, 13 de diciembre de 2010

SE NOS HA IDO UN AMIGO, EL DOCTOR JACI REGIS HA DESENCARNADO. A MANERA DE UN SENCILLO, PERO SENTIDO HOMENAJE, PUBLICAMOS ESTE TRABAJO SUYO QUE APARECIÓ EN LA REVISTA ESPÍRITA DE PUERTO RICO.Instituto de Cultura Espírita Renacimiento, Mayagüez • Vol. 2 Núm. 4 • Sociedad de Estudios Espíritas Amor al Bien, Cabo Rojo

Cómo aprendemos a ser Espíritus
Por Jaci Regis

Así como cuando nacemos en la Tierra somos niños, proyectos
de hombre, también cuando es creado el espíritu todavía es un
proyecto de espíritu, es un principio espiritual.
Podemos afirmar legítimamente que el hecho de ser
“simples e ignorantes” significa que el principio espiritual
carece de psicología. El ser es potencial, pero está desprovisto
de cualquier mecanismo de aprehensión del exterior, por lo que
inicia su aprendizaje reaccionando a los estímulos del ambiente.
La discriminación entre esos estímulos produce a lo largo del
tiempo condiciones para la lenta creación de una estructura
psicológica que en el futuro desarrollará el ego (el “yo”),
dándole conciencia de sí mismo.
¿Dónde y cómo es realizado ese largo aprendizaje? El
principio espiritual sólo puede desarrollar su potencial en la
relación intima, profunda y recíproca con el elemento material.
Desde elcomienzo, esa relación del elemento espiritual con el elemento material crea mecanismos
biológicos, físicos, anatómicos y fisiológicos
que sucesiva y progresivamente ofrecen organismos cada vez
más complejos capaces de atender las necesidades de expansión
del ser. Es decir, el principio espiritual aprende repetida y
lentamente a ser Espíritu.
La historia del hombre va desde el momento remoto en que
surge el eslabón perdido en la cadena evolutiva de los
organismos terrestres hasta la actualidad. En aquel momento él
se levantó y comenzó a usar su inteligencia y sus manos; era el
homo faber, el homo sapiens y dio inicio a la formación de su
estructura psicológica que luego el lenguaje consolidó.
La encarnación surge, pues, como instrumento inherente al
proceso de crecimiento. El ser se liga a un cuerpo, a un
organismo temporal que será su instrumento de manifestación,
relación y creatividad; aprenderá a amar, a crear, a superar los
obstáculos.
La estructura psicológica básica, instintiva o impulsiva que
desarrollamos en el reino animal como principio espiritual, en
el juego de nacer y morir, debe ser enriquecida en el campo del
conocimiento y con el descubrimiento de las demás personas en
la dinámica afectiva.
La relación afectiva se consolida en el camino del amor con
la transformación de la sexualidad reproductiva en la
sexualidad creativa. Entonces conocemos la inmortalidad al
descubrir el plano espiritual o extrafísico, ambiente vibratorio
diferente al ambiente terrestre. Ahí va el ser a percibir que
continua existiendo sin el cuerpo físico, el cual parecía ser en
sus primordios la única realidad.
La percepción de la inmortalidad no es inmediata, incluso
con la repetición de la muerte física. Muchos mueren y no
perciben de manera consciente su condición inmortal. Esa es
una conquista tardía para muchos. Aunque inmortal, el espíritu
necesita aprender a vivir más allá de la vida corpórea.
En los niveles más elementales no hay aprehensión de la
vida extrafísica, pues toda la estructura psicológica del espíritu
está volcada hacia el mundo corporal. El tiempo entre dos
encarnaciones aumenta progresivamente conforme el espíritu
percibe y participa de la vida extrafísica.
El ser sólo asume su condición de inmortalidad en la
medida en que toma conciencia de sí mismo. Esto es, de ser
capaz de percibirse como un espíritu, como un ser fuera del
cuerpo somático. Conquistará esa condición como fruto del
desenvolvimiento de su estructura psicológica y moral.
Es posible afirmar, pues, que en el nivel evolutivo promedio
y actual de la humanidad terrena lo “natural” es estar
encarnado. La vivencia en el plano extrafísico es extraña para
una gran parte.
Para realizar el proyecto apremiante de desarrollar sus
potencialidades, el espíritu posee como base fundamental de su
formación la energía activa necesaria para mantenerlo vivo.
El desenvolvimiento de la base instintiva garantiza la
supervivencia. Es razonable pensar que uniéndose a
organismos progresivamente complejos el ser espiritual
experimenta constantemente la transición de la muerte, tanto
más traumática cuanto se considera que la unión entre él y los
organismos es visceral.
En el proceso evolutivo y de crecimiento el espíritu, como
todo en el universo, está subordinado a la ley natural. Ésta
establece que la construcción de la capacidad intelectual, la
discriminación de sensaciones, en fin, la creación de una mente
capaz de razonar es el fruto de un lento caminar entre
presiones, vida y muerte orgánica.
La realidad de ese aprendizaje está comprobada en la
complejidad de la estructura mental del espíritu. En ella
coexisten impulsos instintivos y actividades racionales,
combinando los factores de la estructura construida por el ser
espiritual.
El instinto le garantiza la conservación, la automatización
de los reflejos, de modo que en conjunto las actividades
superiores del raciocinio, que implican consumo de energía
mental para discriminar y discernir, puedan ser ejercidas sin
interrupciones, más libremente.

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