CREACIONISMO RELIGIOSO
O EVOLUCIONISMO CIENTÍFICO
Camilo Flammarión
Observando
la Humanidad en su actual estado, nos sentimos inclinados a creer, que
siempre fue como es ahora, y sin embargo, somos testigos de su
evolución.
El hombre se ha hecho por si mismo, lo que es hoy, como en la actualidad, se hace lo que será mañana.
La
cuestión del origen del hombre, es sin duda alguna, la más interesante,
la de mayor importancia de todas cuantas cautivan nuestra atención.
El
hombre creado por la voluntad directa de un dios, en virtud de un
milagro; o el hombre descendiente de los animales que le han precedido
en la evolución de la naturaleza. He ahí los dos términos del dilema.
Las dos únicas hipótesis posibles, no puede haber tres.
La
primera implica el milagro y el origen sobre natural, no sólo del
hombre sino también de todos loa animales, de todas las plantas y de
todos los minerales.
La
segunda es el producto de la deducción científica. Todas las especies
se han formado de un modo natural, derivando las unas, de las otras, por un lento progreso, una lenta diferenciación, entre los individuos y variedades.
¿Cuál es el medio para conocer la verdad?
1º Tener el espíritu libre
2º Observar lo que sucede en la naturaleza
Examinemos, pues, al hombre con la más completa independencia de espíritu, y la imparcialidad más absoluta.
Empecemos
por la vida embrionaria. En los comienzos de su formación, en el seno
de su madre, el hombre es una simple célula. El ovario humano es
esencialmente parecido a los de los demás mamíferos; no solo en su forma y estructura, sino también en su diámetro.
Es
absolutamente imposible reconocer en el primer estado, distinción
alguna entre el embrión del hombre y el de algunos mamíferos, pájaros o
reptiles.
Hay fases primordiales del
desarrollo humano, que corresponden a ciertas conformaciones que
persisten toda la vida, entre los peces inferiores, luego se convierte
en anfibia; y sólo mucho más tarde es cuando aparecen los caracteres particulares a los mamíferos.
El
embrión del niño en la cuarta semana y de de un perro de la misma edad,
de una tortuga de igual fecha o de un polluelo de cuatro días, se
parecen hasta el punto de poderlos confundir.
La
misma naturaleza, responde la pregunta con la embriogenia actual, pero
cuando ya estamos totalmente formados, nos sobran órganos rudimentarios o
atrofiados, que bajo el punto de vista fisiológico son totalmente
inútiles y que no pueden ser más que un legado de nuestros antecesores.
Si
el hombre o cualquier otro ser, hubiesen sido hechos desde el comienzo,
con un objeto determinado, si hubiesen sido llamados a la vida por un
creador, la existencia de esos órganos, no tendrían ninguna razón de
ser.
La
teoría de la descendencia, por el contrario, da con mucha sencillez la
explicación y nos enseña que los órganos rudimentarios son partes del
cuerpo, que a través de los siglos han quedado fuera de servicio.
El
mismo testimonio ofrece también la anatomía comparada: el cuerpo del
hombre aparece formado exactamente, como el de los animales que le
precedieron.
Haeckel
en su obra sobre la creación natural, presenta una lámina muy
instructiva representando las extremidades anteriores, de nueve
mamíferos diferentes: hombre, gorila, orangután, perro, foca, delfín,
murciélago, topo y ornitorrinco. En estas nueve extremidades se
encuentran siempre los mismos huesos, en un número igual, en la misma
posición y agrupadas de un modo análogo.
Puede parecer muy
natural que la mano del hombre, difiera poco de la del orangután y del
gorila, pero ha de parecer más sorprendente, que de la misma manera que
ella, esté constituida, la pata del perro y la aleta pectoral de la
foca, y del delfín, y la sorpresa subirá de punto, al ver los mismos
huesos en el ala del murciélago, la pata del topo y la extremidad
anterior del más imperfecto de los mamíferos, el ornitorrinco. Han
variado en volumen, pero no en posición, agrupamiento y número.
Todas
estas conclusiones están confirmadas por la Geología y Paleontología.
Vemos pues, que todas la ciencias antropológicas, se unen para afirmar
que el ser humano desciende, de una serie de diversos antepasados
mamíferos.
Quién fue el precursor inmediato? No pudo serlo ninguna
de las razas humanas inferiores que hoy existen, ni tampoco ninguna de
las razas de monos que aun viven. Los hombres de los primeros tiempos de
la edad de piedra, eran monos, antropoides, pero su raza no ha sobrevivido.
Han ido desapareciendo los tasmanianos, esquimales, polinesios, etc.
La Tierra gira y el progreso transforma al mundo.
Hay algunos hombres que prefieren ser descendientes de un Adán perfecto, que haberse elevado desde el simio progenitor
Extracto de la obra “Noches de Luna”
Adaptación: Oswaldo E. Porras Dorta
No hay comentarios:
Publicar un comentario