1.- Un retrato real
DOCTRINA KARDECISTA (en adelante D.K.) – “Utilizamos el término “extrafísico” propuesto por el Espíritu André Luiz,
a través del médium Francisco Cándido Xavier, por ser más consistente
con la idea de un universo energético y la realidad del estadio
post-mortem.
COMENTARIO DE FLAMA ESPIRITA (en adelante F.E.)
- Generalmente cuando nos referimos al lugar donde “habitan” los
Espíritus desencarnados lo hacemos como: “Mundo Espiritual”, “Mundo
Invisible”, “Plano Espiritual” o, más genéricamente, como “Más Allá”.
Nos parece adecuada la propuesta del autor –sin que ello signifique
abandonar las otras expresiones- ya que define con precisión que se
trata de un mundo, de un plano “fuera de” (este es uno de los
significados del prefijo “extra”), “fuera del plano material”, “fuera
del plano físico”.
D.K. – “El descubrimiento del plano extrafísico mostró que la atmósfera de la Tierra comporta un hiperespacio energético que interactúa con el espacio físico.
F.E. -
No es sencillo responder a la pregunta ¿dónde está el Mundo Espiritual?
Evidentemente se sobreentiende que nos referimos a su ubicación
“física”, casi podríamos decir “geográfica”. No sabemos la respuesta, ya
que ese plano extrafísico está, puede estar, en todas partes. Nos agrada mucho la expresión “hiperespacio energético” del Dr. Regis.
D.K. – “El plano extrafísico
comenzó a ser habitado una vez que el Espíritu tuvo la percepción de su
integridad después de la muerte del cuerpo físico. Esa percepción de la
inmortalidad y de la persistencia de sí mismo, fue fruto del
desenvolvimiento de su estructura mental, que le permitió mantener el
pensamiento consistente y permanente, necesario para la existencia del periespiritu en el plano extrafísico. Con eso el Espíritu mantiene la forma de su cuerpo físico transferida para el cuerpo periespiritual, que lo identifica en un nuevo estado vibracional.
F.E. - No
es este un párrafo de fácil comprensión, al menos para nosotros. La
primera oración pareciera referirse a un hipotético principio de los
tiempos, aunque podemos cuestionarnos si hubo un principio, un Big Bang
como postula la Ciencia, ya que Dios ha existido siempre y cabe pensar
que ha creado siempre; por lo tanto, hemos de suponer que en el plano
extra-físico siempre ha habido Espíritus.
Al final de la segunda propuesta de este párrafo, nos dice el autor “…que le permitió mantener el pensamiento consistente y permanente, necesario para la existencia del periespiritu en el plano extrafísico”. No acertamos a entender lo que pretende decirnos, ya que el periespíritu “existe” en el plano espiritual aunque el pensamiento del Espíritu no sea ni consistente ni permanente.
Es probable que sea nuestra limitación de conocimiento filosófico la que no nos permite comprender estos textos. Lamentablemente ya no podemos dirigirnos al autor para pedirle aclaraciones de sus pensamientos.
En
cuanto al enunciado de la tercera oración del párrafo, hay que resaltar
con que simplicidad y elegancia el autor enfatiza la unión íntima entre
el cuerpo y el periespíritu (durante la encarnación) y la traslación de las vicisitudes del cuerpo material al cuerpo energético.
D.K. – “En
ese espacio, el Espíritu se fue instalando, creando condiciones de
habitabilidad y de relacionamiento, estableciendo comunidades y
permaneciendo en él por tiempo variado, más necesariamente precario,
pues es compelido por la Ley Natural, a través de la Ley de acción y
reacción, a buscar niveles de satisfacción y equilibrio satisfactorios, o
sea, la reencarnación.
F.E. - No sabríamos decir a ciencia cierta si los Espíritus del nivel evolutivo medio de nuestro planeta buscan, buscamos, “niveles de satisfacción y equilibrio satisfactorios” que
nos impelen a reencarnar. Más bien pensamos que somos instados a
reencarnar más por obligación que por interés propio, y que ese proceso
es –en nuestro estadio evolutivo- un proceso tutelado e impulsado por
Espíritus superiores a nosotros que deben ser verdaderos especialistas
en el diseño, aunque sea a grandes rasgos, de los procesos reencarnatorios de la mayoría de los habitantes de ese hiperespacio energético, tal y como lo denomina el autor.
En
cuanto al tema del establecimiento de comunidades afines es,
ciertamente algo consustancial a nuestra especie, en todos los ámbitos
de vida. Coloquialmente, en España, hay un dicho que dice: “Dios los
cría y ellos se juntan”, y eso es exactamente lo que ocurre, aquí y en
el Más Allá.
D.K. – “La muerte, como la encarnación, es un momento extremadamente desestructurante.
Durante la vida corpórea el Espíritu se identifica, sinérgica y
profundamente con el cuerpo y se adapta mentalmente a las condiciones
del ambiente, de la familia, del momento.
“Al
ser alejado del cuerpo por la muerte, el Espíritu se ve despojado de
todo ese aparato sensible y sensorial y, nuevamente, queda solo consigo
mismo. Ese choque puede causar reacciones muy variadas, conforme la
mente se ve delante de su realidad moral, produciendo traumas diversos.
F.E. - Sin
duda tanto encarnar como desencarnar deben ser procesos que pueden
fácilmente desconcertar al Espíritu; no en balde pasamos de un hábitat
en el cual estamos ya acostumbrados para adentrarnos en un viaje (y esto
es válido para cualquiera de los dos planos de vida) repleto de
incógnitas. Sin embargo, no debemos obviar la realidad y ésta es que
para muchos de los Espíritus que inician uno de esos viajes, en
cualquiera de los dos sentidos, no se ha producido una comprensión de su
real situación antes de adentrarse en la otra realidad. Así, pues,
muchos Espíritus encarnados no comprenden el verdadero sentido de la
vida y desencarnan conservando la ilusión de sentirse en el mundo
material, a pesar de no tener cuerpo; y también, en la otra situación,
hay Espíritus que encarnan sin haber sido conscientes de su estancia en
el plano extra-físico. Así, paradójicamente, que “ese choque pueda
causar reacciones muy variadas”, incluso traumas, será una señal
inequívoca de progreso ya que denotará que empezamos a estar
“despiertos” ante el cambio producido.
D.K. – “El periespíritu, correlacionado con el espacio hiperfísico,
está constituido de elementos energéticos de gran plasticidad,
expresando la realidad mental y moral del ser, que en él se estampa de
modo visible y, muchas veces, inconveniente y forzado.
F.E. - Debemos
alabar una vez más la capacidad de síntesis del Dr. Regis para, en poco
más de dos líneas, condensar, a grandes trazos, la constitución
plástica del periespíritu, así como su
capacidad para delatar claramente esa realidad mental y moral del
Espíritu. Puede leerse, al respecto, en el artículo de Kardec “Fotografía y Telegrafía del pensamiento” (“Obras Póstumas”):
“Cuando el pensamiento crea imágenes fluídicas, se reflejan en la envoltura periespiritual
como en un espejo, y como esas imágenes de objetos terrestres que se
reflejan en los vapores del aire; toma en dicha envoltura un cuerpo y se
fotografía en ella hasta cierto punto. Si un hombre, por ejemplo,
concibe la idea de matar a otro, por impasible que esté su cuerpo
material, el fluídico es puesto en acción por el pensamiento del que reproduce todos los matices; ejecuta fluídicamente
el gesto, el acto que tiene intención de realizar; su pensamiento crea
la imagen de la víctima y toda la escena se pinta, como en un cuadro,
del mismo que está en su espíritu.”
D.K. – “De ahí que Allan Kardec categorizó como “errante” el estado del Espíritu que allí se encuentra, considerando que la permanencia en el plano extrafísico
está relacionada con la necesidad de progreso individual y colectivo.
En el estadio evolutivo medio de la humanidad terrena, el punto de
referencia es la vida corpórea, ya que ahí elabora progresivamente su
identidad.
F.E. - Sin duda el empleo de las palabras “errante” y “erraticidad”, propuestas por Kardec
(“El Libro de los Espíritus”, Libro II, Cap. VI) pueden generar un
cierto desconcierto pues, inevitablemente, las vinculamos a leyendas
tales como “el judío errante” o “el holandés errante”, personajes
condenados a vagar eternamente sin obtener la paz. Sin embargo no es
este el concepto que nos transmite Kardec. Para Kardec la erraticidad
es el estado normal de los Espíritus en el intervalo comprendido entre
dos encarnaciones y, en ese estado, hay Espíritus de todo tipo.
En cuanto a que, en el nuestro estado evolutivo, “el punto de referencia es la vida corpórea”, estamos totalmente de acuerdo con el Dr. Regis. Para el común de los Espíritus vinculados a este planeta el mundo corporal
es más importante, para nuestra evolución, que el mundo espiritual.
Aquí, “estamos” más despiertos, más conscientes y tenemos más libertad
de acción. Es aquí donde aprendemos lo que es el “Más Allá”, hasta que
llega el momento en que “allá” seremos más conscientes de nosotros
mismos y seremos capaces de actuar con más libertad y conocimiento de
causa.
D.K. – “Las comunicaciones de los Espíritus muestran que el plano extrafísico,
de modo alguno es un local organizado, dirigido por una autoridad
central, como sugieren las ideas del cielo y el infierno cristianos. Es
un plano, tal como el corpóreo, abierto a las más diversas y
contradictorias manifestaciones de personas y grupos.
Pero,
como en todo el Universo, en ese aparente caos, la directriz de la Ley
divina se establece, sea por la jerarquización de los Espíritus, sea por
las presiones de la realidad moral e intelectual que cada uno
desenvuelve y vive. Todos siguen los rumbos del producto de sí mismos.
F.E. - Se observa una aparente contradicción entre estos dos últimos párrafos ya que, por un lado, se dice que el plano extrafísico
no parece ser un lugar organizado y, por otro lado, se afirma que se
establece la directriz de la Ley divina. La Ley Natural o divina nos
permite, con un amplio margen de maniobra, una expresión libre de
sentimientos y emociones -positivos y negativos-, expresión que puede
dar una falsa imagen de caos. Pero, como no podría ser de otra manera,
ese aparente caos está realmente tutelado y controlado por una autoridad
superior, que denominamos genéricamente como Ley Natural, que regula
coherentemente el ejercicio de nuestra libertad.
D.K. – “Es
un plano caótico, semejante al de la vida corpórea. Es comprensible,
pues, al final, allí desembarcan diariamente las multitudes que dejan la
vida corporal con sus realidades. Y se agrupan según las simpatías,
vibraciones o los sentimientos.
F.E. - Esta
es una realidad que algunos espiritistas noveles no alcanzan a
comprender y es que, después de desencarnar, no nos convertimos en
sabios y no lo comprendemos todo, sino que llegamos al plano
extra-físico con nuestras realidades, buenas y malas, y, también, con
nuestras ideas fijas que constituyen un lastre costoso de abandonar
(véase el párrafo final de este capítulo).
D.K. – “La gran mayoría parece que permanece alienada.
“Algunos
se reúnen y forman grupos y organizaciones específicas, crean y
mantienen lugares bien organizados, como oasis, islas de convivencia,
que están dirigidas hacia el bien, estableciendo uniones mentales y
actitudes positivas. Se ligan a los encarnados que permanecen en la
misma línea de comportamiento.
“Otros
forman agrupaciones dirigidas hacia el mal, con organizaciones
jerárquicas y policiales específicas. Esos grupos relativamente
organizados, conforme a la naturaleza de sus intenciones y deseos, por
no poseer abertura para una vida fuera de los parámetros de la
corporeidad, pueden establecer una red de vínculos mentales con los
encarnados que permanecen en la misma faja vibratoria, en procesos vampíricos y simbióticos.
“Están, además, los “independientes”, personas y grupos aleatorios, especie de vagabundos extrafísicos que, incluso sabiéndose “muertos” no consiguen vivir fuera del ambiente corporal. La variedad parece grande. Hay los que solamente andan por ahí, sin rumbo fijo, uniéndose eventual o firmemente a muchos
encarnados de la misma especie mental. Existen los que se aíslan, los
que niegan la inmortalidad, los que cultivan depresiones, persiguiendo
las intenciones desviadas del envolvimiento mental deprimente,
configurando el escenario general de un plano extrafísico bastante conflictivo.
F.E. - Excelente
resumen el que nos traza el autor de la distribución y organización de
los Espíritus desencarnados; es un resumen muy sobrio y muy realista,
alejado de cualquier planteamiento fantasioso. Nos parece muy adecuada
la expresión de “vagabundos extra-físicos”. Tal vez cabría la
diferenciación de otro subgrupo, el de los Espíritus profundamente
turbados y casi inmunes al ambiente espiritual que les circunda, debido a
la alta densidad de su periespíritu, fruto
de su ignorancia y de sus pretéritas e inadecuadas actuaciones. Cabe
suponer que estos últimos deben estar tutelados por entidades
pertenecientes a esos “oasis de convivencia” de que nos habla el Dr.
Regis, ya que nadie está exento de una atención superior.
D.K. – “Esa
realidad global de la vivencia de los seres humanos, tanto en el mundo
corpóreo, como en el extracorpóreo, da una idea de la naturaleza de las
relaciones entre los encarnados y desencarnados, echando por tierra, la
natural inclinación de considerar a los “muertos” como
portadores de sabiduría natural. Kardec dijo que los consideraba colaboradores y no reveladores predestinados. Así debe ser.
F.E. - Recordemos aquel lúcido texto de Kardec, inserto en “Obras Póstumas”: “Procedí
con los Espíritus como hubiera procedido con los hombres: me sirvieron,
desde el más pequeño al más grande, como medios de estudio; nunca como
reveladores predestinados”.
Y, en ese mismo texto, señala Kardec: “Uno
de los primeros resultados de mis observaciones fue el darme cuenta de
que los Espíritus, no siendo otros que las almas de los hombres, no
poseen ni la soberana sabiduría ni la soberana prudencia; que su saber
era proporcionado a su progreso, y que su opinión no tenía más valor que
el de una opinión personal. Esta verdad, reconocida desde el principio,
me preservó del grave escollo de creer en su infalibilidad y de
formular prematuras teorías sobre la palabra de uno solo o de varios de
ellos.”
Ojalá que todos los espiritistas comprendiéramos, y pusiéramos en práctica, estas sabias consideraciones de Kardec.
Sin duda ello redundaría en una mejor imagen del Espiritismo ante el
mundo, amén de servir de depurativo de las fantasías e incongruencias
que, en demasiadas ocasiones, se encuentran en las producciones mediúmnicas.
D.K. – “La permanencia en el plano extrafísico,
como vemos, tiene colores dispares. Algunos no soportan quedar lejos
del mundo corpóreo y para ellos reencarnar es una necesidad emocional.
Otros, al contrario, se adaptan a la vida fuera del cuerpo somático y se
resisten cuanto pueden al retorno. Hay los que demoran el regreso por
dificultades que experimentan al no poder afirmarse como Espíritus y a
veces enloquecen.
F.E. - Debemos
tener la seguridad de que nadie se quedará sin la oportunidad de
reencarnar, cuando ésta sea conveniente, estemos conformes o no con
ello. Afortunadamente otros, con más criterio que nosotros, decidirán
cuando será el momento oportuno de emprender otra incursión en el plano
material.
D.K. – “Aunque en una visión genérica, el Plano Extrafísico en
modo alguno sea un lugar disciplinado, hay, ciertamente, un centro
coordinador, una fuente dirigente que se manifiesta siempre que sea
necesario. Ese centro directivo, constituido de Espíritus elevados
actúa, suplementa, buscando promover el equilibrio personal y grupal.
Parece no haber una unidad definitiva, sino centros específicos y
múltiples dirigidos por un gobierno objetivo y firme. Grupos y
organizaciones reúnen los prosélitos de las religiones como el
catolicismo, el protestantismo, el judaísmo, el islamismo, el candomblé,
la umbanda, para citar las que vienen a la memoria sin esfuerzo.
F.E. - Hay
espiritistas que se desaniman a la vista de la situación amoral e
inmoral de nuestro mundo, como si no existiera un poder superior
espiritual que condujera adecuadamente el rumbo de esta nave que es la
Tierra. Estamos totalmente de acuerdo con el autor en cuanto a la
existencia de “un centro coordinador”, de “una fuente dirigente”, en suma, de “un gobierno objetivo y firme”.
Ha de haber, sin ningún margen de duda, un “equipo directivo” compuesto
por Espíritus inteligentes, instruidos y con alta moralidad que dirijan
el destino de esta escuela que es nuestro planeta. Y si su actuación no
es más contundente con los desvíos que se observan en nuestra sociedad,
no es porque no puedan o no sepan, sino porque el estado actual de
cosas es el adecuado para el aprendizaje de los Espíritus vinculados a
este proyecto evolutivo. Además los Espíritus tenemos libre albedrío,
por restringido que éste pueda ser, y, evidentemente, tenemos la
posibilidad de manifestarlo, ya hacia el bien, ya hacia el mal. Hemos de
tener la confianza de que ese equipo espiritual está perfectamente
capacitado para tomar las decisiones oportunas y hemos de saber, que ese
equipo nos tutela y ampara siempre. Lo que ocurre es que, muchas veces
con nuestras incongruencias, nos apartamos de esa tutela; por ello
debemos culparnos a nosotros mismos por la mayoría de nuestros males y
no al mundo espiritual.
D.K. – “Algunos
pocos son espíritas. Eso deshace una impresión muy difundida de que al
morir todos se tornan espíritas, y debería aumentar la vigilancia sobre
el tenor de las comunicaciones mediúmnicas.
F.E. - Este
último párrafo se merece todos los resaltes posibles. A veces cuesta
comprender que en el hiperespacio energético que interactúa con nuestro
planeta no haya muchos espiritistas. Esto no debería extrañar tanto. La
respuesta a la pregunta de ¿cuántos espiritistas hay encarnados en el
planeta Tierra? sería, sin duda, muy pocos. ¿Y hemos de sorprendernos,
pues, de que haya, también, pocos en el mundo espiritual?
Por otra parte hay que aplicar a rajatabla la recomendación del Dr. Regis en cuanto a la necesidad ineludible de “aumentar la vigilancia sobre el tenor de las comunicaciones mediúmnicas”; ello nos librará de muchos sinsabores.
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