EL POR QUÉ DE UN NUEVO BLOG

Después de abrir y mantener actualizado el blog: CENTRO VIRTUAL DE ESTUDIOS

ESPIRITISTAS Y AFINES, para la formación doctrinaria dentro de los postulados eminentemente racionalistas y laicos de la filosofía espírita codificada por el Maestro Allan Kardec que exhibe la Confederación Espírita Panamericana, a la cual nos adherimos, creímos conveniente abrir un nuevo Blog de un formato más ágil y que mostrase artículos de opinión de lectura rápida, sin perder por ello consistencia, así como noticias y eventos en el ámbito espírita promovidos por la CEPA, a modo de actualizar al lector.
Esa ha sido la razón que nos mueve y otra vez nos embarcamos en un nuevo viaje en el cual esperamos contar con la benevolencia de nuestros pacientes y amables lectores y vernos favorecidos con su interés por seguirnos en la lectura.
Reciban todos vosotros un fraternal abrazo.
René Dayre Abella y Norberto Prieto
Centro Virtual de Estudios Espiritistas y Afines "Manuel S. Porteiro".



sábado, 12 de marzo de 2011

LOS MEDIUMS Y LA CIENCIA por MARIE-NOËLLE COURTIOL EL REVERENDO STAINTON MOSES LE JOURNAL SPIRITE N° 78 OCTUBRE 2009

LOS MEDIUMS Y LA CIENCIA
por
MARIE-NOËLLE COURTIOL
EL REVERENDO STAINTON MOSES

Pastor de la Iglesia anglicana, el reverendo Stainton Moses,
muy imbuido de los dogmas de la teología protestante,
fue un excelente médium escribiente mecánico. Hoy
en día lo llamaríamos escritura automática. En su obra
Enseñanzas espiritualistas, expone el estado de ánimo
en que recibía las comunicaciones del mundo invisible.
Todas las ideas nuevas contenidas en los mensajes que
recibía, provocaban rechazo en él y necesitó muchas
luchas interiores para finalmente aceptarlas como las
más conformes a la justicia y la bondad de Dios. Siempre
hizo un esfuerzo supremo para evitar que sus propios
pensamientos interfirieran con las palabras recibidas, es
por esa razón que se dedicaba a leer obras griegas en el
momento en que su mano recibía la escritura.
Entre él y sus instructores espirituales, existían tales
diferencias de puntos de vista, que realmente no es posible
atribuir esas personalidades distintas a desdoblamientos
inconscientes del médium. He aquí uno de estos casos,
extraído de su libro:
“El 29 de marzo de 1894, fue escrita una comunicación
en mi cuaderno. La escritura me era desconocida, muy
temblorosa y entrecortada; parecía trazada por una
persona extremadamente débil y anciana. La firma
permaneció como un enigma hasta que fue descifrada.
Este mensaje provenía de una anciana de quien nunca
había oído hablar; había muerto hacía más de 90 años,
en una casa no muy alejada de aquella donde se reúne
nuestro círculo. El nombre de la residencia donde habían
transcurrido los primeros años de esta mujer, su edad y la
fecha de la defunción, fueron dados muy exactamente. El
espíritu había abandonado la tierra hacía algunos meses.
Al despertar en el espacio, le había atraído su antigua
morada, luego el círculo que se encontraba en la vecindad
inmediata”.

Otro ejemplo, extraído del Diario de Stainton Moses, nos
muestra cómo el reverendo fue llevado a comprobar las
informaciones que le eran transmitidas: el 25 de marzo
de 1874 un espíritu se manifiesta por raps (golpecitos) y
da detalles sobre su vida, detalles precisos y totalmente
desconocidos por cada uno de los participantes. Al día
siguiente, el reverendo hizo preguntas a su sujeto por
medio de la escritura y se le respondió que el nombre
había sido dado correctamente; que esta Charlotte
Buckworth no tenía ninguna conexión especial con él ni
con sus amigos, pero hablaba como si estuviera presente.
El hecho de que la víspera él hubiera estado en compañía
de cuatro personas, todos más o menos médiums,
había impedido la regularidad de las comunicaciones
e introdujo un elemento de confusión. Se le dijo que
Charlotte Buckworth, el espíritu en cuestión, había sido
privado súbitamente de la existencia terrenal en 1773,
en una fiesta en casa de un amigo en Jermyn-Street.
Se enteró entonces de que ella sufría de una debilidad
del corazón y había muerto mientras bailaba. El espíritu
amigo que escribía no podía decir en casa de quien, pero
se fue y luego volvió y le dio la información: fue en casa
del Dr. Baker, el 5 de diciembre. No podían verificar la
información y no pensaron más en ella. Sin embargo,
mucho tiempo después, el Dr. Speer tenía en casa un
amigo a quien le encantaba registrar libros viejos. Una
tarde hablaban los tres, en una habitación donde había
muchos libros que raramente se usaban, ordenados en
anaqueles, desde el suelo hasta el techo. M. A. (como
él lo llama) se subió en una silla para alcanzar el último
anaquel que estaba ocupado por los volúmenes del Annual
Register. Tomó uno en medio de una nube de polvo y
observó que esta publicación era una preciosa colección
de acontecimientos. “Allí se encuentra de todo”, dijo. En
cuanto él pronunció estas palabras, la idea de que era
una oportunidad para comprobar si se había registrado la
muerte de Charlotte Buckworth, cruzó enseguida como
un relámpago el espíritu del reverendo. El acontecimiento
debió interesar y en uno de esos volúmenes debía
encontrarse el obituario. Su impresión era tan fuerte —le
parecía que le hablaba su voz interior— que se puso a
buscar el volumen de 1773. Allí encontró, en medio de
otras muertes notables, el registro de aquel hecho que
había causado sensación debido a su ocurrencia en una
fiesta del mundo elegante y a su terrible inmediatez. Los
hechos habían sido dados exactamente. El libro estaba
cubierto de una espesa capa de polvo y evidentemente
no había sido movido desde que se le colocó en ese
anaquel. Se recordó que los libros habían sido ordenados
cinco años antes; y desde entonces habían permanecido
tal cual. Nadie los hubiera tocado a no ser por los gustos
de anticuario de M. A.… La verificación fue tan sugestiva
de una indicación espiritualista como la comunicación
misma. Stainton recibió en forma inesperada otras
pruebas del mundo invisible. He aquí lo que nos dice:
“Me ha sido concedido, varias veces, otro género de prueba,
consistente en recordar incidentes menudos ocurridos
hace mucho tiempo, y que por ningún medio imaginable,
podrían haber llegado a mi conocimiento, o existir en mi
memoria Cierta noche, el 8 de abril de 1874, hice una
pregunta a propósito de lo que acababa de ser escrito al
momento, cuando la mano comenzó a dibujar, o más bien
a recorrer el papel al azar, como ocurría a menudo, cuando
llegó un nuevo espíritu… Yo me encontraba entonces
en el campo, y el espíritu que se comunicaba había sido
conocido de la dueña de la casa, así como de mí: para ser
más exactos, diré que, veintinueve años antes, me había
conocido de niño. Dio su nombre completo, y me preguntó
si la recordaba. Pues no. Añadió que era prima de la dama
en cuya casa me encontraba. Había fallecido el 15 de
mayo anterior. En respuesta a mis preguntas, agregó que
había estado casada, y poco después dio su apellido de
soltera. Recordé perfectamente ese nombre de soltera y el
de la localidad donde vivía. Dio entonces todos los detalles
acerca de su vida, con la fecha y lugar de su nacimiento,
la descripción muy exacta de la casa donde había vivido, y
el nombre del ocupante actual; detalles sobre su vida de
mujer casada, la fecha y el lugar de su muerte, así como su
edad. Siguió luego el relato de una aventura muy vulgar
de mi niñez, un día que había ido a visitarla. Durante ese
relato, fueron recordados los más mínimos incidentes, y se
dieron detalles tan insignificantes, de los que yo no sabía
una palabra, y que no es posible imaginar que pudieran
ser encontrados por alguien que imitara a un espíritu.
Más tarde, controlé sus afirmaciones, recurriendo a dos
fuentes distintas, y comprobé que cada particularidad era
rigurosamente exacta. Le pregunté, además, si no tenía
ningún objetivo al manifestarse a mí. Si deseaba transmitir
un mensaje a X…: ‘He perdido muchas oportunidades de
progresar, porque he buscado demasiado satisfacer los
apetitos carnales. Eso me ha hecho retroceder. Es preciso
que retome el curso de mi progreso. Encuentro que mi
vida actual no difiere mucho de la vuestra; soy casi como
vosotros. Quisiera poder ejercer influencia sobre X…,
pero no puedo llegar allí’. Le pedí otras pruebas, y me dijo
que no las podía dar. En el momento de irse: ‘¡Deteneos!
Pedidle a X… noticias de D*** y de la trampa’. Yo no tenía
ninguna idea de lo que eso podría significar, y le pregunté
si se encontraba bien en su estado actual. ‘Tan feliz como
se puede estar en este estado’. Le pregunté cómo me había
encontrado. Vino, me respondió, errando alrededor de
su amiga y se dio cuenta de que le era posible entrar en
comunicación. Le pregunté si podía serle útil. Respondió
pidiendo la oración habitual. Más tarde, pude asegurarme
que el incidente de la trampa respecto al que se me había
pedido que me informara, era uno de aquellos ínfimos
detalles de la vida de cada día, ocurrido treinta años antes
que me pareció muy propio para suministrar las mejores
pruebas de identidad. Ese incidente ridículo al cual había
hecho alusión, no podía ser conocido por nadie más que
aquellos que lo habían protagonizado. Es preciso decir que
tuvo lugar cuando yo tenía unos cinco años. La persona a
la que me dirigí no recordó el incidente de la trampa sino
con gran dificultad y después de una noche de reflexión”.
Stainton Moses desencarnó el 5 de septiembre de 1892,
dejando tras de sí, libros, manuscritos inéditos, relatos y
testimonios que el Sr. Myers consignó en los Proceedings
en forma de un estudio completo y pormenorizado.

viernes, 11 de marzo de 2011

ELEONORA PIPER, UN EXTRAORDINARIO CASO DE ESTUDIO LE JOURNAL SPIRITE N° 78 OCTUBRE 2009

LOS MEDIUMS Y LA CIENCIA
por
ISABELLE CHEVALIER


ELEONORA PIPER, UN EXTRAORDINARIO CASO DE ESTUDIO





El espiritismo nació gracias a los trabajos de Allan Kardec
quien, desde 1854, estableció sus preceptos filosóficos y
reunió el fruto de su trabajo en doce libros principales.
Para afirmar la existencia de una vida después de la vida,
era necesario buscar las pruebas físicas. Fue allí donde
intervino la ciencia, emprendiendo un extenso estudio
sobre los fenómenos espíritas y sus protagonistas, es
decir los espíritus y los médiums. Varios esclarecidos
hombres de ciencia se convirtieron en defensores de la
supervivencia del alma y de su posible manifestación. En
este artículo veremos, a través de la médium Eleonora
Piper, el tipo de observación científica que fue llevada
a cabo, los objetivos, el desarrollo y por supuesto las
conclusiones extraídas por los experimentadores. Eleonora
Piper fue una de estos médiums potentes llamados
de “efectos físicos” que permiten los sorprendentes
fenómenos de la mediumnidad “de incorporación” y
de “escritura automática” con sus pruebas irrefutables.
Eleonora Piper tuvo gran renombre a fines del siglo XIX
en los Estados Unidos y en Inglaterra. Los fenómenos
que producía atraían a sus sesiones a filósofos, médicos y
sabios, que salían de ellas emocionados y transformados.
Durante veintiún años, Eleonora se prestó de buena gana
a la experimentación, sometiéndose a las exigencias del
rigor científico con todas sus coacciones, a pesar del gran
cansancio físico progresivo que tuvo que soportar.
 ELEONORA, un cuarto de siglo
al servicio de la supervivencia del alma

Eleonora Simonds nació en 1857 en los Estados Unidos,
en Nashua, New Hampshire, en una familia de origen
inglés. A los ocho años, vivió su primera manifestación
de golpecitos y clariaudiencia. Su tía, cuya muerte ella
desconocía, aterrorizó a la niña al darle testimonio de
su supervivencia con estas pocas palabras: “Tía Sarah,
no muerta, aún cerca de ti”. Su madre debió rendirse a la
evidencia de la veracidad del hecho cuando algunos días
después del evento, recibió una carta que anunciaba la
muerte violenta de tía Sarah ocurrida el día del testimonio
de Eleonora. Esas manifestaciones espontáneas
continuaron hasta la edad adulta, pero alcanzaron su
desarrollo a partir de sus veinticinco años. En 1879 se
casó con William Piper y se estableció en Boston, donde
su marido trabajaba en un gran almacén. Nada parecía
predestinar a esta mujer pragmática, madre de dos hijas,
a convertirse en la más famosa médium norteamericana;
y fue un curioso episodio lo que revelaría repentinamente
sus aptitudes psíquicas. En 1884, chocó en un trineo, y
luego de ese incidente, fue afectada por un tumor que ella
temía fuera canceroso. Sus suegros la enviaron entonces a
consultar con un médico llamado J. R. Cocke, y durante el
examen perdió el conocimiento por unos instantes. En la
siguiente consulta cayó en trance e hizo pasar un mensaje
escrito que contenía informaciones aparentemente
exactas sobre una de las personas presentes. Muy pronto
fue solicitada en todas partes para sesiones. Al principio
se limitaba a dar consejos médicos, pero luego comenzó
a responder las preguntas que le hacían los asistentes
y a revelarles detalles íntimos que sólo ellos podían
conocer. Su fama llegó así hasta la Sra. Gibbens, suegra
del filósofo William James. Esta última, habiendo venido
a consultar a Eleonora, colocó una carta sobre su frente y
tuvo la sorpresa de escuchar a la médium darle enseguida
el nombre de su autor. Fue así como William James se
encontró involucrado en el estudio de la más famosa
médium norteamericana. Venido de incógnito, escuchó a
la médium revelarle increíbles detalles respecto a su vida
privada. Estas sesiones impulsaron la convicción de James;
presentó a Eleonora a la American Society for Psychical
Research (ASPR) y comenzaron los trabajos que se
prolongaron por más de quince años. La sociedad científica
americana se arruinó para invitar a los investigadores
británicos de la S. P. R., durante mucho tiempo pagó al
doctor inglés Hodgson, por aquel entonces el terror de los
médiums por haber adquirido, gracias a su escepticismo,
una reputación de infalible “desmitificador”. Él controló
a la médium y filtró a sus visitantes, mientras que la S.
P. R. contrataba estenógrafos para transcribir palabra
por palabra los diálogos de las sesiones. Investigadores
de Harvard y Cambridge, interesados en los fenómenos
del trance y el sonambulismo, conocieron a Eleonora
Piper y participaron en las sesiones con identidades
ficticias. Myers, Arthur y Eleanor Sidgwick, Balfour, Hyslop,
Pickering, Putnam, Eliot y Lodge, desfilaron por la cabecera
del oráculo. Los presuntos dones de la médium fueron así
objeto de un estudio profundo, probablemente sin paralelo
en la historia de las investigaciones psíquicas, tanto
desde el punto de vista cualitativo como cuantitativo. El
balance de estos trabajos es impresionante. La Sra. Piper
no transmitía las informaciones mediúmnicas en forma
esporádica; sino en forma regular, casi en cada sesión. La
lectura del voluminoso expediente de 650 páginas que le
dedicó Hyslop muestra especialmente que durante sus
trances mencionó correctamente a más de doscientas
personas desconocidas por ella. Si se quiere excluir aquí
todo recurso a la mediumnidad, habría que suponer que
Eleonora Piper se aprovechaba de informadores y que
estos últimos estaban confabulados con Hodgson. Aunque
la hipótesis fuera difícilmente creíble, los investigadores
de la S. P. R. británica trataron de probarla. Hicieron vigilar
a la médium y a su familia por un detective particular.
Pero esas investigaciones no produjeron ningún resultado.
Entonces, para apartarla de su entorno habitual y de
sus parientes, la invitaron a ir sola a Inglaterra. Así sus
encuentros podían ser estrictamente controlados. A
pesar de todas estas precauciones, las manifestaciones
continuaron; y hasta más claras. No quedó pues ninguna
duda sobre la realidad de los fenómenos mediúmnicos
atribuidos a Eleonora Piper.
n Más de 500 sesiones catalogadas
en América y en Inglaterra
Sir Oliver Lodge describió con
precisión en sus relatos los trances
de Eleonora. Durante cinco a quince
minutos, era sacudida por pequeñas
convulsiones espasmódicas que
se hacían cada vez más fuertes y
terminaban en una pequeña crisis
epileptiforme moderada, antes de caer en un estado de
letargo, con respiración profunda y ruidosa. Luego salía
bruscamente de ese letargo y comenzaba a hablar. Su voz
era totalmente transformada y los testigos constataban
un cambio de personalidad en lo que hoy llamamos
incorporación. En los anales de la S. P. R., se dice que los
espíritus que se encontraban con sus parientes eran
atentos, y utilizaban los apodos o términos familiares que
empleaban en vida, aportando así señales de identidad.
Por supuesto, los experimentadores esperaban de los
asistentes el veredicto del fraude o de la prueba. Otros
investigadores que quedaron satisfechos con las pruebas
recibidas se unieron igualmente a la enseñanza de los
espíritus, cuyos principios formaban un perfecto y lógico
sistema de pensamiento, de filosofía con derecho propio.
Comentarios de Sir Oliver Lodge:
“Los fenómenos de éxtasis, (nombre dado entonces a la
incorporación) de la Sra. Piper, por tanto tiempo y tan
cuidadosamente observados por el Dr. Hodgson y otros, creo
que formaban el conjunto de pruebas psíquicas más notable
de todas las que se han producido jamás en campo alguno”.
En la obra de Frédéric H. MYERS, La personalidad humana, se
refiere ampliamente el estudio comparativo de Eleonora Piper
con otros médiums de efectos físicos.
La obra describe las observaciones
y deducciones hechas con respecto
a la influencia y la implicación de
la personalidad humana sobre los
fenómenos mediúmnicos. Dicho
de otra manera, la influencia del
consciente y el subconsciente de los médiums sobre
las manifestaciones observadas. Fue preciso esperar los
trabajos de Sigmund Freud para definir las características
del inconsciente. Cada sesión era consignada y era objeto
de comentarios pormenorizados tanto sobre los fenómenos
producidos como sobre el médium. El doctor F. H. Myers
señala esto respecto a Eleonora:
“Presenta un ejemplo de automatismo extremo, donde
la posesión no es solamente local o parcial, sino que
afecta, por así decirlo, toda la región psíquica, donde
el ‘yo’ se encuentra momentáneamente suprimido de
manera completa y donde toda la personalidad sufre
modificaciones intermitentes. En otras palabras, entra en
un estado en que los órganos de la palabra y la escritura
son guiados por una personalidad extraña. Las ‘posesiones’
de la Señora Piper pueden ser divididas en tres períodos:
1. El primero que se extiende desde 1884 a 1891 y durante
el cual la principal personalidad directriz es conocida con
el nombre de “Dr. Phinuit” (personalidad invisible que
se manifestaba por la voz de la Sra. Piper y se atribuía a
un doctor francés, fallecido a mediados del siglo XIX),
y se servía casi exclusivamente de los órganos vocales,
manifestándose en estado ‘de éxtasis’.
2. Durante el segundo período que se extiende desde 1892
a 1896, las comunicaciones se efectuaban principalmente
a través de la escritura automática y bajo una dirección
que llevaba el nombre de ‘Georges Pelham’ aunque el Dr.
Phinuit se hubiera manifestado igualmente por medio de
la voz. Georges P. era un amigo del Dr. Hodgson, fallecido
accidentalmente algunos meses antes y durante los
trances había suministrado detalles tan minuciosos que
permitieron establecer su identidad intelectual y moral.
3. Durante el tercer período que comienza en 1897 el
fenómeno era ejercido por personalidades bajo diferentes
identidades, lo más frecuente a través de la escritura, a
veces por medio de la palabra.
Para la Sra. Piper, el comienzo y el fin de un éxtasis que,
según la expresión de William James, eran acompañados
al principio por ‘trastornos respiratorios y pronunciadas
contracciones musculares’, se cumplen ahora tan
tranquilamente como los hechos de dormirse y despertar.
Su estado de vigilia no se resiente por su éxtasis, salvo un
cansancio pasajero cuando el éxtasis ha sido demasiado
prolongado, y de vez en cuando, un vago y difuso estado
de bienestar semejante al que se experimenta a veces al
despertar luego de un sueño agradable. La influencia
sobre la salud, lejos de ser nociva, habría sido más bien
saludable. En todo caso, después de los serios trastornos
que experimentó a raíz de un accidente de trineo y las
consecuentes operaciones, la Sra. Piper es actualmente
una mujer cuya salud está en perfecto estado. Desde el
punto de vista del carácter, presenta el tipo de la mujer
norteamericana, tranquila y muy ocupada con su hogar y
sus hijas. Según el Dr. Hodgson, la dirección que sufre por
parte de inteligencias superiores a la suya ha aumentado
su estabilidad y su serenidad”.
El doctor Hodgson señala, entre
otras cosas, la importancia del
estado de ánimo en que deben
estar los experimentadores y
participantes en el acto de la
sesión. Después de muchos años
se dio cuenta de que si llegaba a
la sesión con dudas, sospechas o malos pensamientos,
entonces los fenómenos eran mucho menos llamativos
que si experimentaba con espíritu abierto y positivo.
Este importante comentario confirma las palabras de
los espíritas de nuestra asociación que dan testimonio
de la indispensable comunión del pensamiento serio y
sincero en el acto de la sesión. Hodgson hizo minuciosos
informes sobre el desarrollo de los extraordinarios
fenómenos producidos por Eleonora. Algunos, a veces muy
asombrosos, son relatados metódicamente en la obra de
Gabriel Delanne Investigación sobre la mediumnidad:
“El primer caso de escritura automática de Eleonora que me
fue dado observar, Hodgson dixit, se produjo el 12 de marzo
de 1892. El asistente, que era una dama, había traído como
medio de prueba diversos objetos entre ellos una sortija que
había pertenecido a una de sus amigas, Annie D. Phinuit dio
informaciones sobre esta dama y pronunció el nombre de
Annie. Luego, en el momento en que la sesión iba a terminar,
la mano derecha de la Sra. Piper se puso lentamente en
movimiento hasta que estuvo levantada sobre su cabeza.
El brazo pareció fijarse con rigidez en esa posición, como
contraído por un espasmo mientras que su mano era agitada
por un rápido temblor. Phinuit exclamó varias veces: ‘Ella
tiene mi mano’ y agregó: ‘¡Ella quiere escribir!’. Coloqué un
lápiz entre sus dedos y un bloc de notas sobre su cabeza, por
debajo del lápiz. No se produjo ninguna escritura hasta que
por indicación de Phinuit de tomar la mano, la sujeté con
firmeza por su punto de unión con la muñeca, deteniendo
así su temblor o vibraciones. Entonces escribió: ‘Soy Annie
D (el nombre fue dado exactamente), no estoy muerta sino
viva, no estoy muerta… el mundo… hasta luego, soy Annie
D’. Los dedos soltaron el lápiz y Phinuit comenzó a murmurar:
‘Bajad mi mano’. El brazo quedó contraído aún por algunos
instantes en la misma posición, luego por fin, lentamente,
como con cierta dificultad, cayó sobre el costado y Phinuit
pareció haber retomado la posesión. Antes de ese hecho,
yo había visto bien a Phinuit escribiendo un poco, pero
no sabía que otro agente se había apoderado de la mano
de la Sra. Piper mientras Phinuit se manifestaba al mismo
tiempo por medio del cuerpo. En varias otras sesiones, durante las
semanas siguientes, se obtuvieron muy bien muchas escrituras por el
mismo procedimiento y parecía evidente que Phinuit experimentaba
muchas menos dificultades. El 29 de abril de 1892, acerqué una mesa
sobre la que pudo apoyarse sin cansancio el brazo derecho de la Sra.
Piper. Entonces Phinuit anunció que Georges Pelham iba a escribir.
Cuando el brazo es sujetado para escribir, así como al momento en
que Phinuit toma posesión del cuerpo, se produce cierto número
de movimientos espasmódicos, en algunos casos muy violentos,
volviendo a lanzar en desorden sobre la mesa lápices y bloc de notas,
siendo necesaria la intervención de una considerable fuerza para
refrenarlos. Phinuit no necesita dejar de hablar mientras la mano
escribe. En un caso, y en mi presencia, Phinuit escuchaba la lectura
de la relación mecanografiada de una sesión anterior, haciendo
observaciones y añadiendo detalles a los hechos relatados mientras,
al mismo tiempo, la mano escribía libremente y con rapidez sobre
otros asuntos, contestando las preguntas de otra persona. Eso duró
más de 20 minutos. Durante otras sesiones, pude comprobar que la
mano izquierda podía escribir y hasta que las dos manos escribían y
que Phinuit hablaba, todo al mismo tiempo sobre asuntos diferentes
con personas diferentes. Hice observar a Phinuit que no perdía las
esperanzas de ver un día a cada dedo de la mano y del pie actuando
bajo otros tantos agentes distintos, mientras él seguía dirigiendo la
voz. En casos de este género, no hay ninguna razón que se oponga
a que diversos seres espirituales puedan exponer sus ideas al mismo
tiempo por medio del mismo organismo. El 18 de marzo de 1895,
habiéndome hecho acompañar con ese fin por la señorita E.,
intenté una prueba que obtuvo un resultado muy satisfactorio. Su
hermana fallecida escribió con una mano, Georges Pelham con la
otra, mientras que Phinuit hablaba de todo, simultáneamente y
sobre temas diferentes. Es cierto que la mano izquierda no escribió
sino muy pocas cosas. Lo que pareció provocar este resultado es
sobre todo que la mano izquierda no estaba adaptada en absoluto
al papel de máquina de escribir”.
A esta enumeración de fenómenos sorprendentes producidos por
Eleonora Piper podríamos añadir otros relatos en los cuales es
evidente la intervención de inteligencias extrañas a la médium.
Sin embargo, si bien estas conclusiones fueron admitidas por
numerosos científicos de la época, algunos vieron en estas
manifestaciones la obra del inconsciente de la médium o de
la transmisión del pensamiento por parte del conjunto de los
asistentes. En el libro de Gabriel Delanne del cual se extrajo el
relato de estas experiencias, el estudio de la mediumnidad
considera todas estas posibilidades, diferenciando lo que proviene
del inconsciente del médium de lo que procede de otra fuente.
Concluiré este artículo con unas palabras del mismo Gabriel Delanne:
“Sin embargo, fue al analizar escrupulosamente todas las
manifestaciones espíritas de ciertos médiums, como los eruditos,
incrédulos durante mucho tiempo, fueron convertidos. El doctor
R. HODGSON, los profesores HYSLOP, Oliver LODGE, William
JAMES y Frédéric MYERS, bien enterados de todas las causas que
pueden intervenir, terminaron por ser convencidos de la acción
de los Espíritus y valientemente lo confesaron, sin temor a rendir
homenaje a la verdad”.

miércoles, 9 de marzo de 2011









LEY DE ADORACIÓN

Capítulo segundo del libro tercero de EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS.

Una de las obras cumbres del pensamiento universal.

Autor: ALLAN KARDEC

Versión castellana: Giuseppe Isgró C.



Objeto de la Adoración – Adoración externa – Vida contemplativa – De la Oración – Politeísmo – Sacrificios





OBJETO DE LA ADORACIÓN





–En qué consiste la adoración?

-"En la elevación del pensamiento a Dios. Con la adoración nos acercamos a Él"-.



–Es esta adoración el efecto de un sentimiento innato, o el de una enseñanza?

-"El del sentimiento innato, al igual que el de la Divinidad. La conciencia de la propia necesidad de fortaleza conduce al ser humano a conectarse con Aquel que le puede proteger"-.



–Hubo pueblos primitivos privados del sentimiento de adoración?

-"No, por cuanto jamás hubo pueblos de ateos. En todos existe el sentimiento de la existencia de un Ser Supremo"-.



–Entonces, es preciso creer que la adoración tiene su fundamento en la ley natural?

-"Ella se encuentra en la ley natural como el efecto de un sentimiento innato en el ser humano, por lo tanto, aunque bajo diversas modalidades, se encuentra presente en todos los pueblos"-.




ADORACIÓN EXTERNA




–La adoración precisa de manifestaciones externas?

-"La verdadera adoración es un estado de conciencia del Espíritu. En cada una de vuestras acciones pensad que Dios os observa"-.

-Es útil la adoración externa?

-"Sí, siempre que no constituya un vano espectáculo. Resulta siempre útil el dar un buen ejemplo; empero, quien practica una espiritualidad externa por afectación y amor propio, mientras su tenor de vida demuestra su ausencia de fervor, da un ejemplo inapropiado y más contraproducente de lo que pudiera pensarse"-.



–Dios prefiere a quien le adora de una forma más bien que de otra?

-"Dios prefiere a quien Le adora desde lo profundo de su conciencia, con sinceridad, haciendo el bien y evitando el mal, más que a quienes creen de honrarle con ceremonias que no les rinden buenos hacia sus semejantes. Todos los seres humanos son hermanos e hijos de Dios: Él llama a Sí todos quienes observan sus leyes, sea cual fuere la forma en que Le adoren. Quien no tiene más que la mascara de la piedad, es un hipócrita; quien afecta adoración, y se contradice con sus obras, da mal ejemplo; quien dice venerar a la Divinidad, y su conducta denota que debe fortalecer su sentido de la dignidad y las excelsas cualidades, debiendo ser tolerante con los demás, y desapegado de los bienes superfluos, precisa descentrar su atención del ego y conectarse con Dios desde su propia conciencia. Dios todo lo ve, y para Él, quienes conocen la verdad, y la evaden, tienen mayor grado de responsabilidad, experimentando, oportunamente, el aprendizaje inherente. Si una persona privada del sentido de la vista, al pasar os tropieza, le excusáis; si se tratase de una persona que ve bien, se hace susceptible de que se le llame la atención. Por lo cual, no preguntéis cual forma de adoración sea la mejor, por cuanto eso sería como preguntar si Dios prefiere ser adorado en un idioma más bien que en otro. Lo reafirmamos una vez más: las palabras y los actos no llegan a Dios sino cuando son respaldados por los correspondientes sentimientos en la propia conciencia"-.



–Es censurable quien practica una espiritualidad en cuya conciencia no siente y lo hace para mantener las apariencias frente a quienes piensan de manera diferente?

-"La intención decide en esta como en cualquier otra cosa. Quien se conduce por respeto a las creencias ajenas, no es censurable; actúa mejor de quien las ridiculiza, careciendo de bondad. Empero, quien practica una determinada espiritualidad por interés o por ambición, es susceptible de recriminación. No tiene mérito alguno, a los ojos de Dios, fingir la práctica de espiritualidad con la sola finalidad de granjearse la aprobación ajena.



–La adoración en grupo es preferible a la individual?

-"Los seres humanos reunidos en comunión de pensamientos, y de sentimientos, pueden tener mayor potencia para comunicarse con los buenos Espíritus y con Dios. Pero, no vayáis a creer por eso de que la adoración individual sea menos gratificante y eficaz"-.



VIDA CONTEMPLATIVA





–Los seres humanos que se dedican a la vida contemplativa, ya que no hacen mal alguno, y piensan siempre en Dios, tienen algún mérito?

-"No, por cuanto si no hacen ningún mal, tampoco realizan bien alguno, resultando de poca utilidad. Es preciso recordar que no realizar el bien es ya realizar un mal. Dios quiere que se piense en Él, pero no solamente en Él, caso contrario no le habría asignado, al ser humano, deberes que cumplir sobre la tierra. Quien únicamente se dedica a la meditación y a la contemplación no realiza nada meritorio a los ojos de Dios, resultando su vida de poca utilidad para la sociedad; Dios le pedirá cuenta del bien que ha dejado de hacer"-, (Ver Nº 640).



DE LA ORACIÓN





–La oración, es del agrado de Dios?

-"Siempre, si es una expresión de la propia conciencia, por cuanto, para Él la intención es todo. La oración que sale del sentimiento de la conciencia es preferible a la que podáis leer de un libro, por muy hermosa que pueda ser, si es leída más con los labios que con el pensamiento. Dios la agradece cuando es expresada con fe, fervor y sinceridad; empero, es ineficaz con ausencia de conciencia pura, mansedumbre y altruismo, salvo que no fuere por un acto de arrepentimiento sincero y de verdadera humildad"-.



–Cuál es el carácter general de la oración?

-"La oración es un acto de adoración. Orar a Dios es pensar en Él, acercarse a Él, es ponerse en comunicación con Él. Con la oración, el ser humano se propone tres objetivos: alabar, pedir y agradecer"-.



–La oración rinde mejor al ser humano?

-"Sí, porque quien ora con fervor y fe es más fuerte frente a las tentaciones del mal, y Dios envía a los buenos Espíritus para asistirle. Esta asistencia no le falta nunca, si es pedida con sinceridad"-.

-Cuál es la razón que algunas personas que oran mucho, precisan aún mejorar su carácter, demostrar más confianza, apreciar los méritos ajenos, respetar a los demás, ser más bondadosas, tolerantes y virtuosas?

-"Lo esencial no es orar mucho, sino orar bien. Quienes crean que el mérito se adquiere con largas oraciones, las realizan mecánicamente, dejando de ver las cualidades que deben adquirir. Para estas personas, la oración es una forma de ocupación, de pasar el tiempo: pero no un estudio de sí. No es la oración que resulta ineficaz, sino la manera en que es realizada"-.



–Sirve de algo orar a Dios para que nos perdone nuestras culpas?

-"Dios sabe discernir entre el bien y el mal; la oración no borra las culpas. Quien pide a Dios el perdón de sus errores, en vano lo solicita si no cambia de sistema de vida. Las buenas obras son las mejores oraciones, por cuanto los actos valen más que las palabras"-.



–Es de alguna utilidad orar por los demás?
-"El Espíritu de quien ora por los demás actúa con su voluntad de hacer el bien. Con la oración atrae a sí los buenos Espíritus, que se le asocian en el bien que quiere hacer"-.Somos poseedores, por el pensamiento y por la voluntad, de una potencia de acción, que se extiende mucho más allá de nuestra propia esfera corporal. La oración por los demás es un acto de esta voluntad, y si es ardiente y sincera, puede llamar en asistencia de quienes constituyen el objeto, los buenos Espíritus, que le sugieren a las personas en particular, provechosos pensamientos, estimulándole la fuerza del cuerpo y del Espíritu de la cual tienen necesidad. Pero, también aquí la oración emanada del sentimiento de la conciencia, es todo; la de los labios no sirve para nada.



–Las oraciones que hacemos por nosotros mismos, pueden cambiar la naturaleza de nuestras pruebas y su curso?

-"Vuestras pruebas se encuentran en las manos de Dios, y las hay de aquellas que deben asumirse hasta que lleguen a su término.; pero, entonces, Dios tiene en cuenta la resignación. La oración es un llamado a los buenos Espíritus, que os transmiten la fuerza para soportarlas con valor y resignación, resultándoos, por esta razón, más soportables. La oración, es importante repetirlo, no se realiza jamás sin provecho, cuando es realizada con el sentimiento de la propia conciencia, por cuanto potencia las fuerzas del Espíritu. Esto de por sí, es ya un gran bien. Ayudaos y la Divinidad os ayudará: es una antigua máxima que todos conocéis. Dios, por lo demás, no puede cambiar el orden de la naturaleza a voluntad de cada quien, ya que, lo que pareciera ser un gran mal según las apreciaciones limitadas de una sola existencia, es, con frecuencia, un gran bien en el orden general del universo. Y, después, -cuántos no son los males de los cuales el ser humano mismo es el artífice por su imprevisión, o por su propia responsabilidad? Él es afectado por las consecuencias de sus propios errores. Por otra parte, las justas solicitudes son atendidas con mayor frecuencia de lo que podáis pensar: vosotros pensáis que Dios no os ha escuchado por que no habéis observado un hecho sobrenatural, mientras, realmente, os está asistiendo con medios naturales que os parecen efectos de la casualidad o coincidencias. Con frecuencia, Él os inspira, en vuestra propia mente, la idea necesaria, y la fuerza suficiente, para resolver la situación por vosotros mismos"-.



–Es de alguna utilidad orar por los Espíritus que han desencarnado y por aquellos que se presume que sufren? Si la respuesta es afirmativa, -cómo pueden nuestras oraciones ayudarles y abreviarles sus estados de afectación espiritual?

-"La oración no puede tener el efecto de cambiar los designios de Dios; pero, el Espíritu, por quien uno ora, recibe el estímulo de la demostración de afecto que se le da, por cuanto el ser que debe transmutar su estado de conciencia, es siempre grato de recibir el apoyo de quienes buscan su bien. Por otra parte, con la oración, el Espíritu es estimulado al arrepentimiento y al deseo de hacer lo que sea preciso para ser felices. En este sentido, pueden ser abreviadas las consecuencias, si de su parte hay el apoyo de su buena voluntad. El deseo de mejorarse, estimulado por la oración, llama a su lado Espíritus mejores, que van a iluminarle, a consolarle, y a darle esperanza. Jesús oraba por las ovejas descarriadas, mostrándoos, de esta manera, que seríais responsables, si vosotros no orarais por quienes lo requieran"-.



–Cuál es el valor de la opinión que sugiere la oración para los Espíritus que han desencarnado, dado que la misma no está prescrita en las Escrituras?

-"Jesús dijo, en su tiempo: Amaos como hermanos. Ahora bien, esta recomendación contempla la de emplear todos los medios posibles para demostrar el afecto, sin entrar en los particulares de cómo conseguir el resultado. Es verdad que ninguna fuerza puede evitar que Dios aplique a todas las acciones del Espíritu la justicia de la cual Él es la fuente. Empero, no es menos verdad que el pedido que les hacéis para determinado Espíritu, por quien expresáis afecto, es para Él una demostración de buen recuerdo, que aporta apoyo y estímulo. Se sabe que de parte de Dios recibirá ayuda únicamente cuando demuestre por lo menos un inicio de arrepentimiento: pero, aún antes de que eso ocurra, la Eterna Piedad no le oculta que un Espíritu que le ama se ocupó de él, y se le deja entrever el agradable pensamiento de que su intercesión ha sido útil. Entonces, necesariamente, resulta, de su parte, una expresión de gratitud y de afecto por quien le ha dado aquella prueba de bondad y compasión, y de esta manera, obedecerían, ambos, a la divina ley del amor y unión entre todos los seres, proclamada por el maestro Jesús"-.



–Se puede orar a los Espíritus?

-"Se puede orar a los buenos como mensajeros de Dios y ejecutores de su voluntad; pero su poder, proporcional a su elevación, depende del Creador Universal, sin cuyo permiso no sucede nada: por lo cual las oraciones que se les dirigen son eficaces únicamente si merecen la aprobación de Dios"-.



POLITEÍSMO





–Por cuál razón el politeísmo, que propicia la adoración a más de una divinidad, si bien es falso, es una de las creencias más antiguas y más difundidas?

-"El concepto de un Dios único no podía ser, en el ser humano, mas que el fruto del desarrollo intelectual. Por lo cual, él, en un estado de ignorancia, aún lejos de concebir un Ser inmaterial sin forma determinada, que actúa sobre la materia, le había dado los atributos de la materia corpórea, es decir, una forma y una figura: por lo cual todo lo que podía superar las proporciones de la inteligencia común era para el ser humano una divinidad. Todo lo que él no comprendía, era la obra de una potencia sobrenatural, y de esto a creer en otras tantas potencias individuales en cuanto observaba fenómenos extraordinarios, el paso era corto. Pero, en todos los tiempos hubo seres humanos iluminados, que, comprendiendo la imposibilidad de aquella multitud de poderes del gobierno del mundo sin una dirección suprema, se elevaban a la idea de un solo Dios"-.



–Desde el momento que los fenómenos espirituales se han producido, en cada época, y eran ya conocidos en las primeras edades del planeta, han contribuido, también ellos, a hacer creer en la pluralidad de los dioses?
-"Naturalmente, los seres humanos denominan Dios todo lo que era extrahumano; por lo cual, los Espíritus eran para ellos dioses en equivalente número, y por lo tanto, cuando un ser humano superaba todos los demás por sus esplendorosas empresas, por genio, o por cualquier singular facultad incomprendida por el vulgo, le transformaban en un dios, y le rendían culto después de su desencarnación"-. (Ver Nº 603).El término dios, para los antiguos, tenía un significado extensísimo; no era, como en nuestros días, la personificación del Creador Universal, sino la calificación genérica de cualquier ser fuera de la humanidad. Ahora, por cuanto las manifestaciones espirituales le habían desvelado la existencia de seres incorpóreos como agentes de las fuerzas de la naturaleza, les llamaban dioses, al igual que nosotros des denominamos Espíritus. Esta, empero, no es mas que una cuestión de terminología, con una diferencia: que en su ignorancia, mantenida por artificio por quienes tenían interés en ello, elevaban a ellos lucrosos templos, mientras que, para nosotros, son simples criaturas de Dios, más o menos perfectas, que han dejado la envoltura terrestre. Quien estudie con interés los diferentes atributos de las deidades paganas, reconocerá en ellas aquellos Espíritus descritos en nuestra escala espirita, su estado físico en los mundos superiores, las propiedades del periespíritu, o alma, y su inherencia en las cosas de la tierra.
El judaísmo y la espiritualidad que de él se derivó, que proyectó un reflejo de luz divina sobre el planeta, no pudo destruir lo que se encuentra en la naturaleza, pero, orientaron la adoración hacia Aquel a quien, en realidad, corresponde. En cuanto a los Espíritus, la memoria se perpetuó bajo diversos nombres, según los pueblos; y sus manifestaciones, que jamás han cesado, se han interpretado de diversas maneras, y frecuentemente aprovechadas como hechos prodigiosos, estimados como fenómenos sobrenaturales por las diversas corrientes de espiritualidad. A su vez, los escépticos, les han calificado de inexistentes. Hoy, en razón de un estudio más profundo, realizado a plena luz, el Espiritismo, -la Doctrina Universal- libre de las ideas supersticiosas de la antigüedad, nos descubre uno de los más grandes y sublimes principios de la naturaleza.  

SACRIFICIOS




–El uso de los sacrificios humanos se remonta a la más remota antigüedad. Cómo llegó el ser humano a creer que pudiesen ser gratos a Dios?

-"Ante de todo, porque no conocía a Dios como fuente de bondad. En los mundos primitivos, la materia prevalece sobre el Espíritu, abandonándose a los instintos del bruto. Son, generalmente, crueles, por cuanto su sentido moral todavía no se ha desarrollado; luego, debido a que los seres humanos primitivos debieron haber creído que una criatura humana debía tener a los ojos de Dios mayor valor que un cuerpo material. Esto le indujo a inmolar, primeramente, animales, y más tarde, criaturas humanas, por cuanto, según su falsa creencia, pensaban que el valor del sacrificio fuese adecuado a la importancia de la víctima. En la vida material, siguiendo las costumbres comunes, si ofrecéis un obsequio a alguien, lo escogéis siempre de un precio tanto mayor como resulte el afecto y la consideración que con el mismo queréis demostrarle. Debía ser de esta manera, también, para aquellos seres humanos rudimentarios en relación a Dios"-.

-Entonces, los sacrificios humanos han precedido a los de los humanos?

-"Ha sido ciertamente de esta manera"-.

-Según esta explicación, los sacrificios humanos no tuvieron un origen en un sentimiento de ferocidad?

-"No; sino en la falsa idea de rendirse gratos a la Divinidad. Posteriormente, los seres humanos trascendieron aún más inmolando a sus enemigos. Del resto, eran ajenos a la voluntad de Dios los sacrificios, tanto de los animales cuanto más de seres humanos. Él no puede ser honrado con la inútil destrucción de sus criaturas"-.



–Es posible que los sacrificios humanos realizados por devota intención hayan sido del agrado de Dios?

-"No; jamás; pero Él, justísimo, pesa las intenciones. Los seres humanos inmersos en la ignorancia, han podido creer que cumplieron un acto de alabanza inmolando a sus semejantes; y, en tal caso, Dios, miró al pensamiento, y no al acto. Pero, los seres humanos, mejorándose, han debido reconocer su error, y desaprobar estos sacrificios, ciertamente indignos de los intelectos, aún no muy iluminados, por cuanto, aunque fuesen, entonces, muy rudimentarios, todavía podían tener alguna idea de su origen y de su respectiva meta, y muchos de ellos habrían podido comprender por intuición el mal que hacían para satisfacer sus pasiones"-.



–El sentimiento que indujo a los pueblos fanáticos a exterminar, en las guerras denominadas santas, y con el fin de ser aceptados por Dios, quienes profesan otras creencias tendría, quizá, el mismo origen que aquel que un día les conducía a los sacrificios de sus semejantes?

-"No; esos pueblos han sido inspirados por Espíritus inferiores, para que, haciendo la guerra a sus hermanos, vayan en contra de la voluntad de Dios, que les ordena de amarle como a sí mismos. Todas las corrientes espirituales, o más bien, todos los pueblos, adoran un mismo Dios, por lo cual es irrelevante el nombre bajo el cual se lleva a cabo. Nada hubo jamás de más abominable que las guerras exterminadoras suscitadas por cuestiones de espiritualidad entre los pueblos iluminados, o de los más iluminados en contra de los de menor grado, ya que la espiritualidad de estos se rige por principios de menor elevación. Vosotros, tomáis el interés de transmitirle una palabra de amor y de paz enseñada por Aquel que se encontraba animado por la inspiración de Dios, -como queréis que crean si la lleváis con el hierro y con el fuego en la mano? Iluminarlos es un acto de bondad; hacerle conocer la verdad en su pureza es un deber; pero debéis emplear la persuasión y la dulzura, con medios pacíficos y respetuosos de la dignidad de la persona. La mayor parte de los seres humanos no cree, aún, a las comunicaciones: ahora, -con cuál derecho exigiréis vosotros, que de las mismas estáis convencidos, que los demás os prestaren fe por vuestra palabra, si vuestras obras desmienten la doctrina que predicáis?"-.



–La oferta de los frutos de la tierra era más grata a Dios que el sacrificio de los animales?

-"Ya se ha respondido diciendo que Dios juzga la intención, que es todo, y no el acto, que es nada. Evidentemente, pero, Les resultaban más gratos los frutos de la tierra que la sangre de las víctimas. Pero, os fue dicho, y os lo repetimos: la oración que emana del sentimiento de la conciencia es cien veces más agradable a Dios que todas las demás ofertas que jamás podáis hacerle"-.



–No podrían rendirse gratas a Dios tales ofertas con consagrarlas al bienestar de quienes carecen de lo necesario? Y, en este caso, el sacrificio de los animales hecho con un fin útil no sería meritorio, mientras era abusivo, cuando no servía a nada, o no era útil más que a personas pudientes? No sería un acto de bondad dedicar a las personas de menores recursos las primicias de los bienes, que Dios nos acuerda sobre la tierra?

-"Dios bendice siempre a quienes hacen el bien: consolar a los menos pudientes y a los que precisan sosiego es la mejor manera de honrarle. No es tanto para censurar las ceremonias realizadas para orar a Dios; sino la enorme cantidad de dinero gastado en ellas, que podría ser mejor empleado. Dios prefiere simplicidad esencial en todo. El ser humano, que aprecia la apariencia más que el sentimiento, precisa esclarecer, ampliando, su mente. Pensad, ahora, si Dios puede dar más importancia a la forma que a la substancia."-.

martes, 8 de marzo de 2011

LOS MEDIUMS Y LA CIENCIA POR ETIENNE BERTHAUT LE JOURNAL SPIRITE N° 78 OCTUBRE 2009




LAS CONDICIONES EXPERIMENTALES
EN LOS PIONEROS DE LA MEDIUMNIDAD




Cada uno tiene sus preferencias y su manera de investigar. Lo importante es que se busque, pues no hay otra manera de

 



encontrar. Es la suma de todo lo que se encuentra lo que constituye la ciencia

”. Charles Richet - 1911

 



En materia de espiritismo el experimento siempre ha sido el pilar fundamental, el zócalo indispensable sobre el cual


ha sido estudiada la mediumnidad. Por su esencia misma, la mediumnidad no se puede separar de la observación de


hechos, eventos o fenómenos, a través de sesiones preparadas o por el contrario de manifestaciones espontáneas;


la observación pura, rigurosa, minuciosa y sistemática de las cosas fue pues un esbozo de metodología empleada


desde el comienzo por Allan Kardec. Si bien él mismo no era científico de profesión, su rigor, su trayectoria, así como


su personalidad, le hicieron adoptar los principios elementales de la metodología experimental en una época en


que la ciencia moderna no estaba más que en sus primeros balbuceos. Fue pues muy natural que, entre los años


1885 y 1925correspondientes a la edad de oro de la experimentación espírita, todos los grandes científicos que


se dedicaron al tema con minuciosidad y seriedad aplicaran los mismos criterios de experimentación científica, los


que ya habían utilizado en sus propios trabajos. Frente a los fenómenos que se presentaban ante sus ojos, ya fueran


experimentadores o médiums como sujetos de estudio, todos estos pioneros establecieron y respetaron entonces


condiciones experimentales tan inéditas como draconianas








Teoría y método experimental



Desde el principio con Allan Kardec, partiendo de la teoría


espírita definida como hipótesis de trabajo y extraída


de la observación de hechos registrados, los fenómenos


espíritas encontrados, para ser pasados por el tamiz, se


vuelven entonces explicados o explicables: cualquiera que


sea el orden en que sean provistos por las circunstancias


uno puede darse cuenta, comprender la posibilidad, conocer


las condiciones en que pueden producirse y los obstáculos


que se pueden encontrar. Derivando lógicamente de esta


conducta, es la repetición experimental lo que se pone en


marcha entonces y que debe permitir invalidar o confirmar


la teoría inicial, siendo ésta susceptible de modificaciones


a lo largo de las comprobaciones ulteriores provistas por


esos mismos experimentos. Este enfoque fenomenológico


define entonces exigencias que no tienen que ruborizar la


mirada científica moderna de los más grandes sabios de


hoy. Corresponde además a la esencia misma del proceso


científico, del cual he aquí en resumen las principales etapas:






Observación imparcial y sistemática de los hechos,

 




Sometimiento de los hechos a la experimentación

 



dentro de la capacidad de repetición y renovación de las


observaciones,






Establecimiento de una teoría como hipótesis de trabajo,

 




Comprobación experimental de la hipótesis y de ser

 



necesario ajuste de la tesis de inicio,






Establecimiento de una ley general que considere la

 



relación de causa a efecto, debiendo las mismas causas


generar los mismos efectos.


En cada momento de ese proceso, se trató de establecer


condiciones experimentales imparciales, apropiadas para


reproducir, analizar y validar los hechos señalados. Esas


condiciones fueron establecidas así, entre otras, para los


fenómenos más difíciles y más logrados en ese momento


de la fenomenología espírita, a saber las experiencias


de materialización y ectoplasmia. Numerosos médiums


prestaron entonces su concurso —y sobre todo sus


cuerpos— en múltiples sesiones, plegándose sin resistencia


a las necesarias coacciones —incluso hasta a la dureza—


de los rigurosos protocolos experimentales establecidos por


científicos de renombre.




El rigor de los protocolos experimentales




Muchos de estos científicos, como el naturalista Alfred


Wallace, el físico Oliver Lodge o hasta el profesor Charles


Richet para no citar más que estos, tuvieron al principio


prejuicios negativos en su comprensión de los fenómenos


espíritas. No hay que olvidar —y es un argumento de peso—


que ellos tenían todo el interés en tomar las precauciones


más minuciosas para ponerse en guardia contra la menor


de las supercherías, ¡simplemente para no comprometer a


la ligera su reputación de experimentadores! Iba en ello su


propia credibilidad —incluso de su carrera— frente a una


comunidad científica llena de detractores que no habrían


hecho la menor concesión y no habrían dejado de señalar la


menor debilidad en la metodología experimental utilizada.


En el campo difícilmente accesible de los fenómenos


espíritas, los problemas no pueden ser resueltos ni por una


indiferencia demasiado fácil, ni por bromas más fáciles


todavía, sino por experimentos bien conducidos.


Era entonces verdaderamente importante para estos


investigadores insistir sobre este valor de exigencia en la


experimentación para poder imponerse, a semejanza del


discurso que pronunció el profesor Ch. Richet el 24 de junio


de 1925 cuando ya viejo, se preparaba a dejar su cátedra en


la Facultad de Medicina de París. Fisiólogo durante casi 40


años en el laboratorio de fisiología de la Facultad, premio


Nobel de fisiología, miembro de la Academia de Medicina


y de la Academia de Ciencias, y pionero de la metapsíquica


o metapsiquis, quiso dar su última lección sobre esta


disciplina, la metapsíquica, término que él mismo había


creado en 1897 para designar esta ciencia de los fenómenos


espíritas. Con solemnidad, dadas las circunstancias, se


expresó entonces en estos términos:



En el momento en que, por las justas leyes sobre el límite

 



de edad, voy a terminar mi enseñanza, quisiera, antes de


partir, y desde lo alto de esta cátedra que he ocupado por


tanto tiempo, darles a conocer por medio de una exposición


muy breve los lineamentos de una ciencia nueva, la


metapsíquica, que no entra todavía en la enseñanza oficial


de la fisiología… Por supuesto, es preciso, antes de admitir la


realidad de estos hechos inverosímiles, inusuales, observar


una disciplina severa, feroz e implacablemente severa. Pero


en fin, cuando el hecho está allí, inexorable, dominante,


desafiando todas las objeciones, es preciso aceptarlo, so


pena de dar un estridente mentís a todos nuestros principios


científicos, a las leyes imperiosas del método experimental.


¡Obsérvenlo bien, es el profesor de fisiología quien les


habla! Ahora bien, él no admite otro guía que la experiencia.


He sido alumno de Claude Bernard, de Vulpian, de Marey,


de Berthelot, de Wurtz, y me consideraría deshonrado


científicamente si no siguiera los ejemplos y lecciones de


esos maestros ilustres, y si no aceptara constantemente la


experiencia como soberana dueña de mis opiniones. Así


armado, puedo desdeñar —y ese es un precepto tanto


de moral como de ciencia—, los clamores de la opinión


pública. Es necesario repetirse que todas las conquistas de


la ciencia han sido, en su origen, perseguidas, ridiculizadas,


abucheadas, condenadas a las gemonias…


…He terminado, señores, esta exposición sumaria sobre una


ciencia nueva. Me imagino que una de las grandes tareas


del siglo XX será dar a la metapsíquica, toda su amplitud.


Pesada tarea, pero gran obra. Estábamos tentados a creer


que el porvenir, el inmenso porvenir de la ciencia consistiría


sólo en termómetros más delicados, en galvanómetros más


sensibles, en microscopios más penetrantes, en telescopios


de amplio foco. Pues bien, la ciencia irá mucho más lejos.


No se contentará con estas mediocres conquistas. Mundos


imprevistos se abren ante ella

”.

 


En la oscuridad de un laboratorio…




Fue pues dentro de un rigor extremo que todos estos


especialistas pusieron en marcha los temibles protocolos











experimentales de precisión e imparcialidad, tanto en las


condiciones de desarrollo de las sesiones y en el análisis y


observación de los hechos como en la actuación y vigilancia


de los médiums. Estos criterios debían permitir por una


parte excluir de manera irrefutable el fraude potencial de


los médiums y por otra, de ser posible, tener el control


de un máximo de parámetros en juego para evitar ese


imponderable, ese factor desconocido, ese pequeño grano


de arena que, al final, no permitiera concluir con certeza


sobre la realidad —o la no realidad— del fenómeno


estudiado. Durante todos aquellos años de estudio, la


multiplicidad de las experiencias permitió establecer


condiciones experimentales completamente probadas.


En diversos lugares de Europa, no se


trató de algunas sesiones dispersas


y discretas que se efectuaron,


sino decenas y centenas, durante


semanas y meses, con múltiples


experimentadores y médiums, que


se cruzaron y se cambiaron. Entonces


los científicos se intercambiaron sus


experiencias, confrontando tanto


sus fracasos como sus resultados


positivos, rehaciendo series de


pruebas con los médiums ya probados


por otros, etc., perfeccionando sin


cesar los protocolos perfectamente


dominados. La repetición y los


intensos intercambios permitieron


una evaluación confirmada del


conocimiento de los médiums y de las


condiciones necesarias para el éxito


—dentro de lo posible— de estas


experiencias tan particulares.


El relato de las experiencias de


control relativas a los fenómenos


ectoplásmicos con la médium Eva


Carrière en París en 1922, ayudada


por una cierta Juliette Bisson, artista


plástica, resume perfectamente lo que


se acostumbraba hacer para cumplir


con las exigencias del rigor científico.


Extracto:



Para satisfacer estas exigencias, se preparó una cámara

 



oscura en el laboratorio de fisiología de la Facultad de


Ciencias, según las indicaciones de la Sra. Bisson. En esta


sala (2,6 m. x 2,5 m., altura 3,3 m.) se colocó un techo de


madera ennegrecida a 2,4 m. del suelo, en un ángulo, y


sobre una varilla se colgaron dos cortinas negras, a fin de


delimitar un gabinete de 1,2 m. por 1,1 m., donde pudiera


colocarse la butaca de la médium. Una bombilla roja, de


encendido exterior, se colgó en este gabinete, con objeto de


poder iluminarla débilmente si era necesario. En el exterior


se colocó, en el techo de la habitación, un dispositivo de


iluminación con reflector y difusor, un poco delante de la


vertical del ángulo anterior de la cabina, para no iluminar


la parte superior del cuerpo de la médium, y además, por


pedido de la Sra. Bisson, se colgó en este ángulo anterior


una cortina fija que bajaba 1,2 m., donde se juntaban las


dos cortinas móviles sobre las varillas, unidas por una pinza,


eso para evitar que un poco de luz pudiera filtrarse por la


hendidura. Dos reóstatos conjugados, situados en el circuito


de la lámpara, permitían graduar, en límites muy amplios, la


iluminación de la sala, que la Sra. Bisson regulaba ella misma,


manejando los reóstatos. Todas las paredes de la sala estaban


ennegrecidas, y hasta se pegó papel negro sobre los cristales


de un armario para evitar fenómenos de reflexión luminosa.


Con la iluminación adoptada habitualmente, la agudeza


visual en el exterior de la cabina era


alrededor de la mitad de lo normal. A


nivel de la cabeza de la médium, dentro


de la cabina, con las cortinas abiertas,


reinaba una semi-oscuridad, la agudeza


visual estaba reducida a un décimo, por


lo que era muy débil el poder de visión


directa, y el único color perceptible


era el rojo saturado. Finalmente, en el


interior de las cortinas la oscuridad era


grande, la visibilidad implicaba una


agudeza inferior a un quincuagésimo,


y ningún color, ni siquiera saturado,


podía ser percibido. Desde el punto


de vista del control, encontramos


satisfactorias las propuestas de la Sra.


Bisson que siempre dirigió su esfuerzo


hacia el rigor científico.


La médium se desnudaba


completamente delante de uno de


nosotros, en un gabinete situado frente


a la sala de experimentos, al otro lado


de un pasillo, y se vestía con un jersey


negro de una sola pieza, abrochado en


la espalda, que no dejaba al descubierto


sino las manos, el cuello y la cabeza,


jersey previamente examinado y


conservado en el laboratorio. Luego la


nariz y la garganta eran examinadas,


los cabellos soltados y examinados. Luego, la médium, vuelta


a peinar rudimentariamente, entregaba sus dos manos a


un controlador que la llevaba a la sala de experimentos,


donde se instalaba en su butaca. Allí, la Sra. Bisson la dormía


tomándole los pulgares y sujetándolos por algunos segundos


[nota: probablemente hipnosis], luego pasaba las manos a los


controladores. Las cortinas eran cerradas entonces con una


pinza, a un metro del suelo, las manos y piernas de la médium


quedaban en el exterior y permanecían visibles. Las manos


eran sostenidas, ya fueran las dos por un solo operador, o cada


una por un controlador diferente, y no eran soltadas nunca


a lo largo de todo el transcurso de la sesión, descansado,


o sobre las rodillas de la médium, o sobre las rodillas de los


controladores. Además, a partir de la sexta sesión, de acuerdo










con la Sra. Bisson, para facilitar el control sin entreabrir las


cortinas, uno de nosotros [nota: los experimentadores] se


instalaba en una silla, en la cabina, al lado de la médium.


Después de la sesión, la Sra. Bisson se llevaba a la médium al


gabinete de al lado, donde la despertaba soplándole sobre la


nuca y donde se volvía a vestir

”.

 



Es importante precisar aquí que una


de las grandes dificultades de estas


experiencias procedía de la acción


nefasta de la luz sobre la producción de


los fenómenos, pues molesta y perturba


el “trance” del médium. Contraría el


proceso mismo de las materializaciones.


Hay una relación inversa entre la


intensidad de la iluminación y la


perfección de las materializaciones: el


destello de magnesio de las fotografías


o la luz violenta suprimía radicalmente


y sin demora todo fenómeno. Por otra


parte, esta exigencia de oscuridad,


ampliamente reseñada en el relato, fue


esgrimida en múltiples oportunidades


por los detractores para justificar el


fraude. ¿Cómo conciliar entonces las


exigencias de una observación que


exigía el control simultáneo por medio


de la vista y el tacto? La experiencia


mostró que muchas soluciones sólo


tenían poca eficacia (luz roja, tamizado de la luz, pantallas al


sulfuro de cinc o de calcio…). Entonces se propuso una idea


con la utilización de una luz fría, luz viviente producida por


caldos de cultivo de microorganismos fosforescentes. Por


otra parte, el estudio de la ectoplasmia hacía aparecer un


fenómeno curioso y frecuente: la producción de fenómenos


luminosos antes de y durante las materializaciones. Esta


luz orgánica, llamada no actínica, parecía inofensiva, y


era utilizada también por las entidades producidas para


alumbrarse (por ejemplo las experiencias con el médium


polaco Franek Kluski). Para liberarse finalmente del control


visual por el experimentador, se desarrolló y experimentó con


éxito un sistema de fotografía con disparador automático


por corte de haces infrarrojos durante experimentos


realizados en noviembre de 1930 por el Dr. Eugène Osty


con el médium austriaco Rudi Schneider en el IMI (Instituto


Metapsíquico Internacional).




…rigurosas condiciones experimentales




Es difícil enumerar de manera exhaustiva todas las


condiciones experimentales utilizadas en aquellas sesiones


múltiples y variadas, pero todas comprenden principios


genéricos similares. Así podemos resumir algunos criterios


comúnmente utilizados:




l

Las sesiones siempre tienen lugar en casa de los

 



experimentadores, en su laboratorio,




l

Arreglo y vigilancia de las salas de experimentación

 



realizados con la mayor atención: puertas y ventanas


selladas, ausencia de escondrijos y zonas de sombra,


recinto cerrado con llave entre dos sesiones por el único


propietario, comprobación cuidadosa de la sala y del


gabinete realizada antes y después de los experimentos




l

Reunión de 5 a 10 personas, a

 



veces más, que pueden formar


una cadena dándose la mano,




l

Empleo de harina o aserrín

 



esparcidos sobre el suelo para


detectar cualquier pisada del


médium o de un cómplice.




l

En el interior del recinto, utilización

 



de una jaula como la utilizada por


ejemplo en los experimentos de


P. Gibier (0,94 m. x 0,87 m. por


una altura de 2,04 m.): compuesta


de cinco paredes (tres lados +


fondo + techo), construida en


fuerte malla metálica extendida


sobre un marco de madera, y con


una puerta del mismo material


y provista de bisagras y de un


candado (puerta cerrada con llave


y sellada durante toda la sesión).


Utilización de aparatos diversos


y variados: aparatos de medición


(miliamperímetros, higrómetros,


galvanómetros…) aparatos automáticos registradores o de


control, rayos infrarrojos para la fotografía, reóstatos para


la intensidad luminosa, cascabeles enganchados en las


cortinas, balanza de Marey para detectar algún cambio de


peso… por ejemplo, Pierre Curie tuvo la idea de instalar un


anemómetro bastante sensible para medir los soplos fríos


que se sentían con frecuencia alrededor del médium pero


murió trágicamente antes de concretarlo.


En los célebres experimentos de moldeados ectoplásmicos


realizados en los años 1920, 1922 y 1923 por el Dr. Gustave


Geley con F. Kluski, ya fuera en Varsovia, o en París en el


IMI, se utilizaron cubetas de parafina caliente en las que se


hundían las formas ectoplásmicas. Enfriado luego, después


de la desmaterialización de la sustancia se obtenía entonces


un molde de parafina que podía ser llenado de yeso para


reproducir el moldeado de la forma materializada. La


hipótesis de fabricación de moldes fuera de la sesión —si


es que se hubieran podido fabricar— traídos discretamente


por el médium o un cómplice fue excluida luego mediante


el empleo de colorantes o sustancias químicas, que eran


introducidas en la parafina a última hora, en secreto y


únicamente por los experimentadores a espaldas del


médium (por ejemplo, la colesterina y su color rojo-marrón


identificable con un reactivo apropiado).


Hay también una condición experimental, más sutil y menos


evidente, por ser más del dominio de lo espiritual, pero sin


embargo de importancia, que condiciona ampliamente












el éxito o no de los protocolos experimentales de orden


material. La experiencia de enfrentar fracasos, como los


estrepitosos habidos luego de sesiones realizadas en la


Sorbona a comienzos de los años 20, puso en evidencia


las especificidades de la fenomenología espírita en la


que ciertos hechos escapan a una conciencia científica


demasiado rígida. En efecto, en espiritismo se tiene trato


con inteligencias que tienen su libertad y que a cada


instante demuestran que no están sometidas, como objetos


de laboratorio, a los solos deseos del experimentador. El


espíritu que se manifiesta tiene su propia individualidad,


su propia libertad, y su propia voluntad. Los fenómenos


espíritas pueden entonces, o faltar, o presentarse en un


orden completamente distinto al esperado “sobre el papel”.


Paralelamente, para conseguirlos, estos fenómenos exigen


recurrir a personas dotadas de facultades especiales —


los médiums— que pueden variar al infinito según las


aptitudes y el estado de los individuos, pero también


según los experimentadores y los participantes presentes.


En este contexto, un ambiente negativo, una desconfianza


manifiesta, o una ausencia de simpatía y de respeto por parte


de los experimentadores hacia el médium, pueden adquirir


una resonancia muy particular en el fracaso de este tipo


de fenómenos físicos. Como en toda sesión de espiritismo,


se encuentra allí la necesidad indispensable de armonía


fluídica donde el pensamiento, la voluntad y el estado de


ánimo de los participantes en comunión provisional (quizás


también hasta ciertas afinidades de temperamento) tienen


una influencia preponderante en la manifestación de los


espíritus. Por lo tanto, todas estas experiencias de carácter


psíquico siempre son, y seguirán siendo, difíciles y delicadas:


el espiritismo es una ciencia muy humana y no una ciencia


de probeta. Estas consideraciones fueron comprendidas


pronto por numerosos científicos de la época, al menos por


los que tuvieron la inteligencia y la amplitud de miras para


comprenderlo.




Hay fraude… ¡…y fraude!




En aquella edad de oro de la experimentación libre e


independiente, los detractores siempre encontraron materia


de que hablar para invocar el fraude caracterizado, fuera


éste incuestionable o imaginario. Manejando sabiamente


el calor y el frío, echando mano a todo para llegar a


conclusiones que a veces se valían de contradicciones apenas


verosímiles, sabían agitar fácilmente una opinión pública a


menudo muy poco enterada de la realidad concreta de las


experiencias realizadas en los aposentos oscuros y cerrados


de los laboratorios, si no es que tenían una ignorancia total


de las condiciones elementales de la experimentación.


Como en toda nueva ciencia que se explora, siempre hay,


por supuesto, una parte de fracasos, azares, incidentes e


incertidumbres, que de todas maneras ayudan a comprender


y a hacer progresar la investigación: contradicciones entre


ciertos hechos en las actas y las conclusiones de los


experimentadores, acumulación de resultados negativos


si bien eso no prueba nada, resultados que cambian de un


experimentador a otro, resultados contradictorios entre


dos sesiones, conclusiones incompletas o demasiado


apresuradas por parte de los experimentadores… Todo


científico que se respete lo sabe perfectamente, pero


desgraciadamente eso alimentó siempre el escepticismo o


las burlas de los detractores. Una anécdota característica:


aunque sin embargo, éste nunca fue pillado en flagrante


delito, un informe acusó al médium polaco Jean Guzik de


fraude basándose en una hipótesis, la de la liberación de


una pierna del médium que se había soltado durante la


experiencia y de que era ella la que había producido todos


los fenómenos registrados. Ahora bien, entre los hechos


obtenidos, los hay que eran inexplicables por la sola acción


de la pierna no sujeta… Se utiliza entonces un episodio


desafortunado para anular todo el resto y el implacable


razonamiento sometido a la opinión por los detractores de


todo género se resumía así: “

Ha habido un falso médium de

 



efectos físicos, entonces todos los productores de fenómenos


metapsíquicos físicos, y hasta intelectuales, son impostores…


Un excelente experimentador ha sido embaucado, en


condiciones de observación defectuosa, ha sido engañado


pues siempre ha sido y siempre será engañado, aun en


buenas condiciones de observación… La prueba científica


indiscutible falta siempre”. En los años 20 por ejemplo,


cierto Paul Heuzé, redactor del periódico La Opinión, llegó


a esta famosa conclusión, cuando menos simplista, después


de un “profundo estudio” de los experimentos de la época:


“Cuando el médium no es controlado, hay fenómenos.


Cuando el médium es controlado, los fenómenos disminuyen


en la medida en que el control aumenta. Cuando el control


es completo, ya no hay más fenómenos en absoluto

”. ¡Todo

 



está dicho!


Pero, tampoco hay que omitir ya que en aquellas múltiples


sesiones, realizadas en todas las grandes capitales europeas,


desdichadamente existió el verdadero fraude. Fue muy


evidente y sistemáticamente denunciado sin complacencia


por los propios científicos. En muchas ocasiones se engañó


a los experimentadores más sinceros y más serios —


lo cual no deja todavía de alimentar rumores y lanzar


oprobios sobre tal o cual científico, a pesar de que en otras


circunstancias éste hubiera podido analizar y confirmar


fenómenos notables y perfectamente controlados. La


célebre médium italiana Eusapia Paladino, conocida al


parecer por su carácter caprichoso, ya había mostrado


que era capaz de hechos extraordinarios si se la privaba de


todos los medios normales de actuar, pero también que no


vacilaba, y con una audacia cándida, en hacer fraude si se


le daba la facilidad: por ejemplo, fue pillada en flagrante


delito ejercitándose en desplazar peones de ajedrez con el


cabello (caso de experimentos de telequinesia)… El relato


de otros experimentos hechos con ella en Cambridge en


1885 por Frederick Myers y miembros de la Society for


Psychical Research (los doctores Sidgwicik y Hodgson)


concluye también como ejemplo de fraude. Todos los


buenos observadores de este sujeto —que por lo demás












E C O S




El médium Henri Slade nació en


1836 en Norteamérica.

“Siendo

 



niño, durante mi permanencia en la


escuela,

escribe, los raps se hacían

 



oír por todos lados y hasta dentro


de mi pupitre, lo cual me acarreaba


a menudo severos castigos, porque


era acusado de hacer el ruido con


mis pies”

. Recorrió América, Europa

 



y Australia. Fue como médico que


Paul Gibier lo conoció. Este doctor,


alumno de Pasteur, fue director


adjunto del Museo de Historia


Natural, fundador y director del


Instituto Pasteur en Nueva York.


Se exilió después en los Estados


Unidos a causa de su toma de


posición en favor de la realidad


de los fenómenos mediúmnicos


y falleció en Nueva York en 1900


a consecuencia de un accidente


en un coche. El Dr. Gibier hizo


experimentos con el médium Slade,


tomando todas las precauciones


para evitar la posibilidad de fraude.


Entre los numerosos fenómenos


que estudió, hubo golpecitos,


movimientos de objetos con y sin


contacto con el médium, objetos


quebrados, materializaciones de


manos y escritura directa sobre


pizarra.




El médium Henri Slade


y Paul Gibier




fue uno de los que produjo los fenómenos más convincentes— aprendieron


enseguida que nunca se debe dar crédito a ningún médium y que, sin embargo,


hasta el más honesto debe seguir siendo objeto de experimentos que excluyan


automáticamente el fraude. Otros médiums, otras experiencias más: en 1924,


fue demostrado el fraude por el Dr. G. Geley en el médium italiano Pasquale


Erto cuando éste produjo resplandores, ¡que no era raro encontrarse al frotar


una pluma sobre pequeños trozos de ferro-cerio! El Dr. E. Osty pilló igualmente


in fraganti a cierta Albertine B. al encender súbitamente la luz (lo cual por otra


parte no carece de riesgo para el médium en caso de manifestaciones reales):


dotada para la mistificación, la médium representaba las apariciones cambiando


ligeramente su peinado, su traje o su actitud… El médium Slade, por lo demás


confirmado como auténtico, con frecuencia se hacía sospechoso para el profesor


Ch. Richet por cuanto no estaba bajo la influencia de controles absolutos (caso de


experiencias de aportes). Los anales de estos pioneros revelan así una diversidad


de actas de fraude confirmado.


El médium es pues considerado automáticamente como el principal “punto débil”


de la experimentación y convertido entonces en objeto de todas las atenciones y


vigilancias por algunas reglas de sentido común, pero indispensables:




l

Aceptación del médium con un mínimo de casos que estén registrados

 



sistemáticamente (no demasiados que pudieran contener una superchería),




l

Imposibilidad material absoluta para el médium de preparar cualquier

 



mistificación, nunca es dejado solo sin vigilancia, y jamás entra de primero o


solo al aposento o al gabinete de los experimentos,




l

Examen profundo del cabello, de todas las cavidades ORL (otorrinolaringología),

 



del ombligo, llegando también hasta el tacto vaginal y rectal (al cual, sin embargo,


algunos se negaron),




l

Ropa del médium, después de haber sido desnudado completamente, con un

 



simple traje de trabajo, suerte de jersey completo y calzoncillo largo, negro,


sin bolsillos, y cosido o atado en la espalda con hilo blanco —a veces este


pijama era fluorescente para poder controlar mejor los posibles movimientos


del médium en la oscuridad del gabinete (por ejemplo experimentos con R.


Schneider),




l

Objetos de experimentación y aparatos de laboratorio mantenidos siempre

 



fuera del alcance del médium,




l

Instalación del médium caminando hacia atrás sobre una silla o una butaca, en

 



el gabinete (o la jaula si fuera el caso), generalmente con los pies y las manos


atados separadamente a la silla.


Sobre este último punto relativo, el control de los miembros del médium, en


otras circunstancias, éstos son mantenidos con frecuencia directamente fuera del


gabinete por los experimentadores o por un controlador, él mismo controlado


naturalmente por su vecino. En los experimentos realizados por el Dr. G. Geley


con F. Kluski (éste estaba además en absoluta inmovilidad durante las sesiones),


a cada instante los controladores debían decir: “Estoy seguro de sostener la mano


izquierda… Estoy seguro de sostener la mano derecha”. Los pies del médium


también podían ser encerrados en una caja sellada, y a veces hasta los pies de


todos los participantes eran atados unos a otros y a las sillas (por ejemplo los


experimentos del profesor W. J. Crawford en Belfast en el Círculo Goligher en


1921). Pies y manos fueron pues objeto constante de una vigilancia y un control


rigurosos, y cuando eran sujetados, estaban muy a menudo fuera del gabinete y a


veces eran iluminados (utilizando pantallas o cordones fosforescentes durante los


experimentos del Dr. G. Geley con J. Gusik en 1923).


Ante la hipótesis de una manifestación producida por alguna cosa que hubiera


sido tragada de antemano y luego regurgitada por el médium en sesión, se


acostumbraba hacer también las mejores verificaciones posibles:





Empleo de una sustancia colorante y de vomitivos: se hacía tragar al médium

 



compota de arándano inmediatamente antes de las sesiones, los ectoplasmas




Henri Slade









salidos de la boca seguían siendo de una blancura


resplandeciente; se administraban vomitivos enseguida


después de las sesiones exitosas, los vómitos no


contenían nada sospechoso.





Empleo de la radiografía: el examen con rayos X

 



demostró que el estómago y el esófago son normales


y funcionaban normalmente. Ahora bien, el tubo


digestivo y su funcionamiento presentaban las


anomalías características de los sujetos que se ponen


a regurgitar así.


No obstante, el punto “positivo” del fraude —si es que lo


hay— es que fue también gracias a él que los protocolos


experimentales supieron perfeccionarse con el pasar


del tiempo, una experiencia tras otra, los fracasos de


unas alimentando los éxitos de otras. La imaginación


de los experimentadores no tenía límites entonces para


mejorar y complicar dentro de lo posible las condiciones


experimentales. Por una parte, eso permitía reducir a


cero las posibilidades de fraude (por ejemplo: inspección


íntima de los médiums, utilización de jaulas selladas, de


colorantes, sesiones decididas súbitamente o improvisadas


para mantener un carácter íntimo y convincente…), pero


por otra parte, eso permitía también liberarse tanto como


fuera posible de la incertidumbre humana y del error de


interpretación bien conocidos en la experimentación


científica (por ejemplo: la fotografía disparada


automáticamente por corte de un rayo infrarrojo).


Dicho esto, no todos los médiums se prestaron


evidentemente al fraude, y muchos de ellos fueron de una


conciencia, un escrúpulo y una paciencia extraordinarios,


a ejemplo de R. Scheider, espírita convencido, estudiado


con cuidado por los doctores E. Osty y A. von Schrenck-


Notzing, y que tuvo un comportamiento ejemplar:



Instituyan todos los medios de control que quieran,

 



los acepto todos, pero imagínenlos tan plenamente


satisfactorios que, si los fenómenos paranormales se


producen, tengan la absoluta certeza de que han sucedido


sin artificio de mi parte

”.

 


Homenaje a todos estos científicos




Sobre todos estos experimentos realizados por estos


pioneros de la mediumnidad a lo largo de decenios, se ha


acumulado pues un considerable patrimonio científico:


se han escrito libros enteros, memorias, informes de


congresos, tratados de investigación y observaciones


sobre las materializaciones de fantasmas, sobre la


penetración de la materia, o hasta sobre otros fenómenos


psíquicos rigurosamente observados y registrados. Se


han redactado actas, que excluyen de manera absoluta


la posibilidad de fraude, haciendo intervenir numerosos


testigos, personajes influyentes, juristas, científicos,


eminentes especialistas, escogidos por su moral y su


honestidad intelectuales que en ningún caso podían


ser cuestionados. Con una ética irreprochable, en el


sentido noble del espíritu científico, integrando todo el


rigor del proceso científico experimental, todos estos


investigadores de lo invisible supieron concluir sobre la


realidad de los fenómenos analizados y llevando así, sin


ambigüedades, la demostración de la supervivencia del


alma más allá del cuerpo físico. Hasta tal punto que “la


supervivencia se vuelve tan verosímil que la obligación


de la prueba incumbe más bien al que niega que al que


afirma”, como aseguraba el gran filósofo Henri Bergson.


Muchos de ellos reivindicaron además sus convicciones


espíritas, al aportar la prueba de la existencia del espíritu


tanto en el plano teórico como en el experimental. Es


pues un homenaje de apoyo que hay que rendir a


todos estos científicos, que no tienen nada que envidiar


a sus homólogos actuales: la ciencia de hoy no difiere


de la de ayer más que por la evolución de los medios,


las técnicas y un mejor conocimiento de ciertas leyes


físicas y materiales, pero el enfoque fenomenológico por


el método de la observación experimental sigue siendo


completamente el mismo. Entonces, para ellos, dejemos


resonar las palabras pronunciadas por el profesor y


cirujano J. L. Faure durante el único discurso fúnebre


pronunciado en las exequias de Charles Richet en 1935:



Era ante todo, un espíritu libre y si, como el viajero que

 



busca una tierra nueva a través de mares tenebrosos, él se


ha lanzado, él, el sabio, el experimentador, a la persecución


de problemas y quizás hasta de quimeras, a riesgo de


romperse los riñones, si ha tenido el coraje de enfrentar las


sonrisas y los sarcasmos, es porque sabía que al lado de las


verdades profundas y definitivas que los sabios han extraído


para siempre de la noche del pasado, hay todavía muchas


cosas que desconocemos y que debemos tratar de conocer.


Y sus arriesgadas carreras son precisamente uno de los


testimonios más poderosos de su sinceridad de sabio y de la


independencia de su espíritu…