Explicación
COMENTARIO DE FLAMA ESPIRITA (en adelante F.E.) - Esto es lo que hay que hacer con el Espiritismo. Esto es lo que debe hacerse con la obra de Kardec: una relectura sobria, matizada, coherente con su propio pensamiento, sin miedo a “ofender” al Padre del Espiritismo y, siempre, con un profundísimo respeto y reconocimiento al trabajo de aquel excelente pedagogo. La coherencia es una parte imprescindible en todo análisis honesto de los trabajos de Kardec: coherencia con el librepensamiento, con la ausencia de dogmas de fe, sin ningún recelo ante el examen de cualquier tema humano o espiritual (de hecho, Kardec se “atrevió” prácticamente con todos los temas imaginables).
D.K. - “Ciento cincuenta años después del lanzamiento de “El Libro de los Espíritus”, las ideas básicas en él presentadas continúan siendo válidas. Entretanto, dos factores evidencian la necesidad de tal relectura: uno, el carácter evolutivo del Espiritismo, que permite analizar los progresos conquistados por la sociedad humana en ese período e incorporarlos de manera equilibrada; y dos, la tendencia a transformarlo en una religión, con el riesgo que ello conlleva en cuanto a desfigurar sus conceptos revolucionarios.
F.E. - Examinemos estos dos factores que deberían llevarnos a la relectura de las obras de Kardec:
1. El carácter evolutivo del Espiritismo. No puede negarse de manera alguna esa circunstancia ya que si todo evoluciona, el Espiritismo no podría ser una excepción. Sin embargo, la realidad es que el profesor Rivail dejó el listón muy alto, tan alto que, salvo algunos aspectos que pasaremos a enumerar, se ha convertido en una doctrina filosófica prácticamente vigente tal y como la enunció. Tal vez, habría que matizar de manera práctica en lo que respecta a la aplicación del Espiritismo en nuestro devenir diario. Aspectos a incorporar de manera indefectible, a nuestro modesto parecer:
1.1 Todos los avances de la Genética. Sería conveniente un posicionamiento del Espiritismo a ese respecto.
1.2 Un examen ponderado de decisiones importantes a tomar en cuanto a la vida corporal, como la problemática moral de los trasplantes y de la cremación del vestido carnal.
1.3 Una concreción, a nivel básico, de cómo debería ser una buena práctica de la mediumnidad en las asociaciones espiritistas.
El problema es quién pueda estar capacitado, quién pueda tener la autoridad para llevar a buen puerto la incorporación de esos aspectos. El Espiritismo no tiene una jerarquía como otras organizaciones humanas, en las que un “jefe” dicta lo que debe hacerse, o no. Los espiritistas somos, debemos ser, librepensadores y, por lo tanto, sólo aceptar individualmente o colectivamente aquello que entendamos como correcto. A pesar de ello se encuentra a faltar aquel “Comité Central” que preconizaba Kardec, que pudiera ayudar a dilucidar esos temas tan importantes. A ese respecto, hay que reconocer otra dificultad y es la de quién podría estar facultado para formar parte de ese Comité. Realmente, al menos de forma aparente, los espiritistas lo tenemos difícil en este sentido; sin embargo, es a través de reflexiones como las que emprende el Dr. Jaci Regis que podemos acercarnos a opiniones sensatas, que nos pueden ayudar a ir entendiendo a nivel personal el alcance de los aspectos nuevos que pueda incorporar el Espiritismo. Y nunca hay que relegar ese reestudio de las opiniones de Kardec ya que, a medida que vamos “creciendo” -lentamente sin duda- encontraremos nuevos matices en su obra que también nos ayudarán a asimilar mejor esos nuevos aspectos.
2. La tendencia a transformarlo en una religión. Sin duda, es en la relectura de Kardec que encontraremos los elementos necesarios para llegar a entender que el Espiritismo no puede, no debe, asimilarse al contexto religioso. Es verdad que podría argumentarse que el Espiritismo sería una religión “diferente” por sus propias características. Es por ese mismo concepto diferencial que debe concluirse que esta doctrina está alejada de los planteamientos religiosos, ya que no vale la pena complicarse la vida asimilándose en un concepto controvertido como lo es el religioso. El más importante de esos conceptos diferenciales es el que repetimos continuamente: el ser librepensadores, lo que sería inimaginable si de una religión se tratara. La verdad es que este tema de la posible condición religiosa del Espiritismo no fue, aparentemente, bien resuelto por Kardec. No obstante, nosotros somos de los que pensamos que sí, y que sólo es necesaria una relectura exenta de prejuicios de los textos del maestro de Lyón. Sin duda, seguiremos hablando del tema.
D.K. - “Solamente el pensamiento religioso puede afirmar que nada requiere ser cambiado o actualizado.
F.E. - Ahí está el peligro. El Espiritismo ha de estar siempre dispuesto a cambiar o actualizar lo que razonablemente requiera ser cambiado o actualizado.
D.K. - “Existe un hecho innegable, el cual ha producido una división tal vez irremediable entre los adeptos. Por una parte, están aquellos que practican el Espiritismo como una religión, los cuales constituyen la gran mayoría, y por la otra, se encuentran aquellos que lo entienden como una reflexión positiva, dinámica, pero desvinculada de los cultos o rituales que componen necesariamente el pensamiento religioso.
F.E. - Evidentemente simpatizamos con esa minoría que no quiere sentirse “atada” por preconceptos religiosos; pero sí vinculada a los más altos aspectos morales que pueden ser perfectamente encarados con religiosidad. Interesante es la diferencia entre religión y religiosidad; ésta última sería sinónimo de seriedad, en el sentido de una de las acepciones de la definición de esa palabra por parte de la R.A.E.: “Puntualidad, exactitud en hacer, observar o cumplir algo”.
D.K. - “Parece que el foco de discordia en ese proceso divisorio, es el papel de Jesús de Nazaret. Si es aceptado como el Cristo presentado por la Iglesia, conduce al dogmatismo y la idolatría y liga el Espiritismo a los cultos cristianos; si es considerado a la luz del proceso evolutivo, se convierte en el Maestro, en el hombre superior investido de una misión especial.
F.E. - Este es uno de los focos de discordia. A Jesús hay que verlo como “el filósofo por excelencia” (como decía Carlos Brandt) y no como esa figura casi divinizada que nos presentan algunas publicaciones espiritistas. Si Jesús fuera casi Dios, no nos serviría de mucho como ejemplo, ya que no estaría de modo alguno a nuestro alcance; en cambio, si Jesús es lo que realmente es, o sea, un espíritu como nosotros sólo que mucho más evolucionado, entonces sí que es un ejemplo a seguir ya que estaríamos en el mismo sendero evolutivo.
D.K. - “Nuestro propósito es presentar un elenco de ideas en un lenguaje desvinculado del cristianismo, vale decir de las iglesias cristianas.
“La Doctrina Kardecista quiere marchar abierta a lo nuevo, sin perder las raíces del pensamiento de Allan Kardec.”
F.E. - En nuestro órgano de divulgación (Flama Espirita 136, pág. 5 y 6: “Espiritismo una denominación adecuada”), ya se manifestó que no es aconsejable la sustitución del nombre “Espiritismo” por cualquier otra denominación, ni siquiera por “doctrina kardecista”. Lo difícil, pero adecuado (aunque, tal vez, llegue a ser imposible), es dignificar ese nombre para que, por lo menos, cuando dentro de varias generaciones se examinen las raíces de las buenas ideas morales -que esperemos rijan los destinos de la humanidad-, los estudiosos de ese momento reconozcan que hubo unos que se llamaban espiritistas que ya sustentaron esas excelentes ideas.
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