EL POR QUÉ DE UN NUEVO BLOG

Después de abrir y mantener actualizado el blog: CENTRO VIRTUAL DE ESTUDIOS

ESPIRITISTAS Y AFINES, para la formación doctrinaria dentro de los postulados eminentemente racionalistas y laicos de la filosofía espírita codificada por el Maestro Allan Kardec que exhibe la Confederación Espírita Panamericana, a la cual nos adherimos, creímos conveniente abrir un nuevo Blog de un formato más ágil y que mostrase artículos de opinión de lectura rápida, sin perder por ello consistencia, así como noticias y eventos en el ámbito espírita promovidos por la CEPA, a modo de actualizar al lector.
Esa ha sido la razón que nos mueve y otra vez nos embarcamos en un nuevo viaje en el cual esperamos contar con la benevolencia de nuestros pacientes y amables lectores y vernos favorecidos con su interés por seguirnos en la lectura.
Reciban todos vosotros un fraternal abrazo.
René Dayre Abella y Norberto Prieto
Centro Virtual de Estudios Espiritistas y Afines "Manuel S. Porteiro".



sábado, 19 de octubre de 2013



V CONGRESO ANDALUZ DE ESPIRITISMO 
"LA ALEGRÍA DE VIVIR" 
LOS DÍAS 1, 2 Y 3  DE NOVIEMBRE  DE 2013
ORGANIZA, ASOC. ESPIRITISTA ANDALUZA AMALIA DOMINGO SOLER, 
EN EL HOTEL MONARQUE TORREBLANCA **** FUENGIROLA (MÁLAGA)

viernes, 18 de octubre de 2013

                                          ERNST SENKOVSKI EN SU LABORATORIO


LA TRANSCOMUNICACIÓN
INSTRUMENTAL
por
J O C E LY N E C H A R L E S
LE JOURNAL SPIRITE N° 94 OCTOBRE 2013

Transcomunicación instrumental (TCI) fue el nombre
dado en 1989 por el profesor Ernst Senkowski, físico
alemán, a la técnica de comunicación con los espíritus,
utilizando cualquier medio electrónico para captar
imágenes de espíritus (TCI video images) y para registrar
sus voces (EVP: Electronic Voice Phenomenon).
La transcomunicación a lo largo de la historia
En 1852, el norteamericano Jonathan Koons habría
construido la primera máquina capaz de captar las voces
de los espíritus. Sin embargo, los planos del dispositivo
se perdieron para siempre. En 1909, otro americano,
Atila Augusto de Oliveira Cambraia, de Brasil, registró
un aparato para comunicarse con los muertos. Y con el
advenimiento de la electricidad, otros investigadores
han tratado de utilizarlo pero sin gran éxito.
Thomas Edison
Thomas Edison (1847-1931), pionero norteamericano
de la electricidad, inventor entre otros del telégrafo, el
fonógrafo y la bombilla eléctrica, declaró a un periodista
de la revista Scientific American en octubre de 1920, que
trabajaba en una herramienta de comunicación con
el más allá. Afirmó también que era posible concebir
un aparato tan sensible, que pudiera permitir a las
personalidades que viven en otra esfera expresarse
más claramente que a través de las mesas giratorias,
los golpecitos o cualquier otra forma de comunicación.
Pero, la máquina de Edison no dio los resultados
previstos.
Friedrich Jürgenson
El sueco Friedrich Jürgenson
(1903-1987) es considerado
como el “padre”
de los registros de voz del
más allá. Él descubrió por
casualidad este medio de
contacto. Un día de junio
de 1959, registraba cantos
de aves en el campo; al
regresar a su casa, escuchó
la cinta y oyó “un zumbido,
vibrante como una tormenta, donde sólo se oía algo del
gorjeo”, seguido de “un solo de trompeta” y de una débil
voz de hombre que hablaba en noruego. Estos ruidos,
inaudibles durante el registro, aparecían sólo cuando
repasaba la cinta al revés. Jürgenson supuso que se
trataba de una interferencia radiofónica, pero no había
emisora en el entorno donde se había hecho la toma
de sonidos. Intrigado, multiplicó los registros y captó
otras voces, entre ellas la de su madre. “Cuando volví
a escuchar la cinta, una voz me dijo: «¿Friedel, me oyes?
Es mamá». Era la voz de mi madre fallecida. Friedel, es el
apodo que ella me daba”. Jürgenson se dedicó entonces
a sus cintas magnéticas. En 1960, una de las voces
le aconsejó utilizar la radio, y fue esta técnica la que
utilizó hasta su muerte. En 1967 publicó una obra titulada:
Radiotelefonía con los muertos. Recibió el apoyo
del parapsicólogo Hans Bender que se declaró en
favor de un origen paranormal.
Otros investigadores
Luego, Konstantin Raudive (1909-1974), literato letón
y docente de psicología, continuó los experimentos.
Realizó unos 100.000 registros. Dio a conocer sus
trabajos en Alemania y desde entonces, comenzaron
en ese país numerosas investigaciones. Paralelamente
se dieron a conocer otros investigadores, en particular
en Italia. En 1952, el franciscano italiano Agostino
Gemelli registró
por casualidad en un
magnetófono, la voz de
su padre fallecido hacía
mucho tiempo. El padre
de Gemelli utilizó la
expresión “mi cabeza de
mula”, que correspondía
al cariñoso nombre de
pila que había dado a su
hijo.
Existen numerosas personas que practican la
transcomunicación y se han creado asociaciones para
estudiar y experimentar este fenómeno. Las voces
paranormales son analizadas en el plano acústico, en
laboratorios especializados, y los primeros resultados
ponen en evidencia claras diferencias entre la voz de
una persona viva y la de un difunto registrada por un
magnetófono o un ordenador.
En Francia, Monique Simonet y el Padre François Brune
han ayudado a dar a conocer la transcomunicación.
Fue en abril de 1979, cuando Monique Simonet entró
en contacto por primera vez con su padre fallecido, por
medio de un magnetófono. También captó, en mayo
de 1979, la voz de su abuelo. Ha registrado la voz de
muchos otros desencarnados.
El Padre François Brune estudió con seriedad todos los
aspectos de la TCI, bajo el ángulo técnico pero también
moral y espiritual. Ha expresado su convicción de
la existencia de los espíritus y de su manifestación
post mortem. Forma parte de los pocos eclesiásticos
especialistas en lo paranormal que, con el pasar del
tiempo, han hecho evolucionar ciertos anticuados
conceptos católicos. Tiene el mérito de hacer avanzar
la reflexión sobre la muerte y el más allá, en el interior
mismo de la institución religiosa. Escribió Los muertos
nos hablan y, junto con el profesor Rémy Chauvin, A
la escucha del más allá. Este biólogo y entomólogo
francés precisó además: “Según los análisis llevados
al instituto electrotécnico de Turín sobre una decena de
mensajes, estas voces parecerían proceder de individuos
que no tienen cuerdas vocales”.
Algo de técnica
Describamos sucintamente algunos métodos de
registro de los experimentadores:
El magnetófono de cassette: se introduce un
cassette virgen en el aparato y se dirige directamente,
por medio del micrófono, a la persona fallecida
que se desea contactar. Es preciso prever, además
de las preguntas, las zonas de tiempo para que el
eventual corresponsal pueda responder. La duración
del registro estará limitada a cinco o diez minutos
y luego, se vuelve a escuchar la cinta. Las voces,
cuando existen, son relativamente débiles y difíciles
de comprender. Los mensajes son generalmente
muy breves, y se aconseja utilizar un amplificador de
sonidos.
La radio: se sirve de un aparato de radio que puede
estar conectado a un magnetófono por un cable de
toma directa. En ausencia del cable, el magnetófono
de cassette se colocará en la inmediata proximidad
del aparato de radio. Se puede optar por algunas
variantes:
- El registro sobre “fondo sonoro blanco.” El aparato
se sintoniza entre dos estaciones, en una frecuencia
donde no hay programa. No se tendrá entonces sino
un ruido de fondo.
- La utilización, como soporte, de un programa
hablado o musical, eligiendo una “ventana de
frecuencia”. Los interlocutores del más allá le habían
indicado a Friedrich Jürgenson una frecuencia en
onda media, de unos 1480 kHz.
Existen muchas otras variantes de registros de voz.
Las invenciones: aparatos, como el “psicófono”
(MacCreadie) fueron concebidos para aumentar el
número de voces registradas y mejorar la recepción de
las señales. Citemos a Georges Meek, un empresario
jubilado, que en 1979 desarrolló con su colega William
O’Neill el “spiritcom” (aparato que engloba toda la
gama de tonalidades de una voz humana adulta).
Y en 2002, Frank Sumption creó el “ghost box”, cuya
finalidad era similar. Sin demasiados resultados.
Transcomunicaciones instrumentales visuales
En 1973, fueron recibidas las primeras imágenes
de difuntos en la pantalla de un televisor blanco y
negro. Klaus Schreiber (se le debe la célebre imagen
de Romy Schneider), un investigador alemán, recogió
imágenes de personas fallecidas con ayuda de una
cámara, un grabador de vídeo y un televisor colocado
en un canal sin señal. La mayor parte del tiempo,
son rostros más o menos bien definidos, con o sin
voz. Es una experiencia espectacular. Esta técnica
de comunicación requiere mucho tiempo, trabajo y
equipos. En 1990, otro alemán, Adolf Homes recibió
en un ordenador mensajes de Konstantin Raudive.
Ejemplos
- “Si hubieras visto todo eso, ¡es la vida eterna!”: voz
paranormal obtenida por Monique Simonet para una
viuda. Monique interrogó al marido difunto y éste dio
esta respuesta.
- “Catherine, yo me instruyo”: voz paranormal obtenida
por Monique Simonet en 1992, sobre un ruido blanco
de radio. Aquel día, Monique requería para una
dama llamada Catherine, a su marido desaparecido,
preguntándole sobre lo que hacía ahora en el más
allá, y una voz paranormal masculina, bastante fuerte
respondió esa frase. Monique se enteró por esta
dama que su marido ya era muy cultivado en la Tierra,
y entonces la respuesta no la sorprendió.
- “El gato me ve”: voz paranormal obtenida por
Monique Simonet.
- Rémy Chauvin contó lo que le sucedió a un joven que
debatía un asunto de herencia. Este último recibió,
en presencia de testigos, una llamada telefónica de
su padre difunto, cuya voz reconoció, sin respuesta
posible. La voz le comunicó la orden de “registrar el
bolsillo de un viejo abrigo guardado en el sótano”. El
joven cumplió, y fue así como encontró el documento
que había estado buscando en vano.
La TCI medio suplementario de contacto con los
espíritus

A medida que hemos desarrollado técnicas nuevas
en la Tierra, parece bien que cada vez los espíritus
hayan tratado de utilizarlas.
Las nuevas tecnologías: desde siempre, los difuntos
han tratado de comunicarse con los vivos para dar
testimonio de su supervivencia y tranquilizar a
sus parientes. Se han servido de todos los medios
a su disposición para establecer el contacto
(cestita, tablilla, escritura automática…). Entonces
no es sorprendente comprobar que utilicen el
magnetófono, el televisor, el teléfono o cualquier
otro medio moderno. La transcomunicación no es
pues una revolución sino una adaptación del más allá
a nuestras tecnologías modernas.
Necesidad de un médium: de todas formas, hace
falta en las proximidades un médium cuyo potencial
fluídico utilizará el espíritu para manifestarse a través
de un aparato, que sólo sirve de soporte. Parece, según
las experiencias realizadas, que estas manifestaciones
no permiten un intercambio consistente con el más
allá; los testimonios recogidos se refieren a la aparición
de rostros sobre una pantalla, y algunas palabras no
siempre fácilmente identificables en una cinta.
La transcomunicación instrumental sigue siendo
dependiente de todos los azares conocidos de la
mediumnidad. Sigue pues exactamente las mismas
reglas que ésta. Parece que fuera aún más difícil de
realizar que las mediumnidades clásicas; los espíritus
tienen más facilidad para utilizar directamente al
intermediario humano (por ejemplo en escritura
automática) que para servirse de soportes materiales
que demandan una considerable energía fluídica.
A tal punto además, que ciertos experimentadores
utilizan la escritura automática para que los
desencarnados les den el camino a seguir y los
protocolos de orden técnico para manifestarse a
través de un aparato. Agreguemos que, hasta el
día de hoy, no parece que un espíritu haya podido
expresarse con toda facilidad por estos medios, en
un largo mensaje explicativo sobre su situación o
sobre puntos filosóficos y otros. Además, en TCI,
siempre estaremos frente a los mismos riesgos e
inconvenientes que en las mediumnidades clásicas,
siendo todo espíritu susceptible de intervenir,
incluido un espíritu importuno.
La transcomunicación existe. A la pregunta: “¿Qué
piensa de la transcomunicación?” el espíritu Gabriel
Delanne respondió: “Vosotros conocéis, caros amigos
espíritas, la función física, la manifestación física de los
espíritus dentro de vuestro mundo que no lo es menos,
es particularmente difícil, de allí la dificultad de poder
conseguir manifestaciones espectrales de carácter
ectoplásmico, convenientes y regulares. Imprimir la
fuerza de su pensamiento sobre la cinta magnética,
dirigir la fuerza de su pensamiento desencarnado
sobre una onda hertziana que se va a transformar en
imagen recibida en el interior del tubo catódico, he allí
un proceso muy difícil para los desencarnados. Es por
eso que mi segunda reflexión será la siguiente: no se
trata de mensajes tal y como podéis recibirlos. No se
trata de discursos, no se trata de palabras. Se trata de
manifestaciones puntuales, se trata de manifestaciones
que deben responder a un llamado, a una evocación y
a un recogimiento. En el 90 % de los casos, la respuesta
deseada por los que intentan esta experiencia no llega
a concretarse. Hay pues que decir de la naturaleza de
estas comunicaciones que es posible”.
La transcomunicación existe, es posible, pero no es un
método milagroso que permitiría comunicarse mejor.
La técnica no superará fácilmente los problemas
vinculados a la comunicación con los espíritus. Quizás
eso llegue con el tiempo, pero no nos engañemos;
como en toda sesión espírita, para obtener buenos
resultados siempre hará falta cerca del aparato un
buen médium y una asistencia instruida en las reglas
de la comunicación. Sin embargo, la TCI es una vía
que sigue siendo interesante para la demostración
de la existencia de los espíritus.

LA MEDIUMNIDAD
DE INCORPORACIÓN
Michel Pantin (1954-2010)
LE JOURNAL SPIRITE N° 94 OCTOBRE 2013

Ya sugerida en El Libro de los Médiums bajo la
denominación “médiums parlantes”, luego por Léon
Denis bajo el nombre “incorporación”, la mediumnidad
de incorporación necesita una buena definición para
que se no se confunda con otras mediumnidades.
La incorporación sigue siendo un fenómeno raro en
muchos de los trances producidos que no se vincula
con ninguna otra mediumnidad de tipo intuitivo
o automático. Un médium puede hablar bajo la
influencia de un Espíritu en una relación telepática
como lo vemos en clarividencia o en sueño magnético;
igualmente, en una forma de automatismo puede ya
no ser dueño de su mano, controlada por un Espíritu
como en la escritura automática. Mientras que en la
incorporación, el médium sufre un trance por el cual el
espíritu desencarnado impone realmente su presencia
en el plano físico. Durante un primer trance, el espíritu
del médium se desdobla, se exterioriza de su cuerpo
y, como lo describía Michel Pantin, “Me siento oscilar
hacia atrás y luego más nada…” El médium pierde la
consciencia, su espíritu desdoblado se aleja de su físico
como sucede también, inconscientemente, en ciertas
fases del sueño. Por supuesto, se trata del espíritu
acompañado por su periespíritu, e igualmente el
espíritu del desencarnado que se incorpora realiza esta
transición gracias a su propio periespíritu que se ciñe
provisionalmente al cuerpo del médium. El fenómeno
de trance se produce con sobresaltos más o menos
violentos y gemidos que dan la apariencia de cierto
sufrimiento. De hecho, hay cierta dificultad para el
médium en dejarse llevar totalmente al olvido de su yo,
y una dificultad para el Espíritu que vuelve a la materia
en un cuerpo que le es extraño y al cual debe adaptarse
momentáneamente en una compleja combinación
fluídica. Durante este trance, hemos podido comprobar
ciertas particularidades observadas médicamente, y
especialmente una fuerte aceleración cardiaca.
El espíritu desencarnado incorporado tiene
parcialmente el uso de las funciones corporales de su
médium, pudiendo moverse a voluntad, encontrando
una gestualidad que le es propia, haciendo vibrar las
cuerdas vocales según su propia identidad, y es así
como la voz se transforma, recordando la que era en su
vida terrenal. Es entonces cuando los participantes en la
sesión pueden reconocer a un pariente desencarnado
en todas sus actitudes y expresiones.
Para seguridad del médium, la sesión debe realizarse
en un clima de recogimiento, de conciencia y de
seriedad (por lo demás, como cualquier otra) para crear
un entorno fluídico de calidad que el espíritu necesita
para manifestarse. Si bien el potencial energético del
médium es la condición indispensable para el espíritu,
la asistencia juega también un papel indispensable
por su aporte fluídico, del cual extraerá el espíritu para
conseguir toda la fuerza necesaria para su manifestación.
Es necesaria esta forma de ósmosis o “concordancia
fluídica” para que el trance pase lo mejor posible y para
que el espíritu encuentre su total expresión dentro de
un clima sereno.
La primera incorporación de Michel
Durante la primera incorporación que nos fue dado vivir
a través de Michel Pantin en 1974, ya había todos los
datos que nos permiten comprender el fenómeno. Al
final de la manifestación, Michel describió con precisión
lo que le había sucedido. Se sintió oscilar hacia atrás y
luego aspirado dentro de una espiral descendente que
le parecía interminable. Luego, llegó a la entrada de un
largo túnel que recorrió y entonces le llegó una música
muy hermosa. Al final del túnel, percibió un minúsculo
punto luminoso que se iba agrandando a medida que
él avanzaba. Al final, dentro de una intensa luz amarilla,
se encontró delante de una multitud de personajes.
Uno de ellos se apartó de la muchedumbre. Michel
reconoció a su abuelo que venía a su encuentro. El
espíritu de su abuelo le hizo comprender que acababa
de franquear el paso para entrar al mundo de los
Espíritus, pero que era necesario que volviera muy
pronto a su cuerpo. Al realizar el viaje en el otro sentido,
Michel se sintió impulsado por el túnel y luego en una
espiral ascendente para reintegrarse a su cuerpo.
Durante ese tiempo, su cuerpo físico era incorporado
por un Espíritu que por primera vez había abierto el
camino a una mediumnidad, que posteriormente
se ejerció durante treinta y cinco años. Precisamos
que esta incursión al otro mundo no se repitió con
frecuencia sino en algunas ocasiones. La mayor parte
de las veces, Michel se sentía oscilar hacia atrás, luego
perdía el conocimiento durante todo el transcurso de la
incorporación, volviendo en sí sin ningún recuerdo.
Desde entonces, este raro fenómeno de la incorporación
fue vivido por Pierre Caudron a principios de los años
‘80, en un proceso más progresivo. No siempre había
una total pérdida de consciencia, sino incorporaciones
fuertes ya dentro de un desarrollo prometedor.
Desgraciadamente, Pierre falleció prematuramente de
un ataque cardíaco debido sin duda a un agotamiento
excesivo en su vida profesional.
Posteriormente, la incorporación se ha desarrollado
progresivamente a través de Karine Chateigner, en un
contacto que prosigue todavía hoy.
La doble incorporación
En varias oportunidades, hemos vivido sesiones donde
dos médiums eran incorporados simultáneamente. Eso
tuvo lugar con Michel y Pierre, luego, más tarde, con
Michel y Karine. Se pudo ver a dos Espíritus incorporados
pasarse la palabra en propuestas de instrucción que se
complementaban. Y se han vivido igualmente sesiones
difíciles donde un Espíritu endurecido pasaba por un
médium mientras que un Espíritu guía, a través de otro
médium, desplegaba una gran fuerza de persuasión
para doblegar al mal Espíritu. Y había simultáneamente
una fuerza fluídica que el mal Espíritu no podía resistir,
que le constreñía a pedir perdón, lo cual le impulsaba
hacia una gran luz en una liberación que le obligaba a
encontrarse frente a sí mismo en toda la amplitud de su
propia verdad.
Igualmente hubo sesiones donde dos Espíritus del mal,
cómplices uno del otro, se encontraron incorporados al
mismo tiempo, y donde la asistencia necesitaba realizar
sucesivamente el trabajo de liberación de estas dos
entidades, a partir del diálogo y la oración.
Un aniversario
En vísperas de los cuarenta años que nos separan de
las primeras experiencias que dieron origen a nuestro
Círculo, vaya nuestro recuerdo a Michel que, durante
treinta y seis años, prestó su cuerpo a los Espíritus,
incansablemente, sin interrumpir, consciente de su
misión a la vez espírita y mediúmnica. Con su fuerza
espiritual, dio un impulso incomparable a la renovación
espírita. Y con su mediumnidad de varias facetas
(fenómenos de efectos físicos, clarividencia, escritura,
incorporación), permitió a los Espíritus expresarse con
toda la amplitud que les era necesario, para llamar la
atención de los humanos. Y si esa mediumnidad, la
incorporación, más total que las otras lo permitió, no
dejaremos de valorarla, no con añoranza o nostalgia,
sino con la firme convicción de que este camino
trazado por los Espíritus y los hombres dentro de la
comunicación, es una página de historia indispensable
de ser recordada para proyectar mejor el espiritismo
hacia su futuro siempre en construcción.

jueves, 17 de octubre de 2013




                                                      JEANNE LAVAL EN 1967

por
FABIENNE DUCOURNEAU

JEANNE LAVAL,
1895-1975, MÉDIUM

LE JOURNAL SPIRITE N° 94 OCTOBRE 2013

Jeanne Augé nació el 4 de octubre de 1895 en Montech
(Tarn-et-Garonne), en el seno de una familia modesta y
un ambiente de profundo afecto.
Su padre se ocupaba de caballos
y su madre era planchadora.
Brillante alumna y a pesar de una
beca, Jeanne, sintiéndolo mucho,
se vio obligada por su padre a
quedarse en casa para ayudar a sus
padres y más particularmente a su
madre en el planchado, lo que se
convertiría en su oficio. Estamos
a principios de los años 1900 y el
papel de las hijas en esa época era
quedarse en casa para secundar
a los padres. Mientras trabajaba,
Jeanne descubrió un don natural,
el canto. Alentada por su padre,
que hacía pequeños extras en las
bodas y banquetes, lo acompañó
y ambos se hicieron “famosos” en la región. Más tarde,
Jeanne se destacó por su voz, una voz capaz de cantar
grandes arias de ópera, pero ella
rechazó toda carrera en ese campo,
prefiriendo una vida modesta cerca
de los suyos. A los dieciocho años,
Jeanne era una chica que estaba
lejos de dejar indiferentes a les
hombres y sabía que sólo existen
tres medios para salir de una
condición social difícil: inteligencia,
talento o belleza. En esa época,
un encuentro marcaría su destino
para siempre. Como todos los
años, en otoño, los feriantes venían
a instalarse por algunos días en
Montech. A Jeanne le encantaba
ese medio en particular y un
día presentando su mano a una
gitana, ésta le dijo: “Jeanne, tú estás
marcada… En tu mano está el
signo de los médiums, un día serás
contactada por el más allá y harás
mucho más que predecir el porvenir
pues eres elegida”. Pasan los años,
se acerca la guerra de 1914, y es
en este período cuando Jeanne
conoce al ingeniero químico Emile
Bouysset. Emile ha sido enviado
al frente como muchos de su
generación. Llega 1918, final de la
guerra donde él retoma su trabajo
de ingeniero y Jeanne Augé se
convierte en Jeanne Bouysset. A
causa de la explosión química de
una retorta, Emile muere y Jeanne
se encuentra sola y embarazada.
En 1967, Jeanne cuenta: “Fue en
1918 cuando todo comenzó, acababa de perder a mi
marido y absolutamente desesperada, sólo tenía una
idea en la cabeza, reunirme en la tumba con el que me
había dejado viuda y embarazada después de 7 meses de
felicidad. Estaba enferma y en cama; sobre mi mesita de
noche había una botella de Láudano en medio de otros
remedios. Un día, resuelta a acabar con todo, tomé la
botella para ingerir el contenido y la llevaba a mis labios,
cuando una mano invisible pero firme tomó mi brazo y
me obligó a volver a poner la botella en su sitio, mientras
escuchaba a mi oído: «¿Y el niño?». Me sobresalté y miré
hacia todos lados, estaba sola. Tomé la botella de nuevo y
por segunda vez, la mano invisible realizó el mismo gesto y
volví a oír: «¿Y el niño?» Entonces, dije en voz alta: «Un niño
sin padre y pronto sin madre, tengo derecho a no dejarlo
vivir» y retomé la botella. Esta vez,
la mano invisible se tornó brutal,
mis dedos fueron apartados por la
fuerza, la botella cayó y se rompió.
En ese mismo instante, mi madre
abrió la puerta, comprendió y me
suplicó que pensara en ella y en mi
padre. En resumen, lloramos las dos
y prometí vivir. Mi hijo vino al mundo
en muy malas condiciones y antes
de término. Era una niña, Emilienne,
que más tarde se convertiría en la
madre de Jean-Louis Victor. Con
frecuencia yo iba a sentarme en
una habitación apartada, lloraba y
tenía la impresión de una presencia
a mi alrededor. Un día, encontré el
libro de Léon Denis «Después de la
muerte», libro traído hacía tiempo a
mi padre por una anciana señorita
ciega a la que de vez en cuando él
complacía leyéndole. Y mientras
yo leía, una amiga de paso por mi
casa me dijo: «¿Qué libro es ese?» Se
lo mostré y le dije: «¡Qué hermoso
si fuera verdad!». «¡Es verdad!», me
dijo ella. Para mi gran asombro me
contó que tenía una prima médium
que tenía comunicaciones de
desencarnados. No tuve descanso
hasta que conseguí una cita con
aquella médium. En esa sesión,
obtuve mensajes de mi marido, tan
precisos y tan claros que mis dudas
se disiparon. Cuando él me anunció
su partida, le pedí que regresara y me
dijo: «Volveré por ti, eres médium y
más tarde estarás obligada a cuidar
a esta por quien me manifiesto hoy.
Toma un lápiz mañana a las dos
y verás». Al siguiente día, a la hora
indicada, con el nerviosismo que comprenderéis, tomé
un lápiz, esperé apenas cinco minutos, y mi brazo arrancó
como un loco, mi mano volaba sobre el papel pero era una
fantástica producción de letras que no conseguía juntar,
yo estaba desolada. Finalmente, poco a poco, surgieron
palabras y frases. Los mensajes adquirieron un sentido y
ofrecieron interés. Yo estaba feliz, pero mis padres estaban
consternados, me creían sumida en la locura. Mi padre
me decía: «Mi pobre niña, ese es un fenómeno nervioso
que no te interesa sino a ti, ¡te lo ruego, deja todo eso!»,
tanto me lo dijo que terminé por creer que en efecto era
autosugestión y, en dos palabras, estaba desesperada.
Entonces se me ocurrió una idea, le pedí al invisible,
pruebas fuera de mí para demostrarme bien la realidad de
las comunicaciones. Y las pruebas se multiplicaron. Fue el
retrato al lápiz de mi abuela paterna,
muerta cuando mi padre tenía
ocho años y que nunca había sido
fotografiada. Su hermano, a quien
se le mostró el dibujo, la reconoció
y se asustó; ¡pobre hombre! ¡Qué
revelación en 80 años! Luego fue mi
marido, químico en vida, indicando
un escondrijo donde algún tiempo
antes de su muerte, había ocultado
venenos, escondrijo cuya existencia
desconocíamos. También nos reveló,
que algunos días antes de su muerte
le habían prestado un impermeable,
impermeable que dejó en casa de
un pariente que no se atrevía a
traérmelo para no despertar mi dolor.
El propietario de la prenda, creyendo
que se la habían robado, tampoco
se atrevía a hablarnos del asunto.
Todo resultó exacto. Mis padres
fueron convencidos por una serie
de pruebas sucesivas. Finalmente
vinieron las manifestaciones físicas: la cuna de mi hija se
mecía suavemente a plena luz, las puertas se abrían, el
lápiz escribía solo sobre una mesa, aportes, etc. Un espíritu
que firmaba «Jean» signo de interrogación, otro «Justicia»
nos dieron muchos pequeños poemas, así como cantidad
de respuestas a preguntas que a menudo, no teníamos
tiempo de hacer. Finalmente tuvimos sesiones regulares
donde diversas entidades, como «Piedad”, «La falena»,(*)
«Resplandor», «La sombra», «Cimientos», «Poder», «El
espíritu negro», etc., se manifestaron, marcando cada una
bien claramente su personalidad. Diferencias de escritura,
de estilos y de voces, pues, algunos como «Deber» y
«Olvidar», me dormían y me hacían cantar. Ofrecían
canciones compuestas por ellos. «Deber» las cantaba con
una voz muy grave y muy fuerte de barítono, «Escudo»
con una voz un poco más débil pero muy timbrada, justa
y conmovedora, según los oyentes, pues en lo que a mí
respecta, al despertar, nada me quedaba de recuerdo.
Así, apoyándose uno al otro, se llegó a «Símbolo» quien
enseguida se mostró diferente de los demás. Me hizo
escribir automáticamente luego, por fin, acabó por
decretar que necesitaba servirse de las ondas y organizar
otro medio de comunicación. Yo escuchaba una voz
blanca dictar las respuestas palabra por palabra, en
medio de un ruido bastante fuerte y desagradable que
recordaba al que se oye en el teléfono cuando hay viento
sobre la línea. Fue en estas circunstancias particularmente
extrañas que se anunció la enseñanza supraterrestre
que recibí y que está consignada en el libro «La hora de
las revelaciones» editado por mi nieto, Jean-Louis Victor,
a quien tengo que rendir homenaje aquí. En efecto, al
decidir tomar a su vez la antorcha de la verdad, eligió
las dificultades y las pesadas responsabilidades, pero
también el gran ideal que esta misión suponía y ha sabido
darme, en el atardecer de mi vida, la dulce alegría de ver
la obra de «Símbolo» retomando su marcha luminosa por
el mundo. Así, habiendo vuelto a tener entre mis viejas
manos el espléndido mensaje que lo invisible me confió,
puedo esperar desde entonces, confiada y serena, recobrar
los horizontes infinitamente maravillosos de los que nos
hablaba «Símbolo», hace ya tantos años”.
(*) Especie de mariposa nocturna (N. del T.)
Jeanne se volvió a casar en 1925 con el terrateniente
Maurice Laval. Jeanne Bouysset se convirtió en Jeanne
Laval y tuvo una hija, Alice.
De 1918 a 1936, las comunicaciones fueron regulares
antes de interrumpirse después de haber anunciado la
guerra y sus consecuencias. La producción mediúmnica
de Jeanne Laval, que poseía muchas posibilidades
parapsíquicas (escritura automática, videncia,
clariaudiencia, psicoquinesia, telepatía) es inmensa.
Grandes investigadores de su época se interesaron por
sus textos: el profesor Charles Richet (Premio Nobel de
Medicina) y el doctor Osty, antiguo director del instituto
Metapsíquico de París. El grupo con el cual trabajaba era
dirigido por el pastor Bénézech, director de la facultad
de Teología Protestante de Montauban.
Numerosas entidades se manifestaron a través de
Jeanne Laval entre 1918 y 1932, cada una con una
personalidad típica: Jean y Justicia que transmitieron
numerosos poemas, Deber y Escudo, especialistas en
cantos, y Símbolo que fue el más asombroso de todos,
dando notables precisiones sobre la realidad del mundo
invisible y sobre la reencarnación. Observamos que este
espíritu “Símbolo”, lo encontramos en la obra de Allan
Kardec pero también en la de Léon Denis, así como en
las sesiones de Victor Hugo.
Con frecuencia los resultados de las sesiones espíritas
fueron sorprendentes. Tomemos un ejemplo muy
concreto, donde justamente estaba presente el doctor
Osty: el 20 de julio de 1932, una entidad, “Olga”, que
había sido Lola Montez, ex-amante escandalosa del
rey Louis I de Baviera, se dibujó ella misma vía Jeanne
Laval, un dibujo muy hermoso firmado Dartiguenave y
publicado en el libro La hora de las revelaciones. Lo que
dio lugar a una pesquisa larga y a menudo inútil. Fue
necesario esperar hasta agosto de 1939 para poner la
mano en el original, increíblemente parecido a la obra
de Jeanne Laval.
A la muerte del pastor Bénézech, que asistía al grupo,
las numerosas voces del más allá se volvieron discretas.
Los espíritus que hasta entonces la habían seguido, le
anunciaron su partida, por haber cumplido ya su misión.
Jeanne se entristeció mucho, declarando que después
de Símbolo y de todos los demás espíritus familiares y
regulares, ya no quería a más nadie.
Entre 1936 y 1970, Jeanne se retiró al campo y fue en
1970 cuando se reanudaron algunas comunicaciones,
sobre todo en el sentido de ayudar a la gente en toda
clase de dificultades. Terminó sus días en el campo
donde sucumbió a un ataque cerebral para morir el 6
de abril de 1975.
Fue Jean-Louis Victor, autor de numerosos libros, entre
ellos La reencarnación, quien sacaría a la luz la obra de
su abuela. La obra principal de Jeanne Laval, La hora
de las revelaciones es el testimonio de esas visitas y lo
constituyen cuatro tomos. Jeanne había resumido esa
sucesión en estos términos: “Yo he sido el portaplumas,
mi nieto será el portavoz…”
Jeanne Laval se manifestó dos veces en nuestra
Asociación, en 1978 y en 1987. Y he aquí algunos
extractos de sus mensajes:
“Con gran placer vengo junto a vosotros… La sutileza de
la sombra del espíritu sigue siendo grande e indefinida. El
espíritu viene hasta vosotros en su amor y en su protección
como un viento que sopla sin intermitencia sin que sepáis y
luego se acelera bruscamente para levantarse al contacto
de vuestras vibrantes fuerzas fluídicas que llaman.
Estáis allí, testigos… La fuerza impulsiva del intelecto que
se suma al corazón, puede dar en su integralidad a nivel
del miembro humano, mensaje generoso, anunciador y
protector del espíritu que vos conocéis y que os pide sin
cesar que inscribáis en la página su obra naciente… Mi
nombre es conocido para vosotros. Soy Jeanne Laval”.
“Soy el espíritu Jeanne Laval y vengo, esta noche, a aportar
toda mi certeza, toda mi convicción, toda mi fuerza para
los que, designados por el espíritu, tienen una misión que
cumplir y deben continuar esa misión hasta su término.
Cuando yo vivía en la Tierra, fui médium de varios
espíritus. Escribí páginas y páginas. Cuando comencé
esta misión, la angustia me traspasaba, la duda me
invadía. No sabía más, no sabía. Cuántas veces arrojé al
fuego el lápiz o la página. Cuántas veces renuncié, cuántas
veces tuve miedo.
Es preciso decir que yo tenía a mi alrededor sólo a algunos
amigos, invadidos por el mismo temor, invadidos por las
mismas angustias. Es preciso decir que no pertenecía a
ningún círculo pero el espíritu acabó con mi duda y mi
miedo, y la perseverancia triunfó sobre todo eso. Hace
falta comprender. Hace falta esperar. Hace falta saber,
que nosotros los espíritus somos seres absolutamente
decididos.
Oh, yo sé bien que el hombre pasa y atraviesa por
múltiples sentimientos de la mañana a la noche y sé bien
que su naturaleza frágil impide a veces cumplir la misión
en el momento en que debería cumplirse, pero es una
verdad absoluta la dicha por el espíritu, dicha también por
el espíritu del hombre reencarnado, antes de su regreso a
la Tierra.
Somos la luz. Somos los que volvemos para decirles a los
hombres, habíais pensado esta verdad, habíais deseado
esta misión. La nuestra es simplemente recordárosla …”
El ejemplo de modestia y humildad de Jeanne Laval
ante el fenómeno espírita debe ser tomado en cuenta
por todos aquellos que quisieran aventurarse en
este campo, sin tener en el corazón la seriedad de tal
revelación.

miércoles, 16 de octubre de 2013



LE JOURNAL SPIRITE N° 94 OCTOBRE 2013
por
S É B A S T I E N DA M I N
RÉFLEXION
¿FILOSOFÍA O RELIGIÓN?


Como toda filosofía, el espiritismo marcha sobre
terrenos comunes con la religión (la cuestión del bien
y el mal, el sentido de la vida…) y se encuentra en una
posición delicada: expresar ideas nuevas a partir de
términos antiguos, apreciados de diferente manera y a
menudo caricaturizados. Y si bien es cierto que a veces
la literatura espírita “clásica” puede revestirse con atavíos
religiosos, es cuestión de ubicarla en su contexto histórico;
una particularidad de la comunicación espírita es
que el espíritu que se manifiesta obtiene sus medios
de expresión del medio en el seno del cual se manifiesta.
Las relaciones ambiguas que han existido entre
filosofía y religión en el transcurso de la historia, plantean
el tema del posicionamiento espírita y remiten a la
difícil cuestión de su definición, siempre imprecisa. No
obstante parece que se puede distinguir a primera vista,
por un lado la filosofía, disciplina que impulsa al individuo
a pensar por sí mismo, de la religión que impone
dogmas, afirmaciones que no necesitan ser justificadas.
Pero entonces, ¿por qué el espiritismo es asociado con
la religión?
La sociología nos da elementos de respuesta. En efecto,
a pesar de la diversidad de sus teorías, todos los padres
fundadores de la sociología, Weber, Durkheim, Simmel
o Marx han otorgado un lugar central a la religión y han
coincidido en un punto: el rechazo a la religión como
factor determinante en la construcción de nuestra
modernidad. Ese rechazo, acompañado por el desarrollo
de la racionalidad instrumental, de las ciencias y de
las técnicas, el “desencantamiento del mundo”, según la
fórmula consagrada por Max Weber, es un factor cultural
que ha forjado para alguna parte nuestras estructuras
mentales. Las sociedades modernas, luchando contra
la opresión religiosa, han optado naturalmente por una
visión materialista y atea, sin por eso haber considerado
plenamente esa opción. Esta postura combativa, necesaria
en un tiempo ha inducido y propagado un sistema
binario de reflexión, origen de oposiciones simplificadoras
y de atajos caricaturescos que tienen más que
ver con el ámbito de la opinión que con la filosofía. En
este contexto actual de confusión entre lo espiritual y lo
religioso, donde creer en Dios o en la existencia de los
espíritus sería necesariamente renunciar a la razón, se
comprende fácilmente la amalgama que puede hacerse
entre espiritismo y religión.
LOS POSIBLES PUNTOS DE CONFUSIÓN
ENTRE ESPIRITISMO Y RELIGIÓN

La trascendencia
La trascendencia es uno de los puntos comunes a todas
las religiones. Generalmente se entiende por trascendente
lo que es exterior, más allá del mundo, en oposición
a inmanente, que es lo que está en el mundo. Esta
distinción es utilizada principalmente para marcar la
diferencia entre lo que depende del hombre y lo que no
depende de él. Ahora bien, la cuestión de un Dios trascendente,
así como la del más allá, son enviadas hoy por
los medios intelectuales a una franja de la teología que
se detiene en una interpretación literal de los textos, y
es abordada a través del prisma estrecho y singular que
ella representa. Es así que la existencia de un Dios nos
despojaría de nuestra libertad de actuar y de juzgar.
Sin embargo la postura trascendente del espiritismo, si
bien excluye a un Dios inmanente que se confundiría
con la naturaleza, no excluye por ello la inmanencia.
El saber no proviene de una fuente externa, el hombre
es responsable de sus actos y encuentra en sí mismo
la capacidad de razonar y superarse. Además, el más
allá ya no está aparte en la creación, fuera del mundo;
está aquí y ahora interactuando sin cesar con el mundo
visible. Allí, el espiritismo rompe en parte la oposición
entre lo trascendente y lo inmanente.
El Tratado de ateología de Michel Onfray, uno de los
representantes actuales del ateísmo en Francia, es un
muy buen ejemplo de la forma en que se trata el tema.
Su argumentación para probar la inexistencia de Dios,
reposa únicamente en las desviaciones teológicas de
los monoteísmos y sus ingenuas interpretaciones del
mundo. En el mismo orden de razonamiento, en el medio
científico, se elimina la idea de Dios recordando los dos
principales conflictos que tuvieron lugar entre ciencia
y religión: los casos Galileo y Darwin. Pero, rechazar la
hipótesis divina, so pretexto de que los sistemas de
explicación del mundo propuestos por la teología son
incoherentes, no es sino una simplificación que permite
deshacerse de una comprobación incómoda. La Historia
nos enseña que la visión de una ciencia atea que hace
retroceder a la religión es un mito: Galileo, así como Giordano
Bruno, era creyente, Lavoisier y Newton, padres de
la química y de la física moderna respectivamente, eran
alquimistas. Einstein y otros eminentes científicos más
cercanos a nosotros son la prueba de que Dios y la razón
se entienden perfectamente. Ellos nos demuestran que
se puede creer en Dios en forma laica, sin renunciar por
ello a la razón. El ateísmo de los padres fundadores de
la ciencia moderna residía únicamente en su rechazo a
la teología.
Respecto a Darwin, el espiritismo reconocía la ley de
la evolución aun antes de que fuera admitida por el
conjunto de la comunidad científica. A. Russell Wallace,
que descubrió la ley de la evolución al mismo tiempo
que Darwin, era espírita y agregamos que el proceso de
evolución, y más ampliamente, de creciente complejidad
de lo viviente, comprobado por las ciencias de
la naturaleza, está en total contradicción con la idea
según la cual la vida no tendría sentido, pues en un
plano filosófico la idea misma de evolución implica que
hay un sentido, una dirección. Ese sentido, esa fuerza
de atracción, ese punto de convergencia es la única
idea que podamos hacernos actualmente de ese Dios
trascendente. Estamos lejos del Dios de las religiones,
cuyas proyecciones finalmente nos informan más sobre
la naturaleza humana que sobre la naturaleza divina.
Él no tiene principio ni fin, no se le puede encerrar en
nuestras definiciones. Es un Dios laico sobre el que no
hacemos proyecciones.
El espiritismo se apoya en los hechos; en ciencia filosófica,
no acepta una verdad si no encuentra una justificación
teórica. La trascendencia espírita no se opone a la
razón pero extrae consecuencias de nuestras observaciones.
Observaciones que nos llevan a los límites de la
razón.
La fe
Si para la religión la fe no necesita ser explicada, en el
espiritismo nace de la observación y de la reflexión.
Es una convicción y se puede entender en el sentido
etimológico del término: fides, confianza, confianza en
nuestro razonamiento. Kant enseña en su Crítica de la
razón pura que la razón es limitada y que la fe no está
necesariamente más acá de la razón sino que puede
estar más allá. Si el espiritismo puede acercarse a la
religión, es a la religión natural, movimiento de pensamiento
que sigue a la revolución científica. El hecho de
que el mundo esté regulado matemáticamente ha sido
visto, en primer lugar, como prueba de la existencia de
una fuerza causal, y no únicamente por los religiosos.
Pero finalmente fue la idea de Hume la que tomó la
delantera; el mundo no está tan bien hecho, pues los
animales están obligados a matarse entre ellos para
sobrevivir; los hombres se matan igualmente entre
ellos… una visión pesimista del mundo, carente de fe.
La existencia de una vida
después de la muerte

Este es otro punto común entre las religiones. Lo que
se reprocha a esta realidad es haber sido aprovechada
con fines políticos por Constantino, en primer lugar
en lo que concierne a la religión católica, para hacerles
aceptar a los hombres las malas condiciones de vida,
prometiéndoles una vida mejor en el más allá. Pero, ¿no
es esta realidad incompatible con la filosofía? Vamos a
hacer un recorrido por la Grecia antigua, cuna de la filosofía
occidental.
Después de haber reflexionado mucho tiempo sobre
el significado del oráculo de la pitonisa que respondió
a Querefonte que no había nadie más sabio que él,
Sócrates partió al encuentro de los que pasaban por
ser sabios. Con su práctica de la refutación, demostró
a los sabios que no lo eran. La sabiduría de Sócrates:
“Yo sé que no sé nada” fue confirmada. “Aun si me diera
cuenta, no sin pesadumbre ni temor, de que me hacía
de enemigos, así y todo me creería obligado a poner
por encima de todo la tarea en la cual me hubiera involucrado
Dios”. Paralelamente al hecho de que, en La
Apología de Platón, el origen de su práctica filosófica
es un mensaje del más allá, Sócrates menciona regularmente
su dáimon, su voz daimónica: “Los comienzos de
ello se remontan a mi infancia: es una voz que se hace
escuchar por mí, y que, cada vez que llega, me aparta
de lo que eventualmente estoy a punto de hacer”.
(En lenguaje espírita, se diría que era clariaudiente).
Sócrates hablaba también del Hades: “Si lo que se
cuenta es cierto, a saber justamente que allá habitan
todos los que han muerto… lo más interesante es que,
conversando con ellos, yo podría someter a las gentes
de allá al examen y la investigación a los que someto a
las gentes de este mundo, para descubrir quien, entre
ellos, sabe alguna cosa y quien no sabe nada, imaginándose
que sabe algo”. Es aquí donde aparece la ruptura
entre filosofía y religión y es la postura que adoptará
Allan Kardec al descubrir la posibilidad de comunicarse
con el más allá. Esta actitud implica que la comprensión
de las cosas no puede venir de una autoridad exterior. El
hecho de comunicarse con los espíritus no nos releva en
nada del deber de reflexionar por nosotros mismos, el
hombre es devuelto a su propia capacidad de pensar. Si
aceptamos a ciertos espíritus como guías, es porque les
reconocemos cierta sabiduría. Éstos nos orientan hacia
un camino pero no pueden, ni quieren, emprender el
camino en nuestro lugar.
En lo que concierne al materialismo antiguo, animado
por su rebeldía contra la religión que inocula el temor
a los dioses que pueden montar en cólera y el temor
a un castigo eterno, citemos al propio Epicuro, padre
fundador a quien apelaron todos los filósofos materialistas,
en su carta a Heródoto: “Los dioses existen, puesto
que el conocimiento que se tiene ha sido evidente”. Aun
cuando rechaza que se pueda tener intercambios con
ellos, acepta la existencia de los dioses y estima que
es necesario servirse de la idea que uno se hace de
ellos para tratar de ser bienaventurado también. Un
examen más atento de la filosofía de Epicuro, muestra
que él basa los criterios de verdad en la experiencia y las
nociones, afines a las ideas de Platón, que él no necesita
demostrar…
La idea de revelación
La idea de revelación es admitida igualmente por el
espiritismo pues se quiere ser la tercera revelación.
En religión, la verdad es revelada por una autoridad
externa y no puede ser cuestionada. La revelación espírita
fue hecha posible por Allan Kardec quien, dentro
de una trayectoria científica, es decir metódica, “levantó
el velo”, con sus observaciones y su razonamiento. Esta
revelación puede ser verificada y cuestionada por otros
en un procedimiento igualmente racional.
El espiritismo se ubica en la continuidad de
la moral evangélica

Y este punto también contribuye considerablemente a
mezclar las pistas. La moral espírita nada tiene que ver
con una moral patriarcal y reaccionaria, que difunde
relaciones urdidas desde el neolítico entre el poder y
lo sagrado; es una moral emancipadora. Los sociólogos
de las religiones consideran a la religión cristiana como
“un cohete que ha permitido la puesta en órbita de
valores que llevaban en sí mismos los gérmenes de la
secularización”. Dicho de otra manera, el alejamiento
de la sociedad de las normas y los hábitos teológicos
ha sido permitido gracias a los valores defendidos por
Jesús, de los que, desgraciadamente, se han apropiado
las instituciones eclesiales. Según Max Weber o hasta
Marcel Gauchet, ellos contienen en parte los gérmenes
del progreso que fundaron nuestra modernidad.
Muchas de nuestras concepciones actuales, como la
idea de igualdad, extraña a los griegos, a los indios o a
los chinos, y que llevó más tarde al advenimiento de la
democracia, han sido permitidas por la idea de un Dios
único. El mensaje de Jesús de fraternidad, de justicia
y de compartir, de libertad de elección, de emancipación,
en el cual se inspiraron los pensadores del Renacimiento
y de las Luces, no era religioso sino más bien
filosófico y su contenido ha permitido a nuestras sociedades
deshacerse de la religión y progresar en materia
de derechos del Hombre. Los progresos que contiene
no han terminado.
Conclusión
Al contrario de la religión, el espiritismo no hace proyecciones
sobre el más allá: él lo estudia y muestra que es
imposible hacerse una representación petrificada. Esta
representación inmutable de lo absoluto y del más allá,
presentada por las religiones, implica una cristalización
del pensamiento que incluye a los espíritus. Es fuente de
numerosos conflictos pasados y actuales. El espiritismo
está inscrito dentro de un pensamiento dinámico que
se profundiza en la medida que evolucionan el conocimiento
y la reflexión. Nunca podrá ser dogmático pues
esta evolución no tiene fin. El Libro de los Espíritus nos dice
en su comienzo que la mayoría de nuestros problemas
humanos viene de nuestra incapacidad para ponernos
de acuerdo sobre el sentido de las palabras. Ese llamado
parece ir a la por de la necesidad de una actividad filosófica
y de la necesidad de diálogo, diálogo que sin
embargo seguirá siendo difícil, mientras la racionalidad
y la objetividad permanezcan circunscritas a la ideología
materialista. Un punto positivo: a fines de los años ‘60, los
sociólogos de la religión se enteraron de que, aunque
la práctica católica disminuía intensamente, la sociedad
en su conjunto siempre era creyente y ellos aportaron
nuevas definiciones de la religión. Fue así como extendieron
la creencia hacia ámbitos que hasta entonces no
tenían nada que ver con la religión: la política, el arte, el
deporte o hasta la ciencia en sus variantes cientificistas o
positivistas, ofreciendo así nuevos elementos de reflexión.

                                                                Carl Gustav Jung (1875-1961)

por
J A C Q U E S P E C C AT T E
E D I TO R I A L

PSICOLOGÍA Y ESPIRITISMO

LE JOURNAL SPIRITE N° 94 OCTOBRE 2013

A la luz del espiritismo, las particularidades de la psicología
ya no se limitan a las nociones clásicas habituales
basadas en el estudio de la personalidad de una sola
vida que comienza con el nacimiento. Según la definición
espírita, la individualidad es un todo indisociable
dentro de la continuidad evolutiva de las vidas sucesivas
del espíritu.
Si bien los condicionamientos educativos y culturales
tienen toda su importancia, es preciso enlazarlos
también con la naturaleza de un espíritu preexistente
que ya tiene su bagaje de experiencias vividas en las
existencias anteriores. Marcado y perfilado por sus
anterioridades, tiene su personalidad propia, una personalidad
que será remodelada o al menos influenciada y
acondicionada por su nuevo medio de vida.
Hay entonces dos aspectos importantes en la psicología
individual: por una parte la naturaleza espiritual
preexistente de un espíritu que se ha construido una
individualidad en el transcurso de las vidas, y por otra
parte la impregnación educativa y cultural de la vida
actual. Respecto a esta influencia del medio en la vida
de hoy, ésta es recibida de manera diferente según la
naturaleza propia del espíritu: una misma educación
para los hermanos y hermanas no tendrá necesariamente
los mismos efectos. Eso demuestra que cada
individuo es único en sus rasgos de carácter que se
han forjado con el correr de las anterioridades. Un niño
podrá ser dócil ante las influencias parentales mientras
que otro tendrá una actitud contestataria que muestra
que no soporta esas influencias.
La psicología moderna, que define las complejidades de
la personalidad, nace de diversas corrientes, especialmente
a partir de los trabajos de Freud y de Jung. Con
relación a los desórdenes del comportamiento, éstos
son atribuidos a las relaciones afectivas entre padres e
hijos, relaciones armoniosas, alteradas o inexistentes
según los casos. Es lo que permite analizar todo lo que
conduce a los conceptos definidos en psicología como
el complejo, la neurosis, la psicosis, la paranoia o la
esquizofrenia. Apreciados de manera distinta por los
precursores de la psicología, estos conceptos se apoyan
sobre diferentes tesis según que uno se refiera a Freud,
Jung, Adler, Lacan, Françoise Dolto, etc. Es bien sabido
que Freud tuvo tendencia a reducir todo a impulsos
sexuales, lo cual Jung refutó en parte, ampliando las
sutilezas de la psicología con otras nociones. Si bien
Freud se ha convertido en la referencia más conocida,
sus conceptos han hecho escuela sobre todo entre los
materialistas. Por su parte, Jung se ha vinculado más a la
noción de espíritu, dentro de una visión más espiritualista
que no oculta su eventual supervivencia, incluso su
preexistencia. De niño, asistía a sesiones espíritas junto a
su madre que era médium. Aun cuando explícitamente
no hace mención de ello en sus teorías, se discierne allí
muy bien que, en su investigación le ha conducido a
una visión más amplia del inconsciente personal y del
inconsciente colectivo. Abre horizontes que sobrepasan
con mucho las limitaciones que quiso darse Freud.
Fuera de las escuelas oficiales de psicología clásica,
sobre todo la freudiana, y en menor medida la jungiana,
los conceptos menos representativos han nacido del
desarrollo de espiritualidades tipo New Age, haciendo
intervenir métodos nuevos a partir de la meditación y
otras formas de prácticas que, se considera, producen
equilibrio y resolución de problemas psicológicos. Es
toda esta escuela llamada de desarrollo personal la que,
dentro de una concepción psicológica paralela, ha dado
diversas recetas basadas en la confianza en sí mismo, a
fin de encontrar un mejor equilibrio. Estos son, de hecho,
métodos que recurren a la autosugestión positiva que, a
veces, permite controlar superficialmente los problemas,
pero que no resuelve los verdaderos problemas de
fondo cuando las personas están atadas a traumatismos
inconscientes relativos a esta misma vida o incluso a una
vida anterior. Y es extendiendo el inconsciente hasta las
vidas pasadas, que se entra en otra problemática cuyas
claves no son fáciles de encontrar.
Si bien, en conjunto, la mayoría de los desórdenes
psicológicos hay que buscarla en las inhibiciones de
esta vida desde la infancia, existe en un telón de fondo
una influencia más lejana relativa a las anterioridades,
influencia constituida igualmente por inhibiciones sucesivas
que forman parte de la personalidad total, es decir
del espíritu en la suma de sus vidas desde su origen. A
eso es preciso añadir de manera más concreta, las relaciones
que se perpetúan de vida en vida: muy a menudo
uno reencarna cerca de personas o familias que ya han
sido parte de nuestro pasado, ya sea en relaciones
armoniosas, o en relaciones conflictivas no resueltas.
Esto también forma parte del bagaje psico-afectivo de
cada uno, y aún tiene resonancia en la vida de hoy. Y
desde este punto de vista, eso cambia muchas cosas en
el modo en que abordaremos la psicología. No es que
haya que olvidar los principios de la psicología clásica,
pero a veces es necesario añadirle la impronta de las
vidas pasadas, para comprender mejor las relaciones
interpersonales que pueden perdurar desde hace varias
vidas.
¿Qué sucede con la obsesión?
Respecto al enfoque espírita, hemos visto, y vemos
todavía, un cierto número de interpretaciones abusivas
sobre las cuales debemos volver. En una visión simplificadora,
numerosos espíritas y grupos espíritas se
han focalizado sobre el fenómeno de la obsesión para
explicar cierto número de comportamientos que habitualmente
conciernen a la psicología clásica. Allí donde
una persona manifiesta un desequilibrio compensado
por una adicción (alcoholismo, tabaquismo, dependencia
de la droga) se ha encontrado una explicación
que se resume más o menos así: esta persona está
bajo la influencia obsesiva de un espíritu turbado que
satisface sus vicios a través de su víctima. Hay allí una
extrapolación que nosotros no podemos suscribir. Si
efectivamente hay una relación sutil entre el mundo de
los desencarnados y el de los encarnados, ¿es preciso
por eso ver allí un dominio del más allá que produce
una influencia tal que los humanos serían sistemáticamente
juguetes de espíritus viciosos? Esta tesis no tiene
en cuenta lo suficiente las fragilidades humanas que son
suficientes, por sí mismas, para explicar los desórdenes
conductuales. A partir de un simple análisis de la historia
de las personas, de su trayectoria educativa, afectiva,
familiar y social, se pueden poner en evidencia las inhibiciones
y traumatismos que han conducido a diversos
estados psíquicos alterados. Allí están los conocimientos
de la psicología clásica que son ampliamente suficientes
para explicar los desórdenes psíquicos y eventualmente
para resolverlos a partir de una psicoterapia adaptada.
Si bien a veces puede existir la obsesión, nosotros conocemos
sus manifestaciones que por lo general son resultado
de tentativas de comunicación espírita que han
terminado mal, y los síntomas observados son pérdida
de identidad y comportamientos desordenados o
anacrónicos de una persona que ya no se reconoce como
era antes. Es el psiquismo del sujeto que se encuentra
alterado por una influencia externa a sí mismo, lo cual
nada tiene que ver con adicciones o comportamientos
destructores, inherentes a debilidades personales, y
entonces no se necesita recurrir a la obsesión para
explicar simplemente fragilidades psico-afectivas. Si se
lleva más lejos el razonamiento, ¿habría que decir igualmente
que los grandes criminales están bajo la influencia
de malos Espíritus? Eso sería ignorar entonces que los
malos Espíritus no son sólo desencarnados, puesto que
ellos mismos han estado encarnados anteriormente,
habiendo realizado sus propias fechorías. Luego, si un
humano vicioso puede atraer a su entorno Espíritus que
se le parecen, no es sino la ley de las afinidades: quien se
parece se junta. Pero, no es que el criminal actúe bajo el
impulso de una presencia obsesora; él actúa, en primer
lugar, en función de sus propios impulsos y a lo sumo
el espíritu desencarnado malsano aportará su parte de
sutil influencia, que no es en sí misma el elemento determinante
del crimen.
En ningún caso podemos reducir o minimizar la parte
de responsabilidad humana a través de la cual se
comprueban todos los escollos del egoísmo y del
orgullo. Sucede también que en materia de psicología,
es preciso referirse a los valores morales que pueden
dar ciertas orientaciones. Y lo esencial del mensaje espírita
es que coloca en perspectiva una moral universal
que puede ayudar a las personas que tienen graves
desequilibrios. Una filosofía que da sentido, que permite
comprender el sentido de la vida a la luz de la reencarnación,
es a veces una solución inesperada, psicológicamente,
para las personas afectadas que pueden recobrar
el gusto por la vida y el sentido de los valores, aun
cuando los traumatismos o inhibiciones no hayan sido
controlados en profundidad.
Alcanzar las profundidades del espíritu
Sin embargo, más allá de la reflexión filosófica,
hay medios que permiten acceder a un mejor
equilibrio personal. Allí es necesario recurrir
al diálogo, al intercambio, al compartir, eventualmente
a psicoterapias, siendo la hipnosis la
mejor de ellas. Por este medio se podría llegar a
lo más profundo del espíritu, es decir a todo lo
que corresponde a un inconsciente cargado de
traumatismos inhibidos. Es lo que se ha intentado
a través del psicoanálisis, pero con todas
las dificultades que éste representa cuando el
practicante debe hacer surgir, o adivinar, las
realidades inconscientes, frente a un sujeto que
se expresa conscientemente. Y por otra parte,
fue a partir del momento en que Freud se apartó
de la hipnosis en beneficio de la escuela psicoanalítica,
que se marcó la pauta, en detrimento
de una hipnosis dejada a un lado, y que hoy es
necesario volver a descubrir.
En materia de espiritismo, se puede hacer intervenir
igualmente la clarividencia. El sujeto clarividente
tiene una percepción que, con frecuencia,
irá más allá de las apariencias superficiales a
percibir directamente las profundidades del
espíritu, a saber las realidades inconscientes, y
así suministrar las claves para comprender mejor,
a veces, el origen de un problema. Y ocurre que
esta percepción del inconsciente conduce al
clarividente a poner en evidencia un acontecimiento
anterior que aún tiene repercusiones en
la vida presente.
Más allá lo que fue experimentado en psicología
clásica con la ayuda de las psicoterapias conductuales
y del psicoanálisis, se pueden considerar
métodos más afinados a partir de la clarividencia,
la psicometría o la hipnosis, cuyo objetivo sería ir
más directamente a la fuente de los problemas
psi, sin estar obligado a tratar de detectarla y
adivinarla por deducción. Por estos métodos
que se vinculan al espíritu en su totalidad, se
tiene la ventaja de poder ir directamente al
objetivo, detectando directamente el fondo de
un problema a menudo insospechado. Lo cual,
evidentemente, no excluirá la necesidad de un
acompañamiento del paciente para ayudarlo a
superar su problema.
Es pues hacia una concepción más amplia de la
psicología que es preciso volverse, cuando se
conocen un poco mejor las interacciones entre
vida presente y vidas pasadas. Y en el plano de
la experiencia, todavía hay lugar para nuevas
investigaciones en la búsqueda de las profundidades
del espíritu humano.

martes, 15 de octubre de 2013

EL EFECTO KIRLIAN (1)
UN OJO SOBRE...

LE JOURNAL SPIRITE N° 93 JUILLET 2013



                                                    EN LAS FOTOS LOS ESPOSOS KIRLIAN



“¿Dónde puedo dirigirme para hacer reparar un
aparato eléctrico?” pregunta un investigador
soviético a uno de sus colegas. “Vaya a ver a Semyon
Diavidovitch Kirlian si quiere que su reparación sea
bien hecha. ¡Es el mejor electrotécnico de Krasnodar!”
se le responde. Parece una conversación
banal. Pero estamos en 1939, frente a
uno de esos momentos mágicos de la
historia de los descubrimientos.
El señor Kirlian fue llamado para que
viniera a reparar el aparato. Es bien
sabido, él no tiene igual reparando
aparatos eléctricos. Cuando se presenta
para recibir el aparato dañado, los
científicos efectúan una demostración de
un aparato de alta frecuencia destinado a
la electroterapia: un paciente está unido
al aparato por electrodos para recibir
su tratamiento. Semyon Kirlian observa
resplandores luminosos entre la piel del paciente
y los electrodos; y se dice: “Me pregunto si podría
fotografiarse este fenómeno. ¿Y si coloco una placa
fotográfica entre la piel y el electrodo?”
Esta idea ya no abandona más a Semyon Kirlian. Él
sabe que los electrodos son de vidrio y
que poniendo allí una placa fotográfica,
habría una sobreexposición; pero,
a pesar de todo quiere intentar
la experiencia. Se procura una
máquina, electrodos metálicos y una
placa fotográfica. Hace su primera
experiencia sobre su propia mano; se
quema profundamente, pero corre a
sumergir la placa en un revelador. A
medida que se va descubriendo el clisé,
percibe un campo de luz alrededor
de toda la mano. Asombrado, ¡ve
que ese campo luminoso reproduce
exactamente el contorno de su mano y de sus dedos!
“¿Se trata de un descubrimiento? ¿De un invento
que acabo de realizar? ¡Yo no sé nada de esto!” se
dice. Se documenta y se entera de que los científicos
ya han observado estos fenómenos, pero que
las investigaciones han sido clasificadas. Decide
entonces entregarse por entero a ese estudio.
Sabe que tiene algo importante y pone todas sus
capacidades de electrotécnico al servicio de su nuevo
proyecto. Quiere fotografiar esta energía misteriosa,
proveniente del cuerpo humano. Es así como, con
la preciosa ayuda de su esposa Valentina, profesora
y periodista, que Semyon Kirlian inventa una técnica
de fotografía, ¡que fue objeto de catorce patentes!
¿Qué es el efecto Kirlian?
“Es la fotografía de los campos eléctricos de alta
frecuencia, por medio de un generador de chispas de
alta frecuencia especialmente diseñado o un oscilador
eléctrico. El generador puede acoplarse a diversos
aparatos: placas, instrumentos de óptica, microscopio,
microscopio electrónico, etc. El objeto a estudiar (dedos,
hojas de árboles, plantas diversas…) se coloca entre dos
electrodos con el papel fotosensible. Se hace el contacto,
y se crea entonces un campo de alta frecuencia entre los
electrodos empalmados al generador y el objeto proyecta
una suerte de bio-radiación sobre el papel fotosensible”.
Los Kirlian experimentan
Por estas fotografías se les abre todo un mundo
luminoso. Descubren maravillados un carnaval de
colores alrededor de las manos, de los dedos, de
hojas, piezas metálicas, de cuero, de madera. ¡Allí
pasa de todo!
Semyon Kirlian quiere ver esos puntos luminosos
en directo. Inventa entonces una máquina capaz de
hacerle observar en directo los campos de luces con
instrumentos de óptica. Se le revela entonces una
explosión de luces danzantes de colores, turquesa,
naranja, rojos, azules. Un ballet luminiscente se
desarrolla ante sus ojos deslumbrados. Pero, ¿por
qué centellea esa extraña vía láctea alrededor de
todos los objetos? En el transcurso de sus ensayos, los
Kirlian también descubren reglas que se reproducen
cada vez, según el objeto sea de materia viva o no.
Por ejemplo, observan que el papel, el cuero o una
moneda emiten un brillo continuo en su periferia. Si
toman una hoja recién cortada, ésta emite un brillo
del mismo tipo que el que observan sobre su mano.
Estudian la misma hoja, pero marchita, y comprueban
que los puntos luminosos se debilitan lentamente y
por fin, cuando la hoja está muerta, ya no emite el
halo luminoso que centellea. Asisten en directo a la
agonía de esta hoja.
“Éramos testigos de la profunda actividad vital de la
hoja” escriben. “Hemos visto las reservas de energía
intensa y dinámica de la hoja sana, las hemos visto
disminuir mientras la hoja se marchitaba, y desaparecer
en la hoja muerta”.
Comprueban que cuando examinan la energía
alrededor de un cuerpo vivo, las luces se apagan y se
encienden como si se desarrollaran eventos precisos.
Igualmente observan que el resplandor más o menos
intenso está en función del estado interior del
organismo observado. Saben que la ayuda de otros
investigadores les será muy útil.
Publicación de sus trabajos
En 1949, deciden comunicar sus trabajos a los
biólogos, a los fisiólogos, a los botánicos y a los
especialistas que pudieran estar interesados. Los
esposos Kirlian trabajan en su casa; han instalado su
laboratorio en un pequeño cuarto, en una casita de
madera que pronto es visitada por las eminencias
científicas rusas.
Los descubrimientos sucesivos
Descubren así que cada especie vegetal tiene un
esquema energético que le es propio como toda
especie observada.
El presidente de uno de los mayores centros de
investigación científica les pide que saquen una
fotografía de dos hojas idénticas procedentes de la
misma especie. Lo hacen, y se quedan asombrados
pues el esquema energético no es el mismo. Repiten
muchas veces las fotografías, pensando que han
cometido un error. Pero el resultado es el mismo.
El esquema energético de una hoja es el titilar de
pequeñas luces redondas, el esquema de la otra
hoja está mezclado con figuras geométricas de color
sombrío. Cuando le muestran los clisés al famoso
científico, éste, para su gran sorpresa, está radiante y
les dice: “¡Lo lograron!” Ellos quieren conocer la razón
de tal entusiasmo, y éste les explica que las hojas son
de la misma especie, pero que una está contaminada
por una grave enfermedad vegetal. Explica que,
cuando trajo la hoja contaminada, ésta aún no había
desarrollado la enfermedad y que entonces no había
ninguna señal que le permitiera a los esposos Kirlian
descubrir la diferencia entre las dos hojas. Eso significa
también que su invento permite diagnosticar una
disfunción energética por ese brillo, mucho antes de
la manifestación física de la enfermedad. Para ellos,
es un avance significativo. Ahora es seguro que ese
brillo no es otra cosa que el doble energético de la
hoja, su sosías. Concluyen entonces que todo cuerpo
posee en realidad dos cuerpos: el primero visible a
todos y el segundo, invisible a simple vista, al que
llaman “cuerpo energía”. Pero, se dicen, ¿es eso válido
para el cuerpo humano?
Es más tarde cuando descubren la respuesta.
Esperando la visita de dos investigadores, Semyon
Kirlian decide verificar su material. Hace la prueba
poniendo su mano dentro del circuito, como
acostumbra, para hacer un clisé. La imagen es
confusa. Para él, el aparato no funciona. La pareja
desarma todo, lo vuelve a montar y Semyon prueba
de nuevo el aparato. Nada que hacer. Segundo
desarme y remontaje de cada elemento del aparato.
Nuevo fracaso. Súbitamente Valentina ve a su
marido indispuesto, febril; la cabeza le da vueltas
y con frecuencia estos signos son precursores de
un problema circulatorio. Lo hace acostarse en su
cuarto. Entre tanto llegan los dos investigadores;
Valentina les muestra el funcionamiento de los
aparatos de alta frecuencia. Coloca su mano en el
circuito y entonces, para su gran asombro, todo
marcha de maravilla. El “cuerpo energía” de su mano
es claro y nítido. Los investigadores se marchan
contentos pues el experimento es concluyente.
Semyon, tambaleante, se reúne con su esposa y
le pregunta por qué funciona con ella y no con él.
Coloca de nuevo su mano sobre los instrumentos
de óptica y la imagen es confusa, desenfocada,
caótica. Cuando Valentina pone su mano, la
imagen es magnífica, centelleante, deslumbrante.
Entonces comprenden, repentinamente, que se
trata ciertamente de lo mismo que pasó con la
hoja contaminada de la otra vez. Cuando Semyon
comenzó a probar su material antes de la llegada de
los dos investigadores, aún no tenía ningún síntoma
físico del malestar que sintió después. Como con
la hoja, su “cuerpo energía”, había manifestado por
medio de la imagen confusa y desenfocada señales
de la indisposición que sentiría físicamente más
tarde. ¡Qué esperanza! Se dicen. “¿Quizás en el futuro
será posible diagnosticar todas las enfermedades
aun antes de la aparición de los síntomas físicos?”
Por su investigación, descubren igualmente que el
“cuerpo energía” se modifica también en función
del humor, el nerviosismo, la angustia o el estado
de ánimo.
El Estado no viene en su ayuda
A partir de su descubrimiento, científicos, médicos,
bioquímicos y especialistas en electrónica
desfilan por su casita de la calle Kirov. “Es un gran
descubrimiento, un diamante en bruto que es preciso
trabajar”, dicen los ministros de Estado. Se consiguen
los créditos, pero el gobierno se niega a nombrar
a los investigadores. Los esposos Kirlian trabajan
sin descanso en su laboratorio improvisado y a sus
expensas. Durante veinticinco años perfeccionan
los procedimientos uno tras otro, inventan nuevos
instrumentos, nuevas técnicas y donan todas sus
patentes al Estado.
La prensa se rebela y el Estado soviético se
despierta

A comienzos de los años ‘60, la prensa denuncia el
destino dado al descubrimiento de los Kirlian y a
ellos mismos, por medio de una serie de artículos que
relatan los años de trabajo en condiciones precarias,
cuando toda la comunidad científica está de acuerdo
en subrayar el interés de sus trabajos y la importancia
científica de éstos.
¡Milagro! El gobierno despierta y les concede una
pensión, un nuevo apartamento así como un
laboratorio totalmente equipado.
Finalmente sus trabajos son conocidos por el
mundo científico internacional en 1960. La primera
publicación data de 1961 y a partir de 1962 otros
científicos rusos son enviados para trabajar con los
esposos Kirlian en la “fotografía Kirlian”. También se
dictan conferencias sobre sus trabajos.
Valentina muere en 1972 y Semyon en 1978.
En la próxima revista mostraremos que el efecto
Kirlian no es otra cosa que la evidencia científica del
periespíritu, llamado también cuerpo etérico o doble
astral. Y abordaremos igualmente la continuación y las
consecuencias del efecto Kirlian en nuestra época, así
como la evolución de las investigaciones en este campo.
Fuentes: Fantásticas Investigaciones en parapsicología
en la URSS.


lunes, 14 de octubre de 2013

                                                
                                                             Marine Terrace à Jersey



                                                              VICTOR HUGO


por
CHRISTINE BAUTZ
PRUEBAS
LAS MESAS PARLANTES DE
JERSEY EN CASA DE VICTOR HUGO

LE JOURNAL SPIRITE N° 89 JUILLET 2012

En el mes de agosto de 1852, Victor Hugo, expulsado
de Francia por el golpe de Estado de Louis-Napoleón
Bonaparte, se refugió en Jersey, después de haber ido a
Bélgica. Alquiló una casa aislada, “Marine Terrace”, cerca
de San-Hélier, para vivir con los suyos.
Fue allí donde desembarcó el año
siguiente, para visitar al poeta
desterrado, su amiga Delphine de
Girardin, poetisa considerada un
poco como una de las egerias de
la generación romántica. En este
período, la moda de las mesas
giratorias, venida desde el otro lado
del Atlántico, había llegado a Europa.
Delphine de Girardin invitó a la
familia a una sesión de mesa. La
primera noche se intentó hacer girar
una mesa de salón de cuatro patas,
sin resultado. Delphine de Girardin
quedó decepcionada, y aseguró que
“los Espíritus no son caballos de coche
de alquiler que esperan al cliente. Son libres y vienen sólo
a su hora”. Al día siguiente, recorrió las tiendas para
comprar un velador.
Fue el 11 de septiembre de 1853 cuando se manifestó
un primer espíritu en sesión con Victor Hugo. Bajo las
manos de Charles, su hijo, la mesa
vibró y golpeó.
Las letras fueron anotadas y
formaron palabras y luego frases,
en el código convenido de un golpe
para cada letra del alfabeto, es decir
un golpe para A, dos golpes para B,
etc. El espíritu dijo que se llamaba
“hija”, y se apellidaba “muerta”. Era
el espíritu de una joven muerta
accidentalmente en Francia. Cada
miembro de la familia recibió
como un golpe en el corazón: era
Léopoldine, la hija de los Hugo que
se ahogó en Villequier. Toda la familia
lloró. Victor Hugo, en su butaca, con
la garganta apretada, hizo las preguntas. Los dedos de
Charles apenas rozaban el pequeño velador, cuyas tres
patas daban golpes claros y precipitados.
“—¿Eres feliz?
—Sí.
—¿Dónde estás?
—Luz.
—¿Qué hay que hacer para llegar a ti?
—Amar
—¿Tienes alguna cosa que decirnos?
—Sí
—¿Qué?
—Sufren por el otro mundo.
—¿Ves el sufrimiento de aquellos a quienes amas?
—Sí.
—¿Te alegras cuando agregan tu nombre a sus oraciones?
—Sí.
—¿Estás siempre cerca de ellos? ¿Velas por ellos?
—Sí.
—Pero, ¿volverás?
—Sí.
—¿Pronto?
—Sí”.
A partir de esa noche, Victor Hugo quedó persuadido
de que el espíritu de los muertos se comunica con los
vivos. Durante dos años, se sucederían las sesiones y la
familia anotaría letra por letra todos los contactos con
el más allá.
Durante las primeras sesiones, los mensajes eran un
poco primarios, pero rápidamente mejoró la sintaxis y
las palabras fueron cada vez más largas. En esa época
Charles estaba sólo en el comienzo del desarrollo de su
mediumnidad que se afinaría con el tiempo.
Se les manifestaron personajes célebres: Marat,
Rousseau y hasta Platón. Para Victor Hugo, el espiritismo
no debía ser aceptado tal cual. En una conversación con
Pierre Leroux, dijo: “Creo absolutamente en el fenómeno
de las mesas. Sólo que, no afirmo que sean efectivamente
Juana de Arco o César quienes aparecen. Es posible que
sea un espíritu que tome estos nombres para interesarnos”.
Pero volvamos a Charles. Desde el comienzo, fue
designado como el médium. Muy inteligente pero
indolente y ligero, se prestaba a las noches espíritas con
aparente indiferencia. Y bajo sus manos fluía un torrente
de mensajes.
Sin embargo, a medida que se desarrollaba la
mediumnidad de Charles, se establecía una sorda
envidia entre el padre y el hijo. Charles se entregó a
la droga y las sesiones de mesas giratorias de Jersey
llegaron a su fin.
En abril de 1986 Charles Hugo vendría para restablecer
en un mensaje la verdad sobre lo que se ha divulgado
sobre esta isla. He aquí lo que dijo:
“Se han escrito numerosas biografías sobre mi padre y su
exilio. Se han mofado de sus experiencias espíritas. Se han
burlado, eso no es grave. En este mensaje quiero denunciar
a todos los que escribieron y afirmaron que habíamos
suspendido las experiencias porque yo me volví loco. Sí, me
volví loco, pero no a causa de los Espíritus, sino a causa del
opio, que es diferente.
Regularmente, me lo traía Auguste Vacquerie, un fiel amigo
de nuestra familia. Hasta recibí severas advertencias de mi
guía a causa de la droga.
Entonces, es indigno decir que las sesiones se acabaron
porque los Espíritus estaban en el origen de mi locura.
Padre prefirió que suspendiéramos todo contacto. Tomó
esa decisión con pena y disgusto, pero era necesario. Ya
yo no podía ser más el médium de los Espíritus, mi estado
físico ya no lo permitía.
Se ha dicho todo sobre nuestras experiencias en el exilio.
Espero con todas mis fuerzas volver a menudo para
denunciar a los mercachifles de ayer y de hoy que han
mentido sobre mi padre y sobre el espiritismo”.
Fuentes: Historias Mágicas de la Historia de Francia de
Pauwels y Bretón.
                                                         DOCTOR RAYMOND MOODY



MI ENCUENTRO CON
EL ESPIRITISMO
TESTIMONIO
CHRISTELLE GIANNITRAPANI
LE JOURNAL SPIRITE N° 93 JUILLET 2013


Rehaciendo el camino de mi
vida, el que me ha traído hasta el
espiritismo, recuerdo mis oraciones
“al buen Dios” por la noche, en mi
cama, cuando era niña. Ponía mis
dos manos palma contra palma
en la oscuridad y le contaba mis
inquietudes, mis alegrías, mis
temores y mis esperanzas. Le
agradecía o le pedía perdón. No
tuve educación religiosa pero tenía
la sensación de ese ser superior,
necesitaba hablarle. Me encantaba
representármelo como el anciano
bueno y sabio de la “larga barba
blanca”, que veía y escuchaba todo. También me vuelvo
a ver hablando a mi abuelo fallecido.
Tuve una infancia bastante feliz pero, a los dieciséis
años todo cambió. Súbitamente aparecieron en mi
vida angustias y depresión sin que pudiera explicar
bien por qué. La incomprensión y la opinión de la
sociedad no hicieron sino incrementar en mí ese deseo
de abandonar este mundo. Avancé luchando contra
esa enfermedad, alternando períodos de grandes
dificultades y períodos de calma en los que podía ser
feliz. Era una necesidad comprender el sentido de la
vida, una necesidad comprender el Gran Todo, una
necesidad comprenderme. Siempre me di los medios
para avanzar con esa enfermedad y nunca perdí mi
esperanza en la vida, dentro de una confiada espera en
Dios. Hoy, sé que esa fuerza fue la que me salvó…
La naturaleza, los animales, la música, el baile, la risa,
los sentimientos, el amor en todas sus formas me
acompañaban todos los días para afrontar mejor ese
mundo que tanto me asustaba. Y luego la lectura, un
libro, ese pequeño objeto que puede permitir tantas
cosas, ese objeto precioso me permitía evadirme,
descubrir, comprender, consolarme, calmarme,
cuidarme, orientarme, guiarme…
Esa inteligente y coherente
alineación de palabras orquestadas
por una puntuación que da el tono:
sí, con frecuencia la lectura fue mi
mejor amiga.
LA PÉRDIDA DE SERES QUERIDOS
En mayo de 2008, perdí a mi abuela
adorada, fulminada por un cáncer.
Una gran complicidad nos unía
desde el divorcio de mis padres
cuando ella se había encargado
de mí: ella no quería luchar y
deseaba dejarse morir. Yo acepté
su decisión. Todos los días hacía el recorrido hasta el
hospital para ir a visitarla. Me sentía tan culpable por
no poder volverla a llevar a su casa. Ella sólo clamaba
por eso y eso no era posible. Una noche, tarde, cuando
me preparaba para acostarme, me vino a la mente un
libro de Raymond Moody, que ella me había dado unos
años antes, libro que yo cargaba desde hacía años,
de mudanza en mudanza, en el fondo de una caja. Ni
siquiera sabía de qué se trataba. No me pude acostar
sin haberlo encontrado: La luz del más allá. Pienso, a la
distancia, que ella realmente me guió aquel día…
Mi abuela terminó por caer en una suerte de sueño
profundo. Y allí, le hablé. Le dije de “dejarse llevar”. Le
susurré al oído que ahora podía partir tranquila, que
había sufrido bastante, que no se preocupara, que yo
me ocuparía de todo, de la familia, de su gatita, pero
sobre todo de su hija, mi tía sufría del mismo cáncer y
también estaba condenada. Desencarnó algunos días
más tarde.
Con su hijo, mi tío, cada uno le sostuvo una mano
hasta su último suspiro. Era la primera vez en mi vida
que la muerte estaba tan cerca de mí. La tocaba. Y
durante todo ese tiempo en que ella “moría”, me parecía
MI ENCUENTRO CON
EL ESPIRITISMO
TESTIMONIO
Raymond Moody
42
LE JOURNAL SPIRITE N° 93 JUILLET 2013
asistir a un parto, a un nacimiento. Esta semejanza,
esa impresión que se me ha reiterado varias veces,
me trastornó. La vida. La muerte. La vida. Era la misma
cosa… Debí haberme sentido abatida, rebasada,
aterrorizada. Jamás me hubiera creído capaz de vivir tal
cosa. Pero no, tomaba todo aquello con tanta serenidad.
Una fuerza me llevaba. Lo que pensaba desde siempre,
la supervivencia del espíritu, venía a confirmarse aquí,
en este cuarto de hospital. Mi abuela no se estaba
aniquilando, eso era innegable, indiscutible y no era
el sufrimiento de su pérdida lo que me hacía afirmar
eso. Ella estaba exactamente cambiando de estado.
Instantes como esos difícilmente pueden explicarse con
palabras. De hecho, es viviendo esa clase de eventos
como se les puede comprender. Por supuesto, durante
esos momentos penosos, llegué a derrumbarme y
llorar, pero siempre le decía de no se inquietara por esos
llantos, que sólo eran lágrimas de plenitud y, sobre todo,
de amor y esperanza. Mi tía, su hija, nos dejó cuatro
meses más tarde.
¡Gracias, señor Moody, por haberme permitido
comprender, en aquellos momentos, lo que podía
pasarles a ellas dos!
Siempre digo que la “muerte” de mi abuela me abrió
una puerta, o al menos la empujó, pues ya estaba
entreabierta. Yo no tenía más que franquear el umbral
y buscar la luz que se encontraba detrás. Busqué pues,
aquí y allá, leí muchos libros sobre espiritualidad, acepté
ciertas nociones rechacé otras en bloque, consulté
“médiums”, mi razón y mi criterio me sirvieron de radar
para forjarme una opinión y avanzar en esta búsqueda
del más allá.
EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS Y EL ENCUENTRO CON EL
CÍRCULO

Yo tenía la costumbre de elegir mis libros dependiendo
del feeling. Un día en Internet, fue El Libro de los Espíritus de
Allan Kardec el que captó mi vista. Entonces lo encargué.
¡Todo lo que comenzaba a leer me parecía tan increíble
que volvía sistemáticamente sobre las respuestas de los
Espíritus! ¡Leía, me detenía, reflexionaba, reanudaba la
lectura, me levantaba, hacía una pausa para el café, para
integrar mejor lo que descubría! ¡Ese pequeño libro de
cubierta avejentada, respondía exactamente a todas
las preguntas que desde siempre me había planteado!
Yo vibraba al ritmo de las páginas que repasaba y, cada
vez que debía detenerme, esperaba con impaciencia el
momento en que retomaría la lectura. ¡Estaba tranquila!
¡Por fin, encontraba lo que estaba buscando! ¡Por fin,
descubría en una sola fórmula las explicaciones que
resonaban en mí como una evidencia! Había leído
tantos libros que me dejaban aliviada. Pero allí, todo
cuadraba. ¡Lo que contenía ese libro era mi verdad y
con gusto la compartía! Aquella primera lectura había
hecho nacer tímidamente en mí el deseo de formar
parte de un grupo de investigación sobre los fenómenos
paranormales. Navegando por Internet, caí en la
página del IMI (Instituto Metapsíquico Internacional). El
rompecabezas comenzaba a tomar forma…
Algunos años más tarde, sentí un deseo de releer El
Libro de los Espíritus. Una vez más quedé emocionada y
nutrida por la profundidad de las palabras. Terminada
la lectura, recuerdo haber sido estremecida por una
pregunta. Este famoso Allan Kardec y todas estas gentes
de la época, ¿se tomaron tanto trabajo para que sus
obras y descubrimientos cayeran en el olvido? Recuerdo
claramente haberme preguntado si era posible que
hubiera en algún lugar, personas que continuaran
el trabajo que aquel señor había comenzado siglo y
medio antes.
Me veo incluso escribiendo en la barra de búsqueda de
mi ordenador “asociación Allan Kardec” me sentía casi
ridícula y, al mismo tiempo angustiada por no encontrar
nada. ¡Mi sorpresa fue grande al descubrir que existía un
círculo espírita Allan Kardec, con una filial muy cerca de
mí! En ese momento supe que había acertado.
Me tomó casi seis meses hacer contacto con el
responsable de la filial de mi región. Sabía que lo haría,
no podía ser de otra manera, pero a cada tentativa,
se apoderaba de mí una especie de temor. Presentía
que ese encuentro iba a cambiar mi vida. Contacté a
Fabienne a principios de septiembre de 2011 y nos
encontramos algunos días más tarde.
Desde mi llegada al Círculo, mi vida efectivamente
cambió. Por primera vez en mi existencia tengo la
sensación de haber encontrado sentido a mi razón
de estar en este mundo, la certeza de estar donde
debo estar, esa sensación de haber “llegado a casa”.
He encontrado un equilibrio que, estoy segura, se
acrecentará con el paso del tiempo. He aprendido,
descubierto, comprendido y compartido tantas cosas,
¡y todavía hay tanto que hacer! Hoy, y gracias a la luz del
espiritismo, tengo una fuerza cuya magnitud evalúo y
aprecio todos los días: tengo confianza, todas las noches
me duermo sabiendo que tengo una suerte increíble de
vivir este absoluto, y todos los días reflexiono sobre la
gran responsabilidad que me corresponde respecto a
la difusión de esta realidad que es la supervivencia del
espíritu.
Gracias infinitas, señor Kardec, por permitirme vivir
todo esto. Gracias a todos los espíritas de este Círculo,
encarnados y desencarnados. Gracias a los médiums,
gracias a Karine, a Michel y a Jacques sin quienes todo
esto no sería posible. Gracias a Mirès y gracias a ti,
Fabienne, por tener siempre en los ojos esta llama para
el espiritismo.