Grupo Espírita de La Palma
"Para opinar sobre una nueva idea, antes hay que estudiarla; estudiarla para comprenderla; comprenderla para juzgarla. Y esto únicamente puede hacerse si se acude a las fuentes originales"
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CUANDO EL MUNDO ESPIRITUAL SE HACE VISIBLE Y TANGIBLE
2 octubre 2013 por idafe
Por: Oscar M. García Rodríguez
“El espíritu Katie King apareció trayendo un vestido blanco, mucho más largo y fluctuante que de costumbre… Un velo de transparencia maravillosa cubría su cabeza y rostro, dando a toda su persona una apariencia, gracia y pureza que las palabras no pueden describir“.
A. Aksakof, “Un caso de desmaterialización”.
Entre las variadas categorías de fenómenos psíquicos y mediúmnicos, probablemente no haya ninguna tan llamativa y espectacular como la de las denominadasmaterializaciones espirituales, que implica la aparición visible y tangible de los seres espirituales.
Esa misma espectacularidad y las condiciones singulares en las que habitualmente se producen tales hechos, se han alzado también como importantes obstáculos para su correcta interpretación. Sin embargo, cuando son obtenidos superando todas las medidas de control, exigidas y exigibles, dejando fuera cualquier atisbo de duda y en todo su esplendor, dichos fenómenos se convierten quizás en las más consistentes y sugerentes pruebas de la supervivencia del espíritu humano más allá de la temida frontera de la muerte.
Al igual que toda la batería fenomenológica estudiada desde la segunda mitad del siglo XIX hasta hoy en día por el Espiritismo, la Metapsíquica o la Parapsicología, los fenómenos de materialización o ectoplasmias, a pesar de su escasez en comparación con otras categorías fenoménicas, no pueden ser una novedad entre el género humano y, en buena lógica, es de supone que se han dado en todos los tiempos.
Ciertamente, las páginas de la historia nos muestran variados ejemplos de dicha antigüedad; de la Biblia, por ejemplo, podríamos extraer varios casos. No obstante y sólo a modo de ilustración, referiremos seguidamente un relato proveniente de la Grecia clásica que, atendiendo a sus características, parece referirse a este género de manifestaciones mediúmnicas.
El autor griego Heródoto nos refiere en su obra “Los Nueves Libros de la Historia”, el relato de la vida de Periandro, tirano de Corinto, hijo y sucesor del cruel Cípselo, el cual, según las fuentes históricas, llegó a ser todavía más sanguinario que su antecesor. Veamos cierto acontecimiento que nos relata Heródoto, donde se alude a lo que parece ser una materialización ectoplásmica:
“A cuantos había dejado Cípselo de matar o desterrar, los mató o desterró Periandro; en un sólo día desnudó por causa de su mujer Melisa, a todas las mujeres de Corinto. Había enviado mensajeros a consultar el ‘oráculo de los muertos’ junto al río Aqueronte, en Tesprocia, acerca de cierto depósito de un huésped. Apareciose Melisa y dijo que ni indicaría ni declararía en qué lugar estaba el depósito, porque tenía frío y estaba desnuda, pues de nada le servían los vestidos en que la habían enterrado, porque no habían sido quemados, y que era testimonio de que decía la verdad el haber Periandro metido el pan en un horno frío. Cuando se anunció a Periandro la respuesta (y la prueba le pareció convincente, por cuanto se había unido a Melisa cuando ya era cadáver), sin más tardanza echó un bando para que todas las mujeres de Corinto acudieran al templo de Hera. Ellas acudieron como a una fiesta, llevando sus mejores galas; Periandro apostó allí sus guardias, y las desnudó a todas por igual, tanto a las amas como a las criadas; juntó todo en una fosa y lo quemó invocando a Melisa. Hecho esto, envió mensajeros por segunda vez, y el espíritu de Melisa declaró el lugar en que había colocado el depósito del huésped”. (1)
En torno a la categoría fenoménica de las materializaciones espirituales se han generado y propagado algunos de los más grandes y persistentes equívocos relacionados con las investigaciones psíquicas y mediúmnicas. A lo largo de este trabajo Intentaremos dilucidar dichos equívocos, ofreciendo una visión panorámica del asunto que nos desvele los elementos más significativos de un género de manifestaciones del que, ciertamente, todavía ignoramos mucho.
MEDIUMNIDAD DE EFECTOS FÍSICOS
Se conocen con la expresión fenómenos de efectos físicos aquellos fenómenos mediúmnicos que provocan la formación, alteración o movimiento de cuerpos densos. Si a partir de la presencia de un médium en una estancia, presenciáramos como la lámpara colgada del techo comienza a balancearse sola o que las sillas empiezan a moverse sin contacto; si surgiesen misteriosamente del aire objetos o substancias imprevistas que se estrellasen contra el suelo; si se prendiesen espontáneamente fuegos sobre telas u otros objetos, etc., estaríamos ante efectos objetivos, visibles, fotografiables, examinables; es decir, ante fenómenos de naturaleza física. Por tanto, ese médium es productor de “efectos físicos”.
¿MATERIALIZACIÓN O ECTOPLASMIA?
El Ectoplasma
Como bien sugiere su denominación, lasmaterializaciones suponen la aparición objetiva de los espíritus. Si bien la expresión “corporificación” expresaría mejor lo que acontece, dado el extendido uso de la primera, por comodidad seguiremos utilizándola en adelante. El fenómeno de las materializaciones permite que los espíritus, dentro de ciertas condiciones, puedan ser tocados, fotografiados y hasta grabarles su voz. En la práctica se puede verificar la enorme gradación con que se presenta este fenómeno en las sesiones, pues encontramos manifestaciones en que apenas se distingue un objeto o luz fosforescente en la oscuridad, hasta otras en que los espíritus se materializan enteramente, pareciéndonos hombres o mujeres de carne y hueso, trayendo la ropa de la época en que vivieron en la Tierra, portando algún extraño objeto que traen del mundo espiritual, etc. Los fenómenos de materialización aparecen a menudo mezclados con otros fenómenos, particularmente los de aportes, provenientes a veces de lugares muy lejanos, que penetran en la sala de sesiones, habitualmente cerrada herméticamente.
Probablemente algunas de las más completas y conocidas manifestaciones ectoplásmicas fueron las que tuvieron por escenario la residencia del sabio inglés William Crookes (1832-1919), descubridor del elemento metálico talio, inventor del radiómetro y que desarrolló un tubo de vacío precursor de los tubos de rayos “X”, que realizó numerosas sesiones con la médium Florence Cook, en las cuales se materializó una joven llamada Katie King, durante tres años (1871-1874), habiendo sido observada por notables científicos e intelectuales de la época.
Para la génesis de las materializaciones o ectoplasmias, el espíritu utiliza una substancia conocida con el nombre de ectoplasma, la cual organiza bajo la acción de un “campo organizador biológico” – tal como sugiere H. G. Andrade – imprimiéndole la forma hasta donde alcanza con su fuerza ideoplástica y la calidad del material de que dispone, que en parte también se extrae del medio ambiente a través de dos vías: de los asistentes a la experimentación y de elementos existentes en la naturaleza, tales como plantas, animales, minerales, etc. (3) Según las informaciones disponibles, hay todo un esfuerzo conjunto entre asistentes, médium y equipo espiritual, para producir estos fenómenos, de ahí que cuando algún eslabón de la cadena falla, las expectativas de los experimentadores pueden verse truncadas, surgir formaciones incompletas e incluso tomar apariencias extravagantes y hasta desagradables a la vista.
La paternidad del término ectoplasma(4) se atribuye por lo general al fisiólogo francés Charles Richet, Premio Nóbel en 1913, quien fue además un destacado investigador de la mediumnidad, especialmente de los fenómenos de materialización, dentro de la orientación de la escuela metapsiquista francesa. Inicialmente dicho término tenía carta de la naturaleza en biología, donde designaba al material que rodeaba al núcleo en el interior de las células.
En el Espiritismo y los estudios psíquicos en general se denomina ectoplasma a un material exudado por los médiums de efectos físicos por todo su cuerpo, aunque especialmente y con mayor abundancia a través de los orificios naturales como la boca, nariz, oído, pezones, bajo vientre, intersticios celulares y también por la punta de los dedos. Por regla general es de color blanco lechoso -frecuentemente luminoso -, si bien puede presentar otros tonos (crema, gris e incluso negro, como se ha podido constatar en más de una ocasión). Suele surgir vaporoso, muchas veces invisible, y se va condensando posteriormente, en ocasiones en puntos situados a algunos metros del médium.
El ectoplasma se muestra como “algo vivo”, con una tendencia intrínseca a organizarse. La luz fuerte impide su organización, como se ha verificado en múltiples oportunidades y sólo después de que el fenómeno se ha desenvuelto convenientemente y con la debida autorización de los guías espirituales, para evitar daños al médium, se ha podido observar a alguna de estas materializaciones a plena luz durante cierto tiempo. (5)
André Luiz señala que el ectoplasma es de naturaleza nerviosa y el investigador H. G. Andrade ha utilizado la denominación de substancia protoplásmica. Este material, usado por el espíritu para aparecer ante nosotros, es tomado prestado principalmente de los médiums y – como ya dejamos anotado – de los demás asistentes a la sesión (6), del mundo vegetal, animal y mineral. Aparte de todo esto, los espíritus hablan de que también entran en juego “energías” o elementos que ellos traen de su propio plano.
El ectoplasma es un material de naturaleza tan sensible que la aparición de muchas formaciones – caso de gran número de rostros, figuras, y otras formas – no significa necesariamente que sean siempre de espíritus, sino simplemente figuras confeccionadas por los operadores desencarnados. Por esta razón los que dirigen y participan en este tipo de trabajos deben estar bien informados y evitar influir con sus pensamientos sobre el ectoplasma, originalmente amorfo, o entonces sacarán conclusiones precipitadas de aquello que están presenciando.
Hernani Guimaraes Andrade recoge (7) unas palabras del doctor Sergio Valle de su obra “Silva Mello y sus Misterios”, donde se describen sumariamente las características de esta peculiar sustancia:
“Nuestro cuerpo trasuda una substancia dócil que, obedeciendo a nuestra voluntad organizadora, ejecuta las ideas formuladas, verbal o mentalmente, por los circunstantes o por el propio médium. Es vaporosa, albísima, luminiscente, al mismo tiempo viva y amorfa, sensible, dotada de movimientos ondulantes. Se organiza dentro del mayor poliformismo, apareciendo y desapareciendo rápidamente. Posee instinto de conservación semejante al de los invertebrados. Rehuye los contactos imprevistos y está siempre a punto de ocultarse o de reabsorberse; ofrece cierta resistencia al tacto, comparable a la clara del huevo; su temperatura es algo inferior al ambiente, y tiene irresistible tendencia a adoptar, rápidamente, formas vivas…”.
En la obra de origen mediúmnico “Misioneros de la Luz” (8), se encuentra la descripción del complicado proceso invisible que tiene lugar para que se realice con éxito una sesión de materialización espiritual, o mejor, de ectoplasmia. La misma se encuentra en el capítulo X, titulado precisamente Materialización. A continuación, siguiendo la historia que se narra en dicho capítulo, resumiremos los aspectos esenciales de este proceso.
Todo comienza cuando la entidad espiritual André Luiz es invitada, dentro del programa de aprendizaje que estaba efectuando, a presenciar los preparativos y toda la dinámica que se despliega en la realización de una sesión mediúmnica donde iban a materializarse los espíritus. Nos relata André Luiz:
“La reunión sería iniciada a las veintiuna horas, pero, con antecedencia de cincuenta minutos, estábamos ambos allí en la sala acogedora y confortable, en donde gran número de servidores de nuestro plano iban y venían”.
Más adelante comenta:
“Nos dirigimos respetuosamente al interior del local. Admiradísimo noté la enorme diferenciación del ambiente. Allí no había, como en otras reuniones a las que había asistido, gran cantidad de seres en sufrimiento a las puertas. La residencia particular en que se efectuarían los trabajos, se hallaba aislada por un extenso cordón de trabajadores de nuestro plano, en un círculo de veinte metros a la redonda”.
Atendiendo la solicitud de André Luiz de mayores aclaraciones, sus interlocutores le ofrecen ésta explicación:
“Es indispensable obtener la máxima seguridad para que los principios mentales de origen inferior, no afecten a la salud física de los colaboradores encarnados, como tampoco la pureza del material indispensable a la obtención de los procesos fenoménicos. Con tal motivo se hace indispensable aislar el núcleo de nuestras actividades, defendiéndolo contra el acceso de entidades poco dignas, a través de fronteras vibratorias”.
Posteriormente André sigue describiendo la intensa actividad que observa y señala:
“Sorprendido, noté el esfuerzo de veinte entidades de noble jerarquía espiritual, que movían el aire del ambiente. Con sus gestos rítmicos, se asemejaban a sacerdotes antiguos que estuvieran ejecutando operaciones magnéticas…”.
El instructor espiritual explica así el sentido y significado de dicha operación:
“No se trata de hierofantes ejecutando gestos convencionales, sino que son esclarecidos cooperadores del servicio, que preparan el ambiente, llevando a efecto la ionización de la atmósfera, combinando recursos para efectos eléctricos y magnéticos”.
(…) “En los trabajos de este tenor – aclara – se necesitan procesos acelerados de materialización y desmaterialización de la energía…”.
Adentrados ya en una nueva fase de la experiencia, continuemos con el relato:
“No había pasado mucho tiempo, cuando comparecieron algunos trabajadores de nuestra esfera, trayendo pequeños aparatos que me parecieron instrumentos reducidos pero de gran potencial eléctrico, en virtud de los rayos que emitían en todas direcciones”.
Dando cumplida respuesta a la intensa curiosidad despertada en André Luiz por la contemplación de los anteriores hechos, el instructor indicó:
“Estos amigos están encargados de operar la condensación del oxígeno en toda la casa. El ambiente para obtener la materialización de una entidad del plano invisible a los ojos de los hombres, requiere elevado tenor de ozono (9) y, además, es indispensable semejante operación, con el fin de que todas las larvas y expresiones microscópicas de actividad inferior sean exterminadas. La relativa ozonización del ambiente inferior se hace necesaria como trabajo bactericida”.
Continuando con el mismo tema, el maestro del espacio, precisó aún más la información:
“El ectoplasma, o fuerza nerviosa, que será abundantemente extraído del médium, no puede sufrir, sin perjuicios fatales, la intromisión de ciertos elementos microbianos”.
La presencia de ozono es una constante en la mayor parte de las experiencias de ectoplasmias. En este sentido, veamos en adelante algunos ejemplos ilustrativos.
El conocido investigador francés Gustavo Geley, al describir los fenómenos producidos por la mediumnidad del polaco Franek Kluski, dice:
“Al principio se percibe un fuerte olor a ozono…, que se exhala antes y al principio de cada fenómeno; frecuentemente al comenzar la sesión y algunas veces antes de entrar en el laboratorio. Este síntoma premonitorio no ha faltado nunca en nuestras experiencias. El olor sobrevenía de repente y desaparecía de igual modo”. (10)
En las ectoplasmias desenvueltas a través de las facultades del médium mexicano Luís Martínez, que fueron profundamente estudiados, entre finales de los años treinta y principios de la década de los cincuenta, entre otros por los miembros del Instituto Mexicano de Investigaciones Psíquicas (IMIS), dirigido por el Sr. Rafael Álvarez y Álvarez, se hacía patente el mismo hecho:
“Las materializaciones que produce Luís Martínez, siempre se inician con un punto luminoso, situado a diversas alturas del piso. A veces permanece uno o dos minutos. Luego se ven tres o más, en un mismo radio y luego, instantáneamente, como un juego pirotécnico, se ilumina todo un cuerpo humano; pero generalmente en las palmas de las manos, la materialización conserva un núcleo intensamente luminoso, fosforescente; y se ve desprenderse de él humo blanquecino, y se percibe muy intenso olor a ozono…”. (11)
René Sudre, en su “Tratado de Parapsicología”, aludiendo a los fenómenos luminosos que suelen darse con frecuencia en la sesiones de materialización que se operan mediante las facultades de gran número de médiums, comenta:
“Las luces suelen ir acompañadas por un olor que se supone fosforoso y que es olor de ozono”. (12)
Prosiguiendo con su narración, André Luiz dice más adelante:
“A continuación reparé, sorprendido, en el trabajo de varias entidades que llegaban del exterior, trayendo extenso material luminoso”.
Aclarando la naturaleza de aquella substancia, el instructor informa:
“Son recursos de la Naturaleza, que los operarios de nuestro plano recogen para el servicio. Se trata de elementos de las plantas y de las aguas, naturalmente invisibles a los ojos de los hombres, estructurados para reducido número de vibraciones…, que serán movilizados por la acción de los orientadores”.
Una vez los asistentes encarnados que iban a participar en la experiencia entraron en el local, las entidades espirituales llevaron a cabo un exhaustivo control de su estado psico-físico, ayudando a su limpieza periespiritual y acelerando, mediante procesos magnéticos, la digestión, especialmente de la médium. También inspiraron pensamientos a los presentes induciendo a mantener la adecuada actitud que este tipo de trabajos requiere e, incluso, neutralizaron las emanaciones deletéreas de alguno de los asistentes que había acudido sin cumplir las estrictas medidas que se solicitan por anticipado y que se precisan para participar en este tipo de trabajos. Sólo este apartado requeriría, por su importancia, de abundantes consideraciones, más vayamos directamente a lo que aquí más nos interesa.
Los mentores espirituales realizaron una intensa actividad magnética sobre la médium, limpiando su periespíritu de impurezas e incidiendo de manera especial sobre todo el sistema nervioso. Cuando esta actividad finalizó, el instructor ofreció la siguiente explicación:
“El aparato medianímico fue sometido a operaciones magnéticas destinadas a socorrer su organismo en los procesos de nutrición, circulación, metabolismo y acciones protoplásmicas, con el fin de que su equilibrio fisiológico sea mantenido por encima de cualquier sorpresa desagradable”.
Posteriormente, una de las entidades espirituales, colocando su mano derecha sobre la cabeza de la médium, la magnetizó para ayudarla a dar el siguiente paso: El desdoblamiento de su espíritu. Sigue la experiencia:
“Varios servidores espirituales comenzaron a combinar las radiaciones magnéticas de los compañeros terrenales con el fin de obtener material de cooperación…, proyectando su sublime potencial de energías sobre la médium, lograba su desdoblamiento, en una labor que duró algunos minutos”.
El espíritu de la médium, ya desdoblado, es atendido por algunas de las entidades amigas presentes, después de lo cual, André Luiz observa:
“Enseguida noté que bajo la acción del noble orientador de la tarea, se exteriorizaba la fuerza nerviosa, en forma de un flujo abundante de neblina espesa y lechosa…., particularmente a través de la boca, narices y oídos del aparato medianímico…”.
Con una porción de ectoplasma uno de los orientadores, bajo la acción directriz de su mente, comenzó la tarea de confeccionar una garganta artificial en todo parecida a la de un encarnado, con la que seguidamente se produciría el fenómeno de la voz directa.
“A los pocos momentos – prosigue el relato –, valiéndose de la fuerza nerviosa exteriorizada y de varios materiales fluídicos extraídos del interior de la casa, unidos a los recursos de la Naturaleza, Alencar – uno de los instructores del espacio – surgió a los ojos de los encarnados, perfectamente materializado”.
“Sorprendido – explica André –, reconocí que la médium era el centro de todos los trabajos. Cordones tenuísimos la ligaban a la forma del controlador y, cuando tocábamos levemente la organización medianímica, el amigo corporificado demostraba evidentes señales de preocupación, aconteciendo lo mismo a la joven médium en relación con Alencar. Los incontenidos gestos de los asistentes, que intentaban cumplimentar directamente al mensajero materializado, repercutían desagradablemente en el organismo de la intermediaria”.
Con respecto a la compleja relación existente entre el médium y la entidad corporificada, esto es lo que enseña el instructor espiritual:
“El médium desempeña el papel de entidad maternal… Todas las formas que se materializan, serán “hijas provisionales” de la fuerza plástica de la intermediaria”.
Lo tremendamente delicado que es este proceso queda perfectamente resaltado cuando añade:
“Si forzamos el médium en nuestro plano, heriremos a Alencar en proceso de materialización; si los compañeros terrestres violentaran al mensajero repentinamente corporificado, dañarían grandemente al médium, acarreándole consecuencias funestas e imprevisibles”.
La sesión continuó, produciéndose diversas materializaciones, parciales y completas, así como aportes de flores que fueron repartidas entre los asistentes. Transcurrido el tiempo de la experiencia, los participantes encarnados y las entidades espirituales intervinientes, ayudaron para que el médium fuera reintegrado perfectamente en su patrimonio psicofísico.
Otra descripción de los mecanismos envueltos en la producción del ectoplasma y en la génesis de las materializaciones -aunque con particularidades diferenciadoras con relación a los ejemplos mencionados hasta ahora en cuanto a alguno de los protagonistas de la experiencia-, en un caso que podemos denominar como “desdoblamiento con materialización”, es la que pasamos a referir seguidamente.(13)
La Sra. Mary C. Vlasek, de origen polaco, presidía en 1926 un centro espiritualista en la ciudad de Los Ángeles – en los Estados Unidos de Norteamérica, Inglaterra y demás países de influencia anglosajona, a los centros espiritistas, por razones culturales que no vamos a explicar ahora, se les denomina “espiritualistas”-. Habiendo sido elegida para representar al estado de California en el Congreso de las Asociaciones Espiritualistas de los Estados Unidos de ese año, que debía celebrarse en la ciudad de Toledo (Ohio), ante la insistencia de sus compañeros de la asociación al objeto de volver a intentar un experimento que el año anterior estuvieron a punto de conseguir, consistente en que la Sra. Vlasek realizase durante el viaje un desprendimiento espiritual y posteriormente produjese una manifestación en una de las reuniones del grupo, convino con sus compañeros que al final del día de su partida (27-9-1926) intentaría por vez primera el experimento y también al día siguiente, durante la sesión con la médium de materialización Sra. Z. J. Allyn.
Al final del segundo día, retirada en el alojamiento que ocupaba en el tren de la Unión Pacific Railway, se relajó y consiguió producir su desprendimiento -experiencia que se conoce comúnmente como “viaje astral”- siguiendo un método de concentración que habitualmente practicaba. Una vez se vio fuera del cuerpo, se trasladó espiritualmente al lugar donde la reunión se iba a celebrar, en casa de la Sra. Rosebrook, en el 335 E. 25th. Street de la ciudad de Los Ángeles. Al llegar se dio cuenta que la reunión ya había empezado… Sigamos, de ahora en adelante, el relato de estos hechos según la versión de primera mano que escribió su protagonista, hechos que fueron investigados en profundidad por el Sr. Desvarreux-Larpenteur:
“Entre los espíritus reunidos, uno, una mujer, que parecía ser el Guía, dio la bienvenida a la intrusa, agregando: ‘Pero tú eres una mortal; no puedes sino mirar’.
La Sra. Vlasek entonces examinó a la médium, señora Allyn, y la vio en profundo trance… Después su interés se dirigió a las fases sucesivas de la operación en curso. Tres espíritus, que ella llama ‘espíritus químicos’, trabajaban activamente. Uno, de alta estatura y piel rugosa, el segundo pequeño y anciano y el tercero igualmente pequeño pero moreno como el más alto.
El trabajo del primero llamó mucho su atención: Se mantenía a la entrada del gabinete, agitando constantemente los brazos; parecía recibir una substancia gris-azulosa, vibrante, y que se formaba un poco como bolsas de color, producidas por los asistentes humanos a la reunión. Pero aunque aquella substancia rodeaba todo el círculo como una especie de banda, la aportación de cada uno de los asistentes era desigual. Algunos no aportaban nada.
La banda partía de la señora Allyn, sentada a la derecha del gabinete y, siguiendo al grupo, llegaba a la izquierda del mismo, habiendo aumentado progresivamente el volumen, según la contribución de cada uno. En su nacimiento, en la rodilla derecha de la señora Allyn, no tenía más de cinco centímetros de largo y quince de extensión y a su terminación, alcanzaba aproximadamente treinta por cuarenta y cinco. Era esta banda de substancia la que penetrando en el gabinete a unos sesenta centímetros del piso, era recibido por el primero de los “espíritus químicos”.
Entre las observaciones anotadas por la Sra. Vlasek, figura la de la presencia, entre los humanos participantes en la sesión, de varios espíritus que regulaban la producción energética de los donantes, al objeto de mantener una especie de constante en la corriente.
“Cuando el primer ‘químico’ había amasado la suficiente cantidad requerida de la substancia, se la pasaba al segundo que la vertía sobre la base del cráneo y la nuca del médium, donde penetraba. Correspondiendo con esta penetración, una materia blanca emanaba del mentón, de la garganta y del pecho de la médium.
Aquella emanación, que parecía una substancia más condensada, era empleada entonces por el tercer ‘químico’ para recubrir el espíritu que iba a materializarse.
En tanto que el operador hacía este trabajo de recubrimiento sobre la forma fluídica, recomendaba imperativamente al ‘paciente’ que concentrara su pensamiento sobre la parte que se trataba de materializar: ‘¡Piensa en tus facciones, en tu rostro! ¡Piensa en tus ojos! ¡Piensa en la forma que tenías sobre la tierra! Piensa con nitidez y con precisión. ¡Piensa en tus brazos!, etc. Y poco a poco, según la concentración del pensamiento se llevaba hacia tal o cual parte del cuerpo, aquella se construía y se hacía material.”
Los asistentes a la reunión mantenían la concentración y unidad de pensamientos, tan necesarias en estas experiencias, cantando en conjunto. En cierto momento comenzaron a entonar una melodía notoriamente diferente a la que habían estado hasta entonces interpretando; este cambio en las vibraciones afectó a la experiencia en curso en el plano invisible, provocando la desintegración de la forma que en aquellos instantes estaba en proceso de materialización y, por consiguiente, el recomienzo de los trabajos.
La Sra. Vlasek, mientras tanto, permanecía como mera observadora, hasta que acercándose a la Guía, le explicó que su materialización allí aquella noche podría constituir una prueba valiosa para estudio de los asistentes. Tras valorar por unos instantes las razones expuestas, la Guía aceptó el pedido y he aquí lo que sucedió a continuación:
“Indicándole que se volviera de espaldas, tomó la substancia emanada del médium y recubrió su cuerpo fluídico ordenándole: ‘Piensa en tus rasgos, con precisión… Piensa en como eres exactamente… ¡Piensa en tus cabellos! ¡Piensa en tus ojos! ¡Piensa en tu forma! ¡Piensa en tus brazos, en tus manos! ¡Piensa en tus pies!, etc.
Tomando aún más substancia, se ocupó de sus ropas y por una especie de galante fantasía, imaginó para ella un espléndido vestido…
Finalmente, cuando la creyó suficientemente materializada para mostrarse a los asistentes, ella avanzó por la apertura de las cortinas hasta el medio del círculo. Pero con gran sorpresa suya no podía ver absolutamente nada; estaba como ciega. Aquel estado duró unos segundos, pero concentrando toda su voluntad, poco a poco se aclaró su vista… Lo mismo sucedió con su palabra: Ningún sonido se produjo a pesar de sus esfuerzos, hasta el momento en que recibió de un miembro del círculo una vibración fortificante que la capacitó para hablar. Pudo decir: ‘Heme aquí… Soy la señora Vlasek’.
Todos los asistentes, transportados, se levantaron y la rodearon, asegurándose de que realmente se trataba de su bien amada presidenta, y todos la oyeron decir: ‘Tomad nota de la hora, mirad bien qué hora es… Os saludo a todos… Me siento feliz de que me hayan concedido este privilegio de materializarme. Continuad la buena obra…
Bruscamente un choque la detuvo: la impresión de un golpe en el pecho, cortándole su respiración y apenas tuvo fuerzas para decir: ‘No tengo más aliento. Adiós…’.
Aquello fue la consecuencia infortunada del error de uno de los asistentes, el doctor H. Hunter, quien deseando obedecer la indicación de la señora Vlasek de anotar la hora con exactitud, aumentó bruscamente la iluminación del salón para poder escribir mejor.
El choque fue tan violento que ella perdió toda consciencia y, desgraciadamente para nosotros, no pudo seguir el mecanismo de su desmaterialización.
Sin embargo, vuelta al estado de ‘doble fluídico’, le fue todavía posible observar algunas fases ulteriores de la sesión. Según sus recuerdos, la substancia emanada de la médium, después de haber servido para la materialización, recobra su primitiva densidad y vuelve al anillo gris-azuloso producido por los asistentes. Las Materializaciones comienzan a disolverse antes de su regreso al gabinete y en los cortos instantes necesarios para su paso, la mayor parte de la substancia ha desaparecido ya. La que queda cae sobre el suelo y va a reunirse a la banda gris y vibrante”.
Han sido muy escasas las ocasiones en las que se ha podido analizar, aunque con limitaciones, esta substancia tan peculiar denominada ectoplasma. Una de estas raras ocasiones la protagonizó en 1913 el conocido investigador alemán Dr. Albert Schrenck von Notzing, durante una sesión de ectoplasmía con la médium polaca Stanislawa Tomczyk. Al terminar la experiencia, observó sobre la ropa de la médium una mancha blanca que contenía una buena porción de ectoplasma que no fue reabsorbido. Aprovechando la oportunidad que se le presentaba, recogió parte de la substancia y preparó unas diez muestras para el examen microscópico, cuyo resultado fue, en sus palabras, el siguiente:
“En las preparaciones del 1 al 9 hay formaciones celulares granulosas, de la forma y el tamaño de glóbulos blancos, corpúsculos mucilaginosos (esos corpúsculos, sobre todo en las muestras desecadas, no pueden distinguirse porque cambian de forma y tamaño, y su aspecto es otras veces semejante) y también cuerpos sin núcleo en forma de células de epitelio, así como células de epitelio caracterizadas”.
“En la preparación 10 se encuentran grupos muy caracterizados de núcleos, de glóbulos blancos, al lado de células de epitelio reconocibles bien nítidamente”. (14)
En el año 1931, en Zurich (Suiza), el ingeniero Karl Müller participaba en una sesión de materialización con la intención de realizar varios experimentos para comprobar la influencia que el ectoplasma pudiera ejercer sobre diferentes aparatos. Ante la eventualidad de poder obtener alguna muestra de ectoplasma, el Sr. Müller había llevado a la sesión un frasco de cristal esterilizado. (15)
En cierto momento de la sesión, mientras el médium estaba sentado en una silla, controlado por dos personas, “Z…”, una entidad espiritual materializada, pidió al experimentador que se acercase a la abertura de las cortinas que conformaban el gabinete mediúmnico, con el fin de proporcionarle -dijo- un poco de “pasta”. El ingeniero así lo hizo y bajo la luz de la lámpara roja que iluminaba la zona veamos, según sus propias palabras, lo que sucedió:
“Habiéndose separado las cortinas, vi aparecer un dedo de mediano espesor, un tanto corto, de color claro. Aquel dedo se posó inmediatamente sobre el borde del recipiente de cristal que yo tenía destapado, debajo de la lámpara, y luego se retiró como si quisiera embarrar algo sobre el borde; al mismo tiempo giraba sobre su eje a la derecha y a la izquierda, como para embarrar igualmente algo de sus caras laterales. La misma operación se repitió unas cinco veces seguidas.
Después, un poco menos claramente pero aún netamente visible, una mano completa, un poco menos luminosa y cuyos dedos eran de tamaño natural y temperatura normal, pasó por debajo del recipiente y vino a tamborilear mi mano detrás de aquel.
Siguiendo entonces las indicaciones que me daba la entidad, coloqué, siempre debajo de la lámpara y aunque ni la mano ni el dedo me fueron visibles, un cierto número de laminillas metálicas (zinc, aluminio, hierro, cobre, plomo y plata), dispuestas en abanico. La cortina se abrió de nuevo y un dedo de color claro frotó más activamente que lo había hecho con anterioridad, la cara superior de las láminas. Después, aunque ya invisible, volvió a tamborilear mi mano y luego la cara superior de las laminillas metálicas. Después las cortinas volvieron a cerrarse.”
Una vez terminó la sesión, se pudo comprobar que la “substancia” se había escurrido de las paredes al fondo del recipiente y aparecía con el aspecto de gotitas de agua.
Al día siguiente el Sr. Müller realizó varios experimentos con sus aparatos, pudiendo verificar que la “substancia” ejercía una considerable influencia sobre ellos. Es de notar que al intentar abrir el tapón, éste ofreció considerable resistencia, como si alguna presión de aire actuase sobre él.
Pasaron algunas horas y las gotitas mudaron de apariencia, asemejándose a manchas blancas adheridas a las paredes del frasco. Mientras, la influencia de la “substancia” sobre los aparatos no sólo continuaba sino que se hacía más potente por momentos, hasta que poco a poco comenzó a disminuir. Otro hecho que notó el experimentador fue el desprendimiento de un olor “ácido” que se extendió por la habitación, el cual fue modificándose con el transcurso de las horas.
El recipiente de cristal fue sellado herméticamente con parafina el 11 de noviembre de 1931. Sin embargo la “substancia” continuó variando de apariencia durante años, de lo que se dejó constancia mediante fotografías y observaciones microscópicas realizadas a través del cristal, parecía “como si la vida persistiera en el seno de la masa”, anotaron los observadores.
En un libro editado en 1987 en Río de Janeiro, de la autoría del Dr. Gilberto Pérez Cardoso y del Prof. Newton Boechat, titulado “Na Madureza dos Tempos” (En la Madurez de los Tiempos), se describe el análisis efectuado por el citologista Dr. Roberto Silveira, de una porción de ectoplasma que pudo obtener en el transcurso de una sesión de ectoplasmía realizada en el Centro Espírita Regeneración (Río de Janeiro), con el médium Fabio Machado. Después de recoger con mucha habilidad y rapidez el material, fue transportado en la oscuridad hasta el laboratorio del Dr. Silveira. Éste hubo de hacer la preparación de las muestras que iban a ser visualizadas bajo el microscopio óptico con mucha rapidez, debido a que sabía que bajo la acción de la luz dicho material se desintegraría. Pero sigamos la experiencia en las palabras de los autores del citado libro:
“De hecho, al contacto con ésta – la luz – el tejido se desintegraba, dificultando la focalización. Entretanto, la substitución rápida de las láminas permitió la visualización del ectoplasma, que fue fotografiado antes que se desintegrara a través de la incidencia de la luz. Quedaron registradas en notables fotografías…, células de ectoplasma, semejantes en todo a las células vivas, exceptuándose por el hecho de estar desprovistas de núcleo”. (16)
H. G. Andrade cita dos análisis del ectoplasma, el primero de ellos efectuado sobre cuatro muestras recogidas de la superficie del vestido de la médium actuante en las experiencias realizadas por Julia Alexandre Bisson (Madame Bisson) (17), en el que se detectaron:
“Preparación B: numerosos elementos epideloides muy finos, sin el núcleo, parecidos a esporas de hongos. Preparación b (manchas sobre el capote): un filamento de color y varios sin color (algodón) en medio de una sustancia granulosa sin estructura determinada. Preparación 3 (depósito sobre el capote): imagen pelicular sin estructura determinada. Preparación 3-b: imagen de aspecto pelicular, con filamentos en ciertos puntos. En la mayoría de las otras preparaciones el análisis revela residuos epiteliales”.
El segundo análisis fue llevado a cabo por el polaco Lebiedzinski y consistió en exámenes químicos e histológicos. Los resultados fueron semejantes a los obtenidos por Schrenck-Notzing: “Células epiteliales, leucocitos y materia grasosa”.
El Ectoplasma analizado en España
Y ahora presentamos aquí otro análisis, el más moderno que conocemos, efectuado hace tres décadas por los miembros del grupo de investigación barcelonés Hipergea, bajo la presidencia de José Antonio Lamich, cuyos resultados son notoriamente coincidentes con los anteriores. Este grupo de investigadores, integrado por personas muy cualificadas, logró obtener, durante una sesión de experimentación, una muestra de ectoplasma que pudieron después examinar, no sólo al microscopio sino que además tuvieron la oportunidad de analizar su composición química.
He aquí una descripción completa de la experiencia en la que se obtuvo la muestra ectoplásmica a que nos venimos refiriendo, publicada en un informe emitido por el Grupo Hipergea, que salió a la luz en las páginas de su boletín “Cuadernos de Investigación”:
“El pasado 15 de octubre de 1983, tres de nosotros tuvimos la inmensa suerte de participar en una sesión mediúmnica.
Cuatro personas componían la reunión. De común acuerdo con la sensible y como ya habíamos efectuado en seis sesiones anteriores sin ningún éxito substancial, pesamos a la misma: 67 kilos y cuatrocientos gramos.
Hora de inicio de la sesión: 2 horas y 25 minutos de la madrugada. En la habitación sala habían, debidamente colocados cerca de la sensible y de la mesa redonda donde se realizaba la experimentación, dos calorímetros, un barómetro, dos higrómetros, una brújula, una cámara con película infrarroja y una grabadora Philips automática, y nosotros tres revoloteando en silencio, sin zapatos, en torno a los instrumentos, con una pequeña linterna roja, para ir tomando lecturas.
La sensible mantenía sus constantes unidas a un electroencefalógrafo, condicionado a tal efecto. En el extremo de la sala habíamos colocado una discreta lámpara de tono azul medio.
Comenzada la ya clásica posición de manos, silencio, relajamiento de las personas que participaban directamente en el experimento. A los 2 minutos y 25 segundos, la sensible en su fase de concentración, cae en trance y sus brazos se deslizan en un brusco movimiento fuera de la mesa y rectos en la vertical de la silla donde se encontraba.
El doctor Kamal H., toma el pulso suavemente a la sensible: 90 de ritmo cardíaco.
La sensible suda fríamente. Presión barográfica, 768,5 mm. Temperatura, 22 grados centígrados. Humedad, 53%. Situación de la brújula, estable.
Queremos recalcar que estas mediciones corresponden al microclima ambiental de la sala, totalmente cerrada al exterior.
Todas las personas allí reunidas, sabían lo que querían que ocurriese, ya que de antemano habíamos preestablecido nuestra investigación de campo. Comunicación y aparición ectoplásmica.
Las cuatro personas situadas en la mesa deseaban los mismo y la sensible se agitaba de una forma que podríamos denominar como semi-convulsiva, aunque sus movimientos fuesen pausados y no bruscos. Ritmo cardíaco: 95.
A las 2 horas, 29 minutos y 15 segundos, la sensible abre la boca y exclama con un sonido gutural, profundo pero lleno de firmeza “¡YOOOooo…!”. El ritmo cardíaco es en estos momentos de 97.
La presión ambiental sufre una baja de 3 mm. La temperatura desciende a 19 grados centígrados y todos sentimos (luego lo manifiestan así) una sensación de frescor (frío para otros). La humedad asciende al 59%.
La brújula, hecho insólito, comienza a temblar desviándose ligerísimamente en esta oscilación al noroeste.
A los 10 segundos de haber pronunciado la sensible la palabra “¡YOOOooo…!”, de su boca abierta surge “algo” blanco y al parecer fluorescente, o al menos a nosotros nos lo parece.
El doctor Kamal y yo nos precipitamos hacia la “masa ectoplásmica” observándola muy de cerca. Ambos llevamos guantes esterilizados. Se trata de algo parecido a una prolongación de la lengua, pero que no parece proceder de ella; brilla y al tacto se nota ligera y dúctil. Tal y como teníamos programado, el doctor Kamal, después de observar atentamente la “masa”, la coge por un extremo y con un bisturí procede a cortar la misma. Me la entrega. La coloco en el interior de una cápsula de Petri y la sello herméticamente.
Hecha esta operación, los acontecimientos se precipitan. La sensible, cerrando los ojos, dice “¡OOOOOOoooooohhhhh! muy largo, se echa hacia atrás y reclina la cabeza. El doctor toma el pulso a la sensible: 100 pulsaciones.
El lector electroencefalográfico da una lectura de ondas Theta disparadas, muy pronunciadas. Las ondas Delta, aunque han sufrido una notable variación, no lo es tanto como las Theta.
La sensible se va despertando. No suda. Su tensión baja a 84 pulsaciones. La temperatura ha ascendido a 21 grados centígrados. La presión barográfica se ha colocado también a 767 mm. La humedad es ahora de un 55% y la brújula está totalmente quieta. La brújula suspendida aún fluctúa un poco
Encendemos las luces. Todos sudamos excepto la sensible. El doctor le examina la cavidad bucal. Totalmente normal, como si de allí jamás hubiese salido “algo” ¿raro?
Una de las personas que componían la mesa se levanta y devuelve sin poderlo remediar. Una vez atendida no presenta ninguna complicación, que no sea un poco de angustia pasajera.
Otra de las personas se ha mareado ligeramente y la acercamos a una ventana que ya hemos abierto a tal efecto. Una vez recuperada se sienta. Todos, de común acuerdo, se preparan una taza de tila. Sin embargo el doctor Kamal y yo sólo pensamos en un hecho en concreto: Dentro de una cápsula de Petri tenemos algo que los investigadores podemos determinar como ectoplasma.
Con unas grandes lupas examinamos a través de la cápsula su aspecto. Lo que primero salta a la vista es que la masa ha perdido ese brillo que al aparecer tenía. Se parece mucho a una piel gruesa. Se observa humedad en la misma. Procedemos a pesar a nuestra sensible: ¡Ha perdido 250 gramos!.
Nosotros, conscientes de la importancia de la investigación que estamos llevando a cabo, nos encerramos en el laboratorio, mientras los demás inician comentarios sobre la experiencia vivida.
Análisis de Laboratorio
Las primeras pruebas efectuadas en el laboratorio fueron las que se describen a continuación:
“Procedemos a pesar la masa: 87 gramos. Tenemos pues una transformación energética de peso, medida en pérdida, de 163 gramos. Su color es el de la piel humana, aunque de tono más claro. A las 4 horas y 23 minutos, más o menos, damos por terminada nuestra primera “racia” de pruebas químico-microscópicas. Cerramos herméticamente otra vez la cápsula de Petri y guardamos la cámara con la que hemos tomado las fotos de las pruebas microscópicas.
Las conclusiones de la investigación y análisis químico de la masa ectoplásmica, nos han determinado que en su composición, entran los siguientes elementos: Glucosa y miniglucoide. Existe saliva y su composición es exacta a la piel papilar, existiendo bien claras las características epidérmicas (no dérmicas)”.
Posteriormente, la muestra ectoplásmica obtenida es sometida a un exhaustivo análisis bioquímico en el que intervienen los médicos J. González, M. Fernández, Kamal H., el químico Juan Serra, el bioquímico J. Mª Casals y la analista Ana Lires, los cuales emitieron y firmaron el informe que seguidamente transcribimos:
“Por la presente, en Barcelona a cinco de marzo de 1.984, los abajo firmantes, CERTIFICAN: la exactitud de los datos que aquí se describen de la “masa” entregada el día 24 de febrero del año en curso, por D. José Antonio Lamich Cámara, en calidad de director del Grupo Hipergea y por el doctor Kamal Hawatmeh, doctor en medicina y urología.
Que según las aseveraciones de ambos, dicha masa procede de un elemento denominado “ectoplasma”, surgido de la cavidad bucal de una médium-sensible, durante una concentración parapsíquica.
A tenor de los experimentos realizados, los fragmentos examinados proceden y se identifican con las capas epitélicas de la mucosa.
Estas capas mantienen la clásica disposición celular de pavimentos estratificados.
Las células de la mucosa estudiada, son del tipo mucígeno y contiene vacuolas resecadas.
Existe en la masa examinada, un músculo central que identificamos con el Geniogloso radiado.
Debajo de la primera capa, existe tejido conjuntivo laxo y muestra el clásico aspecto de mechones. Estos se vuelven transparentes al ácido acético, hinchándose como así debería ocurrir, tratándose de tejido biológicamente humano.
En lo que creemos es el nervio lingual, se observan papilas calciformes y coroliformes. Las papilas fungiformes aparecen en escaso número.
La masa y muestras observadas y analizadas demuestran que se trata de tejido humano. Concretamente podríamos manifestar que se trata de tejido lingual, sin llegar a un desarrollo completo.” (18)
Vistos todos los casos de análisis de ectoplasma que hemos expuesto hasta ahora, para el lector atento no habrá pasado desapercibido una circunstancia repetida: la detección de células sin núcleo. A tenor de lo cual me surge la siguiente reflexión: si en el núcleo de las células es donde se encuentra, fundamentalmente, el código genético, ¿la presencia de células anucleadas tendrá que ver con la necesidad que tiene el espíritu que va a materializarse, de apartar o anular temporalmente ese código genético, para incorporar a la materia ectoplásmica prestada por el médium otra información genética diferente, que le permita confeccionar el nuevo cuerpo con el que se va a manifestar? Dejo aquí estos pensamientos a la consideración de los investigadores.
PERO, ¿CUÁL ES EL MECANISMO MEDIANTE EL QUE SE PRODUCE EL ECTOPLASMA Y SE DESARROLLA UNA MATERIALIZACIÓN?
Una Hipótesis Interesante
En la actualidad el movimiento espiritista, a escala internacional, no cuenta en sus filas con el suficiente número de investigadores de alta cualificación científica, como sí los tuvo en el pasado, y los que están carecen de los medios pertinentes para llevar a cabo unas investigaciones que requerirían, como es evidente, de importantes recursos económicos y tecnológicos.
Esto se debe a varias circunstancias, siendo una de ellas y no la menos importante, el cuidado que muchos científicos tienen de que se les relacione con investigaciones tan “comprometidas” como las que tienen que ver con los temas mediúmnicos y espirituales.
Entre este escaso colectivo, un primerísimo lugar tiene que ser necesariamente ocupado por el ingeniero y espírita de nacionalidad brasileña, Hernani Guimaraes Andrade. Estimamos que sus excelentes trabajos, poco reconocidos todavía entre las masas e, incluso, entre una buena parte del mismo movimiento espiritista, serán obras de referencia en un futuro no muy lejano, cuando el ambiente científico oficial, encorsetado entre múltiples intereses y prejuicios, se abra definitivamente a estas investigaciones.
H. Guimaraes Andrade propone en una de sus primeras y más conocidas obras, “Teoría Corpuscular del Espíritu”,(19) una teoría muy bien fundamentada -aunque, como expresa su autor, sea sólo un intento de explicación que está a la espera de su verificación- para explicar el modo como el ectoplasma se formaría y daría lugar a las apariciones tangibles o ectoplasmias.
Esta teoría se basa en el muy conocido principio químico de la electrólisis. Pero sigamos las sugerentes explicaciones de este investigador:
“Cuando añadimos al agua pura, un ácido, una sal, o una base, la solución así obtenida adquiere ciertas propiedades eléctricas, convirtiéndose en un electrolito.
Las moléculas de la sustancia disuelta sufren una disociación parcial, y aparecen los iones positivos y negativos en el seno de la solución.
Así, por ejemplo, si disolvemos sulfato de cobre en agua, esta sal se desasociaría en dos tipos de iones: los positivos, representados por los átomos de cobre, y los negativos comprendidos por el radical SO4. En virtud de las cargas existentes en los iones, tales átomos se comportan de una manera especial bajo el punto de vista químico.
Si introducimos en un electrolito dos conductores ligados a una fuente de corriente eléctrica continúa, los iones serán atraídos por los campos eléctricos de los electrodos y se dirigirán hacia los polos contrarios. Una vez en contacto con el respectivo electrodo, el ión deja allí su carga y pasa a actuar normalmente como un átomo o un radical libre. En el ejemplo citado, del sulfato de cobre, si introducimos en el electrolito dos placas de cobre, sirviendo como electrodos, presenciaremos un fenómeno curioso: la placa ligada al polo negativo aumentará de volumen, al paso que la otra, ligada al polo positivo, se irá consumiendo al paso de la corriente eléctrica.
Si invertimos la dirección de la corriente, asistiremos al fenómeno contrario: la placa más voluminosa se irá reduciendo de tamaño a favor de la otra. El cobre será devuelto a la primitiva placa, de donde había sido retirado.
Analizando más a fondo el fenómeno, vemos que están en juego en el electrolito, por donde pasa una corriente eléctrica, fuerzas electrostáticas que actúan en el sentido de dislocar los iones y atraerlos para los electrodos.
Fenómeno semejante obtendríamos en el caso de que sometiéramos partículas electrizadas a campos electrostáticos intensos. Veríamos más partículas dislocándose en dirección al electrodo cargado con carga contraria a la suya.
La atracción y repulsión electrostática podrán actuar en sentidos contrarios, la una aglutinando, la otra dislocando.
Cuando en vacío o en presencia de gases enrarecidos, calentamos un filamento metálico, facilitando de ese modo la disgregación del material, podemos atraer las partículas ionizadas emitidas por el filamento incandescente, aplicándole una diferencia de potencial eléctrico con relación a un electrodo. Si las partículas fuesen cargadas de electricidad negativa, se irían a depositar en el ánodo (polo positivo), mientras que el filamento se desgastaría perdiendo material.
Imaginémonos un experimento simple, posible de realizar. En un electrólito líquido coloquemos en el electrodo negativo una placa conductora formando determinada figura. En el electrodo positivo pondremos otra figura constituida por una placa semejante, recubierta de determinado metal, cobre, por ejemplo. Admitamos que la primera, en condiciones normales, sea invisible, dependiendo del recubrimiento metálico para ser percibida. Cuando hagamos pasar la corriente, veremos la aparición gradual de la figura en la placa negativa, proveniente de la fina película de cobre que la irá envolviendo. Si insistimos, la figura colocada en el polo opuesto desaparecerá, por la fuga total de su revestimiento metálico. Invirtiendo la corriente obtendremos la situación inicial, ya que el cobre todo retorna a su primitivo electrodo.
Describimos aquí un fenómeno algo semejante al que se observa en la formación del ectoplasma. No se trata de fenómenos idénticos, pero el uno ayuda a explicar el otro.
En la formación del ectoplasma, y en especial en las ectoplasmias, lo que sucede recuerda mucho al desarrollo de la electrólisis. En un lado se sitúa el médium, correspondiente, en el electrolito, a la placa de cobre abastecedora; en el otro lado, encontraremos los campos biomagnéticos de la estructura periespiritual, representando el cuadro receptor invisible. Entre uno y otro deberá haber cierta diferencia de potencial, capaz de orientar el ectoplasma sacado del soma físico mediúmnico. La fuerza disgregadora, necesaria para la disolución molecular del protoplasma celular, sería proporcionada por una alta concentración de cargas biónicas, cuya atracción y repulsión, tipo electrostático, actuaría como disolvente de las ligaduras moleculares. Las ligazones de las cadena proteicas, y asimismo de las otras moléculas, podrían romperse bajo la acción de las cargas biónicas aplicadas a la estructura periespiritual. Una vez libre de sus lazos materiales y espirituales, la sustancia orgánica, fuertemente “bionizada”, se halla en condiciones semejantes a la de los iones en la electrólisis. Esa materia así modificada y dinamizada, expelida de la organización fisiológica del médium, estará en condiciones de ser atraída por un campo bioestático, esto es, por un soporte cargado con carga biónica positiva. Una sustancia en tales condiciones viene a ser el ectoplasma.
Supongamos que un duplo espiritual, o mejor dicho una estructura periespiritual se halle en las cercanías inmediatas del médium en actividad. Si fuese aplicada a ese duplo una carga biónica positiva, el ectoplasma será atraído por el mismo. En contacto con el duplo, la carga biónica negativa, que arrastra el ectoplasma, sería neutralizada, quedando la sustancia protoplásmica finalmente dividida. Está será, a su vez, llevada hacia los centros biomagnéticos de la estructura periespiritual. Tales centros accionarían como focos en el espacio físico, sobre los cuales se depositará la materia orgánica sacada del médium bajo la forma de ectoplasma. Poco a poco, en el espacio físico, se delineará una figura, una forma. Inicialmente surgirá una forma indecisa, poco definida. Continuando la disposición de la sustancia, el “fantasma” se irá condensando, hasta asumir todas las consistencias, y llegar inclusive, a constituir un organismo vivo perfecto.
Invirtiéndose el sentido de las cargas biónicas, se daría el fenómeno opuesto, tal como sucedería en un electrolito: el “fantasma”, o sea la “materialización”, se disolvería, devolviendo la sustancia prestada al médium, quien la recuperaría casi totalmente.
La descripción que dimos del fenómeno de la ectoplasmia comparándolo con el de la galvanoplastia, fue simplificada a propósito. Lo que pasa, en líneas generales, debe ser aproximadamente eso, aunque la operación real envuelva una grandiosa suma de detalles y una apreciable dosis compleja. Leyendo los relatos brindados por los propios espíritus, se tiene una idea de lo complicado del fenómeno durante su desarrollo. Sin embargo, se trata de un acontecimiento natural, de una de las innumerables propiedades y funciones de los organismos vivos, la facultad de segregar ectoplasma. Unos la tienen en mayor grado: son los llamados médiums de efectos físicos.”
CONCLUSIÓN
Para que un hecho se establezca, para que una nueva faceta fenoménica de la Naturaleza sea definida y descifradas las leyes de su funcionamiento, no basta con que el fenómeno desconocido como tal exista; es necesario además, que hayan seres humanos que se interesen en su desciframiento. Los hechos pueden estar ahí, alrededor del hombre desde siempre -y así es, en efecto-, pero permanecerán ignorados, cual si no existieran, mientras no surjan seres humanos que se fijen en ellos y que tengan la suficiente curiosidad para proceder a su estudio. Dicho de otra forma: Nadie necesita respuestas si no se plantea preguntas. Es más, plantearse la pregunta correcta significa, posiblemente, haber recorrido la mitad del camino de un nuevo descubrimiento.
El estudio del ectoplasma necesita hoy en día de investigadores concienciados, imbuidos del suficiente interés, ajenos a prejuicios, que estén interesados más en el descubrimiento de la Verdad que en el mantenimiento de un determinado “status quo”.
Las dificultades con que tropieza en la actualidad el estudio del ectoplasma, han sido muy bien descritas por Hernani Guimaraes Andrade, quien después de destacar la cantidad y calidad de recursos de los que dispone la Ciencia actualmente, muy por encima de los de la época dorada de la Metapsíquica, expone esta queja:
“Ahora contamos con todo eso, pero nos falta aquella antigua abundancia de médiums (20), y el interés de sabios y hábiles investigadores. Los experimentos actuales están dirigidos por legos, simples curiosos o místicos, en su mayoría poseedores de elevadas cualidades morales, pero reducida capacidad técnica. Además, los escasos médiums se han rodeado de una aureola de impenetrabilidad (21), y se limitan sólo a producir algunas sesiones sin finalidad científica, que congregan casi siempre al mismo grupo de espectadores ávidos de ‘enseñanzas y consejos de los espíritus’… En esos ambientes, la balanza, la probeta, la máquina fotográfica, la célula fotoeléctrica, los visores en infrarrojo y otros instrumentos por el estilo, no tienen cabida ni son aceptados con libertad. Cuando no son los asistentes, es el propio médium quien rechaza cualquier instrumento científico de control. El argumento generalmente invocado, es el de que los instrumentos ‘rompen el ambiente'”.
NOTAS
1) “Los Nueve Libros de la Historia”, de Heródoto, libro quinto: “Terpsícore”. Antología publicada por Ediciones Orbis S.A. y Editorial Origen S.A., Barcelona, 1983. Las cursivas son nuestras.
2) “Vocé e la mediumnidá”, de M. B. Tammasia. Casa Editora O Clarim. Brasil, 1987.
3) El científico y espírita brasileño Hernani Guimaraes Andrade ha creado los términos ectomineroplasma, ectofitoplasma y ectozooplasma, ya provenga la porción de ectoplasma considerada del reino mineral, vegetal o animal, respectivamente.
4) Originalmente este término forma parte de la nomenclatura de la Biología, con el que se designa la capa externa del citoplasma celular. Ch. Richet comenzó a usarlo por suponer esta substancia de composición análoga. Por ello, en Metapsíquica y Espiritismo su significado es diferente al que se le asigna en Biología.
5) El grado de tangibilidad que llegan a alcanzar ciertas ectoplasmias es tal, que en ocasiones no es posible diferenciar el cuerpo formado a partir del ectoplasma de un organismo normal. En ciertos casos han podido realizarse, incluso, observaciones médicas sobre las entidades completamente corporificadas, comprobándose los latidos del corazón y hasta el calor normal de un organismo vivo.
Una experiencia del todo extraordinaria sobre el grado de tangibilidad que puede alcanzar una ectoplasmia – que parece depender de cada médium y del desarrollo logrado por las experiencias -, se describe en el libro “The Evidences of Espiritualism” (“Las Pruebas del Espiritualismo”), del Sr. Donovan, quien fuera miembro de la Academia Legislativa de Victoria (Australia). En él se detallan las experiencias que el autor realizó a mediados de la década de los ochenta del siglo XIX, con el médium inglés-australiano George Spriggs. Durante una de las sesiones celebradas en Australia, se cuenta que se produjo este hecho a todas luces alucinante: Habiéndose materializado un hombre, solicitó escribir una carta a una mujer residente en la ciudad de Sidney, que ya había asistido a las sesiones en dos ocasiones anteriores. Se le proporcionó pluma y papel, y el espíritu materializado escribió una carta de tres páginas, la cual introdujo en un sobre en el que anotó la dirección de la destinataria. Pero ocurrió que nadie tenía sellos. Entonces el espíritu pidió a uno de los asistentes que le prestara seis peniques, y abandonó la habitación para ir a comprar uno a una tienda ubicada al lado del local donde se celebraba la sesión experimental. Al vendedor le fue comunicado que iba a recibir la visita de un “fantasma”, y fue tal su susto que se olvidó de devolver el cambio al “muerto”. A su regreso el espíritu se dio cuenta del error y volvió a la tienda de donde regresó con el citado cambio. La carta fue enviada y transcurrido un tiempo se recibió la respuesta. En otra sesión, cuando el mismo espíritu se materializó de nuevo, leyó la carta en voz alta a todos los asistentes.
Algo muy semejante al caso anterior ocurrió numerosas veces con las materializaciones producidas por el norteamericano Rev. James J. Dickson (1880-1956), quien ejerció su espectacular mediumnidad durante 55 años, pues se vio a estas entidades materializadas transitar por calles con mucho movimiento y las personas con que se cruzaban les daban el paso como si de personas normales se tratase, sin percatarse de nada extraño.
6) La producción del ectoplasma se produce principalmente a expensas del organismo del médium. Muchas veces, durante las experimentaciones llevadas a cabo por reconocidos investigadores, pudo pesarse a las entidades materializadas y al mismo tiempo al médium actuante, verificándose que el peso de las materializaciones correspondía casi exactamente al que había perdido el médium. Terminadas las experiencias, después de haberse disuelto las formaciones ectoplásmicas, se constató que el médium había recuperado su peso normal.
En varias oportunidades, pudo comprobarse la desmaterialización parcial de partes del cuerpo del médium. Una notable experiencia de estas características nos la relata el investigador ruso A. Aksakof en su obra “Un caso de desmaterialización”).
7) “Teoría Corpuscular del Espíritu”. Editorial Kier. Buenos Aires, Argentina.
8) “Misioneros de la Luz”, de André Luiz, a través del médium Chico Xavier. Ed.: Kier, Buenos Aires (Argentina), 1977.
9) El ozono es una variedad halotrópica del oxígeno que se caracteriza por tener en su molécula tres átomos en vez de dos, como se presenta habitualmente el oxígeno. La respiración del ozono es peligrosa porque ataca a las mucosas.
El ozono es un poderoso bactericida. Por su alto poder oxidante se emplea para renovar el aire en atmósferas cerradas, para la esterilización de las aguas, para el tratamiento de la dermatosis y algunos reumatismos crónicos. También tiene otros usos industriales.
Este gas forma en nuestra atmósfera, entre los 15 a40 kilómetros de altura y con especial concentración hacia los 25 kilómetros, la llamada “capa de ozono”, cuya función primordial para la vida es la de absorber la mayor parte de las peligrosas radiaciones ultravioletas de alta energía que provienen del Sol, impidiendo su llegada a la superficie terrestre. Esta esencial capa para la permanencia de la vida en la Tierra, está siendo puesta en los últimos años en peligro por la liberación hacia la atmósfera, debido a las actividades humanas, de ciertos compuestos que destruyen las moléculas de ozono.
10) Extraído del libro “Estudios sobre la Reencarnación y la Mediumnidad”, de Gustavo Geley. Ediciones Cima, Caracas (Venezuela), 1992.
11) Extraído de la obra “Cumbres y Abismos”, de Elodia Cástol de Benavides Cap. XIV: Aporte de Listones. Ed. Cuauhtemoc. México, 1957.
12) “Tratado de Parapsicología”, de René Sudre. Cap. VI: El Fluido Psíquico. Ediciones Siglo Veinte, Buenos Aires (Argentina), 1975.
13) Recogemos las referencias de este caso de la obra “Cumbres y Abismos”, de Elodia Cástol de Banavides, la que a su vez los transcribe de “La Fotografía Trascendental”, de Raoul de Montandon. Una versión en español de este libro fue publicada en los años cincuenta del siglo XX por la revista Voz Informativa (México).
14) “Les Phénomènes Physiques de la Mediunité”, Payot. París, 1925.
15) De la obra “Cumbres y Abismos”, de Elodia Cástol de Benavides, quien, por su parte, los recoge de “La Fotografía Trascendental”, de Raoul de Montandon.
16) “Teoría Corpuscular del Espíritu”. Editorial Kier. Buenos Aires, Argentina.
17) “Ectoplasma, substancia del futuro” (artículo), de Karl W. Goldstein. Periódico Folha Espírita nº 180, marzo de 1989.
18) La cursiva es nuestra.
19) Editorial Kier. Buenos Aires, Argentina.
20) Sin dejar de reconocer que esto es cierto, hay que añadir que muy posiblemente existen más de lo que parece a primera vista, y si se hiciera una búsqueda sistemática, seguramente aparecerían médiums de ectoplasmias con buenas cualidades. El descubrimiento de grandes médium requiere también del ambiente propicio.
21) Para ser justos, no se debe culpar de esto sólo a los médiums. Cualquier persona que lea con desapasionamiento los informes que muchos “investigadores” hicieron de las experiencias realizadas con los grandes médiums de finales del siglo XIX y primeras décadas del XX, han de convenir conmigo en que aquellos fueron sometidos a veces a auténticas torturas, difícilmente soportables para cualquier persona normal. Ello venía motivado principalmente en el hecho de que muchos de esos “investigadores” no participaban en las experiencias con una actitud ecuánime -postura auténticamente científica-, sino que persuadidos con anticipación de la “imposibilidad” de aquellos fenómenos, en realidad iban a la “caza” de supuestos “fraudes”. En ocasiones tales actitudes concluyeron en verdaderos desastres, de los que recordamos aquí el dramático caso de la famosa médium escocesa de los años treinta Helen Duncan, quien murió a consecuencia de los derrames internos provocados por la irrupción intempestiva de un policía que encendió, sin previo aviso, una potente lámpara, lo que trajo consigo la absorción demasiado rápida del ectoplasma hacia el cuerpo de la médium y a raíz de lo cual se le produjo una fuerte hemorragia que no pudo ser controlada y que terminó en fatal desenlace días después.
FOTOGRAFÍAS
En orden descendente, desde el comienzo del artículo:
1. Materialización de una entidad femenina, con el médium Francisco Peixoto Lins “Peixotinho”.
2. Emisión de ectoplasma, con la médium polaca Stanislawa Popielska.
3. Charles Richet.
4. Emisión de ectoplasma, médium Dorothy Henderson.
5. Cuerda o barra ectoplásmica que sostiene una bocina, con el médium Leonard Stott.
6. Materialización de la entidad “Silver Belle”, con la médium Ether Post Parish.
7. Abundante emisión ectoplásmica, médium Madame Gunning.
8. Dr. Albert Schrenck von Notzing.
9. Emisión ectoplásmica por la boca de la médium María Volhart.
10. Investigador José Antonio Lamich, presidente del Grupo Hipergea.
11. Portada del libro “Cumprindo-se Profecías”, de Mario Ferreira.
12. Hernani Guimaraes Andrade.
13. Materializaciones minúsculas en ectoplasma emitido por boca y fosas nasales, médium Mary Marshall, estudiada por el Dr. Glenn Hamilton.
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3 comentarios
- en 3 octubre 2013 a 9:11 | Anonimous¿Por qué los espiritistas del s. XXI siguen hablando del espiritismo del s. XIX? Da la sensación de que cuando Kardec dejó este reino físico, se llevó con él el verdadero espiritismo científico, ningún avance ha habido, ningún estudio serio acerca del otro lado.00Valora el comentario
- en 24 octubre 2013 a 9:30 | idafeAmigo Anonimous: lo que es bueno, es bueno, no importa su tiempo, y si en el pasado espírita hay buenos materiales de referencia porque aún el ser humano no ha alcanzado el nivel evolutivo que algunos adelantados ya presentían y continuamos enfrascamos en diatribas y limitaciones sin cuento, ¿por qué no habríamos de referirnos a ellos? Es como si usted se negase a mencionar a los filósofos griegos porque pertenecen a un remoto pasado, o a cualquier otro filósofo o creador de siglos anteriores. Y en referencia a su opinión sobre que “da la sensación de que cuando Kardec dejó este reino físico, se llevó con él el verdadero espiritismo científico, ningún avance ha habido, ningún estudio serio acerca del otro lado”, no podemos menos que asombrarnos y pensamos que únicamente es posible emitir tal opinión sobre la base de un gran desconocimiento general, pues es de tal calibre el volumen de aportaciones posteriores que su sola mención requeriría de mucho tiempo. Es más, si sigue habitualmente los contenidos que insertamos en este blog, verá en ellos muchos datos y menciones a estos avances. Ahora bien, si esos avances que confirman los postulados fundamentales del espiritismo nacen directamente en el seno del movimiento espiritista o vienen desde cualquier otra área del conocimiento humano, ¿qué importa? Tampoco se debe olvidar que en los años posteriores a Kardec en incuso en su mismo tiempo, grandes nombres de la ciencia fueron capaces de, sorteando grandes dificultades e incomprensiones, comprometer sus vidas y fama estudiando primero y afirmando después tanto la fenomenología mediúmnica como las tesis y explicaciones espíritas. Hoy, aunque parezca increíble, el panorama es si cabe aún más difícil que en aquellos tiempos debido al engranaje de intereses creados que son una gran losa. Pero a pesar de todo las cosas están cambiando y cambiarán más y más rápidamente en el futuro, pues un revolucionario paradigma está naciendo en el ámbito del conocimiento humano.00Valora el comentario
- en 20 mayo 2015 a 16:31 | La verdad sobre Giglio d´Auletta | El Duende de las Palabras[…] Tomada de GrupoEspiritualIsladeLaPalma […]00Valora el comentario
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