JOSÉ PLÁCIDO SANSÓN Y GRANDY, ELPRIMER ESPIRITISTA CANARIO
21 noviembre 2013 por
idafe
Por: Oscar M. García Rodríguez
Su vida
José Plácido Sansón y Grandy nació en
Santa Cruz de Tenerife el 4 de Octubre de 1815. Su padre, José Sansón,
era de ascendencia francesa y su madre, Juana Grandy, de estirpe
italiana. Su padre fue don José Bernardo Sansón Díaz y Freire, regidor
decano del ayuntamiento de Santa Cruz, quién ostentó la alcaldía primero
accidentalmente en 1814, y más tarde al se electo para desempeñar dicho
cargo en 1818 y 1827. Su madre se llamó Juana Grandy del Castillo.
Tras aprender a leer y escribir, continuó
ilustrándose en su hogar con su padre, a causa del cierre de la escuela
a que asistía. A los diez años comienza a estudiar latín, aprendiendo
el francés sin maestro. A los doce se matricula en la universidad de La
Laguna.
Sansón, desde pequeño, tuvo una enorme
pasión por la lectura, leyendo todo lo que caía en sus manos, en
especial historias y novelas de la literatura francesa e inglesa.
A los catorce años escribe su primera tragedia en verso, que tituló Anacaona,
en cinco actos, obra que a lo largo de su vida reescribiría cuatro
veces, según iban cambiando y madurando sus gustos y orientaciones
estéticas. Por esta época comienzan sus amores con su prima segunda,
María de la Concepción Sansón, con quien se casaría en 1834, al tiempo
que inicia su labor de poeta lírico.
A causa de la clausura de la Universidad
de La Laguna, al igual que todas las universidades estatales, en
Diciembre de 1829, tiene que interrumpir sus estudios de jurisprudencia,
que reanuda en 1834, mas no sólo como alumno, sino que incluso llegó a
dar clases de Lógica y de Moral el año de su licenciatura, por
enfermedad del catedrático Dr. don Valentín Torres.
Durante 1837 y 1838 colabora en el El Atlante,
primer periódico no oficial que se publica en Santa Cruz de Tenerife,
fundado por don Pedro Mariano Ramírez y Atenza (2). En este último año
escribe Elvira, drama romántico en tres actos y en verso, que es
estrenado en el teatro de Santa Cruz de Tenerife en Enero de 1839.
Asimismo, edita la obra Ensayo Crítico de las Obras de doña María de las Mercedes Letona del Corral, poetisa uruguaya nacida en Montevideo en 1803, y fallecida en Santa Cruz de Tenerife en 1831.
Se casó en 1834, sin el consentimiento
paterno, con su prima María de la Concepción Sansón y Plassón, con la
que tuvo cuatro hijos. Dos de los varones se llamaron Plácido y el otro
Andrés. Plácido Sansón y Sansón, el primero de este nombre, falleció a
los diecinueve meses de su nacimiento en diciembre de 1835. Andrés murió
de tuberculosis a los veinticuatro años de edad cuando estudiaba
ingeniería. De la hija, a la que llamaban familiarmente Concha, no hemos
podido encontrar datos.
En 1841, Sansón colabora en el periódico santacrucero El Daguerrotipo, de tendencia moderada, y publica sus Ensayos Literarios, en dos volúmenes, comprendiendo el primero “Poesías” y el segundo tomo “Tragedias”: Anacaona; Aben-Hamet y Atreo y Tieste. A estos volúmenes seguirían otros dos: el tercero con Poesías de 1839 a 1841 y el cuarto con Dramas.
En 1842 se licencia en Derecho en la
Universidad de La Laguna, habiendo obtenido siempre la nota de
“sobresaliente” y comienza a trabajar como abogado. En esta época se ve
seriamente alterada su salud, al sentirse afectado por un fuerte ataque
de reumatismo, complicado más tarde con otra afección, enfermedad de la
que se recuperaría, pero no sin serio menoscabo de su proyección
profesional y peculio. Escribe el drama en verso y en tres actos Hernán Peraza,
por encargo de la Sociedad Dramática de Santa Cruz, que no pudo ser
representado porque ciertas enemistades de Sansón lograron que fuera
calificado por las autoridades de “subversivo”. En este año redacta
también, junto a Rafael Calzadilla (3), la Revista Isleña.
En 1843 es nombrado coasesor de Rentas, y recibe encomiásticas consideraciones del conocido poeta Alberto Lista sobre sus Ensayos Literarios. Entre otras cosas le expresaba: “Estos
versos me han electrizado; y, a pesar de mis 68 años, han renovado en
mi, si no el genio, porque los muertos no resucitan, el placer de sentir
y admirar. Usted será un gran poeta, amigo mío. Este pronóstico le dejo
en herencia, ya próximo al sepulcro. No imite usted a Byron ni a Víctor
Hugo, poetas de cabeza, corazones prosaicos. Escriba usted por sí
mismo; imite el lenguaje de Rioja y Calderón; usted tendrá un lugar
distinguido y merecido en nuestro Parnaso”.
En 1844 es nombrado Fiscal, y en 1845,
Consejero de Provincias. Este mismo año aprende por su cuenta, sin
profesor, las lenguas inglesa e italiana, traduciendo luego a
Shakespeare, Milton, Lord Byron, Bulwer y Petrarca.
En 1847 y 1848 forma parte de la redacción de La Aurora,
semanario de literatura y artes publicado en Santa Cruz de Tenerife –
publicación más importante del romanticismo canario – junto a José
Desiré Dugour, Ignacio de Negrín, Carlos Guigou, etc., en cuyas páginas
aparecerán numerosos trabajos suyos: poesías, críticas literarias,
leyendas, estudios biográficos y traducciones.
El 15 de Junio de 1850 se embarcó para la
Península, instalándose en Madrid, en la Calle del Olivo, y después en
las de San Antón y Vergara, no regresando ya más a Canarias, algo de lo
que se arrepintió muchas veces a lo largo de su vida.
En la Villa y Corte, de la mano de su
amigo, el periodista y autor dramático, natural de Gran Canaria, Andrés
Avelino de Orihuela, entra en contacto con los más famosos escritores y
personalidades políticas de la época: Ventura de la Vega, Núñez de Arce,
Antonio García Gutiérrez, Agustín Príncipe, Suárez Bravo, Guerra y
Orbe, Eugenio Hartzenbusch, Eulogio Florentino Sanz, Cañete, Cea, Orgaz,
Rodríguez Rubí, Ruiz Aguilera, García de Quevedo, Cánovas del Castillo,
el Marqués de Tabuérniga, etc.
Traba amistad con el poeta José Selgas
Carrasco y juntos, en unión de otros escritores como Florentino Sanz y
Antonio Trueba, se reúnen en animada tertulia todas las noches en los
cafés “El Príncipe”, “La Iberia” o “El Suizo”.
En enero de 1853 entra a formar parte
como Secretario de la recién constituida Sociedad de Agricultura,
Industria y Comercio, cuyo objeto era contribuir a fomentar la riqueza
pública y particular de España, por medio de la cría de la cochinilla y
del gusano de seda, asociación cuyo primer presidente fue don Agustín de
Perales, secretario de la real cámara y estampilla de S. M. la Reina.
En 1854 publica un libro de poesías que intituló La Familia,
dedicado a la memoria de Alberto Lista. Envía ejemplares de esta obra a
Antonio Trueba y a la famosa poetisa Gertrudis Gómez de Avellaneda,
recibiendo elogiosísimas cartas de ambos.
En 1860, José Plácido Sansón ingresa como redactor en el periódico madrileño Las Novedades, de tendencia progresista, del que llegaría a ser director en 1868. En 1862, colabora en la Revista de Telégrafos, dirigida por su paisano Juan Ravina. Y en 1864, publica la segunda edición de La Familia, prologada por su amigo José Selgas. Escribió también para la Revista de Telégrafos.
En 1865, Sansón y Felipe Picatoste, que ya habían sido compañeros en Las Novedades, fundan y redactan la Revista del Movimiento Intelectual de Europa. A esta publicación invitó Sansón a colaborar a Galdós.
Al año siguiente, colabora en el periódico de La Habana, Cuba, El Mencey, mientras lo dirigió el tinerfeño Ignacio Negrín López, con artículos para la sección denominada “Revista de Madrid”.
En 1869 toma parte en la redacción del Diccionario Enciclopédico de la Lengua Española, editado por Gaspar y Roig, en cuya portada apareció el nombre de nuestro biografiado. Interviene en la traducción de la Historia Universal,
de César Cantú, publicada por el mismo editor, encargándose de la
traducción integral de los tomos sobre Literatura y Arqueología, siendo
también de su autoría el Índice General de la obra. Por esta misma
época, fue redactor del periódico madrileño La Atlántida.
También en este año es nombrado Oficial
de segunda clase del Ministerio de Fomento y Secretario del Gobierno
Civil de Madrid. En 1871 recibe el nombramiento de Inspector de
Hacienda, y en 1872, es designado Gobernador Civil de Ciudad Real.
José Plácido Sansón murió en Madrid, el 26 de febrero de 1875.
Su obra
José Plácido Sansón y Grandy es un autor
de transición entre el neoclasicismo del siglo XVIII y el romanticismo
del XIX. Su formación literaria inicial fue neoclásica, como reconoce en
su autobiografía inédita. Más tarde, la lectura de las obras de
Francisco Martínez de la Rosa La Conjuración de Venecia y Aben-Humeya, y, sobre todo, Lucrecia Borgia, le deslumbra, rindiéndose incondicionalmente a las nuevas ideas literarias del romanticismo.
José Plácido Sansón es el iniciador,
junto a Ricardo Murphy y Meade (1814-1840), del romanticismo en la
literatura canaria, estando considerado el máximo exponente de esta
corriente literaria, y uno de los escritores más interesantes de todo el
siglo XIX en las Islas Canarias.
Sansón escribió las siguientes obras: Anacaona, tragedia en tres actos y en prosa; Aben-Hamet, tragedia en tres actos; Atreo y Tieste, tragedia en cinco actos; los dramas La Noche de San Bartolomé, Zahuca (1835), Rodrigo (1836), María (1837), Elvira (1838), obra que se considera la iniciadora del romanticismo en Canarias; Una Mujer, Hernán Peraza, Tarde y a Tiempo y Víctima y Juez; la comedia Pobre Ciego; la zarzuela Tres para Una; la ópera seria Elvira; Jimena y Amor Conyugal, cuadros lírico-dramáticos; los libros de versos Poesías (tomo I y III de sus Ensayos Literarios, 1841), La Familia (1853), Ecos del Teide (1871), Flores del Alma y Ecos de Ultratumba. También escribió la novela Herida en el Corazón (1872); Al Borde del Precipicio, comedia en prosa, y el estudio Ensayo Crítico de la Obras de doña María de la Mercedes Letona del Corral
(1839). Además de refundiciones de algunas obras de otros autores,
junto a las traducciones ya consignadas en esta biografía, tradujo del
inglés Mary Eva, Maga de la Montaña e Hipatia y Calixta; y del francés Drama del 93 de Dumas, y parte de Los Miserables, de Víctor Hugo.
José Plácido Sansón y Grandy fue un
apasionado del teatro y es considerado figura imprescindible a la hora
de cualquier estudio del teatro canario del siglo XIX.
Su afiliación al Espiritismo
José Plácido Sansón y Grandy redactó en
vida una autobiografía que permanece aún inédita – ya mencionada – en la
cual deben encontrarse, sin duda, interesantes datos relativos a sus
experiencias mediúmnicas e introducción en el Espiritismo, tal como se
deja entrever en las palabras de uno de los máximos estudiosos de la
poesía del siglo XIX en nuestras Islas, Sebastián Padrón Acosta, el cual
tuvo la oportunidad de consultarla. Precisamente a datos extraídos de
esa autobiografía se refiere este autor, cuando en su estudio titulado
“Poetas Canarios del siglo XIX” (4), comenta lo siguiente:
“José Plácido se
contagia de las doctrinas espiritistas y se dedica a experimentos de
ésta, impulsado por la insistencia de Benigno Carballo, sujeto natural
de Santa Cruz de La Palma, profesor de Economía Política y amigo de
Sansón. José Plácido en Madrid, en 1851, en una sesión de espiritismo
evoca el espíritu de Ricardo Murphy. Son interesantes las páginas en que
se narra esta época de la vida de Sansón en la Capital de España”.
Resulta notable que Sebastián Padrón
Acosta se refiera a esta afiliación espiritista de José Plácido Sansón y
Grandy, siendo él sacerdote y sabiendo la opinión sostenida por la
iglesia y sus jerarquías, salvo honrosas excepciones, sobre el
Espiritismo, al que oficialmente habían catalogado de “doctrina
satánica” y otras lindezas por el estilo. Este hecho viene a ser una
palpable demostración de que tales convicciones constituían un elemento
clave e imprescindible, para ubicar fielmente la vida y obra de este
insigne poeta, dramaturgo y, en general, una de las figuras más
destacadas de la vida intelectual canaria del siglo XIX, circunstancia
que no se podía ignorar sin más.
Pero de todas formas, esa tendencia
presente en numerosos estudiosos de la vida y obra de una serie de
destacadas figuras de la historia, de soslayar intencionadamente la
cercanía, sintonía o afiliación de esos personajes, a las ideas
espiritistas, no está tampoco ausente en este autor, pues al consignar
las obras escritas por Sansón se olvida, “curiosamente”, de incluir en
su lista la obra poética espiritista Ecos de Ultratumba, recogida por Antonio Vizcaya Cárpenter en su excelente estudio Tipografía Canaria
(5). ¿Será por falta de memoria o un acto más de “caridad cristiana”
mal entendida? Por otra parte, el lenguaje empleado le delata: “(…) Se contagia de las doctrinas espiritistas…”.
A pesar de que muchos lo quieran ver así, las ideas del Espiritismo no
constituyen ninguna “enfermedad contagiosa”, peligrosa para la salud
física y mental del ser humano, y sí, por el contrario, uno de los más
grandes y trascendentales ideales de progreso, solidaridad y tolerancia
gestados en el seno de la humanidad, portador de una enorme capacidad
transformadora para el ser humano.
No disponemos de información para poder determinar de manera fehaciente la fecha de la redacción de Ecos de Ultratumba.
Según las informaciones de las que hasta
el momento disponíamos, la corriente de interés en torno a los fenómenos
psíquicos y mediúmnicos – que comenzó en los Estados Unidos de
Norteamérica a raíz de la manifestaciones que tuvieron por escenario la
casa de la familia Fox, en Hydesville, Nueva York, las que,
subsiguientemente, se propagaron como un reguero de pólvora por todo el
ámbito territorial de ese gran país, llegando a Europa de la mano de
diferentes médiums norteamericanos que realizaron diversas “giras” por
el “Viejo Continente” – había tenido su más temprano eco en España con
la creación de un núcleo de estudios en la ciudad de Cádiz.
Esto lo documenta Jaume Casanova Abellán
en su excelente trabajo “Desarrollo Histórico del Espiritismo en España.
Figuras Relevantes en España: José Mª Fernández Colavida”, publicado en
la revista Flama Espírita, editada por el “Centro Barcelonés de
Cultura Espírita”. Así, en su número 7, correspondiente a los meses de
Mayo y Junio de 1982, se dice: “La primera noticia que hemos encontrado en relación a una antigua Sociedad con este objeto – el estudio de la fenomenología mediúmnica, conocida entonces con el término general de “Nuevo Espiritualismo” -,
es en Cádiz, en 1855, disuelta luego por la Autoridad Civil a petición
de la eclesiástica, siendo la primera que publicó un libro de
espiritismo antes de que se conociera este vocablo: “Luz y verdad del
Espiritualismo, Opúsculo sobre la exposición verdadera del fenómeno,
causas que la producen, presencia de los espíritus y su misión”. Su
fecha data de febrero de 1857, dos meses antes de que se publicara “El
Libro de los Espíritus” de Allan Kardec. Lo condenó el Prelado y ante su
palacio se hizo el primer auto de fe con los ejemplares secuestrados. (El
Criterio Espiritista -1869-, revista de la Sociedad Espiritista
Española, dirigida por el Vizconde de Torres Solanot, lo reprodujo en
sus columnas)”.
Pero es que incluso antes, en 1854, ya se
publicaron en Cádiz dos pequeñas obras sobre el asunto, la primera
llevó por título “Las Mesas Danzantes y Modo de Usarlas. Respuesta de
los Espíritus a Preguntas que se le sometieron mediante la Tiptología”.
En el prefacio del folleto se cuenta como se descubrió el fenómeno de
las mesas parlantes y el modo de usarlas, y luego se transcriben una
serie de comunicaciones de los espíritus obtenidas entre finales de 1853
y comienzos de 1854 en Cádiz por este medio.
Este folleto y los hechos que en ella se
explican fueron comentados por Kardec en el número de abril de 1868 de
la Revue Spírite.
El segundo folleto, también impreso en
Cádiz en 1854, que se publicó adjunto como apéndice a la obra
“Mancomunidad, vista sintética sobre la doctrina de Carlos Fourier”, de
Hipólito Regnaud (Imprenta de la Revista Médica), llevaba por título “Explicación
psicológica sobre las mesas parlantes. Confirmación de la teoría
cosmogónica de Carlos Fourier y de su sistema de asociación sacada por
medio de dichas mesas”, con el subtítulo: “Moral y Amor divino”.
Pero,
tal como hemos recogido en párrafos anteriores, vemos que ya en 1851
existía en Madrid un núcleo donde se experimentaba la comunicación
mediúmnica con los espíritus, núcleo al que asistía José Plácido Sansón,
y donde en cierta ocasión se invocó el espíritu de su querido amigo y
poeta Ricardo Murphy y Meade. Por lo tanto, ésta viene a ser la fecha
más temprana documentada hasta el momento, de la introducción de los
estudios mediúmnicos del Nuevo Espiritualismo, preludio inmediato de lo
que luego serían los contenidos espiritistas, en España, dato
desconocido hasta ahora.
El poeta Ricardo Murphy y Meade
(1814-1840), muerto a muy temprana edad a causa de la tuberculosis, al
igual que su hermano y también poeta Patricio, fue compañero de estudios
y amigo inseparable de Sansón, unidos por sus ideales literarios y la
amistad más cordial, que nunca se extinguió. A él dedicó Sansón el
primer tomo de sus Ensayos Literarios, publicado en Santa Cruz de Tenerife en 1841, con las siguientes palabras: “Tú,
joven poeta, a quien una enfermedad horrorosa ha arrebatado del mundo,
tu viste nacer casi todas las composiciones de este primer volumen, tú
las corregiste aplicando a su análisis el gusto delicado con que te dotó
el cielo, si algún mérito encierran, a ti te lo deben; recibe, pues,
donde quiera que te halles, el homenaje puro que te rinde,
dedicándotelas, la amistad del que te llorará eternamente. José Plácido
Sansón”.
Como referimos anteriormente, Sebastián
Padrón Acosta expresa, siguiendo las informaciones recogidas en la
citada “Autobiografía” inédita de Sansón, que fue la “insistencia de Benigno Carballo, sujeto natural de Santa Cruz de La Palma, profesor de Economía Política y amigo de Sansón”,
lo que llevó a éste a iniciarse en las prácticas y estudios
mediúmnicos. Padrón dice incorrectamente “espiritistas”, pues por
entonces tal palabra no había sido creada ni dotada de contenido, labor
que le correspondería a Hypollite León Denizard Rivail, más conocido,
tras la publicación en 1857 del Libro de los Espíritus, con el
pseudónimo de Allan Kardec. Fue este investigador quien codificó la
Doctrina Espiritista y creó el vocablo que la identifica, dándole un
definido carácter que es a menudo ignorado por multitud de
comentaristas, aplicándolo no sólo inapropiadamente sino, lo que es más
grave e injusto, en un sentido totalmente opuesto del que le dotó su
creador.
Dejando a un lado algunas consideraciones
que nos sugiere el lenguaje y el tono empleado por Sebastián Padrón
Acosta en el anterior párrafo, a fuer de ser exactos hemos de decir que
Benigno Carballo Wangüemert (1826-1864), había nacido en Los Llanos de
Aridane, Isla de La Palma, y era licenciado en Jurisprudencia por la
Universidad de Sevilla. En 1852 se doctora en Madrid, convirtiéndose en
Catedrático de Economía Política de la Escuela de Comercio y del Real
Instituto Industrial de Madrid, a la vez que se adhiere a la escuela
económica en auge por aquel entonces: la librecambista.
Benigno Carballo era amigo de Sansón y si
en ese momento estuvo interesado en las investigaciones psíquicas y la
comunicación con los espíritus, derivadas del auge del Nuevo
Espiritualismo, no creemos que conservara dicho interés posteriormente, o
por lo menos no disponemos de ningún dato o indicio que nos lo haga
suponer. De todas formas, resulta verdaderamente curioso que Carballo
estuviese en París en Agosto de 1857 -a donde había viajado para
estudiar la organización de la enseñanza en el país galo, especialmente
las de naturaleza técnica, una de sus grandes preocupaciones-,
coincidiendo con la marejada de interés suscitada tras la publicación de
la primera edición de El Libro de los Espíritus, de Allan Kardec
en abril de ese mismo año, obra que se había convertido entonces en lo
que hoy llamaríamos un “best-seller”. ¿Llegaría Benigno Carballo a
conocer El Libro de los Espíritus durante su estancia en la capital francesa en el verano de 1857?.
Más tarde, esta amistad entre Sansón y
Carballo se vería, en cierta forma, comprometida a causa de rivalidades
políticas que mantenían al importante grupo de estudiantes canarios y
más tarde notables intelectuales y políticos, residentes por aquel
entonces en Madrid, en facciones divergentes, estando Sansón y Luis F.
Benítez de Lugo, Marqués de la Florida, progresistas, en el sector
opuesto al que se adhería Carballo, el liberal. Este conflicto tuvo su
expresión más clara en la polémica desencadenada tras la retirada del
Marqués de la Florida de la redacción de Las Canarias, revista dirigida por Carballo, aparecida en Abril de 1863.
Las convicciones espiritistas de José
Plácido Sansón, se documentan también en la asidua correspondencia que
mantuvo con el Marqués de La Florida. En sus cartas, se dirigía a él en
estos términos: “Frère en spiritisme, adieu!”. Marcos Guimerá Peraza comenta que por esta misma correspondencia “se conoce que Manuel Alonso Martínez, al que cita con frecuencia, era también espiritista” (6).
En un artículo del Vizconde Torres
Solanot incluido en el Almanaque del Espiritismo para 1873, que publicó
la revista madrileña El Criterio Espiritista, titulado “Movimiento
Espiritista en España”, se alude a José Plácido Sansón y a su obra
poética de inspiración espiritista, cuando comenta las últimas
producciones espiritistas que estaban saliendo a la luz en España: “…Y
lejos de agotarse con esto el movimiento literario, prepáranse obras
nuevas para ser muy pronto publicadas; y ya la poesía dramática, ya la
lírica, en producciones de Hurtado y de Sansón; ya el estilo sencillo y
ameno de los “Cuentos”, de Corchado, ya el correcto y grandilocuente de
las obras que escriben los médiums Bassols y Suárez, ya, por fin, otros
libros próximos a su terminación, aportan su contingente al Espiritismo,
haciendo presagiar que en España, lo mismo que en el extranjero,
seguirá en progresión creciente el movimiento Espiritista”.
El argentino Florentino Barrera, escritor
e historiador del movimiento espiritista recoge en su folleto “Auto de
Fe de Barcelona” (edición del autor. Buenos Aires, Argentina, 1980), lo
que sigue en relación al protagonista de este artículo:
“Salvando de un injusto olvido, que
por causas que ignoramos se encontraba sumido, rescatamos para los
primeros puestos al poeta y escritor José Plácido Sansón, autor de
“Poesías Espiritistas”, Madrid, 1865, al que Kardec hiciera referencia
en la revista; también es el autor de “Andrés ” y “Apéndice a La
Familia”, prologado por Joaquín Huelbes Temprado”.
Tenemos fundadas sospechas de que
“Poesías Espiritistas”, obra a la que alude Florentino Barrera, y
“Ecos de Ultratumba”, que mencionamos atrás, serían en realidad no dos
distintas, sino una única obra; es decir, el primero de los títulos
vendría a ser realmente el subtítulo de la segunda. Por tanto, si nos
atenemos a este dato, esta obra vio la luz en 1865.
Lo cierto es que ya en la segunda edición
del poemario “La Familia” (Madrid, 1864) se incluyen un conjunto de
poemas de nítida vinculación al ideario espiritista. Ocurre así en
poesías como Esposa y Madre, El Espíritu de Luisa, ¡Ruega Dios!, ¡No me
ames tanto!, ¡Intercede por mí!, El Ángel Custodio, Simpatías de
Ultratumba, Misterio, Lo Invisible, Por qué no Muero, Éxtasis, Fortitudo
o El Amigo Invisible.
José Plácido Sansón y Grandy, notable
poeta romántico, apasionado dramaturgo, figura destacadísima de la
intelectualidad canaria del siglo XIX y pionero del Espiritismo en
España y en las Islas Canarias: personalidades de tal valía intelectual y
moral engrandecen el ideal que representan y son expresión del tipo
humano que contribuye a crear el ideario, la ética y la práctica de la
Doctrina Espírita.
NOTAS
1) La familia Sansón se había establecdo
en la isla de Tenerife a comienzos del siglo XVIII en la persona del
alférez de milicias Cristóbal Plácido Sansón, hijo de Olivier Sansón y
Marguerite Legoux, ambos originario del puerto bretón de Saint Malo
2) Pedro Mariano Ramírez y Atenza nació
en Murcia en 1799. Había llegado a Santa Cruz de Tenerife en 1831, como
Oficial del Gobierno político de la provincia de Canarias. En 1841 fue
Síndico segundo del Ayuntamiento de Santa Cruz, cargo en que cesó por
haber sido elegido Diputado provincial por la Isla de La Palma en ese
mismo año. En 1842 salió elegido Diputado a Cortes por Canarias. Fue
Académico de la de Bellas Artes de Santa Cruz, al menos desde 1850;
Secretario (en 1837) y Director (en 1866) de la Real Sociedad Económica
de Amigos del País de Santa Cruz de Tenerife; vocal por la Orotava de la
Junta de Agricultura y vicepresidente de ella en 1854. En 1872 fue
Gobernador Civil de Canarias. En 1882 fue nombrado hijo adoptivo de
Santa Cruz. Murió en esa capital en 1886.
Fue también el fundador y dueño hasta 1857, de la Imprenta Isleña, la más importante establecida en Canarias en el siglo XIX.
3) Notario, político republicano y destacado masón, nacido en Santa Cruz de La Palma en 1846.
4) Colecc. Biblioteca Isleña, vol. III.
Ed. Aula de Cultura de Tenerife, con el concurso del Instituto de
Estudios Canarios. Santa Cruz de Tenerife, 1966.
5) Tipografía canaria, de Antonio Vizcaya Cárpenter, Colección Bibliografías Canarias, Nº 2, editado por el Instituto de Estudios Canarios, 1964.
6) Esta información no es exacta, lo que
es disculpable porque es muy fácil caer en esta confusión. Manuel
Alonso Martínez (Madrid, 1827 – Burgos, 1891), al que se refiere el
historiador canario, inició su actuación política en el Partido
Progresista. Durante el reinado de Isabel II ocupó, en diversos
gobiernos, las carteras de Fomento, de Gracia y Justicia y de Hacienda.
Sin embargo, su labor de gobierno realmente importante, que le da la
talla de eficaz legislador, se produce a partir de 1874, cuando vuelve a
ser titular del Ministerio de Gracia y Justicia. Presidió la comisión
encargada de redactar la Constitución de 1876. Reorganizó el Partido
Liberal, dando origen al Fusionista. Con Vega de Armijo constituyó el
grupo parlamentario llamada “del reloj”, porque sus miembros ocupaban
los sitios debajo del reloj que hay en la sala de sesiones, grupo
caracterizado por su decidida oposición a Cánovas. Nuevamente Ministro
de Gracia y Justicia en el Gabinete Sagasta (1881), volvió a serlo en el
primer gobierno de la regencia de doña María Cristina. Su gestión en el
ministerio dio como resultado la promulgación del Código Civil, la Ley
de la Imprenta, el establecimiento del juicio oral y público en las
causas criminales, la fundación de tres laboratorios de medicina legal
-Madrid, Barcelona, Sevilla-, como instrumentos auxiliares de la
investigación judicial; estableció las separaciones de las
jurisdicciones civil y criminal en las Audiencias de Madrid y Barcelona y
presentó a las Cortes los proyectos de la Ley del Jurado, de Reforma
del Código Penal y de Implantación del Matrimonio Civil. Fue presidente
de la Academia de Legislación y Jurisprudencia y miembro de la de
Ciencias Morales y Políticas.
Digo que es fácil caer en esta confusión
porque el espiritista era otro “Alonso Martínez”, un poco menos famoso,
nos referimos a su hermano Ángel, pintor y fotógrafo, reconcido como
uno de los grandes introductores de la fotografía en España, que fuera
miembro de la Sociedad Espiritista Española de Madrid, fundada por
Alverico Perón (Enrique Pastor y Bedoya), y muerto cuando era
Vicepresidente de la misma en 1868.
7) Tingüaro fue un notable guerrero
guanche, hermano del “mencey” (rey) aborigen Bencomo, del territorio de
Taoro, en la isla de Tenerife, que se destacó en la defensa de su tierra
contra los conquistadores españoles, siendo uno de los principales
artífices de la mayor derrota que estos sufrieron en todo el proceso de
conquista de las Islas Canarias, en la famosa batalla del Barranco de
Acentejo, dada el 31 de Mayo 1494.
TOMADO DE: http://grupoespiritaisladelapalma.wordpress.com/2013/11/21/jose-placido-sanson-y-grandy-elprimer-espiritista-canario/
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